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vulnerabilización. Si bien coincidimos con Castel en su caracterización de la franja social
en la qué ubica a los sectores vulnerables en el paso anterior a la exclusión, cuando
investigamos jóvenes vulnerables en la marginalidad urbana pudimos constatar qué la
vulnerabilidad no era algo dado, ni destino, ni casualidad, sino qué, para qué un grupo
social estuviera ubicado en ese camino a la exclusión, fueron necesarias expresas políticas
de Estado, que a través de los años y los diferentes gobiernos produjeron activamente dicha
vulnerabilidad.
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La eficacia de estas políticas, entre otras cosas, se evidencia de lo fácil qué es caer en esa
zona de vulnerabilización y lo difícil qué resulta remontar la cuesta para volver a la inclusión.
Las políticas públicas cómo generación de empleo, capacitación de oficios, etc. Son
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necesarias pero no suficientes.
Apatía, desinterés, aburrimiento, falta de creatividad, se repetían en jóvenes de muy
distintos sectores sociales y ámbitos culturales. Así, desde hace un tiempo suelo utilizar la
expresión estrategias biopolíticas de vulnerabilización.
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Foucalt diferencio las disciplinas, qué tienen por objeto el cuerpo individual, y el biopoder,
qué tiene por objeto las poblaciones. Con el surgimiento del capitalismo la vida misma
(nacer, morir, reproducirse, la salud, la enfermedad) será objetos de políticas de Estado.
Por otra parte, cuando el pensamiento foucaultiano conceptualiza el poder en términos de
relaciones estratégicas hace referencia a qué, en los diferentes espacios en los qué
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las resistencias e invenciones, por más mínimas qué parezcan. Por más aplastantes qué
sea una estrategia de dominio, siempre hay un resto qué no puede ser disciplinado y qué
puede establecer sus líneas de fuga. Ejemplo: Cuando las políticas liberales de los 90
dejaron en Argentina los primeros desocupados a la calle. Algunos desocupados se
deprimieron, otros se alcoholizaron, otros trataron de sobrevivir con la indemnización, pero
otros sin saber muy bien a dónde iban, desde la bronca, empezaron a quemar gomas en las
rutas, y se inició un largo camino de resistencias e invenciones de las más diversas
modalidades.
Ese resto qué no pudo ser disciplinado puede tomar modalidades singulares y/o colectivas,
explícitas o implícitas, sintomáticas o creativas, políticas o infra políticas, pero da cuenta,
pone en juego, las dimensiones deseantes qué rechazan lo insoportable.
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de decisiones.
Inventan nuevas formas inusuales de expresión y manifestación, en las qué generalmente
está presente la dimensión de fiestas, cantos y bailes callejeros, murgas, etc. Cuando
reciben la represión policial, sostienen acciones muy creativas de resistencia y ataque.
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heterogénesis. Por ejemplo, en la Argentina actual, algunas modalidades políticas juveniles
se diferencian en muchos aspectos de los movimientos señalados arriba. Son juventudes
políticas qué apoyan el proyecto del gobierno Kichnerista, ocupan espacios de gestión de
Estado y consideran qué las formas de organización vertical son una de las bases de su
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eficacia política en pos de la inclusión social. Sostienen qué relato emancipatorio, lealtad a
sus liderazgos y mítica en las acciones políticas constituyen no solo una forma de
construcción política, sino qué son la base de su potencia colectiva. También tiene
capacidad de convocatoria multitudinaria cuando la ocasión lo requiere.
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Más alla de las efectivas y aún vigentes disciplinas sobre los cuerpos qué inauguró la
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poderío del deseo, de modo tal qué las potencias deseantes de los y las jóvenes no
alcancen las intensidades suficientes para configurar los agenciamientos necesarios qué
puedan correr los bordes de lo posible.
Así cómo en las modalidades de las operatorias de vulnerabilización nada acciona para
todos igual, en las modalidades de resistencia e invención también exigen no
homogeneizar.
Una de las primeras cuestiones qué se presentan con claridad es la limitación,
generalmente reductiva, de los criterios de análisis desde oposiciones binarias.
Aqui también deberíamos incluir aquellas acciones de motivaciones bastantes oscuras. Por
ejemplo, ciertas formas de vandalismo suburbano contra escuelas, centros de salud, etc;
robos y asaltos diversos en el conurbano bonaerense. Formar parte de una banda qué
Algunas veces se ponen de manifiesto formas minimales de resistencia en las qué alguien
dice “basta” y logra modificar en algo sus condiciones de vida, disminuir el malestar y estar
más complacido con sus logros. Otras veces, alguien resiste desde producciones
sintomáticas o logra salidas fallidas de alto costo para sí mismo y/o para otros.
Otras veces, cuestiones aparentemente pequeñas cómo integrarse a un coro, murga, grupo
de teatro. Los/las potencia lo suficiente para aplacar algún pertinaz desasosiego existencial.
La tarea en el espacio de análisis recto de estas cuestiones es desnaturalizar las
situaciones de aislamiento.
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Trabajar en la desnaturalización del aislamiento es poner a disposición la experiencia de
análisis para qué cada quién puede registrar sus posibilidades de imaginar, inventar, ampliar
sus posibilidades de desear, registrar y realizar algunos de sus deseos.
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En mi experiencia clinica de psicoanálisis en situación de grupo qué incluye recursos
psicodramáticos, es muy frecuente constatar cómo, en el curso de una dramatización,
cuando los acuerdos establecen diversas modalidades de interacción, al finalizar un
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ejercicio psicodramático, algunos integrantes qué pueden presentar habitualmente signos
de abatimieno o apatía propios de las vidas grises se manifiestan contentos, muchas veces
hasta exultantes.
Su expresión se intensifica, se trata de un tipo de euforia, de júbilo, de experiencias desde y
con los cuerpos qué conectan modalidades de la alegría.
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Aqui pone un ejemplo de una señora qué falleció su hijo adolescente, y un amigo la invito a
qué haga tango. A partir de eso, el cambio fue sorprendente. Su forma de vestir, aparecían
carcajadas. El cambio había comenzado por el cuerpo. Un cuerpo qué se ponía en
movimiento al compás de la música, qué se enlazaba con otro y otros cuerpos.
Se trata de cuerpos en movimientos, en acciones-con-entre-otros en las qué se registran
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escena psicodramática? Se han podido distinguir, tres modalidades de configuración de los
cuerpos en acción qué imprimen particularidades muy específicas a las lógicas colectivas
qué en estos dispositivos pueden desplegarse.
Por un lado, pueden encontrarse cuerpos-personajes. Alguien pone en escena un
personaje al qué le acontece algo. Allí se acciona desde un cuerpo individuado, entero, con
un nombre para la ocasión y lenguaje aunque permanezca en silencio.
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En otras situaciones, los participantes de una escena “prestan” una parte de su cuerpo
para una construcción colectiva. Por ejemplo: Un brazo, qué junto con otros brazos den
forma a una calesita. Se borran los individuos qué han colaborado con una parte de su
cuerpo para dar forma al artefacto elegido. Aqui son partes de cuerpo qué descomponen la
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unidad de los cuerpos con nombre y lenguaje de la modalidad anterior. A lo sumo, emiten
sonidos. Cuando el artefacto, inventado se pone en movimiento y cobra ritmo, estas
partes-de-cuerpo, sin dueño, se conectan, se desconectan, se agencian, pueden mutar o
fugar. Forman (inventan) secuencias maquinarias, generalmente de gran dinamismo y
potenciamiento colectivo.
