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Cuerpo Docente:
Titular: Mag. Cecilia Petrella
Prof. Emérito: Esp. Liliana Gattoni de Ferrari
JTP: Lic. Alejandra Gálvez
Integrantes:
Andrada, Mauricio. – 62.721
-Cuarto año-
-Ciclo lectivo 2020-
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Índice:
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1. ¿Por qué Berestein introduce la noción de Inconsciente al hablar del Grupo Familiar?
En primer lugar, es necesario hacer referencia, desde Freud y su primera teoría del aparato
psíquico, al inconsciente como aquel sistema con contenidos reprimidos y con reglas de
funcionamiento particulares, en donde se ubican las representaciones, las cuales están
reguladas por el proceso primario y cargadas con energía pulsional, pudiendo dar lugar
mediante formaciones de compromiso, a sueños o síntomas. Luego, Freud en su presentación
del segundo modelo del aparato psíquico (Ello, Yo, Superyó), refiere que lo inconsciente
contiene representaciones reprimidas que pueden convertirse en actos.
Con base en lo anterior, Berenstein sostiene que una familia (como sistema), posee
funcionamientos que no se ubican en el campo de lo consciente de los individuos que la
integran, y sin embargo, regulan y dan sentido a las relaciones entre ellos. Esta estructura
inconsciente del grupo familiar, puede expresarse a través de normas que se van originando
con la historia particular del grupo, y que además, pueden mantenerse aunque sean
desconocidas las condiciones que permiten que perduren en el tiempo. Tomando las normas o
reglas de las que hablamos, se puede decir que son formaciones (expresiones verbales, mitos
familiares, símbolos) que sostienen la organización familiar, más allá de que se sucedan
situaciones de conflicto. Es decir, un desajuste puede llegar a ser mantenido por una familia,
a través de mecanismos homeostáticos, ya que lo inconsciente está históricamente
determinado y conservado en forma estructural. Entonces, cuando un conflicto no puede ser
resuelto, posiblemente se produzcan rupturas ya que no es posible un cambio en la estructura
del aparato psíquico, en cuanto que las bases conflictivas no son percibidas conscientemente
por los integrantes del grupo familiar. Una forma de explicar y advertir la estructura
inconsciente compartida por varios individuos, es a través de, por ejemplo, los sueños que se
traen al consultorio (material analítico). Dos integrantes pueden contar sueños soñados la
misma noche, y si bien el sueño es una producción singular e individual, éste expresa y da
significado a material de los restos diurnos, y al compartirse gran parte de restos diurnos por
la convivencia, se puede, a través de los fragmentos de cada uno., dar cuenta de una
estructura significante compartida, es decir, un universo común de significaciones
inconscientes más allá de las diversas significaciones a nivel consciente. El trabajo del
analista, y sus interpretaciones, son las que posibilitarán descubrir las (in)coherencias y
correlaciones entre los diversos materiales que se aportan en el dispositivo analítico, para
luego realizar un pasaje de lo explícito y particular (consciente) a lo implícito y universal
(inconsciente).
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2. A partir de lo propuesto por el autor en “Familia y Enfermedad Mental”, ¿Que tendría en
cuenta si se presenta un sujeto con un padecimiento mental grave y su familia en una
entrevista?
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funcionamientos anómalos dentro del sistema y no puede superarlos con otros recursos.
Teniendo en cuenta lo mencionado en el punto anterior con respecto a la estructura
inconsciente de una familia, los integrantes del grupo no advierten las circunstancias
particulares que condicionaron ésta organización dualista y utilizan hipótesis normativas que
en realidad son poco explicativas y no sistemáticas para dar cuenta de la evolución y
resultado del sistema que integran. Entonces, a la vez que refuerzan este tipo de organización,
los integrantes van adquiriendo diversos tipos de síntomas.
El primero de ellos, el nombre propio, refiere a la idea de que toda persona lleva uno, con el
cual se lo denomina, y éste nombre es dado por los demás integrantes de su familia, en donde
finalmente la denominación de una persona es resultado de un interjuego entre apellido,
nombre, sobrenombre y apodo, todas con un sentido diferente pero que a un sujeto le dan:
unicidad, identificación, denotación, sonido distintivo, y criterio gramatical. Éste nombre, y
esto es lo destacable y que sirve como material analítico, puede estar referido a un
sentimiento familiar o religioso, a la moda, a la practicidad o denominar a un representante de
la familia significativo. De cualquier manera, el nombre propio establece y marca una
relación entre el receptor y el dador o dadores, y puede ser una expresión inconsciente sobre
el sistema de relaciones entre ellos.
En segundo lugar encontramos el espacio familiar. Berenstein refiere que el espacio que
ocupa una familia tiene características particulares, y la forma de organizar y organizarse en
ese espacio, es un indicio de la estructura del grupo familiar. Al cada familia concebir el
espacio compartido de una forma diferente, estudiar esa dimensión puede dar datos de la
organización inconsciente de la familia, teniendo en cuenta el factor ubicación y el factor
distancia. Por ejemplo, Berenstein da el ejemplo de una familia con un integrante con una
enfermedad grave (cáncer), el cual es “depositado” en una habitación segregada y alejada del
resto del hogar, en donde puede aparecer la figura de otro integrante que es el único que actúa
como intermediario entre “el enfermo” y el resto de la familia, “los sanos” (a partir de este
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caso puede advertirse lo tratado en el punto anterior, con respecto a la organización dualista
que puede sucederse en un grupo familiar).
Por último, encontramos el tiempo familiar. Está relacionado con la historia familiar.
Berenstein considera que ésta dimensión, al igual que la anterior, contiene propiedades
inconscientes, que pueden ser ocultadas con facilidad o racionalizadas. Cada familia ordena
sus experiencias vividas en un tiempo que contiene todas las características de la estructura
familiar. Es un ordenamiento temporal que toda familia tiene, que puede no haber sido
explicitada, pero que todos adhieren a dicha historia, y por ello a través de ella puede inferirse
acerca de la estructura inconsciente. En este elemento cobra vital importancia el concepto del
tiempo inconsciente, el cual es no evolutivo, reversible; Es el tiempo de la significación, del
modelo estructural y no solo de los datos biográficos. Así, toda familia tiene ordenada su
historia en periodos llenos de sucesos y periodos vacíos, ya que pueden borrar de su historia
acontecimientos indeseables, o conservarlos pero readquiriendo un significado muy diferente
del original.
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Pensando que la transferencia es el núcleo en el que se centra la situación analítica, para el
progreso de la misma, es necesario tener presente que en la terapia familiar se producen
fenómenos transferenciales diferentes:
La interpretación, pensada esta como una hipótesis explicativa, forma parte de un proceso co-
construido junto con el paciente, que finalmente puede dar lugar a un cambio, a través de una
continua elaboración y asociación que paciente y analista producen. Si bien el analista sabe
de esta construcción compartida, la posición del analista tiene siempre hacia la diferenciación
de los dichos del paciente, convirtiéndose éste acto analítico en una tentativa de jugar con el
paciente, presentarle una idea o un pensamiento como un objeto que existe en el espacio
potencial entre paciente y analista..
Lo anterior mencionado, tiene validez también para la sesión familiar, en donde hay más
participantes. En este caso, interpretar consiste en iniciar el trabajo y el funcionamiento hacia
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una pensabilidad del grupo novedosa, junto con una elaboración del sufrimiento mental de
cada uno de los integrantes del sistema. La interpretación en la terapia familiar, posee tres
niveles de significado:
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Bibliografía: