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ESTUDIANTES:
❖ Grupo 1
❖ Grupo 2
❖ Grupo 3
La creación de los virreinatos fue parte de la estrategia española para organizar y controlar
sus vastos territorios en el Nuevo Mundo. Los virreyes eran nombrados por la corona
española y tenían amplios poderes políticos, militares y económicos. Su principal función
era asegurar el dominio español en la región y promover la extracción de recursos naturales
para enviar a España.
El Virreinato del Perú fue creado en 1542 por el rey Carlos I de España, mediante las Leyes
Nuevas. Esta fecha marca un hito significativo en la historia de la colonización española en
América, ya que estableció una estructura gubernamental más formal y centralizada para
administrar los vastos territorios conquistados en Sudamérica.
UBICACIÓN Y FRONTERAS INICIALES
Originalmente, el Virreinato del Perú abarcaba un territorio inmenso que se extendía desde
el actual norte de Chile y Argentina, pasando por toda Bolivia, Perú, Ecuador, hasta llegar a
Colombia, e incluso partes de Brasil, Venezuela y Panamá. La capital del virreinato fue
establecida en Lima, fundada por Francisco Pizarro en 1535, que se convirtió en el centro
de poder y control administrativo para la región.
Mapa del Virreinato del Perú. En verde claro, en sus orígenes. En verde oscuro, al final del
mismo
La evolución territorial del Virreinato del Perú fue significativa a lo largo de los siglos XVI
y XVII, marcada principalmente por las subdivisiones que se realizaron para mejorar la
administración y el control sobre las áreas más remotas o estratégicas:
Cada una de estas divisiones reflejaba los esfuerzos de la Corona por adaptarse a los
desafíos logísticos y administrativos de gobernar uno de los imperios más grandes del
mundo en ese momento. A medida que el virreinato se fragmentaba, el poder y la influencia
de Lima comenzaron a disminuir, aunque la ciudad mantuvo su rol como un importante
centro cultural y económico en la región.
La organización política y administrativa del Virreinato del Perú se caracterizaba por una
estructura jerárquica que reflejaba el sistema de gobierno colonial español. Esta estructura
estaba diseñada para centralizar el poder en manos de la Corona española y garantizar el
control sobre los vastos territorios coloniales.
2.2.El Virrey
Era el representante personal del rey de España en el virreinato, como suprema autoridad
del virreinato fue el encargado de impartir justicia, administrar el tesoro público y velar por
la evangelización de los indígenas. El virrey era nombrado por el rey a propuesta del
Consejo de Indias, aunque muchas veces fue el mismo rey quien se encargaba de revisar los
nombres de los posibles virreyes. El virrey del Perú residía en el actual Centro histórico de
Lima, en el suntuoso Palacio de los Virreyes, rodeado de una brillante corte, en medio de
gran lujo, riquezas y resguardado por una guardia de honor. Durante la existencia del
virreinato del Perú gobernaron 40 virreyes.
2.2.Las Audiencias
Las audiencias tenían como función principal la administración de justicia, en calidad de
segunda instancia en los juicios o procedimientos judiciales, a nivel de cortes superiores.
Asimismo, ejercían funciones políticas, es decir, facultades propiamente de gobierno, pues
la Audiencia actuaba como asesor del virrey, por lo que muchas veces absolvió las
consultas formuladas por el virrey. De igual manera, fue la encargada de tomar las riendas
del virreinato cuando el virrey se encontraba enfermo o moría repentinamente. Según su
categoría, las audiencias eran de dos clases: Audiencias Virreinales, de mayor rango,
presididas por el virrey, tal fueron los casos de la audiencia de Real Audiencia de Lima y la
Real Audiencia de México, que tenían bajo su autoridad a las otras audiencias del mismo
virreinato, denominadas Audiencias Subordinadas.
En el virreinato se establecieron nueve extensas Reales Audiencias, que fueron los máximos
tribunales dentro del mismo. Estas audiencias fueron las siguientes:
En Lima la Audiencia fue presidida por el virrey y estuvo conformada por los oidores (de
número variable llegando a tener durante varios años hasta doce miembros), dos fiscales,
un alguacil mayor, un teniente del Gran Canciller y numeroso personal subalterno.
Fue la división administrativa y territorial implantada por la corona española una vez
instaurado el reino del Perú. Hubo 12 corregimientos en la jurisdicción del nuevo virreinato
peruano: Cuzco, Cajamarca, Saña, Chiclayo, Arica, Collaguas, Andes del Cuzco, Ica,
Arequipa Huamanga, Piura y Huancavelica. La extensión del territorio hizo que varios de
estos corregimientos se subdividieran a su vez en corregimientos autónomos. La falta de
límites claros entre los corregimientos fue motivo de disputa y pelea entre los corregidores,
pues no solo estaba en juego el territorio, sino también la población indígena, en otras
palabras, la mano de obra y fuerza de trabajo requerida para la obtención del tributo.
El corregidor y justicia mayor fue la autoridad política, administrativa y judicial con mayor
presencia en el virreinato del Perú. Fue el "brazo del gobierno" en cada una de las
provincias en la que se estableció y el encargado de hacer cumplir la ley en los más
recónditos lugares del reino.
El corregidor era nombrado directamente por el rey y el periodo en el cargo iba de los tres
años, si el nombrado se encontraba en el Perú, o cinco años si procedía de España. Una vez
concluido este periodo era posible la prórroga en el cargo, pero sólo hasta el nombramiento
del sucesor por la Real Audiencia. El cargo no podía ser otorgado a los indígenas,
encomenderos, deudos de los oidores, mestizos, judíos o vecinos que residieran dentro de la
jurisdicción del corregimiento. Su sueldo variaba de acuerdo a los repartimientos
mercantiles u otros beneficios que obtenía por su cargo. Entre sus ayudantes se encontraban
el teniente corregidor, el alcalde de indios, escribanos, escribanos alguaciles de indios, e
intérpretes.
El corregidor administraba justicia tanto entre españoles e indígenas, pero siempre como
primera instancia. De igual manera organizaba el registro personal de indios y velaba por
que vivan en las reducciones. Del corregidor dependía el enviar a los indios a las minas a
cambio de un salario, su instrucción, así como su evangelización. En el papel debía
proteger a los indios frente a los abusos de los españoles, sobretodo en los temas agrícolas.
Sin embargo, fueron los mismos corregidores los primeros en violar los precarios derechos
de los indios. Muchas veces cobraban doble tributo o les imponían el reparto de
mercancías, por lo que los indígenas debían pagar cuantiosas sumas de dinero.
2.4.Las Intendencias
Los corregimientos fueron suprimidos en 1784, por Carlos III, como consecuencia de la
revolución de Túpac Amaru II y reemplazados por las Intendencias.
Desde 1784, llegaron para administrar las siete nuevas intendencias: Trujillo, Lima,
Arequipa, Cusco, Huamanga, Huancavelica y Tarma. En 1796 se agregó al Perú la
intendencia de Puno. Los intendentes también recaudaban los tributos y organizaban mitas,
pero no podían hacer "repartos mercantiles". Hay paralelismo entre lo virreinal y lo
republicano, respecto a la subdivisión político-territorial. Los departamentos equivalen a las
intendencias; las provincias, a los partidos; y los distritos, a las doctrinas.
2.5.Los cabildos
Se distinguen tres tipos de cabildos: correspondientes a las villas y lugares, a las ciudades
diocesanas y a las ciudades metropolitanas.
En las ciudades diocesanas: un alcalde elegible, ocho regidores, dos fieles ejecutores, dos
jurados o diputados de cada parroquia, un procurador general, un mayordomo, un escribano
de consejo, dos escribanos públicos, un escribano de minas y otro de registro, un pregonero
mayor, un corredor de lonja y dos porteros.
En las ciudades metropolitanas: elegidos entre los encomenderos y entre los vecinos
notables que no ejerciesen otros cargos incompatibles, doce regidores (en México fueron
quince y en Lima llegaron a ser dieciocho) y los demás oficiales perpetuos. Los alcaldes
ordinarios eran elegidos por los regidores mediante votación secreta que en Lima era
presidida por el virrey. Los regidores eran elegidos por el virrey con la autorización del
monarca o por elección del cabildo.
2.6.Autoridades indígenas: el curaca y el varayoq
Las autoridades del gobierno español creyeron conveniente seguir contando con los
servicios de los antiguos dirigentes incas a nivel de pueblos y de ayllus, para que la
dominación sobre los Andes fuese más rápida y efectiva. Una institución andina ancestral
que usaron con eficacia fue el curacazgo, costumbre milenaria de constituir un jefe para
cada aillu o comunidad: el curaca, instituido bajo el nombre de cacique, palabra
centroamericana equivalente al curaca.
