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GUERRA DEL CHACO

La Guerra del Chaco se libró desde 1932 hasta 1935 entre Bolivia y Paraguay por el control del
Chaco Boreal. La aridez y escasa población hizo que nunca se definieran, desde la época colonial,
sus límites en cuanto a la dependencia política-administrativa. En la época independiente otro de los
motivos fue el valor estratégico que tenía para Bolivia el río Paraguay, que lo limita al oriente.
Llevar sus fronteras a ese río le permitiría el acceso al océano Atlántico ya que había perdido la
salida al océano Pacífico en la Guerra del Pacífico de 1879. Otra de las causas era la supuesta
existencia de petróleo en el subsuelo según la Standard Oil, que ya los explotaba en Bolivia.

La guerra del Chaco fue la más importante que se libró en Sudamérica durante el siglo XX. Durante
tres años, Bolivia con 250.000 soldados y Paraguay con 150.000, se enfrentaron en combates en los
que hubo hubo gran cantidad de bajas (60.000 bolivianos y 30.000 paraguayos), heridos y
desaparecidos. Distintos tipos de enfermedades, las características hostiles del teatro de operaciones
al igual que la falta de agua, afectaron la salud de los combatientes, a muchos de por vida. La guerra
afectó seriamente los recursos de ambos países, de por sí muy pobres. Paraguay pudo sostener el
abastecimiento de su ejército gracias a las armas capturadas a los bolivianos durante toda la guerra.
Terminada la misma, vendió los enormes sobrantes a España para ser usadas durante la guerra civil,
de esa manera Paraguay terminó la guerra con superávit económico, por primera y única vez en su
historia.

Años después de concluido el conflicto, se descubrió que no existían más yacimientos petrolíferos,
aparte de los que ya se habían descubierto en la precordillera boliviana lindante con el Chaco.

Descripción de la región en litigio

Paisaje del Chaco Boreal, el árbol es el Schinopsis balansae.

La región central sudamericana conocida como Gran Chaco se divide de norte a sur en tres regiones:
Chaco Boreal (al norte del río Pilcomayo) el Chaco Central (entre el río antes citado y el río
Bermejo) y el Chaco Austral. Históricamente se ha considerado como una sola unidad geográfica al
Chaco Austral y al Central, reunidos bajo el nombre de Gran Chaco Gualamba, mientras que el
Chaco Boreal incluye partes de la Chiquitania y del Gran Pantanal. El área disputada entre Bolivia y
Paraguay correspondía exclusivamente al Chaco Boreal.

Esta área del Chaco Boreal posee una extensión de aproximadamente 598.000 km²; la misma hasta
fines de la década de 1930 había permanecido en su mayoría casi despoblada y sin explorar. Está
rodeada al sur por el río Pilcomayo y la Argentina, al este por el río Paraguay y la región fértil del
centro de Paraguay, al oeste por la tierra baja de los Andes de Bolivia y al norte por las regiones
selváticas del Brasil y Bolivia.

La región está cubierta por matorrales copiosos y árboles como el quebracho, y el potencial para la
agricultura tradicional era pobre. La mayor parte del año el clima es continental predominando altas
temperaturas (entre 40 °C a 50 °C en verano) y seco, aunque ocasionalmente en invierno las
temperaturas pueden bajar a los 0 °C. Es el hábitat de una gran variedad de serpientes venenosas y
todo tipo de insectos muchos portadores de enfermedades como la vinchuca o el mosquito. El agua
es sumamente escasa en las zonas centrales del Chaco Boreal y los pocos pozos y lagunas existentes
tuvieron una importancia vital durante la guerra.

Durante el invierno hay una temporada de lluvia de corta duración en la que los pocos caminos de
tierra, que son senderos polvorientos durante la mayor parte del año, se convierten en ciénagas
intransitables. Esta inhóspita región fue muchas veces el enemigo principal para ambos
contendientes.

Antecedentes de la Guerra del Chaco


Véase también: Antecedentes de la Guerra del Chaco

Los antecedentes y causas de la guerra son complejos debido a la precariedad en la determinación de


límites que hizo España y las pocas expediciones que a esa zona se hicieron durante la época
colonial. Los cuatro tratados de límites que se acordaron entre Bolivia y Paraguay, entre 1884 y
1907, no fueron aceptados definitivamente por ninguna de las partes, a pesar de la intermediación de
otros países. Bolivia y Paraguay realizaron a su vez pocas expediciones al Chaco.

En el siglo XX las compañías petroleras asentadas en Bolivia creían que había yacimientos en el
Chaco Boreal, y esto alentó todavía más la guerra. Hay que mencionar también la intención
boliviana de poseer esa región ejemplificada en la campaña politica del presidente Salamanca con su
eslogan "Hay que pisar fuerte en el Chaco". El Paraguay, unas décadas antes, había sido gravemente
perjudicado por la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870) en la que enfrentó a la Argentina, Brasil
y Uruguay cuya consecuencia fue la pérdida de enormes territorios en su zona oriental. Respecto del
Chaco, la Argentina, que había ocupado militarmente la Villa Occidental, pretendió incorporarla a su
territorio y tras el arbitraje del presidente norteamericano Hayes, en 1879, éste falló que dichos
territorios chaqueños, desde el río Pilcomayo hacia el Verde correspondían al Paraguay. Con estos
antecedentes el Paraguay no estaba en condiciones de aceptar las pretensiones bolivianas sobre el
Chaco. Agravó la cuestión la intervención del Brasil durante el Tratado de Petrópolis firmado con
Bolivia tras la Guerra del Acre (1903): Bolivia cedía definitivamente el Acre a Brasil y "como
compensación" Brasil reconocía como boliviano la cuenca del Alto Paraguay.

Daniel Salamanca, Presidente de Bolivia (1931-1934)

Eusebio Ayala, Presidente del Paraguay (1932-1936)

 José Luis Tejada Sorzano.jpg

José Luis Tejada Sorzano, Presidente de Bolivia (1934-1936)

Fuerzas Armadas beligerantes


Ninguno de los dos países fabricaba armas de manera que tuvieron que comprarlas en el mercado
mundial. La politica de compras realizada por el Paraguay fue más inteligente al diversificar los
proveedores mientras que Bolivia estuvo atada fundamentalmente a la firma inglesa Vickers con la
que tuvo problemas de calidad y entrega. La compra de ciertas armas no dieron resultados en el
Chaco como ocurrió con los tanques y los aviones.

Tanto Bolivia como Paraguay hicieron grandes esfuerzos para organizar sus fuerzas aéreas. Al
estallar la guerra, los bolivianos poseían aproximadamente cuarenta aviones, que incluía aviones
entrenadores y de transporte. Paraguay sólo podía colocar en campaña alrededor de diez aviones de
combate. La superioridad aerea boliviana en cantidad y calidad se mantuvo durante toda la
contienda. La declaración oficial de la guerra hecha por el Paraguay en 1934 tuvo como objetivo
restringir el ingreso de armas a Bolivia a través de los países limítrofes lo que se logró sólo
parcialmente. Muchos oficiales paraguayos hicieron cursos en Chile o Francia. Ambos ejercitos
contrataron misiones militares extranjeras para preparar a sus oficiales.

Véase también: Fuerzas armadas paraguayas durante la Guerra del Chaco


Véase también: Fuerzas armadas bolivianas durante la Guerra del Chaco
Véase también: Blindados en la Guerra del Chaco
Véase también: Anexo:Aviones bolivianos durante la Guerra del Chaco

Comandantes beligerantes
Comandantes de Bolivia

Bolivia tuvo varios Comandantes en Jefe: Osorio, Lanza, Hans Kundt y Peñaranda (éste último
bajo la fuerte influencia del coronel Toro). Todos, salvo Peñaranda, fueron sustituidos por errores de
conducción y motivos políticos. Detrás de ellos tenían fuerte influencia el presidente Salamanca y la
oligarquía boliviana.

 Hans Kundt. Fue la principal figura militar en Bolivia en dos décadas anteriores a la guerra.
Llegó al país en una misión militar alemana contratada por el estado boliviano.
Posteriormente se ausentó al ser llamado para la Gran Guerra donde comandó un regimiento
en el frente oriental contra el debilitado ejército ruso. Regresó en 1921 y se nacionalizó
boliviano asumiendo la jefatura del Estado Mayor hasta 1926. El 4 de enero de 1926 un
decreto crea el cargo de Inspector General del Ejército, dejando entrever que este puesto
sería ocupado por Kundt. El decreto se anuló debido a la oposición de distintos oficiales
bolivianos, como el General Quiros, quienes consideraban que la presencia de Kundt era
perjudicial para los intereses bolivianos. En 1930 fue exiliado por colaborar con el presidente
Siles, que fue derrocado por un golpe de estado. Gozaba de excelentes cualidades como
administrador e instructor, era dedicado y tenía inquietud por el bienestar de sus soldados,
una característica poco común en la tradición militar boliviana. En diciembre de 1932, el
viejo general, ya con 63 años, fue llamado de vuelta para dirigir el ejército en el Chaco, pero
tras los sucesivos fracasos en Nanawa y en Alihuata-Campo Vía fue destituido por
Salamanca en 1933 retirándose a Alemania, donde falleció seis años después. Fue calificado
como "oficial tropero", por no poseer estudios de Estado Mayor. Quizá por su edad y las
desfavorables condiciones del Chaco era aficionado a dirigir desde "lejos" (teléfono)
acudiendo al frente sólo en casos de crísis.

Véase también: Hans Kundt


 Enrique Peñaranda Castillo. Elegido Comandante en Jefe tras la destitución de Kundt fue
un general que hizo lo que pudo para frenar el avance enemigo durante los años 1934/35
desde Saavedra hasta Villa Montes. Peñaranda era muy buen organizador e instructor pero
regular estratega. Prueba de ello fue la derrota en la batalla de El Carmen donde Estigarribia
aisló dos divisiones mientras lo mejor del ejército boliviano perseguía al Segundo Cuerpo
paraguayo. También fue responsable del desastre de Yrendagué donde no tuvo el poder de
mando como para que el coronel Toro se retirara. Su defensa de Villa Montes fue correcta.
Participó de la destitución (en plena guerra) del presidente Salamanca. El historiador Bruce
W. Farcau sostiene que esta pendiente de evaluación si la conducción de Peñaranda no fue
peor que la del denostado Kundt. Este oficial, con estos antecedentes, llegó a ser Presidente
de Bolivia.

Véase también: Enrique Peñaranda Castillo

Comandante de Paraguay

En contraste con tantos comandantes bolivianos, el ejército paraguayo fue dirigido por un solo
hombre, desde el comienzo hasta finalizar la guerra:

 José Félix Estigarribia: de origen humilde, realizó estudios en la Facultad de Agronomía.


Sin embargo, después de obtener su diploma, cambió de carrera y en 1910 se alistó en el
ejército con el cargo de Teniente de Infantería. De 1911 a 1913, asistió a la Escuela
Militar Bernardo O´Higgins Riquelme en Santiago, Chile. En aquel entonces el ejército de
Chile estaba considerado como uno de los mejores en América del Sur. Debido a sus
aptitudes, en 1917, fue ascendido a Capitán. Desempeñó un papel importante en la
revolución de 1922 en Paraguay y fue promovido a Mayor siendo seleccionado para asistir al
curso de Estado Mayor en la École Supérieure de Guerre(Francia). En 1927 culminó el
curso de tres años de duración y en 1928 fue nombrado Jefe de Estado Mayor. Pocos meses
después fue despedido del cargo a causa de desacuerdos con la estrategia que se debía seguir
para defender el Chaco. Sin embargo, a medida que la guerra parecía inevitable, el gobierno
decidió que Estigarribia era el hombre más capacitado y, en 1931, fue nombrado comandante
en el Chaco con la misión de organizar una División de campaña para defender la región.
Estigarribia gozaba de una reputación sólida en el ejército. Se lo consideraba un verdadero
estudioso de la guerra de movimiento superadora de las estrategias utilizadas en la Primera
Guerra Mundial. Era conocido como un hombre tranquilo pero intenso, profundo conocedor
de las características particulares de cada oficial bajo su mando directo y muy popular entre
la tropa. Dirigía las operaciones desde muy cerca para agilizar la toma de decisiones. Dejaba
a sus oficiales en libertad para realizar las operaciones tácticas que el momento y lugar lo
requiriera.

