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Octubre, 2020
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UNIVERSIDAD DE LAS CIENCIAS INFORMÁTICAS
DEPARTAMENTO DE GESTIÓN ORGANIZACIONAL
❖ ÍNDICE
❖ Índice ............................................................................................................................................................ 2
❖ Introducción ................................................................................................................................................. 4
❖ Bibliografía ......................................................................................................................................... 46
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❖ OBJETO DE LA GUÍA.
La presente guía de contenidos tiene como objeto establecer los elementos básicos para la
impartición de la asignatura gestión de procesos de negocios en la carrera de Ingeniería en
Ciencias Informáticas con la finalidad de contribuir a generar valor en las organizaciones desde la
transformación digital de sus procesos a través del tratamiento computacional de la información
como recurso estratégico de las organizaciones para tomar decisiones basadas en datos y
gestionar conocimiento.
Esta guía puede ser utilizada para alcanzar los conocimientos que le permitan la gestión
organizacional basada en procesos aplicando métodos, técnicas y herramientas como buenas
prácticas para lograr un resultado eficiente.
Con impartición del tema 4 de la asignatura “La medición, análisis y mejora de procesos” se
pretende:
▪ Valorar los fundamentos teóricos y prácticos relacionados con el seguimiento y control a
procesos a través de su definición, tipos, indicadores y técnicas con el fin de conocer los
resultados alcanzados y las brechas con respecto a lo planificado.
▪ Aplicar las técnicas y herramientas para el análisis y mejora de procesos organizacionales.
▪ Identificar y caracterizar las tendencias actuales de la mejora de procesos en las
organizaciones.
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❖ INTRODUCCIÓN
El enfoque basado en procesos de los sistemas de gestión pone de manifiesto la importancia de
llevar a cabo un seguimiento y medición de los procesos con el fin de reconocer los resultados que
se están obteniendo y si estos resultados cubren los objetivos previstos.
No se puede considerar que un sistema de gestión tiene un enfoque basado en procesos si, aún
disponiendo de un “buen mapa de procesos” y unos “diagramas y fichas de procesos coherentes”,
el sistema no se “preocupa” por conocer sus resultados.
Por tanto, el seguimiento y la medición constituyen la base para saber qué se está obteniendo, los
datos arrojados deben ser analizados con el fin de conocer las características, la evolución de los
procesos y en qué extensión se cumplen los resultados deseados y por donde se deben orientar
las mejoras.
Cuando un proceso no alcanza sus objetivos, la organización deberá establecer las correcciones y
acciones correctivas para asegurar que las salidas del proceso sean conformes, lo que implica
actuar sobre las variables de control para que el proceso alcance los resultados planificados.
Las organizaciones con éxito tienen un enfoque continuo de mejora. La misma es esencial para
que una organización mantenga los niveles actuales de desempeño, reaccione a los cambios en
sus condiciones internas y externas y cree nuevas oportunidades.
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normal de las actividades. Tal como los signos vitales, son pocos y nos brindan información acerca
de los factores fundamentales del funcionamiento del cuerpo humano, en una organización,
también se debe contar con el mínimo número posible de indicadores que nos garanticen contar
con información constante, real y precisa sobre aspectos tales como la efectividad, la eficiencia, la
eficacia, la productividad, la calidad, la ejecución presupuestal, la incidencia de la gestión, todos
los cuales constituyen el conjunto de signos vitales de la organización.
En función de los valores que adopte un indicador y de la evaluación de los mismos a lo largo del
tiempo, la organización podrá estar en condiciones de actuar o no sobre el proceso (sobre las
variables de control que permitan cambiar el comportamiento del proceso), según convenga.
De lo anterior se deduce la importancia de identificar, seleccionar y formular adecuadamente los
indicadores que luego van a servir para evaluar el proceso y ejercer el control sobre los mismos.
Para que un indicador se pueda considerar adecuado debe cumplir un grupo de características:
✓ Representatividad: un indicador debe ser lo más representativo posible de la magnitud que
pretende medir.
✓ Sensibilidad: un indicador debe permitir seguir los cambios en la magnitud que
representan, es decir, debe cambiar de valor de forma apreciable cuando realmente se
altere el resultado de la magnitud en cuestión.
✓ Rentabilidad: el beneficio que se obtiene del uso de un indicador debe compensar el
esfuerzo de recopilar, calcular y analizar los datos.
✓ Fiabilidad: un indicador se debe basar en datos obtenidos de mediciones objetivas y
fiables.
