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Problemas y desafíos en el Perú actual

Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada – Primera fase

Gobierno Revolucionario de la Fuerza


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Armada – Primera fase

2021 - Ciclo 1 marzo PREG

Redacción Reflexiva
Calificada Nº 2

Golpe militar

Reforma planteada

Reforma agraria

Consecuencias económicas

Melissa Cisneros Mendoza


Estefany Antonella Medina Arias
Christian Leonel Fernández Rojas
Juan Manuel Escalante Zuñiga

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Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada – Primera fase

Introducción

Para comprender las razones del golpe de Estado de Juan Velazco Alvarado es necesario conocer el
contexto previo en el cual se gesta. La aristocracia peruana venía dominando de forma oligopólica
las políticas de Estado en pro de sus intereses particulares, con una visión centralista en Lima y
clasista discriminadora hacia las comunidades indígenas, autóctonas, clases obreras, entre otras (es
decir un negacionismo a nuestra identidad cultural). Esta oligarquía ignoró al aparato Estatal,
generando carencias en la burocracia y en el desarrollo del Estado, y privilegiando a todo lo
extranjero en materia económica de forma indiscriminada. Esto creó descontento social hacia la
aristocracia. Por ello, surgen movilizaciones y movimientos políticos como el APRA, para combatir
a la aristocracia. Al estar debilitado políticamente y prever la amenaza de perder el poder, deciden
hacer una alianza con los militares para consolidarse y evitar una subversión; con una nueva visión
se crea una burocracia y políticas estatales más incluyentes, para responder a la problemática
nacional de forma meridiana, dado que, dentro de esta, se seguían estableciendo privilegios para
dicha clase.

Es así como inicia el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, encabezado por Juan
Velazco Alvarado, plasmando reformas en todos los sectores con nuevo enfoque social,
anteponiendo sobre todo el interés nacional. A lo largo de este ensayo analizaremos cada una de las
reformas llevadas a cabo en cada sector, haciendo un análisis crítico medido sobre los resultados y
repercusiones que estas tuvieron.

Justificación del golpe militar

El pretexto para el golpe de Estado al gobierno de Belaunde fue el famoso escándalo de la “Página
Once”, debido a que los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas se venían explotando en
beneficio de Estado Unidos y la aristocracia. 1 En 1968, Belaunde negocia y firma el Acta de Talara
revindicando los intereses nacionales y haciendo que estos yacimientos pasen a ser parte del Estado
por medio de la Empresa Petrolera Fiscal – EPF, dejando solo a la International Petroleum Company
– IPC con la refinería, quienes serían los encargados de procesar nuestro petróleo por un precio alto.
El escándalo se dio debido a que faltaba la página 11 del contrato, la cual establecía los montos que
el Estado debería pagar a la IPC para procesar el petróleo. Ante este acontecimiento percibido como
un total entreguismo hacia los Estados Unidos, Velazco da el golpe de Estado. Sumado a ello hay
que considerar que Haya de la Torre tenía la preferencia electoral -por una amplia mayoría- para las
elecciones de 1969, lo que hacía presumir su inminente victoria. Los militares -como es el caso de
Velazco- mantenían una hoja de ruta común (trabajando también con la aristocracia) con respecto a
rechazar a Haya de la Torre y al APRA, esto debido a la Revolución de Trujillo de 1932, en la cual
militares murieron a manos de apristas. Para evitar un futuro gobierno aprista Velazco toma el
poder, impidiendo así el empoderamiento de Haya y su partido.

Reformas planteadas

Como primera medida, reorientó el enfoque económico del país con el Plan Inca para que el Estado
pudiera nacionalizar y expropiar los sectores más relevantes y productivos como los recursos
minerales, energéticos, petroleros y servicios públicos; aquí destaca la expropiación de la IPC y la
creación de Petroperú como empresa estatal supletoria a la anterior. Sumado a lo anterior, el Estado
1
A través del Laudo de París (1922) en el gobierno de Augusto B. Leguía.

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Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada – Primera fase

empezó a intervenir y controlar la economía de manera directa en sus procesos productivos,


empoderando y trabajando para el desarrollo de las industrias nacionales, prohibiendo las
importaciones de manufactura y elevando los aranceles de manera exorbitante para fomentar el
comercio interno. Esto tuvo como efecto directo el surgimiento de una industrialización parcial.

Erradicó el sistema de clases sociales impuesto de manera dogmática por la oligarquía en nuestro
país. Por ello, se crea Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social – Sinamos, que buscaba
la participación activa de todo el pueblo peruano en la burocracia estatal, ya sean hombres o
mujeres, para responder de manera efectiva a la problemática nacional, fomentando una integración.

En el ámbito laboral se plasmaron y ejecutaron reformas que eviten atropellos y arbitrariedad contra
el sector obrero y campesino, regulada en favor del empleado y no del empleador como se daba
anteriormente por parte de la aristocracia. Se fortaleció y empoderó a los sindicatos. Se consideraba
el trabajo como motor del desarrollo, con una perspectiva socialista para un bien común; es por esta
razón que generó muchos puestos de trabajo, saturando así al sector público para poder responder a
las tasas de desempleo. En este escenario nace la Confederación General de Trabajadores del Perú –
CGTP.

La reforma en el sector educación se logró materializar en 1972, haciendo que la educación ya no


sea exclusiva para la oligarquía, abriendo las puertas de universidades y otros centros de estudios
para el desarrollo científico y social del país. Se incorpora la educación inicial como estrategia de
desarrollo cognitivo preescolar; al mismo tiempo se creó la educación especial, demostrando la
visión incluyente de este gobierno. El quechua fue reconocido como lengua nacional, permitiendo la
educación bilingüe y la reconciliación del pueblo con el Estado. En este contexto se funda el
Sindicato de Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú – Sutep.

Otra de las reformas fue en el sector de las comunicaciones en el año 1974, los medios de
comunicación (radiales, televisivos y escritos) fueron expropiados, restringiendo la libertad de
prensa. Se impulsó una política pública armamentista. Le compramos armas a la Unión Soviética,
algo que disgusto mucho a los Estados Unidos, deteriorando aún más la relación bilateral. Se
fomentó la extensión del servicio militar a las clases medias para eliminar la percepción de que “ser
soldado era cosa de indios”.

Finalmente, la reforma agraria de 1969, relega a la aristocracia y terratenientes, creando un mercado


interno y una cadena de valor que apaciguó las movilizaciones campesinas. Buscaba distribuir la
propiedad agrícola para aliviar la desigualdad y mejorar la productividad, expropiando los
latifundios agrarios para dárselo a los campesinos y establecer el derecho de posesión: la tierra es de
quien la trabaja. Aproximadamente 9 millones de hectáreas fueron expropiadas y entregadas a cerca
de 349 mil familias rurales con el apoyo de las cooperativas formadas por campesinos de cada lugar.

Impacto de la Reforma Agraria

Teniendo en cuenta que la reforma agraria fue una de las más radicales a nivel regional, debemos
asumir que trajo como consecuencia un impacto negativo frente a los escasos aspectos positivos que
pudo aportar al país. Las migraciones internas, el impulso de la masa campesina por reivindicar sus
derechos, el modelo organizativo de la zona rural impuesta por un sistema pre capitalista de
propiedad de la tierra, así como la necesidad de ampliar el mercado rural para la industria agrícola,

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llevaron al contexto agrario hacia un solo camino, al de la reforma, y pese a la procrastinación de la


reforma agraria por la clase política conservadora previa a 1969, Velazco le dio fin al compendio
reformista y ejecutó la expropiación de terrenos agrícolas pertenecientes a haciendas tradicionales
que ponían la pauta económica y social de la zona rural en el país, contribuyendo, en un primer
momento, a reivindicar la servidumbre campesina, expandir mercados en el área rural, movilizar el
sector social y productivo de todo lo concerniente a la actividad agrícola y, sobre todo, realzar la
importancia de la relación tierra-campesino como función social para el desarrollo del Estado.

Por otro lado, durante los años posteriores se fue evidenciando el fracaso que representó la reforma
agraria para el desarrollo nacional y la sostenibilidad a largo plazo. El Estado empezó a regular el
precio de las mercancías provenientes de la zona rural, pero los intereses de los campesinos se
contraponían, en su mayoría, a los intereses sociales y comerciales para los que fueron repartidos los
grandes complejos productivos, Cooperativas Agrarias de Producción (CAP) y Sociedades
Agrícolas de Interés Social (SAIS), y esto generó el inició de contradicciones entre la clase
campesina. 2 Una consecuencia inmediata de lo antes mencionado fue la agudización de la
conflictividad social y el impacto negativo sobre la economía rural; consecuentemente, de la
economía nacional.

