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De yema y dedos

Donde Jungkook es un Alfa que acaba de


ser ascendido a Teniente en el cuartel de
policía de Busan y Jimin su Omega
prometido haciéndole una visita, quizás no
en el mejor momento.
Arriba las manos, voy a robar tu
corazón

Jungkook se sacó la pistola, el cinturón con


el walkie y las esposas y lo depositó todo
sobre la mesa de su despacho. Estaba
cansado, apenas llevaba una semana
ejerciendo con su nuevo puesto en la
Comisaría como Teniente y ya sentía que
iba a explotar. Le dolían los músculos de
correr en las persecuciones, de inmovilizar
a los que se saltaban la ley y de practicar
tiro y defensa personal con los más
novatos.6

Y aún así, sonreía.

Estaba feliz, de hecho era feliz, muy feliz.


Amaba el trabajo que tenía, la paga era
realmente buena y la recompensa moral y
ética no podía describirse con palabras.

Y luego estaba Jimin, por supuesto, su


Omega y lo único que si faltase en su vida
haría que todo se desmoronara por
completo.

Y hablando de cierto Omega azabache de


labios esponjosos, Jungkook entrecerró los
ojos confuso cuando estos se posaron sobre
una pequeña caja rosada con motitas
azules que reposaba sobre su escritorio.
Alguien había debido entrar en su despacho
mientras estaba en la patrulla y Joy, su
compañera de la recepción, no le había
dicho nada. Observó la caja con
detenimiento, era pequeña y poseía un
pequeño lacito. Jungkook frunció el ceño y
la cogió.
Al mirar lo que había dentro todavía se
sintió más confuso.

-¿Una dona?

Pero en ese instante, justo en ese momento,


Jungkook sintió que no estaba sólo en el
cuarto. Sus sentidos se pusieron alerta,
dispuestos a atacar previamente y jugar con
la ventaja de que estaba totalmente seguro
de que no era el único allí.

Y hubiera saltado contra el intruso si su


olfato no hubiera captado un leve aroma a
arándanos.
Su sonrisa se ensanchó y trató de parecer
totalmente ignorante mientras depositaba
la caja de nuevo sobre el escritorio.

Un segundo después, se dejó asustar.2

Sintió algo clavarse suavemente en su


espalda, como la típica yema de dedo
inquisidora cuando te señalan, y escucho la
voz de su Omega inmediatamente.

-Arriba las manos, voy a robar tu corazón. -


Jimin contuvo la risa.39

Jungkook se giró cruzándose de brazos y


apoyando su trasero contra el borde del
escritorio. Su mirada altiva y gesto
despreocupado no borró la sonrisa en su
rostro y ojos enamorados.

-¡Eso no vale! ¡Ya sabías que estaba aquí! -


Jimin hizo un puchero y bajo sus manos
entrelazadas simulando una pistola.

Adorable.

-No puedes sorprenderme, bebé, estoy


entrenado para eso- rió de su mueca
enfurruñada y, agarrandole ambas manos
antes de que se desenredaran, lo impulsó
contra su pecho, quedando a centímetros.
-Entonces pienso robar tu corazón de todos
modos y vas a tener que detenerme y
castigarme- susurró Jimin en sus labios.

-Pero si ya lo has hecho- Jungkook selló sus


bocas después de decir aquella frase, y
relajó su tensó cuerpo con lamidas y
chasquidos a los labios de Jimin, con besos
voraces y profundos.2

Jimin rodeó su cuello con necesidad y se


juntó todavía más a él. Hasta el punto en el
que podrían fusionarse. Jungkook inhaló su
aroma y agarró su trasero, restregándolos
juntos y apretándolo en un gesto
totalmente protector y posesivo. Jimin
suspiró un gemido.2

-¿Tienes hambre? - Jimin pudo hablar


cuando Jungkook dejó su boca, pero eso no
le impidió al Alfa bajar a su cuello y
succionar- T-te traje una dona, tu nueva
comida oficial.3

El Alfa rió en su cuello.

-Tus chistes son lo peor- Jungkook mordió


levemente y se separó, mirándolo directo a
los ojos- Pero gracias por el detalle.

Jimin sonrió con autosuficiencia.

-En realidad te traje dos donas.


Jungkook frunció el ceño.

-¿Dos?

Jimin se separó con una sonrisa perversa.

-Sí, mira. Una- señaló la pequeña caja- y


dos- señaló su trasero- ¿Cuál prefieres
comer primero?27

Jungkook tiró la cabeza atrás en una


carcajada. Después se cruzó de brazos de
nuevo, y Jimin no disimuló su descarada
mirada hacia sus brazos flexionándose bajo
aquel uniforme.1

-La segunda, por supuesto. -le miró


sonriendo.
-Inteligente elección, Teniente Jeon. - El
Omega se acercó lentamente.6

-Joder, Minnie, deja de hablar así. -gimoteó.

-Es que estoy muy caliente- Jimin frunció el


ceño tomándolo totalmente enserio- Y tu
deber como mi Alfa es satisfacerme.1

-¿Se acerca tu celo?

-No creo que sea eso- Jimin incrustó su


diminuta nariz en el cuello de Jungkook y
aspiró, después subió al lóbulo de su oreja y
mordió. Jungkook se tensó y sus fuertes
manos viajaron como acto reflejo al trasero
del Omega.
-Me queda una hora, bebé. Una hora y estoy
libre. -la voz de Jungkook surgió más ronca
que de costumbre, y el incipiente bulto
formándose en sus pantalones de uniforme
pudo hacerle una esclarecedora idea a
Jimin de que había logrado excitarlo a él
también.

Aun así, Jimin gimoteó y se separó. No


quería interferir en algo que Jungkook
tomaba tan enserio como lo era su trabajo.
Porque sabía que si le pedía follar allí
mismo encima del escritorio lo harían,
porque Jungkook era así, lo complacía en
todo y siempre quería que estuviera feliz,
aunque tuviera que saltarse las reglas, y
Jungkook realmente odiaba hacerlo. No por
nada era Teniente de la policía.

-Entonces tendrás que comerte la primera. -


Jimin suspiró.

Después se separó y anduvo algo nervioso


hacia la cajita. Jungkook frunció el ceño. Su
Omega nunca se ponía nervioso.

Cuando la tuvo en sus manos y estuvo de


vuelta frente a él, el Omega se la ofreció.

-Es una dona especial- musitó con una


sonrisa tímida, totalmente distinta a las
sonrisas pervertidas y divertidas de hace un
rato.

-¿Especial?

-Está rellena de crema. Crema de un color


que mandé hacer específicamente pero que
realmente no sé cuál es.5

Jungkook le miró confuso.

-Creo que no te estoy entendiendo...

Jimin rodó los ojos y sonrió mirando hacia


otro punto.

-La cosa es que... mandé hacer este bollito...


a partir de unos resultados que tuve. ¡Da
igual! tú sólo muérdela.29
-De acuerdo- Jungkook abrió el recipiente y
sacó el donut. Alzándolo frente a Jimin
elevó una de sus cejas y miró al Omega-
Entonces es una dona... especial.3

-Exacto-Jimin asintió repetitivamente con


la cabeza.-Tienes que morderla.

-Creo que estoy nervioso y no sé por qué-


confesó Jungkook mirando fijamente al
Omega.

-Yo también.

Jungkook inclinó su cabeza en un pequeño


tic nervioso y sin más dilación, mordió el
bollito.
Azul.4

La crema que se escurrió fue azul.16

-¡Oh, Kook! -Jimin se tapó la boca con


emoción y rió mientras desconcertaba al
Alfa. Sus ojos rápidamente se empañaron.

-¿Qwué pacha? -Jungkook dió otro bocado


y tragó- Oye, esto está realmente bue...-7

-¡Kook vamos a tener un cachorro niño! 2

Jungkook no debió haber tomado un tercer


bocado. Nada más escuchar esas palabras,
se atascó en su garganta y comenzó a toser.

-¿Kook? -Jimin golpeó suavemente su


espalda.
-¿E-estás embarazado? -preguntó entre
toses y respiraciones dificultosas. Sus ojos
desorbitados mirando al Omega.

-¡Sí! ¡Pensé que te habías dado cuenta con


todo lo de la dona y los colores y...! -Jimin le
miró sonriente y estalló -¡Vamos a tener un
niño! -Se lanzó efusivo al cuello del Alfa,
mientras este todavía luchaba por respirar y
conectar neuronas.3

-Oh, joder, Minnie- Jungkook lo abrazó de


vuelta y ocultó su rostro en el cuello del
más bajo. Llevaban meses buscando un
cachorro, y al parecer, la espera al fín había
dado sus frutos -¿Desde cuándo lo sabes?
-Desde hace muy poco. -Jimin se separó
sonriente y emocionado- Los celos no me
venían así que comencé a sospechar y...
hace una semana me hice el test. Salió
positivo, además ponía que estaba de
aproximadamente 10 semanas.

-¿10 semanas? -Jungkook lo miró atónito-


¿Tanto tiempo? Ni si quiera te lo había
notado.

-Bueno yo también me quedé sorprendido.


El caso es que en Omegas macho el sexo del
cachorrito se puede saber antes y quise
darte una sorpresa a lo grande y... La
verdad es que ni si quiera sabías de lo que
trataba, Lunas, estaba muy nervioso, lo
siento, debí haberme explic-1

No esperó que Jungkook lo besara con


delicadeza y abarcara su rostro con las
manos.

-Esta es la mejor sorpresa que me has


podido dar nunca, amor. Mentí cuando te
dije que a un policía no se le puede
sorprender. -De pronto, Jungkook se separó
y fue a los cristales que separaban su
despacho del pasillo y el resto de la
comisaría. Bajó las persianas una a una en
silencio. Jimin le miró confuso.

-¿Qué haces? -musitó


-No quiero que me vean llorar. -confesó con
una risa rota.48

-Kookie -murmuró suave y divertido Jimin.

-Cállate- Jungkook se rió con los ojos


empañados.

El Omega no tardó en correr a por él y


abrazarlo de nuevo.1

(...)

-¿Crees que sea Omega? -Jimin subió su


sueter de rayas y miró su vientre. Estaba
algo abultado, pero era tan leve que apenas
se podía apreciar o distinguir de la típica
barriga que sale después de un buen
atracón -Es muy pequeñito para tener 10
semanas.

Jungkook movió su silla hasta encarar a


Jimin, quien estaba sentado sobre el
escritorio mientras veía a su prometido
trabajar. El Alfa cogió las pequeñas manos
del Omega y besó sus dedos, después se
inclinó e hizo lo mismo con su tripa.

Jimin soltó una risilla.

-No me extrañaría que fuera pequeñito -


murmuró suave- mira a su papá Omega.

-Kook -se quejó. -No soy pequeño, es que el


resto del mundo es demasiado alto. -El
Omega saltó de un brinco de la mesa y
merodeó las pertenencias del despacho de
su prometido. Jungkook volvió a encarar el
papeleo sobre su escritorio, pero no dejó de
mirar de soslayo a Jimin y sonreír
levemente.

El Omega tomó sus esposas y las miró


detenidamente. Jungkook levantó la vista
cuando sintió a Jimin parado más tiempo
del que su revoltoso Omega solía estar.
Encontró al azabache mirándolo con una
sonrisa pervertida y divertida.

-Se me ocurren muchas cosas que hacer


con esto -las balanceó como un péndulo.
El miembro de Jungkook se crispó.