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Una tercera forma de los cuerpos en acción es la de los cuerpos masa. Son conjuntos de
cuerpos indiferenciados cuya característica es qué hacen peso, hacen masa. Su accionar
puede producir crescendos de angustia o de júbilo; afectan y se afectan en estos
crescendos de intensidad. Son cuerpos qué generan afecciones cómo conjunto compacto.
Ejemplo: Se trata del efecto de la multitud de los entre-los-cuerpos en la tribuna de fútbol,
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qué afecta de un modo muy particular a los participantes y qué no se produce, por más
emociones qué despierte, sí se lo ve por la televisión. O el modo de bailar y cantar del
entre-los-cuerpos en un recital de rock, qué no se produce escuchando una grabación. Allí
también se producen modalidades de bailar y cantar con-entre-otros en afectaciones de las
qué solo el clima colectivo qué genera esa multitud podría explicar.
Pensar los cuerpos cómo intensidades maquinarias abre a problemas conceptuales qué
interesa subrayar.
En primer lugar, será necesario señalar las complejidades qué la cuestión filosófica de la
intensidad encierra en sus debates actuales. Foucault señala qué un pensamiento de las
intensidades y las afecciones vuelve necesarias herramientas qué operen y refutan toda
metafísica de la identidad y abra a pensar diferencias de diferencias sin ningún centro, o
sea, multiplicidades.
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Foucault considera qué pensar las intensidades constituye una verdadera revolución en la
filosofía en tanto rechaza las filosofías de la identidad, la contradicción y la dialéctica y
recusa todo pensamiento de los Mismo y sus metafísicas.
El pensamiento deleuziano recupera conceptos de Spinoza, quién establece qué no se trata
de definir la cosa por su esencia, lo qué ella es, sino por lo qué ella puede, lo qué puede en
acto, es decir, por su potencia.
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También toma aportes de Bergson, qué le habilitan a pensar qué un pensamiento de la
intensidad no se trata de la extensividad en el espacio, sino de la tensión en el tiempo.
Desgrabación teórico
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Está clase se llama “los colectivos en acción”. El nacimiento de este módulo fue con
investigación de la cátedra qué se hizo en el 2001, en lo qué eran las asambleas barriales y
las fábricas recuperadas, es decir, en ese tiempo se decidió analizar un proceso colectivo y
ver qué dinámicas, qué tipos de procesos grupales se desarrollaban al interior de estos
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grupos.
Lo qué se pudo encontrar en estos desarrollos es qué primero habían intentado luchar,
segundo habían empezado a inventar algún tipo de dispositivo, por ejemplo, el caso de las
fábricas recuperadas alguna forma de producción, esto los lleva a un acción, qué es
ponerse a producir. Finalmente estos deseos qué motorizan está acción en la medida en
qué van poniendo los cuerpos en acción, aparece un júbilo, una alegría de hacer juntos qué
es un descubrimiento.
Hay dos grandes elementos qué aparecen en está primera investigación. El primero es qué
los grupos inventan. La siguiente cosa es qué en la medida en qué ellos iban cambiando
está realidad qué les tocaba, también se iban cambiando ellos de alguna manera.
En jóvenes de vidas grises, Ana Fernandez empieza a trabajar lo qué aparece en la clinica
cómo novedad. Qué encuentra de nuevo en está modernidad tardía en la clinica.
¿Qué es lo qué nos interesa de este libro? Por un lado, termina de completar una especie
de panorama de la producción de subjetividad o los modos de subjetividad qué se producen
en la modernidad tardía.
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inorganicos, más centrados en causas. Nuevas formas de la política, pero hay una
insumisión. Son jóvenes qué se animan a salirse de estos carriles.
Siendo estos tres tipos de personalidad distinta, vamos a encontrar qué los padecimientos
qué refieren suelen ser parecidos, por ejemplo, la epatia, el aislamiento, la dificultad para
tomar decisiones. Ella va describiendo esto y dice ¿Cómo abordó yo este tipo de
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patologías? ¿Estas nuevas subjetividades?. Cuando aplica técnicas psicodramáticas, al
poner los cuerpos en acción empieza a generar una condición donde aparece, estos grupos
descubren su capacidad de júbilo. Está alegría en los cuerpos.
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Esto le lleva a ella una segunda parte, qué implica revisar nuestras teorías, repensarlas.
Empieza a repensar dos grandes áreas conceptuales. Una es el cuerpo, cómo opera el
cuerpo, por ejemplo en la producción de estos júbilos, encuentra qué tanto el júbilo cómo el
cuerpo en acción tendrán una interrelación. Remite a Espinosa y las pasiones alegres y qué
estas pasiones estimulan al cuerpo para acción.
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Ella repiensa el lugar qué tiene el cuerpo, no solamente cómo expresión en el caso del
psicodrama, sino también cómo espacio terapéutico.
Lo otro qué encuentra a revisar, es revisar la idea del deseo. Un deseo cómo falta,
estructura y empezar a ver los deseos cómo intensidades, cómo algo qué se produce en
acto. Y hay todo un trabajo de ella interesante sobre la cuestión de deseo, qué implicaría
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Clase 10
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auto-reconocimiento a las iniciativas históricas, sociales, colectivas, en las qué núcleos de
personas y grupos han intentado regirse por sí mismas, dando su propia definición de los
problemas (auto-analisís), genenciando y realizando sus propias soluciones (autogestión).
No hay tanto antecedente histórico cómo se podría pensar. Ejemplo: Argelia, Yugoslavia;
movimientos sin gobierno constituido y con un funcionamiento igualitario, fraterno, con
liderazgos absolutamente surgidos del seno de lo colectivo, consiguieron sus objetivos,
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aunque de manera transitoria pero real.
La génesis central del MI recibe aportes de todas las áreas de conocimiento, proveniendo
algunos de ellos de campos científicos específicos.
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El institucionalismo se nutre también del saber político, tanto de la ciencia cómo de la
experiencia política de los colectivos militantes, de lo artístico, del saber incluido en las
prácticas estetica, poética, literaria, etc. Se nutre del pensamiento filosófico y del mítico.
estando compuesto por muchas corrientes y escuelas qué presentan algunos rasgos en
común.
Panorama de las corrientes institucionalistas actuales:
-Originarias: Se llama psicoterapias institucionales y psicopedagogias o pedagogías
institucionales. La psicoterapia institucional es un movimiento qué se puede considerar
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del líder.
La transferencia en términos de Freud se dividía en positiva y negativa. La positiva, a su
vez, en amistosa y erótica, siendo qué la erótica y la negativa funcionaban cómo
resistencias, entendida en el sentido en qué predominaba la tentativa imaginaria de
repetición de lo mismo. En la transferencia amistosa, existía la posibilidad de repetición
diferenciante de experiencias acaecidas antiguamente, siendo qué tal repetición podría ser
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utilizada al servicio del trabajo; por eso se la llama el “motor de la cura”, en el cual se repite
lo igual y lo diferente, mientras qué en la transferencia erótica y negativa se repite lo igual,
no utilizable por lo cual se volvía resistencia.
