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La lengua, más o menos modificada, en que está escrita la literatura inglesa fue
importada al país de Bretaña, de raza céltica, por invasoras tribus teutónicas procedentes
de Jutlandia, en el sur de Dinamarca; de la tierra de los sajones en el Holstein,
perteneciente a la Alemania del norte; de la de los anglos, que se cree estaba situada en
el Schleswig. El origen de estas tribus está, pues, en Dinamarca y Alemania. Por ellas
fueron arrinconados hacia el Oeste y hacia el Norte los celtas, es decir, los britanos.
El primer periodo de la historia de la literatura inglesa suele considerarse que
empieza en 449 o 450, y termina en 1066, las fechas de la invasión anglo-sajona y de la
normanda, respectivamente. Y no es que pueda ya contarse con obras literarias, pero
los invasores habían traído cierto número de leyendas y cancones que acaso no se
escribía, trasmitiéndose oralmente. Una de estas era la leyenda de Beowulf o Beowulfo,
asunto de un antiguo poema inglés, acaso el más antiguo de todos.
EL POEMA
El Beowulf es el más antiguo de los poemas épicos de cierta extensión que nos ha
legado el mundo germánico y el primer poema épico de las letras vernáculas de la
Europa Occidental. Con pleno derecho se suma a las grandes epopeyas occidentales
como la Chanson de Roland o el Poema del Cid. Podríamos también considerarlo una
epopeya nacional, pero en este caso, aunque se lo considera uno de los logros más
depurados de la literatura medieval inglesa (escrito en Inglaterra y en la lengua que
llamamos anglosajón o antiguo inglés o dialecto sajón), sería más exacto entenderlo
como una epopeya de la antigua nación germánica, en su conjunto, que de la posterior
inglesa, pues en este contexto cultural más amplio obligan a situarlo su tema, su espíritu
y su forma. El poema consta de 3182 versos, cada uno de ellos marcado por la
aliteración, divididos en dos partes por una cesura.
La fecha de composición del Beowulf ha sido cuestión muy debatida, pero hoy se
estima generalmente, aunque quedan voces disconformes, que fue redactado en la
primera mitad del siglo VIII AD, tal vez, entre los años 700 y 750 AD (según algunos
estudiosos, corresponde al siglo X) y se lo conserva en un único manuscrito, el Cotton
Vitelius A XV (c. 1000) No aparece impreso hasta 1815. Todavía por entonces los
descendientes de aquellos jutos, anglos y sajones que habían incorporado la isla a la
Germania al asentarse en ella a lo largo del siglo V debían considerarse simplemente
como germanos, no aun como ingleses. Solo así puede explicarse el que el poema no
necesita hacer la más mínima referencia a Inglaterra ni a ninguno de los héroes locales;
su autor considera suficientemente nacional un asunto que es de principio a fin
escandinavo.
La acción del poema se desarrolla en los siglos V y VI. Es poco lo que sabemos de
las circunstancias escandinavas en época tan remota. Así como la figura del héroe
parece ser simple fruto de la fantasía, el trasfondo histórico de que se le dota muestra un
alto grado de verosimilitud, pues concuerda grandemente, incluso a veces hasta en
detalles, con lo que indican tanto la arqueología como las demás fuentes escritas
posteriores. Desde este punto de vista hay, en el poema, dos niveles distintos
claramente diferenciables: el de la “acción principal”, que da cabida a lo prodigioso, y el
que le sirve a esta de base y encuadre, constituido con toda probabilidad por relatos de
tipo cronístico.
“su efecto de conjunto se asemeja más a una extensa elegía lírica que a un romance
épico. Incluso la primera parte, en Dinamarca, más ligera, está traspasada de
ominosas alusiones que fueron perfectamente comprendidas por las audiencias
contemporáneas”.