-¿Quieres esposarme en algún sitio? -echó


su espalda hacia atrás y colocó sus manos
tras su cabeza, entrecruzando los dedos.

Jimin se encogió de hombros.

-O que me esposes- sacó la lengua y las


depositó de nuevo donde estaban, pasando
al siguiente objeto, como si no acabara de
soltar una bomba que había desatado la
imaginación de su prometido.

-No sabía que te gustaban esos juegos. -


Jungkook entrecerró los ojos y lo estudió.
-Yo tampoco lo sabía hasta que se me ha
ocurrido -rió cogiendo la pistola. Hizo una
mueca y la devolvió donde estaba- Las
armas no me gustan tanto.

Jungkook se levantó y anduvo hasta él,


Jimin lo siguió con la mirada. La pistola fue
sostenida de nuevo, esta vez entre las
manos fuertes y seguras del Alfa. La
descargó y se aseguró de que estaba
totalmente libre de balas y la volvió a
colocar en las manos de Jimin. El Omega
alzó una ceja.

-Las armas pueden ser necesarias si se


utilizan para un fin bueno y justo. No
necesariamente van destinadas a matar
personas. Sirven para incapacitar a los
criminales, amenazar en el momento
correcto o defender tu propia vida.

Jimin la sostuvo con cautela. Aunque


estuviera vacía y libre de peligro, pesaba de
un modo extraño y le causaba respeto y
ganas de poner distancia.

-Igualmente, no creo que nunca pudiera


levantar un arma contra nadie- musitó.
Después giró su cuerpo y apuntó cerrando
un ojo a un panel que Jungkook tenía en su
despacho, con una silueta dibujada y
circunferencias a modo de diana
rodeandole el pecho.

-¿Quieres que te enseñe? Aunque solo sea


por precaución. -musitó Jungkook cerca.

-Supongo que nunca viene mal saber


protegerse a uno mismo -frunció el ceño y
encaró a Jungkook, quien estaba a
centímetros de su rostro. Cuando lo hizo,
quedaron cara a cara y apenas dos suspiros
entre ellos -Pero... Espero que siempre
estés ahí para hacerlo tú.

Jungkook besó su mejilla y Jimin cerró los


ojos acto reflejo.
-Eso no lo dudes. -Se separó y sonrió
ladeado. -Ahora tengo doble
responsabilidad- Jimin salió del pequeño
trance cuando unas manos más fuertes
rodearon las suyas y lo instaron a sujetar el
arma con mucha más decisión. Jungkook
nunca soltó sus manos mientras guiaba la
posición correcta. -Lo primero que tienes
que hacer es no perder de vista el guión. Esa
cosita negra sobre el cañón.

-Uhum.

-Lo segundo -Jungkook separó una de sus


manos para alcanzar los dedos de Jimin
con suavidad y colocarlos a su gusto de
forma precisa y decidida- El dedo índice
tiene que ir en la punta del gatillo, tienes
que tocarlo justo con la yema. Si lo metes
demasiado hacia la izquierda el tiro puede
desviarse. Pero en tu caso no es un
problema porque tus dedos son pequeños.

-Jungkook- advirtió fingiendo molestia.


Jungkook sonrió y continuó.

-Lo tercero- murmuró tan cerca de su oreja


que los vellos de la nuca de Jimin se
erizaron- Agarra fuerte- Jungkook ajustó el
agarre y aquello excitó en gran medida al
Omega, quien tragó y asintió.

-U-uhum.
-Si vas a utilizar ambas manos, la izquierda
tiene que colocarse de forma correcta.
Apoya la culata así. -Jimin se dejó
manipular al gusto de su prometido-
Entonces te paras frente a la persona,
simplemente de pié, sin flexionar las
rodillas, apuntas y disparas. -Jungkook
simuló que disparaba y después se alejó,
colocándose delante de su Omega y
dejándole via libre para que disparara al
panel. -Vamos, ahora inténtalo tú.

Jimin le miró con duda. Sin embargo, siguió


sus pasos y apretó el gatillo.
Un disparo se escuchó y a él le siguieron
gritos. Pero no había venido del arma que
Jimin sostenía, ni si quiera del despacho.
Había venido de fuera.

Jungkook maldijo entre dientes


visiblemente tenso.

-Jimin, debajo de la mesa, ahora. -El Omega


apenas pudo entender qué sucedía cuando
más disparos se escucharon fuera y su
corazón se agitó. Jungkook le arrebató la
pistola con velocidad, la cargó y lo guió sin
medir su fuerza bajo el escritorio. -Quédate
ahí. Ni se te ocurra salir.

-P-pero Jun-
-¡Teniente Jeon! -Joy abrió la puerta de
repente- ¡Teniente Jeon es Kim! ¡Lo han
capturado pero ha logrado soltarse y
robarle el arma a Jung!12

-Joder- Jungkook salió rápidamente del


despacho, no sin antes girarse para mirar a
Jimin con los ojos abiertos de
preocupación- Jimin, ni se te ocurra
moverte de ahí. Lo digo completamente
enserio.

Y la puerta se cerró detrás de una Joy


corriendo tras él.

Jimin cayó al suelo con las manos


aferrando su vientre. El azabache no era un
Omega que tendiera a la histeria
fácilmente, nunca se ponía nervioso y era
amante de las experiencias nuevas y
sensaciones fuertes. Sin embargo, aquello
lo desestabilizó. Lo desestabilizó por
completo y no supo qué hacer. Nunca había
experimentado nada como eso, como que
su respiración se volviera frenética y no
pudiera controlarla. O que su Omega
chillara por salir a proteger a Jungkook
tanto como ocultarse y proteger al
cachorro.

La siguiente tanda de disparos se escuchó, y


volvió a ser seguida de gritos. Esta vez
cristales se rompieron. Sus manos viajaron
instintivamente a sus oídos, para después
tratar de buscar la respuesta de Jungkook
mediante el vínculo. Esta no se hizo
esperar, y se calmó un poco cuando lo que
recibió fueron oleadas de tranquilidad y
seguridad.

Bien, Jungkook era policía. Él manejaría la


situación. No por nada había sido
ascendido al puesto más importante.

(...)

-¡Como alguien se mueva, juro que lo mato!


-Una voz grave se escuchó acercándose.
Jimin se tensó instintivamente y se
acurrucó.

Fuera, a escasos metros de él, Kim


Taehyung caminaba totalmente acorralado
con un rehén entre sus brazos y una última
bala en el cargador. Su única oportunidad
de salir de allí sin destino la cárcel de Busan
con una condena de diez años por
narcotráfico era secuestrar a ese ciudadano
cualquiera que había acudido a la comisaría
a colocar cualquier denuncia. Si perdía la
bala, estaba muerto, tanto como si perdía al
rehén.1
Jungkook había estado protegiendo el
despacho con su vida. No se había movido
de su posición salvo para salir de su zona
segura y disparar apuntando a las manos de
Taehyung o a sus pies, sin embargo, el
cabrón era escurridizo.

Lo había tenido a tiro en un momento dado,


de espaldas y escogiendo a un rehén
cualquiera, y entonces había cometido el
error de abandonar su posición y tratar de
atacarlo por la espalda. Solo si aquel
estúpido ciudadano no lo hubiera delatado
con la mirada de terror en sus ojos y gritos
de auxilio, Jungkook no tendría que
haberse escondido en cualquier parte
cercana a ellos para evitar las balas,
dejando totalmente desprovisto de
protección el pasillo que conducía a su
despacho.

Y Taehyung era un hijo de puta inteligente


que no dudó en crear un secuestro de la
nada con una bala y un rehén, y conducirlos
rápidamente a ambos hacia ese despacho
en el final del pasillo.

Jungkook abrió los ojos en demasía y corrió


bajo los gritos de sus compañeros, aquellos
que le suplicaban que se ocultara y
protegiera su posición, pero él no
escuchaba nada más que el latido frenético
de su Omega tras la puerta.

Taehyung apuntó de forma intermitente


entre el rehén y Jungkook.

-Ni un puto paso, Jeon.

Jungkook se paró de golpe, apuntándolo


del mismo modo, totalmente tenso y
furioso.

Taehyung estaba a punto de entrar cuando


el rehén logró escurrirse y salió de la cárcel
que los brazos del Alfa criminal habían
formado. Taehyung maldijo entre dientes, y
entonces entró rápidamente en el despacho
bajo los disparos continuos del arma de
Jungkook.

Directos a su cabeza.

Taehyung bloqueó la puerta tras él y respiró


agitado. Maldiciendo a la vez que un Alfa
preocupado lo hacía a través de la puerta.

-¡Mierda!

Si Jungkook trataba de entrar en ese


despacho, Taehyung mataría a Jimin. Y eso
era algo que no podía arriesgar.

(...)
Jimin se levantó rápidamente de su
escondite, pensando erróneamente que era
Jungkook quien había entrado en la sala.

Y en ese instante, se paralizó de pies a


cabeza cuando encontró que, frente a la
puerta, había un Alfa totalmente
desconocido con una ceja alzada y los ojos
felinos.

El Omega trastabilló hacia atrás.

Tenía un arma.

Durante segundos, solo se observaron en


silencio.
-El puto Omega de Jeon- musitó el Alfa sin
poder creérselo- Joder, es mi día de suerte.
-Taehyung comenzó a reír desquiciado,
retiró sus largos mechones de su rostro y
sonrió con autosuficiencia. Jimin le miró sin
saber qué hacer. -Por el momento vas a
quedarte ahí quietecito, ¿sí?- Agitó la
pistola en su mano- Si no quieres acabar
con un agujero en esa cara bonita.

Jimin se mordió los labios y asintió


cauteloso.

-Así me gusta. -En ese momento, Taehyung


comenzó a rebuscar entre las pertenencias
de Jungkook, logrando hallar un nuevo
cargamento de balas que no dudó en
utilizar para cargar la pistola. -¿Sabes? No
había tenido la oportunidad de conocer al
pequeño hijo de puta que había robado el
corazón del cabrón de Jeon. ¿También es
tan dominante cuando folla? Porque ese
imbécil lo único que hace es mandar y
apuntar con su pistolita.1

El Omega se enfureció, pero sabía que las


palabras de ese cabrón iban destinadas a
eso, así que mantuvo la compostura.

-Uhum, comprendo- rebuscó más allá y


bajó las persianas de todas las ventanas
mirando tras los cristales y asegurando los
cierres- Eres callado. Supuse que a Jeon le
gustarían los Omegas sumisos que no le
rebatieran ni una puta orden. Típico de él.

Jimin se mordió la lengua. Si él supiera.

Hazlo por el cachorro, no sucumbas, se


bombardeó mentalmente.

-Mira vamos a hacer esto, me vas a dar tu


móvil sin rechistar y te vas a sentar ahí,
calladito, sin decir una palabra hasta que yo
te dé permiso. ¿Vale?

Jimin miró sus vans y esquivó su pregunta.

-¿Enserio quieres que busque el móvil por


mi mismo? - Taehyung preguntó. Alzó las
manos a modo de inocencia- ¡Luego no
digas que no fue consentido!

-Está en una mochila, fuera. -musitó


rabioso.

-¿Y por qué me da la sensación de que me


estás mintiendo?

-¿Por qué querría mentirte? Llevas un arma.

-Sí, pero eres la pareja de Jungkook, y estoy


seguro de que te ha enseñado a no tenerle
miedo a escoria como yo. Porque eso es lo
que piensa de los criminales ¿Cierto? Que
somos la lacra de la sociedad.
-No es el único que lo piensa- Jimin no pudo
retener sus palabras antes de que salieran
de su boca. Taehyung abrió los ojos
sorprendido, después soltó una carcajada
seca.