Todas las características de las transferencias freudiana ocurrían también con la
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institucional. Hay una tentativa de repetición de lo igual qué funcionaba cómo resistencia
propiciada, favorecidas por las características autoritarias, cerradas, pre-establecidas,
dominantes, mistificadoras o exploratorias de la organizaciones psiquiátricas, qué se
establece entre la transferencia institucional de los usuarios, entendida cómo resistencia, y
la contratransferencia institucional conservadora de toda organización, sus agentes, sus
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ideologías, etc.
Y la organización repetía en la medida en qué encontraba en los usuarios una transferencia
erotico o negativa, estableciéndose un círculo vicioso. Enfermedad técnica generada por la
organización en el cual el paciente responde con manifestaciones enfermas qué surgen de
la imposición de respetar los dispositivos organizacionales qué lo despertaron y suscitaron.
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Se descubrió, por contrario, qué cuando se permite a los usuarios asumir activamente el
gerenciamiento de su existencia dentro de la organización se formaba un proceso de
potenciación de la transferencia positiva amistosa, tanto en la forma paralela, entre los
usuarios cómo en los integrantes del establecimiento. Está transferencia amistosa se volvió
altamente terapéutica, tanto para los pacientes cómo para los terapeutas. Esto es lo qué dio
origen a la psicoterapia institucional, tanto a la comunitaria inglesa cómo francesa.
- Contemporáneas: Una de las más interesantes es la de la Psicología Social de
Riviere. Uno de sus principales instrumentos de análisis, operación e intervención es
el llamado “grupo operativo”, es una concepción y procedimiento altamente
sotisficado y específico. Otra corriente es la Psicología institucional de Jacques. Otra
tendencia importante es el llamado Socio-Psicoanálisis de Mendel. Otra corriente es
la llamada Análisis institucional de Guatteri. Entre otros.
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transferencia tanto del psicoanálisis freudiano cómo de sus continuadores.
En el institucionalismo, la idea de transferencia puede ser, según la corriente de qué se
trate, una definición casi igual a la del psicoanálisis u otras bastantes modificadas, tanto en
el plano teórico cómo en sus aplicaciones técnicas.
En general, se entiende por transferencia un conjunto de procesos repetitivos conscientes,
preconscientes e inconscientes, qué se dan en la subjetividad “individual” y “colectiva”.
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Lo qué se repite son pulsiones (modalidades, exigencias pulsionales), deseos, demandas,
fantasmas, roles, funciones, pautas comunicacionales, estereotipos gestionarios,
estructuras ...complejos destinos organizacionales.
En el caso particular de la corriente denominada psicoterapia institucional, qué propone la
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autogestión o la gestión participativa dentro de cada establecimiento, se considera qué la
transferencia se da en el colectivo de internos y los variados aspectos de la vida
institucional cómo un todo.
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contemporáneo que afecta a sectores aún no del todo sumergidos en la mudez sorda y
ciega de la mortificación.
Cuando zozobra la conciencia de mortificación, se abre paso una pasividad quejosa y
alguna ocasional infracción, respecto de las cuales es impropio sostener el significado del
término cultura. Tal vez cabe pensar en una suerte de sociedad anónima de mortificados, en
la que pueden comenzar a darse los mecanismos que en el capítulo de la salud mental
corresponden a los procesos manicomiales, como formas clínicas terminales de la
mortificación que afectan a algunos, mientras la mayoría quedará englobada en un marcado
empobrecimiento subjetivo.
Le asignó al término “mortificación”, más que el obvio valor que lo liga a morir, el de
mortecino, por falta de fuerza, apagado, sin viveza, en relación con un cuerpo agobiado por
la astenia cercano al viejo cuadro clínico de la neurastenia, incluido el valor popular de este
último término como malhumor.
La mortificación aparece por momentos acompañada de distintos grados de fatiga crónica.
Un cansancio sostenido parece haberse instalado en muchos cuerpos en este fin de
milenio, que actualiza una figura arqueológica de la psicopatología del fin de siglo pasado,
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Esta aproximación a la mortificación se hará mayor si la contrastamos con otra figura
fundamental en el desarrollo cultural humano, de la que me he ocupado con frecuencia bajo
el nombre algo genérico de “institución de la ternura”. Puede decirse de ella que se trata del
oficio más viejo de la humanidad, del que todos hemos sacado tanto beneficio como
perjuicio. En este sentido, la ternura tiene prioridad sobre una antiquísima forma de
mortificación social, a la que habitualmente se ubica en el principio de los tiempos: la
prostitución.
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A la ternura se la identifica, en general, con la debilidad y no con la fortaleza, y se la refiere
tanto a la invalidez infantil como a los aspectos fuertemente débiles del amor. La ternura es
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un gesto transmisor de toda la cultura histórica que habrá de imprimirse en el sujeto infantil.
En función de sus atributos básicos, la ternura será abrigo frente a los rigores de la
intemperie, alimento frente a los del hambre y fundamentalmente buen trato, como escudo
protector ante las violencias inevitables del vivir.
De “buen trato” proviene “tratamiento”, en el sentido de “cura”, y esto, por contraste, nos
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lleva a entender más la mortificación, sobre todo cuando nos enfrentamos con una de sus
formas terminales, que es paradigm a de maltrato y máxima patología de los tratamientos
cuando organizan el manicomio, no necesariamente limitado a la institución hospitalaria.
articulación con la mortificación puede implicar el riesgo de dispersión que remede la locura.
Con estas dos ideas, locura y maltrato, introduzco algo que en-mi criterio configura un
proceso central en la manicomialización, que podría ser formulado así: la locura promueve
con frecuencia reacciones de maltrato. Y el maltrato incrementa el sufrimiento de la locura,
incluso la psicosis. Este maltrato no sólo está referido al fastidio, el miedo, la rabia que
suele despertar el trato con la locura, sino qué hay algo más específico, inherente a la
locura misma, promotor de reacciones en quienes tienen a cargo su cuidado.
Si como señalé antes la ternura crea el alma como patria primera del sujeto, el manicomio,
institución del maltrato por excelencia, inspira desalmados, cuerpos apátridas de vida.
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continuamente replanteada en su proceso, sometida a la producción crítica colectiva, como
intento de verificar los conocimientos de esa propuesta y su relación con los objetivos, y
preservada de las desviaciones y los reciclajes del maltrato. Esto implica crear lo que
puede
denominarse como garantía colectiva, la que emerge precisamente de este quehacer
crítico. Son los propios responsables de la salud, en el campo concreto y no solamente en
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las instancias de planificación, quienes deben mantener la suficiente autogestión correctora
de su propio quehacer y defender los buenos tratamientos, una práctica que comienza por
considerarlos a ellos mismos, en relación con el modo de maltrato que en ese programa
puede llegar a concernirlos.
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No siempre es sencillo vaciar un manicomio, pero el objetivo perentorio es romper la
anestesiada ideología manicomial. También es prioridad desarmar las estaciones
manicomiales previas, para no seguir alimentando esos museos del horror.
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Llegué a ocuparme de una figura que considero de particular relevancia y que conceptualice
como “encerrona trágica”. La encerrona trágica, por su frecuencia en muchos ámbitos de la
cultura -y especialmente de la cultura institucional-, puede analogarse a una suerte de virus
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Esta violentación institucional implica la presencia de una intimidación, más o menos sorda
en función del acostumbramiento, que conspira contra la imprescindible intimidad para
investir de interés personal la tarea que desarrolla.