“el relato incorpora algunos de los mejores versos elegíacos del lenguaje, ya que,
mediante la inclusión de maravillosas narraciones, ambientadas en un trasfondo
histórico en el cual la victoria es siempre temporaria, y la lucha se ve siempre
renovada, el autor ha logrado dar al contenido global un entorno trágico y melancólico
como muy pocos otros poemas de la época”
Durante mucho tiempo se creyó que el poema Beowulf, era una historia originada en el
noroeste de Europa, importada la Britania por los invasores germánicos. No obstante,
nuevas investigaciones aportadas por el arqueólogo inglés Paul Wilkinson despiertan la
posibilidad de que partes del poema estén relacionadas con ciertas locaciones
específicas de la costa septentrional del condado de Kent, al sudeste de Inglaterra, sobre
el Canal de la Mancha.
Podemos localizar a Beowulf hacia los comienzos del siglo IV AD gracias al nombre
de su señor, Hygelac, del cual la Historia Francorum del obispo e historiador san
Gregorio de Tours registra su muerte en Frisia hacia el año 521. Sin embargo, el
personaje clave para datar la historia del héroe sueco es el de Hengist, cuya trayectoria
se ha podido rastrear hasta la Batalla de Finnsburg, un combate legendario entre daneses
y frisios, a comienzos del siglo V.
El nombre de Hengist aparece también en las Notas históricas de Nennius. Según esta
reseña, Hengist arriba a Kent en el año 440 momento en que le era otorgada la Isla de
Thanet, en la desembocadura del Támesis. Ahora bien, al oeste de Thanet se encuentra
la isla Harty, pero que hasta el siglo XI se denominaba “Heorot” (Mead Hall), al igual
que el castillo de Hrothgar.
Wilkinson ha sospechado que esta isla (Harty) es a la que se refiere el poema, y durante
una expedición arqueológica logró encontrar indicios que avalan sus deducciones. Otra
de las pruebas que apoyan su teoría son ciertos escritos de Plutarco, quien estimó el
tiempo de navegación desde el río Rin a Frisia en alrededor de treinta y seis horas; en el
poema, Beowulf avista tierra en la mañana del segundo día, casi exactamente treinta y
seis horas después de abandonar su región natal. Este primer avistamiento fue
detalladamente descrito como “una costa formada por altos y relucientes farallones,
empinados riscos altos como torres y largos cabos y promontorios internándose en el
océano” (en la versión más ajustada de L. Lerate: “los hombres de mar divisaron la
costa, relucientes escollos, altas montañas, buen litoral. Acabose el viaje a través del
estrecho” vv.221-224)
Cabe destacar que, según los prácticos del Almirantazgo Inglés, la recalada más
probable a la costa inglesa desde Frisia es a lo largo de la llamada North Foreland
(Punta Norte) ampliamente conocida por un efecto óptico que hace que las rocas de sus
acantilados brillen cuando los rayos del sol naciente inciden directamente sobre sus
paredes calcáreas. Este punto geográfico era conocido en la antigüedad bajo el nombre
de “Sheerness Cliffs”, literalmente “Acantilados Refulgentes”.
Sumando antecedentes a la teoría de Wilkinson, el desembarco de Beowulf está situado,
según el poema, en un lugar identificado como “Land´s End” (El confín del mundo), y a
su llegada es recibido por Warden (Wulfgar), palabra que significa “Vigía”. Pues
resulta que al norte de Harty (Heorot) existe una pequeña bahía denominada en los
antiguos mapas como “Land´s End”, y los acantilados que la circundan aún se conocen
como los “Warden”.
Volviendo al poema, el vigía conduce al recién llegado a lo largo de una “straet waes
stanfah” (camino pavimentado por los romanos), pero es preciso tener en cuenta que no
existe este tipo de calzadas en Suecia o Dinamarca –regiones tradicionalmente
asociadas con la saga Beowulf-, aunque sí en la Isla de Harty.
