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REVINCULACIÓN, UN PROCESO COMPLEJO

En la tarea de re-vinculación se trabaja en la recuperación de un vínculo que existió y que se cortó


por diversos motivos y durante períodos variables de tiempo. En este proceso intervienen todos los
actores involucrados – padres, madres, familia extensa, profesionales intervinientes, tribunal,
escuela, etc, por lo que cada acción debe estar planificada y acordada con cada uno de ellos. En
las re-vinculaciones los operadores deberán tener siempre presente los pensamientos y las
emociones en juego por sus implicancias y consecuencias. Por lo general, cuando la pareja marital
se disuelve hay un período de dificultades, pero con esfuerzo los padres logran preservar los
vínculos, las funciones parentales y cuidar a los hijos generando para ello un sistema colaborativo.
En cambio, las familias que recurren en busca de un servicio de “re-vinculación”, son las que no
han podido resolver las dificultades de la crisis del divorcio y que han recurrido a un abogado y a
partir de las presentaciones judiciales, han puesto en marcha un sistema con sus propias reglas y
plazos. El modelo del sistema judicial algunas veces en vez de limar las diferencias, las profundiza
y las retroalimenta, colaborando así a convertir a los miembros de la familia en enemigos,
quedando los hijos entrampados en estas reyertas.
Con miras de lograr el triunfo en este contexto bélico, los hijos algunas veces son manipulados –
inclusive considerando que es en beneficio de ellos – en función de los intereses de alguno o de
ambos padres, lo que provoca la ruptura o el deterioro de los vínculos, cercenándose de esa forma
los derechos del hijo.
Los derechos afectados en los casos a los que nos referimos son, entre otros, el derecho de los
niños a no ser separados de sus padres y a tener adecuada comunicación con ellos, reconocido
por los arts. 9.1 y 9.3 de la Convención sobre los Derechos del Niño, como asimismo por el artículo
11 de la ley 26.061 de protección de los derechos del niño y adolescente, en cuanto dispone que
éstos tienen derecho “…a mantener en forma regular y permanente el vínculo personal y directo
con sus padres, aun cuando éstos estuvieran separados o divorciados”. En los procesos judiciales
donde la familia ha pasado años de litigio, el conflicto se cronifica y la judicialización no resulta la
solución a las dificultades existentes en la pareja parental. Para estas familias y especialmente los
padres, el pasado es permanentemente “presente”, ya que han relatado y re-vivenciado una y otra
vez los mismos hechos. Paralelamente, la vida de cada uno ha continuado, han formado nuevas
parejas, tenido más hijos quizás, cambiado de escuela, etc. Por un lado la familia queda congelada
y estancada en relación a determinados hechos que no pueden pasar a “ser pasado” y por el otro,
el presente está en permanente cambio. Este es el escenario en donde, por lo general, se requiere
la intervención para lograr la tarea de “re-vinculación”.
La tarea consiste en iniciar un trabajo delicado y minucioso sobre los afectos, las narraciones, el
estilo comunicacional y las emociones que estuvieron y están aún presentes en todos los
involucrados.
Ante la complejidad de la tarea, resulta difícil o casi imposible encarar este proceso desde una sola
disciplina o desde un ámbito de trabajo particular. También sabemos que una decisión judicial no
será suficiente para resolver el conflicto así planteado y restablecer los vínculos, del mismo modo
que tampoco bastará con la intervención terapéutica si no se cuenta con las decisiones judiciales
adecuadas para enmarcar el proceso. Para el éxito se requerirá del compromiso y trabajo conjunto
de padres, familia extensa, abogados, tribunal, y profesionales intervinientes, etc, y el norte de
dicho trabajo conjunto debe ser el fortalecimiento del niño o niña que esté pasando por dicho
proceso.
Así la tarea consistiría en ir ampliando los significados, las mirada, para intentar construir nuevas
realidades, nuevas ideas. Parecería que la clave reside en ir acercando las conversaciones, para
dejar en el pasado las críticas, ataques y connotaciones negativas, y transformar los juicios de
valor en acuerdos sobre acciones futuras. En síntesis: “perdonarse y perdonar es el único camino”.
II.- Un pronóstico reservado
Cuando un juez ordena – luego de un largo proceso – un tratamiento de revinculación, el
pronóstico de éxito en los resultados del mismo, podría anticiparse como reservado.
Un primer problema al que se enfrentan los operadores que trabajan con la familia – terapeutas,
abogados, personal del juzgado, orientadores de familia – es la dificultad para trascender las
visiones particulares de cada actor y generar una mirada que permita encarar acciones a futuro.
Los relatos sobre los hechos que suelen hacer cada uno de los padres o miembros de la familia
aparecen como muy distintos e incluso antagónicos. El desafío está en lograr superar la tendencia
que tenemos como personas de saber cuál es la “verdad”, quién miente, quién tiene la razón. Es
indispensable como tarea preliminar, tener una escucha abierta, libre de pre-juicios, para apreciar
en toda su riqueza la situación de cada uno de los integrantes de la familia, intentando
comprenderlos, aceptarlos, acompañarlos y contenerlos.
En estos casos, es muy importante que todos los operadores familiares, principalmente los
abogados y/o terapeutas de uno de los miembros de la familia, siempre escuchen el relato del otro
padre/madre, tomen contacto con otra visión y otra forma de sentir, lo que permitirá una mejor
comprensión de la complejidad de la situación.
Los discursos contradictorios instalados, de “verdades absolutas”, generan grandes dificultades
para los operadores que trabajan con la familia, pero mayor aún es el impacto que estos discursos
enfrentados tienen en el psiquismo de los niños/as involucrados en los conflictos familiares.
Este impacto puede ejemplificarse con una breve reseña de un caso
Alexander, de 7 años decía que tenía dos papás, un papá bueno y uno malo.
El papá bueno, José, actual pareja de su madre y el papá malo, Roberto, su papá biológico .
Según Alexander “el papá malo” le había hablado mal de su madre y un día a la edad de 4
años , lo había “revoleado por el aire”.
Según Estela, la madre, Alexander – al regresar en esa oportunidad del encuentro con su
padre – le relató estos hechos. Ella entonces decidió prohibir el contacto con el padre por el
bienestar de su hijo.
Según el relato de Roberto, Alexander ese día no quería regresar a la casa de su mamá y