✓ Relatividad en el tiempo: un indicador debe determinarse y formularse de manera que sea
comparable en el tiempo para poder analizar su evolución y tendencias.
Asimismo, es conveniente que los indicadores de un proceso se establezcan a través de un
consenso entre el propietario del mismo y su superior, lo que permitiría establecer de manera
coherente los resultados que se desean obtener (objetivos), formulándolos como valores
asociados a los indicadores definidos, y contando también con los propietarios de los procesos
que tiene como clientes.
Con estas consideraciones, se plantean algunos pasos generales que permiten configurar el
seguimiento y la medición de los procesos a través de indicadores, los que se muestran a
continuación:
1. Reflexionar sobre la misión del proceso.
2. Determinar la tipología de resultados a obtener y las magnitudes a medir.
3. Determinar los indicadores representativos de las magnitudes a medir.
4. Establecer los resultados que se desean alcanzar para cada indicador definido.
5. Formalizar los indicadores con los resultados que se desean alcanzar (objetivos).
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Para la formalización de los indicadores se deben definir al menos las características siguientes:
nombre, objetivo del indicador, forma de cálculo, unidad de medida, punto de lectura,
periodicidad y niveles de referencia.
A continuación, algunos ejemplos de indicadores, del proceso mantenimiento de la
infraestructura.
Un proceso puede contener, por tanto, con uno o más indicadores que aporten información
acerca de los resultados que se están alcanzando. Sin embargo, también es importante que esta
información sea manejable, por lo que los indicadores deben ser debidamente seleccionados a fin
de que sean lo más representativos posibles. Tener indicadores poco o nada representativos o
cuya información sea repetitiva redunda en un exceso de indicadores que dificultan la gestión.
Para el establecimiento de indicadores, una organización debería considerar tanto la eficacia
(obtención de los resultados deseados) como la eficiencia (eficacia con optimización de recursos)
en los procesos.
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la del cliente y la perspectiva de aprendizaje y crecimiento, a través de las cuales se puede medir
el progreso actual y suministrar la dirección futura de la empresa. (Kaplan y Norton, 1999).
El CMI establece que los primeros factores-clave están relacionados con el factor humano
(formación e incentivos). Una mayor implicación del personal puede favorecer una mejora
continua de los procesos de la empresa. A su vez, la mejora en los procesos debe revertir en unos
clientes más satisfechos que pueden ser los inductores de una mejor satisfacción de los clientes y,
por lo tanto, de unas mayores ventas. Finalmente, las ventas superiores deben generar mayores
beneficios y rendimientos, lo que explicaría mayor capacidad de crecimiento y generación de valor
de las empresas.
Explica (Hammer, 2006): “Los objetivos generales de la empresa — por ejemplo, la cuota de
mercado— se rigen por el principio de oblicuidad: los grandes objetivos globales no pueden ser
perseguidos directamente. Los directores no tienen control directo sobre la cuota de mercado.
Pero la cuota es el resultado de otros factores que sí pueden controlar”. Presenta algunos
ejemplos entre cientos de posibilidades: “Reducir los precios, introducir más productos en el
mercado y mejorar la calidad de fabricación”.
El CMI se ha adoptado ampliamente por empresas de servicios y manufactureras, organizaciones
sin fines de lucro y entidades gubernamentales, no solamente en los Estados Unidos, sino también
en países de diversas latitudes y disímiles culturas, como Canadá, España, India, Holanda, Brasil y
Colombia. Muchas de estas organizaciones, que Kaplan y Norton catalogan como innovadoras,
utilizan el enfoque de medición del CMI para realizar los procesos de gestión decisivos como:
▪ Aclarar y traducir o transformar la visión y la estrategia.
▪ Comunicar y vincular los objetivos e indicadores estratégicos.
▪ Planificar, establecer objetivos y alinear las iniciativas estratégicas.
▪ Aumentar el feedback y la formación estratégica.
Fernández (2001) realiza un análisis de los diferentes elementos del CMI, y considera los
siguientes:
▪ Misión, visión, valores.
▪ Perspectivas, mapas estratégicos y objetivos.
▪ Propuesta de valor al cliente.
▪ El concepto de perspectiva.
▪ Indicadores estratégicos (guía o inductores de actuación, resultados) y sus metas.
▪ Iniciativas estratégicas.
▪ Responsables y recursos.
Misión, visión, valores.
La aplicación del CMI comienza con la definición de la visión, misión y valores de la organización.
La estrategia de la organización solo será consistente si se han conceptualizado esos elementos.