Los curacas, que durante el Tahuantinsuyo rindieron cuenta al apunchic incaico (enviado
por el Inca), durante el virreinato debieron rendir cuenta al corregidor español (enviado por
el rey de España).
Otra institución incaica utilizada fue el varayoc (Alcaldes de indios), autoridad civil
encargada de gobierno administrativo del pueblo, la cual, a similitud de los alcaldes, velaba
por el correcto desenvolvimiento del caserío o poblado, encargándose de la administración
judicial y comunicar al Cacique sobre las exigencias de su aillu. Su nombre, Alcalde de la
Vara, lo recibe por la icónica vara de mando que usaba, elaborado generalmente de chonta y
adornado mayormente por aros, cadenas y puño de plata; siendo exhibida por los alcaldes
mestizos en actos públicos en los cuales era preciso resaltar la presencia y el poder del
cargo. A diferencia de los Caciques, estos Varayocs no tenían una ascendencia en la
Nobleza indígena, sino que eran nativos del común, en mayor medida ladinos (instruidos) y
católicos. Estos eran electos por el Intendente, Corregidor, Gobernador o por el pueblo
(aillu) en asamblea (cabildo de indios). Este cargo era provisional y no hereditario, su poder
se remitía a poblados pequeños dentro de los cacicazgos y corregimientos.
La minería fue un pilar fundamental en el desarrollo económico y social del Virreinato del
Perú durante la época colonial debido a que eran excepcionalmente rico en minerales
preciosos, especialmente plata. Las minas de Potosí, ubicadas en el actual territorio de
Bolivia pero bajo dominio del virreinato, fueron las más famosas y productivas de la época
colonial, produciendo enormes cantidades de plata que fueron enviadas a España.
Potosí: c. 1545
Pasco: 1567
Castrovirreina: 1590
Oruro: 1608
Cailloma: 1608
Laicacota: 1619
Lucanas y Parinacochas: 1630
3.1.MINERALES EXTRAÍDOS Y SU IMPACTO ECONÓMICO
Se extrajeron una variedad de minerales por ejemplo PLATA, ORO, ORO, COBRE Y
ESTAÑO. La plata fue el mineral más importante y abundante extraído en el virreinato,
especialmente de la famosa mina de Potosí en el actual territorio de Bolivia. La extracción
masiva de plata de Potosí tuvo un impacto económico significativo, ya que la plata era un
metal precioso muy valorado en Europa y en todo el mundo. El envío de grandes cantidades
de plata a España contribuyó a la riqueza de la Corona y al comercio internacional.
3.2.Condiciones de trabajo.
En muchas ocasiones, los indígenas fueron obligados a trabajar en las minas bajo sistemas
de trabajo forzado, como el sistema de mita, era un sistema de trabajo obligatorio
establecido por los españoles que requería que los indígenas trabajaran en las minas por un
período de tiempo fijo.
Los trabajadores indígenas y otros grupos sociales marginados fueron explotados. Fueron
obligados a trabajar largas horas bajo condiciones deplorables y peligrosas, recibieron
salarios mínimos, si es que recibían algún pago.
Los trabajadores indígenas eran frecuentemente maltratados y sometidos a abusos por parte
de los capataces y autoridades coloniales, se les negaban sus derechos básicos y eran
tratados como mano de obra desechable. Esta explotación tuvo un impacto negativo en la
salud de los trabajadores que estaban expuestos a enfermedades respiratorias debido al
polvo de mineral, a derrumbes y accidentes en las galerías mineras, al igual que sus
familias ya que causaba angustia y sufrimiento.
Durante el Virreinato del Perú, que abarcó desde el siglo XVI hasta principios del XIX, los
minerales, especialmente la plata, jugaron un papel fundamental en la economía tanto local
como global. La abundancia de minas de plata, como las famosas minas de Potosí, atrajo a
colonos españoles y a una gran cantidad de mano de obra indígena y africana, que
trabajaban en condiciones extremadamente duras para extraer el preciado metal.
La plata extraída en el Virreinato del Perú se convirtió en uno de los principales motores de
la economía mundial de la época. Gran parte de esta plata se exportaba a Europa, donde
tenía una demanda constante. La plata peruana contribuyó significativamente a financiar las
operaciones militares y comerciales de las potencias europeas, especialmente España, que
era el poder colonial dominante en la región.
La integración de los minerales peruanos en las redes comerciales globales tuvo múltiples
efectos en la economía mundial. En primer lugar, contribuyó al crecimiento económico y al
desarrollo de las potencias coloniales europeas, especialmente España, que dependía en
gran medida de la plata peruana para financiar su expansión y mantener su posición
dominante en Europa y en sus colonias.
La Ruta del Galeón fue una red de rutas marítimas establecidas en el siglo XVI que
conectaba tres continentes: América, Asia y Europa. La ruta principal conectaba el
Virreinato del Perú (que incluía territorios como Perú, Ecuador, Bolivia y partes de Chile y
Colombia) con Filipinas y España. Los galeones españoles, enormes embarcaciones de
carga y guerra, eran el principal medio de transporte utilizado en esta ruta.
El galeón partía del puerto de Acapulco en la costa del Pacífico de México, cargado
principalmente con plata y otros productos provenientes de las minas del Perú. Luego
navegaba hacia el oeste a través del océano Pacífico hasta llegar a las Filipinas. Allí, se
realizaban intercambios comerciales, incluyendo la carga de especias, seda, porcelana y
otros bienes asiáticos.
Después de su parada en Filipinas, el galeón emprendía el viaje de regreso hacia México.
Desde Acapulco, la plata y otros bienes eran transportados por tierra hacia Veracruz en la
costa del Golfo de México. Finalmente, desde Veracruz, la mercancía era enviada a España,
donde se realizaban importantes transacciones comerciales.
Esta ruta comercial era extremadamente lucrativa para el imperio español, pero también
estaba llena de peligros. Los galeones estaban constantemente amenazados por piratas,
navegaban en condiciones climáticas adversas y enfrentaban riesgos como enfermedades y
escasez de alimentos.
A pesar de los peligros, la Ruta del Galeón fue vital para el intercambio de productos,
conocimientos e ideas entre Asia, América y Europa durante la época colonial. Esta
conexión marítima desempeñó un papel crucial en la globalización temprana y en la
conformación del mundo moderno.
La Iglesia católica ejerció una profunda influencia en todos los aspectos de la vida en la
sociedad colonial del Perú. Era la única religión permitida y tenía un gran poder sobre la
vida de las personas.
4.1.1.- EVANGELIZACIÓN
La principal función de la Iglesia era la evangelización de los indígenas. Los misioneros
viajaron por todo el territorio para predicar el Evangelio y bautizar a los indígenas. También
establecieron escuelas, hospitales y orfanatos para ayudar a los indígenas.
Misioneros católicos evangelizando a indígenas en el Perú colonial
Una de las principales labores de la iglesia en América fue la Evangelización, esta fue
emprendida por sacerdotes que actuaban de manera más bien individual, en general, por
medio de iglesias o capillas, y también por la acción organizada de sacerdotes
pertenecientes a distintas órdenes religiosas entre ellos agustinos, franciscanos, dominicos,
mercedarios y jesuitas. En esta última destacó la labor realizada en las denominadas
misiones cuyas características principales fueron las siguientes:
4.2.1.- CULTURA
La Iglesia también tuvo un gran impacto en la cultura colonial. Introdujo nuevas formas de
arte, música y literatura. También promovió la celebración de fiestas religiosas y
procesiones.
B) LA PINTURA Y ESCULTURA
Estas artes recibieron influencias italianas debido a la visita de artistas como Bernardo Bitti,
Mateo Pérez y Angelino Medoro. Y en el siglo XVII surgió una pintura mestiza, cuya
máxima expresión se dio en el Cusco.
La escultura fue introducida por la iglesia y se caracterizó por ser trabajada al detalle.
C) ARQUITECTURA
Sólo las clases altas y adineradas como la nobleza de los españoles y los descendientes de
la nobleza Inca recibían el privilegio de la educación. Debemos señalar que el pueblo, los
indios y los mestizos recibían una educación, pero en este caso era impartida por sus
padres, el cual fue prohibido por la iglesia y para eliminar esta prédica, la iglesia implantó
las clases parroquiales, posteriormente las escuelas, para que se olviden de sus creencias
ancestrales.
Y se sometan a la nueva religión, al nuevo orden social, político y económico.
4.2.3.- SOCIEDAD
En general, la Iglesia católica jugó un papel fundamental en la sociedad colonial del Perú.
