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Pensar lo psicomotor

B ib l i o g r a f ía
4. Hacia una teoría de la práctica clínica psicomotriz*

“A la imagen que encendió


Cuadernos de Terapia Psicomotriz, G o r i, Roland, El cuerpo y el signo en unos perdidos y escondidos
Número especial de la Sociedad el acto de la palabra, Buenos Ai­
f u e g o s ...”
Internacional de Terapia psico­ res, Kapeluz, 1980.
m otriz para los países de lengua Jaim e Saenz1
L acan, Jaques, Variantes de la cura
española, n° 1, Buenos Aires, tipo, en Escritos 1, I o edición,
Editor V. Singeser de Votadoro,
Buenos Aires, Siglo Veintiuno
1973. Editores, 1985
B erg és, Jean , Diagnóstico y terapia en
Sa m i Ali, Cuerpo real y cuerpo ima­
psicomotricidad, en Cuerpo y Co­
ginario, Buenos Aires, Paidós,
m unicación, Madrid, 1988. 1979. I
D ucrot, Oswald, Todorov, Tzvetan,
V asse, Denisse. El ombligo y la voz,
Diccionario enciclopédico de las cien­ Los padres de E fueron orientados a realizar una consulta en psi­
Buenos Aires, Am orrortu, 1977.
cias del lenguaje, Buenos Aires, comotricidad por una psicóloga especialista en apoyo prequirúrgico.
Siglo Veintiuno Editores, 1974. W allo n , Henri, Los orígenes del ca­
rácter en el niño, Buenos Aires, El niño (6 años) padecía un tumor congènito en la axila derecha que
G o n zá lez, Leticia, La constructividad
Nueva Visión, 1975. perturbaba severamente la movilidad del brazo y que había sido de­
corporal, Apuntes sobre el desa­
rrollo psicomotor. Clase dictada W allo n , Henri, La evolución psicoló­ tectado en el momento del nacimiento.
en la Escuela Argentina de Psi­ gica del niño, Barcelona, Grupo Se les indicó que el único soporte terapéutico era la rehabilita­
com otricidad que dependía de la Edit. Grijalbo, 1979.
ción ya que por el momento el tumor era inoperable. El niño realiza­
Asociación Argentina de Psico­ Donald W ., Escritos de Psi­
W i n ic o t t ,
ba desde los primeros meses de vida rehabilitación kinesiológica.
m otricidad por invitación de Jor­ coanálisis y Pediatría, Barcelona,
ge Garbaz en abril de 1984. Laia, 1979.
Los padres realizaron la consulta para que a través de un trata­
miento se le ejercitara la mano izquierda. Esperaban que mejorara
el uso del brazo derecho y que en un comienzo trabajara con el iz­
quierdo para favorecer la destreza manual según lo requerido por la
escuela.
El niño tendía a aislarse y a buscar juegos pasivos.
En lo dicho por los padres era posible escuchar dos temas in­
sistentes, situados en la palabra dolor y en la palabra función. ¿De
quién era el dolor, de qué función se trataba?

Jean Bergés dice “el abordaje psicomotor es una manera de com­


prender lo que el cuerpo envuelve”.2

*Presentación clínica, 1988.


1Saenz Jaim e, Obra poética. Biblioteca del sesquicentenario de la República de Bo­
livia, La Paz, 1975.
2Jean Bergés, “Algunos temas de investigación en psicom otricidad” En Cuadernos de
Terapia Psicomotriz, Número especial de la Sociedad Internacional de Terapia psi­
com otriz para los países de lengua española, n° 1, Buenos Aires, Editor V Singeser
de Votadoro, 1 9 7 3 , p. 11. Para poder realizar lo que se llama el “inventario psico­
m otor” Bergés sugiere estudiar al cuerpo com o una envoltura; propone en vez de
emplear la palabra esquema corporal, considerar al cuerpo com o una envoltura en

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Pensar lo psicomotor 4. Hacia una teoría de la práctica clínica psicomotriz

La psicomotricidad tiene que ver ciertamente con el cuerpo, con tró unos envoltorios de chicles que fue sacando de su bolsillo y con­
un cuerpo envuelto3 en un conjunto de relaciones identificatorias tinuó durante largo rato dando vueltas por la sala.
productor de un espacio donde se diferencian un adentro y un afue­ Comenzamos a trabajar con papel y lápiz, y luego le solicité que
ra. [...] En ciertas ocasiones, más frecuente de lo que se cree, el cuer­ se dibujara a sí mismo, a un niño como él. Mientras trabajaba, pre­
po es ausencia de cuerpo.”4 sentaba una modalidad prensil lábil, apenas se apropiaba del lápiz y
En E el cuerpo hacía presencia en el dolor y en el funcionamien­ sus trazos eran poco perceptibles (ver gráficos 1, 2 y 3).
to de los brazos, ¿De qué cuerpo se trataba? En el transcurso de las primeras entrevistas observamos que el
desarrollo psicomotor era restringido e inmaduro: pérdida de la esta­
bilidad postural, marcadas sincinesias tónicas y de reproducción, di­
II ficultades en las coordinaciones generales y cuando le propuse que

E era un niño fornido, de mirada vivaz y poca gestualidad. corriera me dijo que no se acordaba cómo se hacía.
En el primer encuentro, el niño dijo que venía “para que me ayu­ Fuimos respetando la distancia (espacial y corporal) que el niño

des a bajar el brazo y a hacer movimientos” y mirando los objetos de instaló en la transferencia, no se aplicaron pruebas de tono ni palpa­