El síndrome de violentación institucional, como todo síndrome, está integrado por una
constelación sintomática. En primer lugar, se advierte una tendencia a la fragmentación
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en el entendimiento. Esta fragmentación conspira contra la posibilidad de un
acompañamiento solidario. Cada uno parece refugiado aisladamente en el nicho de su
quehacer, sin que esto suponga en modo alguno una mayor concentración en la actividad;
en todo caso, implica lo contrario.
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En esta comunidad de individuos cada vez más aislados de la realidad contextual y con un
enajenamiento paulatinamente mayor, reina el empobrecimiento propio de la alienación.
A la fragmentación y la alienación enajenante se agrega un tercer síntoma, que completa el
síndrome, con los distintos modos y grados de desadueñamiento del propio cuerpo.
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Una vez descritos los mecanismos intrínsecos más evidentes del SVI, consideremos ahora
lo que denomino “encerrona trágica”, situación capaz de infiltrar desde el comienzo mismo
todo proyecto cultural, principalmente aquellos que se ocupan de la salud.
Suelo insistir en señalar que el paradigma de esta encerrona es la mesa de torturas. En la
tortura se organiza hasta el extremo salvaje una situación de dos lugares sin tercero de
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apelación. Por un lado, la fortificación del represor; por el otro, el debilitamiento del
reprimido. Debe entenderse por encerrona trágica toda situación donde alguien para vivir,
trabajar, recuperar la salud, incluso pretender tener una muerte asistida, depende de algo o
alguien que lo maltrata o que lo destrata, sin tomar en cuenta su situación de invalidez. Son
múltiples las ocasiones que pueden confirmar esta situación. El afecto específico de toda
encerrona trágica es lo siniestro, como amenaza vaga o intensa, que provoca una forma de
dolor psíquico, en la que se termina viviendo familiarmente aquello que por hostil y arbitrario
es la negación de toda condición familiar amiga.
Las neurosis actuales, recordemos eran atribuidas por Freud a trastornos de la economía
libidinal. La falta de descarga sexual se situaba en el origen de la neurosis de angustia, en
tanto el exceso de esta descarga, sobre todo de naturaleza masturbatoria, promovía
patologías neurasténicas. Freud advertía que en estos cuadros era la causa actual lo
operante, más que algún factor transferencial. Aunque no lo expresaba nítidamente,
pensaba que estos cuadros actuales, no transferenciales, no se benefician con el
análisis sino que era necesario establecer medidas higiénicas, es decir, suprimir las
conductas patógenas.
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constitución de conductas, comportamientos, formas de pensar y demás qué sean acordes
a un contexto social comunitario. Pero en la medida en qué no se responde de este modo y
de está manera se genera una violencia qué hace qué se produzcan aplastamientos
subjetivos.
El va a caracterizar está mortificación lo va a pensar cómo una producción cultural y va a
decir qué es cómo la matriz del sufrimiento social. Está idea pregnante de lo mortecido
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cómo una falta de fuerza, desgano generalizado. Conductas repetitivas, estereotipadas, no
hay creatividad, potencialidad instituyente. Cuando se instala está mortificación en nuestros
pasos por las instituciones tendemos a repetir o a reproducir lo instituido sin posibilidad de
alguna crítica. Hay una desaparición de la valentía, aparece la resignación, la aceptación sin
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ninguna clase de crítica.
La CM apunta a qué uno reproduzca resignadamente la forma de lo instituido y qué se
despotencia aquellas fuerzas tanto individuales cómo colectivas qué puedan producir algún
tipo de cambio. El CM lo qué instala es la queja. Instalar la queja nos da la apariencia de
qué nosotros estamos haciendo algo para transformar las realidades, cuando en realidad la
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queja es un mecanismo qué nos hace crecer qué estamos modificando algo pero lo único
qué estamos haciendo es sostener las cosas tal cómo son.
Las instituciones qué componen lo social producen sufrimiento, padecimiento. Y exigen este
aplastamiento subjetivo (habla de deseo, en sentido psicoanalítico, cómo una fuerza vital
qué transforma las realidades y tiene un objeto, no anda a la búsqueda), entonces cuando
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Ulloa piensa está mortificación cómo una producción cultural más, y va a decir qué es la
matriz del sufrimiento social, y qué las instituciones tienden a reproducir por su forma de
organizarse, por su forma de presentarse este tipo de mortificación. Exigen a los individuos
una forma de estar o de transitar por esas instituciones.
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Ulloa pone a este carácter de mortificación pone lo qué llama la institución de la ternura. De
ternura viene de tratamiento.
Entonces va a hablar del buen tratamiento qué es algo qué se opone a la idea de
mortificación a nivel institucional. No hay un buen trato de las personas sino qué lo qué hay
es una mortificación qué tiene cómo finalidad qué las personas no se interroguen, no
cuestionen, no se revelen.
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El máximo de los ejemplos son los manicomios. Aca se ve obscenamente cómo funcionan
las instituciones. Cómo funcionan aplastando las subjetividades, disponiendo de quienes
tienen la palabra y quienes no, quienes están sanos y quién está enfermo. Quienes tienen
las palabras son quienes dirigen a los otros.
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1. Ulloa va a decir qué hay tres formas para pensar la cultura de la mortificación desde
lo qué se llama la psicopatología institucional.
2. El síndrome de violentación institucional: Es decir, las instituciones cuando están
organizadas de un determinado modo, principalmente cuando su organización es
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jerárquica, producen un violentamiento para qué las personas puedan inscribir sus
prácticas. Por un lado, producen una violencia necesaria, porque para ser parte de
una institución uno tiene qué deponer/renunciar parte de su narcisismo para poder
vivir con otros. Pero hay un agregado y a este agregado de violencia, es lo qué llama
el síndrome de violentación institucional y este agregado es el qué produce los
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nuestra vida, nosotros dependemos de la misma persona qué es la qué nos genera
daño, y nos produce un malestar. Ulloa dice qué no hay posibilidad de una
terceridad, algo qué medie cómo un tercero, qué nos posibilite una salida, estamos
encerrados.
4. Neurosis actuales: Freud marcaba una diferencia entre las neurosis de transferencia
donde incluía la neurosis histérica, obsesiva, paranoia, esquizofrenia, el paciente
viene con sus síntomas neuróticos y qué hay qué transformar esos síntomas en una
neurosis de transferencia, construirle a los pacientes una nueva enfermedad qué no
tenían para poder trabajarla. Los síntomas apuntan a la imagen del terapeuta para
poder trabajarla. Por otro lado, Freud menciona las neurosis actuales, con dos tipos,
las neurosis de angustia y las neurastenias. Son dos neurosis qué no están
vinculadas a la historia del paciente, acá hay una angustia, Freud se lo adjudica a
una mala forma de descarga sexual.
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parte de una institución, la posibilidad de pensar esto qué le sucede vinculado al
modo en qué transitan en las instituciones y el modo en qué se organizan las
instituciones. Cuando una institución no funciona, o funciona mortificando a quienes
forman parte, por lo general, las personas tienden a personalizar lo qué le sucede,
uno cree qué es uno a lo qué le está yendo mal por tal o tal cosa, cuando a veces es
la institución cuando opone mucha presión.
nuestro icc, ahora las ponemos a jugar en relación con nuestro terapeuta. Figuras
relevantes en el transcurso de nuestra vida, ahora las ponemos a jugar en esa relación.