También hay algunas connotaciones lingüísticas: al llegar al palacio, el joven guerrero
es recibido por el rey y por su esposa, llamada Wealtheow (Walto) , nombre que
algunos autores traducen como integrado por Wealh –una deformación germánica del
latín Volkae-, apelativo aplicado a ciertos pueblos celtas que utilizaban las lenguas
latinas y galo-británica. Theow puede interpretarse como una variante de serf, uno de
cuyos significados se aplica a los matrimonios por conveniencia para consolidar alianza
entre países. Por lo tanto, Wealtheow podría definir a una dama de la nobleza romano-
británica entregada en un acuerdo matrimonial a un rey germano local, Hrothgar.
Mas intrigante aún resulta la idea de que uno de los lugares más destacados de Kent,
Wallemberg´s Place, es la traducción de sajón medieval “Schrawynghop”, literalmente
“una franja de tierra rodeada de pantanos y marismas, y habitada por seres malignos
sobrenaturales”; el término deriva del protocelta “screawan”, con que se nombraba al
“Maligno” o al “Villano”, es decir, al diablo (cfr. ciénagas y marjales alrededor de
Heorot, y Gréndel y su Madre)
Con todo, los indicios parecen conducir a que el poema Beowulf se refiere a una visita
de guerreros frisios a uno de los primeros feudos germánicos en la Gran Bretaña.
Las dos primeras hazañas tienen lugar en Dinamarca, la tercera en el país de los
gautas. Esta distinción es relevante. El Beowulf se compone de dos poemas diferentes,
que solo tienen en común la figura del héroe. El primero (vv. 1-1887) es de total
ambientación danesa y daneses son también los asuntos y las digresiones; el segundo
(vv. 2200-3182) es propiamente gauta y se ocupa a menudo de los problemas políticos
de esta nación, en especial los derivados de su enemistad con los suecos (o skilfingos).
Sirven de unión entre estos dos cantos originales los vv. 1888-2199, que relatan el
regreso de Beowulf al palacio de su rey Híglak.
NOTAS
¿Dónde reside la virtud especial del Beowulf (…)? Cabría pensa rque reside en el tema
y en el espíritu que este ha infundido en el todo. (…)
Beowulf no es el héroe de una balada heroica, precisamente. No tiene lealtades
enfrentadas, ni un amor desventurado. Es un hombre, y eso para él y para muchos es
suficiente tragedia. No se trata de un accidente irritante el que el tono del poema sea
tan elevado y su tema algo tan pegado a la tierra. Es el tema en su seriedad suprema lo
que engendra la dignidad del tono: lif is laene: eal scaeced leoht and lif somod [la
vida se desvanece: todo pasa, la luz y la vida a una]. (…)
Es el talante del autor, la naturaleza esencial de su percepción del mundo, lo que me
importa, no la historia por sí misma. (…) Y en el poema lo que observamos no es
confusión, ni falta de entusiasmo, sino una fusión que ha tenido lugar en un momento
de contacto entre lo viejo y lo nuevo, un producto del pensamiento y de una profunda
emoción.
Uno de los elementos más poderosos de esa fusión es el coraje del Norte: la teoría del
coraje, que es la gran contribución de la primitiva literatura nórdica. (…) Al menos en
esta visión de la derrota final de lo humano (y lo divino hecho a su imagen), y en la
hostilidad esencial de los dioses y héroes por una parte, y de los monstruos por otra,
podemos suponer que la tradición pagana inglesa y noruega coincidían.
Pero en Inglaterra esta tradición entró en contacto con el cristianismo, y con las
Escrituras. El proceso de “conversión” fue largo, pero alguno de sus efectos fueron
inmediatos: una alquimia de cambio (que dio lugar en definitiva a lo medieval) se puso
enseguida en funcionamiento. No se ha de esperar que todas las tradiciones autóctonas
del mundo antiguo hayan sido sustituidas u olvidadas; porque las mentes que aun las
retienen han cambiado, y los recuerdos aparecen vistos desde una perspectiva
diferente: se hacen a la vez más antiguos y remotos y, en cierto sentido, más oscuros.
