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INDICE
En efecto, quizá el cuadro más doloroso de nuestra historia es la Guerra del Chaco, donde
desde 1932 hasta 1935, se quemaron 50 mil vidas como se quema estopa, en un verdadero
holocausto, en una hoguera que pudo haberse evitado, pero existen grandes culpables. La
Standard Oil Co., la Shell Oil, militares bolivianos de alta graduación, millonarios bolivianos que
arrojaron migajas al sombrero del Estado. Patiño, por ejemplo, hasta 1947, explotó las montañas
bolivianas, y éstas le dieron la suma de 1.200 millones de dólares, en la misma época de los
poderosos gamonales norteamericanos como fueron Carnegie, Morgan, Vanderbilt, Rockefeller y
otros. Esos 1.200 millones de entonces ahora serían, según los entendidos en finanzas de esa
envergadura 1.250.000 millones de dólares. El Estado tuvo que tramitar un empréstito. Luego de
la guerra el Estado bolivianos se hallaba al borde del colapso. Hubo hambruna, viudas y
huérfanos terriblemente empobrecidos, mientras el señor Patiño saboreaba manjares en París o
Ginebra.
La Guerra del Chaco ha estado llena de contradicciones; ha sido un aluvión de fuego como dice
un notable escritor nuestro en el que se puede encontrar valientes, temerarios, irresponsables y
cobardes. Han habido efectivamente héroes muy pocos, y seguramente que hubo entre los
combatientes rasos también héroes, a los que el que manto de la muerte los sepultó alma y todo.
Nadie pudo ver nunca ni siquiera sus huesos.
Hacer una breve síntesis sobre la situación del Chaco, durante la guerra: Tras la conquista de
los imperios americanos y la imposición del sistema colonial, España y Portugal tomaron la
mayor parte de la parte sudamericana del nuevo mundo. Hubo exagerada competencia por
ambas naciones por abarcar más, de ahí que estuvo largo tiempo indiviso el límite Matto Grosso,
por el que entraron en una lucha política Portugal y España, hasta que durante ya la república de
Bolivia, el infame Melgarejo definió la frontera a cambio de dos caballos y un título que le regaló
el Brasil, por supuesto en desmedro de Bolivia. El sistema colonial español había creado cuatro
virreinatos, desde el río Bravo (México) hasta la Tierra del Fuego, audiencias reales,
intendencias, con las autoridades respectivas que iban desde el virrey hasta los corregidores.
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Bolivia nació a la vida republicana con la misma extensión territorial que constituía la Real
Audiencia de Charcas, es decir, 2.363.769 Km2.
Los países fueron creados en base a las reales audiencias a las que correspondían. (Bolivia
perdió 1.265.188 por tratados y guerras internacionales; actualmente tiene la extensión de
1.098.581 Km2). Entonces hay que entender que el Chaco Boreal, siendo parte de la Real
Audiencia de Charcas originalmente por el uti possidetis, eran de Bolivia. También resulta
preciso razonar en sentido de que los países no siempre se crearon en torno a su lengua o raza.
Eso habría sido óptimo, y en cierto modo Bolívar, con su faceta de visionario vio este punto, de
ahí que deseaba crear una nación sólida, cuyos orígenes estuvieran en sus idiomas,
costumbres, razas y otros factores. Santa Cruz, con la Confederación Perú-Boliviana vio lo
mismo, pero, como las reales audiencias habían definido los territorios, dieron la pauta de del
estado político, llamado república y no nación. No obstante, puede haber países con varias
lenguas (México, Bolivia) y países de una sola lengua como países de una sola lengua, con
varios estados.
Ahora bien, el Paraguay es un país donde la lengua principal es el guaraní, pero esta lengua se
extiende a territorios vecinos como Argentina, Brasil y Bolivia. En un alarde de nacionalismo el
Mariscal Francisco Solano López, máximo héroe paraguayo por la Guerra de la Tiple Alianza
exclamó "¡El Paraguay es hasta donde se habla guaraní, así sea la Argentina, Brasil y Bolivia!".
