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Puebla - Benetti - LA POLITICA EDUCATIVA DE LA REVOLUCION ARGENTINA - Ok
Puebla - Benetti - LA POLITICA EDUCATIVA DE LA REVOLUCION ARGENTINA - Ok
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Krieger Vasena, ministro de economía de Onganía, era un hombre con fluidas relaciones con
organismos y financistas internacionales y con miembros de la gran burguesía local. Al momento de su
designación se había reordenado la estructura burocrática del Estado y los Ministerios se habían reducido
a cinco, por lo que quedaban bajo su órbita no sólo las funciones económicas y financieras sino también
las correspondientes al otrora Ministerio de Trabajo. Con excepción del Ministerio del Interior y de la
Secretaria General de la Presidencia, en manos de los “paternalistas" afines a Onganía, la mayor parte del
aparato estatal estaba ocupada por sectores de la misma extracción que el Ministro de Economía.
2
O´DONNELL, Guillermo, El Estado burocrático-autoritario. Triunfos, derrotas y crisis, Buenos
Aires, Ed. de Belgrano, 1996, 2da. ed., p. 124.
1
distribución de los frutos del esfuerzo colectivo”3. Y para el tercero –a cuyo término
terminaría la revolución con el traspaso del poder a un nuevo gobierno-, la orgánica
unión entre Estado y comunidad organizada. Para ello era menester terminar con la
actividad disociadora de los partidos políticos que fueron inmediatamente disueltos por
el gobierno militar, no así los organismos representativos de los intereses corporativos
de la comunidad a quienes se pensaba dotar de un protagonismo central en la nueva
arquitectura política. Un obstáculo, en este sentido, era la excesiva politización de los
sindicatos obreros que insistían en prácticas de presión sectorial obstaculizando las
medidas necesarias de reordenamiento del “tiempo económico”. Por ello, la
construcción de este nuevo “orden” estuvo acompañada por la implantación de un
modelo represivo que ejerció severos controles sobre los sectores populares
políticamente más activos y sus organizaciones, en pos de su disciplinamiento que, se
consideraría concluido, una vez lograda su exclusión política: supresión de la
ciudadanía y de la democracia política.
Si en un primer momento, la clase política toleró el cierre de las legislaturas
provinciales, del Congreso Nacional y la disolución de los partidos políticos fue con el
ingenuo convencimiento que el golpe generaría un cambio hacia una situación más
favorable. El pasado “azul” de Onganía, su adscripción al grupo “constitucionalista”
dentro del Ejército, alimentó esas falsas expectativas respecto de los pasos que daría el
nuevo gobierno para resolver la doble crisis de estancamiento político y económico. La
cuestión irresuelta de la exclusión del peronismo generaba constantes clivajes en el
sistema político que repercutían en el proceso de acumulación capitalista,
fundamentalmente porque el formidable poder de veto que conservaba el poder sindical
– “columna vertebral” del peronismo- se mantenía incólume a pesar de estar su líder en
el exilio.
El modelo económico impulsado en el período de Onganía por el Ministro
Krieger Vasena –representativo de los intereses económicos de la gran burguesía- no
necesariamente conformaba a los sectores paternalistas del Ejército. Sin embargo, como
bien señala O´Donnell “debido a su arcaica ideología y a que flotan enquistados en el
aparato estatal sin verdaderos soportes en la sociedad, los paternalistas no tienen otra
3
Discurso del Presidente de la Nación en la Comida de Camaradería de las Fuerzas Armadas, 5 de
julio de 1968, Secretaría de Difusión y Turismo, Bs. As., 1968, p. 15.
