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Arqueología y etnohistoria de las Tierras Bajas de Bolivia

Introducción

En la percepción de mucha gente, Bolivia es un país andino. Sin embargo, dos terceras partes del
territorio boliviano corresponden a las tierras Bajas, las cuales se extienden al Este de los Andes
Con aproximadamente 684.000 km, las tierras Bajas de Bolivia son más extensas que el territorio
Paraguayo y geográficamente muy diversas

Lamentablemente, la mayor parte de estas regiones carecen de investigaciones sobre el pasado


prehispánico y estamos lejos de poder reconstruir la larga historia de las ocupaciones humanas en
las tierras Bajas de Bolivia. De todas formas, en este capítulo se exponen los estudios tanto
arqueológicos como etnohistóricos realizados hasta la fecha en cada una de las tres macro
regiones que conforman las tierras Bajas: Amazonia, Oriente y Chaco.

Lógicamente, existen diferencias cuantitativas y cualitativas de las investigaciones arqueológicas y


etnohistóricas desarrolladas en cada una de las regiones mencionadas. Los Llanos de Mojos, por
ejemplo, han recibido la mayor atención por parte de los arqueólogos, y gracias a esos estudios se
dispone de los datos más antiguos y detallados de las poblaciones que ocuparon la Amazonia
boliviana antes de la llegada de los españoles.

En el oriente boliviano, las investigaciones arqueológicas en los Llanos de Grigotá permiten


formarse una primera idea sobre algunos acontecimientos puntuales de la historia prehispánica de
la región, la cual es enriquecida por estudios etnohistoricos que reconstruyen el complejo paisaje
cultural de Santa Cruz indígena.

El Chaco boliviano es en gran parte una región arqueológicamente inexplorada y los datos
disponibles sobre la diversidad cultural y étnica de sus habitantes, así como la relación que estos
grupos mantenían con las zonas vecinas en épocas prehispánicas, son temas abordados por los
especialistas en base a fuentes históricas y datos lingüísticos.

Esperamos que la lectura de esta parte sirva para ampliar su conocimiento del pasado
prehispánico de las Tierras Bajas y se constituya en fuente de inspiración para valorar, cuidar y
proteger la riqueza del patrimonio arqueológico de estas regiones.

LOS Llanos de Mojos

Carla Jaimes Betancourt y Heiko Prümers

La investigación arqueológica en los Llanos de Mojos está estrechamente ligada tanto a algunos
desarrollos culturales en Brasil, como a las corrientes académicas que influyeron la investigación

arqueológica en la Amazonia (Ver recuadro de Arqueologia Amazónica). Por eso se mencionarán


también algunos hallazgos relevantes hechos en territorio brasileño, colindante con Bolivia

Recuadro 22

Arqueología Amazónica
Carla Jaimes Betancourt

Existen muchas razones por las cuales el pasado de la región amazónica fue y es todavia
menospreciado. Posiblemente las descripciones etnográficas del siglo pasado son las directas
responsables para que las sociedades de los Andes sean vistas como civilizadas y las sociedades
de las tierras Bajas como barbaras"

Entre 1940 y 1947, Julian Steward editó un compendio de seis volúmenes de los pueblos indigenas
de Sud América (Handbook of South American Indians), que fue publicado por el Instituto
Smithsonian. En esta obra se clasificaron las áreas culturales de acuerdo a su medio ambiente y
potencial agricola. De esa manera, el área de la cultura andina fue clasificada dentro de los tipos 3
y tipo 4 áreas con potencial agricola ilimitado o con potencial agrícola en crecimiento, mientras que
las áreas culturales de bosque tropicaly selva correspondian al tipo 1 y 2, es decir, áreas sin
potencial agrícola o con un limitado potencial agricola. Esta clasificación determinaba al mismo
tiempo el desarrollo cultural de sus habitantes. Así, se postulo que las sociedades del área andina
tenían el más alto desarrollo cultural de América del Sur, mientras que en la Amazonia se tenían,
por un lado, "tribus marginales de cazadores recolectores y, por otro, sociedades de floresta
tropical. Estas sociedades estaban caracterizadas por tener una limitada agricultura de
autoconsumo, que si bien permitia el establecimiento de una población más densa y permanente,
se encontraban limitadas por un ambiente improductivo, en el que era imposible la producción de
excedentes que conlleve a una especialización y división del trabajo, estratificación social y
organización política centralizada

Las claras diferencias que presentaban las poblaciones de distintas áreas geográficas influyeron en
gran medida en la lectura de los datos arqueológicos. A mediados del siglo pasado, la arqueóloga
Norteamericana Betty Meggers (1954) proponia que el medio ambiente era una condicionante
importante de la cultura ya que, según ella, el nivel de desarrollo cultural dependia del potencial
agrícola del medio ambiente ocupado. Aunque algunos sitios arqueológicos de importante
antigüedad eran encontrados en la región Amazónica, Meggers (1979, 1996, 1997, trataba de
explicarlos mediante teorías medio ambientales o difusionistas. Por ejemplo, ella creía que las
innovaciones tecnológicas y culturales como la cerámica, la agricultura o la complejidad social,
habrían llegado a la Amazonia procedentes de los Andes o Mesoamérica. También postuló que las
culturas asentadas en la Amazonia, como por ejemplo la cultura Marajo, en la boca del Amazonas,
se habría deteriorado debido a que el medio ambiente tropical no ofrecia los recursos suficientes
para mantener grandes poblaciones, lo que limitaba y degradaba sus condiciones sociales.