Había dicho también: "¡El Paraguay debe abarcar hasta el río Parapetí... ni más aquí ni más
allá!". Por esas sentenciosas palabras el Paraguay se creía dueño de todo el Chaco Boreal y por
eso que hizo paulatinamente la penetración (1). La toponimia era guaraní. Por eso la pequeña
laguna, donde comenzó el conflicto se denominaba Pitiantuta, y se hallaba dispuestos a
defenderla a cualquier precio. Y el problema sobre el Chaco Boreal no era reciente, ni cuando
comenzaron las hostilidades. Era un viejo problema, por el que ya entraron en conversaciones
desde 1862 hasta 1879.
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En síntesis, la guerra, según Roberto Querejazu, tiene el siguiente esquema: "Sangre en el
Chaco; Represalia boliviana; La Batalla de Boquerón; Claudicación y reacción; Triunfo bolivianos
en Alihuatá y Campo Jordán; Desangre en Nanawa y lágrimas del Presidente de la República en
el Congreso; La Batalla de Alihuatá cambia el curso de la guerra; 1934, año de retrocesos;
Defendiendo Villa Montes y la zona petrolera; Fin de la guerra y conferencia de paz" (*).
Paraguay había puesto en línea 150 mil hombres, sirvieron en puesto de retaguardia 10 mil,
cayeron prisioneros 2.505, murieron 40 mil. Bolivia puso en la guerra 200 mil hombres, sirvieron
en puestos de retaguardia 30 mil, fueron prisioneros 25 mil, murieron 50 mil" (*).
En tres años de guerra hubo actos epopéyicos, nuevas Salaminas y Plateas, Leónidas en
Termópilas como tengo dicho, pero también lamentables errores, e irresponsabilidades y, por
qué no mala fe, malicia y corrupción. Un ejemplo de la mala fe es un hecho que pocos deben
conocer y es el siguiente: el soldado Pompilio Guerreo, en alguna misión iba a pura ojota a
Pocitos, Argentina. Sentóse a descansar sobre algo metálico curvo que parecía aflorar de la
tierra, No tardó mucho en descubrir que era un oleoducto. Dio aviso, se supo luego que era en
efecto un oleoducto clandestino ordenado por la Standard, nos robaba carburante, esta potencia
que ocasionó la misma guerra por sus intereses.
El 10 de mayo de 1933 Paraguay declaró oficialmente la guerra contra Bolivia por el control del
Chaco Boreal. Se cumplen 84 años del inicio de una guerra que duró tres años y que causó
muchas bajas en ambos bandos, ocurrida entre 1932 y 1935 por el control del Chaco Boreal,
donde se presumía existían grandes reservas de petróleo y gas. Los británicos y
norteamericanos apoyaron a los gobiernos de Paraguay y Bolivia respectivamente, razón por la
cual muchos especialistas han calificado esta guerra como una guerra "importada".
El Chaco Boreal
El Chaco Boreal es un área de aproximadamente 500 000 km², ubicada al norte del río
Pilcomayo[1], en la región del Gran Chaco, en la zona limítrofe entre Bolivia (lugar al que
perteneció durante el Virreinato de Perú), Argentina y Paraguay (a cuyo cabildo de Asunción los
españoles, habían otorgado potestad hasta los ríos Yaurú y Parapetí). El clima es seco y las
reservas de agua casi inexistentes. La escasez de agua y el calor sofocante impusieron
condiciones particularmente duras a los combatientes, sobre todo a los bolivianos
acostumbrados al clima andino.
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En vísperas de la guerra la población de la zona era extremadamente pequeña. Los paraguayos
realizaban una pequeña actividad económica, mediante la cría extensiva de ganado y la
extracción de tanino, de los árboles de quebracho.
LA ZONA EN DISPUTA
Bolivia y Brasil se enfrentaron entre 1899 y 1903 en la Guerra del Acre, donde Bolivia tuvo que
renunciar al territorio del Acre. En compensación Brasil cedió a Bolivia el Chaco Boreal, un
territorio que no le pertenecía. Para Bolivia que había perdido su salida al mar durante la Guerra
del Pacífico, el río Paraguay, ubicado en el sector poseía una importancia trascendental, al
permitirle una salida al Océano Atlántico.
