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El globo aerostático: un invento que llevó a la humanidad a superar la mítica

caída de Ícaro
Por Rocío Tenorio - 20 noviembre, 2019

Un rasgo característico de la humanidad es superar obstáculos, uno de los


sueños más grandes de las personas es poder volar y hace más de 200
años el globo aerostático nos regaló la primera experiencia cercana a lo que
había deseado desde el mítico vuelo de Ícaro. Te contamos la historia.

El globo aerostático: el primer paso en la historia de la aeronáutica


El globo aerostático fue inventado por los hermanos Montgolfier (Joseph-Michael y
Jacques-Étienne) que eran hijos de un fabricante de papel. Mientras jugaban, notaron
por accidente que una de las bolsas que habían estado arrojando se elevó en el aire
después de pasar cerca del fuego.

Esa fue la chispa que encendió la llama del ingenio, juntos hicieron varios intentos, con
bolsas de diferentes materiales, (cada vez más livianos, resistentes y de mayores
dimensiones).

Hacer volar a un objeto maravilló a los espectadores de su primera demostración


pública, ese día lograron que una bolsa esférica de once metros de diámetro hecha de
lino, forrada de papel con un peso de 226 kilos se elevara por más de 1600 kilómetros.

La primera tripulación
Los logros ya eran impresionantes, la gravedad parecía haber sido burlada y esta vez
los hermanos Montgolfier quisieron llevar al hombre al cielo.

Incluso en el siglo XVII, los inventores necesitaban del permiso de las autoridades para
poder subir a humanos a la canastilla de mimbre. Para ganar ese permiso organizaron
el primer viaje tripulado por seres vivos y para este primer vuelo pusieron eligieron a un
pato, un gallo y una oveja.

Los tres animales despegaron desde el palacio de Versalles, su viaje fue admirado por
130 mil personas, entre ellas: María Antonieta y el Rey de Francia Luis XVI quien
autorizó que en el futuro los globos pudieran ser tripulados por humanos.

Los globos y la champaña


Los hermanos Montgolfier ya habían logrado mucho, pero fueron el físico Pilatre de
Rozier y el marqués d‘Arlandes quienes hicieron el primer viaje en globo aerostático
tripulado por humanos el 10 de marzo de 1784, estuvieron 25 minutos en el aire y
alcanzaron los 100 metros de altura mientras surcaban los cielos de París.

La historia popular dice que, al descender de su viaje, este par de tripulantes brindó
con una copa de champaña, su gesto ha pasado a la historia como una tradición. En
algunos países la champaña se sustituyó por otras bebidas, la más común es el vino
tinto espumoso.
¿Qué hay del mito de Ícaro?
A pesar de sus limitaciones frente a otras formas de transporte aéreo, el globo sigue
en nuestras vidas y está cargado de una estela de romanticismo, quizá sea porque fue
el primero que superó el mítico vuelo de Ícaro y Dédalo.

El mito griego cuenta que el inventor Dédalos y su hijo fueron encerrados por Minos en
el laberinto del minotauro como castigo por ayudar a Ariadna y Teseo a vencer a la
horripilante bestia.

Para escapar, Dédalo fabrico para él y su hijo, unas enormes alas que estaban pegadas
con cera de abeja. Lamentablemente Ícaro era joven e imprudente y no supo seguir los
consejos de su padre, voló demasiado alto y su alas se derritieron con el sol.

A diferencia de ellos, el globo aerostático voló muy alto, pero no cayó y se convirtió en
el invento que dio inicio a carrera aeronáutica que hoy nos lleva al otro polo del mundo
y fuera de él. Sólo hace falta notar que hay algo que no podemos hacer para que
dediquemos tiempo, esfuerzo y recursos hasta conseguirlo.

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