Su influencia se sintió en todos los aspectos de la vida, desde la religión y la cultura hasta la
educación y la política.
El Virreinato del Perú fue una entidad colonial establecida por la Corona Española en el
siglo XVI en la región que actualmente comprende Perú, Ecuador, Bolivia y partes de
Colombia, Chile y Argentina. Durante más de tres siglos, el Virreinato del Perú se convirtió
en uno de los centros más importantes del imperio español en América del Sur. La sociedad
del Virreinato estaba organizada de manera jerárquica y estructurada, con una clara división
de clases sociales que reflejaba la estratificación social impuesta por el sistema colonial.
4.2.4.- LENGUAS
La situación lingüística del Virreinato era dinámica y cambiante. A lo largo de los tres
siglos de dominación española, se produjeron diversos procesos que modificaron el
panorama lingüístico:
Imposición del español: El español se impuso como lengua oficial del virreinato, utilizada
en la educación, la administración pública y la Iglesia. Esto llevó a la disminución del uso
de las lenguas indígenas en algunos ámbitos.
Mestizaje lingüístico: El contacto entre las lenguas indígenas y el español dio lugar al
surgimiento de lenguas mixtas, como el quechuañol (una mezcla de quechua y español) y el
aymarañol.
El Virreinato del Perú, que existió durante casi tres siglos (1542-1824), fue un escenario
fascinante de encuentro y fusión entre tres culturas muy diferentes: la indígena, la española
y la africana. A partir de este intercambio complejo y desigual, surgió una nueva sociedad y
cultura con características únicas.
Las uniones interraciales originaron nuevas mezclas y también nuevas designaciones. El
"mulato" fue el resultado del cruce de un español (o blanco) y un negro. Mientras que con
el nombre de "zambo" se denominó a la mezcla entre un indígena y un negro.
Los cruces entre las mezclas de las mezclas proporcionaron un nuevo problema a esta
complicada nomenclatura del mestizaje. Por ello, existieron otros calificativos, aunque
secundarios. El "cuarterón" era el hijo de un español o blanco y una mulata. "Requinterón"
fue llamada la cruza entre un cuarterón y un blanco o español. Estas designaciones
intentaban explicitar que la persona en cuestión tenía solo un cuarto o un quinto de sangre
negra, la más contaminante según la visión de la época. De esta forma iban acercándose,
paulatinamente, a la pureza de sangre, representada por la española.
La fusión cultural en el Virreinato del Perú no fue un proceso homogéneo ni pacífico. Hubo
resistencia indígena y africana a la imposición cultural española, pero también se dieron
espacios de intercambio y mestizaje.
Mestizaje: El mestizaje biológico y cultural fue uno de los fenómenos más importantes. De
la unión entre españoles e indígenas nacieron los mestizos, quienes conformaron un grupo
social con identidad propia.
Criollos: Los hijos de españoles nacidos en América (criollos) también desarrollaron una
identidad propia, diferenciándose de los peninsulares nacidos en España.
Santos con atributos indígenas: Algunos santos católicos adoptaron características de las
deidades andinas. Por ejemplo, el Señor de los Milagros del Cuzco, originalmente el Cristo
Moreno, se asoció con Viracocha, dios creador inca.
Fiestas religiosas con elementos paganos: Las fiestas patronales católicas incorporaron
elementos de las celebraciones indígenas. Las procesiones religiosas podían incluir danzas
y música de origen prehispánico.
La arquitectura colonial del Perú se caracteriza por su riqueza, variedad y fusión de estilos.
A lo largo de los tres siglos del Virreinato (1542-1824), se emplearon diversos estilos
europeos, adaptados a las condiciones locales y reinterpretadas con elementos andinos. Los
principales estilos utilizados en la construcción de iglesias, catedrales y mansiones
coloniales fueron:
1. Renacentista:
Siglo XVI: Predominó en la primera etapa colonial. Se caracteriza por la simetría, las líneas
rectas, las bóvedas de cañón y el uso de elementos clásicos como arcos de medio punto,
columnas dóricas y capiteles.
2. Barroco:
3. Churrigueresco:
Variante del barroco: Siglo XVIII. Se caracteriza por un exceso de ornamentación, con
esculturas elaboradas, relieves y motivos decorativos que llenan las fachadas y los
interiores.
4. Neoclásico:
Finales del siglo XVIII y principios del XIX: Reacción al barroco. Se caracteriza por la
simplicidad, las líneas rectas, las formas geométricas y la inspiración en la arquitectura
griega y romana.
La arquitectura colonial del Perú es un patrimonio cultural invaluable que refleja la historia,
la religiosidad y el mestizaje cultural del país. Es una fuente de identidad y orgullo para los
peruanos, y atrae a visitantes de todo el mundo por su belleza
majestuosidad.
y
En resumen, la arquitectura colonial del Perú es una mezcla fascinante de estilos europeos y
andinos, que ha dejado un legado cultural único y perdurable.
estuvo influenciada por algunas de las ideas de la Ilustración. Su objetivo consistía en reforzar
el poder real, centralizar la administración, incrementar la recaudación impositiva y asegurar
la dominación sobre las colonias americanas, amenazadas
expansión
por la de Portugal y los
ataques de piratas ingleses y franceses.
Importancia:
5. DESAFIOS Y CAMBIOS
La Corona prefirió a los peninsulares por sobre los criollos en los nombramientos para los
cargos más importantes de la administración colonial.
5.1.3. Religiosas
5.1.4. Culturales
Las consecuencias más importantes de las Reformas borbónicas fueron las siguientes:
• La reorientación de los circuitos comerciales de la región del Alto Perú (la actual
Bolivia) del océano Pacífico al océano Atlántico, a través del puerto de Buenos
Aires, que se abrió al comercio directo con España.
• El ascenso de ciudades que habían quedado relegadas por el sistema anterior, por
ejemplo Buenos Aires, que de ser una ciudad marginal del Imperio colonial español
pasó a ser una capital virreinal en la que residían el virrey, su corte, una audiencia,
un consulado y una guarnición militar.
• La decadencia de las reducciones, pueblos de indios, los cuales habían sido
administradas por los jesuitas en distintas regiones americanas, especialmente las de
la gobernación del Paraguay, que habían tenido una enorme expansión.
Luego de la batalla de Ayacucho en 1824, los ejércitos bolivarianos entraron en el Alto Perú
y liberaron los territorios que aún permanecían bajo la dominación realista.
Diego de Almagro (1475-1538): Almagro fue otro conquistador español que acompañó a
Pizarro en la expedición a Perú. Después de diferencias con Pizarro, Almagro lideró una
expedición al sur de Perú y Chile, contribuyendo así a la expansión del territorio bajo
control español en Sudamérica.
Manco Inca Yupanqui (c. 1516-1544): Manco Inca fue un líder inca que inicialmente
cooperó con los españoles pero luego lideró una rebelión contra ellos conocida como la
rebelión de Manco Inca. Durante esta rebelión, Manco Inca estableció una efímera
resistencia contra los conquistadores españoles en la fortaleza de Sacsayhuamán y otros
lugares.
Vicerreyes del Perú: Durante la existencia del Virreinato del Perú, varios virreyes jugaron
un papel crucial en la administración y gobierno de la región. Algunos de los virreyes más
destacados incluyen:
• Blasco Núñez Vela (1544-1546)
Fue el primer virrey del Perú y se enfrentó a grandes conflictos durante su mandato,
incluyendo la resistencia de Gonzalo Pizarro.
• Francisco Álvarez de Toledo (1569-1581)
Estos líderes desempeñaron roles significativos en la historia del Virreinato del Perú,
contribuyendo a la colonización española de la región y a la configuración de su historia
posterior.
6.2. LA LUCHA POR LA JUSTICIA SOCIAL Y LA IAGUALDAD
En el contexto del Virreinato del Perú fue un tema complejo y multifacético que abarcó las
relaciones entre españoles e indígenas, así como las tensiones sociales dentro de la sociedad
colonial. Aquí te proporciono un análisis de este tema.
6.2.4. Impacto a Largo Plazo: La lucha por la justicia social y la igualdad durante el
Virreinato del Perú tuvo un impacto duradero en la identidad y la conciencia social de la
región. Si bien los ideales de igualdad no se realizaron completamente durante la era
colonial, las semillas de la resistencia y la búsqueda de justicia social fueron importantes
para el desarrollo posterior de movimientos independentistas y posteriores luchas por los
derechos humanos en América Latina.
En resumen, la lucha por la justicia social y la igualdad durante el Virreinato del Perú fue
una lucha desafiante y persistente contra la opresión colonial y las desigualdades sociales
impuestas por el sistema colonial español. Esta lucha sentó las bases para futuros
movimientos sociales y políticos en la región, y su legado sigue siendo relevante en la
historia y la identidad de los países andinos hasta hoy.
