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Bellermann
pintor aleman
Ferdinand Bellermann (1850) Óleo sobre cartón, 36.5 x 32 cm. Autor: Carl Steffeck,1887
Información personal
Nacionalidad Alemana
Educación
Información profesional
Área Pintura
Biografía
Ferdinand Bellermann inicia sus estudios de pintura en 1828 ingresando en la Escuela de Artes
de Weimar, donde se inscribe para estudiar paisajismo según modelos de pintores clásicos.
En Weimar, Bellermann hizo buenas amistades que mantuvo por décadas, y con toda certeza
disfrutó del ambiente artístico de la ciudad. También su amistad con el pintor Friedrich Preller
tiene sus raíces en Weimar. Preller fue, a su vez, amigo de Goethe; fue él quien creó el famoso
dibujo que muestra al gran poeta en su lecho de muerte, y en sus brazos falleció, en Italia, el hijo
de Goethe.
Con la temprana muerte de su padre, la vida de Bellermann al principio no fue muy buena; su
madre quedó sin recursos y con varios niños, de los que Ferdinand era el mayor. Ciertamente
contaron con la ayuda de los parientes, en especial de un tío, el comerciante Johann Christian
Bellermann, en cuya casa al parecer vivieron los huérfanos, pues esta dirección de la calle
Schlösser en Erfurt, aparece después en cartas que le fueron dirigidas a Ferdinand.[4]
Así pues, es comprensible que el futuro pintor tuviera que contribuir primero al mantenimiento
de la familia: pastoreando ovejas. Sin embargo, su talento de dibujante fue descubierto,
afortunadamente, a tiempo, y a los catorce años es enviado a la Freie Zeichenschule, Escuela
Libre de Dibujo, fundada por Goethe en Weimar, para recibir instrucción como pintor de
porcelanas. Es posible que la intención haya sido que una vez terminado el curso, el joven
entrara a trabajar en una fábrica de porcelanas propiedad de unos parientes en Volkstedt,
Turingia. Sin embargo, esta orientación profesional fue sólo una ilusión, pues la vista del artista
en ciernes era demasiado débil para la pintura de porcelanas, así que debió interrumpir su
aprendizaje y regresar a Erfurt, en donde permaneció hasta el año 1833, cuando inicia sus
estudios en Berlín.
Vista del Fortin Solano de Puerto Cabello (1843) 16,4 x 36,2 cm.
Para el joven pintor, Preller fue un importante iniciador, con quien compartía, además, idénticas
ansias de viajar que los llevó a incursionar juntos por los alrededores inmediatos de Turingia, por
la isla Rügen en el mar Báltico y finalmente por Noruega, pasando por Bélgica y Holanda, en
1840.
En 1840 tuvo lugar el viaje a Noruega que fue decisivo para su vida. Nuevamente Friedrich
Preller fue el factor determinante de este viaje y esta vez también llevó a dos de sus alumnos.
Fue un viaje peligroso, las rutas y hospedaje a menudo primitivos. Al regreso, Bellermann pintó
un cuadro de gran formato que atrajo la atención sobre su talento para la representación exacta
de la naturaleza, incluyendo formaciones geológicas.
Este cuadro, cuyo paradero se desconoce actualmente, fue comprado por el rey de Prusia,
Federico Guillermo IV, no se sabe si por sugerencia de Humboldt, pero es cierto que el gran
sabio se convenció ante él de que difícilmente habría otro artista más adecuado para lograr
representaciones con valor artístico y precisión científica de las plantas y paisajes de
Sudamérica. No obstante, Humboldt no fue el promotor de este viaje; como tampoco es cierto,
como se lee con frecuencia en algunas publicaciones, que fuera una encomienda del rey de
Prusia, aunque esta impresión puede surgir de la carta de recomendación de Humboldt para
Bellermann.
La expresión de Humboldt, "Viaja por encargo de Su Majestad", tenía únicamente la intención de
allanarle todos los caminos al pintor. Por una nota del escultor berlinés y director de la
Academia, Gottfried Schadow se sabe cómo se dio realmente este viaje:[5]
Vista de Cumaná desde el viejo castillo. 1843. Óleo sobre cartulina. 21 x 26 cm.
