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Las audiencias

Grabado de Felipe Huamán Poma de Ayala representando a la Real Audiencia de Lima.


Las audiencias tenían como función principal la administración de justicia, en
calidad de segunda instancia en los juicios o procedimientos judiciales, a nivel de
cortes superiores. Asimismo, ejercían funciones políticas, es decir, facultades
propiamente de gobierno, pues la Audiencia actuaba como asesor del virrey, por lo
que muchas veces absolvió las consultas formuladas por el virrey. De igual manera,
fue la encargada de tomar las riendas del virreinato cuando el virrey se encontraba
enfermo o moría repentinamente. Según su categoría, las audiencias eran de dos
clases: Audiencias Virreinales, de mayor rango, presididas por el virrey, tal
fueron los casos de la audiencia de Real Audiencia de Lima y la Real Audiencia de
México, que tenían bajo su autoridad a las otras audiencias del mismo virreinato,
denominadas Audiencias Subordinadas.

En el virreinato se establecieron nueve extensas Reales Audiencias, que fueron los


máximos tribunales dentro del mismo. Estas audiencias fueron las siguientes:

Real Audiencia de Panamá (1538)


Real Audiencia de Lima (1543)
Real Audiencia de Santafé de Bogotá (1549)
Real Audiencia de La Plata de los Charcas (1559)
Real Audiencia de Quito (1563)
Real Audiencia de Concepción (1565-1575)
Real Audiencia de Santiago de Chile (1606)
Real Audiencia de Buenos Aires (1661-1672; 1776)
Real Audiencia de Cuzco (1787)
En Lima la Audiencia fue presidida por el virrey y estuvo conformada por los
oidores (de número variable llegando a tener durante varios años hasta doce
miembros), dos fiscales, un alguacil mayor, un teniente del Gran Canciller y
numeroso personal subalterno.

Los corregimientos
Los corregimientos fueron divisiones administrativas y territoriales de la Corona
española en el Perú. En 1569 el gobernador y capitán general Lope García de Castro
creó los corregimientos de nativos americanos subordinados a los corregimientos de
españoles. Los corregimientos fueron gobernados por un alto funcionario nombrado,
mayormente, por el Consejo de Indias, denominado corregidor. Los corregimientos
tenían facultades políticas (conservaban el orden y la buena marcha del
corregimiento), administrativas (cobraban el tributo de los habitantes que vivían
en la jurisdicción) y judiciales

Las intendencias
Los corregimientos fueron suprimidos en 1784, por Carlos III, como consecuencia de
la revolución de Túpac Amaru II y reemplazados por las Intendencias. Desde 1784,
llegaron para administrar las siete nuevas intendencias: Trujillo, Lima, Arequipa,
Cusco, Huamanga, Huancavelica y Tarma. En 1796 se agregó al Perú la intendencia de
Puno. Los intendentes también recaudaban los tributos y organizaban mitas, pero no
podían hacer "repartos mercantiles". Hay paralelismo entre lo virreinal y lo
republicano, respecto a la subdivisión político-territorial. Los departamentos
equivalen a las intendencias; las provincias, a los partidos; y los distritos, a
las doctrinas.

Los cabildos
Denominados también, ayuntamientos, municipalidades o consejos municipales, fueron
unas instituciones de origen español que se trasplantaron a América. El cabildo
tenía múltiples atribuciones administrativas. Entre ellas les correspondía
administrar arbitrios, presidir espectáculos públicos, organizar fiestas pomposas
al llegar los nuevos virreyes, vigilar el aseo de la ciudad, inspeccionar las
calles y organizar la baja policía.

Se distinguen tres tipos de cabildos: correspondientes a las villas y lugares, a


las ciudades diocesanas y a las ciudades metropolitanas.

En las villas, se constituían por un alcalde ordinario, elegido anualmente en un


acto presidido por el corregidor y cuyos cargos podían ser comprados o heredados;
cuatro regidores, un alguacil y un mayordomo. En las ciudades diocesanas: un
alcalde elegible, ocho regidores, dos fieles ejecutores, dos jurados o diputados de
cada parroquia, un procurador general, un mayordomo, un escribano de consejo, dos
escribanos públicos, un escribano de minas y otro de registro, un pregonero mayor,
un corredor de lonja y dos porteros.

En las ciudades metropolitanas: elegidos entre los encomenderos y entre los vecinos
notables que no ejerciesen otros cargos incompatibles, doce regidores (en México
fueron quince y en Lima llegaron a ser dieciocho) y los demás oficiales perpetuos.
Los alcaldes ordinarios eran elegidos por los regidores mediante votación secreta
que en Lima era presidida por el virrey. Los regidores eran elegidos por el virrey
con la autorización del monarca o por elección del cabildo.

Autoridades indígenas: el curaca y el varayoq


Las autoridades del gobierno español creyeron conveniente seguir contando con los
servicios de los antiguos dirigentes incas a nivel de pueblos y de aillus, para que
la dominación sobre los Andes fuese más rápida y efectiva. Una institución andina
ancestral que usaron con eficacia fue el curacazgo, costumbre milenaria de
constituir un jefe para cada aillu o comunidad: el curaca, instituido bajo el
nombre de cacique, palabra centroamericana equivalente al curaca.

Los curacas, que durante el Tahuantinsuyo rindieron cuenta al apunchic incaico


(enviado por el inca), durante el virreinato debieron rendir cuenta al corregidor
español (enviado por el rey de España). Otra institución incaica utilizada fue el
varayoc, autoridad civil encargada de gobierno administrativo del pueblo, la cual,
a similitud de los alcaldes velaba por el correcto desenvolvimiento del caserío o
poblado.

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