lloraba porque quería quedarse más tiempo con su papá y sus hermanos mayores (hijos de
un matrimonio anterior).
Ante la decisión de la madre, el padre inició acciones en el ámbito de la justicia civil
solicitando el restablecimiento del “régimen de visitas” y también un juicio penal contra la
madre “por impedir el contacto con su hijo”.
De resultas, pasaron tres años sin tener ninguna relación entre padre e hijo.
Llegaron al equipo, por disposición del juez en lo Civil, estando aun a la espera de la fijación
del inicio del juicio oral en lo penal.
Alexander se negaba tenazmente a ver a su papá y en los encuentros programados no le
hablaba ni le dirigía la mirada.
La relación de los padres era de un alto nivel de conflictividad.
Estela esperaba demostrar que Roberto era violento y enfermo mental, ya que en esto se
basaba también la estrategia de defensa penal.
El padre se declaraba inocente y víctima de los deseos manipuladores y caprichosos de la
madre y su familia.
En casos como este, la tarea de re-vinculación se torna muy dificultosa y el niño vive el proceso
con mucho sufrimiento y elevado costo psíquico.
Los padres y sus respectivas familias se están armando para vencer la batalla, y ninguno desea
abandonar la trinchera que construyó invirtiendo tiempo y esfuerzo.
Para un niño es imposible, en esta situación, relacionarse libremente con el padre desvinculado sin
sentir que daña, o rompe un pacto de alianza con el padre con el que convive, pasándose al otro
bando, o aceptando como verdad otra versión. Algunos autores han teorizado el síndrome de
alineación parental como una forma extrema de colonización del pensamiento del niño por el padre
conviviente.8 Este concepto es hoy en día aceptado jurisprudencialmente para entender y explicar
las situación de los menores, y por ejemplo se ha dicho que “En el mencionado contexto, la actual
resistencia de G. a la revinculación no aparece como genuina. Es sabido que no en todos los
supuestos las palabras que trasmiten los hijos se corresponden con su verdadero deseo. Resulta
muy probable que la resistencia a la revinculación paterno-filial (que verbaliza la niña) sea en
verdad la resistencia de la madre; aunque aparezca canalizada a través del discurso de G.. La
manipulación de la progenitora, pues, es la que brota de un detenido análisis . Es importante tener
presente que, más allá de la dificultad que implica para un niño/a atravesar este proceso de
revinculación cuando sus padres no logran superar sus diferencias, lo más importante es la
presencia real de ambos padres y la búsqueda de éstos de verlo y compartir con él. Para todo
humano es mejor un vínculo con dificultades que la inexistencia del mismo.
Otro desafío en estos casos en que la revinculación se inicia luego de un largo período de
distanciamiento, se presenta en el hecho de que el/la niño/a no sólo suele estar muy cambiado
físicamente (más alto, el pelo diferente, en pleno desarrollo, etc.) sino que habla de otro modo,
tiene un estilo propio de comunicación, se expresa con palabras muy diferentes, tiene nuevos
gustos e intereses, distintos a aquellos que el padre/madre excluido recuerda. El padre que desea
retomar el vínculo con su hijo deberá aceptar esta nueva realidad y estar dispuesto a sobrellevar el
dolor que implica tomar conciencia del tiempo que perdió de compartir con su hijo/a, lo que él vivió
sin estar juntos, y aceptar los modismos actuales del niño/a, que pueden recordarle a su expareja o
familia (“habla como su abuela”, “eso lo dice su mamá/papá”, “cuando vivía conmigo no decía esas
cosas”, etc). Por eso es importante tratar estos temas antes y durante el proceso con el papá y la
mamá.
A esto puede sumarse que en los casos en que la desvinculación se produjo cuando el niño
contaba con poco tiempo de vida y su madre/padre volvió a formar pareja, el niño/a a veces lo/la
nombra a ésta como “papá” o “mamá”. Esta situación al padre/madre biológico le genera mucho
enojo. Es frecuente que los niños llamen papá a la pareja de su mamá, o viceversa; ellos necesitan
que ese lugar pueda ser ocupado. En la mayoría de los casos no es debido – como suele creer el
padre/madre biológico – a una idea impuesta por el otro progenitor.
Superar las dificultades del proceso persigue un objetivo prioritario en la revinculación: la
reinserción del padre/madre no conviviente en la vida del hijo/a y de éste/a en la vida del
padre/madre. Para ello, habrá que desplegar estrategias que permitan la participación activa en la
cotidianeidad y la inclusión de la familia extensa y la red de ambos. Por eso pensamos que el
trabajo no debe circunscribirse al ámbito institucional/terapéutico, sino que también debe apuntarse
a los ámbitos habituales de la vida del niño/a (educación, salud, recreación, amistades, etc) desde
las intervenciones más tempranas.
Lo deseable para que la revinculación resulte exitosa y duradera es que ambos padres asuman la
necesidad de la presencia del otro en la vida del hijo, estén atentos a las necesidades de éste y
que los hijos vivencien que tiene un espacio en la casa y en la vida de ambos padres. Toda
intervención terapéutica debería apuntar a que los padres desarrollen los recursos para poder
resolver las dificultades futuras por sí mismos.
III.- Mejor prevenir que curar
En el devenir de la vida de los seres humanos y las familias los conflictos son inevitables y
necesarios para crecer como personas. La tarea de la vida es estar permanente y creativamente
resolviéndolos. Lo importante es el modo en que se resuelvan, más allá de la naturaleza de éstos.
Para aprender a resolver conflictos lo importante es incorporar valores que respeten los derechos
de cada uno y el bienestar de todos.
“Lo peor en las familias no es tener conflictos (esto casi siempre va acompañado de salud), y ni
siquiera demorar en resolverlos. Lo peor es no poder hablar. Esto es lo que enferma.
Para entrenarnos en la resolución de los conflictos, tenemos que aprender a mantener diálogos
constructivos, que no busquen la prevalencia de una idea sobre otra, sino una escucha abierta e
integradora. Lo importante no es hablar de los conflictos en sí, sino la búsqueda de alternativas
posibles para encarar el presente y proyectar el futuro.
Muchas familias no logran resolver los conflictos por sí mismos y recurren al sistema judicial
cuando el conflicto ya está́ instalado y muchas veces se ha cronificado.
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1 ) Terapeuta familiar y Orientadora Familiar. Miembro del equipo de de Orientación y Mediación


