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UIVERSIDAD TECNOLOGICA DE SANTIAGO

UTESA

AREA INGENIERIA

Materia: ETICA PROFESIONAL-601

Tema:
El problema de la libertad humana

PRESENTADO POR:
Devis Urbaez

217-6783

Profesor:
Maria De jesus

SANTO DOMINGO
Problema de la libertad
El tema de la libertad tiene una decisiva importancia en la ética, ya que sin ella
esta disciplina es prácticamente imposible.

La libertad es un derecho humano. Es la facultad de elegir el actuar propio


respetando la ley y los derechos ajenos. Ésta condición pertenece (o debería
pertenecer) a todos y cada uno de los seres humanos.

También se dice que la libertad es un estado artificial. Sin embargo, la


autoconciencia alimenta el libre albedrío. Éste supone el máximo logro del
hombre, el que lo lleva a su estado ideal y define sus acciones.

Determinismo
El determinismo es la corriente que considera que el destino del ser humano no
está regido por la libertad sino por una ley determinista previa que es inherente al
destino mismo que está escrito desde el nacimiento.

Las consecuencias del determinismo en la ética son peligrosas, pues si, como
acaba de verse, todo está determinado, entonces la responsabilidad moral, el con-
trol de los actos quedan anulados, no son posibles; no hay culpa ni mérito alguno
en el individuo que no puede dejar de hacer lo que hace. Si se acepta plenamente
la teoría determinista en la ética, entonces el individuo no actúa
responsablemente.

Determinismo Psicológico
Este considera que la base de todas las acciones, aun de aquellas más
aparentemente voluntarias, se funde y forja en lo inconsciente. Dentro del
determinismo psicológico puede citarse la teoría que afirma que los
temperamentos humanos dependen de la secreción glandular interna.

Para defender el determinismo psicológico, deberíamos ser capaces de formular


claramente en qué términos se produce. El ser humano, es cierto, presenta una
estructura psíquica común, pero, como la biológica, es más una base de
innumerables posibilidades de desarrollo que un estrecho modelo de
comportamiento prefijado. La vida real del individuo en sociedad, el conjunto de
sus interacciones, de sus decisiones y las consecuencias de las mismas,
diversifican el desarrollo psicológico hasta tal punto que no se hace posible hablar
de determinación.

Telurismo
Según esta corriente no puede hablarse de libertad, ya que el comportamiento
humano encuentra su explicación en el medio que rodea al hombre; parte de la
premisa de que "el hombre es hijo del medio". El hombre se encuentra regido
por el clima, la altitud, el régimen pluvial; en suma, por el marco geográfico.
Indeterminismo El indeterminismo es la actitud filosófica contradictoria al
determinismo, es decir que los acontecimientos no dependen de un proceso
causal "lineal", esto es por necesidad, sino de un proceso "no lineal", esto es por
azar; y por azar no es sin causas, más por un sistema de causas no coordinadas
(no lineales).

El indeterminismo surge como una reacción contra el determinismo, pero lo


cierto es que coincide con él, toda vez que niega la conducta libre, voluntaria y
responsable. El indeterminismo es tan peligroso como el determinismo. Según el
indeterminismo el hombre actúa sin control alguno, por impulsos incontenibles,
que no se sabe de dónde provienen.

Fatalismo
Se refiere a la creencia en el determinismo de los acontecimientos, dirigidos por
causas independientes de la voluntad humana, sea este determinismo procedente
de fuerzas sobrenaturales como los dioses, de las leyes naturales, del ambiente o
de las experiencias adquiridas en el pasado. Más radical que el determinismo es
el fatalismo; esta doctrina afirma que en definitiva el hombre no es libre, puesto
que su comportamiento está escrito de antemano por un destino.

La libertad y el determinismo
Ni el determinismo en su forma radical, ni mucho menos el indeterminismo
logra explicar la libertad, que es la base de la ética. La actividad libre es aquella
que no está impedida ni forzada. Decir que los actos no están impedidos ni
impuestos no implica negar que están determinados. No puede negarse que
existe la causa, que los hechos obedecen a una causa, que están determinados.
Sin embargo, dentro de la determinación de los actos, es necesario explicar la
libertad.
Si se logra pensar que los actos están determinados causalmente y son libres al
propio tiempo, entonces se habrá resuelto el problema de la libertad.