Es a través de una mezcla tal que se hizo posible la aparición de un poeta que
escribiera un poema a una escala y con una intencionalidad muy distintas a las de las
baladas de los trovadores, un poema para cuya composición contó a la vez con la
nueva fe y el nuevo saber (o educación) y con el cuerpo de la tradición autóctona (que
también había de ser aprendida), y que permitiría a la nueva mentalidad contemplarlas
juntas.
Fue, de hecho, como Virgilio, lo bastante versado en el apartado de lo vernáculo como
para disponer de una perspectiva histórica, incluso de una curiosidad de anticuario.
Proyecta su ubicación temporal en el “hace mucho tiempo”, porque ya entonces esa
fórmula poseía una atracción poética especial. Sabía mucho de épocas antiguas, y
aunque sus conocimientos –de cosas tales como ritos funerarios en el mar y de la pira
funeraria, por ejemplo- eran ricos y poéticos antes que precisos, una cosa la sabía con
certeza: que aquellos eran los tiempos del paganismo: paganismo, nobleza y
desesperanza.
Pero si bien lo específicamente cristiano fue suprimido, también lo fueron los viejos
dioses. (…)
Los monstruos habían sido los enemigos de los dioses, capitanes de los hombres; y,
dentro de los límites del Tiempo, los monstruos vencerían. (…) Porque los monstruos
no se retiran, tanto si los dioses van como si vienen. Un cristiano era (y es) todavía
como sus antepasados, un mortal cercado en un mundo hostil. (…) La tragedia de la
gran derrota temporal persiste por un momento, punzante, pero finalmente deja de ser
importante. No es derrota, puesto que el fin del mundo es parte del plan de Metod, el
Árbitro que está por encima del mundo mortal. Más allá se atisba una posibilidad de
victoria eterna (o eterna derrota), y la batalla real se plantea entre el alma y sus
adversarios. (…) Su autor aun está preocupado principalmente por el asunto del
hombre sobre la tierra, retomando desde una nueva perspectiva un tema antiguo: ese
hombre, cada hombre y todos los hombres, y todas sus obras, perecerán. (…) El autor
de Beowulf puso de manifiesto el valor de esa pietas que atesora el recuerdo de las
luchas del hombre en el oscuro pasado, el hombre caído y todavía no redimido,
desgraciado pero no destronado. (…) En este momento las nuevas Escrituras y la vieja
tradición se tocaron, y ardieron. (…)
En Beowulf tenemos, así pues, un poema histórico sobre el pasado pagano, o bien un
intento de crear uno (…) Es un poema obra de un hombre letrado que escribe sobre
tiempos antiguos; que, mirando hacia el heroísmo y la pena siente en ellos algo
permanente y simbólico a la vez. Así que lejos de ser un confuso semipagano –algo
históricamente poco probable para un hombre de esa clase y ese periodo-, a su tarea
contribuyeron en primer lugar el conocimiento de la poesía cristiana, especialmente la
de la escuela de Caedmon , y sobre todo del Génesis. (…) En segundo lugar, para su
tarea el poeta contaba con un considerable acervo de conocimientos sobre baladas y
tradiciones autóctonas. (…)
Beowulf,como conjunto, debio de conseguir admirablemente en la mente de los
coetáneos del poeta la ilusión de que levantaba el velo de un pasado pagano pero
noble, y cargado de una profunda significación, un pasado que poseía él mismo una
profundidad y que se perdía en el tiempo, en una oscura antigüedad de dolor. Esta
sensación de profundidad es un efecto y una justificación del empleo de episodios y
alusiones a antiguos relatos, en su mayoría más oscuros, más paganos y desesperados
que el ofrecido en primer plano.
Debemos desechar de nuestra mente la idea de que Beowulf es un “poema
narrativo” que cuenta una historia o trata de contarla a modo de una secuencia de
hechos. (…) El poema no fue pensado para que su desarrollo tuviera una continuidad.