Técnica
Bellermann utilizó la técnica del boceto a color (en óleo y en témpera), además del lápiz, no
pudo escapar a introducir en sus composiciones ciertos esquemas del paisajismo europeo del
siglo XVIII, especialmente notorio en el tratamiento de la luz crepuscular y en el empleo de
árboles oscuros como bastidores. Tenía buenos conocimientos de botánica, gracias a sus
frecuentes viajes con investigadores como Karl Moritz y Nikolaus Fünck.
Vida en Venezuela
"La Guaira es una plaza costera fuerte y tiene a lo largo de la costa un sólido
muro con troneras, bastiones y cosas por el estilo, hay fortificaciones
independientes que se elevan hasta una cumbre importante detrás de la ciudad"
también hace una descripción de las personas que rodean en el puerto y de las calles
llamándole la atención las ruinas del terremoto de 1812. Gran parte de su estadía en La Guaira
la paso en los altos de Galipan, realizando parte de su obra Pictórica a esta hermosa Región,
donde quedó cautivado por una hermosa Cascada y la cantidad de helechos existentes.
En Caracas, Bellerman estuvo presente en los homenajes realizados con la llegada de los restos
Simón Bolívar dando una descripción fiel de los actos.
Recorrió gran parte del territorio venezolano produciendo una extensa obra pictórica, constituida
por dibujos al creyón, apunte, dibujos a lápiz, pinturas al óleo, en los cuales plasmo vistas
urbanas y costumbres típica del territorio venezolano. Confiesa en un informe enviado a
Alemania a propósito de un cuadro suyo que representa la Sierra Nevada de Mérida utilizada
como paisaje de fondo para un estudio de palmeras.[5]
Conoció y compartió con personas influyentes como la familia Blohm, Vollmer, Agustín Codazzi,
al recordado Dr. Freidensberg y el enigmático Dr. Gottfried Knoche.[6]
En mayo de 1843, viajó a la Cueva del Guácharo, uno de los sitios que más le recomendó
Humboldt, en compañía de Moritz y Funck. El 3 de noviembre de 1844 llegó a Mérida, cuyos
nevados y flora andina interesaban a Humboldt, quien no había podido conocer los Andes
estando en Venezuela.
Regreso a Alemania
Obra
La obra de Bellermann se caracteriza por una maestría del oficio pictórico así como un dominio
de los recursos plásticos. Su dibujo es minucioso hasta el más mínimo detalle siendo preciso y
fluido. Caracterizado por un colorido de marrones, sepias, ocres, tonos dorados, anaranjados y
verdes profundos y grises azulencos. Con una atmósfera lumínica y cromática de delicados
tornasoles caliginosos. Bellermann interpretó el paisaje venezolano sen la idea del
romanticismo. Entre sus obras venezolanas más destacadas se encuentran:
San Esteban.
Paisaje suramericano.
Véase también
Referencias
Ruinas de la Iglesia de la Santísima Trinidad en Caracas
1. Paz Castillo, Fernando y Rojas Guardia, Pablo (Coordinadores). (1973): “Diccionario de las
arte plásticas en Venezuela. Gráficas Armitano, C. A. Caracas – Venezuela. 302p.
4. Helga Weissgärber (23 de agosto de 2007). «En torno a Ferdinand Bellermann» (https://web.
archive.org/web/20090509211639/http://www.analitica.com/va/arte/documentos/927963
6.asp#) . Archivado desde el original (http://www.analitica.com/va/arte/documentos/9279
636.asp) el 9 de mayo de 2009. Consultado el 21 de agosto de 2012.
6. laguayraecopatrimonial.blogspot.com (http://laguayraecopatrimonial.blogspot.com/2009/0
4/el-pintor-ferdinand-bellerman-en-la.html) , El Pintor Ferdinand Bellermann en la Guayra.
7. Rodríguez José Ángel (2000): Viajeros alemanes en el siglo XIX. En: Rodríguez José Ángel.
Venezuela en la mirada alemana (paisajes e imaginario de Luis Glóckler, Carl Gelner y
Elizabeth Gross, 1850-1896). Caracas. PDF (http://www-gewi.uni-graz.at/jbla/JBLA_Band_38
-2001/233_244.pdf)
Enlaces externos
Datos: Q317888
Multimedia: Ferdinand Bellermann (https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Ferdin
and_Bellermann)
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