2
posibilidad que hacer –mal y despertando recelos- la política económica del gran capital
(...). Previamente a los golpes que han inaugurado este tipo de estado se había alcanzado
una crisis que hacía inviables las políticas populistas, económicas expansionistas,
parcialmente redistributivas e ideológicamente nacionalistas que fueron posibles antes
de la ola de inversiones extranjeras y de la transnacionalización y concentración de la
estructura productiva que precedió al surgimiento del burocrático-autoritario4.”5 Es
claro que esa crisis previa fue percibida como lo suficientemente amenazante para las
clases dominantes como para justificar la reimplantación del orden lo más rápidamente
posible, eslabonando los temores de la burguesía con los de las clases medias entorno a
una aspiración de “orden” y “autoridad” que sólo un “Estado fuerte” podría imponer.”6
A poco andar el gobierno militar, la ilusión inicial se hizo añicos. Onganía dejó
en claro tempranamente que la autodenominada “Revolución Argentina” no tenía plazos
sino objetivos, y que nada estaba más ajeno a los objetivos del gobierno que favorecer
una apertura política. Tempranamente también se evaporaron las promesas de “orden”
pomposamente anunciadas: a la Noche de los Bastones Largos en julio del ´66, le
sucedió dos meses después la muerte del estudiante Santiago Pampillón como
consecuencia de las heridas sufridas por la represión policial durante una manifestación
estudiantil en Córdoba, otro estudiante en Corrientes poco tiempo después, para coronar
con la gran movilización obrero-estudiantil de mayo del ´69 conocida como el
“Cordobazo”.
Otra prioridad del gobierno fue la cuestión del reordenamiento del Estado:
redimensionarlo y racionalizarlo para un funcionamiento más eficaz -con el oportuno y
orientado apoyo de la iniciativa privada-.
4
Estado burocrático-autoritario es la categoría analítico con la que define el autor a un tipo particular
de Estado en una sociedad capitalista. “La especificidad del burocrático-autoritario (BA) respecto a otros
Estados autoritarios de América Latina pasada y presente es que aquél surge como crispada reacción de
las clases dominantes y sus aliados ante una crisis que tiene en su tejido histórico un actor fundamental.
Esto es, un sector popular (incluyendo la clase obrera de esos capitalismos extensamente industrializados)
políticamente activado y relativa, pero crecientemente, autonomizado respecto de las clases dominantes.
Así, lo que da al BA su especificidad histórica es que quienes llevan a cabo y apoyan su implantación,
coinciden en que el requisito principal para extirpar la crisis es subordinar y controlar estrictamente al
sector popular, revertir la tendencia autonomizante de sus organizaciones de clase y eliminar sus
expresiones en la arena política”, en O´DONNELL, G., op. cit., p. 59.
5
O´DONNELL, G., op. cit., p.128.
6
Ibidem, p. 59.
3
Esta política económica afectó en forma desigual a las clases trabajadoras y a
las clases medias. Para las primeras significó congelamiento de salarios y la
introducción de ciertos mecanismos de flexibilidad laboral. Para las segundas, el
impacto se centró fundamentalmente en los empleados públicos que se vieron afectados
por el proceso de racionalización del Estado, pero al mantenerse controlada la inflación
–por debajo del 10%- los costos económicos fueron “tolerables” para un sector cuya
preocupación central siempre fue ésta. Sin embargo, serían los costos políticos del
modelo de Onganía los que llevarían a algunos sectores de las clases medias a
radicalizar sus posturas políticas. “Para la clase media, el golpe de Onganía supuso más
que una pérdida de representación política. Significó un violento ataque a lo que sus
componentes habían considerado tradicionalmente como su coto privado, incluso
durante la década infame de los años treinta: las universidades y el mundo de la
cultura en general. Las ocho universidades nacionales fueron intervenidas, al tiempo
que se anulaba su autonomía. El violento ataque de Onganía –en teoría una redada
contra la “infiltración comunista” y, en la práctica, un asalto a la libertad académica y
un intento de reformar la educación superior en interés de los grupos económicos
dominantes- contribuyó muchísimo a empujar a la juventud de la clase media hacia el
campo de la oposición nacional-popular ”.7
7
GILLISPIE, Richard, Soldados de Perón, Bs. As., Grijalbo, 1997, 4ta. reed. argentina, p.90.
4
efectos incrementarían la tasa de ganancia y permitirían el desarrollo de la economía
nacional.
En una mirada más amplia, puede inferirse que no todos los sectores que
participaban o apoyaban la gestión del gobierno de la Revolución Argentina (militares
y civiles), acordaban con el modelo de desarrollo industrialista, por el contrario, el
sector liberal – según O’Donnell – intentaba liberalizar la economía, disciplinar la mano
de obra, detener las exigencias del sector obrero e impulsar la transnacionalización del
capital apoyando a los sectores más dinámicos.