Véase también: José Félix Estigarribia

Estrategias de los ejércitos beligerantes

Camión Ford similar a los que usaron Bolivia y Paraguay.

Estrategia boliviana

El primer error estratégico del gobierno y ejército bolivianos fue creer que con unos cuantos miles
de soldados se podía intimidar al gobierno paraguayo y adueñarse del Chaco Boreal con poca
resistencia. Esta creencia se apoyaba en la superioridad de recursos que tenía Bolivia sobre el
Paraguay subestimando la capacidad militar de ese pequeño país.

La estrategia boliviana fue planificada con la supervisión de Kundt en la década de los años veinte,
y en ella se dio por sentado que el Paraguay no podía o no querría luchar contra Bolivia. Se daba
casi por seguro el acceso al río Paraguay. No obstante, el problema principal de Bolivia era su larga
y tenue línea de abastecimiento hacia el frente chaqueño que nunca se la consideró decisiva ni se
tomaron las medidas para solucionarla (por ejemplo, con la construcción de una línea férrea hasta
Muñoz).
Las tropas fueron movilizadas en todo el territorio y transportadas por ferrocarril hacia la principal
base, Villa Montes, en las tierras bajas bolivianas. Pero desde allí los soldados tenían que marchar
hasta 400 kilómetros (aprox.) a través del polvo y el calor sofocante del Chaco Boreal. El calor, la
falta de forrajes y la escasez del agua hizo que los caballos no pudieran ser utilizados. De hecho, las
unidades de caballería de ambos ejércitos combatieron a pie desde el comienzo de la guerra. Por
consiguiente el medio básico de transporte fue el camión, y éstos escaseaban en ambos ejércitos
(menos en el ejército boliviano debido a sus recursos superiores). En vista de que sólo había
suficientes unidades para los pertrechos y sobre todo el agua, los soldados tuvieron que movilizarse
a pie durante toda la guerra. El rendimiento de los camiones estaba limitado por la falta de buenos
caminos (los que se construían eran de tierra) y por las lluvias que los hacían intransitables.

Por otra parte el objetivo estratégico que guiaba al gobierno y ejército era la ocupación territorial
con vista a justificar "de facto" los derechos en caso de firmarse un acuerdo de límites. Esto obligaba
a avanzar hacia posiciones cada vez más lejanas e intentar sostenerlas a toda costa, aunque
carecieran de importancia militar, haciendo la logística más difícil y complicada, tanto para
distribuir recursos como para enviar tropas de refuerzo o apoyo. La pérdida de un fortin (que en la
mayoria de los casos eran pobres casuchas) eran vividas dramáticamente por el pueblo, gobierno y
ejército bolivianos. Los partidos políticos adversos al gobierno aprovechaban cualquier motivo para
criticar con el único objetivo de lograr una mayor cuota de poder. Los diarios de la oposición
llegaron a pedir la renuncia del presidente Salamanca en plena guerra.

Otro error fueron las tácticas de ataque frontal usadas por Kundt, basadas en la doctrina imperante
en la Primera Guerra Mundial con su enorme costo en vidas como ocurrió en Nanawa en julio de
1933 y que para el momento ya estaban siendo superadas por concepciones más modernas.

Para los bolivianos que provenían mayoritariamente de zonas altas y frías les era difícil adaptarse al
ambiente chaqueño, en cambio para los que vivían en las zonas orientales y norteñas de Bolivia, al
vivir en un clima tropical, tuvieron menos complicaciones de adaptación. La unidad del pueblo
boliviano frente a la guerra era débil. Los llamados "campesinos" se habían levantado contra la
oligarquia boliviana en 1927: Tres levantamientos en el Norte de Potosí, siendo Chayanta el centro
de la sublevación. Eduardo Nina Quispe (1930-1933) luchó por una República de Naciones y
Pueblos Originarios y en 1935 se llegó a masacrar campesinos en Pucarani para obligarlos a ir a la
guerra.

La relación entre el presidente Salamanca y los comandantes bolivianos fue difícil y muchos de
estos tenían ambiciones políticas que incidía en la conducción de las operaciones.

Estrategia paraguaya

El ejército paraguayo planeó la defensa del Chaco sobre la base de las comunicaciones existentes en
la zona. De esta forma trasladó hombres y recursos desde Asunción utilizando el río Paraguay hasta
Puerto Casado. Desde ahí utilizó un ferrocarril de vía angosta (utilizada en la explotación de tanino)
que penetraba en el Chaco hasta muy cerca de Isla Poí, la principal base en el Chaco. Las tropas y
los pertrechos tuvieron que enfrentar una marcha relativamente corta hacia el frente.

Durante gran parte de la guerra, los factores de logística y de transporte favorecieron al Paraguay y
compensaron, en gran medida, la tremenda ventaja boliviana en cuanto a personal y material. No
obstante, la falta de camiones fue crónica y permitió que muchas veces, con las fuerzas enemigas
totalmente desarticuladas, éstas pudieran escapar de su aniquilamiento mediante el simple recurso de
retirarse más rápidamente. El abastecimiento de agua, por igual motivo, era otro problema serio de
resolver. Si el ejército paraguayo hubiera contado con 1000 camiones la guerra hubiera terminado
mucho antes.

Las ofensivas paraguayas estuvieron sincronizadas con las épocas de poca lluvia, cuando el calor era
preponderante, haciendo de su logística superior un arma decisiva en el resultado de las batallas
concebidas como de "cerco y aniquilamiento", el popularmente llamado "corralito".

El ejército paraguayo utilizó tácticas parecidas a las que se usarían después en la Segunda Guerra
Mundial: ruptura o envolvimiento del frente, penetración en la retaguardia enemiga, corte de líneas
de abastecimiento y mando enemigo. Se dio prioridad a la guerra de movimiento, rebasando por los
laterales las defensas fijas bolivianas sin realizar ataques frontales de gran intensidad. El abandono
de posiciones no eran sentidas como "derrotas". De hecho, uno de los lemas de Estigarribia era que
el Chaco "debía defenderse abandonándolo" por lo que el objetivo de la guerra era exclusivamente
el aniquilamiento del ejército boliviano y no la ocupación territorial.

La convicción de estar siendo agredido, una vez más, por un invasor que ahora provenía del
noroeste, produjo la unidad de todo el pueblo paraguayo. Nadie dudaba de que el Chaco debía ser
"defendido". Había homogeneidad entre oficiales y soldados donde su máximo comandante era de
origen campesino y todos tenían las mismas costumbres y hablaban el mismo idioma (el guaraní).
En este sentido existía una clara y decisiva ventaja sobre su oponente boliviano donde existían
distintos grupos étnicos/linguísticos, diferencias de clase y cultura, entre soldados y oficiales, y
hasta extranjeros en los mandos superiores.

El Paraguay empezó y terminó la guerra con el mismo ejército, con los mismos oficiales y soldados.
Sólo tuvo que reponer las bajas, heridos y enfermos. Esto significó contar, a los pocos meses de
contínuos combates, con un ejército pequeño pero capacitado para la difícil guerra chaqueña.

Inicio del conflicto


Comienzo de las hostilidades

Sellos de ambos países reclamando el Chaco.

El 15 de junio de 1932, un destacamento del ejército boliviano capturó un puesto de avanzada


paraguayo, el fortín 'Carlos Antonio López, al borde de la estratégica laguna Pitiantuta o "laguna
Chuquisaca" como fue bautizada posteriormente por los bolivianos. Esta ocupación se hizo a
sabiendas de que la laguna ya estaba ocupada por los paraguayos y contrariando ordenes expresas
del presidente Salamanca de evitar todo tipo de provoccación en el Chaco. Con esta "operación" de
encubrimiento, mentiras y desobediencia (y hasta extravío de documentación) realizado por
miembros del Alto Mando Boliviano a espaldas del presidente se iniciaba uno de los conflictos que
afectarían a Bolivia durante toda la contienda chaqueña, la de Salamanca contra los responsables
de la conducción del ejército y que culminaría años después con el cerco del presidente y su
destitución

El 16 de julio, el destacamento paraguayo Palacios volvió a apoderarse del lugar después de una
pequeña refriega. Este hecho que volvía las cosas a su lugar, no lo fue para el presidente boliviano
Salamanca. Como si se tratara de una afrenta al honor nacional pidió al general Osorio, el primero
de agosto de 1932, el enjuiciamiento de los responsables. Osorio se tomó su tiempo para responder.
Este clima político guerrerista explica, en parte, la excesiva reacción boliviana que, en represalia, se
apoderó de los fortines paraguayos Corrales y Toledo el 27 y 28 de julio, mientras el regimiento
Campero, con doscientos hombres, atacó otro fortín paraguayo, Boquerón, que fue capturado
fácilmente, no antes de sufrir una emboscada en la que murieron el comandante del regimiento y
varios soldados. En el frente diplomático, ante la protesta paraguaya, Salamanca se mostró firme en
no entregar esos fortines para volver al status-quo anterior exigiendo a su vez que los tres fortines
fueran integrados a una "zona en litigio" entre ambas partes.

Con la captura de los tres fortines el gobierno boliviano, sin tener en claro las consecuencias,
transformó una serie de refriegas, casi siempre incruentas, en una guerra con miles de muertos y
heridos. Pero la realidad era que Bolivia, a fines de julio de 1932, no estaba preparada para una
operación militar a gran escala en el Chaco. El mismo Osorio, el 30 de agosto, en su Memorandum
507/32, con un tono casi altanero e irrespetuoso, se queja a Salamanca diciéndole que no tiene
directivas precisas y que tampoco existe un Plan de Operaciones concreto que guíe al ejército
boliviano en el Chaco. En el mismo memorandum adjunta su propio plan que consiste en avanzar en
el Chaco por el Norte, en el Alto Paraguay, zona diametralmente opuesta al que, sin planes ciertos,
se esta realizando en el Sur. Respecto del enjuiciamiento de los responsables de la caida de la laguna
Chuquisaca le manifiesta que no es el momento adecuado para hacerlo. Todo esto ocurre a sólo 9
días del ataque a gran escala de todo el ejército paraguayo para recuperar Boquerón primero y
destruir al ejército boliviano después, es decir, del inicio de la guerra. A su vez el general
Quintanilla, a cargo de las fuerzas bolivianas en el Chaco, desde su lejano puesto de mando en
Muñoz, le solicita al general Osorio que adicionalmente a los 3 fortines capturados autorice la
ocupación de los fortines paraguayos Nanawa al Sur y Rojas Silva al Este.

En julio de 1932 los bolivianos contaban con cuatro mil efectivos organizados en lo que se conocía
como el Primer Cuerpo del Ejército en la parte sudoeste del Chaco. Dos mil hombres, organizados
en dos divisiones, estaban acantonados al noroeste del Chaco. Durante el mes de agosto más de
6.000 refuerzos empezaron a ser trasladados lentamente desde Bolivia rumbo al Chaco.

A partir de los sucesos del mes de julio (toma de 3 fortines paraguayos y actitud abiertamente
guerrerista del gobierno boliviano) el gobierno paraguayo se convence de que sólo queda la solución
militar a los problemas chaqueños y da luz verde a su Estado Mayor para que ponga en marcha la
defensa del Chaco utilizando todos los recursos que el Paraguay pudiera disponer. Durante el mes de
agosto de 1932, se concentró una fuerza de 8.000 efectivos organizados en un Cuerpo de Ejército en
Isla Poí. Mil quinientos hombres más fueron ubicados en Nanawa, al sudeste del Chaco y la Tercera
División, con 3.000 efectivos y ocho piezas Schneider de artillería móvil, fue acantonada al Norte,
en el alto río Paraguay. Otros 3.000 efectivos más fueron enviados desde Asunción. Durante los
meses de julio y agosto, se construyó una pista de aterrizaje en Isla Poí y se desplazó a esa zona todo
lo que el Paraguay poseía de poderío aéreo. El ejército paraguayo buscaba golpear primero
realizando en tiempo record la movilización para atacar con todas sus fuerzas a Bolivia. Estigarribia
estimaba que con el cambio sorpresivo en la escala de la confrontación el enemigo recién podría
completar su movilización masiva (y alcanzar la previsible superioridad en hombres y recursos) en
90 días, tiempo que necesitaba para llevar adelante, con ventaja, la Primera Ofensiva Paraguaya
(sep-dic 1932).