ANTECEDENTES
La conquista del continente americano tiene como punto de partida las Antillas. El salto
desde la isla La Española a Cuba, Puerto Rico o Jamaica es el antecedente de la conquista
de los territorios continentales como México y Perú.
Los españoles Juan de Grijalva Enlace externo, se abre en ventana nueva Nueva ventana y
Pedro de Alvarado Enlace externo, se abre en ventana nueva Nueva ventana llegan a las
costas mexicanas entre 1517 y 1518. Un año más tarde, Hernán Cortés Nueva ventana
Enlace externo, se abre en ventana nueva, animado por los relatos recibidos, emprende la
aventura de conquistar México. Desde las costas de Tabasco comienza una estrategia de
conquista, atrayéndose a los pueblos tributarios de los aztecas, los tlaxcaltecas y totonacas.
Obliga a todas sus tropas a marchar hacia Tenochtitlan, capital del Imperio Azteca, donde le
aguarda su rey Moctezuma II Nueva ventana Enlace externo, se abre en ventana nueva.
Estratagemas, engaños y masacres combinados con la pericia de Cortés posibilitan la toma
de la ciudad, aunque será la viruela la que rematará el trabajo iniciado por los españoles.
Con la muerte del último rey azteca Cuauhtémoc (1496-1525), Cortés dará por finalizada la
conquista de Tenochtitlan.
Comienza la expansión, hacia el norte, estableciendo el reino de Nueva Galicia Enlace
externo, se abre en ventana nueva Nueva ventana (Jalisco, Aguascalientes, Nayarit, Colima
y Zacatecas) y la región de California. Por el sur, Pedro de Alvarado llegará a Guatemala y
El Salvador, y Cristóbal de OlidEnlace externo, se abre en ventana nueva Nueva ventana
hará lo propio con Honduras.
La conquista de Perú está marcada por los enfrentamientos entre los diferentes señores, la
hostilidad encontrada en los habitantes de estas tierras, la orografía y la enemistad entre los
dos artífices de la conquista, Francisco Pizarro Enlace externo, se abre en ventana nueva
Nueva ventana y Diego de Almagro Enlace externo, se abre en ventana nueva Nueva
ventana, que acabará con la vida de ambos. Tras la guerra fratricida entre Atahualpa Enlace
externo, se abre en ventana nueva Nueva ventana y su hermanastro Huáscar Enlace externo,
se abre en ventana nueva Nueva ventana, el primero se convierte en Inca de la zona de
Cajamarca y establece su poder, pero Pizarro consigue deshacerse de Atahualpa en 1533.
Mientras, Diego de Almagro, que se siente desplazado de la conquista, conspira contra
Pizarro y comienza una estrategia de desgaste que llevará al enfrentamiento directo entre
sus tropas en 1537, tras la primera tentativa de conquistar Chile.
Sin embargo, será Pedro de Valdivia Enlace externo, se abre en ventana nueva Nueva
ventana, una vez muerto Almagro, quien dirija la expedición y conquista definitiva. Hacia
el norte, Sebastián de BelalcázarEnlace externo, se abre en ventana nueva Nueva ventana
hará lo propio dirigiéndose a Quito, lejos de Pizarro y Almagro.
EL VIRREINATO DEL PERÚ
(oficialmente el Reino del Perú) fue una entidad territorial del Imperio español creada por
la Corona española en el año 1542, con capital en la Ciudad de Lima, durante su dominio
en el Nuevo Mundo. Las fronteras del virreinato del Perú se establecieron por primera vez
el 13 de septiembre de 1543. Los primeros dos siglos, su territorio comprendía casi toda
América del Sur, incluyendo Panamá y algunas islas de Oceanía. Aunque no incluía
Venezuela que dependía del virreinato de Nueva España, ni los territorios al este de la línea
del Tratado de Tordesillas que pertenecían al Imperio portugués.7 Dos siglos después, tras
las Reformas Borbónicas, su inmenso territorio sufrió tres importantes mermas, al norte, al
este y al sur.
En 1717, se creó el virreinato de Nueva Granada al norte.
El VIRREINATO DEL PLATA
En 1776, se creó el virreinato del Río de la Plata al sur. Al mismo tiempo, el virreinato del
Brasil extendía sus fronteras tomando territorios de la Amazonia. En 1798, se separó del
virreinato la Capitanía General de Chile que comprendía la parte central de la actual
república de Chile.
Al final del periodo virreinal, el ochenta por ciento del total de los caudales americanos
provenían del virreinato de Nueva España.8 Sin embargo, a pesar de las pérdidas
territoriales, a principios del siglo XIX el virreinato del Perú era todavía la principal
posesión de la Monarquía Hispánica en América del Sur al tratarse de una de sus
principales fuentes de riqueza.
El flamante virreinato comprendió en un inicio y durante casi trescientos años gran parte de
Sudamérica y el istmo de Panamá, bajo diversas formas de control o supe vigilancia de sus
autoridades. Abarcaba una inmensa superficie que correspondía a los actuales territorios
que forman parte de
las repúblicas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panam
á, Perú y toda la región oeste, sureste y sur del Brasil. Quedaban exceptuadas Venezuela,
bajo jurisdicción del virreinato de Nueva España a través de la Real Audiencia de Santo
Domingo, y Brasil, que integraba el Imperio portugués.
El ciclo de la plata
Audiencias del virreinato del Perú, hacia 1650:
1) Real Audiencia de Panamá
2) Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá
3) Real Audiencia de Quito
4) Real Audiencia de Lima
5) Real Audiencia de La Plata de los Charcas 6) Real Audiencia de Chile.
En el siglo XVIII, destacaron las figuras de los virreyes que introdujeron las Reformas
Borbónicas,
medidas impuestas por la Casa de Borbón, especialmente Manuel de Amat y Junyent, que
gobernó entre 1761 y 1776, Manuel Guirior, entre 1776 y 1780, Agustín de Jáuregui, entre
1780 y 1784 y Teodoro de Croix, entre 1784 y 1790, destinadas a revitalizar la
administración virreinal con actuaciones como la incorporación del sistema de
intendencias. Con ellos se intentó profesionalizar el gobierno, sustituyendo las inoperantes
figuras de los corregidores y los alcaldes mayores, dedicando especial interés a todo lo
relacionado con la hacienda. La reorganización territorial llevada a cabo a lo largo de ese
siglo implicó desmembrar dos vastas regiones del virreinato peruano para conformar con
ellas otros dos nuevos virreinatos: el virreinato de Nueva Granada en 1717, restaurado en
1739 tras un periodo de supresión, y luego el virreinato del Río de la Plata, creado en 1776.
Estas pérdidas de territorio supusieron la pérdida de protagonismo del virreinato del Perú
como centro económico de España en Sudamérica aunque continuó siendo el bien más
valioso de la Corona, debido a su poder político, social y cultural.
La posterior política económica de los Borbones, que permitió el comercio directo entre los
puertos españoles y diversos puertos sudamericanos
(Maracaibo, Guayaquil, Arica, Valparaíso, etc.), redujo el tráfico comercial a través del
puerto del Callao y afectó a las rentas del virreinato, que tras la separación del Río de la
Plata quedó confinado a las rutas comerciales secundarias del océano Pacífico, mientras
que el tráfico comercial más lucrativo (el del océano Atlántico) quedaba bajo dominio de
los puertos de Buenos Aires o Cartagena de Indias, fuera de la influencia del virreinato
peruano. La ciudad de Lima, antaño principal ciudad de Sudamérica y poseedora de una
vida cortesana y comercial comparable a la de la propia Madrid, perdió gran parte de su
antigua riqueza en la segunda mitad del siglo XVIII, a lo cual se unió la continua merma de
los ricos depósitos de plata de Potosí que habían sustentado la economía virreinal durante
dos siglos, hasta que todo el territorio de Charcas, también conocido como Alto Perú
(actual Bolivia) quedó unido al virreinato rioplatense en 1776. Los últimos años del
mencionado siglo, si bien generaron una administración más eficiente y un mejor manejo
de los recursos del virreinato en beneficio de España, mostraron un serio declive de la
riqueza general del virreinato peruano.