Familiar de la Fundación Retoño e integrante del equipo Reencuentros de dicha institución desde
el año 2008 al 2010. Miembro del equipo transdisciplinario Kairós.

2) Trabajadora Social y Mediadora. Desempeñó funciones en el área de salud, educación, acción


social y judicial. Fundación Retoño 1992-2010: Docente y Coordinadora de Cursos de Mediación
Fliar en Capital e Interior. Coordinadora del Equipo Reencuentros – Fundación Retoño 2007-2010.
Miembro del equipo transdisciplinario Kairós.

3) Abogada y Orientadora Familiar. Se desempeñó como miembro del equipo de Orientación y


Mediación Familiar de la Fundación Retoño. Miembro del equipo transdisciplinario Kairós.

4) Licenciada en Psicología. Psicoterapeuta clínica individual y familiar. Orientadora y mediadora


familiar. Se desempeñó en la Fundación Retoño desde el año 2005 hasta su cierre en diciembre
del 2010 en el Equipo de Orientación y Mediación Familiar y en el Equipo Reencuentros (desde su
gestación en 2007). 5) Licenciada en Trabajo Social y Psicóloga Social. Se desempeñó como
trabajadora social en el Juzgado en lo Civil No 23 de Capital Federal, desde 1989 hasta 2007.
Integró el Equipo Reencuentros de la Fundación Retoño, desde 2007 hasta su cierre. En la
actualidad se desempeña como perito en el Fuero Civil y es miembro del equipo transdisciplinario
Kairós.

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