Primera ofensiva paraguaya (septiembre de 1932 a diciembre


de 1932)
Primera batalla en la guerra del Chaco: Boquerón y sus alrededores

Véase también: Batalla de Boquerón

Después de esta pequeña refriega en la Laguna Chuquisaca o Pitiantuta, la Cuarta División boliviana
fue enviada con alrededor de 300 hombres al mando del Tte. Cnel. Luis Emilio Aguirre a tomar los
fortines, Corrales, Toledo y Boquerón, las posiciones paraguayas más avanzadas en el Chaco. Los
dos primeros fueron capturados con suma facilidad, y después de un combate de dos horas también
cayó el último. El Tte. Cnel. Luis Emilio Aguirre falleció durante la captura de Boquerón, dejando el
mando a su segundo, el coronel Manuel Marzana.

Este competente oficial, al mando de 1500 hombres, sería el responsable de sostener el cerco de
Boquerón resistiendo los embates del grueso del ejército paraguayo, que desde el 9 al 29 de
septiembre de 1932 lo atacarían sin cesar, hasta que los pocos soldados sobrevivientes, agotados y
sin municiones, no pudieron impedir que los paraguayos ocuparan el fortín. Pero la batalla de
Boqueron no comprende solamente el ataque paraguayo al fortin sino los combates importantes que
se libraron a su alrededor.

A inicios de septiembre, Estigarribia había concentrado su Primer Cuerpo y lo había enviado a


Boquerón para rodear y embestir la guarnición boliviana. Las fuerzas aéreas de ambos países
comenzaron el patrullaje y reconocimiento agresivo para detectar los movimientos de las tropas
enemigas.

El 8 de septiembre, dos aviones de combate bolivianos detectaron al Segundo Regimiento de


Infantería paraguayo en el camino hacia Boquerón y bombardearon y ametrallaron la columna,
ocasionando grandes bajas entre los hombres y los caballos. Muchos de los soldados paraguayos, la
mayoría de los cuales nunca habían visto un ataque aéreo, se atemorizaron y desaparecieron entre
los arbustos. Sus oficiales tuvieron que pasar el resto del día reuniendo sus unidades.

A pesar de este retraso el avance continuó y los paraguayos atacaron desaprensivamente a Boquerón
el 9 de septiembre. Cuando los voluntariosos ataques iniciales no tuvieron éxito, las fuerzas
paraguayas rodearon el fortín para asediarlo tomando posiciones para emboscar a las fuerzas que
podrían venir en ayuda del mismo. Esa misma mañana, una columna de camiones del 14 Regimiento
de Infantería cayó en una emboscada paraguaya y fue aniquilada. En estos primeros dias pudo
observarse muchas deficiencias en el ejército paraguayo, principalmente en el abastecimiento del
agua y la sincronización de los movimientos.

La artillería paraguaya era uno de los blancos principales de las patrullas aéreas bolivianas, pero era
difícil ubicarlas porque estaban camufladas y bien atrincheradas. Los combates iniciales sirvieron
para que los paraguayos aprendieran lecciones valiosas. Utilizaron los matorrales del Chaco para
camuflar sus movimientos y rebasar el flanco de los bolivianos. Los caminos se hacían por debajo
de los árboles y se evitaban las líneas rectas. Esto hizo que la inteligencia boliviana subvaluara el
potencial del ejército paraguayo que estaba atacando. Con Boquerón sitiada se hicieron distintos
intentos de ingresar al fortín, siempre con pequeñas unidades, algunos exitosos y otros no, pero
todos con gran costo en bajas. También se utilizó la aviación para lanzar municiones, alimentos y
medicinas pero el fuego antiaéreo y la necesidad de conservar los aviones los obligó a lanzar los
abastos desde grandes altitudes.

En el campo diplomático, mientras se desarrollan los combates, el presidente boliviano Salamanca


aceptó la gestión de la Comisión de Neutrales de suspender las hostilidades creando un cinturón de
neutralización de dos kilómetros alrededor de Boquerón. El gobierno paraguayo no lo aceptó y
mantuvo su posición inicial de que Bolivia tenía que devolver previamente los tres fortines
capturados en julio (1932). La oposición política al gobierno de Salamanca aumentó sus críticas
sosteniendo con exageración que de la posesión del fortín Boqueron dependía la definición del
conflicto chaqueño.

Sin tener idea de que el abastecimiento aéreo había fracasado, el alto mando intentó convencer a
Salamanca sobre la necesidad de abandonar el fortín. Sin embargo, el general Quintanilla, el día 27,
pidió a Marzana que soportara diez días más hasta que se organizase un contraataque, algo
imposible teniendo en cuenta la superioridad del enemigo que estaba enfrentando. Al desconocer u
ocultarse la situación real en Boquerón fue un tremendo shock para Bolivia la caída del fortín dos
días más tarde hasta el punto que se retaceó la información en La Paz. En el otro conflicto, el que
libraba el presidente contra sus comandantes, el 21 de septiembre (a 8 días de la caída), Salamanca
respondió al general Osorio su impertinente nota del 30 de agosto diciéndole que mientras el ejército
había seguido las instrucciones presidenciales se había logrado la captura de Toledo, Corrales y
Boquerón y por no haberlo hecho se había perdido la laguna Chuquisaca. Rebatió el plan de Osorio
de atacar por el Norte y sostuvo su propio plan de atacar hacia el sureste para “descargar golpes
mortales que permitan a Bolivia imponer un tratado de paz en Asunción, ya que la marcha sobre la
capital paraguaya sería un golpe asestado al corazón del enemigo…”. Una vez conocido el resultado
de Boquerón, Salamanca no perdió tiempo, destituyó a Filiberto Osorio y lo reemplazó por Lanza.
Fue la primera victoria de este aficionado a la guerra.

En Boquerón y especialmente en los diferentes combates que tuvieron lugar en los alrededores,
Bolivia perdió, entre muertos y prisioneros, los oficiales y soldados con más experiencia en el teatro
de operaciones chaqueño, pérdidas difíciles de reponer.

Véase también: Batalla de Boquerón

Ofensiva paraguaya y retirada boliviana

Después de la captura de Boquerón, el ejército paraguayo con 15.000 hombres continuó su avance
contra el resto de las posiciones bolivianas que fueron abandonadas sin oponer resistencia.

El Coronel Estigarribia planeó que una división atacase el camino Yujra-Arce mientras que una
segunda avanzaría por la derecha para ganar la espalda del enemigo, la tercera quedaba como
reserva esperando que la conquista de Arce, el fortín boliviano más avanzado en el Chaco, fuera más
difícil que la de Boquerón. El comandante paraguayo actuaba con mucha cautela sabiendo que un
error en esas circunstancias dificilmente podría recuperarse dado los escasos recursos del Paraguay.
Una fracción boliviana fue rodeada por los regimientos paraguayos 2 de mayo y Corrales y se
rindió. Los bolivianos abandonaron los fortines Ramírez, Yujra y Castillo, colocándose a 11 km de
Arce. El regimiento boliviano 16° de infantería recibió la presión más intensa, pero pudo mantener
sus posiciones con el apoyo de la batería Rivera. El ataque se trasladó entonces al ala izquierda
defendida por los regimiento Loa y Campero comandadas por el mayor Germán Jordán, que también
pudieron mantenerse en sus posiciones.

Completada la maniobra de aproximación, el 21 de octubre, al amanecer, comenzó el ataque


paraguayo y para el mediodía los regimientos paraguayos 2 de mayo y Corrales lograron flanquear
las líneas bolivianas y salir a su retaguardia. Los regimientos Pérez, 15, 20, y 35 abandonaron sus
posiciones completamente desmoralizados, solo los combatientes del Loa, Campero, Lanza y 16°
permanecieron en sus puestos hasta que el Coronel Peñaranda, temiendo ser rodeado, ordenó la
retirada. Esta conducta de los combatientes bolivianos cuando eran cercados sirvió para configurar a
posteriori las tácticas de combate paraguayas.

Y solo bastó la caída de unos cuantos proyectiles de artillería para que los ánimos se alarmaran y
se perdiera la moral y disciplina.
Tte. Coronel Enrique Peñaranda, Comandante de la Cuarta División Boliviana

Este comentario pretende atribuir al soldado boliviano la culpa por la derrota liberando a los
oficiales de la principal responsabilidad.

Las fuerzas paraguayas entraron en Arce encontrándolo vacío y en ruinas. Los 4.000 efectivos que la
defendían se retiraron a Alihuatá, siendo cubiertos por los regimientos Loa, Campero, y Lanza, que
también se replegaron de allí poco después. Aunque resulte paradójico esta retirada (organizada o
nó) era lo mejor que podía hacer el ejército boliviano frente a un enemigo superior ganando un
tiempo valioso hasta que Bolivia pudiera realmente movilizar sus recursos. Estigarribia hubiera
deseado que presentaran batalla para poder aniquilarlos.

Y las tropas defeccionadas no pararon hasta Alihuatá. Algunos soldados se perdieron en el tupido
bosque, otros cayeron presos del enemigo, el resto iba llegando a Alihuatá aisladamente, en
completo desorden. El terror los impulsaba a seguir hasta Muñoz, había que tomar una resolución
en el acto
Tte. Coronel Enrique Peñaranda, Comandante de la Cuarta División Boliviana

Con las pocas tropas disponibles, recien se pudo resistir el avance enemigo a 7 km de Fortín
Saavedra, al borde de un largo y ancho pajonal que los paraguayos debían atravesar si querían seguir
atacando. Allí se posicionó la 4° división al mando del Tte. Cnel. Bernardino Bilbao Rioja, que
reemplazó al Tte. Cnel. Enrique Peñaranda dado de baja por enfermedad.

Mientras tanto en La Paz arreciaban las críticas tanto a Salamanca como al comando boliviano. El
general Quintanilla contesta esas críticas con amargura: "Ni el general Kundt ni nadie remediarán la
falta de efectivos, la deficiencia de armamentos y en general las innumerables deficiencias orgánicas
que caracterizan la actual situación"

Combate aereo sobre Km 7


El 30 de noviembre de 1932, desde las trincheras se observó al Capitán de la aviación boliviana
Rafael Pabón enfrentándose al Tte. Benítez Vera de la aviación paraguaya que llevaba de observador
a un oficial del Estado Mayor paraguayo. Fue el primer combate aéreo en tierras Americanas.

Ofensiva boliviana - diciembre de 1932 a julio de 1933


A partir de diciembre de 1932 el ejército boliviano completó la movilización de sus fuerzas y con la
llegada al Chaco de nuevas divisiones puso en desventaja al ejército paraguayo. El coronel
Estigarribia había avanzado durante 3 meses hasta Km 7 pero ahora debía enfrentar la embestida de
la totalidad del ejército boliviano al mando de su flamante comandante, el general alemán Hans
Kundt.

El ejercito boliviano retoma la iniciativa

El Gral. Hans Kundt llegó a la La Paz el 5 de diciembre de 1932, mientras se continuaba


combatiendo en las trincheras de Kilómetro 7. Rápidamente toma el mando de un ejército que en
cuatro gestiones anteriores había estructurado impartiendo la disciplina y los estrictos rigores del
militarismo prusiano. El conocimiento del ejército que él mismo había formado le permitió asegurar
al presidente Boliviano la victoria en el Chaco.

Si hay justicia divina y todavía hay justicia humana, la victoria será nuestra, solo necesito 25000
hombres
Palabras del Gral. Hans Kundt al Presidente Boliviano Daniel Salamanca

Kundt disponía de mucho más y sobre todo disponía de la entera confianza del presidente
Salamanca que tampoco había estado totalmente conforme con el desempeño de Lanza durante su
corto interinato.

La llegada de Kundt como salvador levantó la moral y el ánimo de los ciudadanos bolivianos que
pedían su vuelta a Bolivia después del desastre de Boquerón y la retirada hasta Km 7, cosa que
molestó a los oficiales bolivianos quienes veían su pericia, habilidad (no demostrados totalmente
hasta entonces) y orgullo menoscabados por la presencia del anciano oficial alemán a quien se le dio
una autoridad total e indiscutible.

Kundt planeó una ofensiva, que en su primera etapa debía capturar el fortín Nanawa. Este fortin era
importante porque abría varias posibilidades de ataque hacia Isla Poí, centro de operaciones
paraguayo. Una ofensiva que capturara Nanawa y luego Isla Poí le permitiría a Bolivia llegar al río
Paraguay y salir casi frente a Concepción, una importante ciudad del Paraguay sobre el lado oriental.

