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Psiquiatria.com.

2020 VOL 24

Artículo editorial

Autismo en la pandemia de COVID-19


Marcos Altable Pérez
Neuroceuta

Resumen
La prevalencia del autismo en la población mundial es de aproximadamente el 1%. El
panorama actual que estamos experimentando con la pandemia de COVID-19 dificulta que
muchas personas comprendan y asimilen todo lo que está sucediendo. En niños y adultos con
autismo, esta dificultad puede llegar a ser extrema, tanto en niños como en adultos. Sin
embargo, hay algunas recomendaciones para ayudar a procesar y asimilar esta situación y así
evitar o reducir complicaciones en esta población. Estas pautas son sencillas, aunque dificiles
en su desempeño, y pueden contribuir a mantener al paciente con autismo y sus cuidadoores
o familiares en una situación más llevadera.

Palabras clave: Autismo, trastorno del espectro autista, COVID-19, pandemia,


recomendaciones, cuidadores.

Abstract
The worldwide population prevalence of autism is about 1%. The current panorama that we
are experiencing with the COVID-19 pandemic, makes it difficult for many people to
understand and assimilate everything what is happening. In persons with autism, this difficulty
can become extreme, both in children and adults. However, there are some recommendations
to help process and assimilate this situation and like this avoid or reduce complications in this
population. This reconmmendations are simple but exist dificulty in perfom them. However,
they can help keep the loved ones and their family members more bearable.

Key words: COVID-19, autism spectrum disorder, pandemic, recommendations, caregivers

Psiquiatria.com – ISSN: 1137-3148


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Introducción
La prevalencia del autismo en la población mundial es de aproximadamente el 1%. El
panorama actual que estamos experimentando con la pandemia de COVID-19 dificulta que
muchas personas comprendan y asimilen todo lo que está sucediendo. En niños y adultos,
esta dificultad puede llegar a ser extrema, tanto en niños como en adultos.
El autismo se encuentra actualmente englobado en el llamado trastorno del espectro autista
(TEA), así que en adelante usaremos ambos términos de forma indistinta. Se puede definir
como un trastorno multifactorial severo que se caracteriza por un conjunto de peculiaridades
específicas en las áreas de comunicación social, intereses restringidos y conductas repetitivas
[1]. Estas personas tienen perfiles cognitivos atípicos, con cognición y percepción sociales
deterioradas, disfunción ejecutiva y procesamiento de información y percepción atípica. La
práctica del aislamiento y la cuarentena, una medida preventiva importante, tiene
implicaciones en la libertad civil y la práctica clínica [2].
Dadas las claras dificultades derivadas de la pandemia que presentan las personas con TEA,
ellas y sus cuidadores pueden verse seriamente afectadas [2]. Todos los aspectos del
confinamiento pueden influir en las complicaciones de la vida de diferentes maneras. Sin
embargo, hay algunas recomendaciones para ayudar a procesar y asimilar esta situación y así
evitar o reducir complicaciones en esta población.
La rutina y la firmeza son esenciales para las personas con TEA. Incluso los cambios más
pequeños y comunes pueden resultar molestos. COVID-19 ha traído el fin de la rutina, la
actividad escolar, los programas especiales en la escuela, los programas diurnos y, en algunos
casos, el apoyo en el trabajo.
La mayoría de la gente que sufre autismo participan en múltiples formas de terapia (del habla,
ocupacional, física, social, conductual y/o psicológica). En la mayoría de los casos, continuar
con estas terapias es imposible.
Muchas personas en el espectro autista son inusualmente exigentes con los alimentos que
comen. Su dieta puede consistir en alimentos específicos o limitarse sólo a ciertas marcas.
Durante esta crisis, resulta difícil ir a una tienda de comestibles, y mucho menos encontrar
una marca específica de un alimento específico. La falta de alimentos familiares, conocidos
por su rutina diaria, puede ser increíblemente estresante en el TEA.