la sala comentó “cuando no está ni mi m amá ni mi papá me conviene ción de masas musculares, tampoco se valoró el desempeño psico­
más porque com o chicles que Manuela (la mucama) me com pra”. Mos­ motor de sus manos ni de sus brazos.
El diagnóstico psicomotor se realizó a través de dibujos, lo que el
niño dijo, una hora de juego y de la observación de la organización
la cual está integrada por lo que él llama la armadura tónico motriz y las relaciones
de esta armadura con el exterior: el cuerpo com prometido en una relación. Pero psicomotriz dada a ver en las diversas situaciones lúdicas y relació­
para com prom eterse es necesario que haya una puerta y esta puerta es la frontera nales que desplegó tanto en el espacio, con los objetos y respecto de
misma: la envoltura.
Luego agrega que la especificidad de lo psicom otor sería saber bien lo que es la en­
la terapeuta.
voltura del cuerpo: campo de integración de la estructura tónico motriz y lo que El juego era suelto y preciso, el niño armó una escena donde con­
pasa en el exterior: acción o manera de ser, de presentarse. tó sobre alianzas, peleas, arena movediza y estatuas, quién puede y
^Sami Ali, “Cuerpo y movimiento. Esbozo de una teoría psicoanalítica de la psicomo­ quién no puede, lo que se puede mover y lo que no se puede mover,
tricidad”, en Cuerpo real y cuerpo imaginario, Buenos Aires, Paidós, 1979. p. 78, 77.
piernas y brazos sueltos. Casi al finalizar la hora, el niño dijo: “me
En este artículo Sami Ali reflexiona sobre diferentes aspectos de la teoría y la práctica
en psicomotricidad, vinculándolos directamente a la teoría psicoanalítica; señalando voy a dibujar algo y lo voy a pintar de rojo, así mi mamá se cree que es
incluso las categorías conceptuales a partir de las cuales investigar dicha vinculación. un moretón” y mientras lo hacía, continuó diciendo “después lo voy a
No sólo el Dr. Jean Bergés destaca la importancia de pensar al cuerpo com o una
envoltura.
lavar así mi m amá no me reta, ella no me deja pero yo igual lo hago”.
Sami Ali dice “el hecho de tener un cuerpo que desde el com ienzo se encuentra en­ En E observamos claros signos de perturbación psicomotriz lo
vuelto en un conjunto de relaciones identificatorias se traduce inmediatamente en cual no necesariamente implicaban la indicación de una terapia psi­
la creación de un espacio en el que se distingue un adentro y un afuera. Esta distin­
comotriz. ¿Qué uso estaba haciendo F. de su perturbación psicomo­
ción significa dos cosas complementarias: que el cuerpo se cierra en sí mismo sin
dejar por ello de abrirse a un espacio que él delimita y por el que está delim itado.” triz y motriz?
4 Sami Ali, “C uerpo y movimiento. Esbozo de una teoría psicoanalítica de la psico­ Ya que dichas perturbaciones lo ubicaban en una particular po­
m otricidad”, en Cuerpo real y cuerpo imaginario, Buenos Aires, Paidós, 1979, p. 76. sición en relación al otro. El niño ¿había pedido un tratamiento psi­
¿C om o define Sami Ali “el cuerpo es ausencia de cuerpo”?
En el mismo artículo Sami Ali da cuenta de lo complejo que es abordar al cuerpo
comotor?
com o objeto de investigación ya que se encuentra vinculado a circunstancias am ­ Gilbert, Tillard y otros, especifican que “la terapia psicomotriz
biguas: de pertenecer a lo real, a lo imaginario y vinculado a la palabra. Finalm en­ no apunta a reducir una función alterada en su dimensión neuro­
te en dicho artículo aborda al cuerpo, desde una línea teórica que desarrolló al re­
ferirse al concepto de espacio imaginario. Para Bergés, la ausencia del cuerpo está
lògica sino que pretende sobre todo tornar al niño capaz de asumir
vinculada a la posición; dice “el cuerpo tiene una posición o bien está ausente”. Y a su cuerpo en sus dimensiones pulsionales narcisísticas y más am­
considera que “la primera meta de la terapia psicomotriz es dar al cuerpo una posi­ pliamente en su dimensión simbólica”.5
ción, una presencia: en este aspecto lo importante no es la acción, es el acto y sobre
todo el acto de la palabra que es enunciada de una sola vez” (Jean Bergés, Diagnós­
tico y terapia en Psicomotricidad, en Cuerpo y Comunicación, Madrid, 1 988). 5 R. Mises, G. Segur, G. Daumg, J. Tillard, “La terapia psicomotriz en la cura de las

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Pensar lo psicomotor 4. Hacia una teoría de la práctica clínica psicomotriz

La terapia psicomotriz está llamada a accionar en la posición del Schilder especifica “la formación de agujeros y la formación de
cuerpo que es escenario de la historia del sujeto. partes sólidas son las únicas posibilidades en cuanto al desarrollo”7
del cuerpo como masa.
¿Se podría pensar que el dibujo que el niño había realizado -d i­
III
ferente y a su vez conservando algunos de los rasgos de los primeros
En el primer período del tratamiento el niño puso enjuego en las dibujos- muestra la construcción a través de la experiencia con el
sesiones el mismo orden de actividades que había planteado duran­ cuerpo, el espacio y los objetos de cierto saber sobre sí que tuvo efec­
te las entrevistas diagnósticas: dominó, cartas, palitos chinos y al fi­ tos sobre su imagen corporal? (Véase gráfico 5)
nalizar la sesión un juego de pelota en el cual no importaba mucho
ganar o perder, ni moverse, ni dirigirse o desplazarse, sólo le bastaba IV
ser conducido. Transcurrieron las sesiones y realizamos la primera
intervención. Precisamente en dicho ordenamiento que insistía y pa­ Insistentemente cuando el niño se resbalaba, se tropezaba o caía,
recía vaciar de contenido a los juegos: en el inicio de una sesión se le comentaba de inmediato “no me dolió”. Las referencias al dolor en E
propuso jugar a la pelota. y su familia adquirían particularidades. Tanto los primeros años de
E comenzó a desprenderse de la pared y a incorporar otras partes vida del niño como en los primeros vínculos y acciones corporales
del cuerpo en el juego: brazos, manos, cabeza y piernas. Construyen­ del niño con su familia el dolor había tenido una presencia constante
do una experiencia corporal productora de un doble recorrido espa­ y remitía a una falla de origen y a un porvenir incierto.
cial en relación a su propio cuerpo: inclusión espontánea y sucesiva de ¿Qué asuntos del cuerpo se desalojaron al ocupar la enfermedad
diferentes partes, y espacios corporales y en relación a su cuerpo en el y el dolor tanta necesaria atención y espacio?
espacio: moverse para un costado y otro, para atrás, para adelante. El efecto del dolor sobre la imagen del cuerpo no ha sido aún sufi­
En estos juegos de pelota el niño ejercitó su psicomotricidad es­ cientemente estudiado. Schilder sitúa al dolor, por un lado, como una
tableciendo relaciones, situando formas; fue a la manera de lo di­ verdadera sensación la cual cuenta con un sistema fisiológico para su
cho por Sami Ali “construyendo un espacio de relaciones recíprocas, registro y procesamiento. Y por otro lado dice que el padecimiento de
donde el cuerpo se cierra a sí mismo sin dejar por ello de abrirse a un un dolor produce una alteración en la estructura libidinal de la unidad
espacio que él delimita y por el que está delimitado.”6 corporal, la atención se centra en la parte del cuerpo que padece el do­
Al retomar su tratamiento después de las vacaciones, E realizó un lor y se recibe una sobrecarga de libido en la parte dolorida. Paralela­
despliegue inusual de movimientos con una pelota muy grande: se mente, por significar un peligro en sí misma, la parte dolorida queda
tiraba arriba, abajo, se deslizaba, se mantenía en equilibrio, sentado, aislada, habría una cierta tendencia a desalojarla de la imagen.
acostado. Para Schilder el órgano o espacio corporal que produce dolor
Hizo un dibujo de su cuerpo muy interesante y es posible obser­ pasa a ser el centro de una nueva experiencia corporal, pasa a repre­
var en dicho dibujo cómo el niño había podido ubicar a la experien­ sentar un papel que comúnmente representan las zonas erógenas.
cia del cuerpo como productora de imágenes; que en un principio Si las experiencias de dolor implican tanto una ruptura en la sime­
han dado lugar a una diferenciación entre la parte enferma y el todo tría de la imagen del cuerpo (todo-parte) como un peligro para el suje­
corporal, como así también entre partes sólidas representadas por to que las padece, nos preguntábamos ¿Cuánto la axila doliente inter­
agujeros. (Véase gráfico 4) firió en E para experimentar una franca cenestesia y una vivencia de
unidad corporal, para estructurar sus códigos tónico-posturales, para
libidinizar a la imagen de su cuerpo en una dialéctica todo-parte?
psicosis del niño”, en Cuadernos de Terapia Psicomotriz, Número especial de la So­
Como así también frente a la experiencia de dolor constante
ciedad Internacional de Terapia psicomotriz para los países de lengua española,
n° 1, Buenos Aires, Editor V. Singeser de Votadoro, 19 7 3 , p. 44. ¿Qué lugar ocuparon por ejemplo la adquisición de la marcha, del
6 Sami Ali. Cuerpo y movimiento. Esbozo de una teoría psicoanalítica de la psico­
m otricidad”, en Cuerpo real y cuerpo imaginario, Buenos Aires, Paidós, 1979. 7 Paul Schilder, Imagen y apariencia del cuerpo humano, Buenos Aires, Paidós, 1977.

