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TRABAJO PRÁCTICO Nº 2
Ésta educación, puede ser vista también como un proceso en el cual se realiza una
síntesis entre dos aspectos fundamentales que son: enseñanza y aprendizaje. El primero
hace referencia a la acción del sujeto educador sobre los sujetos educandos, lo que
tiende a transformarlos a través de la transmisión de conocimientos, información, etc. El
segundo aspecto, es el resultado del trabajo que realiza el sujeto para adquirir o asimilar
lo que se le transmitió, e identificarse con esas transmisiones, siempre recordando que el
sujeto tiene la capacidad de aprender, y esa es la base por la cual puede ser educado
(Quiroga Lucy, 2013).
Ahora bien, como vemos, la educación forma parte del sistema social, y éste necesitó de
una formalización y la creación de un espacio en el cual se pueda desarrollar el proceso
antes mencionado, y al que se deleguen las funciones de socialización del sujeto. Esto
dio lugar al surgimiento de la institución educativa, pensada como un ámbito natural
para el desarrollo de la persona, con la finalidad de transmitir cultura, determinados
conocimientos y formas de actuar en el mundo. La escuela como la conocemos
actualmente, tuvo su origen hace casi dos siglos, como consecuencia del surgimiento de
los procesos de industrialización, los cuales produjeron cambios a nivel político( para
un buen funcionamiento de la democracia eran necesarias capacidades especificas en la
población, las cuales debían ser brindadas por la escuela), cultural( se priorizó al
individuo por sobre la comunidad, por lo cual la escuela se encargó de transmitir
conocimientos que ayudaran a tal fin), y económico( eran fundamentales también
mayores conocimientos en los individuos de toda la comunidad, con tal de que
existieran capacidades de orden y disciplina requeridas por el modelo industrial)
(Quiroga Lucy, 2013). A partir de ese momento, la escuela comenzó a ser, de entre las
diversas instituciones sociales, aquella que existe únicamente en función de la
educación, y en donde su rasgo típico es que la educación se realiza mediante la relación
interpersonal, técnicamente regulada, entre el educador y el educando, apoyándose en el
trabajo intelectual y la convivencia social. En nuestro país, la escuela surge a fines del
siglo XIX, a raíz del proceso de organización nacional, y en donde la Argentina
moderna necesitaba un instrumento de integración y formación de los individuos en pos
de la construcción de una nueva sociedad. Sin embargo, con el paso del tiempo, y hasta
nuestros días, la sociedad fue cambiando, y con ello fueron mutando también sus
necesidades, y si bien el conocimiento pedagógico es más complejo que en sus inicios, y
se incluyeron nuevas dimensiones como la sociológica, psicológica y antropológica, la
escuela mantuvo y mantiene su forma básica y elemental. Es por ello que actualmente
surgen fuertes demandas, como reclamo a una institución educativa de tipo
enciclopedista, con materias aisladas con poca relación entre ellas, y en donde se le da
mayor relevancia a las asignaturas “teóricas” que a las de tipo artísticas, la educación
física, destrezas manuales, y todo ello en base a la organización de una escuela que se
fundó hace ya bastante tiempo, en un momento en donde se encontró apoyo en una
definición de las ciencias de forma más descriptiva y clasificatoria que explicativa, y
que el aprendizaje era pensado como producto del estímulo-respuesta, en donde el rol
activo era el del docente, y el educando es puesto en un lugar pasivo, como receptor del
saber que se le brinda, pero que no puede construir. Es por esto que en las últimas
décadas, se han realizado reformas y esfuerzos de cambio, pero cuyo resultado han sido
considerar los aspectos sustantivos de la educación (los contenidos, las metodologías),
pero no afectó la organización de las escuelas ni brindó una alternativa en la parte
práctica.
Con respecto a los cambios que mencionamos anteriormente, queremos hacer hincapié
en un aspecto de ellos, relacionado con el concepto de “modernidad liquida”, término
acuñado por Bauman (2002), “para definir la rapidez, movilidad y provisoriedad que
caracteriza nuestra actualidad” (Taborda, 2013, pag.83). Según Taborda (2013): “Desde
esta óptica, las instituciones de la modernidad sufrieron mutaciones sustanciales.