Se trataría aquí de hacer compatible el determinismo con la responsabilidad


moral. Hedonismo Es una doctrina moral que establece la satisfacción como fin
superior y fundamento de la vida. Su principal objetivo consiste en la búsqueda
del placer que pueda asociarse con el bien. Se trata de un conjunto de teorías
morales que destacan que, por lo general, todo lo que el hombre hace es un
medio para conseguir otra cosa. El placer, en cambio, es lo único que se busca
por sí mismo.

Eudemonismo
El eudemonismo o eudemonismo es un concepto filosófico de origen griego
compuesto de lo bueno y la divinidad menor, que recoge esencialmente diversas
teorías éticas. Tiene como característica común ser una justificación de todo
aquello que sirve para alcanzar la felicidad. El principal representante entre los
eudemonistas fue Aristóteles.

Las teorías éticas que se centran en la búsqueda de la felicidad reciben el


nombre de eudemonistas. El fin de la vida humana es alcanzar la felicidad. Luego,
cada teoría concreta define la felicidad de forma distinta. Para algunas personas,
la felicidad es el placer; para otras, la vida contemplativa, la serenidad, etc. Otras
teorías éticas consideran que la felicidad es, aunque importante, secundaria para
la ética.

Utilitarismo
El utilitarismo es una teoría y doctrina ética que establece que la mejor acción es
la que maximiza la utilidad. Esta "utilidad" se define de varias maneras,
generalmente en términos del bienestar de los seres humanos. Jeremy Bentham,
el fundador del utilitarismo, describió la utilidad como la suma de todo placer
que resulta de una acción, menos el sufrimiento de cualquier persona
involucrada en la acción.

El utilitarismo es una versión del consecuencialismo, que establece que las


consecuencias de cualquier acción son el único estándar del bien y del mal. A
diferencia de otras formas de consecuencialismo, como el egoísmo, el utilitarismo
considera todos los intereses por igual.
Esta teoría no nos dicta únicamente cómo proceder ante diferentes disyuntivas,
sino que, incluso, nos dice sobre qué problemas pensar. Los problemas que toma
en mano van más allá de las consecuencias a un futuro a corto plazo, sino que
considera las consecuencias para personas que todavía no existen, ya que nuestras
acciones tienen un impacto potencial en estas.

Formalismo
El formalismo es una teoría ética que sostiene que el valor moral está
determinado por consideraciones formales, y no materiales. Los aspectos
materiales de un acto moral incluyen lo que se hace y sus consecuencias,
mientras que los aspectos formales son la ley y la actitud e intención del agente.
Por lo general, el formalismo ético se refiere a las opiniones de tipo kantiano.

Una ética formalista se llama así porque sostiene que la disposición de un agente
es tomada sin referencia a ningún aspecto material, determina la moralidad de
sus acciones, así como la forma determina la naturaleza de un sujeto material.
Escrito por G. J. Dalcourt, Immanuel Kant es el ejemplo clásico de un formalista.
Para él, nada puede ser concebido como un bien absoluto, excepto una buena
voluntad.

Vitalismo
El término vitalismo consta por un lado de la doctrina filosófica que postularía
que los organismos vivos se caracterizan por poseer una fuerza o impulso vital
que los diferencian de forma fundamental de las cosas inanimadas.
Tradicionalmente se describe como una fuerza inmaterial específica, distinta de
la energía estudiada por la física y otro tipo de ciencias que, actuando sobre la
materia organizada, daría como resultado la vida y sin la que sería imposible su
existencia.

Este fundamento físico en su sentido más puro se encuentra actualmente


rechazado, no obstante, también encuentra base en fundamentos
antropocéntricas o racionalistas, entre otros.

Perfeccionismo
El perfeccionismo considera que el fin ético de la vida es la perfección moral.
Tiene como representante principal a Santo Tomás de Aquino, figura relevante
de la filosofía escolástica.

Santo Tomás parte de la ética aristotélica, pero trata de adaptarla e interpretarla a


la luz de la moralidad cristiana. Considera que los únicos actos del hombre que
caen propiamente dentro del campo de la moral son los actos libres, aquellos que
provienen del hombre concebido como un ser racional y libre.

Esos actos humanos tienen su fuente en la voluntad, y el objeto de la voluntad es


el bien. Pero el bien perfecto y sumo no debe buscarse en ninguna cosa creada,
tangible o contingente, como riquezas, placeres, honores, etc., ni siquiera en la
vida teorética y especulativa, sino solamente en Dios, considerado como el bien
supremo e infinito.

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