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4. Hacia una teoría de la práctica clínica psicomotriz
Pensar lo psicomotor

periencias y temas familiares con situaciones nuevas. Suponiendo,


lenguaje, del control de esfínteres? ¿Y en qué posición en relación a
como dice Sami Ali “que el cuerpo no cesa de funcionar como esque­
su familia el niño ubicó a su cuerpo y en qué posición ubicaron los
ma de representación que tiene una actividad de síntesis absoluta­
padres al cuerpo de este hijo? Y en el espacio terapéutico, ¿cómo se
mente original.”8 (Véase gráfico 6)
desplegó el movimiento si dicho movimiento producía dolor?
Los tatuajes, los chicles, el masticar, los dientes, los padres, la
Luego de haber iniciado su tratamiento el niño fue actor, aleján­
mucama, temas del espacio familiar que era importante que E inclu­
dose de la palabra dolor. Fue en ese “poder de lo posible” en el cual
yera en sus juegos y en la transferencia, donde el movimiento, el es­
tantas veces interrogó el niño a su propio cuerpo, donde se llevó a
pacio, el cuerpo, lo posible y lo prohibido estaban presentes.
cabo el tratamiento; de forma tal de que nada de lo que ocurría en el
espacio terapéutico se representara inmóvil, fijo; que el accionar del En el transcurso de las siguientes sesiones el niño reiteró juegos
cuerpo de E refiriera, en cuanto “poder de lo posible”, a una serie in­ con pelota y con sogas en los cuales nuevamente era el cuerpo del te­
conclusa de apariencias (sorpresas), de imágenes espontáneas. rapeuta el que protagonizaba la experiencia corporal y el niño pasa­
ba a tener un lugar de director-relator de lo que se debía hacer.
Vamos a relatar algunos momentos del tratamiento psicomotor a Volvimos a intervenir, produciendo un corte: propusimos un ju e ­
través del cual queremos ejemplificar y reflexionar sobre la práctica go que surgió de la situación de la sesión y que consistía en dibujar
clínica en psicomotricidad. dos personas en el pizarrón que iban a estar representando a la tera­
El niño seguía interesado por los juegos de pelota e incluía en di­ peuta y a él. En un segundo momento, ambos participantes iban a
chos juegos a los almohadones, las sogas, los cubos grandes y pesa­ tirar una pelota en forma simultánea sobre el dibujo realizado en el
dos. Su cuerpo era activo, experimentaba formas diversas constru­ pizarrón tratando de pegar en una parte del cuerpo; cada parte que
yendo con bloques y aceptaba propuestas diferentes: saltar, correr, tocaba la pelota se borraba del cuerpo dibujado.
pasar por almohadones. E aceptó la propuesta del juego muy entusiasmado y desplegó
Cuando trabajaba con las sogas era al cuerpo del terapeuta a movimientos, esquivó, apretó, agarró... el despliegue postural fue
quien arrastraba, envolvía o tironeaba. Cuando se le proponía un muy importante. El gusto, el poder sobre el otro, el poder de las pro­
cambio de papel, automáticamente cortaba el juego. pias destrezas comenzaron a transitar por otros circuitos, por otros
Las intervenciones de la terapeuta eran aceptadas por el niño si significantes. La aceptación de la propuesta y el gusto por desenvol­
una vez comenzada la sesión las planteaba relativas a un objeto y una verla, la repetición, la inclusión de una diversidad de variables, die­
actividad diferente a las que él había elegido espontáneamente. La ron cuenta a nuestro entender, de que el niño estaba armando una
situación estaba jugada: o lo suyo o lo del otro. Nuevamente en la posición en transferencia que le posibilitaría capitalizar en términos
transferencia se jugaba la exclusión, la especularidad, como modali­ de construcción las experiencias que estaba llevando a cabo con su
dad de vinculación, que marcaba espacios, objetos, tiempos e imáge­ cuerpo, en el espacio y con los objetos. (Véase gráfico 7)
nes muy diferenciados donde el intercambio se hacía imposible.

En una sesión dijo “vamos un ratito al chicle, vamos un ratito al V


chicle”. Él quería que se le comprara un chicle de tatuaje en el kiosco
En lo que podríamos denominar el último período del tratamien­
de enfrente. La sesión siguiente volvió a repetir el pedido y cruzamos
to el niño sentado sobre la pelota y hablando de su papá que, para
al kiosco de enfrente del consultorio y compró un chicle de tatuaje.
esa altura del tratamiento, le compraba chicles y le daba dinero dijo:
A partir de lo cual el niño comenzó a utilizar sogas, a treparse, empe­
“me tiro de la pelota porque yo solo me tiro, no porque me caigo, y o me
zó a acceder a la suspensión; fueron los primeros actos psicomotores
tiro”; y comenzó a mostrarlo parado arriba de los bloques: se tiraba
relativos al arriba que estaba experimentando.
a las colchonetas que estaban en el suelo. “Pone el alm ohadón” decía
Ampliamos el espacio de la sesión, igualmente ocurrió con el es­
pacio del cuerpo. Al abrir el espacio terapéutico a otros lugares, otros
objetos, legalizamos la movilidad, la apertura, la interrelación de ex­ 8 Sami Ali, ob. cit, p. 79.