… debe depender el gobierno de Guayaquil del virrey de Lima y no del de Santa Fe, pues
éste no puede darle, como aquel en los casos necesarios, los precisos auxilios, siendo el de
Lima por la facilidad y la brevedad con que puede ejecutarlo, quien le ha de enviar los
correos de tropas, dinero, pertrechos, armas y demás efectos de que carece aquel
territorio; y por consiguiente, se halla en el caso de vigilar mejor, y con más motivo que el
de Santa
Fe, …
Y con la Real cédula del 10 de febrero de 1806, el rey ratifica que la agregación del
gobierno de Guayaquil al virreinato del Perú era absoluta y no solo en los asuntos militares:
Emancipación
Artículo principal: Guerras de independencia hispanoamericanas
A partir de los inicios del siglo XIX, se produjeron los estallidos revolucionarios en la
América española. El virrey José Fernando de Abascal y Sousa hizo del virreinato peruano
el baluarte, reducto y centro de la contrarrevolución en favor de la monarquía; desde este
virreinato se contuvo el avance de la revolución argentina, se reconquistó Chile y se
sofocaron los levantamientos de Quito. También fueron reprimidos todos los intentos
revolucionarios —en particular, la rebelión del Cuzco— y toda manifestación de signo
independentista en el propio virreinato. Sin embargo,
Guayaquil se proclamó Estado independiente en 1820
y recibió la ayuda gran colombiana del general Simón
Bolívar.
La sede virreinal fue trasladada al Cuzco y el virreinato español del Perú se mantuvo en los
territorios no independizados hasta el año 1824, en que —tras la batalla de Ayacucho— se
firmó la Capitulación de Ayacucho entre el general José de Canterac y Antonio José de
Sucre al mando de las fuerzas militares revolucionarias, dando fin al virreinato del Perú. La
capitulación fue aceptada sin resistencia por Pío Tristán a la cabeza del gobierno del
virreinato a la llegada al Cuzco del Ejército Libertador tres semanas más tarde. El 7 de abril
de 1825 el Alto Perú se independizó como República de Bolívar. En enero de 1826 se puso
fin a toda resistencia militar en Chiloé y en El Callao.
Ubicación territorial
El virreinato del Río de la Plata nació de una escisión del virreinato del Perú e integró los
territorios de las gobernaciones de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán y Santa Cruz de la
Sierra, el corregimiento de Cuyo (que hasta entonces pertenecía a la capitanía general de
Chile) y los corregimientos de la provincia de Charcas. Aquella jurisdicción estaba
conformada por los territorios correspondientes a las actuales repúblicas de Argentina
(incluyendo las disputadas islas Malvinas), Uruguay, Paraguay y Bolivia, así como también
partes que desde la segunda mitad del siglo XIX están incorporadas a Brasil, y sectores del
norte de Chile y del sureste de Perú. Además incluyó las islas africanas de Fernando Poo
(hoy Bioko) y Annobón en la actual Guinea Ecuatorial,4 cedidas por Portugal a España en
1777.
Se situaba en el Cono Sur de América del Sur sobre el océano Atlántico y es tema de
disputa si en algún momento poseyó costas en el océano Pacífico sur.
Razones que llevaron a la creación del virreinato
La enorme superficie que abarcaba el virreinato del Perú dificultaba las tareas de gobierno,
lo cual fue un poderoso motivo para la división de ese territorio.
Otras causas que influyeron en la decisión de efectuar esa separación fueron: la ambición
de Portugal sobre la Banda Oriental, en donde se hallaban la Colonia del Sacramento y las
Misiones Orientales, así como el constante avance lusitano sobre toda la frontera
hispanoportuguesa en América del Sur; la creciente importancia que iba cobrando Buenos
Aires como centro comercial; el valor del estuario del río de la Plata como entrada hacia el
interior del continente y la defensa de los puertos de Buenos Aires y Montevideo; y las
sucesivas expediciones de Gran Bretaña y de Francia sobre las costas de la Patagonia.
La real cédula de 1776 creó un virreinato personal en favor de Cevallos, 12 mientras durara
su permanencia en el territorio, dispensado de todas las formalidades y exigencias a las que
estaban sometidos los virreyes de acuerdo a las Leyes de Indias. El objetivo era poner en
manos del comandante de la expedición todos los recursos disponibles en los territorios del
Alto Perú, las gobernaciones del Paraguay, Tucumán y del Río de la Plata y el
corregimiento de Cuyo.
La real cédula expresaba «que luego que estéis navegando, á la salida de Cádiz, os deis á
reconocer por tal Virrey, Governador y Capitán General en todos los buques de guerra y
de trasporte, para que se hallen en esta inteligencia y estén á vuestras órdenes quantos ban
embarcados en ellos (sic)».
La flota partió de Cádiz el 13 de noviembre de 1776.
La expedición de Ceballos
Véase también: Segunda expedición de Cevallos a Río Grande
El rey enviaba la expedición «dirijida á tomar satisfacción á los portugueses por los
insultos cometidos en mis provincias del Rio de la Plata», de modo que su administración
sobre el territorio rioplatense y las ciudades de Cuyo incorporadas tendrían en principio un
fuerte carácter militar. En ese momento inaugural el virreinato del Río de la Plata incluyó a
todo el territorio que actualmente son los estados brasileños de Río Grande del Sur
(llamado por los españoles Río Grande de San Pedro), Santa Catarina y amplias zonas que
hoy son parte de Paraná y Mato Grosso del Sur así como pequeños sectores que
actualmente corresponden al oeste del Mato Grosso. Cevallos inició su campaña intentando
llevar el límite de los territorios portugueses al este de la línea del Tratado de Tordesillas
(que España situaba en la isla Cananéia) y para ello los desalojó de las plazas de Colonia
del Sacramento, Río Grande y la población de Nuestra Señora del Destierro -actual
Florianópolis- en la isla de Santa Catalina.
El 1 de octubre de 1777 fue firmado el Tratado de San Ildefonso entre España y Portugal,
que acordó la soberanía española sobre la Colonia del Sacramento y la isla San Gabriel,
pero obligó a España a renunciar definitivamente a la isla de Santa Catalina y al territorio
de Río Grande, al norte de la Banda Oriental, que había ido siendo ocupado paulatinamente
por Portugal y cuya posesión se había consolidado con el Tratado de Madrid (1750).
España recibió también la cesión de las islas de Annobón y Fernando Poo en el golfo de
Guinea.
El rey emitió el 27 de octubre de 1777 en San Lorenzo de El Escorial otra real cédula, por
la que dio por definitivamente constituido el virreinato, terminando con su carácter
excepcional y personal:
(...) Don Juan José de Vertiz, Teniente General de mis Reales Ejércitos: Por mi cédula de 1º
de agosto del año próximo pasado, tuve por conveniente nombrar para Virey, Gobernador
y Capitan General de las Provincias del Rio de la Plata, y distrito de la Audiencia de
Charcas con los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan de la Frontera ó del
Pico de la Gobernación de Chile, al Capitán General de mis Reales Ejércitos don Pedro de
Cevallos, mediante las circunstancias que entonces concurrían para ello, y durante se
mantuviese este Capitán General en la comisión á que fue destinado en esa América
meridional. Y comprendiendo ya lo muy importante que es á mi Real servicio y bien de mis
vasallos en esa parte de mis dominios la permanencia de esta dignidad, porque desde Lima
á distancia de mil leguas no es posible atender al Gobierno de las expresadas Provincias
tan remotas, ni cuidar á que el Virey de ellas dé la fuerza y conservación de ellas en tiempo
de guerra: He venido en resolver la continuación del citado empleo de Virey, Gobernador y
Capitán General de las Provincias de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa
Cruz de la Sierra, Charcas, y de todos los corregimientos, pueblos y territorios á que se
extiende la jurisdicción de aquella Audiencia, comprendiéndose assi mismo bajo del propio
mando y jurisdicción, los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que
estaban a cargo de la gobernación de Chile, con absoluta independencia del Virey de Perú
y del presidente de Chile (...)
Real cédula declarando permanente la erección del virreinato del Río de la Plata.
Al arribar a Buenos Aires el nuevo virrey, el teniente general Juan José de Vértiz y Salcedo,
Cevallos le entregó el mando el 28 de junio de 1778, retornando a España con la mayor
parte de las tropas con las que había expedicionero, muriendo el 26 de diciembre de ese
año.13
La Real Ordenanza de Intendentes
Ordenanza de Intendentes del Río de la Plata.
El 14 de abril de 1783 fue dictada la real cédula que restableció la Real Audiencia de
Buenos Aires, la cual tenga por distrito la provincia de este nombre y las tres del
Paraguay, Tucumán y Cuyo. La instalación solemne de la Real Audiencia tuvo lugar el 8 de
agosto de 1785.