-Bien, pues para los que piensan como tú,


yo solo me tomo la justicia por mi parte- el
Alfa anduvo decidido a un Omega que,
reculando, chocó con la pared- Pero al fin y
al cabo es justicia, ¿no? -Chasqueó su
lengua- Anda, dame el móvil. Ninguno de
los dos queremos que nadie salga
perjudicaco ¿cierto?
-Te he dicho que está fuera- le encaró
molesto.

Taehyung rodó los ojos.

-Bien, no digas que no te lo advertí.

(...)

-Quiero a un puto operativo de diez


hombres rodeando por fuera el edificio, ese
cabrón no va a salirse con la suya-
Jungkook señaló una parte en el mapa, el
resto de policías atendió- Vamos a poner a
un francotirador aquí, y otro aquí, que
tengan una visión total desde la ventana.
Después, Jung y Joy, os quiero cerca del
despacho, pendientes de cualquier
movimiento. Yo voy a entrar.1

Joy le miró como si estuviera loco.

-¿Qué? Sabes que no puedes hacer eso, es


lo último que los protocolos de se...-

Jungkook la interrumpió.

-Me importan una mierda los protocolos


ahora mismo. Es mi Omega quien está ahí
dentro- sentenció- Si lo hacemos de forma
correcta, podemos incapacitarlo con los
francotiradores y después puedo entrar y
sacar a Jimin. Solo hay que tomarse el
tiempo justo y necesario para...-
Jeon no pudo seguir hablando cuando unas
oleadas de angustia y temor le llegaron a
través del vínculo. Enmudeció de golpe y
miró hacia la puerta.

-¡He dicho que no me toques! ¡Asqueroso! -


bien, jodida mierda, ese era Jimin.

-Jungkook... -Joy musitó tratando de


calmarlo.

Pero nada pudo calmar a un Jungkook


corriendo de nuevo a la puerta, sin pistola y
sin chaleco antibalas.

-¡Detente! ¡Detente, joder! ¡Vas a conseguir


que os maten a los dos! -Hoseok gritó
tirando de él. La respuesta que obtuvo fue
un gruñido ensordecedor de Jungkook y
mirada rabiosa, pero sus ojos destilaban
preocupación y eso fue algo que ni todos
los colmillos ni irises rojos del mundo
podrían ocultar.

-Voy a entrar, así que más os vale que los


francotiradores estén listos cuando lo haga,
porque no pienso tardar ni un jodido
minuto más.

(...)

Jimin protegió su vientre cuando fue


despojado la última prenda que cubría su
torso, quedando solo en ropa interior.
-¿Qué proteges tanto ahí, eh? -Taehyung
trató de quitar las manos a la fuerza,
pensando que el Omega guardaba allí el
teléfono, sin embargo, lo único que
encontró fue una pequeña protuberancia y
un ombligo levemente hinchado.

-No me jodas- musitó. Miró al Omega


directamente- ¿Estás preñado?

Jimin se escurrió molesto de su agarre y lo


miró con enfado y temor.

-Te he dicho que no tengo el móvil- desvió


la mirada y tapó de nuevo su vientre. La
inminente desnudez y el frío logró reducirlo
a temblores que más que asustarlo lo
molestaron por hacerlo parecer indefenso.

Taehyung pasó una mano por su rostro,


totalmente frustrado y desconcertado.
Necesitaba ese teléfono para llamar a su
segunda mano en la banda, Yoongi, y que
inmediatamente lo recogiera. Entonces
extorsionaría a Jeon con su Omega y
apuntaría a sus cabellos azabaches hasta
que estuviera fuera de la ratonera en la que
se había convertido la comisaría, con un
coche y una vía de escape, y sobretodo,
tiempo para pensar en un plan que se
sostuviera.1
Miró el teléfono fijo sobre la mesa. Si
hablaba a través de él, fuera, en la
comisaría escucharían sus palabras, porque
estaba seguro de que ya lo habían pinchado
y preparado un geolocalizador a cualquier
persona que realizara una llamada
entrante.1

-¡Joder! -bramó. -¿Dónde has dicho que


estaba esa mochila?-le apuntó con furia a la
sien.

Jimin tembló y miró al panel donde hacía


unos minutos había practicado con una
pistola. Una pistola justo como la que se
presionaba contra su cabeza, pero esta vez
estaba cargada, y esta vez se enfrentaba a
un peligro real.

-¡Contesta! -Taehyung bajó la pistola y


apuntó a su vientre. Jimin brincó del susto y
lo miró con los ojos desorbitados. Entonces
su Omega chilló y actuó por instinto, trató
de escapar. Aprovechó a un Taehyung
desconcertado por el grito agudo,
empañando sus canales auditivos y
agitando a su Alfa. Sin embargo, el grito
logró traspasar las paredes, y ciertamente,
Taehyung no fue el único en salir afectado
por él.
Jungkook terminaba de colocarse el
chaleco antibalas cuando lo oyó, y entonces
su Alfa se apoderó de él, guiándolo de
nuevo a la boca del lobo.

Dentro, Jimin alcanzaba el pomo y lograba


desbloquear la puerta.

Lo primero que vieron los ojos del Alfa fue a


un Jimin semidesnudo tratando de salir del
despacho, y lo siguiente que vió fue nada, la
absoluta nada, porque todo se bañó de rojo
y corrió por él sin importarle los disparos
aleatorios en el aire. Tanto por parte de sus
hombres tratando de defender su posición
como los que Taehyung tiraba aturdido
desde dentro. Jungkook logró alcanzar al
Omega en dos zancadas y entonces lo
tumbó en el suelo en medio del pasillo, se
tiró sobre él y lo cubrió por completo con su
gran cuerpo cuando los disparos volaron
sobre sus cabezas.

Jimin se agitó revoltoso bajo el pesado


cuerpo, que no midió en fuerza ni en
cautela y estaba totalmente desplomado
sobre él, sin permitirle moverse apenas un
centímetro.

-¡No te muevas!- le gruñó Jungkook entre


dientes. Tan cerca que inhalaban el mismo
aire que el otro exhalaba en jadeos
frenéticos- No te muevas, Jimin, por lo que
más quieras. -suplicó aterrado.

-¡K-kook, te van a disparar!- jadeó asustado


bajo el ruido de las balas- ¡K-kook, por
favor!

Pero el Alfa retuvo cualquier movimiento


del pequeño e impotente cuerpo bajo él.

Si alguien tenía que recibir una bala,


Jungkook no dudó un segundo en que sería
él.

Se lo debía, le debía la vida.

Tiempo después, ya no sabían si fueron


minutos u horas, las balas cesaron y las
pisadas de botas los alcanzaron,
dirigiéndose rápidas al despacho. Jungkook
alzó la cabeza, y el hueco desprovisto de
protección que quedó fue sustituido por sus
dos antebrazos, que cubrieron la cabeza de
Jimin mientras él se cercionaba de que no
hubiera peligro.

-J-Jungkook, ¡J-Jungkook! ¿Estás bien? -


Jimin se revolvió molesto y dominado por
la angustia-¡Por favor! ¡Contéstame!

El Alfa observó a sus compañeros recoger el


cuerpo inconsciente de Taehyung. El hijo de
puta no estaba muerto, su pecho
continuaba subiendo y bajando en costosas
respiraciones, pero las balas en su
abdomen le recordarían de por vida que se
había metido con el policía equivocado.1

Entonces Jungkook apartó los brazos y dejó


a Jimin salir y respirar algo de aire fresco.
Sus ojos brillantes le dieron la leve idea de
que estaba llorando.

Pero es que él también lo estaba haciendo.

-Joder, joder... -Abrazó al tembloroso y


débil cuerpo bajo él- Joder, Jimin. 13

El Omega rodeó su cuerpo del mismo


modo, respirando tranquilo. Enseguida,
Jungkook conectó sus sentidos de nuevo.
Sujetó su rostro con sus manos e
inspeccionó cada detalle de su anatomía,
bajó la mirada e hizo lo mismo con el resto
de su cuerpo. Respirando hondo cuando no
halló ninguna herida en su pálida piel, en su
piel que de hecho, estaba descubierta y
desnuda. Gruñó.

-¿Qué te hizo? ¿Qué te hizo allí dentro?

-Da igual- susurró mirándolo agitado- Estoy


bien. Estamos bien.

-No- negó con los ojos rojos- Te oí gritar, te


oí hacerlo dos veces. Y estás desnudo. -
Jungkook se levantó y ayudó al Omega a
hacer lo mismo a pesar de sus piernas
pálidas temblorosas e inestables.

-Sólo buscaba un teléfono. Le dije que no lo


tenía conmigo y se empeñó en que mentía,
así que lo buscó por él mismo.

Jungkook gruñó de nuevo.

-¿Te tocó? -exhaló- ¿Te dañó?

-No. Enserio, estoy bien- musitó acariciando


el rostro del Alfa y juntando sus frentes y
narices. Jungkook cerró los ojos en
inspiraciones caóticas- Estamos bien.

-Me voy a encagar personalmente de su


caso. Me voy a encargar personalmente de
que ese hijo de puta no salga de la cárcel
por mucho tiempo. -Jungkook miró a Jimin
con culpa, porque en el fondo, sabía que él
había sido quien lo había retenido en ese
despacho, no Taehyung, aunque hubiera
sido de forma inconsciente y buscando
protegerlo- Y pienso enseñarte defensa
personal, y a utilizar pistolas, e-esto... Esto
no puede volver a suceder.1

Jimin cogió su mano tratando de


tranquilizarlo, aunque el hecho de que
estuvieran totalmente temblorosas y
sudorosas no fue serenador.
-Mi ropa está dentro- musitó desviando la
vista cuando los policías recorrieron de
nuevo el pasillo, pero esta vez cargando un
cuerpo moribundo con ellos. -Debería
vestirme por el momento.

Jungkook dió un barrido visual. La


comisaría estaba totalmente devastada, el
papeleo había volado lejos por los aires,
habían cristales rotos y algún policía herido
junto con civiles histéricos. Pronto, a todos
los gritos y ruidos de tensión, se le sumaron
patrullas y la sirena de la ambulancia.

-Vamos, cariño. Después llamaré a los


paramédicos para que te revisen.
-Jungkook...

-No, Minnie. Esta vez haré las cosas bien.

(...)

Al final, era cierto, Jimin y el pequeño


cachorro en su vientre estaban bien. Todo
se había reducido a un desafortunado susto
que había desestabilizado mucho más al
Alfa que al Omega.

Jungkook conducía en un tenso silencio de


vuelta a casa. Habían pasado horas en la
comisaría, y ambos estaban totalmente
agotados y hambrientos. Jungkook ni si
quiera se había cambiado el uniforme,
porque una vez los trámites se habían
resuelto y se habían cercionado de que
todo estuviera en orden, el Alfa había tirado
de Jimin con urgencia hasta el coche, y
entonces se había asegurado de
mantenerlo seguro.

Llegaron a su pequeño apartamento del


mismo modo. Jimin frotaba sus brazos con
algo de frío, a pesar de que no solo llevaba
su sueter sino la chaqueta de Jungkook
encima, quien se había negado a ponérsela
para que el Omega pudiera llevarla.
El Alfa se dió cuenta rápidamente de aquel
gesto sutil, totalmente alerta y susceptible
a lo que hacía Jimin.

-¿Tienes frío? -cerró la puerta con llave.