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Pensar lo psicomotor 4. Hacia una teoría de la práctica clínica psicomotriz

y se tiraba. El cuerpo del niño chocaba, golpeaba en el suelo; el niño mentos la pelea dejó de ser un juego, se le señaló al niño y finalmen­
dejaba que su cuerpo se cayera, entendimos que tiraba al cuerpo. te comenzó a jugar instalado en una escena ficcional, donde tanto su
¿Cómo intervenir? cuerpo como el de la terapeuta comenzaron a representar a otros.
No se trataba solamente de decirle al niño que se cuidara, que se
estaba lastimando ya que las palabras iban a chocar contra sus oídos En las sesiones siguientes eligió jugar con los bloques y latas, a
de la misma forma que su cuerpo en los almohadones. tirarlos, aplastarlos, hacer caer, con pies, manos, sogas, palos y almo­
¿Cómo hablarle de su cuerpo? ¿Cuál era la intervención que posi­ hadones.
bilitaría que E ubicara a su cuerpo no como un juguete concreto, sino Tomamos una posición de observación y en un momento, cuan­
como un espacio sensible, imaginario y simbólico que alojaba y am­ do el niño dio una orden que implicaba la ubicación de la terapeu­
pliaba su estructuración subjetiva a través de la experiencia corporal? ta en un lugar de objeto -y no de intercambio-, la terapeuta le habló
E tiraba a su cuerpo sobre los almohadones. La presencia de esos “al niño que jugaba” diciéndole “E yo no soy una lata”. El niño dijo
almohadones bastaba para que su cuerpo no se lastimara: no el acto “si y a lo s é ” y cortó el juego; quiso hacer un dibujo, jugó con arcilla;
de caer sobre sus pies, ni el acto de apoyarse con sus manos para no pidió que construyéramos un fuerte que en el transcurso de las se­
dañarse, sino que para él bastaba la propiedad de los almohadones. siones siguientes fuimos armando y luego se lo llevó a su casa. Hizo
Nos preguntamos irónicamente: ¿Debíamos hablarle a los almo­ también con la arcilla unas pelotas que llamó pelotas raras. (Véase
hadones o de los almohadones? Porque pensábamos que en esos Gráfico 8)
momentos no había mucha diferencia entre él y los almohadones; el
niño ubicaba a su cuerpo como a los objetos concretos, como a las En las sesiones posteriores el niño puso a prueba sus destrezas a
latas, como a los bloques, posibles de golpearse, tirarse, etc. ¿Si su través de un diálogo, en un intercambio con la terapeuta.
cuerpo era una lata, un bloque, el cuerpo del terapeuta cómo estaba Preguntaba: “¿Vos qué decís, que puedo o que no puedo? Yo digo que
considerado? ¿Una lata también? ¿Las latas hablan? yo... Yo digo que es difícil pero que puedo”.
Fue necesario un tiempo de espera para poder intervenir. Conversaba sobre los amigos de la escuela; en estas últimas se­
En una sesión fuimos a un kiosco lejano. En la siguiente sesión siones de este período de tratamiento, el niño jugó a ser Batman, Ro-
entró y dijo “arriba las manos, soy un policía, te llevo preso”, habló de bin, al circo, a la escuela.
sus amigos por primera vez y propuso jugar al policía y el ladrón. Ju ­ Empezó a interesarse por el judo y por las nenas. Los juegos co­
guemos dijo: “dale que vos te caías, y o te agarraba y vos no te dabas menzaron a dar cuenta de diferentes historias, su cuerpo y el cuer­
cuenta”. po de la terapeuta participaban junto con los objetos y el espacio en
Comenzamos a jugar, el niño dirigía el juego: el cuerpo del tera­ el relato.
peuta estaba obligado a moverse según lo que él indicara, sólo él ac­
cionaba; en el cuerpo del terapeuta depositaba su acción, nuevamen­
te un “cuerpo objeto”. Luego de que dicha escena se reiterara una y
otra vez, la terapeuta le dijo al niño: Estás dirigiendo el ju ego, a lo que
el niño contesta: Yo soy el policía. Nuevamente se le repite: pero aun
así vos estás dirigiendo el juego, no jugando al ladrón y el policía.
La escena continuó repitiéndose y por decisión del terapeuta el ju e­
go se interrumpió, el niño buscó dibujar, quiso ir a “su kiosco”, volvió
a plantear el juego del policía, tomando la misma posición que ya ha­
bía sido señalada y finalmente se puso a jugar solo con una pelota.

Intervenimos haciendo como si fuéramos a quitarle la pelota y


se armó una gran pelea con almohadones y pelotas. En algunos mo­

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10. Con el lenguaje en el cuerpo*
Un modo de especificar la práctica psicom otriz

¿Qué hacemos cuando hacemos psicomotricidad? ¿De qué esta­


mos hablando cuando hablamos en nombre de la psicomotricidad?
La psicomotricidad es una práctica específica, no por estar su
acción dirigida generalmente a los niños y a las perturbaciones del
movimiento: el modo en que el pensamiento psicomotor da cuenta
del cuerpo y trata a los síntomas del cuerpo es una “manera especí­
fica”.
¿Cómo estudiar la manera específica de la práctica psicomotriz?
¿Aquello que es inherente, que se ajusta, que pertenece a lo que
el término “psicomotriz” significa, lo que ha obrado en el origen, en
tanto fuente, en tanto fundamento?

Investigar la relación entre la postura y la comunicación es una


forma específicamente psicomotriz de pensar al cuerpo, es una ma­
nera particular de ubicar la relación del cuerpo con el lenguaje; que
retorna y que envuelve al organismo del hombre desde que fue nom­
brado Homo Erectus para luego ser denominado Homo Sapiens.
Nos interesa abordar en esta oportunidad la relación del lenguaje
y el cuerpo a través de la postura, acercarnos a esa relación inmemo­
rial que plantea el encuentro del cuerpo con el lenguaje mediando la
postura. Y considerar los espacios, las funciones del cuerpo y algu­
nos de los modos en que se reconstruye y se reaviva en cada sujeto
-com o ley general de la especie y como fundamento del Yo- la “coa-
lescencia entre el cuerpo y el lenguaje.”1

* Conferencia dictada en el Primer Congreso Nacional de Estimulación Temprana,


Educación Especial y Psicomotricidad. Córdoba, 22, 23 y 24 de octubre de 1998.
1Jaques Lacan, “Conferencia en Ginebra sobre el síntom a”, en Intervenciones y textos
2, Buenos Aires, Manantial, 1988.
10. Con el lenguaje en el cuerpo
Pensar lo psicomotor

