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TRASTORNOS GENERALIZADOS DEL DESARROLLO

Los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) se expresan por compromiso en la socialización,
déficit del desarrollo del lenguaje (verbal y no verbal) e intereses restringidos con conductas
estereotipadas. Comienzan en los primeros años de la vida, con la manifestación de graves
deficiencias en diversas áreas del funcionamiento de la persona (la comunicación, las emociones, las
relaciones sociales, etc.), produciendo un deterioro generalizado del proceso evolutivo. Aunque se
inicia en estos primeros momentos, las complicaciones y déficits se producen a lo largo de todo el
ciclo vital, requiriéndose no sólo un diagnóstico precoz, sino una intervención continuada, tanto con
el paciente como con la familia y la comunidad.
“Trastorno Geralizado del Desarrollo” (Pervasive Developmental Disorder (PDD)) es utilizado
ampliamente por profesionales para referirse a niños con autismo y trastornos relacionados. Sin
embargo, se debería saber que existe mucho desacuerdo, así como confusión, entre los profesionales
en lo referente de la clasificación del “Trastorno Generalizado del Desarollo.” Hasta que se sepa
mucho más acerca de la causa del autismo, continuará habiendo desacuerdos entre todas las
autoridades competentes en cuanto al diagnóstico e identificación del autismo, y en cuanto a su
clasificación en forma apropiada.
Trastornos:
1. Autismo infantil y Autismo Atípico
2. Trastorno desintegrativo (Síndrome de Heller)
3. Trastorno hipercinético con Retraso Mental y movimientos estereotipados
4. Trastorno esquizoide
5. Síndrome de Asperger
6. Síndrome de Rett
7. Débil coherencia central (CC)
8. Trastorno en la cognición social
9. Trastorno generalizado del desarrollo no especificado (TGD-NOS)
10.Síndrome de Williams
OJO: Para cada trastorno consultar:
Descripción general del trastorno, síntomas, causas, patrones de comportamiento,
¿Cuándo consultar al médico?, factores de riesgo, complicaciones y prevención
Tratamiento: No hay cura conocida para los TGD. Se usan algunos medicamentos para tratar
problemas conductuales específicos; la terapia en los niños con TGD debe especializarse de acuerdo
a la necesidad. Algunos niños con TGD se benefician de salones de clase especializados en los cuales
el grupo es pequeño y la instrucción se da de forma personalizada. Otros funcionan bien en aulas de
educación especial estándar o en aulas normales con apoyo adicional.
Existe un consenso internacional acerca de que la Atención Temprana puede modificar, al menos en
ciertos casos, el mal pronóstico tradicionalmente asociado a los TGDs. Existen, sin embargo,
marcadas diferencias individuales en la respuesta al tratamiento. Se evidencian mejoras en cuanto al
CI, las capacidades visuoespaciales y el lenguaje, aunque no en cuanto a las capacidades socio-
adaptativas. No obstante, la ausencia de programas específicos para los TGDs en la mayoría de las
unidades de intervención temprana, la dispersión teórica sobre el enfoque terapéutico que se debe
seguir, la ausencia de control sobre los tratamientos aplicados, y la falta de formación específica y de
directrices adecuadas con respecto a los métodos de intervención hacen difícil su aplicación (o la
derivación especializada, en su caso) en la mayoría de las Unidades de Salud Mental. El tratamiento
de los TGDs debe cumplir cuatro requisitos fundamentales:
1) Debe ser individualizado: no existe un programa terapéutico único e igual para todas las
personas afectadas.
2) Debe ser estructurado: la enseñanza organizada es un elemento imprescindible de cualquier
intervención.
3) Debe ser intensivo, y extensivo a todos los contextos de la persona: es necesario conseguir que
las personas clave en la educación del paciente (familiares y profesionales) aprovechen todas las
oportunidades para aplicar el plan individualizado, incluidos los contextos naturales que favorezcan la
generalización de las conductas adquiridas en entornos más estructurados, y con una dedicación de
al menos 20-25 horas semanales.
4) La participación de ambos progenitores se ha identificado como un factor fundamental para
el éxito: la familia debe coordinarse con el profesorado y otros profesionales de apoyo para participar
en la determinación de objetivos y de sistemas que se vaya a utilizar (comunicación aumentativa,
ayudas visuales, uso de nuevas tecnologías, historias sociales, etc.).
Los abordajes terapéuticos de los TGDs son todos ellos sintomáticos, no curativos. Dentro de este
encuadre, los tratamientos farmacológicos no son un objetivo en sí, sino que tienen como función
facilitar el uso de otras estrategias terapéuticas, cuyo desarrollo exige cierto nivel de control
comportamental y atencional. La única excepción en este sentido es el tratamiento dirigido a los
trastornos comórbidos específicos (p. ej., el (TOC) Trastorno obsesivo compulsivo).

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