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Modelos Educativos
2019
Introducción
El ensayo es un instrumento para poder abrir la discusión en base a la propia opinión. SI
en el esquema clásico se relacionaba la opinión con una forma despreciable de conocimiento, por
su falta de cientificidad, hoy en día, se valida la misma, no en base a la cuestión de la posesión
de la verdad y la objetividad, sino construyéndonos nuevos criterios de pensar en esta verdad y
en esta objetividad; siempre tan polémicas.
Como segunda medida podemos ver que se sitúa que la educación se gesta en un lugar
específico: la escuela. Sin embargo, Rus ofrece un aporte al considerar que “la transmisión y
adquisición del conocimiento se da en cuatro contextos: la calle, la escuela, la familia y los
medios de comunicación e iformáticos” (2009, p. 416). Situar la complejidad de lo educacional a
un único contexto es en esencia reducir los ámbitos de expresión de la adquisición de
aprendizajes. Frente al cuarto contexto que aporta Rus; por ejemplo, Moreno reconoce una
estrecha relación entre el escaso papel que la familia juega a la hora de formar a los chicos en
secundaria, con su fracaso como estudiantes. Las familias “actúan solo como espextadores o
clientes de la escuela” (2010, p. 241).
(…) ha surgido una nueva era: la era de la información, en la cual ha tenido gran auge el
“sector servicios”, que incluye actividades tan dispares y disímiles tales como el
transporte, la comunicación, las redes de distribución comercial, el almacenamiento, las
finanzas y créditos, asesorías, publicidad, diseño de software, informática y telemática,
medios masivos de comunicación, industrias del entretenimiento, turismo, e incluso,
venta informal (Citado en Forero, 2009, p. 41).
Delors, aporta luces respecto a los problemas que la educación de nuestros días debe
poder asumir. Con la incursión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, se
puede ver una relación en la cual el contacto con el conocimiento es cada vez más fácil y
necesario. El volumen informacional crece exponencialmente cada segundo y por tanto, la
educación de nuestros días debe ser capaz de asumir este volumen informacional aumentado con
todo criterio. Igualmente debe considerar aquellas informaciones que tienen la susceptibilidad de
ser pasajeras (1994, p. 91). El estudiante de hoy, más que la memorización, debe estar en
capacidad de saberse adaptar a la hipertextualidad y de discernir la información que sirve a los
propósitos de formación.
Asociado a este tercer problema está el rol de la escuela frente al mismo conocimiento.
¿Es la escuela transmisora o productora de saberes? Se asume por ejemplo, como rol del
maestro, la necesidad de saber para mostrar. Este típico prejuicio va en contravía de lo que debe
ser docente en nuestros días. El estudiante de hoy ya no es una tabla rasa, insípida de
conocimientos, por los diversos contextos el estudiante llega al aula cargado de expectativas, de
pasiones, de inclinaciones personales; sin embargo, pareciera que la labor del aula no es
coherente con estas inclinaciones individuales sino que da la impresión de que es la educación,
en su intención de homogeneizar las conductas, corta las alas a estos propósitos. ¿Cómo sería
una escuela que tenga en cuenta, realmente, las intenciones del estudiante?
Estas consideraciones iniciales nos hacen ver que es imperativo considerar que el
ejercicio pedagógico es algo más que una actuación en un lugar, bajo unos condicionantes
relacionados ya no a las dinámicas surgidas en un ambiente concreto, sino por ejemplo a los
contenidos que son transaccionados en el proceso. La educación tiene fines que miran más allá
del saber, se educa para ser en una comunidad, se educa para la sociedad porque la educación
nace de un ambiente social y ayuda a su vez a replicarla y a construirla. Esto, con todas sus luces
y sus aciertos. Si la educación es depositaria de progreso, también lo es de desigualdad.
La denuncia que hace Paulo Freire de la educación bancaria se hace sentir al respecto y
demuestra la contingencia de la reflexión docente frente a las condiciones materiales e
inmateriales que pretende transmitir (la cultura). La educación emerge también como un
instrumento al servicio del orden social establecido. Se educa, no para formar, sino para
perpetuar los esquemas de dominación. Como quien dice: al estado le conviene una población
educada, contrario a lo que suele pensarse en el común de la población.
Y es que la educación es una institución social, que está al servicio, por tanto de las
demás instituciones sociales (economía, la religión, la política, la cultura, la familia) en una
relación de complementariedad.
Conclusiones
contexto, deben revaluarse. Esto debido a una serie de factores problemáticos que el
- Con la necesidad de establecer nuevos fines, se hace evidente también que la formación
modo que los mismos encuentren en sus motivaciones personales el primer paso para
producir los propios saberes de modo que se pueda articular el saber teórico con el
práctico coherentemente.
esquema no solo para saber, sino incluso para ser en una sociedad concreta. Esta
asegurar la disquisición del rol del docente como socializador con las demás instituciones
- Se debe hacer una articulación entre todas las esferas de la vida social de una comunidad
Delors, J. (1994). Los cuatro pilares de la educación. La educación encierra un tesoro, 91-103.
Forero, I. (2009). La sociedad del conocimiento. Revista científica General José María Córdova,
40-44.
https://201971.aulasuniminuto.edu.co/mod/resource/view.php?id=29693
Ibarra, O., Singh, M., Ochoa, M., & Barrios, O. (2003). Cómo estamos formando a los maestros
Latina? (págs. 7-39). Lima: UNESCO, Cooperación Técnica Alemana (GTZ), Programa
Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Barcelona: Gedisa.