¿Cuáles son las condiciones que nos permitirán avanzar con ma de legalidades y normas que se especifican mediante la asistencia
nuestros interrogantes? de un Otro en dos operaciones fundantes: alienación y corte, el de­
Como primer punto, por un lado, estableciendo a la postura y seo y la ley.
a la función postural como un espacio material, virtual y simbóli­
co donde es posible discurrir dicha reconstrucción. Y por otro lado, II
considerando al campo tónico-postural como el representante y el
testigo más allegado, más próximo, más cercano en el tiempo y en el Vamos a continuar a través de algunos interrogantes.
espacio de la recepción y coacción que ejerce el lenguaje sobre el or­ ¿Cuál es la primera función? ¿Cuál es el primer funcionamiento?
ganismo, capturándolo, metaforizándolo, ofreciendo un velo y cons­
truyendo de esta manera al cuerpo funcionante. Cuando Wallon3 describe al estado de prematurez del recién na­
cido ubica del mismo modo que Freud4 dos causales de tensión para
Partimos de considerar que tanto el cuerpo funcionante como el la estructura, dos variables frente a lo cual el infans es prematuro: a
lenguaje -e l hecho que un sujeto “hable desde su lugar”- es la incóg­ lo que viene de afuera y a lo que deriva del propio cuerpo. Es la in­
nita de la que más se ha ocupado el discurso de la medicina, del psi­ madurez en sí misma, por legalidad de la especie, la que instala el lla­
coanálisis como así también de la filosofía y la lingüística. El “cuerpo mado y es allí donde también se corre el riesgo de ser escuchado y
funcionante” sano, enfermo y el uso de la palabra es lo que consti­ respondido.
tuye al sujeto como perteneciente a la especie y a su vez es lo que no Ubicamos a la prematurez como una primera función que da lu­
está desenvuelto en el recién nacido. gar a los funcionamientos corporales y del lenguaje que se constru­
Esta paradoja, donde lo que es propiamente humano no está ini­ yen y despliegan en el espacio del “entre dos”.
cialmente presente en el ser humano, nos posibilita señalar dos cues­ ¿Es posible considerar otras funciones y espacios corporales de­
tiones: que el cuerpo y el lenguaje no son atributos o complementos rivados de la ontogenia que oficien de interlocutores con la función
del sujeto sino que consisten al sujeto, son también su origen (lo que del otro materno?
está en causa) y fundamento; lo germinal en tanto sujeto, lo que por ¿Con qué cuenta el recién nacido para recibir y sostener el llama­
ley lo constituye como tal. Y que el cuerpo y el lenguaje son lo que do-respuesta al otro materno?
se toma, lo que se recibe del otro, por lo que son a su vez hechos de ¿Con qué espacios del cuerpo y con cuáles funciones se dirige al
transferencia, de transmisión de un otro. otro materno haciéndole sensible y partícipe de su presencia?
J. Bergés propone que el lenguaje es una obligación, una co-ac- ¿Qué aporta el infans a la construcción del espacio del “entre dos”?
ción. ¿Por qué no pensar a la forma humana que se da a ver en lo
postural como una co-acción? Vamos a señalar cuatro competencias del equipamiento neurobioló-
Por pertenecer y para pertenecer a la especie estamos coaccio­ gico que ontogénicamente se encuentran maduras, en condiciones
nados tanto biológica como culturalmente a hablar y a sostener un de ponerse en funcionamiento, y participan junto con la prematurez
cuerpo, una forma humana que se aparece en la postura. de las negociaciones que se llevan a cabo entre el infans y su madre y
Representan tanto la postura como la palabra el sometimiento
del organismo a las leyes de la especie y de la cultura. Es en el trán­
quiere decir, estrictam ente, no que el niño sea el principio de un símbolo, sino que
sito de la estructuración del cuerpo funcionante y en el uso de la pa­ la m anera en que le ha sido instilado un modo de hablar, no puede sino llevar la
labra que se establece la correspondencia, la común unión que hace m arca del modo bajo el cual lo aceptaron los padres. Sé muy bien que esto presenta
toda suerte de variaciones y de aventuras.” (jaques Lacan, ob. cit, p. 124).
participar al sujeto en lo humano.
3 Henri W allon, Los orígenes del carácter en el niño, Buenos Aires, Nueva Visión,
Acceder al campo postural y al “nombre de las cosas” es efecto y
1975.
“el riesgo que corre el infans”2 de ser captado y sometido a una tra-
4Sigmund Freud, “Proyecto de una psicología para neurólogos”, en Obras Comple­
tas, t 1, 3 o edición, Madrid, Traductor López Ballesteros, Biblioteca Nueva, 1973,
2 “Los padres modelan al sujeto en esa función que titulé com o simbolismo. Lo que p. 229.

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Pensar lo psicomotor
10. Con el lenguaje en el cuerpo

que sin duda sostienen y enriquecen la construcción del espacio de


Destacamos: cierta madurez del equipamiento y a l a prematurez del
la demanda entramando el soma al lenguaje:
infans cumpliendo funciones complem entarias y diferenciadas pero fu n ­
•La tensión interna del cuerpo producto del hambre, sueño, ma­ damentales en la inscripción del lenguaje en el cuerpo. La prematurez
lestares diversos que si no son atendidos “específicamente”5 alude a lo y a mencionado: sin la presencia del otro, el infans humano no
dan lugar a estados de tensión generalizada: inspiraciones y en­ sobrevive y la madurez es relativa a lo que em briológicam ente se ha pro­
rojecimiento de la piel, cierre de ojos y de puños, gritos y modi­ ducido en el tono del tronco y el tono del cuerpo; los músculos del tron­
ficación respiratoria; toda instancia de exploración queda anu­ co, los de la cintura braquial y los de la cintura pelviana y también las
lada. Cuando el infans es atendido se produce la distensión: la estructuras donde se instalan las vías aferentes, de la visión y audición,
mirada, las manos, los sonidos, la audición encuentran motivos son las prim eras en madurar, luego la boca y las manos.
para ponerse en juego y desarrollarse como funcionamientos La prem aturez cumple una función que con las competencias del
que buscan comunicación y suficiencia. En este camino se van equipamiento templadas en el funcionam iento em briológico hacen al
construyendo los ritmos primarios, ligados, a la demanda del llam ado y a la recepción de la respuesta del otro.
soma, a las necesidades y a la lectura y respuesta del otro ma­ En el encuentro con el otro materno el infans pone de sí, cuenta con
terno. la dinám ica del equipamiento neurobiológico; es precisam ente esta in­
•Conjunto de reflejos motores arcaicos, particularmente los refle­ terlocución la que está obrando en el origen del término psicomotor.
jo s posturales, de enderezamiento, de actitud, y estatoquinéti-
cos que se ponen enjuego frente a los contactos y manipulacio­
nes de la madre. Reflejos Visuales
•El tono de la estructura a x ia l A través de todo el tronco, la nuca
y aun la cabeza, se extienden una serie de placas musculares;
de ellas derivan los músculos axiales del tronco, tanto dorsales
como ventrales, así como los músculos de los miembros, que
proveen en conjunto el andamiaje básico de las posturas cor­
porales. Filogenèticamente los músculos profundos del tronco
pueden ser considerados los más arcaicos como ya menciona­
mos.6
•Las estructuras donde se instalan las vías aferentes visuales y audi­
tivas, puestas en evidencia en los reflejos auditivos y óculo-mo-
tores y que posteriormente se integran con el funcionamiento
de la boca, la laringe y las manos.7