Se ordenó que la captura de los fortines Corrales, Toledo y Fernández estuviera a cargo del Segundo
Cuerpo formado por la 8ª y 3ª División mientras que la captura del fortín Nanawa estaría a cargo del
Primer Cuerpo integrado por la 7ma División formado por las fuerzas de retaguardia que defendían
las regiones de Agua Rica, Murguía y Cuatro Vientos reforzadas por algunos regimientos de la 4ª
División. En enero de 1933 se libró la primera batalla de Nanawa donde los bolivianos fracaron en
su objetivo de capturar el fortín, formando, no obstante, un peligroso semicírculo delante de él que
serviría de punto de partida para un ataque posterior.
El Segundo Cuerpo envió a la 3ª División compuesta por los regimientos Warnes, Ingavi, Pari,
Chorolque y la Batería Sossa, a capturar el fortín Corrales. Mediante un rodeo los regimientos
Warnes e Ingavi atacarían desde el Oeste, mientras que el Pari y el Chorolque presionarían el flanco
Norte. En la maniobra murió el comandante del regimiento Warnes, Guillermo Sánchez, sorprendido
por una patrulla enemiga. Los paraguayos, después de un breve combate, abandonaron el fortín.

La 8ª División capturó fácilmente el fortín Platanillos y confiadamente intentó hacer lo mismo con
Fernández chocando con una fuerte defensa que la rechazó con fuertes bajas. El regimiento
Colorados fue diezmado y tuvo que ser disuelto en el resto de otras unidades, transfiriendo su
famoso nombre al regimiento 41.

Kundt no quiso perder la iniciativa y por tal motivo movió a la 8ª División desde Platanillos para
que reforzara el accionar del resto del Segundo Cuerpo que enfrentaba a los paraguayos en Toledo.
El intento de capturar el fortin fracasó formándose a partir de febrero (1933) una línea defensiva a
15 km de Corrales.

La reconquista de Alihuatá y retirada paraguaya de Campo Jordán

El plan ofensivo del Gral. Kundt había quedado paralizado en sus extremos norte y sur, la 7ª
División delante de Nanawa, y la Tercera División cerca de Toledo. Las otras dos divisiones que
accionaron en el apoyo de aquellas tampoco progresaron en sus esfuerzos. Entre la Cuarta División
que seguía en Kilómetro Siete y la Octava y Tercera Divisiones, que formaban el 2do Cuerpo y
actuaban en el ala izquierda, existía una línea sin solución de continuidad de más de 50 km . Kundt
planeó una maniobra por este sector a fin de no perder la iniciativa.

Primeramente debía definir la situación de la Cuarta División que continuaba combatiendo en


Kilómetro 7. Siguiendo los consejos de oficiales del Primer Cuerpo, ejecutó una maniobra por el
flanco derecho paraguayo capturando el fortín Alihuatá con la ayuda de la División de Reserva que
había estado formando y que estaba a sus órdenes. Se hicieron los aprestos con el mayor secreto, se
trabajó en la apertura de un camino durante las noches a fin de que la aviación paraguaya no
descubriese la labor de los zapadores. El ataque, pese a estar bien organizado, tuvo errores de
ejecución lo que produjo bajas desproporcionadas al objetivo y los pocos soldados paraguayos que
la defendían.

Véase también: Primera Batalla de Alihuatá

La sorpresiva aparición de una división boliviana en el centro de su dispositivo fue un contratiempo


para Estigarribia que no esperaba una penetración tan audaz. Al día siguiente el regimiento Campos
llegó al camino Alihuatá-Saavedra, cortando la ruta de aprovisionamiento de la Primera División
Paraguaya que combatía en Kilómetro 7, Km. 12 y Campo Jordán. Una vez recibida la información
de que la ruta había sido cortada por la Novena División, los 3000 hombres de la Cuarta División
boliviana atacaron con más presión a los paraguayos. Los ataques en Campo Jordán se hicieron más
peligrosos para los paraguayos, que al no contar con una ruta de suministros tan directa y segura se
vieron obligados a abandonar silenciosamente sus trincheras durante la noche, por un camino de
aproximación construído en secreto y que atravesaba el pajonal de Campo Vía, dejando a la Cuarta
División en posesión de las trincheras de Kilómetro 7 y Kilómetro 12 luego de 4 meses de combate.
La retirada paraguaya fue perfectamente planificada hacia la zona de Gondra sin grandes pérdidas de
hombres ni material.

Véase también: Batalla de Campo Jordán

Luego de la Batalla de Alihuatá, los bolivianos intentaron retomar el fortín Arce, que luego de su
captura por los paraguayos 4 meses atrás se había convertido en el centro de operaciones del Primer
Cuerpo, pero fueron rechazados a 15 km del fortín por una fuerte línea defensiva. Kundt decide
centrar su ofensiva nuevamente hacia Fernández, para atacar luego con más libertad hacia Arce pero
es nuevamente rechazado por las fuerzas paraguayas. Más tarde desvió su atención hacia Gondra y
pese a los esfuerzos realizados por la Cuarta División no logró nada significativo, manteniéndola en
el lugar creando un nuevo frente en la zona central de todo el dispositivo boliviano. En seis meses de
ofensiva y contando con significativa superioridad en medios era bastante poco lo que Kundt había
logrado salvo la captura de Alihuata y la corrección de la saliente paraguaya en Km 7. Quizás por
esa razón volvió a su plan original: la captura de Nanawa al Sur.

Frente a Gondra

Véase también: Combates en Gondra

Después de la victoria boliviana en Campo Jordán, los paraguayos pertenecientes a la Primera


División Paraguaya retrocedieron atrincherándose en el Fortín Gondra, siendo perseguidos por la
Cuarta División Boliviana, que por orden de Kundt lanzó un ataque frontal contra el fortín,
fracasando debido a la resistencia enemiga apoyada en un terreno dificultoso. La división boliviana
estableció una línea de trincheras frente al mismo,

Gondra es una síntesis de la lucha en todos los frentes: lucha contra el enemigo y la naturaleza.
Gondra es la boca maldita de un espeso y espinoso bosque, en Gondra no hay grandes encuentros,
sino combate permanente. Ataque de trincheras, duelos de artillería, robo de centinelas, patrullas
en la retaguardia enemiga, sorpresas nocturnas, son los incidentes de cada jornada. Asaltos, golpes
de mano, reconocimientos, maniobras locales y contramaniobras suceden sin cesar. Prácticamente
no se duerme, es un infernal trajín diario.
Relatos del Escritor Justo Pastor Benítez y el Tte paraguyo Agustín Ávila sobre la Batalla de
Gondra

Pero los combates en Gondra, no tenían mayor importancia, pues Kundt tenía en mente una nueva y
potente ofensiva contra Nanawa que desde enero se mantenía a la espera.

Nanawa: El mayor ataque de toda la guerra

Véase también: La campaña de Nanawa

Los ataques hacia Fernández, Arce y Gondra, fueron explicados como maniobras meramente
distractivas, para que se prepararan las fuerzas necesarias para conquistar Nanawa, primer punto del
Plan de Operaciones de Kundt. Los informes de inteligencia que recibía Estigarribia le indicaban la
gran concentración de medios que se estaba realizando frente a Nanawa. Su preocupación
estratégica era saber si Kundt se preparaba para tomar por asalto el fortin o si iba a pasar de largo,
dejando una pequeña unidad de control alrededor de él, efectuando un amplio rodeo por el sur que lo
hiciera salir casi en la punta del riel de Casado con la intención de envolver a todo el ejército
paraguayo. Cuando le avisaron que Kundt había inciado un feroz ataque frontal sobre el fortin
comprendió el error estratégico de su adversario y le ordenó al comandante Irrazabal que resistiera
hasta el final.

En julio de 1933, Kundt reunió gran parte de su ejército para tomar las posiciones paraguayas en
Nanawa mediante un ataque frontal. Contando con superioridad aérea, un fuerte apoyo de artillería y
dos grupos de tanques Vickers, lanzó sus tropas contra las posiciones paraguayas que habían sido
fortalecidas desde la última batalla y que esperaban el ataque. Al Cuerpo Aéreo Boliviano se le
encomendó la misión de encontrar y destruir la artillería paraguaya. Sin embargó, fracasó en esa
misión porque era casi imposible detectar las posiciones de fuego paraguayas que habían sido bien
camufladas en los densos matorrales detrás de la línea principal.

Nido de ametralladoras paraguayo.

Las defensas de Nanawa se habían preparado con tiempo y respondían a los requerimientos vigentes
en esa época y en muchos casos tenía semejanzas con los empleados por los bolivianos en
Boquerón. Aunque los bolivianos utilizaron la fuerza aérea y tanques como apoyo cercano y
contaban, además, con una enorme superioridad en artillería, los ataques frontales no fueron tan
exitosos como durante la Gran Guerra porque éstos requieren de una coordinación muy precisa entre
aviones, artilleria y tanques con la infantería que avanza, capacidad técnica de la que carecían los
bisoños oficiales y soldados bolivianos.

Los atacantes lograron conquistar, con gran heroismo y derroche de bajas, algunas líneas de la
defensa, penetrando en ciertos sectores dentro del sistema defensivo pero, agotados por el esfuerzo
realizado, fueron rechazados por el contraataque de las reservas.

El ataque boliviano fracasó con más de dos mil bolivianos muertos y muchos heridos en
comparación con las 159 bajas y 400 heridos paraguayos, proporción que era de esperar en un
ataque de este tipo. Fue la primera derrota de Kundt y le permitió a Salamanca retomar su crítica
contra el comando boliviano indicando ahora que las operaciones debían hacerse economizando
hombres lo que introducía una peligrosa restricción en materia de conducción. Ya a partir de junio
de 1933, como consecuencia de las intrigas entre los oficiales superiores bolivianos bajo su mando,
Kundt venía pensando dejar su puesto, pero recien en septiembre puso a disposición de Salamanca
su renuncia, la que no fue aceptada.

Segunda ofensiva paraguaya (agosto 1933 a diciembre 1933)


Los cercos de Campo Grande y de Pozo Favorito

El ataque a Nanawa obligó al comando boliviano a debilitar el sector avanzado de Alihuatá, donde
quedaron sólo tres unidades con un ténue enlace entre ellas: el regimiento Ballivían en Campo
Grande, a la izquierda de Alihuatá; El regimiento Chacaltaya, en el centro del camino Alihuatá-
Arce; y una pequeña compañía del regimiento Junin, en Pozo Favorito. Las patrullas paraguayas
detectaron rápidamente zonas sin un debido control boliviano por lo que Estigarribia ordenó que la
Séptima División realizara tres movimientos de cerco separados, uno contra el regimiento Ballivían,
que sería el principal, y los otros dos, con unidades menores, sobre el regimiento Chacaltaya y la
compañía del regimiento Junín.

La Batalla de Campo Grande duro varías días. Las unidades bolivianas hicieron desesperados
esfuerzos para salir de los cercos. Los regimientos bolivianos Loa y Ayacucho, que se encontraban
en Nanawa, fueron en su ayuda, pero el Loa también cayó en el cerco y el Ayacucho no pudo alterar
la situación. Tanto Kundt como Banzer apreciaron erróneamente la dirección principal del ataque
paraguayo.

Tras días de sufrimiento por la falta de agua y el hostigamiento enemigo, los regimientos Ballivían y
Loa capitularon. Un total de 509 soldados, con 2 jefes, 11 oficiales, 3 médicos y 10 suboficiales se
rindieron. En el otro extremo la compañía del regimiento Junín también se rindió. En el centro el
regimiento Chacaltaya iba a correr la misma suerte, pero la aparición oportuna de los regimientos
Lanza y Campero, después de duros combates, le abrieron un brecha por donde pudo escapar.

Estas tres maniobras contra los regimientos que defendían el sector avanzado de Alihuatá fue el
primer síntoma del cambio de estrategia que estaba adoptando el ejército paraguayo y un ensayo en
miniatura de lo que vendría después.