Jimin encendió la luz y anduvo hasta


sentarse en el sofá.

-Un poco. Creo que toda la situación me ha


dejado algo destemplado.

Jungkook mordió sus labios.

-¿Quieres tomar un baño caliente? Lo


prepararé todo para ti.

-Pues... en realidad sí que me apetece. -


Jimin sonrió levemente a su Alfa.
Jungkook suspiró algo más relajado.

-Vale- Jungkook revolvió su cabello ya


totalmente desastrado y repleto de polvo
que había caído del techo y las paredes por
los disparos- No te muevas. Yo me hago
cargo.

Jimin sonrió más ancho, y antes de que el


Alfa abandonara la estancia por la puerta
tras el sofá, llamó su atención, colocando
ambas manos sobre el respaldo y apoyando
allí su barbilla.1

-Coge toallas para tí también y tu pijama.

-Pero... -Jungkook entendió- Oh. Claro.


(...)

Tras un baño caliente, decidieron que lo


mejor que podían hacer por el día de hoy
era terminarlo lo antes posible. Así que se
metieron en la cama, aún así, cierto Alfa
parecía totalmente reticente a conciliar el
sueño.

-Deberías dejar de pensar en lo que ha


pasado- Jimin susurró abrazando el torso
de Jungkook.

-No puedo- murmuró mirando al techo.


-Te estás torturando injustamente. ¿Crees
que no sé que piensas que fue tu culpa?
Lunas, Jungkook, sólo querías protegerme.

-Sí, Minnie, pero la cagué. No se supone que


falle en eso, se supone que soy un policía, y
tu Alfa.

-No puedes controlarlo todo. -Jimin


acarició su pecho- Nos pilló desprevenidos
y pensaste que ocultarme fue la mejor
solución. Yo hubiera hecho lo mismo, Kook,
¿Te imaginas? ¿Salir a fuego abierto
conmigo? Eso sí que habría sido
desconsiderado por tu parte.
-Te habría puesto detrás de mi espalda y no
te habría dejado solo en ningún momento
hasta sacarte de la comisaría.

Jimin se inclinó sobre sus codos y lo encaró.

-Deja de pensar en lo que podrías haber


hecho. Hiciste lo mejor que pudiste.

Jungkook lo miró.

-No quiero hacer lo mejor que pueda,


quiero mantenerte a salvo y acertar, joder.
No puedo fallar en eso.

-Estoy bien, te lo he repetido como


cincuenta veces, no ha pasado nada grave y
hemos vuelto a nuestras vidas de siempre.
Ese hijo de puta está en el hospital, y
después estará en la cárcel así que no podrá
hacerme nada nunca más.

-Taehyung es rencoroso. Y estoy seguro de


que conseguirá contactos en prisión
rápidamente.

-No empieces con tus hipótesis


conspiranoicas. Nadie va a escapar de la
cárcel para hacernos nada.

Jungkook rió sin pizca de gracia.

-No hace falta salir de la cárcel para eso,


Minnie. Te lo he dicho, tendrá contactos.
Tiene una jodida banda que todavía no
hemos podido desmantelar y a un Omega
como mano derecha que es jodidamente
listo y escurridizo como él.22

-¡Bueno entonces qué hago! -Jimin saltó


molesto de la cama y se inclinó para
encender la lamparita- ¿Vivo asustado el
resto de mi vida?

Jungkook tragó saliva.

-No dejaré que nada malo te pase nunca


más.

-Genial- exhaló frustrado- Entonces


problema resuelto. ¿Me puedes hacer el
amor de una buena vez y dejar de hablar?12
Jungkook le miró como si acabara de
aterrizar de una nave espacial.

-¿Enserio estás pensando en eso después


de todo?

-¡Sí! ¡Estoy caliente por las hormonas del


embarazo y, joder, debo ser de piedra,
porque no me importa una mierda lo que
ha ocurrido hoy! ¿Sabes por qué? Porque
sigues vivo, porque cuando saliste en medio
del tiroteo sentí por primera vez lo que era
el miedo y la ansiedad angustiosa de
perderte. ¡Pero no fue así! ¡Y te juro que no
quiero sentir ese miedo nunca más! Por lo
que mientras estemos aquí, sé que vas a
hacer tu papel de Alfa y de policía lo mejor
que sepas, así que quiero aprovechar cada
segundo. Lunas, confío en tí. No merece la
pena estar atosigándose por lo de hoy
porque no somos Dios para impedir que
vuelva a suceder, si pasa nos enfrentaremos
a ello y sobreviviremos, como hacemos
siempre. -Jimin suspiró -Tenemos que
olvidarlo y seguir adelante.2

Jungkook tiró de él hasta colocarlo en su


regazo, y alisó su ceño fruncido con la yema
de su pulgar.

-Dime que me perdonas. Que me perdonas


por lo de hoy, por ser un mal Alfa y no
protegerte cuando ese cabrón te desnudó,
te asustó y te hizo sufrir. Por favor, Minnie.

El Omega bufó.

-¿Si te perdono por lo que sea que te pase


por la cabeza dejarás de pensar en ello?

-Sí, joder, pero lo necesito.

-Entonces te perdono- rodó los ojos- Te


perdono por fallar aunque no tuviste la
culpa. ¿Es eso lo que quieres oir?

Jungkook asintió.

El Omega aspiró e hinchó su pecho. Sus


manos subieron al cuello de Jungkook y
acariciaron la piel.
-¿Podemos seguir por dónde lo dejamos?

-¿Cómo?

-Te falta una dona por comer- le guiñó el


ojo.4

Jungkook cerró los ojos y rió, porque, a la


mierda, si su Omega se lo estaba tomando
de ese modo él tendría que hacer lo mismo.

Porque así era Jimin, era el mejor Omega de


la faz de la tierra, el más tierno, revoltoso e
invencible. Aquel que no se asustaba ante
criminales armados y armas de fuego, que
sabía ver siempre el lado bueno de las
cosas, sacarle el jugo a todas las vivencias y
recordar solo lo importante y necesario, lo
bueno. +

Ese Omega que le había robado el corazón


años atrás a punta de pistola hecha de
yemas y dedos.
Especial

-Bebé- Jungkook susurró. Estaba atándose


las zapatillas de deporte sentado en su
borde de la cama. Inclinó su cabeza para
mirar sobre su hombro y ver que su Omega
continuaba todavía en el mundo de los
sueños. Cuando finalizó la tarea en sus pies,
se levantó y dio la vuelta a la cama de
matrimonio para agacharse y quedar
enfrentado al rostro durmiente de Jimin.
Sonrió suavemente. -Bebé, despierta.

Jimin gimoteó.
-Vamos, despierta- rió.

-¿Ya son las nueve? -musitó


desperezándose y quedando boca arriba.
Sus ojos seguían cerrados y sus puños los
frotaron.

-Son las diez, te dejé dormir una hora más.

-Hum- gimoteó de nuevo- ¿Y me dejarías


dormir otra más? -sonrió travieso, esta vez,
abriendo sus desenfocados e hinchados
ojos y encarándolo.

Jungkook soltó una carcajada y se levantó


para andar de camino al baño del
dormitorio.
-No. Lévantate y vístete, bebé. Hoy tocan
clases de defensa personal.

Jimin gruñó, tapándose completamente


con las mantas y poniendo el culo en
pompa bajo ellas.

¿En qué momento le había parecido buena


idea casarse con un policía obsesionado
con la justicia y la protección?9

(...)

Jimin bostezó por cuarta vez en la mañana.


Jungkook se inquietó un poco.

-Estás demasiado dormido, bebé. ¿Pasaste


una mala noche?
No podía considerarse una mala noche ya
que no había ido al baño a vomitar o se
había sentido mareado, pero el pequeño
cachorro se había revuelto durante horas
dentro de su vientre y se le había hecho
imposible conciliar el sueño a la hora
prevista.

-Tu hijo parecía bastante reticente a


dormirse. -Puntuó. Sus pequeñas manos
viajaron bajo de su sudadera y acariciaron
la pequeña tripita de cuatro meses.

Jungkook frunció el ceño y dejó de rebuscar


la botella de agua en la mochila.
-Debiste habérmelo dicho. Habríamos
dejado las clases para otro día.

Jimin sonrió ladeado.

-Está bien.

-Necesito tus reflejos al cien por ciento. -


suspiró- Y quiero que descanses bien.

-Uh, los tendrás. No veas lo rápido que


corro al baño cuando empiezo a sentirme
ligeramente mareado.5

Jungkook extrajo la botella al fin y algunas


toallas, después las depositó por cualquier
parte de la sala de entrenamientos de la
comisaría y anduvo hasta él.
-Eres el mejor Omega del mundo, ¿lo
sabías? -Jungkook lo alcanzó por detrás,
rodeándolo y sosteniendo su vientre. Besó
sus mejillas repetidas veces. -No habrá un
papá Omega mejor para el cachorro que tú.

-Lo sé- asintió arrugando la nariz. Jungkook


rió por su confianza, pero no dudaba que lo
que decía era cierto.1

-Y esos pantalones te quedan genial. -el Alfa


golpeó su trasero enfundado en dos shorts
de chandal.

-Me los puse a propósito.

-¿Ah, sí?
-Para distraerte. Esta será mi táctica estrella
de la clase de hoy.

-Ya lo veremos, Park. -Jungkook le retó con


la mirada.

-Tenlo por seguro, agente Jeon.

(...)

Después de una larga media hora donde


Jungkook le mostró diversas formas de
escaparse del agarre de un atacante, evitar
un tiro y proteger órganos vitales, habían
comenzado a aprender formas de atacar a
un agresor.
Jimin aprendía realmente rápido. Por eso,
había quedado sobre Jungkook, sus
pequeñas manos sujetando las del Alfa
sobre su cabeza, e inmovilizando su torso
con sus muslos. Y su trasero, ciertamente,
muy cerca de su rostro.2

Los pechos de ambos estaban agitados.


Jungkook miró la pose comprometida con
una ceja alzada, Jimin le guiñó el ojo desde
arriba.

-Te lo dije. Iba a ganar. Te tengo a mi


merced, agente Jeon~.3

De pronto, Jimin fue volteado con rapidez


pero con fuerza medida y cierta suavidad, y
terminó boca arriba, con un cuerpo pesado
sobre él, encerrándolo y sosteniéndolo.

Parpadeó aturdido.

-No lo creo.

Jimin hinchó sus mofletes. Odiaba perder.

-¡Eso no vale! ¡Mis atacantes no serán


policías entrenados! ¡He ganado de verdad!
-refunfuñó.

-Tus atacantes podrían ser criminales de


cualquier tipo, podrían ser Alfas altos y
fuertes. Tienes que estar preparado para
todo.
-Mido un metro sesenta, no creo que todo el
entrenamiento del mundo pueda contra
ellos.2

-Eres rápido y escurridizo, tienes que


utilizar eso a tu favor. Ellos no tienen que
saber que sabes defenderte, hasta el
momento adecuado. Vamos, bebé. De
nuevo sobre tus pies.

Jimin aceptó la mano de Jungkook cuando


se la tendió desde arriba.

(...)

Jungkook había estado siendo


considerado. No solo porque era su Omega,
sino por el pequeño en su vientre. Calculó
los ejercicios, la energía que usarían y el
tiempo para no sobrepasarse con él.
Simplemente le enseñó algunas técnicas,
pero nada que implicara lanzamientos al
suelo más que para si mismo, golpes o
acciones de riesgo.