Algunas de ellas se encuentran seriamente comprometidas, tanto es así que peligra su
vigencia” (pag.83); una de esas instituciones es la escuela, la cual se ve amenazada por
el surgimiento de una “sociedad del conocimiento”, en la cual la información es fuente
de productividad y va cobrando cada vez más fuerza la necesidad de la adquisición y
desarrollo de ella; Tunnermann Bernheim (como se cita en Taborda,2013,pag.291) dice:
“Asistimos a la emergencia de un nuevo paradigma económico-productivo en el cual el
factor más importante no es ya la disponibilidad de capital, mano de obra, materias
primas o energía, sino el uso intensivo del conocimiento y la información”. En
resonancia con esto, nos surge la pregunta de si el poseer información es equivalente al
conocimiento. Taborda (2013), menciona que si bien ambos conceptos están
relacionados, deben diferenciarse, en cuanto que la información es un elemento externo
al sujeto, el cual sirve como punto de partida para el proceso de conocimiento, es decir,
a partir de la transmisión de información el sujeto debe vincularlo a su propio saber, a
su persona, para darle un sentido a esos datos recibidos, y a esto se le llama
construcción de conocimiento. “En otras palabras, conocer no se reduce al dato
inmediato sino que involucra al sujeto con su propia historia, el modo en que se ha
vinculado con los objetos de conocimiento en el pasado, su valoración de quien ofrece
esa información, su disposición a vincular lo que percibe con lo que ya conoce, la
posibilidad de disponer de los recursos que le permitan comparar, establecer diferencias,
generalizar, etc. (Taborda, 2013, pag.295)
Para que la educación pueda cumplir las funciones que le asigna la sociedad, Jaques
Delors (1994), considera que ésta debería estructurarse en torno a cuatro tipos de
aprendizajes fundamentales, y que son pilares del conocimiento: aprender a conocer
(adquirir instrumentos de comprensión), aprender a hacer (para influir sobre el entorno),
aprender a vivir juntos (para participar y colaborar con los demás), aprender a ser
(proceso que comprende elementos de los tres anteriores).
Según lo estudiado respecto al tema, la pedagogía Waldorf puede llegar a ser un modelo
del cual se pueda “aprender” y tomar aquellos aspectos que permitirían darle una
solución a las problemáticas que plantea el mundo actual en conjunto con los desafíos
que afronta el sistema educativo vigente. Éste modelo fundado por Rudolf Steiner,
contiene algo fundamental desde nuestra perspectiva, que es el aspecto emocional de
cada individuo-alumno que está inmerso en la institución educativa. Ese “educar la
voluntad” del que hablaba Steiner, creemos está estrechamente vinculado con la idea de
que el acto de conocer está atravesado por el mundo emocional, ya que las emociones
condicionan al momento de vivir la experiencia y luego explicarla (Maurin, Susana,
2013). El desarrollo socioemocional es la base sobre la que se construyen los
aprendizajes y las funciones psicológicas superiores (Maurin, Susana, 2013); y esto es
lo que creemos permite el modelo planteado, el cual hace énfasis en las características y
momentos particulares de cada alumno, incurriendo en el trabajo con los pares, con el
mundo circundante además de las asignaturas teóricas. Es necesario pensar al educando
como un agente activo en la co-construccion de sí mismo y del mundo y no como un
simple receptáculo de leyes, normas o conocimientos. Y por otro lado, permite pensar al
alumno, no como una “tabula rasa” o un recipiente que hay que llenar, si no como
alguien que ya algo sabe y puede, y que si bien necesita un guía externo, es él mismo el
que aprenderá si se implica y muestra sus capacidades singulares y su personal
percepción de la realidad, y comenzará la construcción de nuevos conocimientos
(Raspall, L, 2014).
Referencias bibliográficas
Taborda, Alejandra; Gladys Leoz, 2013, “Psicología Educacional en el Contexto
de la Clínica Socioeducativa”, San Luis, Argentina, Nueva Editorial
Universitaria.
Delors, Jacques (1994). "Los cuatro pilares de la educación", en La Educación
encierra un tesoro. México: El Correo de la UNESCO, pp. 91-103.
Jost Schieren. Concepto de Aprendizaje en la Educación Waldorf. Research on
Steiner Education, Volume 8, Number I, pp.IV. August 2017.
Elisabet Rodríguez Grajal, 2012. Pedagogía Waldorf: un enfoque en educación.
Universidad Internacional de La Rioja, Facultad de Educación. Barcelona,
España.
Maurin, Susana; 2013, “Educación emocional y social en la escuela”. Buenos
Aires, Argentina, Editorial Bonum.
Raspall, Lucas, 2014, Ediciones HomoSapiens.