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Todos ellos confían en sus relaciones con maestros, terapeutas, familiares y cuidadores
específicos [3]. Durante esta crisis de salud, el acceso a esas personas puede ser limitado o
inexistente, lo que puede contribuir a un aumento del estrés y los problemas de
comportamiento.
Algunas personas con TEA viven en entornos fuera del hogar y, al igual que en los hogares de
ancianos, estos entornos ahora se consideran "prohibidos" para los miembros de la familia.
Esta falta de interacción con conocidos puede ser estresante para todos.
La pandemia de COVID-19 plantea desafíos para las familias con miembros que sufren TEA.
Cuando estos miembros de la familia luchan con el estrés y la ansiedad, es probable que las
personas que los rodean también lo hagan [4]. Luchan por mantener la rutina, ya que todas
las personas con autismo necesitan rutina y consistencia. Esto es difícil (o imposible) de
proporcionar si está atrapado en su casa, trabajando desde casa, apoyando la educación de
otros niños o lidiando con una enfermedad [5].
Puede haber problemas para comunicar la situación actual. Puede ser difícil explicar la
pandemia de COVID-19 a la gente con autismo, que pueden tener dificultades en la recepción
del lenguaje o asociar discapacidades intelectuales.
Por otro lado, aunque todos los niños y padres tienen dificultades con la educación en este
momento, es particularmente difícil para las familias con necesidades especiales acceder a los
programas, apoyos educativos y otros recursos a los que tienen derecho.

¿Cómo apoyar a tu ser querido con autismo?


Puede llevar mucho tiempo conseguir que un ser querido afectado regrese a sus actividades
y rutinas diarias. Para vivir y poder sobrellevar esto, los padres (en el caso de los niños) y otros
miembros de la familia deben establecer y mantener un estilo de vida en el hogar que se
adapte y funcione lo suficientemente bien para todos.

Ayuda a entender lo que está sucediendo.


No todos los niños o adultos con TEA pueden entender los detalles de una pandemia viral
global, pero la gran mayoría puede entender los conceptos básicos.

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Enseñar consejos de seguridad.


Asegúrese de que la persona aprenda a mantener una higiene adecuada. A través del lavado
frecuente de manos, durante al menos 20 segundos, cubrirse la nariz y la boca al toser o
estornudar, mantener la distancia social y usar una mascarilla cuando está en público. Si fuera
difícil aplicar estas medidas, debería mantenerse alejado de las tiendas y otros entornos
grupales durante este tiempo.

Mantener conexiones sociales.


Muchos de quienes padecen TEA están acostumbrados a interactuar regularmente con
familiares, amigos o personal de apoyo, por lo que la comunicación a través de Internet o por
teléfono se puede utilizar para mantener estas relaciones importantes [6].

Establecer una rutina.


La mayoría de las personas, con autismo o no, trabajan mejor con una rutina y un horario
establecidos, pero puede ser difícil cumplirlo si esto no es necesario para el trabajo o la
escuela. Para quienes sufren TEA, una rutina puede marcar la diferencia entre una vida familiar
tranquila y placentera y días llenos de crisis emocionales y atropellos. Las rutinas no deben ser
complejas, solo deben ser consistentes. Establezca horarios regulares de comida y ayude al
miembro de la familia con de autismo cuando sea la hora de prepararse para comer. El uso de
temporizadores y alarmas puede ser útil, de modo que el miembro de la familia autista sepa
qué esperar y cuándo esperarlo. También es importante tratar de ofrecer alimentos familiares
y preferidos en este estresante momento. En el caso de los niños, una herramienta
imprescindible son las agendas visuales (Fig. 1) y su utilización adaptadas a la nueva rutina. Se
tratan de un tipo de horario donde quedan plasmadas todas las actividades de la semana de
manera que el niño tiene una guía visual para saber qué actividad le toca en cada momento.
Favorecen una sensación de tranquilidad y de tener todo bajo control, además a los padres
les puede servir para anticiparles lo que van a hacer en cada momento.
Se recomienda asignar un horario de trabajo. Si el autista está en edad escolar, es una buena
idea reservar períodos de tiempo relativamente cortos (30-60 minutos) para concentrarse en
el trabajo escolar.

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Si es un adulto, se deberían asignar tareas o proyectos específicos que le interesen, como


limpiar, cocinar, doblar y lavar la ropa, guardar los platos, etc., durante estos períodos de
tiempo.
Otro punto importante es mantener la rigidez a la hora de acostarse y despertarse, ya que la
falta de sueño (o el exceso de sueño) puede ser un gran problema para una persona con
autismo. Si existen problemas para dormir, podría ser útil el uso de melatonina.
Reserve tiempo para divertirse, eligiendo ciertos momentos del día para actividades como ver
la televisión, juegos y redes sociales. Sería bueno establecer alarmas para marcar el comienzo
y el final de esos momentos, para que así se conviertan en parte de la rutina diaria.