Antes de que las reformas se llevaran a efecto, el 5 de agosto de 1783 el rey hizo en San
Ildefonso 17 modificaciones a la real ordenanza de 1782, manteniendo los gobiernos
político militares de Moxos y de Chiquitos, que había ordenado suprimir, y modificando las
intendencias de Cuyo, San Miguel de Tucumán y Santa Cruz de la Sierra que pasaron a ser
parte de Córdoba del Tucumán, Salta del Tucumán, y Cochabamba, respectivamente. El
régimen de intendencias fue puesto en vigor por el virrey en 1784.
En 1807 el Reino Unido intentó una segunda invasión con el mismo fin de apoderarse del
Río de la Plata, la que finalizó con idéntico resultado y que frustró los planes colonialistas
británicos en el virreinato.
Si bien no tuvieron éxito, las invasiones inglesas (que no fueron algo repetido en otras
regiones españolas en América) colaboraron con la crisis política que se desencadenaría en
el virreinato del Río de la Plata y acabaría en la Revolución de Mayo. Estos sucesos dejaron
en evidencia la fragilidad del orden colonial español, ya sea de sus instituciones
administrativas, de sus funcionarios y de su defensa militar.
Napoleón Bonaparte y José I enviaron al marqués de Sassenay al Río de la Plata con el fin
de hacer jurar lealtad al nuevo monarca impuesto en España por la ocupación francesa y dar
a conocer las Abdicaciones de Bayona de los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII.
Cuando el marqués de Sassenay llegó a Buenos Aires en julio de 1808, el virrey Santiago
de Liniers realizó consultas con la Real Audiencia y con el cabildo de Buenos Aires para
decidir qué posición tomar, pero tanto el cabildo como la audiencia rechazaron las
exigencias francesas y quemaron los pliegos que les había presentado el enviado de
Napoleón, a quien otorgaron un breve plazo para abandonar la ciudad. Sassenay se dirigió a
Montevideo pero allí fue apresado por el gobernador Francisco Javier de Elío. El 21 de
agosto se realizó en Buenos Aires la jura de reconocimiento del rey Fernando VII como
soberano español. En septiembre de 1808 Liniers declaró la guerra a Napoleón y a José I y
reconoció la Junta Suprema Central instalada en Sevilla. José Manuel de Goyeneche fue
enviado como delegado para hacer jurar en el Perú y el Río de la Plata lealtad a la Junta de
Sevilla. Posteriormente la junta envió a Baltasar Hidalgo de Cisneros como nuevo virrey en
reemplazo de Liniers.
Para sofocar las revueltas de Chuquisaca y La Paz, el virrey Cisneros envió desde Buenos
Aires un contingente de quinientos hombres al mando de Vicente Nieto, secundado por el
capitán de navío José de Córdoba y Rojas. La expedición partió el 4 de octubre de 1809 y al
llegar a Chuquisaca no hizo falta que entraran en combate, pues el foco insurreccional le
prestó acatamiento, mientras que La Paz fue ocupada por Goyeneche con fuerzas del
virreinato del Perú.
El 19 de enero de 1811 Francisco Javier de Elío declaró a Montevideo capital del virreinato
y asumió como virrey del Río de la Plata, cargo para el que fue nombrado por el Consejo de
Regencia el 31 de agosto de 1810, pero la población rural de la Banda Oriental rechazó su
autoridad en febrero de 1811, hecho conocido como "Grito de Asencio". El 18 de mayo de
ese año, José Gervasio Artigas derrotó en la batalla de Las Piedras al jefe realista José
Posadas, quedando Elío sólo con el control de la Colonia del Sacramento y la sitiada ciudad
de Montevideo, mientras que las tropas revolucionarias de la junta de Buenos Aires
controlaban el resto de la Banda Oriental.
Por orden del Consejo de Regencia, Elío dejó el cargo de virrey el 18 de noviembre de
1811, asumiendo el mariscal de campo Gaspar de Vigodet como capitán general y
gobernador de las provincias del Río de la Plata y presidente de la Real Audiencia de
Buenos Aires. A mediados de diciembre Elío se embarcó para España.
Tres importantes hechos fueron determinantes para la gesta revolucionaria de la región del
Río de la Plata. Dos batallas, las únicas de carácter campal que se libraron en el actual
territorio argentino durante el transcurso de la guerra de la Independencia, decidieron
sendas victorias de los ejércitos patriotas sobre los reales y se debieron al general
independentista Manuel Belgrano. A la batalla de Tucumán, librada el 24 y 25 de
septiembre de 1812, denominada por su vencedor como "el Sepulcro de la Tiranía", le
siguió un segundo triunfo rioplatense en la batalla de Salta, el 20 de febrero de 1813, que
logró expulsar a los ejércitos del rey de la ciudad y que liberó definitivamente a las
provincias ubicadas al sur del dominio realista. El 23 de junio de 1814 Vigodet —último
gobernante español propio del virreinato del Río de la Plata— se rindió en Montevideo a
las tropas revolucionarias comandadas por el general Carlos María de Alvear, quedando la
Banda Oriental también libre de la dominación de la corona española.
La banda de los Hermanos Pincheira continuó desde 1817 realizando saqueos y ataques en
nombre del rey de España en Chile, Cuyo y la Patagonia argentina hasta su derrota
definitiva en la batalla de las lagunas de Epulafquen el 14 de enero de 1832 por obra del
general chileno Manuel Bulnes.
En la segunda mitad del siglo XIX, España reconoció sucesivamente la independencia de
las repúblicas surgidas del virreinato (fechas de los canjes de ratificaciones de los tratados):
Argentina (27 de junio de 1860), Bolivia (12 de febrero de 1861), Paraguay (8 de abril de
1882) y Uruguay (9 de octubre de 1882).
Organización Territorial Del Virreinato
Artículos principales: Organización territorial del Virreinato del Río de la Plata y Diócesis
católicas indianas españolas.
Existían además varias comandancias político militares ubicadas en zonas de frontera con
el Brasil portugués, y por esto particularmente militarizadas, y otras ubicadas en puntos
estratégicos y vulnerables (como la Comandancia de las Islas Malvinas) , las cuales estaban
bajo la dependencia directa del virrey.
• Rutas Comerciales: Las rutas comerciales terrestres y marítimas pasaban por el Perú,
conectando el virreinato con otras colonias y Europa.
• Punto de Encuentro: El Perú era un punto de encuentro para diferentes grupos étnicos
y culturales, lo que contribuyó a su diversidad.
Estas son solo algunas de las principales minas en el Virreinato del Perú, pero hubo muchas
otras que también desempeñaron un papel importante en la economía colonial.
En el Virreinato del Perú, las principales minas eran las de Potosí y las de Huancavelica.
Estas minas tuvieron un impacto significativo en la economía regional de varias maneras:
En resumen, las principales minas del Virreinato del Perú, especialmente las de Potosí y
Huancavelica, tuvieron un impacto profundo en la economía regional, generando riqueza,
impulsando el crecimiento urbano y transformando la estructura social y económica de la
región.
La minería de plata también fue significativa en el Virreinato del Río de la Plata, aunque en
menor medida que en otras regiones como el Virreinato del Perú o Nueva España. En el área
del Río de la Plata, que incluía regiones como Argentina, Uruguay, Paraguay y partes de
Bolivia, la minería de la plata no alcanzó los mismos niveles de producción masiva como en
otras partes del imperio español. Sin embargo, la extracción de plata y otros minerales fue
importante para el desarrollo económico de la región, contribuyendo a la expansión de la
colonización española y al crecimiento de ciudades como Potosí y Buenos Aires. Además, la
minería de plata en el Río de la Plata fue un factor clave en el establecimiento de rutas
comerciales y en el intercambio económico entre América y Europa.
El Virreinato del Río de la Plata, ubicado principalmente en la región que hoy conocemos
como Argentina, Uruguay, Paraguay y partes de Bolivia y Brasil, tenía varias minas
importantes durante la época colonial. Algunas de las más destacadas eran:
1. Potosí: Aunque se encontraba fuera de los límites geográficos del Virreinato del Río
de la Plata, la mina de Potosí, ubicada en el actual territorio de Bolivia, fue una de
las más ricas y famosas de toda América. La plata extraída de Potosí era vital para la
economía del virreinato.
2. Cerro Rico de Potosí: Este cerro era el lugar donde se encontraba la famosa mina de
Potosí. Fue una de las principales fuentes de plata durante la época colonial.
3. Minas de oro en la región de Córdoba: En la actual provincia de Córdoba, Argentina,
se encontraban varias minas de oro que fueron explotadas durante la colonización
española.
4. Minas de plata en la región de Salta: En la provincia de Salta, Argentina, también se
encontraban minas de plata que contribuyeron a la economía del virreinato.
Estas son solo algunas de las principales minas en el Virreinato del Río de la Plata, que
desempeñaron un papel crucial en la economía colonial española en América del Sur.
