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2020 VOL 24
Artículo editorial
Resumen
La prevalencia del autismo en la población mundial es de aproximadamente el 1%. El
panorama actual que estamos experimentando con la pandemia de COVID-19 dificulta que
muchas personas comprendan y asimilen todo lo que está sucediendo. En niños y adultos con
autismo, esta dificultad puede llegar a ser extrema, tanto en niños como en adultos. Sin
embargo, hay algunas recomendaciones para ayudar a procesar y asimilar esta situación y así
evitar o reducir complicaciones en esta población. Estas pautas son sencillas, aunque dificiles
en su desempeño, y pueden contribuir a mantener al paciente con autismo y sus cuidadoores
o familiares en una situación más llevadera.
Abstract
The worldwide population prevalence of autism is about 1%. The current panorama that we
are experiencing with the COVID-19 pandemic, makes it difficult for many people to
understand and assimilate everything what is happening. In persons with autism, this difficulty
can become extreme, both in children and adults. However, there are some recommendations
to help process and assimilate this situation and like this avoid or reduce complications in this
population. This reconmmendations are simple but exist dificulty in perfom them. However,
they can help keep the loved ones and their family members more bearable.
Introducción
La prevalencia del autismo en la población mundial es de aproximadamente el 1%. El
panorama actual que estamos experimentando con la pandemia de COVID-19 dificulta que
muchas personas comprendan y asimilen todo lo que está sucediendo. En niños y adultos,
esta dificultad puede llegar a ser extrema, tanto en niños como en adultos.
El autismo se encuentra actualmente englobado en el llamado trastorno del espectro autista
(TEA), así que en adelante usaremos ambos términos de forma indistinta. Se puede definir
como un trastorno multifactorial severo que se caracteriza por un conjunto de peculiaridades
específicas en las áreas de comunicación social, intereses restringidos y conductas repetitivas
[1]. Estas personas tienen perfiles cognitivos atípicos, con cognición y percepción sociales
deterioradas, disfunción ejecutiva y procesamiento de información y percepción atípica. La
práctica del aislamiento y la cuarentena, una medida preventiva importante, tiene
implicaciones en la libertad civil y la práctica clínica [2].
Dadas las claras dificultades derivadas de la pandemia que presentan las personas con TEA,
ellas y sus cuidadores pueden verse seriamente afectadas [2]. Todos los aspectos del
confinamiento pueden influir en las complicaciones de la vida de diferentes maneras. Sin
embargo, hay algunas recomendaciones para ayudar a procesar y asimilar esta situación y así
evitar o reducir complicaciones en esta población.
La rutina y la firmeza son esenciales para las personas con TEA. Incluso los cambios más
pequeños y comunes pueden resultar molestos. COVID-19 ha traído el fin de la rutina, la
actividad escolar, los programas especiales en la escuela, los programas diurnos y, en algunos
casos, el apoyo en el trabajo.
La mayoría de la gente que sufre autismo participan en múltiples formas de terapia (del habla,
ocupacional, física, social, conductual y/o psicológica). En la mayoría de los casos, continuar
con estas terapias es imposible.
Muchas personas en el espectro autista son inusualmente exigentes con los alimentos que
comen. Su dieta puede consistir en alimentos específicos o limitarse sólo a ciertas marcas.
Durante esta crisis, resulta difícil ir a una tienda de comestibles, y mucho menos encontrar
una marca específica de un alimento específico. La falta de alimentos familiares, conocidos
por su rutina diaria, puede ser increíblemente estresante en el TEA.
Todos ellos confían en sus relaciones con maestros, terapeutas, familiares y cuidadores
específicos [3]. Durante esta crisis de salud, el acceso a esas personas puede ser limitado o
inexistente, lo que puede contribuir a un aumento del estrés y los problemas de
comportamiento.
Algunas personas con TEA viven en entornos fuera del hogar y, al igual que en los hogares de
ancianos, estos entornos ahora se consideran "prohibidos" para los miembros de la familia.
Esta falta de interacción con conocidos puede ser estresante para todos.
La pandemia de COVID-19 plantea desafíos para las familias con miembros que sufren TEA.
Cuando estos miembros de la familia luchan con el estrés y la ansiedad, es probable que las
personas que los rodean también lo hagan [4]. Luchan por mantener la rutina, ya que todas
las personas con autismo necesitan rutina y consistencia. Esto es difícil (o imposible) de
proporcionar si está atrapado en su casa, trabajando desde casa, apoyando la educación de
otros niños o lidiando con una enfermedad [5].
Puede haber problemas para comunicar la situación actual. Puede ser difícil explicar la
pandemia de COVID-19 a la gente con autismo, que pueden tener dificultades en la recepción
del lenguaje o asociar discapacidades intelectuales.
Por otro lado, aunque todos los niños y padres tienen dificultades con la educación en este
momento, es particularmente difícil para las familias con necesidades especiales acceder a los
programas, apoyos educativos y otros recursos a los que tienen derecho.
Por último, los cuidadores de una persona con autismo durante COVID-19 se enfrentan a una
situación inusualmente desafiante. Sería aconsejable tomar medidas para garantizar su propio
bienestar (una caminata para desconectarse y recargarse, meditación por la mañana
temprano, y pedir ayuda si es necesario o si hay una sobrecarga), significa hacer todo lo
posible para llevar el día a día de una forma más fácil. Además, esto se transmitirá a la persona
con autismo.
Bibliografía
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