Proporcionar recursos relajantes.


Muchas personas con autismo tienen sistemas sensoriales extremadamente sensibles y
pueden necesitar un amplio repertorio de recursos para mantener la calma [7]. También
pueden necesitar ayuda para mantener sus emociones. Algunas opciones incluyen procurar
un espacio tranquilo y crear o aprovechar las oportunidades de estimulación y ejercicio físico.
Considere pasear con la familia, jugar o caminar en el patio trasero, subir escaleras, bailar, etc.
[8], [9]
Los recursos sensoriales para la gente con TEA a menudo incluyen recibir regímenes, guías,
pautas o actividades de un terapeuta ocupacional. Se debe preguntar al terapeuta cómo
mantener estas actividades sensoriales usando pelotas, juguetes, columpios, mantas u otros
medios que puedan estar en casa.
Si están tomando algún medicamento, asegúrese de tomar su medicamento regularmente.
Cualquier persona con un niño en edad escolar con autismo tiene derecho a aprovechar los
recursos de educación especial de su ciudad. Si este apoyo no se recibe o no es apropiado, no
intente comunicarse con el maestro, el director o el terapeuta de su hijo.
Cabe destacar que en adultos, es habitual que exista una mayor integración social, ya que han
aprendido determinadas habilidades sociales compensatorias. Siendo esto más frecuente en
los casos leves o moderados. En cuanto a la independencia económica y la realización de
estudios profesionales o universitarios es algo que los niños no se plantean. Especialmente
problemática es la adolescencia en, pues es una etapa difícil de por sí.

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Por último, los cuidadores de una persona con autismo durante COVID-19 se enfrentan a una
situación inusualmente desafiante. Sería aconsejable tomar medidas para garantizar su propio
bienestar (una caminata para desconectarse y recargarse, meditación por la mañana
temprano, y pedir ayuda si es necesario o si hay una sobrecarga), significa hacer todo lo
posible para llevar el día a día de una forma más fácil. Además, esto se transmitirá a la persona
con autismo.

Bibliografía
1. [1] American Psychiatric Association, ‘DSM-5 Diagnostic Classification’, in Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders, American Psychiatric Association, 2013.
2. [2] K. Drogomyretska, R. Fox, and D. Colbert, ‘Brief Report: Stress and Perceived Social
Support in Parents of Children with ASD’, J. Autism Dev. Disord., 2020.
3. [3] D. L. Roorda, H. M. Y. Koomen, J. L. Spilt, J. T. Thijs, and F. J. Oort, ‘Interpersonal
behaviors and complementarity in interactions between teachers and kindergartners with a
variety of externalizing and internalizing behaviors’, J. Sch. Psychol., vol. 51, no. 1, pp. 143–
158, Feb. 2013.
4. [4] M. C. Lai et al., ‘Prevalence of co-occurring mental health diagnoses in the autism
population: a systematic review and meta-analysis’, The Lancet Psychiatry, vol. 6, no. 10, pp.
819–829, Oct. 2019.
5. [5] A. Narzisi, ‘Handle the autism spectrum condition during coronavirus (Covid-19) stay
at home period: Ten tips for helping parents and caregivers of young children’, Brain Sciences,
vol. 10, no. 4. MDPI AG, 01-Apr-2020.
6. [6] H. Kumazaki et al., ‘Feasibility of autism-focused public speech training using a simple
virtual audience for autism spectrum disorder’, Psychiatry Clin. Neurosci., vol. 74, no. 2, pp.
124–131, Feb. 2020.
7. [7] Kojovic, Ben Hadid, Franchini, and Schaer, ‘Sensory Processing Issues and Their
Association with Social Difficulties in Children with Autism Spectrum Disorders’, J. Clin. Med.,
vol. 8, no. 10, p. 1508, Sep. 2019.
8. [8] H. Peckett, F. Maccallum, and J. Knibbs, ‘Maternal experience of Lego Therapy in
families with children with autism spectrum conditions: What is the impact on family
relationships?’, Autism, vol. 20, no. 7, pp. 879–887, Oct. 2016.

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9. [9] S. Boucenna et al., ‘Interactive Technologies for Autistic Children: A Review’, Cognit.
Comput., vol. 6, no. 4, pp. 722–740, Dec. 2014.

10. Otras fuentes: Centro Aragonés para la Comunicación Aumentativa y Alternativa


(ARASAAC). http://arasaac.org

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