El campesino se vio pobre y rechazó el modelo asociativo de producción porque no prosperó la


reforma agraria; es más, los campesinos comenzaron a posicionarse individualmente sobre las tierras
entregadas a las cooperativas, desplazando la viabilidad de sostener la economía de la zona rural. En
consecuencia, devino el fracaso económico y el decrecimiento del campo. Tanto se extendió el
impacto económico que, en el 2012, aún se mantenían procesos en el Tribunal Constitucional debido
a la deuda –estimada impagable– que se mantendría con los más de veinte mil grandes y pequeños
agricultores perjudicados durante la reforma agraria, a quienes se les habría reconocido un valor
cincuenta veces menor que el valor real de sus tierras.

Consecuencias económicas de la primera fase del gobierno militar

Como resultado, hubo un gran estancamiento económico, poniendo fin a la tendencia al alza de años
anteriores. Uno de los grandes elementos que apoyó el declive fue la crisis mundial de petróleo de
1973, frenando el auge económico e imposibilitando la política de redistribución. A su vez las
reformas de propiedad privada retrajeron a las inversiones extranjeras, al no haber una estabilidad
jurídica favorable para su desarrollo, tal es así que el 50% de las empresas durante esta gestión eran
producto de la inversión del sector público. Su política de sustitución de importaciones (priorizando
el consumo interno) y en menor medida las exportaciones, trajeron consigo contrabando,
informalidad, abuso de valijas y permisos diplomáticos; irónicamente se terminó importando más
que exportando, pese a ser un país primario exportador, rico en recursos agrarios y minerales, nos
volvimos un país importador de alimentos por la mala administración campesina de sus tierras, que
generó desabastecimiento. Se trataba de evitar la salida del capital del país y el gobierno tomo
muchas medidas para ello, entre la más relevante, el control de la moneda que solo trajo consigo un
saldo negativo a nuestras Reservas Internacionales – RIN. Por primera vez en 20 años nuestro PBI y
nuestra productividad fueron negativas. Al saturar al sector público con recursos humanos provocó
que los sueldos bajen de forma dramática, esto se tradujo a cifras de desempleo y subempleo
elevadas. En su mayoría las empresas estatales fracasaron, generando grandes déficits fiscales y

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El campesino debía ayudar al pueblo de las ciudades con la movilización de productos a la mesa proletaria por un menor costo.
Esto no se dio y la zona rural comenzó a declinar económicamente.

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pérdidas del presupuesto público. Finalmente, el endeudamiento público, producto del


armamentismo, llego a representar un 25 % del PBI, pero con repercusiones en los siguientes años
hasta un 48% del PBI; esta situación en conjunto genero una gran inflación.

Conclusiones

El gobierno revolucionario de Juan Velazco Alvarado trajo consigo la ruptura de muchos


paradigmas y dogmas de nuestro país. Contrario a lo que se espera de una revolución tradicional,
que se geste con apoyo y la lucha del pueblo de manera frontal; Velazco se levanta con el apoyo
militar para tomar el poder, siendo luego legitimado por la aceptación popular. Caracterizado
esencialmente por su nacionalismo, con una política de centro izquierda, ni capitalista ni comunista;
buscaba restringir el comunismo, contrario a lo que muchos creen. Para poder lograr a cabo dicha
revolución, era necesario tener el poder político para poder hacer los cambios que el Perú
exclamaba, es por esta razón que se dice que fue una “revolución desde arriba”; estas reformas
fueron transversales y estructurales en el plano social, económico, político y cultural, buscando la
reivindicación de las clases oprimidas, la integración nacional y el desarrollo del país en favor de su
población.

El fracaso de esta revolución se da debido a la expropiación desmedida, la intervención del Estado


en la economía y su participación empresarial. Fue el inicio del Estado elefantiásico que finalmente
terminó por ser insostenible para las arcas del país; sumado a esto, carecía de tecnocracia y
profesionales probos para ocupar los cargos públicos, debido a que no tenía respaldo de la
aristocracia, que era la elite y comprendía en su mayoría a los profesionales del país. Las reformas
de Velazco tenían un espíritu indudablemente social y en beneficio del país, pero nunca trabajo con
una base de planificación y estadística para poder analizar la viabilidad y sostenibilidad de sus
propuestas. Un claro ejemplo es la reforma agraria, la cual, al darle la tierra al campesino, se olvidó
de enseñarle como administrar, comerciar y lucrar con ella; no hubo un equipo técnico, ni asesores
probos para poder capacitar al campesino. Esta revolución sirvió para avivar las ideologías de
izquierda o radicales, acrecentando la lucha social, en gran parte por los problemas económicos.

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