Se trata en esencia de un equilibrio, una oposición de finales e inicios. En sus términos
más simples es una descripción contrastada de dos momentos de una gran vida, el
encumbramiento y el ocaso; una elaboración del antiguo e intensamente conmovedor
contraste entre la juventud y la vejez, el primer logro y la muerte inexorable. Está
dividido en consecuencia en dos partes contrapuestas, diferentes en cuanto al fondo, la
forma y la extensión. (…) En cualquier caso, no debemos ver en este poema la
intención de ser una excitante narración o una historia romántica. La propia
naturaleza de la métrica del inglés antiguo es juzgada con frecuencia de manera
injusta. En ella no encontramos una secuencia rítmica desarrollada en el verso, y
repetida con variaciones en otros versos. Los versos no se suceden de acuerdo a una
melodía, sino que se apoyan en un equilibrio; una oposición entre dos hemistiquios de
valor fonético y contenido significativo aproximadamente equivalente. (…) Se parecen
más a una obra de albañilería que a una pieza musical. En este fundamental hecho de
expresión poética pienso que hay un paralelismo con la estructura completa del
Beowulf. Beowulf es, en efecto, el más logrado de los poemas en inglés antiguo porque
en él los elementos, el lenguaje, la métrica, el tema y la estructura, están casi en
perfecta armonía. (…)
Beowulf no es un poema épico, ni tan siquiera una balada (lay) magnificada. No
hay términos ni en la literatura griega ni en ninguna otra que encajen exactamente, ni
tiene por qué haberlos. Aunque si tuviéramos que escoger un término, tal vez
deberíamos decantarnos por la elegía. Se trata de un poema heroico-elegíaco; y en
cierto sentido, sus primeros 3136 versos son el preludio de un epitafio. (…)
Y un último punto, que sentirán aquellos que hoy conservan la antigua pietas hacia
el pasado: Beowulf no es un poema “primitivo”; es un poema tardío, que emplea los
materiales (entonces aun profusos) que se conservaban de una época que estaba
pasando, de un tiempo que ahora se ha desvanecido para siempre, tragado por el
olvido; que los emplea con un nuevo propósito, con una mayor imaginación, si bien
con una fuerza menos amarga y concentrada. Porque Beowulf ya era antiguo entonces,
en el buen sentido dela palabra, y ahora produce un efecto singular. Es antiguo para
nosotros; y, no obstante, su creador estaba hablando de cosas ya antiguas y cargadas
de añoranza, y empleó todo su arte para conseguir que ese toque de profunda tristeza
que embarga el corazón, punzante y lejana, se hiciera más intenso.”
v.1: “¡Oíd!” (otras traducciones: “¡Atención! Desde tiempos inmemoriales hemos oído
hablar”)
v.60: “Fue Irsa la esposa- cuentan- de Onela” (otras traducciones: “Yrsse quien, según
he oído decir, luego compartiría su lecho nupcial con Onela”)
v.74: “He oído contar que a las lejanas naciones” (otras traducciones: “Según ha llegado
a mis oídos”)
v.88 y ss. : “día tras día, oyendo en la sala el gozoso alboroto, los sones del arpa y el
canto del bardo” (otras traducciones: “volvió a oírse el tañido de las arpas y el dulce
cantar de los bardos”)
v. 149 y ss.: “En tristes cantos la nueva extendióse y corrió por el mundo” (otras
traducciones: “mientras en todas las latitudes los poetas cantaban tristes baladas”)
v. 183 y ss. (una de las sólitas intervenciones del poeta): “¡Triste de aquel que en
horrible desgracia su espíritu entrega al abrazo del fuego! ¡Alivio no espere, ya nunca
saldrá!” (otras traducciones: “¡desdichado sea el que cae en las llamas del infierno!”)