La transferencia positiva, es aquella transferencia qué posibilita el análisis, las ocurrencias
qué hacen a la asociación libre, es decir qué generan cómo todo ese espacio amable en el
cual uno se siente cómodo para poder hablar de sí mismo y seguir analizandose.
La transferencia negativa, es cuando hay algo de nuestro icc qué deja de tener palabra y
pasa a ser actuado. Hay dos tipos de transferencia negativa, la transferencia erótica,
enamoramiento con la figura del terapeuta y la otra es la transferencia de odio, cuando uno
odia o empieza a enojarse con el terapeuta. En esos dos momentos uno deja de hablar,
deja de producir ocurrencias y comienza a actuar, repetir actos y conductas con el
terapeuta.
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importante y necesaria, esto produce mejores efectos terapéuticos si hablamos de una
institución de salud, por ejemplo.
¿Cuales son los indicadores de una transferencia positiva? Cuando los integrantes qué
forman parte de esa institución se implican subjetivamente, en muchos casos esa
implicación es generada porque las potencias instituyentes, es decir, las posibilidades de
cambio, de transformación, tienen lugar en la institución. Hay posibilidad de crítica, de
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cuestionamiento, hay posibilidad de error, de proyecto, hay posibilidad de cambio. Esas
instituciones cerradas en lo qué Ulloa llamaba la cultura de la mortificación, en donde solo
hay orden y obediencia.
La transferencia positiva o negativa dependerá de cómo está organizada esa institución y
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no es lo mismo una institución cerrada de tipo verticalista qué una institución abierta de tipo
horizontal.
La segunda parte es una parte más histórica, en donde el autor va a presentar los distintos
movimientos institucionalistas qué fueron apareciendo, pero comienza hablando del
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Clase 11
Existen formas de pobreza real que, con razón o sin ella, no crean problemas. Hay una
pobreza integrada. Por ejemplo, en las sociedades europeas hasta el siglo XIX, la mayoría
del campesinado y de los artesanos que constituían “las artes mecánicas” viven al borde del
“umbral de pobreza”, en el sentido de que no tienen reservas y se encuentran a merced de
un cambio de coyuntura. Sin embargo, se los considera autónomos y autosuficientes y no
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La lógica de los servicios sociales procede generalmente a partir del recorte de
poblaciones-blanco haciéndose un esfuerzo para afectarlas de medios específicos que
permitan hacerse cargo de ellas, es decir que se moviliza para ellas recursos y
especialistas, y se definen instituciones especiales a partir de constatar que cada una
plantea un problema específico.
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Ese abordaje tiene sus méritos. Permitió el desarrollo de servicios sociales, lo cual sin duda
es mejor que el abandono puro y simple de las poblaciones carenciadas.
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Pero presenta por lo menos dos inconvenientes que hacen dudar de que ésta sea la mejor
vía para hacerse cargo de la marginalidad. Primero, implica a menudo un carácter
estigmatizante, como lo demuestra el caso-límite de la psiquiatría clásica que constituye el
ejemplo-tipo de un hacerse cargo especializado con instituciones especializadas,
profesionales especializados, e incluso una legislación especial. Sin embargo, ese
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deficiencia personal específica. Creo que este desplazamiento puede acarrear un beneficio
práctico, suscitando formas, igualmente transversales, de hacerse cargo de esas
poblaciones marginalizadas.
Así, incluso en el sector de gran pobreza o de indigencia, existen dos tipos muy
distintos de población, que son tratados también de forma muy diferente. El
vagabundo que es capaz de trabajar es expulsado de las redes familiares de sostén,
de la protección de proximidad, y es completamente rechazado y estigmatizado.
El indigente incapaz de trabajar, mal que bien es asistido, ya sea directamente por la
comunidad (limosnas) o a través de formas, institucionales (hospitalización,
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distribución regular de ayuda...). Esas formas de asistencia pueden ser insuficientes,
mal organizadas, incluso escandalosamente deficientes. Sin embargo, el otorgamiento
de ayuda a los indigentes insertos en la comunidad y al mismo tiempo incapaces de
trabajar no plantea un problema de principio como lo demuestran todas las historias
de la asistencia: la ayuda a esos indigentes, aunque sea llevada a cabo muy mal, es,
desde hace mucho tiempo, un objetivo reconocido, una preocupación permanente
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para las diferentes instancias responsables (Iglesia, municipios, poder monárquico).
tiene relaciones puntuales con los servicios sociales. Ese rasgo merece ser subrayado
nuevamente, ya que distingue netamente a la marginalidad de la pobreza, e incluso
de la pobreza dependiente.
Sin embargo me parece qué desde hace unos años se han producido inflexiones que llevan,
por lo menos, a reactualizar ese esquema. Hasta mediados de los años setenta se hablaba
fácilmente de exclusión para calificar las situaciones de no integración social, pensadas
cómo quedando fuera del desarrollo conjunto de las sociedades modernas.
Esos fenómenos de exclusión representaban entonces al mismo tiempo
OM
los últimos quince años. No se trata solamente del aumento de la desocupación sino
también, y quizá sobre todo de la precarización del trabajo.
Audios profe:
.C
Cuando hablamos de intervenciones institucionales.
Fernandez dice qué el qué nos llevemos bien cuando estamos trabajando es una condición
DD
positiva para poder cumplir mejor los objetivos qué nos hemos propuesto. Pero no es una
condición necesaria. Es decir, si nosotros estamos trabajando en una institución no
necesariamente nos tenemos qué llevar bien, lo cual no quiere decir llevarse mal. El objetivo
por el cual estamos en una institución es otro, es conformar un equipo de trabajo, alcanzar
los objetivos parciales y completos qué se nos van proponiendo.
LA
La cátedra se sostiene en base a tres patitas. Para qué una cátedra pueda funcionar
1. La docencia.
2. La investigación.
3. La extensión. Tiene qué ver con la inscripción de la universidad en el marco
FI
comunitario.
Clase 12.
OM
trabajamos. En el mundo actual, no hay soluciones individuales a problemas o conflictos
sociales y culturales. Muchas de las llamadas “patologías “, que a diario se presentan en los
servicios de salud mental, están marcadas fuertemente por componentes de la vida social
donde las personas desarrollan su cotidianidad; el desempleo, duelos no resueltos, cambios
en la vida emocional de las familias, la fragilidad en los vínculos personales, etc. dan lugar
frecuentemente a una inestabilidad subjetiva muy intensa que afecta la plena inclusión en la
.C
vida social de esa comunidad.
En este sentido las estrategias para el abordaje de las diferentes situaciones conflictivas, se
ven enriquecidas por la conformación de equipos interdisciplinarios que permiten pensar los
DD
obstáculos y fortalezas que presentan las personas con padecimiento mental, junto con sus
familiares, amigos y/o acompañantes. Armar estrategias conjuntas y compartir los
seguimientos de los consultantes contribuye a la posibilidad de que distintos integrantes del
equipo puedan intervenir en la evolución de los procesos de atención.
LA
Asamblea comunitaria
Las actividades de cada Viernes comienzan con un espacio colectivo, al que denominamos
Asamblea Comunitaria. En ella participan alrededor de 30/40 personas, consultantes,
pacientes, familiares, acompañantes, junto con todos los profesionales e integrantes del
FI
equipo.
Nos sentamos en círculo, para propiciar la circulación de la mirada además de la palabra.
La consigna con que iniciamos la rueda, es que cada uno de los presentes pueda
presentarse diciendo, su nombre, su edad y para que están ahí.