Una batalla modelo: Alihuata-Campo Vía 23 octubre a 11 diciembre de 1933

Artículo principal: La Segunda Batalla de Alihuatá


No puedo evitar ocultar a usted el angustioso dolor que me causa el pensar en el derramamiento de
sangre en el Chaco. Confío en que usted sepa economizar nuestro cruel desgaste en cuanto sea
posible sin comprometer el éxito final de la campaña
Mensaje del Presidente Daniel Salamanca al General Hans Kundt

En otras palabras el mandatario recomendaba que no se repitieran intentos costosos en vidas como el
de Nanawa, prefería una estrategia defensiva, con el menor costo posible en vidas y materiales, que
desgastase al enemigo hasta obligarlo a llegar a un tratado de paz razonable. Salamanca ya no
pensaba, como un año antes, llegar hasta Asunción, la capital paraguaya, para firmar la paz.

Mientras el presidente de Bolivia reprochaba indirectamente al que iba a ser el salvador de su país,
de parte del fracaso en Nanawa, por el otro lado, el presidente paraguayo Eusebio Ayala viajaba
desde Asunción hasta el puesto de comando del Cnel. Estigarribia en Isla Poi para ascenderlo al
rango de General. En esa reunión autorizó a poner en marcha el Plan de Operaciones que le presentó
Estigarribia contra los bolivianos ubicados en Zenteno-Alihuatá, y se comprometió a enviar todos
los recursos que el Paraguay pudiera disponer.
El ahora Gral. Estigarribia quería volver nuevamente a la ofensiva, y el ataque a la Novena Division
boliviana era la lógica secuela de los triunfos paraguayos en Campo Grande y Pozo Favorito. El día
23 de octubre, los paraguayos iniciaron una serie de ataques contra esa División, de acuerdo a la
primera fase del plan que era empujarla a sus líneas principales.

Una vez amarrada las posiciones de los defensores bolivianos de Alihuatá se pasó a la segunda fase,
rodear su flanco izquierdo, maniobra que estuvo a cargo de la Séptima División paraguaya. El 3 de
diciembre de 1933 la vanguardia de esa división llegó hasta los bordes del Campo 31, cortando el
camino Saavedra-Alihuatá con lo quedaba la Novena División boliviana en peligro de ser copada.
Otras fuerzas cortaron una segunda ruta más larga hacia el mismo lugar. Sin ninguna posibilidad de
recibir nuevos refuerzos para evitar el cerco, Banzer decidió replegar la Novena división por una
tercera ruta que todavía quedaba libre. El fortín Alihuatá fue evacuado, y los 7000 hombres de la
Novena División abandonaron sus posiciones hacia un costado, en dirección a la Cuarta División
que combatía en Gondra.

Lo que el Coronel Carlos Banzer desconocía era que el frente de la Cuarta División había sido roto
por un ataque sorpresivo realizado por el coronel Franco y que se estaba replegando hacia la misma
zona donde convergía la Novena División.

Estas dos tenazas que encerraban a dos divisiones bolivianas constituyen la maniobra militar más
recordada de la guerra del Chaco.

Rendición en Campo Vía

Artículo principal: El cerco de Campo Vía

La Novena y Cuarta División boliviana se encontraron en Campo Vía. La ruptura del frente de la
Cuarta División en Gondra por las tropas paraguayas de la Primera División ayudaron a cerrar el
cerco de nada menos que dos Divisiones bolivianas, el grueso de su ejército en el Chaco. El 10 de
diciembre se completó el anillo. Toda la ofensiva paraguaya fue una sorpresa y el General Kundt
reaccionó lentamente a la crísis que se desarrollaba. Sus pilotos le informaban sobre la importancia
y ubicación de las tropas enemigas pero Kundt los rechazó por alarmistas e incorrectos ya que
estaba convencido de que el ejército paraguayo no estaba capacitado para llevar a cabo operaciones
coordinadas en un frente tan amplio. También es cierto que muchas de sus órdenes, que eran
correctas para salir de la crísis, no fueron o no pudieron ser cumplidas por sus subordinados.

El 10 de diciembre los bolivianos llevaron a cabo un desesperado contraataque para intentar salvar
algunas de las fuerzas aisladas pero el apoyo aéreo fue coordinado deficientemente y muchas de las
bombas del Cuerpo Aéreo cayeron sobre sus propias unidades. Solo el regimiento Lanza, en una
lucha feroz y con grandes pérdidas, logró romper el cerco y escapar con otras pequeñas unidades. El
11 de diciembre, dos divisiones bolivianas, sin ninguna opción, tuvieron que rendirse.

Era el desastre militar más grande de Bolivia: 2600 soldados habían muerto y aproximadamente
7500 cayeron prisioneros. De un solo golpe, más de dos tercios de las fuerzas de combate bolivianas
en el Chaco habían sido destruidas. Sólo 1500 hombres escaparon de la zona aislada. Kundt fue
destituido como comandante en jefe de las fuerzas de Bolivia y el Coronel Peñaranda fue promovido
a General de Brigada y comandante en el Chaco, debido a sus recientes acciones al ayudar a escapar
a otras unidades bolivianas cercadas en la retaguardia y en otras zonas del conflicto.
El resto del ejército boliviano se retiró rápidamente. La rendición de Campo Vía le proporcionó a los
paraguayos 8000 fusiles, 536 ametralladoras, 25 morteros y 20 piezas de artillería, muchos camiones
al igual que una gran cantidad de municiones. Para un país de escasos recursos como el Paraguay el
armamento capturado le permitió proseguir la guerra hasta el final.

Quedó demostrada la capacidad que había adquirido el ejército paraguayo después de más de un año
de permanentes combates para planificar y llevar a cabo rápidamente una maniobra compleja por la
gran cantidad de recursos comprometidos, en pleno verano, lo que sorprendió totalmente al
comando boliviano.

Un armisticio de veinte días


Con la derrota sufrida en Alihuatá y Campo Vía al ejército boliviano sólo le quedó la Séptima
División apostada delante de Nanawa, la que tuvo que retirarse rápidamente hacia Saavedra. La
propuesta del coronel Franco de utilizar todos los camiones disponibles para avanzar rapidamente
hacia Ballivian-Villa Montes y acabar con el resto del ejército boliviano no prosperó. El presidente
Eusebio Ayala creyó que había ganado la guerra y que Bolivia, sin ejército, no tenía otra opción que
capitular y solicitar la paz y para dar tiempo a la diplomacia propuso un armisticio que el gobierno
boliviano aceptó de inmediato.

El armisticio sólo tuvo una duración de 20 días, desde el 19 de diciembre de 1933 al 6 de enero de
1934 y favoreció enteramente a Bolivia.

Tercera ofensiva paraguaya (Enero 1934 a junio de 1935)


Creación del Segundo Ejército Boliviano

Bolivia acepta el armisticio no para rendirse sino para formar un nuevo ejército que prosiguiese la
guerra. En el primer año, Bolivia había movilizado a la juventud de 20 a 30 años. Ahora movilizó a
los de 30 a 40 años que al ser casados y tener familia dejaban a estas en condiciones precarias
haciéndo que su sacrificio fuese mayor. Durante el primer año y medio de guerra, Bolivia había
movilizado 77.000 hombres de los cuales solo quedaban 7.000 en el Chaco (La Séptima División).
Del resto: 16.000 habían muerto; 32.000 fueron evacuados por heridas o por enfermedades como la
malaria; 10.000 cayeron prisioneros; y 6.000 habían desertado. La gran cantidad de desertores
muestra que la guerra no era popular ni comprendida por el pueblo boliviano. Muchos soldados que
veían como las tierras de sus comunidades eran expropiadas por los terratenientes bolivianos (dando
lugar a levantamientos campesinos) ahora debían ir a luchar por un desierto inhóspito y estéril.

Estigarribia queda sorprendido, Bolivia, después de sufrir derrotas aplastantes, recobraba su


vitalidad y seguía peleando con exasperante tenacidad. El país todavía tenía los recursos para ello,
algo que el Paraguay carecía y compensaba con un patriotismo que le proporcionaba alguno que otro
contingente nuevo desde Asunción.

Cuando el armisticio caducó, el ejército boliviano había recuperado su estructura, contaba


nuevamente con dos Cuerpos del Ejército, formados por dos divisiones cada una, cada división
compuesta de tres regimientos, un grupo de artillería y un grupo de morteros. El Primer Cuerpo con
los regimientos Pérez, Sucre y Murguía, formando de nuevo la Cuarta División, y el Campero,
Florida y Colorados constituyendo la Séptima División, con el regimiento Castrillo de reserva. El
Segundo Cuerpo contaba con la Tercera División compuesta por los regimientos Jordán, Loa y Santa
Cruz, y la Octava División formada por los regimientos Campos, Ayacucho y Chorolque con el
Ingavi como reserva. Los regimientos Abaroa, Aroma y Lanza constituían la reserva inmediata a las
órdenes del Comando Superior, el regimiento Montes resguarnecía la región de Carandaity, un total
de 18 regimientos con un total de efectivos superior a las fuerzas que Kundt comandó un año antes.
Pero esta enorme estructura tenía dos graves inconvenientes: 1) Los soldados carecían de
experiencia bélica, su moral y motivación eran bajas. En su libreta de guerra, el soldado Severino
Menduina del RI 12 Florida se queja de la mala comida, del temor a la selva chaqueña y de los
fusilamientos de desertores que los soldados están obligados a presenciar; 2) El cuadro de oficiales
estaba tan raleado que se tuvo que entregar el comando de la mayoría de los regimientos a capitanes
y mayores con poca experiencia o tener que contratar directamente extranjeros, especialmente
chilenos, que ingresaron en grupos a mediados y fines de 1934. Mientras el ejército boliviano
alistaba a estudiantes como soldados su par paraguayo los preparaba para oficiales y suele atribuirse
la poca capacitación y cantidad de oficiales a la estructura de la sociedad boliviana, al elitismo y al
racismo.

Se reanuda la lucha con el avance del ejército paraguayo

Mientras el ejército paraguayo avanzaba por el Chaco capturando los fortines bolivianos Platanillos,
Loa, Esteros, Jayucubás y Muñoz, el ejército boliviano, en actitud defensiva, intentó crear diversas
líneas de contención.

Los bolivianos trataron de frenar la ofensiva paraguaya primeramente en la Línea Magariños-La


China pero fueron vencidos por lo que tuvieron que retroceder y formar una nueva en Campo
Jurado. Se organizó nuevamente a la Novena División, pero el Tercer Cuerpo a cargo del Tte. Cnel.
Rafael Franco le infringió una dura derrota en Cañada Tarija, obligando al ejército boliviano a
retroceder nuevamente hacia una nueva línea a pocos kilómetros del estratégico Fortín Ballivían.

Caida del fortín Magariños

Desde la derrota de Campo Vía el Alto Mando boliviano había decidido resistir en la Línea
Magariños-La China. Allí, el Primer Cuerpo boliviano había construido un tremendo sistema
defensivo, sin lugar a dudas, el mejor realizado durante toda la guerra. La seguridad para los
sirvientes de armas automáticas y fusileros era absoluta. Se notaba que se tuvo en cuenta la escasa
moral de la tropa que debía cubrirla y se trató de infundirle valor mediante el convencimiento de que
al amparo de la misma no sería alcanzado por el fuego paraguayo. La comunicación entre el fortín
Magariños y La China se hacia a través de un camino que iba a La Chinita (117 kms.) , y de la
Chinita volvía a La China (125 kms) totalizando 242 kms de punta a punta mientras que en línea
recta Magariños estaba de la China a sólo 80 kms.

A comienzos de febrero de 1934 las tropas paraguayas comenzaron a accionar sobre La China y se
observó que los bolivianos trasladaban tropas desde la zona de Magariños para reforzarla. A tal
efecto, el 10 de febrero, se ordenó realizar un ataque demostrativo en Magariños al sólo efecto de
fijar allí la mayor cantidad de bolivianos. Con apoyo ligero de artillería se inició una cautelosa
aproximación al poderoso sistema defensivo. El día 11 se ocuparon algunos puestos avanzados pero
a medio día el comando paraguayo evaluó que el ataque demostrativo no había producido el efecto
deseado. Se ordenó incrementar la acción para hacerla más verosímil a cuyo efecto, a partir de las
14:00, se avanzó cada vez más cerca. Para sorpresa del comando paraguayo, en el sector central,
sobre el camino que de Moreno va al fortín Magariños, debido a la defección de gran parte de los
defensores, se pudo ocupar 300 mts. de trincheras mediante un ataque con bayonetas y machetes. Se
penetró 7 kms rumbo al fortín Magariños sin encontrar resistencia dejando a retaguardia miles de
soldados bolivianos que seguían en sus trincheras sin haberse dado cuenta de la brecha existente. El
avance se suspendió debido a la oscuridad y la falta de conocimiento del terreno. El día 12, los
bolivianos se enteraron de esta incursión en su retaguardia y retrocedieron en toda la línea
abandonando las trincheras sin combatir. Magariños fue incendiada por los bolivianos y a la noche
las patrullas paraguayas pernoctaron a 30 kms más allá del fortín. En sólo 14 horas habían hecho un
avance de 35 kms. Los bolivianos tuvieron 60 bajas, los paraguayos 10 y 27 heridos.