8
Se considera aquí la clasificación y análisis de Guillermo O’Donnell en el estudio de este período. Ver:
de O’Donnell Guillermo, op. cit.
5
carencia de recursos económicos incide desfavorablemente en los logros educativos de
la población y en la calidad de los mismos.
Por esto, es posible sostener que en el largo plazo, el sector liberal no tenía las
mismas expectativas en la educación que el sector paternalista y ello se tradujo en
algunas contradicciones e incoherencias en la orientación y ciertas decisiones de la
política educativa implementada.
9
Aguerrondo, Inés, Re-visión de la escuela actual, Centro Editor de América Latina S.A., Buenos
Aires, 1987.
10
De acuerdo a la estructura orgánica del período analizado, el nivel primario dependía del Consejo
Nacional de Educación, el que dejó de ser un cuerpo colegiado para concentrarse en un presidente
ejecutivo, asistido por tres asesores. Documento de la Secretaría de Estado de Cultura y Educación:
Astigueta, J, M, 1968 Año del Cambio en Educación, Bs. As. 1968.
11
En el mensaje del Secretario de Estado de Cultura y Educación Doctor José Mariano Astigueta, dirigido
al país por la cadena nacional de radiodifusión el 23 de mayo de 1968 cita el discurso del Presidente de
facto Onganía y dice: “En agosto de 1966 el Excelentísimo señor Presidente de la nación se dirigió al país
y al ofrecer un panorama de la situación general se referió a las anomalías existentes, destacando que
adquiría particular significación la “formación moral, cultural, científica, técnica y artística sin una
orientación definida y desvinculada del acervo religioso e histórico de la Nación de las verdaderas
necesidades del momento y del desarrollo del potencial humano”, Ello impide”, agregó, “satisfacer
legítimos requerimientos de bienestar del pueblo”. Como puede leerse se hace mención explícita a la
formación religiosa que debe dar la educación en general, sin discriminar en escuelas laicas y religiosas.
Astigueta, J. Mariano, 1968 Año del cambio en Educación. Secretaría de Estado de Cultura y
Educación. Bs. As. 1968
7
La primera y en nuestro criterio la que caracteriza la política educativa, es la
reorganización de la administración del sistema, aplicando los criterios de eficacia y
eficiencia. En este momento, con la intención explícita en sus discursos de lograr la
organización racional del sistema, se da una nueva orgánica para la Secretaría de
Cultura y Educación donde se concentra el poder de decisión en instancias
unipersonales y se retoma la propuesta de descentralización iniciada en 1961 –1962.
12
Bravo, H, F, La descentralización educacional. Sobre la transferencia de establecimientos. Centro
Editor de América Latina, S.A. 1994
8
desamparo”. Si a estas declaraciones se agrega la participación importante otorgada al
servicio privado, podría comprenderse que se iniciaba una desconcentración con
posibles salidas privatizadoras en el largo plazo.
La segunda línea de trabajo intentó una reforma curricular que como se señaló
anteriormente tuvo alcances parciales en el nivel primario en el aspecto metodológico,
así como en la cobertura de educación con las escuelas de jornadas completas,
alcanzando para agosto de 1968 un número de 122 en la Capital Federal y 52 en el
interior del país.13
13
Idem, pág. 21
9
proyecto institucional. Los cargos para los docentes estables comprendían horas frente a
curso y extra -clase destinadas “a la recuperación de y a la formación integral del
educando y para perfeccionamiento del docente en servicio.”14 Los establecimientos
que se encuadraban en este régimen contaban con cargos para las figuras de Asesor
Pedagógico, Tutores o Consejeros de curso, Psicopedagogo, el Ayudante del
Departamento de Orientación y el Auxiliar Docente.
De las reformas educativas implementadas, se considera que fue una de las más
importantes y serias académicamente por la posibilidad de integración de los equipos
docentes con una dedicación semi completa o completa para el establecimiento y por la
cuota de poder otorgada a la dirección para disponer en algunos cargos de su planta
funcional, de acuerdo a las modificaciones, reformulaciones y nuevos proyectos.
Política y Universidad
14
Decreto 665 del Poder Ejecutivo Nacional, Buenos Aires, 27 de marzo de 1981.