Esto no quiere decir que el modelo deba comenzar con la definición o revisión de la visión, misión
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y valores, que están definidos en muchos casos y son más sostenibles en el tiempo que los otros
elementos del modelo; pero sí constituyen un punto de partida.
A partir de la definición de la misión, visión y valores, se desarrolla la estrategia, que puede ser
representada directamente en forma de mapas estratégicos o conceptualizada antes en otro
formato. Lo importante no es si el desarrollo de la estrategia forma parte del modelo; lo
realmente importante es si hay una estrategia definida y adecuada. Si lo está, será el punto de
partida para el desarrollo de los elementos del modelo; en caso contrario, el primer paso
consistirá en la definición de la estrategia. En numerosas implantaciones, la estrategia suele ya
estar definida, y de lo que se trata es de plasmarla en un mapa estratégico.
El nombre con el que se designa cada una de las perspectivas varía en ocasiones. Lo importante es
utilizar un lenguaje comprensible para la organización. Por otra parte, no es absolutamente
necesario ceñirse a estas perspectivas. Hay empresas que separan en dos perspectivas distintos
tipos de clientes, como por ejemplo distribuidores y clientes finales. Otras incluyen perspectivas
adicionales, como la de proveedores, la de la comunidad o sociedad y la de regulación.
Ordinariamente, las perspectivas pueden ser cuatro o cinco y, de ser posible, no más de seis.
Los mapas estratégicos se componen de objetivos estratégicos y relaciones causales. Los objetivos
estratégicos muestran aquello que se quiere conseguir. Las relaciones causales son la explicitación
de las relaciones entre los objetivos. No se trata de relaciones matemáticas: son relaciones
intuitivas basadas en el conocimiento de la organización y del sector, así como en la experiencia.
Los mapas pueden estar subdivididos en líneas estratégicas. Por ejemplo, una empresa puede
tener una línea estratégica de crecimiento y, al mismo tiempo, otra de productividad o eficiencia,
y objetivos estratégicos en ambas. Ver la figura 2, tomando como estudio la empresa DIVEP de
Sancti Spíritus.
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Figura 1: Procedimiento específico para confeccionar el mapa estratégico. Tomado de Comas-Rodríguez, R.,
Nogueira-Rivera, D., Medina-León, A., 2014.
Nota: FCE: Factores Clave de Éxito y OE: Objetivos Estratégicos.
Figura 2: Mapa estratégico DIVEP SS. Tomado de Comas-Rodríguez, R., Nogueira-Rivera, D., Medina-León,
A., 2014.
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Teniendo en cuenta que el CMI ha de ser sencillo y fácilmente entendible, es clave seleccionar
aquellos objetivos estratégicos de primer nivel que son prioritarios. Para esto, resulta de gran
utilidad definir la propuesta de valor al cliente, es decir, lo que diferencia a nuestra organización
ante los clientes. Diferentes gurús de la estrategia han distinguido formas de competir. Kaplan y
Norton, las resumen, según la clasificación de Treacy y Wieserma (1995):
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Table 2: Indicadores estratégicos del CMI para DIVEP SS. Tomado de Comas-Rodríguez, R., Nogueira-Rivera,
D., Medina-León, A., 2014.
Iniciativas estratégicas.
Las iniciativas estratégicas son las acciones en las que la organización se va a centrar para la
consecución de los objetivos estratégicos. En nuestras organizaciones hacemos cosas, pero ¿están
realmente enfocadas hacia el cumplimiento de la estrategia? En muchos casos, se puede
encontrar un exceso de iniciativas y proyectos con falta de recursos y tiempo para materializarlas.
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Responsables y recursos.
Cada objetivo, indicador e iniciativa debe tener su responsable; una persona a cargo que controla
su cumplimiento. Otro aspecto clave para una implantación con éxito del CMI es asignar los
recursos necesarios para el buen desarrollo de las iniciativas estratégicas. Es el primer paso para el
cumplimiento de la estrategia. Por eso es necesario establecer los equipos a cargo de cada
iniciativa, así como la función que diferentes personas van a desempeñar en ellos, y también dotar
a las iniciativas de los recursos necesarios para su cumplimiento. Se recomienda que el
presupuesto contenga una partida de recursos asignados a las iniciativas estratégicas.
Otra de las propuestas que se viene presentando desde hace algunos años para solucionar el
problema de la medición de costos en las organizaciones es el ABC. Consiste justamente en
identificar todas las actividades de un proceso y costear desde ese nivel. Así, la actividad “ajustar
la máquina” sería parte de uno o varios procesos. De esta forma cambia —y posiblemente entra
en conflicto— la forma tradicional de costeo para establecer precios basada en costos fijos y
variables.
Algunas diferencias con la contabilidad tradicional son:
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▪ Con ABC se tiene retroalimentación continua de costos, en lugar de varias semanas después
de ocurrida la transacción.
▪ Con ABC se puede medir otras variables, tales como eficiencia, calidad y tiempo de ciclo,
respecto a las actividades, procesos, productos o unidades organizacionales.
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✓ Asegurarse de que las personas son competentes para analizar y evaluar los datos según
sea necesario.
✓ Tomar decisiones y tomar acciones basadas en la evidencia, equilibrando la experiencia y la
intuición.
Esto implica que, para ejercer un control sobre los procesos, la información recabada por los
indicadores debe permitir el análisis del proceso y la toma de decisiones que repercutan en una
mejora del comportamiento del proceso.
Básicamente, controlar es mantener el comportamiento de los factores vitales dentro de un rango
previamente determinado, durante cierto período.
Por otra parte, es necesario tener en cuenta que el control de gestión se concibe sobre una
organización en funcionamiento y se basa en la continua conversión de información clave en
acción proactiva, a través de la toma de decisiones efectivas. Por lo anterior, es vital contar con
información administrable, que permita su análisis ágil, este tipo particular de información está
contenido y representado en los indicadores de gestión.
Por tanto, el término control de gestión se define por (Abad, 1996) como un instrumento
gerencial, integral y estratégico que, apoyado en indicadores, índices y cuadros producidos en
forma sistemática, periódica y objetiva, permite que la organización sea efectiva para captar los
recursos, eficiente para transformarlos y eficaz para canalizarlos.
Las decisiones que se derivan del control realizado deberán ser adoptadas por el responsable de la
gestión del proceso o del conjunto de procesos (propietario), y se adoptará sobre aquellos
parámetros del proceso (o del conjunto de procesos) para los que tiene capacidad de actuación.
Estos parámetros son los que en la ficha de proceso se le denomina “variables de control”.
Con el fin de ilustrar la manera de llevar a cabo el control de los procesos, se van a considerar 2
tipologías de procesos muy diferentes a modo de ejemplo: procesos con repetitividad (tipo
productivo) y procesos sin repetitividad (procesos de planificación).
Ante un conjunto de datos obtenidos de una serie de mediciones, lo que más preocupa en una
organización es conocer en que grado o extensión estos datos reflejan el cumplimiento de los
requisitos del cliente.
La situación ideal sería aquella en la que los procesos obtuvieran siempre la misma salida, sin
embargo, esto no es posible debido a que los procesos tienen una variabilidad que hace que las
salidas no siempre sean las deseadas.
Al analizar los datos obtenidos por las mediciones de un proceso cualquiera, se puede comprobar
que los valores difieren unos de otros. Esto es debido a que existen factores de diversa índole que
originan la variabilidad antes mencionada.
Cuando en un proceso se presenten causas de variabilidad asignables (lo que se puede detectar,
por ejemplo, cuando los valores de las mediciones no siguen un comportamiento predecible a
través de un histograma, donde se reflejen en barras la frecuencia de ocurrencia de las
mediciones), la organización debe centrar sus esfuerzos para identificar y eliminar esas causas de
variabilidad, como paso previo al control del proceso.
Por otra parte, un proceso que presenta una variabilidad de carácter exclusivamente aleatorio se
caracteriza porque los valores de las mediciones se suelen distribuir alrededor de un valor central
que permanece aproximadamente constante a lo largo del tiempo (media constante) y porque la
dispersión de estos valores también permanece aproximadamente constante en el tiempo. Si esto
ocurre, es predecible que los valores de las siguientes mediciones se aproximen a ese valor central
(media conocida) con una probabilidad que dependerá de la dispersión (dispersión conocida).
Una vez que se ha analizado un proceso y su variabilidad, y se conoce su capacidad, es importante
ser consciente de que el proceso y, por tanto, los estimadores considerados pueden, con el
tiempo, sufrir una deriva.
El control estadístico de los procesos pretende detectar esas derivas con la suficiente antelación
como para que no se lleguen a producir productos fuera de las especificaciones. Para ejercer un
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control estadístico de procesos, se emplean gráficos de control que permiten conocer la evolución
de los mismos.
El gráfico de control más elemental sería el que se obtiene de representar la media y el intervalo
de variabilidad, que marcarían los límites de control (LCS – Límite de Control Superior y LCI – Límite
de Control Inferior). Sobre este gráfico se pueden marcar las sucesivas mediciones (valor por valor)
y saber si están dentro o fuera de dichos límites. Se muestra un ejemplo en la figura 1.