Un lugar donde algunos pueden ir construyendo un espacio donde ser escuchados, donde
empiezan a ser conocidos, donde son esperados. También los familiares van encontrando
un lugar allí, algunos llegaron “acompañando”, y con el tiempo reconocen “venir me hace
bien a mi”. Tienen la oportunidad de expresarse, ser escuchados, resonar con otros
familiares y también ver a sus allegados fuera del ámbito de la casa, que muchas veces
está teñido por las rutinas y las modalidades que han contribuido a fijar malestares.
OM
I. La tensión autogestión-delegación.
.C
Considerando la productividad de las tensiones que animan –es decir, dan
vida- al cotidiano de las recuperadas, resulta pertinente retomar en este texto
algunas reflexiones relativas a la autogestión y los modos en que la misma suele
significarse a la hora de pensar las experiencias de fábricas y empresas en manos
DD
de sus trabajadoras/es.
Hemos afirmado en diversos escritos que la originalidad que caracteriza y
potencia a estos colectivos es la posibilidad de alojar lo diverso, expresado, en
muchas ocasiones, en posicionamientos y concepciones políticas tradicionalmente
opuestas que, en diversos grados de tensión se despliegan promoviendo y
LA
sentido, podría afirmarse que autogestión nómina uno de los polos en tensión en
estos colectivos; delegación podría nominar al otro.
La tensión autogestión/delegación opera en acople-desacople con diversas
tensiones que se ponen en juego en simultáneo frente a cada decisión a tomar.
OM
II. Condiciones de posibilidad de la autogestión
.C
relacionada con la anterior, ha sido la puesta en práctica de dispositivos
asamblearios autogestivos, que se mantienen hasta hoy.
Los dispositivos asamblearios de democracia directa con los que han
operado desde los inicios han sido una de las más fuertes condiciones de
DD
posibilidad para producir, inventar, recuperar nuevas disposiciones para la acción, tal vez
efímeras, pero que afectan los cuerpos, los des-disciplinan y, a la vez,
producen subjetividades en acto, recuperando anhelos y potencias deseantes,
dignidad, capacidad de imaginación y acción.
Estos procesos de recuperación de la imaginación y la acción colectiva se
LA
OM
Aquí eficiencia y disciplinamiento se desacoplan, dejan de remitirse
mutuamente y el colectivo habita la fábrica de otra manera. Se saca el reloj, las y
los operarios preparan la comida y almuerzan todos juntos, escuchan música,
toman mate, conversan o discuten acaloradamente cuestiones que tendrán que
tratar en la próxima asamblea, etc. Sin embargo, la productividad no disminuye. Al
desacoplar eficiencia de disciplinamiento, se ven en la necesidad de
.C
inventar otro sistema de regulaciones colectivas. Las imprescindibles eficiencias
se basarán ahora en la producción colectiva de consensos de regulación sobre la
base del compromiso compartido.
En síntesis, al desconectar aspectos de las lógicas capitalistas y producir
DD
nuevas conexiones, han inventado otros modos de trabajo y de propiedad, otra
fábrica, otros procedimientos, otras formas de construcción política y de
circulación de poderes; tal vez también, otras identidades fabriles.
Esta situación puede pensarse como el resultado de una serie de políticas económicas de
tipo neoliberal adoptadas en la década de 1990, que además de generar un gran
endeudamiento del país, fueron produciendo un literal desmantelamiento de la industria
local sobre todo de las medianas y pequeñas industrias que no podían competir con precios
internacionales.
En general algunos empresarios optaron por vender sus empresas. Otros, en cambio,
decidieron continuar y fueron acumulando deudas a la espera de un entorno económico
OM
más favorable, esto en la mayoría de los casos los llevó a situaciones de quiebra.
Finalmente, otros optaron por una estrategia bastante habitual en Argentina que se
denomina "vaciamiento”, esto significa que antes de llegar a una situación de quiebra se
descapitaliza a la empresa con diversos métodos poniendo a salvo el capital en el exterior o
en una nueva empresa, dejando de pagar los impuestos, los aportes al sistema de seguro
social, las deudas con los proveedores y los sueldos de los trabajadores. En estos casos,
.C
fue bastante frecuente que de un día para otro los propietarios “desaparecieran”, quedando
la fábrica sin dirección. Lo que podría pensarse como una quiebra de hecho.
En los dos últimos casos, el de quiebra y el de vaciamiento, al quedar las fábricas intactas y
DD
aptas para producir, un modo de sobrevivir que fueron encontrando los trabajadores, luego
de meses sin cobrar ni sueldos ni indemnizaciones, fue el de "tomar" la fábrica y ponerla a
producir de un modo autogestivo.
quiebras y entregando el control de las fábricas a los trabajadores. En casi todos los casos
se constituyeron cooperativas de trabajadores, que en general continúan funcionando de un
modo autogestivo. La mayoría de estas fábricas se encuentran actualmente en producción.
Los rubros que abarcan son diversos, encontramos metalúrgicas, frigoríficos, imprentas,
FI
textiles, fabricantes de aparatos eléctricos, etc. Podemos decir que son alrededor de 170 la
totalidad de fábricas y empresas recuperadas. Siendo aproximadamente 12.000 los
trabajadores que las impulsan.
Sus trabajadores frecuentemente eran operarios con mucha antigüedad, de planta, por lo
que no se los había despedido. Esta situación proporcionó dos elementos fundamentales
para la posibilidad de volver a poner en funcionamiento dichas unidades productivas. Por
una parte los trabajadores contaban con un buen conocimiento de su oficio y del manejo de
las máquinas. A su vez, la situación era vivida por sus protagonistas como “última
oportunidad” para evitar caer en un tipo de desocupación que dadas las características de la
crisis y la ausencia en Argentina de seguro de desempleo, ponía a dichos trabajadores y a
sus familias en una situación límite.
Cabe señalar que han adoptando un modo autogestivo de organización, como una forma de
organización que implementan en de la ferocidad de la situación misma constituyendo una
original estrategia colectiva de supervivencia. Curiosamente casi ninguno/a tenía
demasiados conocimientos previos sobre cooperativismo o sobre autogestión.
Hay dos consignas que no solamente insistieron a lo largo del tiempo y en multitud de
espacios, sino qué condensan los imaginarios y las prácticas que se fueron formando a lo
largo de esta etapa constitutiva de las fábricas recuperadas.
La primera nace con la experiencia de IMPA: “ocupar. resistir, producir”. De esta idea se
pueden desplegar tres cuestiones. Una es el uso de la herramienta de la acción directa
OM
antes que el reclamo, otra es la clara voluntad de producir, de poner como prioridad la
recuperación del trabajo como derecho, como dignidad y la tercera, agotados el reclamo o
la protesta la autogestión de las propias necesidades. Esta consigna condensa, entonces,
todo un modelo autogestivo en acto.
Cabe destacar que estos trabajadores y trabajadoras optan por asambleas horizontales
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cómo forma de organización; se resisten a la jerarquización y a la delegación, tratan de
tomar sus decisiones por consenso. Han ido encontrando modos de organizarse
mediante sistemas no representativos, donde las decisiones no son tomadas por delegados
o representantes, sino por amplios consensos de todo el colectivo.
DD
La otra consigna es la conocida "Si tocan a una tocan a todas”. Se apunta a constituir una
red solidaria entre las fábricas recuperadas.
