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Teatro de Moliére: “el gran Contemplador”

El gran mérito de Moliére es el haber sabido integrar todas las formas de comicidad
conocidas en su tiempo en una nueva forma teatral, clásica y moderna a la vez, que sin
desdeñar el alcance moral –castigat ridendo mores “corregir las costumbres
divirtiendo”- hace de la risa el centro de su arte.

Moliére no renuncia a ninguna de las posibilidades a su alcance, sabe asimilar todas las
influencias contrapuestas para fundirlas en el crisol de su propia comedia, original e
irrepetible.

Estas formas de comicidad son:


1. Teatro medieval: primario pero eficaz a la hora de desencadenar la risa.
2. Comedia española: rudimentaria en la psicología pero muy sutil en el enredo.
3. Teatro italiano: convencional en la pintura de tipos pero de brillante
estilización en el juego de los actores.
4. Teatro clásico francés: discursivo pero de gran altura psicológica.

PERSONAJES E INTRIGAS

El teatro de Moliére es universalmente válido porque refleja la vida en toda su riqueza y


complejidad y porque es un testimonio exacto de la sociedad de su tiempo: contempla y
refleja las tensiones entre las clases dominantes y sus modas y aspiraciones ocultas.

Moliére hereda los tipos tradicionales de la comedia italiana y española: pícaros,


criados, lacayos, pedantes, cornudos, etc. Pero al mismo tiempo crea otros:

 Padre: tirano doméstico, egoísta, que trata de sacrificar a su pasión la felicidad


de todos en su familia. Familia: “jóvenes enamorados” (hijos, ayudados por
lacayos y criados) y “parásitos” (viven de los desvaríos del dueño de casa y les
es ofrecida la mano de sus hijos. Suelen ser médicos ignorantes, devotos
hipócritas, nobles corrompidos, etc.)
 Celoso (marido o amante): posesivos, vigilantes. Desgraciados y ridículos a la
vez. Son engañados real o imaginariamente.
 Razonador: pariente o amigo del protagonista. Encarna el sentido común.
Intenta hacerlo razonar.

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