El gráfico mostrado en la figura 3 es muy exhaustivo, pero tiene el inconveniente de que requiere
de muchas mediciones. Por ello, se suelen emplear otros gráficos más sencillos, que permiten
agregar la información, para el seguimiento y la medición de los procesos de ciclo corto y
repetitivo, lo cual se muestra en la figura 4.
Figura 3: Esquema para la interpretación de un gráfico de control. Tomado de Beltrán-Sanz, Jaime et al,
2009.
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Si en el nuevo proyecto a ejecutar existe una etapa de formación de los recursos humanos y se
desea conocer el tiempo y las características necesarias para su ejecución, la organización se
podría basar en los datos de otros cursos dados con anterioridad (tiempo para el diseño,
impartición, capacidad de los docentes). Eso permitiría planificar el proyecto y validar el proceso
para ejecutarlo.
La determinación de la capacidad de un proceso no repetitivo implica, por tanto, el análisis de
dicho proceso cada vez que se vaya a ejecutar para un nuevo proyecto o servicio, basándose en
planificaciones anteriores y validándolo a través de sus características.
El seguimiento y la medición del proceso de ejecución se llevará a cabo por cada producto o
servicio a realizar, basándose en las características tales como la planificación realizada o las
características que permiten validar el proceso (competencia de las personas, equipamiento…).
mediante este seguimiento se podrá estar en condiciones de tomar acciones para procurar que, al
final, la salida sea conforme.
Entre los indicadores que habitualmente se establecen en estos procesos destacan los relativos al
cumplimiento de las planificaciones, a través de los hitos marcados en dicha planificación. En este
caso, el seguimiento y la medición del proceso durante la ejecución del producto o servicio, se
centrará en comparar lo ejecutado con lo planificado (a través de hitos) y analizar los desfases, lo
cual se muestra en la figura 5.
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Igualmente se puede llevar a cabo un seguimiento durante la ejecución del proceso de cómo se
cumplen las características del mismo, para lo que se pueden llevar a cabo inspecciones
sistemáticas en períodos definidos. Esto se puede formalizar en indicadores relativos a
características tales como:
Para completar el seguimiento y medición indicado, se puede además recabar información relativa
al proceso una vez que se han ejecutado los productos o servicios, a través de indicadores que
permiten agregar la información anterior (ejemplos: porcentaje de proyectos entregados fuera de
plazo, reclamaciones de clientes, valoración de satisfacción del cliente, entre otros).
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Con independencia de la dinámica para abordar la mejora de procesos, todas ellas contemplan
aspectos vitales, entre los que se encuentran, según un estudio realizado con diversas compañías
en Estados Unidos (Harrington, 1987): el compromiso de la alta dirección; el establecimiento de
un equipo líder del proceso; la participación y el compromiso total de los empleados como
equipos y de manera individual; el desarrollo de actividades con todos los actores del proceso; la
asignación de recursos oportunamente; la tenencia de un plan de mejoramiento a corto plazo y
una estrategia de mejoramiento a largo plazo; y el constante seguimiento y medición de las
mejoras.
A pesar de encontrar que todos los enfoques presentan una dinámica general de trabajo y unos
aspectos vitales muy similares, para realizar la mejora de procesos se han tomado dos enfoques
para llevarla a cabo: la mejora continua y la reingeniería. En estos enfoques, se observan
diferentes grados en el cambio, en el riesgo asumido y en el soporte de tecnologías requeridas, así
como en el impacto de estos dos niveles en términos de resultados, en lo relacionado al tiempo y
a los costos y en el involucramiento de la alta dirección y de todo el personal para lograr la mejora
de procesos.
▪ Mejorar los productos y servicios para cumplir los requisitos, así como considerar las
necesidades y expectativas futuras.
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empresa. Las organizaciones normalmente ajustan los paquetes de computación a sus prácticas
existentes, las cuales en su gran mayoría están basadas en la estructura funcional. Esto ha
provocado que la información quede aprisionada entre funciones. La visión de procesos es
fundamental para lograr una mayor integración desde el comienzo. La innovación de los procesos
es la base para que las tecnologías de la información puedan dar sus frutos
Todo estudio de reingeniería debe, por tanto, no solo cuestionar el proceso, sino también
los sistemas de información, los procedimientos, el control interno y los sistemas contables
a partir de los nuevos entornos socioculturales, técnicos y las exigencias de los clientes.
El método se puede introducir en teoría proceso a proceso, pero implica cambios profundos de
mentalidad, por lo que en la práctica se cambian bloques enteros de procesos relacionados, o
todos los procesos básicos de una unidad de negocio, o bien directamente todos los procesos
clave de la organización.
Respecto a su campo de aplicación, que comenzó por procesos clave en determinadas
organizaciones, se ha extendido a todas las áreas e incluso al conjunto de las organizaciones,
impulsada por la orientación actual de basar en los procesos su gestión y de sus políticas.
La reingeniería, cuando tiene éxito, produce un salto cualitativo equivalente a varios años de
progreso continuo y, a veces, va más allá de lo que se conseguiría con los métodos de mejora
progresiva. Esto implica riesgos, que deben estar compensados por los beneficios a obtener, por lo
que es obligatorio que los proyectos de reingeniería estén impulsados por los requisitos del
mercado, de los clientes, que ya no se conforman con las características similares que les ofrece el
abanico de competidores, sin iniciativas atractivas.
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▪ ¿Por qué el proceso nunca fue diseñado…? Porque no ha existido profesionalización y los
participantes vienen de una cultura de división del trabajo.
▪ ¿Por qué…?
▪ Cada integrante del equipo toma un turno, en una secuencia, estableciendo una única idea
(en una frase lo más corta posible).
▪ A partir de cada idea los restantes integrantes del equipo pueden encontrar la inspiración
para una nueva idea.
▪ Se registran las ideas de modo que todos los integrantes del equipo puedan verlas (esto
depende de la metodología empleada).
▪ El proceso continúa hasta que no se generan más ideas (o si el moderador ha establecido
un tiempo máximo para esta fase).
El moderador puede alentar a los otros participantes a modificar o combinar ideas,
superponiéndolas con otras para obtener una nueva idea.
Durante la generación de ideas los participantes no deben detenerse a evaluar su propia idea o las
de otros.
En la fase de aclaración el grupo revisa todas las ideas propuestas, para asegurarse que no
haya faltado alguna y para tratar que cada integrante del equipo entienda las ideas tal como han
sido formuladas.
En esta etapa no se evalúan las ideas en cuanto a su contenido o adecuación para lo que se desea
resolver. En esta etapa no utilice frases “matadoras” que limitan la creatividad, como: “ya hicimos
eso antes”, “eso no dará resultado”, “el jefe no lo aprobaría” o “es contra la política de la
empresa”.
Tipos de sesiones
A los efectos de llevar a cabo una tormenta de ideas se pueden emplear diferentes tipos de
sesiones:
▪ Pizarra implica escribir las ideas en tarjetas y colocarlas sobre una pizarra, rotafolio o similar,
de forma que todos los integrantes del equipo puedan visualizar las ideas fácilmente. Este
método aparece descrito, también, como el método de «metaplan».
▪ Listado implica que el moderador del equipo o alguno de los integrantes designado por él
escribe las ideas en una lista (en papel o sobre una pizarra), recogiéndolas por turno de
intervención de cada persona. El inconveniente principal de este método se encuentra
cuando se pretende continuar con etapas posteriores a esta generación inicial de las ideas.
▪ Circulación de tarjetas implica que cada participante recibe un conjunto de tarjetas vacías al
comienzo de la sesión que hace circular en un sentido establecido por el moderador. El
participante genera una primera idea y luego puede inspirarse en la de sus compañeros de
equipo para generar las siguientes. En este método podría suceder que algunas ideas se
repitan por cuanto son generadas simultáneamente por varios integrantes del equipo, al no
estar expuestas a los mismos.
▪ Cacerola de ideas implica que cada participante escribe sus ideas en tarjetas individuales que
vuelca en un lugar central de la mesa o en un dispositivo expresamente establecido («la
cacerola» o «el sombrero»). Cada participante no conoce las ideas generadas por sus
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La técnica se usa anotando causas de un efecto en cada una de las categorías incluidas, por
ejemplo, podría ser utilizada en una serie de tres detecciones:
▪ Los problemas de un síntoma.
▪ Las causas de un problema.
▪ Las soluciones de una causa.
También es aplicada en otros casos, por ejemplo:
▪ Causas de una situación exitosa.
▪ Riesgos de un evento de pérdida.
▪ Causas de un riesgo.
▪ Causas de una dificultad.
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Para el síntoma: “el cierre de caja no cuadra en el 30% de los casos”, buscamos el problema de
fondo y anotamos posibilidades en cada una de las 5 clasificaciones. Por ejemplo, en la línea
“personas” se podría anotar:
▪ Competencias inadecuadas del cajero.
▪ Escasa motivación.
▪ Dificultades de comunicación entre colaboradores y jefe.
Lo habitual es que se anoten muchas causas, como en una tormenta de ideas. Luego se analizan,
indicando en qué porcentaje influye cada una sobre el efecto, riesgo o lo que sea que se esté
analizando. Esta forma de trabajo es recursiva, puede ser necesario que una causa tenga su propio
análisis causal y así sucesivamente.
El nivel de profundidad al cual se llega tiene que ver con la técnica de desarrollo en espiral y con el
nivel de error aceptable para la organización.
No confundir la carencia de algo con la causa del efecto
En la relación causal es importante plantear la causa como una afirmación y no como una
negación. Se considera hacer trampa cuando una causa sólo niega o señala como carencia la
solución que interesa: “no tengo zapatos” (al ver una oferta atractiva). Esta forma de enunciar
induce la solución inmediata e impide el análisis objetivo de las causas. Por ejemplo:
▪ Efecto: “llego tarde al trabajo”. Trampa expuesta como causa para justificar una compra:
“no tengo automóvil” o “me falta automóvil”. Causas correctas: “mucho tráfico”, “me
levanto tarde”, “pasar a dejar los niños al colegio”, etc.
▪ Efecto: “bajo rendimiento”. Trampa expuesta como causa para justificar un curso: “Falta de
capacitación”. Causas correctas: “proceso obsoleto”, “las competencias de la persona
difieren del perfil requerido”, “quejas acerca de la conducta del supervisor”, etc.
Justamente el objetivo de la técnica es buscar la objetividad determinando las causas reales del
efecto que se está produciendo. Aplicando la técnica para el problema: Tiempo de ciclo excesivo
del despacho en la tienda (49 minutos), el diagrama se visualiza según la figura 7.
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Es necesario entonces potenciar el valor agregado de las actividades para el cliente y/o la
organización, valorándolo cuantitativamente para que pueda ser gestionado con objetividad. Se
emplea comúnmente, como variable de valoración, el tiempo de ejecución de las actividades.
Todos los tiempos de ejecución de las actividades, tanto de las que agregan valor como de
aquellas que no lo hacen, deben ser reducidos a sus cifras mínimas posibles. Debe procurarse
sobre todo reducir a cero los tiempos ociosos PIEMA (por excesos de Planificación, de Inspección,
de Espera, de Movimiento y de Almacenamiento).
Las actividades que no aportan valor añadido no contribuyen a satisfacer los requisitos de los
clientes o de otros grupos de interés. Estas actividades existen porque el proceso ha sido diseñado
inadecuadamente o porque no funciona tal como se había previsto. El objetivo es eliminar
totalmente estas actividades. Como no aportan ningún valor pueden ser eliminados sin afectar al
producto o servicio.
Existen actividades que están marcadas como generadoras de valor añadido en un diagrama As Is;
pero estas mismas actividades, desarrolladas en un diagrama de orden inferior pueden contener
pasos que no aporten valor añadido por lo que para racionalizar las actividades se debe comenzar
por los diagramas de base.
Se recomienda consultar la bibliografía básica (Colectivo de autores. Gestión y mejora de procesos
de empresas turísticas. (2017). Editorial Universidad UNIANDES, Ecuador. ISBN: 978-994-297-
4266), donde se desarrolla un programa de evaluación del valor añadido en la industria hotelera
(página 105 – 109). La siguiente tabla facilita la aplicación de la técnica.
SITUACION ACTUAL VA NVA SITUACION CON MEJORA VA NVA
Tiempo Tiempo
No Actividad VAC VAO P I E M A No Actividad VAC VAO P I E M A
1 1
2 2
3 3
4 4
5 5
6 6
7 7
8 8
9 9
10 10
Total Actividades de VA Total Actividades de VA
Total Actividades de NVA Total Actividades de NVA
Tiempo de Ciclo del Proceso TCP Tiempo de Ciclo del Proceso TCP
Tiempo de Valor Agregado TVA Tiempo de Valor Agregado TVA
Tiempo de No Valor Agregado TNVA Tiempo de No Valor Agregado TNVA
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▪ A su vez, cada una de las ideas de primer nivel es desglosada en las de segundo nivel y
unidas a la de primer nivel por medio de líneas. Así se seguiría hasta llegar al nivel definido
con anterioridad.
El diagrama representado se asemeja a un árbol genealógico, según se muestra en la figura 9, con
un tronco o idea principal del que salen las ramas o ideas secundarias.