3 La acción específica freudiana implica no sólo una respuesta de acción, sino tam ­
bién del lenguaje, ya que se trata de la escucha y de la interpretación de la necesi­ El concepto de postura y de función postural podemos definirlo
dad. Freud la hace partícipe de la vivencia de satisfacción. a partir de considerar al eje axial constituido en un espacio, un lu­
h “Es en el campo tónico-postural donde se enraiza y se despliega el llanto y tam ­ gar, un territorio donde la respuesta del otro queda puesta y recibida:
bién donde se corre el riesgo de ser oído” (Jean Bergés, “El cuerpo y la mirada del
precisamente en este carácter de recepción, no sólo de figuración o
O tro”, en Crónicas Clínicas en Relajación Terapéutica y Psicomotricidad, N° 4, Bue­
nos Aires, 1 9 9 6 ). actitud es que la frase de Bergés toma un gran sentido: “Lo propio de
7Las vías aferentes se encuentran ligadas a las estructuras axiales por lo dicho ante­ la postura es hacer tropezar con lo invisible.”8
riormente. Cuando un niño recibe la mirada de su madre, su voz o sus contactos,
el eje axial responde y allí el carácter de recepción asignado al eje axial se consti­
tuye en el campo postural. 8Jean Bergés, “El cuerpo y la mirada del O tro”, en Crónicas Clínicas en Relajación Te­
rapéutica y Psicomotricidad, N° 4, Buenos Aires, 1996.

-98-
Pensar lo psicomotor 10. Con el lenguaje en el cuerpo

La postura es el sitio donde queda inscripto tanto el llamado En el transcurso de la entrevista, la mamá no se acercó en ningún
como la respuesta del otro; ya sea que dicha tramitación se lleve a momento al bebé, fue el papá el que se ocupó de tranquilizarlo.
cabo a través del tono, de la voz, de las miradas, de las imágenes o de Luego de haber observado al bebé, al bebé con sus padres y de es­
palabras. Este carácter de la función postural le confiere al campo tó- cuchar atentamente a los padres -particularmente la posición de la
nico-postural una original cualidad de receptáculo.9 madre- consideré tres puntos que podían ser las puertas de acceso al
En dicho espacio, toman parte las experiencias auditivas, visua­ malestar:
les, táctiles y olfativas y sin lugar a duda la oralidad, como así tam­ a) Escuchar a la madre particularmente en aquellos puntos refe­
bién las diferentes sensibilidades que conforman a la propioceptivi- ridos a la construcción del lugar y función materna.12
dad y que se vinculan entre sí por el campo perceptivo.
b) Reordenar y respetar los ritmos de sueño, vigilia y alimentación;
c) Autorizar y estimular la ampliación y profundización de la
III oferta y la demanda entre el niño y sus padres.

Hace un tiempo atrás recibí en la consulta a un bebé de 8 meses Intercambio que se presentaba suspendido y alojado en el cuerpo
con sus padres. El pediatra lo había derivado pues era un niño que­ del niño en términos de tensión y malestar; y en los sentimientos de
joso y molesto que no dormía casi nada. Lo hacía solo por períodos desazón e impotencia de los padres.
muy cortos, después de tomar la mamadera. En corto plazo, la evolución del bebé se hizo presente; no sólo
Cuando el bebé entró en el consultorio -e n brazos de su madre- respecto de los hábitos de sueño sino también en la manera activa y
observé que su mirada era notablemente tensa y firme10; y durante el gustosa con que comenzó a desplegar el uso de su cuerpo y del inci­
transcurso de toda la entrevista estuvo molesto y muy irritado. piente lenguaje para relacionarse con los juguetes y con sus padres.13
Mientras conversaba con los padres lo coloqué en el suelo con
algunos chiches y allí quedó, soltando y agarrando los chiches con
IV
mucha fuerza, golpeaba y se los llevaba a la boca.
Se lo observaba ansioso, descargando, no intentó modificar la La puesta en funcionamiento de las competencias tempranas es
postura, no se movió, no hizo uso de la motricidad, ni le llamaron la un hecho del “entre dos”. Del deseo de otro que imagina un suceder
atención las voces, tampoco dirigió su mirada.
Tomó una postura fija11, movía sus manos, golpeaba los objetos del acuerdo y desacuerdo entre los ritmos propios del niño y los ritmos del exterior.
Bergés define con suma claridad “la armonía entre los ritmos del niño y los ritmos
con ritmo rápido y con fuerza y a cada rato lloraba.
del exterior se da a la altura de la postura” (Jean Bergés, “Postura y com unicación”,
trabajo presentado en las jornadas de trabajo de A.R.EL.O ., 1978. Material inédito).
9 Bergés dice que W allon habla de postura y Ajuriaguerra de cuerpo receptáculo; esta 12 “En edades tempranas la intervención clínica no solo debe orientarse a la escucha
última noción la utiliza en forma sistemática. La función postural actúa com o re­ del cuerpo del sujeto que hace síntoma sino también a profundizar la escucha y
ceptáculo, com o una cavidad que puede contener y recibir para después también operar con aquel otro cuerpo que hace de receptáculo, que ejerce y despliega la
expresar. “El cuerpo es ante nada un receptáculo, un lugar de inscripción, una for­ función del otro. Es atender a la prehistoria, de la historia en constitución que es
ma implacablemente destinada a imprimirse con los escenarios, los colores de otro posible escuchar sobre el cuerpo y las funciones del pequeño.” (L González, “In­
com enzando por la copia servil del m otivo” (Jean Bergés, “El cuerpo y la mirada tervención temprana en psicom otricidad”, Jornadas interhospitalarias de psico­
del O tro”, en Crónicas Clínicas en Relajación Terapéutica y Psicomotricidad, N° 4, motricidad Dra. Carolina Tobar García, Buenos Aires, 1 9 9 6 ).
Buenos Aires, 1 9 9 6 ).
13J. de Ajuriaguerra retomando a M. Ribble en sus estudios sobre “los estados de
10 “La postura, la actitud, la m anera de hacer, la manera de colocarse frente a una ac­ tensión ansiosa del recién nacido” en los cuales “se describen tres géneros de des­
ción, dependen del eje del cuerpo. Pero hay un pequeño detalle a no olvidar: Este órdenes psicom otores: hiperactividad crónica, hipertensión m uscular y estupor
eje del cuerpo está orientado por la audición y la visión.” (Jean Bergés, “Algunos con hipertonía m uscular . . . ” piensa que “la sedación del hipertono puede ocasio­
temas de investigación en psicom otricidad”, en Cuadernos de Terapia Psicomotriz, narse por una serie de maniobras que nada tiene que ver con el hambre o la as­
Número especial de la Sociedad Internacional de Terapia Psicom otriz para los paí­ fixia: baños tibios, caricias en la cara y en la cab eza...”, destaca “maniobras que
ses de lengua española, n° 1, Buenos Aires, Editor V. Singeser de Votadoro, 1 9 7 3 ). puedan actuar modificando el tono postural mediante el laberinto y la sensibilidad
11 La postura, lo que originariamente es el eje axial, se constituye com o receptácu­ propioceptiva” (Julián de Ajuriaguerra, Manual de psiquiatría infantil, Barcelona,
lo de la fluctuación tónica; fluctuación que es efecto, que alude a la problemática Toray Masson, 19 7 3 , p. 2 2 3 ).
Pensar lo psicomotor 10. Con el lenguaje en el cuerpo

