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Los hermanos Montgolfier refutaron a las altas esferas de la ciencia lanzando con éxito un globo
aerostático. Toda una revolución en la Francia prerrevolucionaria.
Globos aerostáticos en Warsteiner. Foto: Wikimedia Commons / Dominik Schäfer / CC BY-SA 2.0.
Ninguna iniciativa del hombre por surcar el aire puede tener éxito; solo un loco lo intentaría”. Esta fue la
conclusión a la que llegó una comisión de la Academia de Ciencias de París, liderada por el físico Charles-
Augustin de Coulomb, tras investigar las posibilidades de la navegación aérea, en 1780.
El sueño de volar recibía carpetazo académico. Un par de años después, dos hermanos se embarcaban
en secreto en esa “locura”. Eran Joseph-Michel y Jacques-Étienne Montgolfier, hijos de un próspero y
prolífico fabricante de papel de Annonay, en el sur de Lyon.
Pronto iban a revolucionar la aeronáutica. Estas son ocho curiosidades sobre el nacimiento de los globos
aerostáticos:
Estatua de los hermanos Montgolfier en Annonay. Foto: Wikimedia Commons / Jacques Forêt / CC BY-SA
3.0.
A los Montgolfier se les ocurrió emplear aire caliente para elevar un globo. Se cuenta que Jacques-
Étienne descubrió las posibilidades de esta tecnología al observar cómo la camisa de su mujer se inflaba
mientras se secaba sobre una estufa. El aire caliente era fácil de obtener, y podía almacenarse de forma
temporal dentro de un receptáculo de papel o seda.
2 ¡Globo a la vista!
Los Montgolfier hicieron una demostración pública de su invención el 4 de junio de 1783 en las afueras
de Annonay. Diseñaron un globo de lino forrado de papel, que llenaron con más de seiscientos metros
cúbicos de aire caliente, mediante la quema de paja y lana húmeda en unos braseros. Fueron necesarios
ocho hombres para sujetar el artilugio, de 11 metros de diámetro. Cuando lo soltaron, este ascendió con
gran rapidez hasta los 1.800 metros de altura. Durante los casi diez minutos que permaneció en el cielo,
se desplazó cerca de dos kilómetros.
3 Aire inflamable
El geólogo Barthélmy Faujas de Saint-Fond quiso construir un globo aerostático en París. Para ello
encomendó el proyecto al físico Jacques Alexandre-César Charles, pero no sabía qué gas habían
empleado los Montgolfier para elevar su invento. Así que optó por llenar su globo de “aire inflamable”,
un gas mucho más ligero que el común. Descubierto por Henry Cavendish en 1766, no era otro que el
hidrógeno, tal como se le conoce desde que Antoine Lavoisier acuñara el término a finales del siglo XVIII.
4 Un monstruo demoníaco
El rey Luis XVI era un aficionado a las ciencias y los avances técnicos, así que exigió una demostración en
Versalles. Se programó para el 19 de septiembre de 1783. Jacques Montgolfier trabajó codo a codo con
su amigo Jean-Baptiste Réveillon, fabricante de papel, en el diseño de un globo de tafetán barnizado. En
este modelo, el globo llevaba enganchado una canasta de mimbre. Montgolfier y Réveillon habían
determinado depositar en ella una oveja, un pato y un gallo (este último, el símbolo nacional). Esos
animales iban a ser los primeros aeronautas. Después de tres horas de inflado, el globo se elevó con su
carga. Tras unos diez minutos de vuelo y tres kilómetros de recorrido, la montgolfière aterrizó con sus
tripulantes a salvo.
6 Cuestión de agallas
Solo quedaba arriesgarse a volar en globo. Un ambicioso y carismático físico, Jean-François Pilâtre de
Rozier, demostró tener la sangre fría necesaria para hacerlo. El 19 de octubre, junto con el marqués
François Laurent d’Arlandes ascendió hasta los cien metros. Poco después realizaron otra vez la hazaña,
esta vez delante de Luis XVI. Tras casi media hora de vuelo y cerca de diez kilómetros de trayecto, a una
altura máxima cercana a los mil metros, aterrizaron en Butte-aux-Cailles (hoy un barrio de París). El
primer vuelo tripulado por humanos fue un éxito.
7 Un gas mejor
El hidrógeno se impuso para impulsar los sucesivos aerostatos, pero su peligrosidad asociada (no era
llamado “aire inflamable” en vano) motivó su sustitución por el helio a mediados del siglo XIX. Este gas
inerte, el segundo elemento químico de la tabla periódica más ligero, es mucho más seguro, por su baja
inflamabilidad. Todos los dirigibles lo emplean actualmente.
El norteamericano Paul Edward Yost introdujo una serie de mejoras en los globos aerostáticos a finales
de la década de 1950. Este apasionado de los aerostatos sustituyó el antiguo brasero por una bombona
de gas propano, que permite recalentar el aire a demanda y realizar así vuelos más duraderos. También
introdujo tejidos sintéticos, capaces de reducir la pérdida de gas, y dio al tradicional globo esférico un
nuevo aspecto en forma de lágrima.
Aerostato
aerostato o aeróstato es una aeronave provista de uno o más recipientes llenos de un gas más ligero
que el aire, que puede elevarse o permanecer inmóvil en el mismo.[1] Los aerostatos incluyen los globos
aerostáticos, los dirigibles y los Helikites. La palabra aerostato proviene del vocablo francés "aérostat", y
este del griego "aer", aire, y "statos", quieto. Existen aerostatos de aire caliente y aerostatos de gas.
Están compuestos por una bolsa que contiene una masa de gas o aire caliente más ligera que el aire
exterior. En la parte inferior de la bolsa se puede unir una estructura sólida denominada barquilla o se le
puede atar cualquier tipo de cuerpo, como por ejemplo un sensor. Los aerostatos no dirigibles se dejan
llevar por las corrientes del aire, aunque algunos pueden controlar su elevación.
Los globos aerostáticos son aerostatos no propulsados ni dirigibles, mientras que los dirigibles son
propulsados y guiados. En caso de que un globo esté amarrado permanentemente, se denomina globo
cautivo.