Puede que por ese motivo, Jimin no


estuviera del todo cansado cuando
Jungkook estableció que ese sería el último
ejercicio del día.

-El atacante buscará tus puntos débiles, y


sabe que si te pilla desprevenido, por
detrás, te será más difícil escapar. Así que
justo por eso, irá por detrás y te abrazará
por encima de tus brazos, para
inmovilizarte. -Jungkook lo abrazó por
detrás e hizo lo que sus propias palabras
habían dicho, solo que sin fuerza. En ese
instante, Jimin se sintió nadar en una
especie de bruma placentera, con su Alfa
cerca oliendo a feromonas, sudor y su
aroma masculino.

Jungkook continuó. Hablando bajo por la


cercanía.

-Antes de que te levante para llevarte a


cualquier parte, uno de tus pies tiene que
ponerse detrás de su pierna, rodeándola
por fuera. Hazlo -demandó. Jimin hizo lo
propio. Jungkook trató de levantarlo -Si yo
intento levantarte así, es mucho más difícil.
¿Ves?

-Sí.

-Vale. Ahora, cuando intente levantarte de


nuevo tienes que intentar tirar todo tu peso
abajo, tienes que agacharte y con tu cadera
crear espacio entre nuestros cuerpos
mientras yo te sigo sujetando por arriba.

-¿Con mi cadera?

-Así- Jungook soltó su agarre en sus


hombros y bajó sus manos a su cadera,
decidido, las movió a su gusto. Jimin
enrojeció al saber que para crear dicho
espacio tenía que golpear al Alfa con su
trasero. Golpearlo en la entrepierna.

-Esto es un tanto... caliente- rió.

Jungkook sonrió.

-Eso es porque eres un pequeño pervertido.


Pero si tus brazos están inmovilizados y tu
espalda pegada a la mía la única manera de
crear espacio entre nosotros es con tu parte
de abajo. Así que golpeas- Jungkook repitió
de nuevo el movimiento, esta vez con más
decisión y Jimin pudo notar su miembro
bajo la tela del chándal. El Omega jadeó- Y
bajas.2

Ambos quedaron algo flexionados,


Jungkook rodeó de nuevo sus hombros.

-Vale. Ahora tus manos van al suelo, Minnie.


Si te flexionas rápido y consigues crear el
espacio con tu cadera, mis manos se
desenredarán de tus hombros por inercia y
liberarán tus brazos, así que es tu momento
para colocar las manos en el suelo.

-¿Así?

Jimin colocó ambas manos en el suelo.


Gracias a su flexibilidad, no tuvo que
flexionar más las rodillas y simplemente se
quedó así, algo abierto de piernas, con el
culo en pompa y manos en el suelo.
Jungkook estaba justo detrás de él.1

-Así.

-¡Parece que vayamos a follar! -bufó.

Jungkook se perdió algunos segundos en su


trasero, después, sacudió su cabeza algo
aturdido y frunció el ceño.

-Minnie esto ocurre en segundos. -se


explicó- Justo después de que tus manos
vayan al suelo, tienes que cogerme el
tendón de aquiles por debajo, tirar de mi
pierna en palanca y entonces caeré al suelo.
Ahora no puedes hacerlo, tiene que ser
rápido y seguido, pero...- Jungkook se
tumbó detrás de él. -Cógeme la pierna y
enderézate.2

Jimin obedeció.

-Ahora- expuso el Alfa desde el suelo- Tu


estás libre y yo tirado en el suelo y
desprotegido. Es tu momento para estirar
de mi pierna hacia mí a modo de palanca y
colocar tu pié en mi tráquea y presionar.
Ahora, me tienes a tu merced. Hazlo.
Jimin hizo lo explicado. Estiró de su pierna y
colocó su pié enfundado en un calcetín de
pollitos en su cuello, pero no presionó.5

-Lo explicas más sencillo de lo que es- Jimin


soltó y Jungkook se levantó.

-Vas a ver que no. Venga, ahora en


velocidad normal.

Jungkook se separó unos metros. Después


comenzó a dirgirse hacia Jimin algo veloz,
por la espalda, y Jimin se sorprendió un
poco cuando fue envuelto con sus fuertes
brazos y Jungkook tiró de él hacia arriba. El
Omega conectó neuronas y, enseguida,
metió su pie tras su pierna e impidió ser
alzado. Lo siguiente que hizo fue agacharse,
y antes de que Jungkook pudiera soltarlo,
Jimin comenzó a restregar su trasero en su
entrepierna de forma descarada.10

-E-esto no es crear espacio- Jungkook


expuso agitado en su oreja. Sus brazos
sosteniéndolo por los hombros.

-Lo sé- Jimin giró el rostro sobre su hombro


y lo encaró con una sonrisa burlona. El
Omega no mostró ningún interés en crear
espacio o tratar de liberarse, más bien se
pegó a Jungkook y movió su trasero contra
la dureza formándose en sus pantalones.
Las manos de Jungkook viajaron
instintivamente a sus caderas.

Pero, sorprendentemente, no para


separarlo, sino para afianzar el ajuste.

Jimin jadeó cuando sintió la erección dura y


grande, y cuando la boca de Jungkook se
incrustó en su cuello y succionó.

-Has e-elegido este ejercicio a propósito. -


gimió Jimin.

-Me has estado calentando toda la mañana-


gruñó en su nuca y lamió- ¿Qué querías?

-Quiero esto. -Jimin se liberó de sus brazos


y consiguió girarse y encararlo.
Tan pronto como sus ojos conectaron,
Jimin calló al suelo de rodillas.

El castaño se tensó.

-Espera- Jungkook cogió sus manos antes


de que pudieran bajarle los pantalones de
chandal- Pedí la sala para nosotros pero no
puedo asegurar que alguien entre. Estamos
en la comisaría.

-No pienso aguantarme el calentón hasta


casa, Jungkook- Jimin le fulminó con la
mirada.

-No estoy diciendo que te aguantes, estoy


diciendo que vayamos a mi jodido
despacho para que pueda follarte de una
vez.

-Huh. -Jimin gimió.

Y Jungkook tiró de él con necesidad.

(...)

La suerte que tenían, era que por las


mañanas la comisaría estaba
prácticamente vacía. Más si era domingo.

Jungkook tenía su día libre y nadie entraría


en el despacho sabiendo que no
encontrarían a ningún teniente, claro,
porque no sabían que realmente sí estaba
ahí, pero no ejerciendo su profesión
exactamente.

Conforme Alfa y Omega entraron en la sala,


y se cercionaron de cerrar persianas y
pestillos, comenzaron a devorarse con
ansias.

Jimin tiró del Alfa en medio del beso para


que caminara de espaldas hasta que chocó
con el borde del escritorio. Entonces el
Omega se arrodilló y rebuscó con sus
manos entre sus pantalones de chándal y
boxers. Jungkook suspiró cuando su
erección fue liberada con ímpetú.
-Bebé... -Una mano grande abarcó las
mejillas de Jimin y las acarició con
suavidad.

Jimin tragó saliva, mirando a los ojos de su


prometido con las pupilas dilatadas y boca
salivante. Después su mirada se dirigió a la
erguida y gruesa polla.1

No esperó para metérsela en la boca.

Jungkook maldijo entre dientes y tiró su


cuello atrás.

-Joder, bebé- sus ojos rodaron a la parte de


atrás de su cabeza cuando Jimin comenzó
un vaivén lento, subiendo y bajando y
abarcando toda la longitud con sus labios
gruesos y lengua.

Jungkook apoyó una palma de su mano


sobre el escritorio para reposar su peso, y la
otra viajó a la cabeza de Jimin en su
entrepierna, sólo que no para presionar ni
guiar el ritmo, simplemente para sostener
su cabello azabache y acariciarlo.

Jimin gimió en respuesta a las caricias y


mimos con la boca llena, y aquello lo animó
a aumentar el ritmo y succionar con más
ahínco.

Minutos después, Jungkook estaba


totalmente perdido en el placer que la
cálida y húmeda boca de su prometido le
proporcionaba, y gruñía mientras
observaba el rostro de Jimin. Sonrojado,
con los labios rojos e hinchados rodeando
su polla y los ojos vidriosos.

Pero todavía no lo suficientemente


destrozado.

-Mierda- Jungkook inclinó sus caderas hacia


delante, dejándose llevar y queriendo follar
su boca. Jimin lo animó a hacerlo,
separándolo del escritorio y presionando
desde sus glúteos su cadera hacia su boca.
El miembro del castaño tocó su campanilla
y jadeó una arcada. Sin embargo, siguió
chupando y lamiendo más profundo y
rápido.

Jungkook captó el mensaje y, antes de que


el Omega pudiera procesarlo, embistió
repetitivamente en su boca midiendo su
fuerza. Sujetó sus mejillas con ambas
manos y eso fue todo.

La mamada continuó por un largo tiempo


hasta que Jimin lubricó, totalmente
necesitado de más. De recibir algo de
atención antes de que se corriera sólo por
darle placer a su pareja.

Ni si quiera hubo de avisar a Jungkook


cuando el Alfa ya estaba alzándolo del suelo
y cargándolo en sus brazos. Jimin se sujetó
a sus hombros por inercia, ahora sí, con el
rostro congestionado, aturdido y hermoso.
Jungkook no perdió el tiempo y estampó
sus labios contra los gruesos e hinchados
de Jimin, y los devoró excitado y
hambriento de más, de su lengua, de todo
él.

Jungkook lo sentó en el escritorio, y entre


beso y chasquido, tiró de su sudadera hacia
arriba y sus pantalones y bóxers hacia
abajo, desnudándolo en el proceso. Jimin
no se quedó quieto, se sacó la ropa que
pudo y la que Jungkook se dejó a medias
tratando de quitar la suya propia, y cuando
ambos estuvieron totalmente desnudos,
Jungkook tumbó el torso de Jimin en su
escritorio y lo abrió de piernas, alzándolas
sobre sus hombros.1

-E-espera, Kook. -Jungkook jadeó agitado.


Desvió su vista del miembro hinchado y
erecto de su Omega, de su entrada brillante
por el lubricante natural y glúteos abiertos.
-Espósame las manos.

La erección de Jungkook se engrosó.

Lo miró a los ojos unos segundos, dudoso,


no obstante accedió.
Rápidamente, Jungkook se separó de él y se
dirigió a la pequeña estantería junto a su
escritorio. Perdido en su urgencia, rebuscó
entre todas sus pertenencias hasta que dió
con unas esposas.

Volvió al escritorio con las pupilas


dilatadas, pero la mente pensante.

-Te van a rozar. Esto hace daño, Minnie. -


expresó con duda. No eran esposas de
juguete, ni esposas que vendían en
cualquier tienda de artilugios sexuales, eran
esposas de verdad.

-Me da igual, espósame- Jimin se incorporó


de nuevo, bajó sus piernas y las dejó
colgando, quedando sentado sobre el
escritorio y mostrando sus muñecas juntas
al Alfa frente a él- Si me duele te lo diré,
confío en tí.

Y por supuesto, Jungkook se las quitaría al


segundo. Porque ni si quiera toda la
excitación del mundo era capaz de
permitirle dañar a su Omega.

-Está bien. -Jungkook sostuvo sus muñecas


con suavidad. Como siempre que lo tocaba
o manejaba, porque así era como se debía
tratar a tu pareja. Incluso en el sexo duro,
Jungkook era cariñoso y eso volvía loco al
Omega.2
Finalmente, ajustó las esposas y las dejó
algo sueltas, unas tallas más grandes que
las pequeñas muñecas de Jimin para
evitarle el máximo daño posible, y guió sus
manos juntas y unidas por encima de su
cabeza.