3.4.7 HISTOGRAMAS.
Los histogramas son diagramas de barras que muestran un conjunto de datos en un intervalo
específico. Este ordenamiento de la información hace más fácil de interpretar el gráfico. El
diagrama de Pareto es un clásico ejemplo de un histograma.
Los histogramas se usan para:
▪ Presentar un perfil de variación.
▪ Comunicar visualmente información relacionada con el desempeño del proceso.
▪ Tomar decisiones para enfocar los esfuerzos de mejora.
En los histogramas los datos son presentados como una serie de rectángulos de igual ancho y
variadas alturas. El ancho representa un intervalo dentro del rango de datos. La altura representa
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la cantidad de datos numéricos. Al observar estos perfiles, se puede obtener mayor conocimiento
acerca del comportamiento del proceso o servicio en estudio, lo cual se muestra en la figura 10.
Normal: Los datos indican una distribución normal. Se puede concluir que el proceso es estable.
Asimétrica: Los datos están hacia un lado. La distribución no es normal y el proceso debe ser
investigado.
Bimodal: Los datos pueden venir de dos procesos diferentes. Por ejemplo, es posible que los datos
de la operación de día y de noche hayan sido combinados para formar un histograma.
Doble: Está forma tiene una pequeña distribución a la izquierda o a la derecha. Esto es causado
por mezclar un pequeño número de diferentes elementos en el histograma.
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Metodología
▪ Recoger resultados pareados (x, y) de dos conjuntos de resultados asociados, es deseable
tener aproximadamente 30 pares de resultados.
▪ Marcar los ejes x y y.
▪ Encontrar los valores mínimo y máximo para x y y, usar estos valores para los ejes de las
escalas horizontal (x) y vertical (y), ambos ejes deben ser, aproximadamente de igual
longitud. Es importante que se seleccione adecuadamente las escalas en las cuales se ha
de representar cada conjunto de resultados, puesto que esto puede llevar a que se
encuentren correlaciones inadecuadas.
▪ Graficar los resultados pareados (x, y); cuando dos pares de datos tienen los mismos
valores, dibujar círculos concéntricos alrededor del punto graficado o graficar el segundo
punto próximo al anterior.
▪ Examinar la forma de la nube de puntos para descubrir los tipos y las potencias de las
relaciones. Así mismo, debe recordarse que pueden usarse diversas herramientas
matemáticas para estudiar los tipos de correlación y encontrar, incluso, coeficientes de
correlación para los casos de relaciones rectilíneas (sean positivas o negativas).
Los tipos de relaciones que se pueden encontrar en el diagrama de dispersión, se muestran en la
figura 11.
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3.4.11 BENCHMARKING.
Una técnica clásica para mejorar los procesos es el benchmarking, es decir, comparar nuestros
procesos con las mejores prácticas internas y externas y así aprender y mejorar. Aunque, en
estricto rigor, el benchmarking está a medio camino entre mejorar y rediseñar, porque los
cambios que se proponen a veces son tan grandes que pueden transformar totalmente un
proceso.
Por ejemplo, en el ámbito industrial Richard Schonberger insiste en comenzar por lo simple: eliminar
los obstáculos, menos proveedores, lotes menores de piezas, fábricas enfocadas, programación
según un ritmo de trabajo, entregas más frecuentes, plantas pequeñas y menos transporte,
informes, inspectores y existencias.
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empresarial es: “la lógica organizacional para procesos de negocio claves e infraestructura de TI,
que refleja la estandarización e integración del modelo de negocio de una compañía”.
El uso de arquitecturas empresariales, según Software AG (2011), favorece una implementación
eficaz del concepto de alineación estratégica, y garantiza que los procesos cuenten con la
información necesaria para su gestión, y en ese sentido, resulta pertinente un acercamiento a este
enfoque.
El enfoque de arquitectura empresarial, puede considerarse como una colección de procesos de
negocio, aplicaciones, tecnologías y datos relacionados entre sí. (Arias, 2011; Malleuve, Ramos, &
Alfonso, 2019; Zelaya, Enciso, & Quezada, 2019), como se muestra en la figura 12.
Figura 12: Relaciones que analiza el enfoque de arquitectura empresarial. Tomado de González González,
A. et al, 2019.
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Figura 13: Concepción integradora del negocio y la tecnología del enfoque de arquitectura empresarial.
Tomado de González González, A. et al, 2019.
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Figura 14: Dominio de la arquitectura empresarial. Tomado de González González, A. et al, 2019.
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