y que espera que suceda. Es decir, que no sólo se trata de que el in­ V
fans tenga hambre y llame a su otro materno sino que pueda escu­
Los significantes no están en el cuerpo17 surgen a partir de la am­
char en el cuerpo el decir “aliméntate mi hijo”; que el otro devuelva
plitud del funcionamiento que se describe entre el bebé y su madre.
a través de su propio deseo hecho demanda la legalidad de la función
alimenticia, la propiedad del cuerpo para alimentarse.
Me interesa compartir una escena que comentó J. Bergés en el
Del mismo modo, no sólo se trata de que el infans cuente con sus
año 1988 cuando estuvo en Buenos Aires:
reflejos auditivos sino que la voz y la acción de un otro le diga “escú­
“Cuando una madre está cambiando a su hijo, los movimientos
chame”, legalizando de esta manera un funcionamiento, una direc­
que ella realiza a tales fines, van estimulando la postura de su hijo
ción posible a la función auditiva. También se trata del llamado, de
y el cuerpo del bebé sobre el cambiador, con su eje y sus miembros
la espera del otro por una función -donde se legaliza un funciona­
produce una figura sobre un espacio”.18
miento y se le confiere el don de la propiedad-.
En esta circunstancia el bebé es un otro para su madre, pues no “La figura inspira19 a la madre y algo dice”20, no sé si siempre im­
porta tanto lo que dice, importa la inspiración y un cierto decir.
solo importa que la madre sea un otro para el bebé.
En el concepto de postura y de función postural no solo está pre­
¿Será que ese decir vuelto sobre el cuerpo del infans con voz y mi­
sente la respuesta sino también la inscripción del llamado.14
rada inspirada lo hace seguir haciendo para seguir escuchando? ¿Es
La postura (en su componente tónico) es trampolín, origen de
posible pensar que la inspiración del otro materno hace que el cuerpo
la direccionalidad, salida de la motricidad: ocular, oral, manual, así
escuche con algo más que con los oídos? ¿Qué función cumplirá sobre
como del gesto y de la voz.
los actos reflejos, sobre un eje axial sensible, la imaginación fecunda
La postura es sensible, patente al Otro. En este punto cabe ubicar
de una madre puesta al servicio de su hijo a través de palabras?
lo dicho por J. Bergés: “La postura (la actitud tomada, el eje del cuer­
po) siendo entonces no un órgano sino el lugar de un deseo”.15
La inspiración de una madre entra por el oído del bebé y toca al
cuerpo y a las funciones, demanda al niño, pide para sí.
Finalmente podemos ubicar a la postura y la función postural
La inspiración de una madre instala tanto a la ejercitación refleja
que se construye entre el equipamiento y la asistencia del otro ma­
como a la copia y a la imitación en el campo del para mamá, del para
terno como un receptáculo donde tiene asiento:
otro; armando una dirección a las funciones, dando lugar a la puesta
a) La presencia del cuerpo del otro en términos de tono, postura, en funcionamiento.
mirada, voz, palabras, imágenes. De esta inscripción deriva la La madre en su decir inspirado, supone y da crédito, anticipa,
posibilidad de contar, escuchar y dirigirse al otro. obliga y compromete al infans. Introduce el lenguaje en el cuerpo.
b) La presencia del propio cuerpo, que a través de la asistencia y
las palabras del otro se hace sensible para el sujeto y le posibi­
que el niño juega en la transferencia con el funcionamiento de la mirada, las m a­
lita de ahí en más comenzar a construir lo que hemos llamado nos, la boca, la postura, y el espacio del cuerpo. Cuando hay rechazo, tensión, o
el cam po postural y un lugar desde donde hablar.16 cuando hay disposición y gusto puesto en marcha en la transferencia, las funcio­
nes y espacios corporales nombrados ponen enjuego dichas posiciones.
17Jean Bergés, “Somatolalia”, art. inédito.
14 “Si el niño grita y no recibe ninguna respuesta, visual, táctil, de acunam iento, de
palabra... su grito es anulado: salido del silencio, vuelve al silencio. Los trastornos I8Jean Bergés, Jornadas de estudio con Jean Bergés y Marika Bounes de Bergés. Aso­
instrumentales, com o ustedes ven, son dificultades que no se articulan en torno ciación Argentina de Psicomotricidad y Centro Dra. Lydia Coriat, Buenos Aires
a la laringe, sino alrededor de lo que en el grito la laringe tiene que ver con una 1988.
respuesta; sería una caricia, la laringe está articulada a una caricia.” (Jean Bergés, |yInspiración: Acción de atraer el aire o introducirlo en los pulmones. Fuerza crea­
“Trastornos instrumentales y psicopatologia del niño”, art. inédito). dora, imaginación fecunda.
15Jean Bergés, “El cuerpo y la mirada del O tro”, en Crónicas Clínicas en Relajación Tera­ a Jean Bergés, Jornadas de estudio con Jean Bergés y Marika Bounes de Bergés. Aso­
péuticay Psicomotricidad, N° 4, Buenos Aires, Editoras L. González, R. Aragón, 1996. ciación Argentina de Psicomotricidad y Centro Dra. Lydia Coriat, Buenos Aires
16 Es una constante en la clínica observar la vinculación existente entre la posición 1988.

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10. Con el lenguaje en el cuerpo
Pensar lo psicomotor