10
A partir de este momento la Universidad inaugura un período que se caracteriza
por la importancia de la producción científica, de las publicaciones, el alto nivel
académico de los docentes, la disponibilidad presupuestaria para sostener la
infraestructura adecuada, no solamente en las ciencias duras sino también en las
ciencias sociales y en las artes.
15
En su análisis histórico sobre la Argentina, Luis Alberto Romero entiende que: “...gracias a su
autonomía, la Universidad se convirtió en una “isla democrática” en un país que lo era cada vez menos y
– lo que es peor – que creía cada vez menos en la democracia, de modo que la defensa misma de la “isla”
contribuyó a consolidar las solidaridades internas.
No se trataba, sin embargo, de una isla con voluntad de encierro. Mientras germinaban en ella multitud de
propuestas políticas que luego se transferían al debate de la sociedad, la Universidad se preocupó
intensamente, aunque con éxito desigual, por la extensión de sus actividades a la sociedad toda.”
ROMERO, Luis Alberto, Breve Historia Contemporánea de Argentina, Fondo de Cultura Económica.
S.A., 1º Edición Bs.As. 1994.
11
La oposición de la Universidad al peronismo, como hecho político no pasó
desapercibida para el partido militar, sobretodo para el sector integrista que junto a la
Iglesia se hizo cargo de la Secretaría de Estado, Cultura y Educación. No sólo ese
hecho fue llamativo, sino también la vigencia, en esta institución durante un período
relativamente importante, de un orden interno de características democráticas.
En este contexto sumamente complejo, donde cada sector pretendía imponer sus
intereses por sobre los demás, el ambiente democrático de la Universidad mencionado
anteriormente, la reacción de oposición planteada al gobierno de Frondizi por el art. 28
del decreto-ley 6403/55 que formalizó la ley 14.557, trasladada a la movilización en
calles y establecimientos educativos, la presencia de la Revolución Cubana en el debate
universitario como ejemplo de la capacidad de concreción de la transformación social
imaginada, la significación del triunfo de un país dependiente sobre el imperialismo con
métodos violentos por afuera de la discusión política, el surgimiento de las nuevas
izquierdas que comprendían un amplio abanico de tendencias derivadas del pensamiento
marxiano, por cierto, este dinamismo de la Universidad se visualizaba como una
12
amenaza para la gobernabilidad del país y para la concreción del proyecto del
desarrollismo autoritario.16
16
En este sentido también Daniel Cano interpreta que “La vigencia de la autonomía institucional de las
universidades nacionales y la aparición de nuevos agentes educativos en el nivel superior (privados y
provinciales), en una situación de aumento considerable del número de instituciones, fragmentan la
conducción del sistema universitario. Esta situación, junto con el temor ante la creciente politización y
radicalización del estudiantado y del cuerpo docente de las universidades nacionales (radicalización que
se enmarca en el clima latinoamericano e internacional gestado a partir del proceso revolucionario en
Cuba), serán dos preocupaciones centrales del golpe militar que derrocará al gobierno del Dr. Illia en
1966. Cano Daniel, La Educación Superior en La Argentina, FLACSO.CRESALC/UNESCO. Grupo
editor latinoamericano. Bs.As. 1985
17
En palabras de un protagonista central del período, José Luis Romero: “Pronto se hizo sentir el carácter
autoritario del gobierno: Un Estatuto de la Revolución condicionó la vigencia de la Constitución, se
suspendieron las actividades políticas, se ejerció una severa tutela sobre periódicos y libros y, en el
episodio más criticado de su gobierno, se acabó mediante un acto policial con la autonomía de las
universidades. Pareció entonces que, más que contener los desbordes estudiantiles, se buscaba destruir la
fecunda y creativa experiencia universitaria iniciada en 1955”, citado por Romero, Luis Alberto, Breve
Historia de la Argentina, Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A., 1996.
13
la institución de la intromisión de personas ajenas al ámbito universitario y
simultáneamente promoviendo el desarrollo científico de acuerdo a las exigencias del
capitalismo avanzado.
18
Ver Anexo nº Entrevista al Arquitecto Cesar Benetti y a la Sra. Ana María Lorandi, pág. 12.
14
parecería con cierta independencia de los procesos socio-políticos, también puede
comprenderse como estrategia de resistencia frente a situaciones violentas, a veces
promovidas y otras aceptadas por acción u omisión en el contexto internacional, por
algunos sectores gremiales, políticos, económicos, medios de comunicación y amplios
sectores sociales de la Argentina.