Es conocida la denuncia que hizo un senador norteamericano hizo en el Congreso de ese país,
acusando a voces a la Standard. "¡Criminal... prostituta, que se alimentaba de la sangre de dos
pobres pueblos para aumentar sus caudales!..." Es verdad, cuando a esta potencia petrolera
comenzó a dudar de la victoria de Bolivia, lo que afectaba a sus intereses, comenzó también a
boicotearle, le negó hasta la venta de gasolina para nuestros aviones. Por otro lado, Bolivia tuvo
también que habérselas con la Argentina.
Este país ayudó descaradamente al Paraguay, bajo la mirada severa de su canciller Carlos
Saavedra Lamas, el enemigo jurado de Bolivia, que era el mandamás en el país de gauchos y
porteños. Este canciller precipitó el fin de la guerra, viendo (y esto asaz probable) que existían
fuertes posibilidades para que Bolivia recuperara durante la defensa de Villa Montes y la zona
petrolera, Saavedra Lamas y Estigarribia se asustaron, y calcularon que Bolivia podía echar
mano a sus recientes ventajas de estar ahora cerca de sus abastecimientos, lo cual fue una
ventaja para el Paraguay pero no para nuestro país.
Ante este dilema, el canciller argentino amenazó con declarar la neutralidad. A mi juicio hubo
también debilidad en los hombres de nuestros poderes. En cuanto a desaciertos, para un
hombre de gran capacidad intelectual como Augusto Céspedes, fue un error colocar el mando de
la guerra en el general prusiano Hans Kundt, manejó la guerra con los métodos teutónicos.
Céspedes dice en su hermoso libro de cuentos de la guerra: "Sangre de mestizos" dice que con
Kundt Europa le enseñaba a hacer la guerra a América.
El profesor de escuela, hoy fallecido, don Antonio Arzabe Reque, publicó en la Editora
Universitaria de Oruro, su diario escrito precisamente cuando fue uno de los sobrevivientes de
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Boquerón. Me honró con la tarea de ilustrar su libro "Boquerón", como era diario, me empapaba
de la pura realidad de aquel hecho tan heroico mientras dibujaba.
Para escribir sobre la Guerra del Chaco se puede acudir a una fuente muy valiosa: la tradición
oral. Sí, porque la vida es breve que pocos beneméritos viven con sus familias. Algunos siguen
contando anécdotas y hechos dolorosos. Dicen que poco después de la guerra volaba en un
avión de la Liga de las Naciones una comisión. Volaba sobre un terreno desolado, arenoso,
seco, yérmico, parecía calcinado por el sol canicular. De pronto vieron los ocupantes una fila
larga de objetos blancos relucientes. Bajaron un poco para ver mejor y quedaron pasmados de
sorpresa: eran los esqueletos de cerca de dos mil soldados muertos de sed por causa de un
manejo irresponsable al efectuar la retirada de Picuiba. Acusan de aquello hasta hoy mismo a
Toro Ruilova. Así, en muchos casos, ha habido irresponsabilidades que influyeron en el fracaso
de la guerra.
Un hecho que también conocen todos es el famoso corralito al Presidente Salamanca, en Villa
Montes. Allí, los militares de alta graduación tuvieron fuerza y valor para darle el golpe de Estado
a un viejo apenas sostenido por su bastón, pero en el desfile de post guerra, en La Paz, todo el
armamento que dizque no supieron usar en la contienda apuntó al pueblo como diciendo: "A ver,
quién nos pide cuentas"
En una primera etapa, la principal beneficiaria de este auge productivo fue sin duda la Standard
Oil. En menos de tres décadas (1871-1899), la empresa dirigida por Rockefeller obtuvo
ganancias por 100 millones de dólares. Todos los análisis coinciden en afirmar que la estrategia
del magnate consistió en lograr el control del transporte ferroviario para los hidrocarburos.