En el Virreinato del Río de la Plata, las principales minas eran las de Potosí, Cerro Rico,
ubicadas en lo que hoy es Bolivia, y las minas de oro y plata en las regiones de Córdoba y
Salta, en lo que hoy es Argentina.
En resumen, las principales minas del Virreinato del Río de la Plata tuvieron un impacto
profundo en la economía regional, generando riqueza, impulsando el crecimiento urbano y
transformando la estructura social y económica de la región.
CAPITALES (LIMA Y BUENOS AIRES): ¿QUÉ PAPEL DESEMPEÑARON EN LA
VIDA COLONIAL? - LA INFLUENCIA CULTURAL, LA ARQUITECTURA Y LAS
INSTITUCIONES EDUCATIVAS EN CADA VIRREINATO
- Capital: Lima: Lima era una ciudad importante debido a su ubicación estratégica en
la costa del Pacífico y su papel como centro administrativo y comercial del virreinato. Se
convirtió en una ciudad cosmopolita y próspera debido a la riqueza generada por la minería,
especialmente la extracción de plata en Potosí.
- Papel en la Vida Colonial: Lima fue el corazón político y económico del virreinato.
Como capital, albergaba las principales instituciones gubernamentales y comerciales, así
como una floreciente vida cultural y social.
- Capital: Buenos Aires: Buenos Aires era una ciudad portuaria estratégica ubicada en
la desembocadura del Río de la Plata. Si bien inicialmente fue eclipsada por ciudades como
Lima, su importancia creció rápidamente debido al comercio y la ganadería.
Felipe II (1527-1598)
Durante su reinado, el virreinato del Perú fue establecido y se sentaron las bases para la
evangelización de los indígenas. Fue un rey aguerrido y luchador. Logró sacar a los
remanentes moros de Granada no sin antes pasar por una cruenta guerra con los infieles
andaluces. Derrotó a los turcos en Lepanto (1574), pero no pudo con la escuadra inglesa
perdiendo la Armada Invencible su peor combate en 1588.
Baltazar Gavilán
Escultor limeño. De condición mestiza, fue un escultor excepcional cuya versación en la
madera le valió el reconocimiento hasta del mismo virrey. Su obra más importante la
constituye la Alegoría de la Muerte, realista talla de un esqueleto de 1.95 metros que se
encuentra actualmente en el convento de San Agustín.
Matías Maestro
(1760-1835).- Famoso presbítero que introdujo los cánones del arte neoclásico en el Perú.
Fue un arquitecto de renombre: restauró la catedral y la iglesia de Santo Domingo así como
la casa de ejercicios de Santa Rosa. Siguiendo los conceptos de higiene que los borbones
implantaron a sus colonias, el virrey Abascal contó con los servicios de Maestro para la
elaboración de los planos del Cementerio General.
Fue miembro de la Sociedad Patriótica y director de la Beneficencia Pública (1826-1835).
Toribio de Mogrovejo
(1538-1606).- Llegó al Perú en calidad de arzobispo (1581) y fue uno de los más
entusiastas propulsores de la evangelización y defensa de los indígenas. Durante 25 años se
encargó de la vida clerical en el Perú celebrando tres concilios y 13 sínodos diocesanos en el
virreinato. Murió en olor a santidad y se le beatificó en 1679. Fue declarado santo el 10 de
diciembre de 1726.
Angelino Medoro
(1565-1631).- Se estima que Medoro arribó al Perú en 1599 procedente de Quito. Pintor de
gran renombre, tuvo su taller en el Cercado de Indios y tuvo muchos discípulos a los que
adiestró bajo las técnicas italianas. En sus obras plasmó un naturalismo y detalles
compositivos que anunciaban la llegada del barroco. Se cree que fue esta razón la que lo
llevó acercarse a los franciscanos pues sus "concepciones teológicas favorecían un estilo
naturalista y descriptivo". Destacan los cuadros: Nuestra señora de los Angeles y San Diego
y San Antonio de Alcalá (Convento de los Descalzos).
EL VIRREY
El virrey fue el representante directo del rey en territorio ultramarino. Muchas veces fue el
mismo rey quien se encargaba de revisar los nombres de los posibles vicesoberanos. Si bien
hasta 1570 las funciones del virrey no quedaron establecidas, el punto de inflexión lo marcó
la llegada de Francisco Toledo, quien reguló la personalidad jurídica y política de dicho
cargo administrativo. El virrey tuvo dos campos de acción bien definidos: fue la máxima
autoridad en la administración pública (que incluía el manejo del tesoro público y el
nombramiento de autoridades) y el principal responsable de la defensa del territorio, pues en
su cargo de Capitán General y Gobernador debía resguardar el virreinato de los ataques de
corsarios y piratas, y de las agresiones internas, producto de revueltas o insurrecciones
populares (aunque éstas no ocurrieron significativamente sino hasta el siglo XVIII).
Como cabeza del reino fue siempre responsable del manejo de los fondos fiscales y de los
gastos extraordinarios, como, por ejemplo, la construcción de barcos para la defensa del
litoral o la edificación de las murallas de Lima. De igual manera, fue el principal impulsor
de la minería en los Andes y del desarrollo de la agricultura y ganadería, otorgando
mercedes a particulares o nombrando autoridades que velaran por el buen desarrollo de las
actividades agropecuarias.
En un principio el mandato del visor reyes no debía exceder los 3 años. Sin embargo, debido
al extenuante, prolongado y peligroso viaje que representaba llegar a América y también
tomando en cuenta el tiempo que tardaban en ponerse al corriente de la situación
administrativa, el Consejo de Indias amplió su estancia a 5 años. Aun así, la mayoría de
virreyes se quedaron en el cargo mucho más tiempo que el asignado.
Durante su gobierno, el virrey debía actuar como protector y defensor de indios y podía
además nombrar lugartenientes, corregidores y alcaldes mayores, así como tenientes de
alguacil de Lima y Callao para la buena administración de justicia y la adecuada aplicación
de policía. El virrey fue el presidente de la Audiencia de Lima, máxima entidad
administradora de justicia en el virreinato peruano.
Terminado su mandato, debía rendir cuentas ante el Consejo de Indias a través del Juicio de
Residencia. En este juicio se escudriñaba el comportamiento del virrey en las Indias y si es
que había obrado dentro del marco legal y administrativo impuesto por la corona. Podían
intervenir testigos de toda condición para informar sobre la administración virreinal.
Para controlar las acciones del virrey, así como para ponerle límites a sus intereses en el
Perú, el Consejo de Indias creó leyes específicas para ellos. Las principales leyes versaban
principalmente en el terreno personal: no podían contraer matrimonio con alguna mujer
perteneciente a la jurisdicción que administraba, así como tampoco podían ejercer comercio
alguno; sin embargo, muchas veces estas leyes no fueron acatadas. Desde 1613 todos los
virreyes estaban obligados a elaborar una memoria para informar a su sucesor y al rey sobre
sus actividades en el Perú. Estas memorias fueron de gran utilidad para los virreyes
sucesores, pues le otorgaban un panorama general del virreinato, tanto en lo administrativo,
judicial y económico, como en lo social.
El virreinato del Perú (oficialmente el Reino del Perú) fue una entidad territorial del Imperio
español creada por la Corona española en el año 1542, con capital en la Ciudad de Lima,
durante su dominio en el Nuevo Mundo. Las fronteras del virreinato del Perú se
establecieron por primera vez el 13 de septiembre de 1543. Los primeros dos siglos, su
territorio comprendía casi toda América del Sur, incluyendo Panamá y algunas islas de
Oceanía. Aunque no incluía Venezuela que dependía del virreinato de Nueva España, ni los
territorios al este de la línea del Tratado de Tordesillas que pertenecían al Imperio portugués.
Dos siglos después, tras las Reformas Borbónicas, su inmenso territorio sufrió tres
importantes mermas, al norte, al este y al sur. En 1717, se creó el virreinato de Nueva
Granada al norte. En 1776, se creó el virreinato del Río de la Plata al sur. Al mismo tiempo,
el virreinato del Brasil extendía sus fronteras tomando territorios de la Amazonia. En 1798,
se separó del virreinato la Capitanía General de Chile que comprendía la parte central de la
actual república de Chile.
En el Virreinato del Río de la Plata, algunos de los líderes más destacados fueron:
3. José de San Martín: Aunque nació en el Virreinato del Río de la Plata, San Martín
es más conocido por su liderazgo en las campañas de independencia de Argentina, Chile y
Perú. Es considerado uno de los padres de la independencia sudamericana.