Es este sentido podría suponerse que en la experiencia de las fábricas recuperadas, para
LA
población por debajo de la línea de la pobreza, donde era muy difícil suponer que perdido el
puesto de trabajo, se pudiera salir de la desocupación.
Los sindicatos no sólo no los han apoyado.
Si bien en cada fábrica recuperada el proceso de conformación de una modalidad
autogestiva de producción presenta particularidades específicas puede constatarse que
generalmente operan con un grado de delegación mínimo y una horizontalidad máxima.
Se instalan otras formas de relaciones interpersonales, tanto al interior como al exterior del
colectivo y se configuraron otras formas de construcción política. La horizontalidad
transforma y produce nuevas relaciones sociales, políticas y subjetivas.
Junto a los nuevos modos de organizar la producción y de insertarse en la
economía -en ese accionar- se instalan junto a esas nuevas prácticas fabriles nuevas
formas de relaciones entre ellos/as. En el calor de sus acciones, adquieren nuevos sentidos
el trabajo, el dinero, los compañeros/as, la familia.
OM
nuevas tareas y responsabilidades, etc.
Las fábricas sin patrón; a los fines expositivos se distinguen cuatro dimensiones de dicha
invención: productiva, política, legal y subjetiva pero quiere aclararse de entrada, que se
producen en simultáneo y que, no puede pensarse ninguna de ellas sin las otras.
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a) La dimensión productiva
Primero fueron ocupadas, luego vino una segunda etapa de resistencia a desalojos y de
enfrentar conflictos legales y en medio de los conflictos de esta segunda etapa muchas
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empezaron a producir para poder sostenerse económicamente.
En un principio muchos tomaron la fábrica en espera del patrón, con la expectativa de que
volverá y les pagará los sueldos adeudados. Cuando empiezan a darse cuenta que esto no
va a suceder, allí se plantean qué hacer, cómo seguir.
Organizan la producción repartiendo funciones entre todos. Se flexibilizan los puestos de
LA
trabajo, aprenden a hacer un poco de todo. Los más antiguos y experimentados organizan
el trabajo pero su modo de hacerlo no se sostiene en una autoridad tal como la que podía
tener un capataz o un jefe de sector. Mantienen cierta igualdad sin Jerarquías.
En lugar de "jefe" algunos usan la palabra “responsable" cuya principal tarea es coordinar
una serie de trabajos de modo de cumplir con los plazos convenidos con los clientes.
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Curiosamente este tipo de trabajo es visto como angustiante y estresante, “es mucha
responsabilidad", suelen decir. Aparecen dificultades para regular el trabajo sin usar medios
coercitivos. Inventar modos de control colectivo basados principalmente en hacer reflexionar
al que no cumple, o apelando a la justicia que implicaría el reparto igualitario de los
esfuerzos entre todos. Es decir que lejos de los sistemas de tradicionales donde la
producción se dirige mediante dispositivos de vigilancia y castigo, tal como ha descrito
Michael Foucault para los ejércitos, las cárceles, las fábricas y las escuelas de la
modernidad (Foucault, 1981:175), ellos ensayan otros modos de regular las conductas,
apelando a la pertenencia y a la autorregulación.
Los imaginarios sociales que circulan en los ámbitos fabriles son de una gran complejidad y
de una gran solidez; entre sus supuestos básicos está fuertemente arraigada la idea de que
una fábrica no podría funcionar sin imprescindibles directorios, patrón y/o presidente
necesarios para tomar las grandes decisiones.
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Registrar que a lo largo de los años -pese a haber estado confinados a una función
extremadamente repetitiva y limitada- habían acumulado un saber-hacer, criterios y
habilidades qué les permita abarcar el conjunto de la producción también fue todo un
impacto. Darse cuenta de qué eran "propietarios" de un inmenso capital, necesariamente
colectivo los impulsó a poner en acción un proyecto de trabajo que sólo unos días antes les
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hubiera parecido imposible.
inimaginable hasta ese momento. Sin duda a partir de esta experiencia aprenden a producir
de un modo diferente.
parecen estar en condiciones de producir mejor que cuando estaban bajo patrón.
Una de las razones es que pudieron reducir significativamente sus costos, al no existir ya
los retiros de los patrones ni los sueldos gerenciales. Al no tener estos gastos
pudieron bajar sus costos y abaratar los productos. Esto les brindó una ventaja competitiva,
en tanto contaron con mejores precios con el mismo nivel de calidad; por este motivo
muchos de los antiguos clientes siguen trabajando con ellos.
En cuanto al capital de trabajo tienen serias dificultades, meses sin cobrar sueldos los han
dejado muy mal financieramente, les es muy difícil obtener créditos bancarios, a duras
penas consiguen algún nivel de crédito de los proveedores de materias primas. La mayoría
adoptó cómo estrategia productiva inicial el trabajo a façon, o sea que toman trabajos donde
el comprador se hace cargo de proveerles los insumos, de modo tal que lo que ellos venden
es la mano de obra.
b) La dimensión política
Respecto a la toma de las decisiones, en todos los casos se fueron tomando por
asambleas.
En un principio fueron informales y luego se establecieron días y mecanismos para su
realización. En general, fueron adoptando un modo particular de dispositivo asambleario
que no era tomado de los clásicos reglamentos de cooperativas, sino que se configuraba en
un proceso de afirmación de la importancia de tomar las decisiones entre todos.
OM
En muchos casos, sobre todo en aquellas fábricas donde el número de trabajadores es
reducido, se tiende a decidir buscando un consenso amplio antes que por mecanismos de
votación. El mantenerse unidos como grupo, como colectivo, fue considerándose de mayor
importancia que el imponer mediante una simple mayoría un proyecto en particular.
Otra característica que se observa es que por fuera de la asamblea que se establece con
cierta regularidad -de acuerdo a cada fábrica- se produce una suerte de estado asambleario
.C
en el cual las discusiones se desarrollan en todo momento en los pasillos, en los
descansos, las comidas, en la cotidianidad, de modo tal que el tratamiento de los temas no
se restringe al espacio propiamente asambleario sino que se da una suerte de debate o
deliberación que incluye los espacios informales, los tiempos de producción y de descanso.
DD
Cuando son interrogados por el porqué de este tipo de dispositivos asambleario, es muy
interesante lo que generalmente responden "Así, si todo lo discutimos entre todos, tenemos
menos riesgo de equivocarnos”. En este punto es de resaltar el miedo y la inseguridad
inicial, todo un mundo desconocido e incierto se abría para ellos. Les era muy difícil
LA
imaginar que sabían y podían lo qué supieron y pudieron. En la misma línea otra de las
respuestas más frecuentes es “Así todos somos responsables”.
Si bien existen movimientos que colaboran con estas fábricas recuperadas para ayudarles a
conformar cooperativas y las asesoran en los temas legales, la mayoría de las fábricas no
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Logran que no se los identifique como perteneciendo a estas organizaciones, sino seguir
teniendo una identidad propia como colectivo.
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Recalcan con insistencia que “hay que respetar el grado de compromiso que cada
compañero tenga”, también aceptan que en alguna fábrica su colectivo no tenga mayor
disponibilidad para acciones solidaria cuando alguna está en apuros. No se trata tanto de un
espíritu de tolerancia, sino posiblemente otra modalidad de construcción política.