La batalla de Cañada Tarija

El 27 de marzo (1934), el ejército paraguayo inició el avance hacia el Noroeste, alcanzando una
línea que iba de Fortín Ballivián, sobre el río Pilcomayo, hasta Cañada Tarija, en las proximidades
de Picuiba. La VI División paraguaya, al mando del teniente coronel Federico W. Smith, interceptó
en Cañada Tarija al regimiento 18 Montes con 1500 hombres que habían avanzado desde Garrapatal
hacia Cañada Tarija. El coronel Smith envió dos regimientos (RI 8 y 5) por la derecha e interceptó el
camino detrás del regimiento boliviano y una seccion del RI 14 por la izquierda mientras dos
secciones del RI 14 lo atacaban de frente. El regimiento boliviano perdió 1000 hombres entre
muertos, prisioneros, heridos y extraviados, armamento y a su jefe, el teniente coronel Ángel Bavía,
que intentó suicidarse, siendo llevado grave al campamento paraguayo donde falleció el 5 de abril.
Antes de terminar el mes de marzo cayó Garrapatal en manos de las fuerzas paraguayas, las cuales
fueron concentradas por orden de Estigarribia sobre el río Pilcomayo.

Batalla de Cañada Strongest

Artículo principal: Batalla de Cañada Strongest

La nueva línea defensiva boliviana tenía una gran debilidad, y era el espacio abierto entre los dos
cuerpos de ejército que defendían Ballivían. El comando paraguayo constató esa brecha y decidió
realizar una maniobra penetrando por ella hasta alcanzar el río Pilcomayo y obligar a rendirse al
Primer Cuerpo que defendía Ballivían. Pero la aviación boliviana descubrió la picada oculta que
abrían los paraguayos en el bosque y en la que se trabajaba por las noches.

El comando superior, más concretamente el coronel Ángel Rodríguez, resolvió dejar que los
paraguayos avanzaran hasta cierto límite, para poder encerrarlos mediante una maniobra concéntrica
que juntase a sus espaldas a regimientos del Primer y Segundo Cuerpo, salidos de sus respectivos
sectores.

Los 9 regimientos y la artillería que componían el Primer Cuerpo paraguayo avanzaron por el claro
existente entre los cuerpos de ejército enemigos sin sospechar que se metían en una trampa. El
regimiento Lanza, que encabezaba el accionar de la Novena División, comenzó la maniobra pero en
su avance tropezó con un batallón de 200 hombres del regimiento paraguayo Mariscal Lopéz al
mando del cptan. Joel Estigarribia y sin necesidad se empecinó en capturarlo rodeándolo con un
triple cerco perdiendo varios días en hacerlo debido a la obstinada resistencia de esa pequeña
unidad. A esta demora se sumaron la de los regimientos Jordán y Loa del Segundo Cuerpo debido a
la espesura del bosque que atravesaban.
Perdida la sorpresa, los regimientos paraguayos, al sentir movimientos adversarios en su retaguardia,
buscaron inmediatamente su liberación. Algunas unidades lograron salir por sendas aún no
contraladas, otras se abrieron paso a la fuerza. Esta fue la llamada Batalla de Cañada Strongest,
aunque la localización del cerco se ubicó en Cañada Esperanza, a unos pocos kilómetros de la
cañada ya mencionada.

El combate tuvo lugar desde el 18 al 25 de mayo de 1934. Su resultado fue una victoria parcial del
ejército boliviano pues sólo logró tomar como prisioneros a 67 oficiales y 1389 soldados de los
regimientos Sauce, Capitán Bado y Mariscal López de la 2da División perdiendo el ejército
boliviano la posibilidad de cercar a una o dos divisiones paraguayas (7ma y 2da division). Los
bolivianos capturaron fusiles, ametralladoras, tres morteros y diez camiones, en su mayoria de
orígen bolivianos.

Si bien la batalla de Cañada Strongest no tuvo el éxito que se buscaba (la derrota de todo un Cuerpo
de Ejército enemigo), su resultado parcial tonificó la moral del comando, combatientes y población
del país. De todas formas el ejército boliviano tuvo que continuar con su retirada.

La campaña de Carandaity y el avance hacia la zona petrolífera Boliviana

Artículo principal: Campaña de Carandaity

Pese al traspies sufrido en Cañada Strongest el comando paraguayo insistió en su intento de ocupar
Ballivían, a cuya defensa el comando boliviano, como siempre, le daba gran importancia, previendo
que su caída sería otro golpe más a la frágil confianza que en su capacidad tenía el gobierno y el
pueblo bolivianos.

Durante junio, julio y la primera quincena de agosto de 1934 se sucedieron intensos ataques y
contra-ataques llevando la peor parte las fuerzas bolivianas. El historiador y ex combatiente
boliviano, el mayor Hugo Rene Pol, menciona el estado físico y mental en que se encontraban las
unidades bolivianas después de meses de combates: “Será menester apuntar que la fatiga y otros
factores (...) quebró en más de una vez la moral de nuestras aguerridas unidades, como en los casos
de la ruptura de la línea fortificada del denodado regimiento Pérez (R.3) en la madrugada del 18 de
junio”(en Ballivián). “Se creyó o arguyó que esta ruptura se debía a un descuido debido a una
sorpresa a los puestos avanzados. Sin embargo, poco después, el 8 de julio, el regimiento Manchego
(R.12), a pesar de las medidas de precaución tomadas la noche anterior, a la primera presión del
enemigo dejó sus posiciones permitiendo a este incrustarse en un sector de 4 kilómetros (...) dos días
después, el desarrollo de una operación tendiente a envolver al enemigo en sus posiciones nos fue
malogrado por el desbande del regimiento Colorados (R.41), uno de los mejores del 1er Cuerpo de
Ejercito (...) (lo mismo ocurrió con) las sucesivas rupturas de nuestras líneas en los sectores de los
regimientos Beni, Sucre, y las interiores del Campero, Loa, Santa Cruz…” (Pol, Hugo R. "La
campaña del Chaco".pag 91)

Estigarribia ejecutó dos nuevas maniobras de penetración hacia el río Pilcomayo, más al norte del
fortín Ballivian. Al no conseguirlo y para distraer la atención del enemigo, movilizó al Segundo
Cuerpo de Ejército al sector de Carandaity, con el objetivo de aproximarse al río Parapetí y a la zona
petrolífera de Bolivia. Esta maniobra de largo alcance, que comenzó el 14 de agosto de 1934 con el
ataque a Picuiba fue realizada a gran velocidad y riesgo según era la característica del cnel Franco y
causó una gran consternación en Bolivia. En 13 dias el Segundo Cuerpo avanzó 160 kms a través de
colinas de arena y malezales carentes de agua llegando hasta Carandaity donde tuvo que detenerse
por problemas logísticos ya que el agua debía traerse desde Garrapatal a 250 kms de distancia al
sureste. Daniel Salamanca viajó con urgencia al Chaco e instó a los jefes a buscar la manera de
conjurar este peligro.

Primera batalla de Algodonal

Las fuerzas paraguayas del Segundo Cuerpo que habían capturado Picuiba tras la batalla del 14-15
de agosto llegaron a Algodonal el día 21 avanzando 70 kms en casi seis días, una velocidad más que
razonable teniendo en cuenta que se hacia a pie, a través de una zona que había que patrullar y
asegurar pues facilitaba las emboscadas. Algodonal no era ni un fortín (había una sola construcción
de barro con techo de paja) ni una posición favorable para instalar una defensa. De hecho al 21 de
agosto no tenía ninguna. Tampoco tenía agua. Era solo un punto intermedio en el camino de Picuiba
a Carandaity, distante 70 kms. al Este del primero y a 50 kms al Oeste del segundo, por el que había
que pasar necesariamente. Las fuerzas bolivianas que ocupaban Algodonal estaban constituidas por
un batallón de lo que quedaba del Reg. 18 Montes, dos escuadrones del Reg. Caballería Castrillo y
fuerzas que habían escapado de Picuiba al mando del tte. Hugo René Pol, lo que hacía un total de
600 hombres al mando del mayor alemán Brandt. Ante la presencia de fuerzas enemigas, los
bolivianos de Algodonal recibieron, al anochecer del día 21, el refuerzo de un batallón de zapadores
y nuevos reclutas aumentando sus fuerzas a 1.216 soldados. El comando paraguayo, sin conocer la
incorporación de estas nuevas fuerzas, planeó un envolvimiento que cortara la ruta que va de
Algodonal a Carandaity mientras el resto tomaba silenciosamente posiciones de ataque sobre el
fortín. Al dia siguiente, cuando esperaban esa orden, que se daría una vez tomada la retaguardia
boliviana, los paraguayos observaron en el cañadón a unos 200 reclutas haciendo instrucción militar.
El mayor Brandt salió en ese momento de Algodonal rumbo a Carandaity para solicitar más recursos
y a pocos kms. se encontró con el general Julio Sanjinéz que venía a inspeccionar el lugar. Mientras
conversaban en el camino comenzó el ataque paraguayo por lo que se pudieron salvar de caer
prisioneros. El ataque comenzó con un fuego infernal de ametralladores y morteros que aniquiló en
pocos minutos a todos los reclutas que estaban en el cañadón. La aviación boliviana detectó el
movimiento paraguayo en la retaguardia avisando al comando y éste lo comunicó al tte. Pol, que
había quedado como comandante interino del fortín. Inmediatamente este oficial eligió a 200
veteranos para romper el cerco hacia el Oeste y retirarse hacia Carandaity. Esta fuerza también fue
diezmada en pocos minutos por lo que el Tte. Pol reunió al resto (unos 500 hombres) y escapó al
monte con dirección Sur, con la idea de hacer un rodeo y volver al camino Algodonal-Carandaity
más adelante. De estos hombres muchos volvieron para rendirse, otros murieron de sed y
agotamiento, porque cada vez que el teniente Pol salía al camino se encontraba con que las fuerzas
paraguayas ya habían pasado por el lugar en su rápido avance hacia Carandaity. Sin posibilidad de
salvarse se entregó con sólo 68 sobrevivientes. En Algodonal se capturó un parque importante,
incluso armas nuevas sin sacar de los cajones.

Creación del Cuerpo de Caballeria del cnel Toro

Se organizó el llamado Cuerpo de Caballería (aunque con pocos elementos montados), integrado por
los mejores regimientos, cuyo comando se entregó al Cnel. David Toro. Ese Cuerpo maniobró
contra la Sexta División paraguaya movilizada en ese sector. Intentó coparla tres veces, en las
acciones de Carandaity, Algodonal y La Rosa, en las que los paraguayos consiguieron esquivar los
cercos abriéndose paso combatiendo con escasa pérdida de hombres y materiales. La misión
estratégica del II Cuerpo de Ejército era ahora distraer al coronel Toro alejándolo de las operaciones
de cerco y aniquilamiento que estaban en marcha sobre las divisiones bolivianas en El Carmen. El
coronel Toro enfrentaba al oficial más hábil e impredecible del ejército paraguayo, el coronel Rafael
Franco, el mismo que, por propia iniciativa, había cerrado sorpresivamente la ruta de escape de dos
divisiones bolivianas en Campo Vía. Lo más importante de la lucha en ese sector, en el mes de
septiembre de 1934, fue el avance del Cuerpo de Caballería hasta el Fortín Picuiba, que quedaba a
espaldas de las fuerzas paraguayas que accionaban contra el Primer Cuerpo boliviano.