-Mantenlas ahí.

-Sí, agente- bromeó en un gemido.

Jungkook sonrió ladeado y volvió a subir las


piernas largas y estilizadas de Jimin sobre
sus hombros. Dejándolo totalmente
expuesto.
-Chupa- los dedos índice y corazón del Alfa
abrieron los labios de Jimin.

Jimin sabía que Jungkook no lo hacía por


ningún tipo de fetiche o juego, sino porque
planeaba prepararlo con esos dos dedos
que rozaban su boca.

-Pero ya estoy lubri-

-Chupa- ordenó.9

Jimin rodó los ojos y abrió la boca, sacó la


lengua y chupó. Jungkook los metió más
profundos, sus yemas bajando la tersa y
húmeda lengua de Jimin y empapándolos
en su saliva.
Después, el Alfa los guió a su entrada y,
rodeándola previamente, tanteando y
viendo que realmente estuviera lubricada,
se decidió a introducirlos.

-Joder, Kook- suspiró Jimin de placer


cerrando los ojos. Aspiró un gemido y se
retorció en la mesa.

Jungkook los introdujo más profundo y los


dobló con experiencia, tocando su próstata.

El Omega se arqueó en un chillido.

-¿Todo bien? -rió el castaño.3

Jimin estiró los brazos sobre su cabeza,


frustrado.
-H-hazlo rápido, te quiero a ti. -farfulló entre
gemidos. Jungkook no había dejado de
embestirlo con sus dedos desde que los
había introducido.

-Sin órdenes, bebé. -embistió de nuevo,


deleitándose en la forma en la que la
preciosa boca de su novio se abría
formando una 'o' y se retorcía en
respiraciones entrecortadas- Yo decidiré
cuando.

-E-es ponerme las esposas y te metes en el


papel, eh. -bromeó riendo y gimiendo
aturdido.
-¿Qué papel? -preguntó con falsa confusión
en su rostro, ojos entrecerrados y sonrisa
confiada.

Metió un tercer dedo y Jimin vió estrellas.

-Ya, ya, por favor, por favor, Kook- gimoteó.

Jungkook sacó sus dedos después de un


tiempo. La imagen de su entrada pulsante y
dispuesta le dio la leve idea de que su
Omega ya estaba preparado para él.

Por lo que no perdió el tiempo.

Afianzó las piernas en sus hombros porque


amaba esa posición, amaba tenerlo
totalmente expuesto y poder observar su
rostro mientras lo hacían. Y además, porque
era una postura menos dolorosa ahora que
Jimin estaba preñado.

Jimin contuvo el aliento cuando sintió la


erección presionar en él.

-Como siempre, Minnie. Si te duele, quiero


que lo digas.

-N-no me va a doler. Hemos hecho esto


miles de veces- bufó impulsando su trasero
hacia Jungkook.

-Pero ahora hay un cachorro ahí dentro, y


no quiero dañaros a los dos.
-¡Deja el sentimentalismo y párteme en dos!
-gruñó.10

Jungkook rodó los ojos y entró en él


lentamente. Rápidamente, el rostro
enfurruñado y fruncido de Jimin se relajó y
parecía incapaz de abarcar todo el oxígeno
en la sala.

Jungkook fue lento al principio, pero como


siempre, terminó perdiéndose en su propio
éxtasis, en los jadeos prolongados y
excitantes de Jimin y en sus demandantes
órdenes.

Jungkook terminó perdiendo la paciencia.


Salió de él, lo rodó sobre la mesa, y lo
tumbó sobre ella, está vez boca abajo.
Jimin no tuvo más remedio que ponerse de
puntillas, sus brazos bien estirados sobre su
cabeza, y entonces Jungkook comenzó a
follarlo de verdad.

-¡O-oh, dios, dios, dios! ¡Kook! -las manos


del Omega se enroscaron en el borde
opuesto del escritorio, aferrándose a él con
toda la poca energía que tenía. Sus ojos se
pusieron en blanco y de su boca sólo
surgían gemidos inconexos y balbuceos
agudos e incoherentes. Jimin no era
demasiado escandaloso en el sexo, pero
Jungkook podía jurar que durante todo el
acto jamás dejaba de gemir o jadear
totalmente abrumado y extasiado, y eso lo
encendía más que cualquier gemido agudo
y chirriante.

En esa posición, Jimin era totalmente


vulnerable ante el Alfa bombeando en él,
mostrando su espalda, su trasero y manos
esposadas. No a todos los Omegas les
gustaba recibir en esa posición, porque era
un acto de completa vulnerabilidad, de
estar a merced de un Alfa, pero en su caso,
confiaba tanto en Jungkook que no había
cabida para la duda. Se dejaba hacer y lo
amaba, lo disfrutaba y hacía disfrutar a su
pareja. Al amor de su vida.

En cierto punto, Jungkook aumentó el


ritmo, si es que aquello era físicamente
posible, y en la sala sólo se escuchó la carne
golpear contra carne, el escritorio crujiendo
y la retahíla de gimoteos agudos y perdidos
en el aire oliendo a feromonas y sexo. Jimin
sintió los dedos de sus pies enroscarse.

Bien, iba a correrse.

-Kooook- alargó su gemido- Kook, Kookie,


me v-voy a correr- gritó apretando los ojos.
Jungkook alzó la pierna izquierda del
Omega y la flexionó sobre el escritorio, se
sujetó a su tobillo con una mano y con la
otra presionó su nuca contra la madera, y
bombeó errático, gruñendo por lo bajo ante
la inminencia de su propio orgasmo.5

Jimin estalló antes de que Jungkook


pudiera alcanzar su miembro desatendido y
conducirlo él mismo al éxtasis. El Omega se
derritió entonces en la mesa, entre
temblores y gritos de placer, sus brazos y
piernas se encogieron sin que pudiera
evitarlo y derramó su esencia entre
espasmos cada vez más débiles. Las
réplicas de su orgasmo se alargaron en una
especie de trance que nubló su visión, y
apenas fue consciente de que era girado de
nuevo, de que Jungkook salió de él sólo
para colocarlo otra vez boca arriba sobre el
escritorio, abrirlo de piernas y embestirlo
hasta que él también se corrió en un
gruñido apretado.

El nudo comenzó a formarse.3

El Alfa cayó sobre el cuerpo flácido y


moldeable de Jimin, pero apoyó su peso
con sus brazos fuertes y temblorosos para
no aplastarlo.
-Eso ha sido increíble- jadeó Jungkook.
Jimin nadaba en la confusión y la bruma,
pero consiguió entreabrir los ojos,
revolotear sus pestañas y mirar a Jungkook,
mostrándole una sonrisilla cansada de
labios rojos. El castaño besó su mejilla
sonrojada y después sus labios de forma
casta, pero Jimin succionó la boca ajena y
Jungkook no pudo separarse, tuvo que
continuar el beso.1

No había mejor obligación que aquella.

Jimin bajó sus brazos al fin, y rodeó el


cuello de Jungkook para besarlo de forma
perezosa, larga y prolongada. Sus lenguas
explorándose y chasquidos lentos mientras
el nudo se hinchaba y Jimin aullaba en un
jadeo de dolor.

-Shhh- Jungkook murmuró en su boca-


Vamos a sentarnos, bebé. Estarás más
cómodo.

Jimin asintió afianzando el agarre en su


cuello.

Jungkook los levantó y el movimiento


causó estragos dentro de Jimin, quien
arrugó la nariz, algo molesto por el nudo en
su interior. El Alfa trató de ser lo más
cuidadoso posible. Sus brazos también
temblaban por la ausencia de fuerza, por
haberla agotado paulatinamente mientras
los conducía al orgasmo a ambos, pero lo
logró. Finalmente, encontraron la silla y se
sentaron. El Omega quedó a horcajadas de
Jungkook.

Jimin no tardó en alzar sus brazos de la


cabeza de Jungkook, en dejar de rodear su
nuca para mostrarle sus muñecas
esposados y demandar con la mirada
nublada que se las quitara.

Entonces, Jungkook se inclinó un poco,


abriendo el último cajón del escritorio y
sacando de allí una pequeña llave.
Segundos después, las muñecas tersas del
Omega se vieron liberadas.

Jimin las frotó con suavidad.

-Maldición, te dije que te harían daño-


Jungkook lanzó por cualquier parte las
esposas y sostuvo sus muñecas con cautela.
Observando las leves rozaduras enrojecidas
y las frotó él mismo con suavidad.

-Estoy bien- su voz pesada arrastrándose.


Con un gemidito feliz, Jimin apoyó su
sudorosa cabeza en el pecho de Jungkook. -
Me ha gustado mucho. La próxima vez
quiero que me esposes al cabecero.
Jungkook suspiró.

-Tendremos que comprar unas de juguete.


Esta mierda es para criminales, Minnie. Esto
duele.27

-Exagerado. Ni si quiera las apretaste. Con


un poco de fuerza podría haberme liberado.

-Era la idea.

Jimin sonrió y lo encaró.

-Eres demasiado cuidadoso y protector,


Kookie. Sólo es sexo, podemos jugar y
arriesgar un poco.

Jungkook negó.
-No es sexo, es hacer el amor contigo. Y con
eso no se arriesga.25

Jimin juntó sus frentes en un beso de


esquimal. Jungkook se inclinó hacia
delante y selló sus labios en un beso
profundo.

-Es mi momento de decir. Eres el mejor-


Jimin acarició su rostro- No habrá mejor
papá Alfa para el cachorro que tú.

-Es mi momento de decir. Te amo. ¿Te lo


había dicho antes? -sonrió entrecerrando
los ojos.1
-Uh, sólo cuando te tengo a punta de
pistola. -Jimin sacó sus manos de nuevo
para que quedaran entre ambos. Las colocó
de forma que simularon un arma, y
presionó ambos índices unidos contra su
pecho. -Vamos, dímelo otra vez o tendré
que disparar. Y soy muuuy peligroso.

Jungkook lanzó una carcajada.

-¿No habíamos quedado en que ya habías


robado mi corazón, criminal Park?

Jimin soltó una risilla divertida.

-Lo voy a hacer otra vez.


Entonces Jungkook lo observó. Observó su
rostro relajado, sonriente y acalorado. Sus
mejillas ruborizadas, írises brillantes y
labios gruesos e hinchados. Totalmente
desnudo sobre él y unidos con un vínculo
más allá de lo físico. No sabía si era posible
enamorarse una segunda vez, mientras ya
estabas perdidamente enamorado de esa
misma persona, pero Jungkook debió sentir
con demasiada fuerza esa yema de dedo
clavándose en su corazón, porque este
brincó y un calor familiar y agradable lo
envolvió. Eso que la gente llamaba
felicidad.+
El policía se rindió ante el peligroso criminal
Park.

-Cuántas veces quieras.


Especial: el principio

Un Jimin de siete años miraba el parque


como si fuera la más grande y deliciosa
golosina frente a sus ojos.

-No desaparezcas de mi vista, pequeño.


Estaré en el banquito de allá.

Y Jimin apenas había escuchado a su madre


Alfa cuando salió corriendo a montarse en
absolutamente todos los juegos. El
trampolín, el tobogán, los columpios...
Para el Omega, descubrir un parque nuevo
era como para un adulto ganar la lotería. Y
el pequeño había tenido muchos premios
después de que sus papás decidieran
mudarse a Busan y tuviera que descubrir
todos los parques habidos y por haber de la
ciudad.