En un proceso de concentración con pocos precedentes, la Standard Oil of Ohio, una entidad
más entre las 250 refinadoras de Cleveland en 1872, consiguió, en sólo cinco años, comprar o
hacer quebrar a sus competidoras. Para ello, se asegura, obtenía tarifas rebajadas en los trenes
a cambio de garantizar a las empresas ferrocarrileras un flujo constante y regular de carga.
El resultado logrado en Cleveland se reproduce más tarde en todo el país. Para 1888, la
Standard Oil era propietaria de nueve décimas partes de la industria de refinación petrolera. Se
había convertido en un monopolio y ya chocaba con las leyes en contra de estas formaciones. Al
margen de que este éxito haya sido coronado mediante métodos poco éticos, el hecho es que se
consolida y provoca una reacción muy fuerte entre los pocos refinadores independientes que
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quedaban en los Estados Unidos. Comienza entonces la “leyenda negra” de la Standard Oil, una
de las empresas más atacadas de fines del siglo XIX.
Los intentos para solucionar pacíficamente el conflicto fracasaron al negarse Bolivia a aceptar
como solución la concesión de un puerto sobre el río Paraguay, por considerarla insuficiente.
En 1932 la guerra estalló con fuerza.
El Ejército Boliviano
Bolivia contaba con un ejército de 10 000 hombres activos y 2 000 reservistas entrenados, que
poseía algunas ventajas militares, sobre todo en equipamiento sobre el ejército paraguayo.
Durante el conflicto llegaron a movilizar 250 000 hombres.
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Los bolivianos contaban con un grupo de asesores militares extranjeros dentro de sus fuerzas
armadas, particularmente alemanes – aunque también hubo chilenos y checoslovacos. El
general alemán Hans Kundt, veterano de la Primera Guerra Mundial, llegó incluso a hacerse
cargo del ejército boliviano tras los descalabros iniciales del mismo al comenzar la guerra.
El Ejército Paraguayo
El ejército paraguayo era más pequeño que el boliviano sólo 3 500 soldados – durante el
conflicto se movilizaron 150 000 soldados - y la población de su país era poco más de la mitad
de la boliviana con 1 200 000 habitantes. El ejército había sido asesorado por instructores
franceses y argentinos, ya durante la guerra los italianos participarían en la reorganización de la
fuerza aérea. La economía de Paraguay era también más pobre que la de Bolivia, dependiente
de la agricultura y una ganadería intensiva. Al frente del ejército paraguayo fue elegido el
general José Félix Estigarribia, quien se había formado militarmente en Francia.
Al comienzo del conflicto el ejército paraguayo tenía cinco regimientos de infantería, dos
regimientos de caballería, dos grupos de artillería y un batallón de zapadores. Su fuerza aérea
era inferior a la de Bolivia; pero sus unidades navales que operaban con la ventaja de estar río
abajo en el sistema del río de la Plata podían transportar todo el material, personal y equipos
extranjeros hacia el área del conflicto a través de los ríos, mientras los bolivianos debían hacer
todos sus movimientos por tierra, con la sola excepción del sistema fluvial Madeira - Mamoré,
parte del sistema fluvial del Amazonas, que podía ser usado para transportar materiales al norte
del Chaco.
Acciones militares
La guerra estalló cuando el ejército boliviano atacó y tomó el fuerte paraguayo Carlos Antonio
López en julio de 1932, y luego fue recapturado por los paraguayos. Las fuerzas bolivianas
atacaron y capturaron también durante el 27 y 28 de julio los fortines paraguayos de Corrales,
Boquerón y Toledo.
Las tropas bolivianas que en agosto llegaron a sumar 12 000 hombres en el frente de batalla se
desplazaban por tierra en una zona carente de medios y vías de comunicación, llegando
totalmente extenuadas al área de conflicto.
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Los paraguayos por su parte habían
desplegado 8 000 hombres en la isla Poí,
donde construyeron una pista de aterrizaje;
1 500 en Nanawa (al suroeste del Chaco) y 3
000 en el Alto río Paraguay. Desde
Asunción enviaron luego un refuerzo de 3
000 hombres.