v. 194 y ss.: “El acoso de Grendel a oídos llegó del intrépido gauta” (otras traducciones:
“y aquella larga noche negra se trasmitiría a través de los bardos trashumantes, hasta
llegar a oidos de los Geata”)
v. 496 y ss.: “alzóse en el Herot el canto del bardo” (otras traducciones: “escuchando
con placer las canciones del bardo”)
v. 581 y ss.: “De ti, sin embargo, no sé que se cuenten tan altas proezas, tan fieros
combates” (otras traducciones: “Ni Brecca ni ninguno de vosotros ha pasado jamás por
un trance siquiera similar, ni en los juegos de guerra ni en verdaderas batallas”. Esta
última traducción, o más bien adaptación, de R. R. Reynolds contiene, en su prosa,
oraciones como las siguientes: “Llegado este punto de la narración, el bardo de la corte-
que había estado llevando nota mental de todo cuanto Beowulf habia relatado, para
cantarlo a su vez en otras oportunidades, etc., etc.”; y otros como “-¡Silencio, cantor! Mi
amigo Beowulf desea continuar hablando”. Ambos pertenecen al contexto de los versos
581 y ss.)
v. 837 y ss.: “Allá a la mañana –así lo escuché- rodeaba al palacio un enorme gentío”
v. 867 y ss.: “A veces un hombre, un vasallo elocuente y de rica memoria, que sabía
muy bien incontables leyendas de tiempos antiguos, componía un cantar con su justo
trabado. Hábil entonces la hazaña gloriosa cantó de Beowulf disponiendo la historia y
cambiando palabras con mucha soltura. Expuso en su canto lo que él recordaba del hijo
de Wels, heroicas proezas que nunca se oían, el largo viaje, los odios y luchas del noble
Sigmundo, cosas que nadie llegó a conocer sino solo Fitela, que a este su tio, el propio
Sigmundo, sí las contaba”
v. 1027 y ss.: “De pocos señores oí que entregasen con tanta alegría en su rica mansión
cuatro piezas labradas y de oro brillantes”
v. 1063 y ss.: “Allá se acordaron el tono y la voz ante el buen capitán de la tropa de
Halfdan: el arpa sonó cuando el bardo de Ródgar, con mucho contento de toda la sala,
expuso de nuevo la historia famosa del súbito ataque del pueblo de Fin”
v. 1345 y ss.: “A la gente que vive y habita en mi reino, a mis buenos vasallos, he oído
contar que a menudo veían dos grandes espíritus”
v.2163 y ss.: “He oído que luego a las armas siguieron –ligeros e iguales- cuatro
caballos rojizo-amarillos”
v. 2172 y ss.: “A Higeda –se cuenta- el collar regaló, la joya excelente que diérale
Walto, la regia señora”
v. 2694 y ss.: “He oído que el noble mostro su coraje ayudando al monarca en el grave
peligro”
v. 2773 y ss.: “He oído que un hombre se pudo adueñar de las piezas que antaño
gigantes hicieran”
v. 2836 y ss.: “Pocos valientes había en el reino –así lo escuché- que, por más que
gustase de fieras hazañas, hubieran querido exponerse al aliento de aquel malhechor”
v. 3173 y ss.: “entonaron su canto y hablaron del rey, elogiando su vida, las nobles
hazañas del bravo diciendo”
BIBLIOGRAFÍA
Beowulf / Adaptado por R.R.Reynolds; 1ra. edición. Buenos Aires: Longseller,
2003
Beowulf y otros poemas antiguo germánicos/ Texto original y traducción,
prólogo y notas de Luis Lerate Castro; 1ra. edición. Barcelona: Seix Barral,
1974.
Tolkien, Christopher: Los monstruos y los críticos y otros ensayos. 1ra.
edición. Buenos Aires: Minotauro, 2008
Perés, Ramón D: Historia de las literaturas Antiguas y Modernas. 1ra edición.
Barcelona: Ramón Sopena, S.A., 1941