Idioma: La influencia del idioma español en América Latina es quizás el legado más
evidente. El español se convirtió en el idioma dominante en la región y es una parte integral
de la identidad cultural de los países que formaron parte del virreinato.
Religión: La religión católica se arraigó profundamente en la región, y su presencia sigue
siendo prominente en las prácticas culturales y las festividades.
Arquitectura: El Virreinato de Nueva España es conocido por su rica herencia
arquitectónica, con estilos como el barroco, neoclásico y churrigueresco que se reflejan en
las construcciones religiosas y civiles.
Arte: La fusión de las culturas española e indígena dio lugar a una expresión artística única,
visible en la pintura, escultura y otras artes visuales.
Gastronomía: Los aportes en la gastronomía son notables, con una mezcla de ingredientes y
técnicas culinarias que han dado lugar a platos distintivos que son parte esencial de la
cocina mexicana y centroamericana.
El Virreinato del Perú, establecido en 1542, dejó un legado duradero que ha moldeado la
identidad cultural, social y política de la región. Aquí hay algunos aspectos destacados de
este legado:
Arquitectura y Urbanismo: Las ciudades del Virreinato del Perú, como Lima y Cuzco,
conservan un rico patrimonio arquitectónico colonial. Plazas, iglesias y palacios reflejan el
estilo barroco y renacentista de la época.
Mestizaje Cultural: La mezcla de las culturas indígena, africana y española dio lugar a una
identidad cultural única, con tradiciones, costumbres y una gastronomía que son un reflejo
de esta diversidad.
Arte y Literatura: Se desarrolló una rica tradición artística y literaria, con obras que aún hoy
son consideradas clásicas en la literatura y el arte peruano y sudamericano.
Economía: La explotación de recursos naturales, especialmente la plata y el oro, y la
introducción de cultivos como la vid y el olivo tuvieron un impacto duradero en la
economía de la región.
Religión: La religión católica, impuesta como la oficial, tuvo un gran poder e influencia en
la sociedad y sigue siendo predominante en muchos aspectos culturales de los países que
formaron parte del virreinato.
Legado Cultural: El Virreinato de Nueva Granada fue un centro importante para la cultura
colonial, con un legado que incluye la arquitectura, el arte y las tradiciones que aún se
mantienen vivas en la región.
El Virreinato del Río de la Plata jugó un papel crucial en la historia de América del Sur, y su
legado aún se refleja en la organización política, la economía y la cultura de los países del
Cono Sur.
Los virreinatos fueron una parte fundamental de la historia de América durante la época
colonial. Estas divisiones administrativas establecidas por la corona española tuvieron un
impacto significativo en la cultura, la política y la economía de los territorios colonizados. A
través de los virreinatos se establecieron vínculos y conexiones entre Europa y el Nuevo
Mundo, dando lugar a una fusión de culturas y tradiciones.
La creación de los virreinatos tuvo como objetivo principal establecer un sistema eficiente
de gobierno y administración en los territorios conquistados. A través de esta estructura, la
corona buscaba ejercer control sobre las colonias, garantizar la lealtad de los pobladores y
asegurar la explotación de los recursos.
Los virreinatos se organizaron de manera similar a la monarquía española, con la figura del
virrey como máxima autoridad. Este cargo era ocupado por personas de confianza del rey,
quienes gozaban de amplios poderes políticos, militares y judiciales.
Los virreinatos también contaban con un sistema burocrático complejo, compuesto por
gobernadores, corregidores y otros funcionarios encargados de gestionar los asuntos
cotidianos de la colonia. Esta estructura administrativa permitió a la corona mantener el
control sobre los territorios y asegurar el cumplimiento de sus políticas.
Uno de los principales beneficios de los virreinatos fue la centralización del poder y la
consolidación del dominio español en América. Esto permitió una mayor eficiencia en la
administración de los territorios y facilitó la implementación de políticas y medidas en
beneficio de la corona.
Los virreinatos fueron una forma de gobierno y administración implementada por la corona
española en América durante la época colonial. Su legado perdura hasta nuestros días,
influenciando no solo la organización política y administrativa de la región, sino también su
cultura y sociedad. Los virreinatos representan un fascinante capítulo en la historia de
América y son un testimonio vivo del encuentro entre dos mundos.
La arquitectura también reflejó estas influencias culturales. Los virreinatos fueron testigos
de la construcción de majestuosas catedrales y palacios de estilo barroco, que combinaban
elementos arquitectónicos europeos con motivos indígenas y africanos. Un ejemplo
destacado es la Catedral de Lima en Perú, que combina el estilo renacentista español con
detalles de la cultura inca.
El arte también fue un medio de expresión del mestizaje cultural en los virreinatos.
Los artistas mestizos crearon obras que fusionaban técnicas y estilos europeos con temas y
símbolos indígenas y africanos. Estas obras, conocidas como arte virreinal, reflejaban la
realidad y las tradiciones de la época. Un ejemplo destacado es la obra del pintor peruano
Juan Rodríguez Juárez, quien retrató a la nobleza indígena en sus cuadros, utilizando
técnicas del arte barroco europeo.
Los virreinatos en América fueron lugares de encuentro y mestizaje cultural. Las influencias
indígenas, españolas y africanas se fusionaron para crear una riqueza cultural única. La
religión, la arquitectura, el arte, la gastronomía y las tradiciones son solo algunos ejemplos
de cómo estas influencias se manifestaron en la vida cotidiana de los virreinatos. Explorar y
valorar este legado nos permite comprender mejor la historia y cultura de América Latina.
Un caso de uso interesante para comprender la importancia del arte virreinal es el estudio de
la iconografía religiosa. Las representaciones de santos, vírgenes y pasajes bíblicos en las
pinturas y esculturas virreinales nos muestran cómo se fusionaron las creencias y tradiciones
indígenas con la religión católica impuesta por los colonizadores. Estas obras de arte son
una muestra tangible de la transculturación que tuvo lugar durante este período, y nos
permiten adentrarnos en la mente y el corazón de las poblaciones colonizadas.
El arte y la arquitectura virreinal son un legado fascinante que nos permite comprender la
opulencia y la religiosidad de la época colonial en América. Estas obras maestras son un
reflejo de la identidad cultural de las colonias y nos invitan a explorar y valorar nuestra
historia y nuestra cultura.
Una de las características más fascinantes de los virreinatos en América es la fusión de las
festividades y tradiciones populares, que combinaban los ritos indígenas con las
celebraciones europeas. Estas festividades eran la manifestación de la diversidad cultural y
religiosa que existía en estas colonias.
En los virreinatos, los colonizadores europeos llevaron consigo sus propias festividades y
tradiciones, como la Semana Santa, la Navidad y el Carnaval. Estas celebraciones se
mezclaron con las festividades indígenas, creando una combinación única de ritos y
costumbres.
Un ejemplo de esta fusión cultural es el Día de los Muertos, una festividad que se celebra en
México y otros países de América Latina. Esta tradición tiene sus raíces en las creencias
indígenas prehispánicas sobre la muerte, pero se ha fusionado con la celebración católica del
Día de Todos los Santos. Durante esta festividad, las familias construyen altares en sus
hogares para recordar a sus seres queridos fallecidos, llenándolos de ofrendas de comida,
bebida y objetos personales. Esta combinación de ritos indígenas y católicos es un claro
ejemplo del legado de los virreinatos en América.
Otro caso interesante es el Carnaval de Barranquilla en Colombia. Esta festividad tiene sus
orígenes en las tradiciones africanas traídas por los esclavos durante la época colonial. Sin
embargo, a lo largo de los años, se han incorporado elementos europeos, como las
comparsas y los disfraces, creando una celebración única que combina la música, el baile y
la alegría de diferentes culturas.
Las festividades y tradiciones populares en los virreinatos son un reflejo del legado cultural
y religioso de las colonias en América. La fusión de los ritos indígenas y las celebraciones
europeas creó una combinación única de festividades que continúan siendo parte
fundamental de la cultura latinoamericana. Estas celebraciones son un ejemplo vivo de la
diversidad y riqueza cultural de los virreinatos, y un lugar donde la historia y la cultura se
unen en un solo lugar.
Las universidades fueron una de las instituciones más destacadas que se establecieron en los
virreinatos. Estas instituciones educativas no solo brindaron educación a la élite local, sino
que también se convirtieron en centros de investigación y producción intelectual. Ejemplos
concretos de estas universidades incluyen la Universidad de San Marcos en Lima, fundada
en 1551, y la Universidad de San Carlos en Guatemala, fundada en 1676. Estas instituciones
jugaron un papel fundamental en la formación de profesionales en áreas como la teología, la
medicina, la jurisprudencia y las ciencias naturales.
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