Tras la derrota de Boquerón los bolivianos pusieron el ejército bajo las órdenes del general Hans
Kundt en el mes de diciembre. Éste ordenó un ataque frontal sobre los paraguayos en Nanawa y
Toledo, pero no pudo abrirse paso entre las líneas paraguayas.
En julio de 1933 lo intentó nuevamente, pero los paraguayos camuflados entre los matorrales le
infligieron una costosa derrota, 2 000 soldados bolivianos murieron en combate por sólo unos
150 paraguayos. En este segundo ataque a Nanawa los bolivianos emplearon sus tanques,
flanqueados por soldados con lanzallamas, pero con escaso éxito, debido a la irregularidad del
terreno y el intenso calor que obligaba a las dotaciones de los blindados a combatir con todas las
portillas abiertas.
A fines del año 1933 los paraguayos atacaron por sorpresa a la Cuarta y Novena divisiones
bolivianas ubicadas en Campo Vía cercándolas el 3 de diciembre. A pesar de los contraataques
bolivianos estas se rindieron. Los bolivianos tuvieron 2 600 muertos y 7 500 fueron hechos
prisioneros. Después de esta derrota en Campo Vía el general Kundt fue reemplazado por el
coronel Peñaranda.
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Los paraguayos fueron derrotados en Picuiba en julio de 1934, pero derrotaron a las reservas
bolivianas en El Carmen en noviembre. Desde agosto habían propinado un duro golpe a las
fuerzas bolivianas al cortarles las comunicaciones e impedirles abastecerse de agua de los
pozos ubicados en Yrendagué.
EL FIN DE LA GUERRA
La Liga de las Naciones impuso un embargo de armas a ambos países e hizo una propuesta de
paz en noviembre de 1934. Esta propuesta fue aceptada por Bolivia, pero rechazada por
Paraguay. A consecuencia de esto el embargo le fue levantado sólo a Bolivia.
En 1935 ambos contendientes estaban totalmente agotados. Los bolivianos se habían retirado
a Villamontes. En abril de ese año los paraguayos traspusieron el río Parapití. Tomaron
Crandaití, Izozoq y la importante ciudad de Villamontes amenazando los pozos de petróleo
bolivianos en explotación, pero fueron repelidos por las fuerzas bolivianas hasta
aproximadamente los límites de la frontera actual.
Desde enero el gobierno chileno había propuesto a Argentina una gestión conjunta para lograr la
paz. Con este objetivo se comisionaron a Luis Podestá Costa a Paraguay, y luego a Félix Nieto
del Río a Bolivia. En abril de ese año se unieron a la mediación, Perú y Estados Unidos,
posteriormente lo harían Brasil y Uruguay.
El 12 de junio de 1935 se logró un armisticio que se concretó en el campo de batalla dos días
después. Siguieron tres años de arduas negociaciones. Finalmente se firmó el tratado de paz
en Buenos Aires el 21 de julio de 1938.
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Consecuencias de la guerra
En 1936, durante la Conferencia de Buenos Aires, Paraguay logró el reconocimiento de casi toda
la zona en disputa a su favor. En 1938 Paraguay obtuvo 233 000 km² del Chaco Boreal, mientras
los bolivianos obtenían el acceso al río Paraguay y al poblado de Puerto Casado, perteneciente
a Paraguay. Dentro del territorio boliviano quedaron las grandes reservas de petróleo y gas.
Paraguay al final de la guerra, en el año 1935 reportó aproximadamente 34 000 caídos y 2 000
desaparecidos, más los 2 500 prisioneros de guerra en Bolivia, aproximadamente. Bolivia por su
parte, reportó 56 000 muertos y 10 000 desaparecidos, más los 17 000 prisioneros de guerra en
Paraguay aproximadamente. La malaria y la escasez de agua causaron una gran mortandad en
ambos ejércitos.
BIBLIOGRAFIA
Ehlers, Harmut. La armada paraguaya durante la Guerra del Chaco (1932 / 1935)
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