La atracción ejercida por los países centrales y su nivel de vida, los avances
logrados en la producción científica y en la masa crítica universitaria eran elementos
que tal vez podrían haber estado presentes en la decisión de mantener el camino iniciado
con el Gobierno de Frondizi, a pesar de la convivencia con el autoritarismo y con la
fuerte presencia en Educación del pensamiento más conservador de la Iglesia Católica.
19
Ver: Solari, A, Desarrollo y Política social en América Latina. En: Revista de la
CEPAL, 1er Semestre de 1997.
15
para la extensión del sistema, incrementar los niveles educativos de la población,
disminuir la deserción. Con este instrumento, aporte de la estadística y de la economía
se proponían racionalizar y redimensionar las estructuras administrativas del sistema
educativo, sus instituciones escolares, universidades y de los proyectos formulados en la
búsqueda de la mayor eficacia.
20
Astigueta, op. cit, pp 13
21
El Dr. Cantini fue rector de la Universidad Nacional del Litoral en el período 67-68 para pasar a
desempeñarse en igual cargo a partir de esa fecha en la recién creada Universidad Nacional de Rosario.
22
Pérez Lindo, Augusto, Universidad, Política y Sociedad, Buenos Aires EUDEBA, 1985, pág. 151
16
El modelo de universidad norteamericano -de estructura departamentalizada-
ejerció fuerte atractivo para aquellos sectores universitarios vinculados al diseño de
nuevas universidades (es el caso de la Universidad Nacional del Sur, y del fallido
Proyecto “Ciudad Universitaria” en la Universidad Nacional de Rosario). Este modelo
era más factible aplicarlo a esta situación de fundación o refundación, mientras que se
dificultaba en el caso de las universidades más antiguas del sistema.
Esta forma de organización cumplió dos funciones, por un lado permitía una
optimización de los recursos financieros, en este caso es ilustrativo lo expresado por el
Arquitecto Benetti Aprosio: “Todo el Sistema Universitario estaba pensado no por
Facultades sino por Departamentos. Por ello los edificios preveían espacios comunes –
los pasillos- donde los estudiantes de las distintas disciplinas se juntaban, aulas en
subsuelo tipo SUM y arriba todos los departamentos (se actuaba con) el
convencimiento de que la Universidad no podía dispersar esfuerzos, debía
departamentalizarse (...) No había un modelo específico a seguir. No te olvides que en
esa misma época se hicieron los primeros pabellones de Ciudad Universitaria de
Buenos Aires y se hicieron como Facultades y nosotros estábamos en contra de eso,
porque creíamos que era un derroche de esfuerzo. Vos tenías que tener Matemática en
Filosofía, en Ingeniería, en Arquitectura, en Cs. Económicas, entonces lo que existiría
era un Departamento de Matemática y desde allí cada carrera tomaba el curso que
necesitaba”.23 Por el otro, la departamentalización dificultaba la posibilidad de
organización del claustro estudiantil para actividades extracurriculares y participación
política, por las escasas oportunidades que permite dicha organización, para establecer
relaciones de comunicación entre alumnos de una misma carrera.
El proyecto del Dr. Taquini (h) que se propuso en Alta Gracia Córdoba para
1968, promoviendo la organización de las universidades por departamentos, el
redimensionamiento a través de su escisión como en el caso de la Universidad Nacional
del Litoral o con la creación de nuevas instituciones universitarias cubriendo zonas de
influencia más reducidas, no sólo cumplía con el interés de reducir gastos sino también
posibilitaba la reconstrucción del sistema universitario con unidades académicas más
23
Benetti Aprosio cit
17
pequeñas y por la misma razón, controlables. La dimensión de la Universidad ideal
debía contener una matrícula entre 12.000 y 15.000 estudiantes, que para el caso
Argentino se aceptaba entre 20.000 y 6.000.
18
Bibliografía
Decreto 665 del Poder Ejecutivo Nacional, Buenos Aires, 27 de marzo de 1981.
GILLISPIE, Richard, Soldados de Perón, Bs. As., Grijalbo, 1997, 4ta. reed. Argentina.
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