Se manifiesta cuando el niño, de manera continua y excesiva, está corriendo, subiendo
y bajando de las cosas; tiene dificultad para mantenerse sentado en reposo o simplemente sentado; se mueve en exceso durante el sueño y siempre está eufórico o actúa como impulsado por un motor, colocándose, a veces, en situaciones peligrosas. Algunos estudios demuestran cierta relación entre hiperactividad y altos niveles de plomo. Otros han descubierto que la hiperactividad se caracteriza por anomalías físicas leves, tales como el tamaño anormal de la cabeza, orejas mal formadas, dedo pulgar torcido, paladar elevado y cabello muy fino, las cuales tienen que ver con desarrollo fetal desviado. La mayoría de los niños hiperactivos muestran un nivel alto de actividad motora, que por lo general llega a iniciarse en su etapa de lactantes (bebes muy inquietos que adquieren tempranamente las distintas etapas del desarrollo motor), donde algunos presentan periodos muy cortos de sueño y despiertan alertas, sin hambre, sin molestias y dispuestos a jugar. Afortunadamente, el nivel de actividad motora del niño disminuye de manera progresiva durante la primera década de su vida y frecuentemente desaparece completamente alrededor de la pubertad.
MANIFESTACIONES QUE NO SON HIPERACTIVIDAD:
Hipermotilidad: Algunos niños vienen marcados genéticamente con alto nivel de actividad. Se muestran inquietos como se mueven, están en constante actividad debido a la ansiedad, pero sus movimientos están dirigidos a una meta. Son adaptativos y sus manifestaciones motoras están directamente relacionadas con situaciones específicas. Impulsividad: Hay conductas impulsividad provocadas por emociones intensas y que se manifiestan en situaciones determinadas. Tampoco es raro que algún niño privado culturalmente actúe de manera impulsiva por las normas sociales que posee. Distractibilidad y tiempo de atención corto: La falta de atención es como un niño sin motivación o pasivos que muestran signos de aburrimiento porque las tareas que deben realizar son demasiado fáciles, muy difíciles o incluso inaceptables. También pueden vagar los pensamientos o sentimientos en los niños ansiosos, obsesivos o con transformó de pensamiento. Rabietas: Pueden ser manifestaciones de mala conducta, de manipulación o de agresión no social de un niño que le falta control paterno efectivo; o expresiones de coraje o ira, si acaso tiene tendencias paranoides.
Comprender y educar con sensibilidad a los niños muy sensibles Cómo acompañar y apoyar a tu hijo emocional en su camino y educarlo felizmente sin reñirle