Cerco y aniquilamiento de dos Divisiones bolivianas en El Carmen 16 nov 1934

En noviembre, el ejército paraguayo, con tres divisiones, rodeó a una división boliviana (la Div 1 de
Reserva al mando del cnel. Murillo) que se encontraba defendiendo el lugar denominado El Cármen.
Mientras una atacó frontalmente fijandola a su posición, las otras dos (Divs. 8 y 2) avanzaron por los
costados de su presa, hasta unirse en su retaguardia. Estigarribia aumentó su victoria encerrando
también a otra división boliviana (la Div 2 de Reserva al mando del cnel. Mendez) que acudió en
socorro de la primera. En su larga lucha contra lo que consideraba como una ineptitud crónica de los
comandantes bolivianos, el presidente Salamanca comenzó a buscar un reemplazante de Peñaranda.

El 16 de noviembre de 1934, más de 5.000 hombres acosados por la presión enemiga, el calor y la
sed, comenzaron a rendirse. Algunos grupos lograron escapar internándose en el bosque. Se vivieron
escenas de gran dramatismo cuando el ejército paraguayo tuvo que proveer de agua y alimentos, en
forma perentoria, a una masa de hombres que duplicaba su capacidad logistica. "Muchos prisioneros
estaban tan debilitados que por el zarandeo de los camiones perdían el equilibrio y caían al camino
donde nadie los recogía. Asi se llenó la ruta de un tendal de cadaveres, algunos muertos por la sed,
otros atropellados por los camiones que debido a la oscuridad o la polvareda no los podían
esquivar"(Estigarribia, J.F. Memorias. pags 323-326)

Persecución por el desierto

El Cnel. David Toro, después de superar Carandaity y los fortines 27 de Noviembre, Algodonal, La
Rosa, Yrendague y recapturado Picuiba, continuó la persecución de las fuerzas de Franco. A su
juicio, una vez destruido el Segundo Cuerpo enemigo se estaba “en situación de copar el grueso del
ejército Paraguayo que operaba contra Villamontes al Oeste, aislándolo de sus principales bases,
obligándolo, cuando menos, a efectuar una desordenada retirada hacia el sudeste, que le ocasionaría
las más graves consecuencias". La realidad era que a medida que avanzaba por una zona desertica,
en pleno verano, accionando contra un enemigo que permanentemente se detenía, lo enfrentaba, se
dejaba rodear y luego escapaba, estiraba su línea de aprovisionamiento (de agua principalmente), su
seguridad se hacía cada vez más débil y los soldados se iban agotando física y moralmente. La 6ta.
División paraguaya fue rodeada a principios de septiembre de 1934 en Puesto Burro, el dia 22 en
Algodonal, el 9 de noviembre (conjuntamente con la División de Reserva) en Yrendague y a fines
del mismo mes esas dos unidades fueron expulsadas de Picuiba. Así, lo que el coronel Franco habia
logrado en 16 dias de avance (de Picuiba a Carandaity), el coronel Toro lo revirtió en agotadores 3
meses.

Maniobra de Yrendagüe y colapso del Cuerpo de Caballeria del Cnel Toro - 5 al 8


diciembre de 1934

Batalla de Yrendagué
"La guerra en el desierto es el Paraíso de la Táctica y el Infierno de la Logística"

El 9 de noviembre de 1934, los bolivianos desalojaron a los paraguayos del fortín Yrendagüe, único
lugar donde se encontró agua dulce en el Chaco. El Segundo Cuerpo, reducido a no más de 3.500
soldados, cuya misión era atraer al coronel Toro y sus poderosas fuerzas alejándolo de la zona de El
Carmen, continuó su retirada.

Pese a la derrota boliviana en El Carmen (16/11/1934) el cnel. Toro siguió presionando a Franco
preparándose para ocupar La Faye y destruir al Segundo Cuerpo. Después de El Carmen, el general
Estigarribia devolvió la 8va Division al Segundo Cuerpo por lo que ahora éste disponía de 5.500
hombres. Aún con esa incorporación la situación del cnel. Franco era comprometida pues si perdía
La Faye se exponía a la destruccion total. Ante esta situación, tal cual era su característica, ideó un
plan sorpresivo por lo casi imposible de su realización: enviar a la 8va División a través de 70 km de
desierto, en pleno verano, con más de 45 grados de calor a la sombra, abriendose paso (sin abrir una
picada) por un monte cerrado para no ser descubierta por las patrullas de control y aviación enemiga
y apoderarse por sorpresa de los pozos de Yrendague y dejar sin agua a todo el Cuerpo de Caballeria
boliviano en pleno desierto. La 8va. División, con el coronel Garay a la cabeza (era el oficial de más
edad en el ejército), inició su marcha el dia 5 de diciembre y pese a que cada soldado llevaba el
doble de ración de agua, debido al excesivo calor, se consumió más de la cuenta, por lo que el dia 6
detuvo la marcha para reaprovisionarse del vital elemento. El cnel Franco le ordenó continuar el
avance a cualquier precio. La columna, con gran parte de sus hombres al borde de la deshidratación
reinició su marcha. Sin embargo, por puro azar, esa demora evitó que la 8va. División chocara en su
marcha con secciones de la 7ma Division boliviana que operaba en esa zona y que ésta descubriera
la maniobra haciéndola fracasar. El dia 7, las extenuadas tropas siguieron avanzando sin encontrar
enemigos, señal de que los bolivianos ignoraban que muy lejos en su retaguardia se movía toda una
División paraguaya rumbo a los pozos de Yrendagué. Ese mismo dia se capturó toda la sanidad del
Cuerpo de Caballeria de Toro (incluyendo su médico jefe) y al dia siguiente se tomó el fortín y los
pozos. Sin agua, las fuerzas bolivianas se desintegraron. Muchos soldados salvaron sus vidas
entregándose. El dia 10 miles intentaron huir desde El Cruce hacia el fortin 27 de Noviembre
muriendo de sed o suicidándose desperdigados por el desierto. El dia 11 llovió providencialmente
sobre los sobrevivientes. De los 12000 hombres, Bolivia perdió el 50% de los soldados y el 60% del
armamento. Fue una de las batallas mas crueles de la guerra y produjo una profunda impresión en el
pueblo boliviano cuando se enteraron del padecimiento de los soldados.

El historiador Bruce Falcau, al comparar las acciones del cnel Franco con las del general
norteamericano Patton dice: “la movilidad refleja más la personalidad del comandante y un estado
mental que de la velocidad de los vehículos que éstos pudieran tener a su disposición”

Motín y derrocamiento del presidente boliviano Daniel


Salamanca
El desastre de El Cármen obligó al ejército boliviano a abandonar Fortín Ballivián (a cuya defensa
se había dado tanta importancia), atrincherándose a pocos kilómetros de Villa Montes, corazón de la
actividad bélica en el Chaco. Con Ballivián abandonado y las fuerzas paraguayas acercándose a
Villa Montes, el presidente boliviano Daniel Salamanca decidió viajar en persona a esa localidad
para destituir al Gral. Enrique Peñaranda y reemplazarlo por el Gral. José L. Lanza al mando del
ejército boliviano. La relación con Peñaranda fue siempre áspera lindante casi con la
insubordinación. En un radiograma a Peñaranda luego de la retirada de Ballivián y derrota de El
Carmen, Salamanca le dijo: "Hago saber a ustedes que el pueblo ya no tiene confianza en la pericia
del comando". La respuesta de Peñaranda no fue menos violenta: "Aquí en la línea se piensa lo
mismo de su gobierno y no por ello nos alarmamos". Fue un error estratégico de Salamanca, en su
larga lucha contra el comando boliviano, abandonar La Paz (ciudad capital de Bolivia). El 23 de
noviembre de 1934, seis días después de la capitulación de dos divisiones bolivianas en El Carmen,
sectores politizados de las fuerzas bolivianas leales a Peñaranda (y al coronel Toro), se resistieron a
esa orden presidencial y sacando algunas tropas del frente, rodearon el alojamiento del presidente,
emplazaron ametralladoras en los macizos cercanos para evitar cualquier fuga, lo arrestaron y lo
obligaron a renunciar a su cargo, pidiéndole al vicepresidente Tejada Sorzano que asumiera la
primera magistratura. Fue el mejor cerco que lograron realizar los comandantes bolivianos en toda la
guerra y Salamanca no se privó de decírselos.

Daniel Salamanca retornó por vía aérea a su hogar en Cochabamba. Una pesada cruz había sido
retirada de su espalda. Quince días después hubiera tenido que soportar el tremendo desastre de
Yrendagué. Ahora ya no era suya la responsabilidad que venía temiendo desde un año atrás: la de
verse obligado a firmar la paz con el Paraguay en las condiciones de inferioridad en que se
encontraba ahora Bolivia por culpa de los errores de los comandantes bolivianos. Ahora esa tarea era
responsabilidad de Tejada, Elío y sus correligionarios liberales o del militarismo que iniciaba su
marcha de regreso al palacio de gobierno.

Con el amotinamiento en plena guerra, los jefes del ejército se habían condenado a sí mismos ante el
juicio de la posteridad cometiendo un crimen de lesa patria, sin paralelo en la historia boliviana.

Constitución del Tercer Ejército Boliviano y batallas finales


Batalla de Ybybobó

Con su centro destrozado (derrota del El Carmen - 16/11/34) y su ala izquierda gravemente dañada
(derrota en Irendague - 8/12/34), el ejército boliviano estaba en su peor situación desde el comienzo
de la guerra. Pese a la superioridad numérica y de medios los bolivianos no habían realizado ni la
mejor estrategia ni planteado la mejor batalla. Parecía difícil que las cosas pudieran ser peores.

Después de El Carmen y el abandono de Ballivián, el Primer Cuerpo boliviano, (Divs. 4ta y 9na) al
mando del Cnel. Enrique Frías, fue empujado hacia Ybybobó, unos 70 kms. al Este de El Carmen,
donde estableció una nueva línea defensiva. En Ybybobó comienzan las primeras estribaciones
andinas por sobre las chatas planicies chaqueñas y era un lugar donde los bolivianos pensaban
detener a los paraguayos de una vez por todas.

La 4ta. División ocupó la margen sudeste del río Pilcomayo desde D* Orbigny, en la frontera con
Argentina, hasta Caballo Nambi amenazando el flanco izquierdo de cualquier posible avance
paraguayo hacia el Norte. La 9na. División lo hizo mirando hacia el Este, con su derecha apoyada en
el río Pilcomayo y su línea corriendo en dirección nordeste hasta ligarse con la 8va. División del
Segundo Cuerpo de Ejército. Los 2.500 hombres de la 9na. División, bajo el mando del Cnel. Jenaro
Blacutt, protegían un frente de 18 kilómetros con espacios vacíos cubiertos por fuertes patrullas de
combate.

Durante la segunda mitad de diciembre, mientras que lo que quedaba del Cuerpo de Caballería
boliviano se retiraba hacia el río Parapití, el 3er Cuerpo paraguayo descubrió una brecha de 8
kilómetros entre la 8va. y la 9na. División y comenzó a construir una senda hacia la retaguardia de
esta última. Aunque la aviación boliviana descubrió diversos puntos de ese sendero, todos los
refuerzos fueron enviados al centro y al ala derecha de la 9na. División por lo que Blacutt no tenía
hombres para hacer frente a esta nueva amenaza. De todas maneras el comando boliviano asumió
que dada las características del terreno era difícil que los paraguayos pudieran realizar una seria
maniobra ofensiva en ese lugar.

El cnel. Nicolás Delgado, comandante del 3er Cuerpo paraguayo, pensaba de otra manera. Designó
al mayor Alfredo Ramos de la 2da División de Caballería para que realizara esa operación. Esta
División incluía los regimientos de caballería 4to y 5to y los combativos regimientos de infantería 7
y 13, todos veteranos de Nanawa, con un total de 2.400 soldados. El ataque fue fijado para el día 27
de diciembre a la noche, con el Mayor Leandro González del RC 5 a la cabeza, seguido por el
Mayor Jorge Buttlerof del RC 4 y los dos regimientos de infantería. El resto del 3er Cuerpo, unos
1.300 hombres, compuesto por RC 6 y RC 10 junto con un escuadrón de reconocimiento de la 5ta.
División, fueron destinados a ejercer presión sobre la 9na. División boliviana.

