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Carta abierta de los docentes contratistas al consejo académico de la Universidad del Valle, al

cuerpo docente, al movimiento estudiantil y a la comunidad universitaria en general

En el contexto de la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia que azota actualmente al


planeta, y más particularmente, en medio de la situación extraordinaria que enfrentamos en
estos momentos en las instituciones educativas públicas, los docentes contratistas de la
Universidad del Valle reunidos en Asamblea virtual el 2 de mayo del presente año
consideramos importante y necesario extender nuestro saludo a toda la comunidad
universitaria. Somos conscientes de que la gravedad de las actuales circunstancias nos obliga,
hoy más que nunca, a defender el rol social de las ciencias y las artes, a ejercer el pensamiento
crítico y a fortalecer la práctica de los valores ciudadanos. En este marco, reunidos en
asamblea, hemos decidido dirigir a ustedes la presente carta abierta.

En primer lugar, hacemos un llamado a que se reconozcan el esfuerzo y el compromiso con


el que los docentes de la Universidad hemos asumido los retos implicados por las actuales
circunstancias. En muchos casos, no hemos contado con las herramientas necesarias; pero sí
inspirados por nuestro compromiso social y por el sentido de pertenencia que nos une a la
Universidad del Valle, más allá de nuestra condición contractual. Sin embargo, no
desconocemos la condición excepcional y crítica de la actual coyuntura, que, por cierto, ha
afectado el desarrollo de algunos cursos

En este orden de ideas, los docentes contratistas de la Universidad del Valle consideramos
imperativo visibilizar una serie de problemas que actualmente afecta, tanto el ejercicio de
nuestra práctica profesional como nuestras condiciones de subsistencia. En algunos casos, se
trata de cuestiones generadas por la actual crisis sanitaria; sin embargo, en su mayor parte,
estas situaciones remiten a problemas preexistentes que se han profundizado en el contexto
de las actuales circunstancias:

1) Las nuevas condiciones implicadas por la pandemia y, en particular, por la


virtualización de los cursos y asignaturas han generado -para nosotros- un
significativo aumento en el tiempo de trabajo, el cual (debido a las condiciones
contractuales a las que estamos sujetos) no se nos reconoce en términos salariales.
Es importante que la comunidad universitaria tenga presente que, en las actuales
circunstancias, se nos exige una dedicación temporal completa y casi exclusiva; pero
el pago de nuestros salarios sigue sujeto a la fórmula “hora de clase efectivamente
dictada, hora pagada”; esto nos constriñe a asumir obligaciones laborales adicionales,
en otras instituciones. Así, no solo hemos debido enfrentar una indiferenciación entre
el tiempo de trabajo y el tiempo libre, y entre el espacio laboral y el espacio personal,
sino que, en la práctica, nos hemos visto enfrentados a la disminución de nuestros
ingresos, si los consideramos en relación con la extensión de la jornada laboral.
2) La situación de incertidumbre e inestabilidad laboral, a la que ya nos tenía
sujetos nuestra condición contractual, se ha agudizado: temor a perder el trabajo,
en medio de las actuales circunstancias. Esto, además, nos pone en una situación de
vulnerabilidad frente a posibles abusos de poder.

3) Hemos tenido que asumir, junto a los estudiantes, gran parte de los costos que
es necesario cubrir, para poder adelantar el proceso de virtualización. Por
ejemplo: los costos de la conexión a internet, la adquisición y mantenimiento de los
equipos idóneos, la compra de licencias para el uso de software. Incluso, en la
mayoría de los casos, hemos tenido que financiar, por nuestra cuenta, la capacitación
en el manejo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

4) Nos enfrentamos a condiciones de desigualdad en el acceso a los recursos


bibliográficos y didácticos de la universidad, tales como el acceso a las bases de
datos, a la biblioteca digital de la universidad, o al goce de licencias para el uso de
software. Estos, muchas veces, se les niegan a los docentes contratistas. Se les
restringen, o se someten a diligencias irrealizables en las actuales condiciones.
Lastimosamente, las autoridades de la Universidad han mostrado una incomprensible
indiferencia frente a esta problemática.

5) Es cierto que la Universidad ha ofrecido al cuerpo docente algunos cursos de


formación y actualización en el uso de las nuevas tecnologías. Pero, en muchos
casos, no han considerado las condiciones particulares de los docentes
contratistas, tales como su disponibilidad horaria.

6) En buena parte de las unidades académicas, estamos sujetos a procesos de


evaluación docente que no consideran las asimetrías y problemas generados por
las actuales circunstancias.

7) Por último, enfrentamos una difícil agudización de las desigualdades


preexistentes. Por este motivo, entre otras cosas, nos vemos hoy ante la situación de
tener que sufrir varios meses sin una condición laboral definida, sin aportes
pensionales ni cobertura de salud; en medio de las actuales circunstancias.
Dado lo anterior, es importante recalcar que, aunque la actual situación de crisis ha obligado
a transferir contenidos, mediante las nuevas tecnologías de la información y la comunicación,
la universidad no ha encarado todavía un verdadero proceso de preparación para la educación
virtual. Por tanto, la actual situación excepcional no puede ser interpretada como una
“nueva normalidad”; mucho menos como una transformación definitiva en la modalidad
de la enseñanza en nuestra alma mater. Conforme a ello, subrayamos que la virtualización es
un proceso complejo, que demanda una inversión en infraestructura, planta técnica y
profesional, en materiales didácticos y, por supuesto, en formación profesoral.

Hacemos un llamado, también, a que se tenga presente que la actual situación de crisis no
puede constituir un justificativo para rebajar la calidad de la educación que se brinda
en nuestra alma mater; tampoco para precarizar la calidad de la educación pública
como un todo. Al respecto, es importante recordar que los docentes contratistas, en tanto
constituimos dos terceras partes del total del cuerpo docente en la Universidad del Valle,
somos un elemento fundamental en la construcción y mantenimiento de esa calidad
académica que históricamente ha caracterizado a esta institución.

Como docentes contratistas, reafirmamos nuestra disposición y compromiso frente a la


mitigación y superación de la actual problemática; sin embargo, hacemos un llamado a
que se eliminen todas las situaciones de inequidad a las que estamos sometidos, debido
al tratamiento contractual que nos brinda la universidad, las cuales, como se vio previamente,
se han profundizado en el actual contexto. Así que es importante tener presente que existe un
límite material en los esfuerzos que podemos hacer.

Finalmente, y en virtud de todo lo anterior, solicitamos -a las autoridades de la


Universidad del Valle, al movimiento estudiantil y a la comunidad universitaria, en
general- que se consideren e implementen medidas tendientes a resolver la situación de
asimetría, inequidad y vulnerabilidad, en la que nos encontramos en este momento los
docentes contratistas. Por ejemplo: el reconocimiento de las horas de trabajo adicional, que
nos está demandando la actual problemática y la implementación de un contrato que nos
brinde unas garantías mínimas de estabilidad laboral a lo largo del año. También, en este
marco, es pertinente recordar que, hasta ahora, los docentes contratistas, lejos de representar
un gasto o detrimento al patrimonio de la Universidad, le hemos constituido un enorme
ahorro; precisamente, debido a la precariedad de nuestra condición contractual.

Atentamente,

Asamblea de Docentes Contratistas de la Universidad del Valle

Santiago de Cali, mayo 7 de 2020

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