El virreinato constituyó la máxima expresión territorial y político-administrativa que existió en la
América española y estuvo destinado a garantizar el dominio y la autoridad de la monarquía
peninsular sobre las tierras recientemente descubiertas. El primer virreinato otorgado en América recayó en don Cristóbal Colón como parte de las concesiones que la Corona le hizo en las Capitulaciones de Santa Fe, antes de iniciar su primer viaje rumbo a las Indias. Sin embargo, el virreinato colombino fue de corta duración, extinguiéndose definitivamente en 1536. En cambio, se establecieron en 1535 y 1543, los dos grandes virreinatos de Nueva España y del Perú, unidades que subsistieron durante todo el período colonial. El virreinato estuvo encabezado por la figura del virrey, representante personal y especie de alter ego ("el otro yo") del monarca en las Indias. En los primeros tiempos el nombramiento de virrey se hacía de por vida, luego dicho mandato se limitó a tres años y más tarde se extendió gradualmente hasta los cinco años. El virrey, además, pertenecía a la nobleza española cercana al monarca y ejerció la autoridad suprema dentro de su jurisdicción indiana. Fue el jefe civil y militar dentro de su unidad administrativa, dependiendo de él también la justicia, el tesoro y los aspectos seculares del gobierno eclesiástico. Así, el oficio de virrey incorporó a un nivel superior todas las funciones de los gobernadores: atribuciones de gobierno (siempre se le designó virrey e gobernador), militares (fueron invariablemente capitanes generales), hacendísticas (ordenadores del pago del erario, más tarde titulados superintendentes de la real hacienda) y judiciales (fueron presidentes de la Audiencia en la ciudad en que residían, con jurisdicción disciplinaria sobre los oidores, pero sin intervenir en pleitos y sentencias, por no ser siempre letrados). Este funcionario igualmente estaba encargado de la conservación y aumento de las rentas reales y nombraba a la mayoría de los funcionarios coloniales menores, laicos y eclesiásticos. Entendía en primera instancia en todos los pleitos referentes a los indígenas. También reasignaba las encomiendas vacantes, práctica ésta que dio lugar a muchos celos y discordias. Los virreinatos creados en el siglo XVI y sus divisiones administrativas. Época Colonial o Virreinato Después de la conquista y construida la nueva ciudad de Hernán Cortés sobre la ciudad antigua Tenochtitlan, inicia el periodo conocido como la “Colonia” o el “Virreinato”. Dichos nombres obedecen a que, al ser un territorio conquistado por la Corona Española, se volvió una “Colonia” de dicho Reino, la cual era gobernada por un representante del Rey llamado “Virrey”. Esta época de la historia de México dura 300 años (1521-1821) y es de una importancia inmensa para entender al México actual. Punto fundamental a resaltar en esta época, fue la manera en la cual se mezclaron distintas razas de seres humanos creando un sincretismo especial producto del amalgamiento de culturas, creencias y lenguas. Durante los primeros años de este periodo, la convivencia entre conquistadores y conquistados no fue fácil, y la imposición de la religión católica a los nativos de la llamada “Nueva España” fue un factor real de poder que ayudo a la imposición y el control sobre los conquistados. Para entender la vida cotidiana en la época colonial, recomendamos el libro “Ángeles del Abismo” de Enrique Serna, que, sin ser una fuente histórica, es una novela que ejemplifica muy bien diversos aspectos del México del siglo XVII y podrán descubrir la vida de la ciudad, las diferencias de clases y razas y algunas zonas de la ciudad como la Plaza del Volador (hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación), la acequia real e incluso actividades lacustres en el Lago de Texcoco. Origen y características del virreinato de la Nueva España El Virreinato de la Nueva España (1535-1821) fue una entidad territorial integrante del imperio español, que se desarrolló durante los siglos XVI al XIX, fue creado después de la conquista y abarcó territorios de Norteamérica (parte de Estados Unidos y México) de Centroamérica, Asia y Oceanía. Durante los tres siglos de colonización española gobernaron el imperio dos familias reales: la de los Habsburgo y la de los Borbón y a la Nueva España 63 virreyes todos provenientes de la alta nobleza castellana. El gobierno de la Nueva España fue una organización amplia y compleja, formada por diversos organismos que llegaban hasta las más pequeñas localidades novohispanas. Durante la etapa colonial, el Rey de España fue la principal autoridad, con un poder absoluto, su voluntad no tenía límites legales y constituía una ley suprema. Los reyes gobernaron México, desde España, basándose en los informes que recibían y delegaron su autoridad en instituciones que actuaban en su nombre. La institución que le seguía al Rey en el gobierno de las colonias americanas, fue el Real y Supremo Consejo de Indias, integrado por un grupo de ministros nombrados por el rey, sus funciones abarcaban toda clase de asuntos, administrativos, financieros y eclesiásticos, sus decisiones, sentencias, leyes y acuerdos, representaban la voluntad real. El Consejo creó la estructura legal y jurídica de la Nueva España sustentada en cedulas y ordenes decretadas por los reyes españoles para sus colonias, con el nombre de Leyes de Indias (1542). Al momento de la caída de Tenochtitlan, el gobierno lo ejerció Hernán Cortés, pero en 1528 salió con rumbo a Honduras y dejó al mando a los oficiales reales, quienes cometieron una serie de abusos. Por ello, el rey estableció un organismo de gobierno superior, llamado la Real Audiencia de México. La primera Audiencia estuvo a cargo de Nuño Beltrán de Guzmán quién cometió muchas injusticias, fraudes y desmanes contra los indígenas, que fueron denunciados por Fray Juan de Zumárraga, primer Obispo de México. Para terminar con los excesos de la Audiencia el rey decidió establecer un virreinato, pero mientras llegaba el primer virrey, nombró una segunda Audiencia cuyo presidente Sebastián Ramírez de Fuenleal, se distinguió por su empeño en hacer justica a los indios, formó parte de ella Vasco de Quiroga que después fue obispo de Michoacán y un gran benefactor de los indígenas de esa región. Palacio Nacional, sede del gobierno novohispano El primer virrey Don Antonio de Mendoza llegó a la Nueva España en 1535, ostentando los cargos de Gobernador General, Capitán General, Presidente de la Real Audiencia, Superintendente de la Real Hacienda y Vicepatrono de la Iglesia. A partir de entonces, la máxima autoridad fue el Virrey quien dirigía la política, cuidaba que se hiciera justicia y administraba la economía, era el jefe militar y debía preservar a la Iglesia católica. En una palabra, el virrey fue la autoridad suprema. Además del virrey, existían dos Audiencias o tribunales superiores que se encargaban de hacer justicia, cerciorarse de que las leyes se cumplieran y de recibir las quejas de los pobladores, una se encontraba en la ciudad de México y la otra en Guadalajara y fue un órgano auxiliar del virrey, quien era su presidente.