Estas cuestiones ponen en evidencia una particular tensión entre las implicaciones
personales y colectivas para sacar “su” fábrica adelante y las implicaciones personales y
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colectivas con el conjunto de fábricas recuperadas y otros colectivos autogestivos de
resistencia y lucha contra la expulsión social. que opera momentos de ida y vuelta.
c) La dimensión legal
a las fábricas fueron produciendo una invención legal que provisoriamente permitió una
salida alternativa a estos conflictos y luego la generación de un proyecto de ley de reforma
de la Ley de Quiebras, que hasta el momento no ha logrado ser aprobado.
La invención legal consistió en el uso imaginativo de las actuales leyes aplicado al caso de
las fábricas recuperadas. Los abogados encontraron una serie de salidas coyunturales que
en la mayoría de los casos consistieron en que los trabajadores formaran cooperativas, a
las que luego los Jueces les dieron usufructo de la fábrica y las maquinas por dos años de
modo de permitirles vivir de su trabajo.
Muchos desalojos se frenaron por la gran cantidad de gente que se oponía a los mismos
realizando manifestaciones y escraches frente al juzgado.
d) La dimensión subjetiva
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Se registran fuertes transformaciones en sus vínculos, En la mayoría de las fábricas a pesar
que durante años fueron compañeros y compañeras de trabajo aun coexistiendo varias
horas por día, apenas se conocían. Todo un sistema de prohibiciones explicitas, de normas
de la fábrica, desalentaban de diversas maneras el establecimiento de vínculos más
cercanos entre ellos prohibiendo inclusa hablar durante el trabajo o circular por sectores de
la empresa que no fueran los propios. Las fábricas organizadas con una lógica disciplinaria
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implementan controles y regulaciones de todo tipo que buscan sostener el aislamiento y la
fragmentación de operarios y operarias llegando incluso a regular aspectos propios de sus
vidas privadas aun aquellos que se desarrollen fuera de las espacios y tiempos de la
producción. De pronto estos trabajadores y trabajadoras que habían permanecido
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prácticamente ajenos unos a otros por años, ahora se encontraban ocupando una fábrica en
largos días de toma, haciendo guardias nocturnas, durmiendo, comiendo y teniendo que
enfrentar problemas cotidianos juntos; es más, teniendo que, decidir rumbos de acción que
sólo se volverían viables mancomunado decisiones y acciones.
Este nuevo tipo de cotidianidad sin patrón, sin horario y sin normas restrictivas, va
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"no hay tiempo para fingimientos, cada uno empieza a ser como es”, llegando a
sorprenderse incluso de sus propias reacciones. Comparten miedos y sufrimientos, se
ayudan, se pelean, se desesperan y se vuelven a ayudar.
“había que poner el cuerpo”: Son cuerpos que en su accionar han pasado frío y hambre,
cabe recordar que en general en estas fábricas, cuando llegaban al punto de vaciamiento, la
cesación de pagos implicaba un corte general de servicios, tales como la electricidad, el gas
o el agua, lo que hacía que fuera mucho más duro sostener la situación de ocupación. Esta
precariedad en sus necesidades básicas para muchos recién mejora cuando empiezan a
obtener la ayuda de los vecinos y otras agrupaciones que les fueron llevando abrigo y
comida, cuando lograron formar los fondos de huelga y en algunos casos recién cuando
pudieron empezar a producir. El tema de los desalojos policiales afectó directamente los
OM
cuerpos, tanto en forma de golpes y forcejeos en los varios desalojos y choques en las
calles, como en la tensa situación de no poder dormir por miedo a que fuera esa noche el
momento en que la policía irrumpiera por sorpresa, tomando por asalto la fábrica.
Se abren allí procesos qué producen transformaciones específicas de los cuerpos dóciles,
de acciones rutinarias y movimientos reducidos o fragmentarios a cuerpos en guardia,
tensos, activos.
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Una vez que estos cuerpos anestesiados que han naturalizado distintas formas de maltrato
fabril pasan a ser cuerpos activos que entran en situaciones de reacción, resistencia,
enfrentamientos no sólo son capaces de luchar con energía, sino también se abren a la
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posibilidad de acceder a la alegría del trabajo, la alegría de producir, la alegría de cuerpos
que accionan sus potencias.
El poder hablar con otros implica humanizar, personalizar el espacio de trabajo, transformar
el espacio de producción en un lugar donde se vive con otros y hacer que deje de ser algo
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Estas mejoras en la calidad de vida fabril parecen haber sido tan importantes como la
mejora económica; Consideran qué trabajar con música es la diferencia entre un espacio
sombrío y triste y un lugar alegre y habitable. Señalan incluso que el ruido de las máquinas
resulta más tolerable si hay música. Además podría pensarse que ponerle la propia música
Podemos pensar entonces que junto con estas pequeñas apropiaciones cotidianas del lugar
de trabajo, con este modelar a su gusto, los/as trabajadores/as van conquistando alegría, la
alegría de producir, que parece quedar en las antípodas de la alienación del modelo de
fábrica tradicional.
Este habitar la fábrica no es un tema menor ni sus libertades son tan pequeñas. No sólo
Otra libertad que se gana es la destitución del reloj. Uno de sus primeros actos de
autonomía fue bajar ese reloj y guardarlo. Trabajar sin reloj implica para ellos parar las
máquinas cuando la comida está lista o a veces cuando se terminó la partida que se
entrega al día siguiente. Se autorregulan el tiempo y trabajan de un modo más cómodo sin
perder de vista los objetivos productivos.
Junto a las libertades conquistadas se instalan los nuevos deberes. En este sentido también
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se observan cambios relevantes. El dispositivo de control fabril es dejado de lado. La idea
de supervisores desaparece y se abandona el dispositivo de sanciones. Esto implica que las
prácticas que se sostenían mediante estas regulaciones externas debían ser ahora
sostenidas por otros medios que hubo qué inventar. Algunos aspectos se sostienen ahora
mediante mecanismos internos, como por ejemplo la motivación personal, se trabaja para el
propio bienestar. Hay además un fuerte compromiso grupal qué los lleva a cumplir con el
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trabajo, ya que "se le debe mucho al grupo” y "no se quiere defraudar a los compañeros”
esto produce fuertes sentimientos de responsabilidades compartidas.
Sin embargo no todos configuran iguales niveles de compromiso. Para muchos el trabajo
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sigue siendo sólo trabajo y tratan en lo posible de reducir su esfuerzo. En estos casos, no
se opera desde dispositivos disciplinarios de sanción, vigilancia, control sino que se
inventan y establecen formas de regulación colectiva. La opinión de los demás incide para
que la persona regule su actividad según lo esperable por el conjunto.
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Hay dos factores que parecen haber sido decisivos para producir estos cambios en la
subjetividad. Uno parece haber sido la lucha, algo que para muchos fue sin duda muy difícil
y angustiante pero que los llevó a desarrollar recursos y potencias. Empiezan a lograr
adquisiciones, se empoderan tanto en lo personal como colectivamente. No sólo han
aumentado su protagonismo sino que para muchos/as ha traído cambios en sus vidas
FI
ponen en juego en una relación laboral convencional. Este mayor grado de intimidad hace
que se rompa con un sistema de vínculos laborales despersonalizados necesarios para
mantener a cada uno en su puesto dentro de un modelo taylorista de producción. De hecho
la nueva forma de organizar la producción permite qué los vínculos que se establecen aún
con los nuevos integrantes estén personalizados y aumente la mutua implicación emocional.