tos del lenguaje: escuchar al lenguaje en el cuerpo. Teniendo en cuenta


Bergés dice: “la madre que es incompetente para introducir lo
no sólo lo que se dice y cómo se dice, sino también considerando la po­
simbólico, cuando hace frío, cierra la ventana y le pone una manta;
sición funcional con que el otro materno opera y desenvuelve el funcio­
no cuenta con el oído del niño y la función de la termogénesis que­
namiento de los diferentes espacios y funciones corporales del niño.
da de su lado.”21
De esta manera, como ya lo hemos mencionado se sitúa el inte­
rrogante “en lo que no se ve de la función en su funcionamiento.”
Una madre que le habla al niño da crédito a su recepción, le otor­
ga un lugar diferenciado de sí misma, le ofrece un sentido para el
cuerpo, un nombre para las partes, las funciones y el funcionamien­ VI
to del cuerpo.
¿Cómo definir el síntoma psicomotor?
¿Es posible en la tarea clínica, cuando se escucha a los padres ha­ La forma en que un concepto es ubicado, en que está ligado a
blar de su hijo -d el cuerpo, de las funciones del cuerpo de su h ijo - otros, antecedido y precedido por otros conceptos da lugar a una
admitir el carácter de la inspiración con la cual se dirigieron al niño? manera de acción -e s decir a una dirección- y legitima la naturaleza
¿Es posible que los trastornos de la psicomotricidad tengan su del objeto del cual se habla.
origen y tomen su forma en este espacio de concurrencia que se esta­ La práctica clínica en psicomotricidad está hecha por lo que en
blece entre el cuerpo y el lenguaje? cada terapeuta puede estar nombrado como síntoma psicomotor y
Cuando una madre se dirige a su hijo y da a ver su posición fun­ a partir de allí ubicado en un aparato significante, que determina
cional transmitiendo el quehacer del funcionamiento, introduce el orden y la lógica que delinean la función de los psicomotricistas,
lo simbólico en esa función. Nombra y muestra, y en esos actos de los instrumentos de acción y que posibilitan diferenciarnos de otras
transmisión separa al infans de su propio cuerpo, dona quehaceres prácticas y comunicarnos entre nosotros.
instrumentales y establece dos espacios, dos sitios, dos campos tóni­ Ajustarnos e investigar los conceptos nos da pie para descubrir
cos posturales donde las palabras, los objetos, el tiempo, la causali­ la legitimidad y la legalidad necesaria para lanzarnos a desdoblar en
dad comienzan a tomar formas y sentido. la práctica la causalidad del pensamiento de origen, establecida por
Wallon y Ajuriaguerra.
Winnicott describe las funciones maternas prim ordiales: el sosteni­ ¿Cómo definir al cuerpo atendiendo no sólo al pensamiento
miento, la manipulación y la presentación objetal; en las dos prim eras de origen sino también a lo que resulta de la investigación clínica?
están im plicados tanto el cuerpo del bebé como el de la m amá y la terce­ ¿Cómo pensar a esa forma inicial ligada a otro, produciendo en un
ra función consiste en mostrar gradualmente los objetos de la realidad al organismo, funciones, funcionamiento y realizaciones?
infans. En esta presentación objetal incluimos la presentación de los di­
ferentes modos del hacer con el cuerpo y con los objetos; vinculadas a la “El cuerpo es dado en el orden hipotético de una representación
singular posición funcional que tienen todas las madres. De esta m anera innata de la misma forma en que es dada la cadena del lenguaje en el
el cam po de la acción, lo que podemos llam ar lo instrumental del cuer­ medio ambiente del bebé”.23 El cuerpo y sus funciones es la deriva de
po también es relativo a cómo las partes del cuerpo, los funcionam ientos otro, el cuerpo es un primer lugar y un receptáculo.
corporales y los objetos de la realidad han sido presentados y cómo han Así el cuerpo es un ámbito, un lugar donde se ubican límites, una
sido transmitidos por la función m aterna.22 superficie y también una forma en la cual circula el deseo del Otro.

Un modo de profundizar en la investigación del diagnóstico y tera­


Hace tiempo consultó una señora por una niña de 5 años y 6 meses.
péutica de los trastornos psicomotores es interrogamos sobre los efec­

21Jean Bergés. Ibid. 23Jean Bergés, “El cuerpo y la mirada del O tro”, en Crónicas Clínicas en Relajación
Terapéutica y Psicomotricidad, N° 4, Buenos Aires, Editoras Leticia González, Ra­
22 Donald W innicott, La familia y el desarrollo del individuo, Buenos Aires, Hormé,
quel Aragón, 1996.
1 9 8 0 , p. 34.

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10. Con el lenguaje en el cuerpo
Pensar lo psicomotor

La nena era muy ñaquita y chiquitita. Se presentaba tensa, move­ Retomemos lo dicho por Bergés: los significantes no están en el
diza, con unos anteojos enormes y unos ojitos que al igual que todo cuerpo24 surgen a partir del funcionamiento, de ese nombre que se le
su cuerpo estaban expectantes y curiosos, “preparados para ir hacia”. asigna a un funcionamiento.
La señora consultó por la inquietud de su hija: “Igual así de in­ Entiendo por nombrar, a las palabras que señalan, que distin­
quieta era de bebé, aunque se portaba perfecto”. guen, que particularizan.
Contó también que la nena se hacía pis en la cama tanto a la no­ El funcionamiento del cuerpo del niño se encuentra sujeto a la
che como a la siesta. acción significante: de atribución, de valor, de orden, de jerarquía de
Ella era maestra, una mujer mayor que había sido hija única. Una sus progenitores. Se trata de una transmisión que sostiene su acción
semana antes de un tardío casamiento le descubrieron una enferme­ en el espacio del entre dos y en el lugar mismo del cuerpo, con pala­
dad a partir de la cual se enteró que ya no podría tener hijos. bras y acciones propias del cuerpo.
“La nena” era adoptada. “Legalmente adoptada”, había remarcado
ella con mucho gusto. El concepto de cuerpo en la clínica psicomotriz no puede estar
“La nena” sabía que no había estado en la panza de la madre, que separado de la acción significante y de la materialización que en el
había estado en la panza de otra señora y que había nacido en Co­ cuerpo de cada sujeto marcan los amores, la sexualidad, las enferme­
rrientes. dades, las muertes y los decires y saberes a los que a lo largo de su
La señora se sentía muy contenta por poder tenerla, dijo que era vida ha estado expuesto.
“una nena” muy dulce. “La nena” muy seguido le decía: “que suerte Los diferentes funcionamientos del cuerpo y el desarrollo psico­
que tengo una mamita como vos”. Allí, en ese momento del discurso motor se encuentran capturados y se ponen en juego en una suce­
se emocionó. sión de actos que denominaremos de transmisión, de transferencia.
Hacía controles estrictos por la salud de su hija, ya que al no sa­ Pienso que dicha manera de escuchar al cuerpo, pone en cues­
ber por la salud de la madre biológica siempre podía estar en riesgo. tión lo visible del estatuto sintomático de su disfuncionamiento y da
Cuando interrogué sobre la enuresis de la niña, resultó que toda­ a ver la legalidad del síntoma, que orienta y precisa la intervención
vía no le habían sacado el pañal-bombacha, ni a la noche ni a la sies­ clínica.
ta por lo tanto no se le había dado ni pedido la oportunidad de orga­
nizar el control de esfínteres.
La misma posición respecto del dormir, ño era que dorm ía con
ellos sino en otra cam a en la misma habitación.
Finalmente, antes de cerrar la entrevista y después de algunas
preguntas que le realicé, ella dijo “No necesito pedirle, ella me da sin
que le p id a”.

¿Dónde ubicar el síntoma? ¿Cómo se legitima a una hija adopta­


da legalmente?
¿Qué sucede en el funcionamiento del cuerpo del niño cuando
una madre no pide, no nombra, no adjudica y al no pedir no da es­
pacio a un suceder? ¿Cómo sostener y operar en un tratamiento psi­
comotor, con esta relación de evidencia entre el funcionamiento del
cuerpo de un hijo y el decir de una madre?
¿Cómo pensar al síntoma psicomotor a partir de darnos por en­
terados que en el funcionamiento del cuerpo del niño, las funciones
están ligadas a cómo ese niño es hablado y mirado? 24Jean Bergés, “Somatolalia”, art. inédito.

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