Pasó el tiempo feliz y jugando sólo hasta


que se dió cuenta de que en lo alto de la
torre había un pequeño grupo de niños
sentados y jugando a cualquier cosa. Jimin
no perdió el tiempo y corrió hacia allí.

-¡Hola! -chilló cuando arribó a lo alto. Sus


ojos se cerraron cuando sonrió.1
-Hola... -un niño frente a él le miró con
desagrado.

Pero el Omega era demasiado pequeño e


inocente, y sobretodo, con un corazón
bueno, como para notarlo.

-¿Puedo jugar con vosotros?

-Nosotros no jugamos con niñas.

Jimin frunció el ceño.

-No soy una niña -contestó algo molesto. Su


mamá siempre le había dicho que tenía que
tener paciencia porque a veces la gente no
buscaba ofender, sino que simplemente
estaba confundida- Soy un Omega.
-¿Un Omega niño? ¡Puaj! ¡Qué asco! -chilló
otro de los tres niños.12

Jimin abrió los ojos.

Estaba enfadado.

Y era demasiado joven como para conocer


los estigmas que la sociedad le había
asignado por el simple hecho de nacer. A
niños como él, se les había educado en el
respeto fuera cual fuera el género y el
subgénero, pero al Alfa frente a él, parecía
que no.
-¡Retira eso! ¡Yo no doy asco! -así que
empujó a aquel chiquillo y este trastabilló
hacia atrás.

-¡Los Omegas no dan órdenes a los Alfas! -el


otro niño, el que lo había llamado niña,
gruñó y se acercó peligrosamente hasta él.
El pequeño de cabellos azabache
retrocedió.

Antes de que pudiera ser consciente, uno de


sus pies estaba pisando a la nada, y habría
estado a punto de caer de espaldas si el
niño que todavía no había hablado no se
hubiera propulsado hacia delante y lo
hubiera evitado tirando de él en dirección
opuesta. Jimin calló, pero esta vez hacia
delante y apenas magulló un poco sus
rodillas. Miró al suelo totalmente
avergonzado.

-¿Qué haces Jungkook? Tendrías que haber


dejado que se callera -bufó.

-Lo que has dicho es injusto, Yugyeom- el tal


Jungkook miró al Alfa ahora llamado
Yugyeom- Ni los Omegas mandan a los Alfas
ni al contrario. Todos somos iguales.13

-Eso es mentira. Yo soy más fuerte que este


niño tonto así que mando sobre él.
-¿Seguro que eres más fuerte? ¿Por qué no
lo compruebas? - Jimin gruñó levantándose
molesto.

-No necesito comprobarlo. Tú eres Omega y


eres débil y yo soy Alfa y soy fuerte. Es la
naturaleza, no puedes cambiarla.

Jimin hinchó sus mejillas.

-¡Pues que os lo paséis muy bien pegandoos


entre vosotros como Alfas fuertes que sois! -
y entre tanto berrinche de crío, estaba
llorando. Se lanzó por el tobogán y volvió a
tierra firme con los labios temblorosos por
el llanto.
El pequeño Omega, sin querer que su
madre lo viera llorando, a pesar de que lo
único que deseaba era ir a sus brazos
protectores y que lo abrazasen, volvió a los
columpios y se sentó en uno de ellos,
balanceándose lentamente y dejando sus
piernas colgando.

Comenzó a sollozar bajito.6

Nunca le había pasado nada como eso,


nunca nadie le había tratado mal sólo por
ser Omega. Él sabía que era algo extraño,
porque en los siete años de vida que tenía
apenas había visto unos pocos Omegas
macho como él, pero eso no significaba que
fuera malo. Sólo diferente. Y las cosas
diferentes no merecían menos respeto.2

Nunca se había sentido tan distinto y fuera


de lugar hasta aquel momento y comenzó a
pensar.

¿Es que no soy normal?

-Yugyeom es un tonto.

Jimin brincó del susto. Giró su rostro y vió a


aquel niño de nombre Jungkook que lo
había salvado de caerse. Era un Alfa, y no
sabía por qué, desde que el otro niño lo
había llamado así había empezado a sentir
un sentimiento reacio hacia ellos. Se
encogió en su sitio.

-Déjame en paz- musitó sorbiendo los


mocos.

Jungkook inhaló.

-Hueles bien.

El rostro del Omega se volvió rojo escarlata.

-N-no me huelas- trató de cubrir su pelo.

-Lo siento. No he podido evitarlo- el


pequeño Alfa sonrió y cuando lo hizo, dos
grandes huecos negros aparecieron en el
lugar donde debían haber unas paletas.12

-¡No tienes dientes! - Jimin rió.


Era un niño. Los berrinches se pasaban
rápido si aparecía cualquier cosa divertida.

El Alfa rodó los ojos, como si se lo hubieran


dicho a menudo.

-Me crecerán.

En ese momento, Jimin recordó que estaba


enfadado. Porque aunque hubiera sido un
berrinche tonto, por primera vez había
calado bien hondo en él.

-Vete a jugar con tus amigos los Alfas-


resopló mirando sus rodillas algo
lastimadas.
-No son mis amigos- se encogió de hombros
y Jimin lo miró extrañado- Vienen al parque
a veces y jugamos juntos, pero los niños
que piensan así no son mis amigos.

-¿Así...?

-Pues con pensamientos tontos- dijo como


si fuera obvio.

-¿Tú no piensas como ellos?

Jungkook negó sacudiendo su cabeza


efusivamente.

-¿No piensas que de asco o que soy menos


fuerte?

Repitó la misma acción.


-Bueno -añadió- A lo mejor sí eres menos
fuerte que yo pero no te preocupes, ningún
niño me gana en fuerza, no es porque seas
Omega.

Jimin se puso rojo.

-¡Eso no es verdad!

-¡Sí lo es! Voy a ser policía como papá, y


para eso tengo que ser muy fuerte, para
detener a los malos.

-Ah... bueno -Jimin le vió la lógica que un


niño de siete años le vería a aquel
argumento- Entonces te dejo ser más
fuerte. Pero sólo si es para eso. Por lo
demás yo te gano en todo.4

El pequeño Alfa alzó las cejas divertido.

-¿Sí? ¿Estás seguro?

Jimin sacudió su cabeza en una afirmación.

-¿¡A que no llegas hasta ese árbol antes que


yo!?

-¡A que sí!

Y los dos niños empezaron a correr.

Diera igual si eran Alfas u Omegas. Porque


los niños no tienen que pensar en esas
cosas.
El resto de la tarde se resumió a ellos
jugando a cualquier juego en aquel parque
hasta que sus padres fueron por ellos y se
los llevaron a sus respectivas casas. Aquella
fue la primera vez que se encontraron, pero
no fue la última. Porque en un futuro,
aunque ambos no pudieran reconocerse
debido al paso del tiempo, sus lobos sí lo
hicieron. Porque los lobos no olvidan.5

-Esto tiene que ser una broma- Jimin pasó


las manos repetidamente por su rostro.

La había cagado.

La había cagado en grande.


Acababa de atropellar a un policía en
moto.15

-Me van a llevar a la cárcel -sus ojos atónitos


repararon en la figura tambaleante frente a
él que por poco caía de la moto. Lo había
chocado por no ver a tiempo el semáforo en
rojo.

Y por supuesto, no podía haber sido otra


persona, no, Jimin tenía que haber
atropellado a un puto policía.2

El policía frente a él giró bruscamente su


cabeza enfundada en un casco y se levantó
de la moto. Andando directo hasta la
ventanilla de Jimin.
-Vale, respira -se tranquilizó.

Pronto sintió los golpes de sus nudillos en la


ventanilla.

A la mierda la tranquilidad.

-¡Baje la ventanilla!

Jimin sonrió de forma tensa y la bajó.

-H-hola- trató de sonreír más amplio.

-¿Cómo que hola? -el policía levantó la


visera del casco y lo fulminó con su mirada-
Acaba de chocarme. ¿Es que no ha visto el
semáforo en rojo?8

-P-pues... lo vi un poco tarde- confesó


mirándolo y mordiéndose los labios.
-Baje del vehículo -gruñó.

-N-no. Hombre, señor agente, no es para


ponerse así -jadeó angustiado -D-de verdad
que fue un accidente. ¡Es que los pies no me
llegan bien a los pedales!16

El policía frunció el ceño.

-¿Cuántos años tienes? ¿Tienes acaso el


permiso para conducir? ¿La mayoría de
edad?

Y bien, eso fue todo.

Jimin se indignó.

-¿¡Pero cómo se atreve!? ¡Por supuesto que


la tengo! ¡Tengo veinte años, idio...! -
Enmudeció de golpe ante lo que estaba
apuntó de gritar.

Los ojos del policía se abrieron


desorbitados, nadando en ira.1

-¿Me acabas de decir idiota? Baja del puto


coche.5

Y Jungkook no habría actuado así, por


supuesto que no, pero le acababan de
chocar por la espalda hasta el punto de
hacerlo caer si no hubiera reaccionado a
tiempo, y eso le había hinchado los cojones
de buena manera.
Jimin iba a hacerlo, iba a bajar del coche
para encararse con ese idiota que lo había
llamado crío en todas sus narices. Pero
antes de que su mente pudiera pensar con
claridad, en lugar de quitar las llaves y
poner el freno de mano estaba pisando el
acelerador. Evidentemente sin querer, y a
causa del cortocircuito malfuncionando en
su cerebro ofendido.5

Sólo aceleró unos centímetros y después


frenó de golpe ante la realización, pero
fueron los suficientes como para terminar
de tumbar la moto del policía en el suelo.18
-¿Qué narices haces? -exclamó viéndola
caer- ¿Es que pensabas escapar?

-¡N-no! -sus ojos estaban abiertos e


impactados mirando al frente. La había
cagado en grande -¡Es que me ha puesto
nervioso y he pisado el acelerador!

-¿¡No decías que no te llegaban los pies!? -el


policía exhaló frustrado y se sacó el casco,
dejándolo por cualquier parte. Sus
facciones eran duras de por sí, pero
enfadadas acojonaban todavía más -Baja
ahora mismo si no quieres que te detenga. Y
saca la documentación del coche y tu
identificación. Ya.2
Jimin arrugó la nariz. Viéndose sin otra
salida hizo lo que le ordenó. Sacó los
papeles del coche de la guantera y abrió la
puerta del piloto. Cuando salió por
completo, sólo pudo mirar resignado las
dos cabezas de altura que le sacaba el
policía, que además, era un Alfa.

Genial.

Absolutamente genial.

Jungkook lo observó. Su pecho se hinchó


de su aroma dulce y embriagante. Era un
Omega, de eso no había duda. No sólo
podía notarse por aquello sino por sus
facciones algo delicadas para ser un
hombre, su cuerpo curvo bajo los vaqueros
y camiseta de manga corta metida por
dentro, y su estatura. En el fondo, el Alfa
sólo podía pensar que con esa altura tenía
sentido si sus pies no llegaban a los
pedales. Pero estaba furioso así que dejó su
corazón comprensivo y benévolente a un
lado. Le quitó de las manos los papeles del
coche y los revisó.

-Y tu identificación.

El Omega rodó los ojos y anduvo a la puerta


trasera.

-¿Dónde vas? -El Alfa lo miró de soslayo. Su


voz surgiendo sombría.
-Tengo la cartera en la mochila -contestó
irritado. Abrió la puerta finalmente y
comenzó a rebuscar entre cajas y bolsas.