No obstante, estas teorias no podian explicar las evidencias arqueológicas que de manera más
frecuente se iban encontrando en la Amazonia ni tampoco servían para objetar los escritos de los
primeros europeos que ingresaron al Amazonas a mediados del siglo XVI e inicios del siglo XVII.
Escritos como el del padre Carvajal (1542), quien acompañó en su expedición a Francisco de
Orellana, hacen referencia a grandes aldeas, algunas ocupadas por miles de personas, integradas
en amplias redes interregionales de comercio y confederaciones políticas regionales. Tales
referencias desaparecen de los escritos históricos a inicios del siglo XVIII, posiblemente porque en
los primeros cien años de contacto las poblaciones queda ron diezmadas por las epidemias, la
guerra y la esclavitud. Seria imposible negar el impacto que tuvo la colonización europea en la
densidad demográfica y los modos de vida de los pueblos que habitaron todo el continente
Americano.

Retomando nuevamente la explicación sobre las posturas teóricas que influyeron la historia de la
arqueologia amazónica, se debe aclarar que la mayoría de los antropólogos estaban convencidos
de que no era la agricultura sino el medio ambiente en general, lo que influía a las poblaciones. En
este sentido, las diferencias en el grado de fertilidad de los suelos y el clima determinan el grado de
productividad agricola, que al mismo tiempo influye en el tamaño de población, la organización
política y el desarrollo tecnológico de la cultura.

Un fuerte oponente de estas teorías fue Donald Lathrap (1970). Este arqueologo Norteamericano
propuso que los grupos amazónicos habían tenido un desarrollo autóctono y que su medio
ambiente era el adecuado para la agricultura intensiva de raices, como por ejemplo la yuca
(Manihot esculenta) domesticada en las llanuras inundables entre los 5000 a 3000 a.C. Lathrap
creia además que el aprovechamiento de recursos alimenticios de los rios amazónicos habría
permitido el asentamiento de densas poblaciones, las cuales poselan una notable complejidad
social, una sofisticada industria alfarera y una red intercambio de bienes de prestigio a larga
distancia.

1. Pedra Pintada 2. Minas 3. Taperinha 4. Marajo 5. Xingu 6. Proyecto Amazonia Central 7.


Dourado 8. Periquitos 9. Monte Castelo 10. Geoglifos del Acre

Figura 118. Mapa de la cuenca Amazónica con las áreas y sitios mencionados. Fuente: Jaimes
Betancourt.

Los hallazgos arqueológicos no se dejaron esperar (Fig. 118). Efectivamente, en el sitio de


Caverna da Pedra Pintada, en el Bajo Amazonas, Estado de Pará, Brasil, se encontro instrumentos
liticos datados alrededor de 9000 años a.C pertenecientes a grupos dedicados a la caza, pesca y
recolección de frutas. (Roosevelt et al. 2002). Cabe señalar que este no es un hallazgo aislado y
que en diferentes áreas de la Amazonia de Brasil, Colombia y Venezuela se tienen registros de
diversas ocupaciones en torno al 7000 a. También cerca de Bolivia se tienen noticias de sitios
arqueológicos muy importantes, como los encontrados en los estados de Mato Grosso y Rondonia,
cerca del rio Guaporé. En los sitios denominados Dourado y Periquitos diferentes artefactos liticos
fueron fechados entre 12000 y 9000 a. C. (Miller, 1987; Meggers y Miller, 2003).

En la Amazonia también se llevaron a cabo importantes innovaciones tecnológicas que incluyen la


temprana producción de cerámica. En sitios de conchales ubicados en la desembocadura del rio
Amazo nas, se identifico en los años sesenta una cerámica muy temprana denominada Mina, la
cual fue fechada alrededor de 3500 a. C. También en el bajo Amazonas, en el sitio de Taperinha,
se produjo el hallazgo de la cerámica más antigua de todo el hemisferio Sur, datada alrededor de
5000 a. C. (Roosevelt, 1991, 1995). en la cuenca del Alto Madeira, frontera con Bolivia, se tienen
evidencias arqueológicas de pueblos seden tarios, que alrededor de 3500 a. C. domesticaron la
yuca (Manihot esculenta) y una palma de gran tamaño, conocida en Bolivia con el nombre de
tembe (Bactris gasipaes) (Neves, 2011).

Además, en los últimos años se han investigado sitios arqueológicos tan extensos que corroboran
la alta densidad demográfica en tiempos prehispánicos, como por ejemplo en la Isla Marajo, en la
boca del rio Amazonas, donde se documentaron largas ocupaciones en monticulos artificiales con
áreas públicas y cerámica exquisitamente decorada entre el 400 y 1350 d. C. (Roosevelt, 1991;
Shaan, 2004, 2008). En la cuenca del Alto Xingú, se tienen claras evidencias de grandes pueblos
conectados por caminos radiales que florecieron alrededor de 1200 d. C. (Heckenberger et al.,
2003, 2008). En la Amazonia Central, en el área de confluencia entre los rios Negro y Solimões, el
proyecto PAC ha investigado enormes asentamientos asociados a suelos fértiles, conocidos como
"terras pretas" (Neves et al., 2003, 2004, 2006) (Fig. 119) y en el Acre, antiguo territorio de Bolivia,
la acelerada deforestación ha hecho visible zanjas circulares, cuadradas y trapezoidales,
denominadas geoglifos", cuya construcción habria empezado a principios de nuestra era (Shaan et
al., 2010; Saunaluoma et al, 2012) (Fig. 120).

Figura 119. Excavaciones arqueológicas en el sitio Hatahara, Amazonia Central Fuente: E. Neves

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