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El yo y el Ello Freud (1923)

Lo que esta reprimido se contrapone al yo, cuando en el análisis uno intenta


acercarse a eso reprimido, el yo empieza a exteriorizar ciertas resistencias
que se oponen. Estas resistencias no son conscientes, se refuerza la idea de
que hay una parte del yo que se resiste, que tiene que ver con la represión y
las resistencias, que es inconsciente, no puede llegar a la consciencia. Pero
sin embargo no es lo reprimido, sino que es lo represor.

Freud comienza a cambiar su concepto de inconsciente y lo empieza a


ampliar, esto da lugar a la constitución de este texto. Acerca del yo y el ello.

Hay un yo que no es equiparable con la consciencia, sino que parte del yo es


inconsciente. El conflicto no es entre consciente-inconsciente como antes se
creía, sino que es entre el yo coherente y la parte escindida (dividida) del yo
que esta reprimida. Todo lo que esta reprimido es inconsciente pero no todo
lo que es inconsciente esta reprimido.

Luego Freud comienza a hablar de la consciencia. Dice que está ubicada en la


superficie del aparato anímico. A la consciencia llegan percepciones de dos
lados, del mundo exterior (los sentidos, lo sensorial) y percepciones internas
(sensaciones, sentimientos, etc). Freud retoma una distinción que tiene que
ver con la distinción entre una representación inconsciente y una
representación preconsciente. La diferencia es que la representación icc es
representación cosa, mientras que la representación preconsciente, es la
representación cosa mas la representación palabra añadida a ella. Este
enlace con las palabras es lo que permitiría que algo devenga consciente o
preconsciente.

Todo lo que llega a la consciencia tiene que haber sido alguna vez percepción
consciente, excepto los procesos anímicos internos,( sensaciones,
pensamientos) que para devenir conscientes tienen que trasponerse en
percepciones y para ello tiene que enlazarse con estas representaciones
palabra, es decir que la función de la representación palabra seria permitirle
a estos procesos anímicos internos devenir conscientes.
El yo parte del sistema percepción-consciencia como su núcleo, abraza al
preconsciente que se apoya en los restos mnémicos y luego tiene también
una parte inconsciente. El ello es la continuación del yo que se comporta
como inconsciente. En este texto Freud plantea que el ello parece ser la parte
inconsciente del yo y que no coincide totalmente con lo reprimido. Dice que
lo reprimido es una parte del ello. Lo reprimido es separado tajantemente del
yo por medio de la represión y que se comunica con el yo a través de ello.
Hay una distinción entre lo que esta reprimido y lo que es el ello.

La percepción ocupa el mismo papel en el yo, que la pulsión ocupa en el ello.


Es decir, El yo tiene que lidiar con las exigencias del mundo exterior, de las
percepciones, mientras que el ello tiene que lidiar con las exigencias que
provienen de las pulsiones.

El yo es sobre todo una esencia-cuerpo, es la proyección de la superficie


corporal que parte de las sensaciones corporales. (la imagen corporal que
tiene cada uno).

Las primeras identificaciones a los progenitores tienen un lugar especial


dentro del psiquismo, estas son universales y duraderas. Esto es el resultado
del complejo de Edipo, de su sepultamiento, tras él, se produce esta
sedimentación en el yo, el establecimiento de estas dos identificaciones al
padre y a la madre, unificadas. Esta identificación primaria tiene un lugar
especial que se contrapone al resto del yo como ideal o superyó. El yo se
comporta frente al superyó como si fuera un niño pequeño y se somete a
obediencia frente a él.

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