Por aquellos monentos, Jimin estaba de


mudanza después de finalmente dejar el
nido de mamá y papá, apenas le faltaban
unas cajas por llevar al nuevo apartamento
y su proceso de independizarse estaría
finalizado. Apenas le faltaba eso, y que el
policía no lo detuviera rumbo a comisaría.

-Vamos, no tengo todo el día.

En cuanto Jimin sacó la mochila de entre


todos los trastos, esta fue arrebatada por
las manos del Alfa. Entonces el Omega
reaccionó, acordándose de lo que había allí
dentro además de su cartera con la
identificación.

-¡E-espera, no la ab...!

Pero el oficial ya tenía los ojos muy abiertos


para ese entonces, mirando dentro de la
mochila, y sus mejillas estaban levemente
sonrojadas. Jimin le miró del mismo modo,
y cuando los ojos del policía impactaron
contra los suyos perezosos e incrédulos, el
Omega solo pudo tapar su rostro con su
pequeña mano, muerto de vergüenza.13

-P-puedo explicarlo- jadeó con la voz


avergonzada y abochornada.
Por supuesto que Jimin podría explicar el
consolador de 20 centímetros dentro de su
mochila, pero probablemente ese policía
frente a él no se lo creería. No creería que
con tanto ajetreo por la mudanza, se le
había olvidado meterlo en las cajas ya
precintadas y en su maleta cerrada con
candado, porque por supuesto, lo había
utilizado hasta el último día que había
podido, y por lo tanto había tenido que
meterlo de forma improvisada esa misma
mañana en su pequeña mochila con la que
siempre iba a todas partes.4
Jungkook inhaló tratando de despejar su
mente de los numerosos pensamientos
indecentes que involucraban a ese Omega
de aroma agradable con ese consolador.
Estaba de servicio, maldición. Le devolvió la
mochila con el rostro a cuadros.

-Busca tú el DNI, anda- y Jimin podía jurar


que ese policía estaba aguantándose la
risa.1

El Omega alcanzó de vuelta su mochila con


las manos tímidas y comenzó a rebuscar
tratando de obviar con la mirada su gran
dildo rosa fosforito.

Era imposible.
Así que una carcajada mal retenida terminó
surgiendo de sus labios.

-P-perdón- y no pudo evitar reírse más


mientras sacaba el documento de
identificación y se lo cedía al policía.

El chico leyó rápidamente la información y


se lo devolvió.

-Está claro que eres mayor de edad- suspiró


con una sonrisa mal contenida.

-¿Me va a detener? -musitó Jimin colocando


la mochila en su espalda.

-Podría hacerlo. Mira el estado de mi moto-


Jimin apenas podía verla porque su coche
la tapaba, ya que estaba en el suelo -
Además de que como policía esto podría
considerarse un delito.

Pero su voz ya no sonaba tan ruda como


antes.

Y por extraño que pareciese, era como si el


dildo hubiera calmado la tensión del
momento.

Bendito dildo.8

-Ha sido un accidente - el Omega puso sus


mejores ojos de cachorrito- No iba
hablando por teléfono ni nada, es que
cuando vi que cambiaba a rojo traté pisar el
freno pero no llegué. De normal no
conduzco con estos zapatos- señaló sus mal
abrochadas converse negras- Me pongo
algo de plataforma, pero estoy de mudanza
y... No tenía más zapatos. Lo siento, de
verdad.

El policía suspiró.

-Está bien. No te detendré sólo porque sigo


de una pieza, pero si hay daños en la moto
tendrás que pagarlos.

Jimin asintió efusivamente. Era lo justo.


-No te tomaré los datos -sentenció- Pero
dame tu teléfono para llamarte si el seguro
cree conveniente reparar algo.25

Y él Omega se lo dictó.

Sin caer en la maravillosa jugada que ese


policía acababa de cometer.8

-Puedes irte, anda -negó con la cabeza por


lo absurdo de la situación.

El Alfa le devolvió el papeleo y Jimin se


dirigió de vuelta al asiento del piloto.

-¿Cuál es su nombre? - Jimin preguntó


risueño abriendo la puerta.

El policía alzó una ceja y señaló su placa.


-Hum, Jeon -leyó- Pero hablo de su nombre,
no de su apellido.

-Me llamo Jungkook.

-¡Es usted un policía genial Jeon Jungkook!


Pienso ser un ciudadano ejemplar a partir
de hoy.2

-Sólo no atropeyes a nadie más- rodó los


ojos.

-¡No lo haré!

Jimin se sentó rápidamente y apoyó su


espalda contra el asiento. Con la cabeza en
las nubes, como siempre. Tan atolondrado
que estaba que olvidó la mochila en su
espalda y cuando se presionó contra el
respaldo esta comenzó a vibrar
ruidosamente.3

-¡A-ay, joder, qué susto! -brincó.

El policía lo miró todo con los ojos atónitos.

Jimin se sacó la mochila rápidamente, abrió


la cremallera y apagó el maldito consolador
de una vez, sacándole incluso las pilas y
dejándolas en un compartimento a su
derecha.

Mordiendo sus labios, miró de nuevo al


oficial.

Se partió de risa.
Jimin hizo lo propio pero apoyó su frente en
el volante.

-Definitivamente, hoy no es mi día- suspiró


entre risas.

-Tampoco es el mío- Jungkook miró con


resignación su moto todavía en el suelo.

Una lamparita se encendió en la mente de


Jimin.

-Lunas, pensaba irme sin ayudarle.

-Da igual, me las arreglaré yo solo.

-¡Lo mínimo que puedo hacer por usted es


ayudarlo después de que lo choqué!
Jimin abrió la puerta con decisión y se
encaminó hacia la moto. Los ojos curiosos
del policía siguieron sus movimientos.

-No vas a poder con ella, déjame que lo


haga yo -Jungkook anduvo hasta él y tiró de
la moto hacia arriba.

Jimin rodó los ojos y ayudó a estabilizarla.

-Sí que hubiera podido, soy fuerte -expuso.

-No he dicho lo contrario, pero yo soy más


fuerte.

El Omega entrecerró los ojos. Su mente


yendo demasiado lejos sin saber por qué,
pero teniendo la sensación de que ya había
vivido eso antes. Sacudió su cabeza y brincó
para volver a su coche.

-Entonces me voy- Jimin terminó de nuevo


en su coche, abrochándose el cinturón y
afianzando el volante- ¡Tenga un buen día
oficial Jeon! ¡Y lo siento por chocarle y tirar
su moto! ¡No fue mi intención!

Y puede que después de aquel primer


encuentro, hubiera otro en una discoteca,
con el Alfa fuera de servicio y el Omega
disfrutando con sus amigos. Puede que
ambos terminaran muy borrachos y en el
apartamento del Alfa follando como unos
necesitados y que aquella no fuera la última
vez que sucediese. Porque Jungkook jamás
había conocido a un Omega así en su vida,
al menos no uno que tuviera las agallas de
enfrentarse a un policía, llamarlo idiota y
regodearse de su fuerza, siendo que apenas
le llegaba por el pecho. Tampoco un Omega
que cargara con un consolador rosa
fosforito en su mochila, pero esos eran
otros asuntos. La cosa era que nunca había
conocido a un Omega como él, pero quería
que a partir de aquel día estuviera en su
vida.


-¿Crees que el bebé tenga frío aquí dentro? -
Jimin miró su barriga cubierta por capas de
suéters y una gruesa sudadera, dudando
por si tenía que cubrirla de más. El Alfa se
giró mirándolo con una mirada extraña -
Vale, eso ha sonado super estúpido- Jimin
negó con la cabeza riendo de si mismo y se
agachó para sacar las mantas de una caja
de cartón.

-Eso ha sido lo más tierno que he


escuchado nunca -Jungkook bajó la
siguiente caja, pasó por su lado dejando un
beso en su cabellera y continuó andando
hasta dejarla sobre la mesa del comedor.
Debido al comienzo de la temporada fría,
estaban sacando cajas con ropa de la
estación, mantas y colchas gruesas.
También habían pensado que sería buena
idea comenzar a sacar las cajas con los
adornos para la Navidad venidera y la gran
y pesada caja donde se guardaba el árbol.

Entre tanta caja, el Alfa sintió un destello


rosado cruzar la periferia de su visión.
Entrecerró sus ojos, se agachó y abrió las
solapas de cartón.

-No me jodas- rió inclinando la cabeza.

-¿Hum? -Jimin plegaba las mantas.


Giró su rostro y encontró a su prometido
con un flamante consolador rosado en las
manos.

-¡Ay, no! -Jimin corrió por él lanzando las


mantas por cualquier parte -¡Qué
vergüenza!

-¿Escondías esto y no me lo dijiste? ¿Hmm?


-Jungkook se alzó y levantó en lo más alto
el vibrador para que el Omega ni si quiera
pudiera llegar a él santando. Su mirada era
divertida.

-Para tu información hace mucho que no lo


uso. Lo guardé cuando se acabó la pila y...
¡Y dámelo, lunas, me hace acordarme de
aquella vez y siento mucha vergüenza
ajena!1

-No fue para tanto -rodó los ojos


cediéndoselo- Yo me lo pasé bastante bien.

-Sí pues yo no- arrugó su nariz- Quería que


la tierra me tragara.

-Esto- se lo quitó y lo miró con una sonrisa


ladeada- Evitó que te pusiera la multa de tu
vida, bebé. Me diste tanta pena y risa a la
vez que pensé, no puedo joderle más el
día.1

-Gracias por su comprensión, oficial Jeon-


suspiró. Una idea malévola surcando su
mete- Ahora que lo has sacado, quizás
compre pilas y lo utilice de nuevo.

Sonrió y desapareció por el pasillo cargado


de mantas.

Jungkook trastabilló y lo siguió con el


objeto todavía en la mano.

-¿Q-qué has querido decir con eso? -


preguntó andando a sus espaldas.

-Ah, no sé, tan divertido que te parece


quizás vuelva a utilizarlo. Recuerdo que me
lo he pasado bastante bien con él. Quiero
comprobar si es tan divertido como lo
haces ver.
Jungkook lo miró con una mueca muy
extraña, entre incrédula y confundida.
Parecía un cachorrito al que le dices de salir
a la calle y luego no lo haces. Esa cara.

-¿Pero tú sólo o yo también puedo


participar?1

El Omega abrió la boca en una carcajada.

-¿Quieres utilizarlo, Kookie?

-¡No! -gruñó abochornado- Hablo de


utilizarlo yo en ti. ¿Alguna vez has probado
la doble penetración, bebé?19
Si Jimin hubiera estado bebiendo agua, la
habría expulsado por su nariz incluida. Dejó
las sábanas en el armario de su dormitorio.

-No- jadeó un susurro.

La sonrisa de Jungkook se ensanchó


malévola, de nuevo, sintiendo que tenía el
control de la situación.

-Entonces apuntaré pilas para la próxima


lista de la compra- y desapareció por donde
había venido.

El Omega boqueaba aturdido.

Había querido gastarle una broma, pero le


había acabado saliendo mal.
O bien, depende de cómo se viera. Rodó los
ojos con un suspiro y se miró al espejo. Se
observó de perfil, reparando en su gran
vientre de siete meses y medio. Faltaba
poco para que el pequeño arribara por fin a
casa, y Jimin tenía la esperanza de que sería
su pequeño regalito de Navidad.

-Yo por si acaso tienes frío voy a ponerme


otra sudadera ¿Vale, pequeñito mío?-
susurró mirando a su barriga.

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