El ataque comenzó a las 04:00 del día 28 de diciembre aprovechando una relampagueante tormenta
que había empezado el día anterior. El RC 5 escaló silenciosamente las abruptas colinas de Ybybobó
y sin disparar un sólo tiro sorprendió tácticamente al enemigo penetrándo varios kilómetros en
direccion suroeste rumbo al Pilcomayo, en la retaguardia de la 9na División, hasta cortar el camino
Ybybobó-Palo Marcado que corre paralelo al río. La sorpresa produjo una verdadera parálisis en
todo el comando boliviano. Se perdió el contacto con el coronel Frías y otros jefes por lo que las
fuerzas no se movieron de sus trincheras mientras eran rodeadas por el resto de las fuerzas atacantes
que ingresaron por la brecha. Para las 17:00 horas éstos habían alcanzado el Pilcomayo y habían
encerrado al RC 8, la mayor parte del RI 2, una parte del grupo de artillería de la 9na. División y un
escuadrón de reconocimiento bolivianos. El caos en las líneas bolivianas continuó hasta el día 31
permitiendo a los paraguayos aumentar su penetración y envolver al resto del RI 2 boliviano.

Resultó evidente para las tropas encerradas que toda posibilidad de escape debía partir de ellos
mismos. En el momento del pánico inicial cientos de soldados huyeron tirándose a las torrentosas
aguas del Pilcomayo. Por su cuenta el capitán Ernesto Wende del RC. 8 boliviano organizó un
intento de ruptura y luchando tenazmente logró salir del cerco con 280 soldados. Elementos del RI 2
intentaron hacer lo mismo pero la falta de coordinación no lo hizo posible. El coronel Frías no
estaba en ninguna parte y sólo unos pocos escaparon del cerco paraguayo mediante acciones
individuales. Una parte de la artillería boliviana se retiró en medio de la confusión al inicio del
ataque enemigo sin haber disparado un sólo tiro.

Con el lazo cada vez más apretado alrededor de los bolivianos, el resto de la 9na División se rindió.
En los primeros dias de enero de 1935 unos 1.200 hombres cayeron prisioneros, 200 murieron en
combate y otros tantos se ahogaron en el Pilcomayo que estaba muy crecido. Las perdidas
paraguayas fueron insignificantes: 20 muertos y 40 heridos.

Aun cuando el ejército boliviano había perdido batallas más importantes, en Ybybobó se produjo la
derrota más humillante de toda la guerra. El coronel Frías y todos sus comandantes se las arreglaron
para escapar mientras toda la 9na. División dejaba de existir. [Fuente: Bruce W. Furcau. Guerra del
Chaco. Cap.21]

Defensa de Villa Montes


Luego de la derrota de Ibibobo, el comando boliviano estableció una nueva línea de defensas en
Villa Montes. Con sus arsenales, depósitos y líneas de comunicacion, este pueblo era el último punto
de apoyo que le quedaba a Bolivia en el Chaco. Su pérdida hubiera abierto el camino a Tarija, y
teniendo en cuenta las precarias líneas de comunicaciones bolivianas, hubiera dejado toda esa zona
en manos de los paraguayos. Después que otros jefes se rehusaron a asumir la responsabilidad, la
tarea fue encomendada a los coroneles Bernardino Bilbao Rioja y Moscoso. La concentración de
artillería realizada no tenía precedente; las fortificaciones de campaña eran extensas. La moral de las
tropas experimentó un repunte debido al buen liderazgo. El Pilcomayo, incluido en las defensas del
Sector Sur, sector encomendado a Bilbao, se tornó impasable para el enemigo al destacarse a la 4a.
División boliviana a lo largo de la rivera de ese rio.(1)

Aun después de las perdidas experimentadas en 1934, el reconstituido ejército boliviano alcanzó por
tercera vez desde iniciada la guerra la superioridad de efectivos y medios sobre las fuerzas
paraguayas. Pero los problemas seguían siendo los mismos, los soldados reclutados carecían de
experiencia a lo que se sumaba defectos muy ostensibles en la conducción. Por esa razón, en contra
de todas las expectativas, el ejercito paraguayo mantuvo la iniciativa: el 11 de enero de 1935, dos
regimientos bolivianos fueron rodeados sufriendo 330 muertos y 200 prisioneros obligando al resto
a retirarse. Un destacamento bajo las ordenes del coronel Caballero Irala logró llegar hasta el rio
Parapiti, y desde Carandaity, el coronel Franco tomó Boyuibé el 28 de enero, cortando el camino
entre Villa Montes y Santa Cruz. Diez dias después (febrero de 1935), los paraguayos lograron
envolver el flanco derecho de las defensas de Naicorainza, pero los bolivianos fueron reforzados por
la Primera División de Caballería y Franco debió retirarse.

En un último esfuerzo el general Estigarribia decidio atacar Villa Montes el 13 de febrero con 5000
hombres. La aviación, las fortificaciones y la artilleria confrontaron al invasor que carecía de
granadas para sus cañones. A pesar de la inferioridad numérica y de medios, un destacamento bajo
las ordenes del coronel Garay cruzó el rio Parapiti, ya fuera del Chaco y penetró en territorio
boliviano capturando Poperé el 5 de abril. Una contraofensiva boliviana lanzada el 14-16 de abril
penetró las líneas paraguayas a lo largo del camino a Camatindy, y el 19 de Abril, los bolivianos
retomaron Tarari, obligando al coronel Fernandéz y sus fuerzas a retirarse. El éxito del contragolpe
boliviano fue limitado y se realizó al costo de elevadas bajas. A pesar de la inferioridad numérica,
las líneas paraguayas eran tan fuertes como la bolivianas, pero el esfuerzo paraguayo también estaba
llegando a su cúspide.

Debido a la carencia de artillería Estigarribia solicitó a la marina paraguaya desmantelar los dos
cañones delanteros de la cañonera Humaitá para transportarlos a 15 km de Villa Montes y, desde esa
posición, destruir sus defensas. Se prepararon los puentes del ferrocarril, se diseñó un medio de
transporte que soportara los 5.500 kilos que pesa cada cañon de 6 metros de largo y 120 mm
diámetro, se planeó la contrucción de un soporte de cemento de 35 tons de peso para sostener el
retroceso y se transportó al Chaco un tractor de gran capacidad para llevarlo hasta la zona de
operaciones. La finalización de la guerra impidió que los cañones del Humaitá pudieran actuar sobre
Villa Montes.

Batalla de Ingavi

La batalla de Ingavi comenzó el primero de junio de 1935 con una ofensiva de la Sexta División
boliviana comandada por el coronel Julio Bretel compuesta por 3000 hombres. Dicha división
estaba integrada, entre otros, por el regimiento de Infantería “Florida”, y el de Caballería
“Ballivian”. El destacamento paraguayo comandado por el tte. coronel José Cazal Rivarola dispuso
la defensa de Ingavi. Este oficial, profesor en la escuela militar y encargado de la fundación de
fortines en el Chaco, conocía muy bien la zona. Su traslado al fortín Ingavi fue hecho por
Estigarribia dada la inminente ofensiva boliviana contra fuerzas paraguayas estacionadas allí desde
fines de abril de 1935. Sus órdenes eran que Ingavi no debía caer en manos bolivianas. Las fuerzas
paraguayas estaban organizadas en tres “pseudos” regimientos e integradas por veteranos con más
de dos años de combate.

Al cuarto día de iniciado el ataque boliviano (4/junio/1935) Cazal Rivarola, con no más de 850
hombres, rodeó a las poco experimentadas fuerzas bolivianas. Entre el 7 y el 8 de junio la batalla de
Ingavi terminó con la captura de su comandante, el coronel Bretel, y dos mayores, uno de ellos era
Humberto Berndt Vivanco, de nacionalidad chilena, que fuera contratado por el ejército boliviano
cinco meses antes, en enero de 1935, y que al caer prisionero comandaba el regimiento Ballivian de
la Sexta División. Las fuerzas de Cazal Rivarola avanzaron los dias siguientes por el camino Ingavi-
Ravelo desalojando varios puntos defensivos bolivianos establecidos cada 5 km. y capturando
camiones, armas y provisiones.

En ese mismo momento, muy lejos de ahí, en Buenos Aires, se llegaba al acuerdo de firmar, el día
12 de junio, un protocolo de paz. Ese día las tropas paraguayas ya habían avanzado 32 kms desde
Ingavi y estaban a sólo 15 km de su nuevo objetivo: Ravelo y las instalaciones petrolíferas
bolivianas.

Estos hechos influyeron en la decisión del comando boliviano de exigir a sus diplomáticos de que
aceptaran la propuesta paraguaya y firmaran el protocolo de paz.

Operaciones aéreas
Véase también: Operaciones aéreas en la Guerra del Chaco

Fin de la guerra

E. Martínez Thedy (Uruguay), Luis A. Riart (Paraguay), Tomás M. Elío (Bolivia) y Carlos Saavedra
Lamas (Argentina) negocian la Paz del Chaco.
Después de largas negociaciones, el tratado para terminar la guerra fue firmado en Argentina el 21
de julio de 1938. El canciller argentino Carlos Saavedra Lamas, había convocado a una Conferencia
de Paz de Buenos Aires. Había obtenido el Premio Nobel de la Paz de 1936, por su labor en pro de
la paz en general, y en particular por haber inspirado el Pacto antibélico Saavedra Lamas, firmado
por 21 naciones y convertido en un instrumento jurídico internacional. Tuvo un papel importante,
aunque también polémico, como mediador para finalizar la guerra del Chaco.

Sello o timbre postal o estampilla conmemorativo por la paz en el Chaco, en él se pueden ver de
arriba hacia abajo los escudos de Paraguay y de izquierda a derecha los de los estados garantes de la
paz: Argentina, Brasil, Chile, Perú, Estados Unidos, Uruguay.

Sello conmemorando la paz y homenajeando a los soldados paraguayos.

Paraguay resultó el mayor beneficiado del acuerdo de paz, al retener las 3/4 partes del Chaco Boreal
estableciéndose para ello los actuales límites internacionales geodésicos. Bolivia recibió una
pequeña área a orillas el río Paraguay, donde se encuentra hoy día Puerto Busch.

Consecuencias políticas
En 1936, el gobierno del presidente paraguayo Ayala fue depuesto por un golpe militar dirigido por
oficiales jóvenes, escandalizados por lo que suponían términos extremadamente benignos para
Bolivia. Que elevo al poder al coronel Rafael Franco, cuestión de que en el ejército paraguayo este
era más apreciado que Estigarribia, eso condujo a la caída del Partido Liberal del poder acusados
estos de "entreguistas del Chaco" el 17 de febrero de 1936. Paraguay sucumbió ante los efectos de
una severa crisis económica y una sucesión de golpes de estado y dictaduras, que culminaron en la
dictadura de Alfredo Stroessner de 1954 a 1989.

En Bolivia, Salamanca tuvo que ceder el gobierno a su vicepresidente José Luis Tejada Sorzano ya a
fines de 1934, quien a su vez fue derrocado en mayo de 1936 por el coronel José David Toro, uno de
los responsables del fracaso militar. Faltaban menos de dos semanas para unas nuevas elecciones
presidenciales.

La Guerra del Chaco tuvo un impacto muy profundo en Bolivia y el Paraguay, quedando ambos
países seriamente afectados en sus economías.

Acuerdo limítrofe
El 27 de abril de 2009, 74 años después de finalizado el enfrentamiento bélico, los presidentes Evo
Morales de Bolivia y Fernando Lugo de Paraguay firmaron en Buenos Aires el acuerdo definitivo de
límites territoriales del Chaco Boreal. El acto se realizó en la Casa Rosada en presencia de la
presidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner, previa aceptación por parte de sus
respectivos cancilleres del “Acta de cumplimiento y ejecución” del Tratado de paz, amistad y límites
entre Bolivia y Paraguay de 1938.

Ese día, la comisión mixta demarcadora de límites, integrada por Bolivia y Paraguay y presidida por
la República Argentina en representación de los países garantes –Argentina, Chile, Brasil, Estados
Unidos, Perú y Uruguay– y que comenzó su labor en 1938 a partir de la conferencia de paz de
Buenos Aires, entregó a los primeros mandatarios de Bolivia y Paraguay, a través de la presidenta
anfitriona, la memoria final de la demarcación de la frontera entre ambos países, dando por
cumplido el tratado de paz.

El informe sobre la labor técnica, finalizada en 2007, fue realizado por el delegado argentino y
presidente de la comisión demarcadora, general retirado Luis María Miró.1

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