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Erich Auerbach. tigura.
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; Prólogo de José M. Cuesta Abad.
Figura
Erich¡Auerbach, tffi?-
L- tq,?
prólogo de José M. Cuesta Abad
traducción de Yolanda García Hernández
y Julio A. Pardos

MINIMA TROTTA
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INDICE

Erich Auerbach: una Poética de la Historia:


José M. Cuesta Abad

1. Filología
o filosofía de la Historia...............
MINIMA TROTTA 2. Sombras del Futuro: poética de la
HISIÚRICA I Pl)EIICA directores, Julio A. Pardos y José M. Cuesta Abad
interpretación figural 25
Títuto original' Figura, Sacrae Scripturae Sermo Humitis
@ A. Francke AG Vertag. Bern. I967

@ José M. Cuesta Abad. 1998 FIGURA 41


@ Yotanda García y Jutio Pardos. I 998 I. De Terencio a Quintiliano 43
@ Editoriat Trotta. S.4.. 1998
II. "Figura" como profecía real en los padres de
Sagesta. 33. 28004 Madrid la Iglesia 67
tetéfono, 9l 593 90 40
fax, 91 593 91 1l
III. Origen y análisis de la interpretación figural 93
e-mait, trotta@¡nfornet.es IV. Sobre la interpretación figural en la Edad
http, //www.trotta.es
Media 109
diseño de cotección
SACRAE SCRIPTURAE SERMO HUMILIS 131
Joaquín Gattego y Atfonso Sostres

lsBN, 84-81 64-229-0


depósito tegal, VA-247l98

impresión
Simancas Ediciones. S.A.
7
B¡bl¡otccr C¿ntrrl
Univ. Vcracruzan.
87n4
ERICH AUERBACH:
UNA POÉTICA DE LA HISTORIA

José M. Cwesta Abad

1. Filología o filosofía de la Historia

Erich Auerbach (1892-1,957) fue uno de los últimos


filólogos europeos. Europeo significa aquí un modo
epilogal en sí- de concebir la historicidad de
-talvez
la cultura occidental como un proceso dotado de sen-
tido cuyo despliegue irradia efectos permanentes y om-
nicomprensivos. Ese pathos de una civilización enrai-
zadaen una región del tiempo crepuscular y cadencial,
se diría que destinada a presentir y ftazar totalmente
--<uando no totalitariamente- el desarrollo mismo
de la temporalidad, urbi et orbi, dio lugar a esa otra
afección teórica y narrativa llamada «historicismo", y
con ella a las diversas, tenaces versiones del moderno
«europeísmo" del que Auerbach participó a su modo.
Nacido en un Berlín que habría de ser capital y central
hasta el exceso, fugitivo de los nazis y la guerra en un
Estambul demasiado periférico, y radicado definitiva-
mente en los Estados Unidos, Auerbach asistió a la pen-
última y hasta ahora más trágica tentativa de imponer
y consumar sólo de facto los tan iluminados como os-
curos designios de plena unidad de lo europeo que si-
de que habían hecho gala sus ancesrros filológicos más
glos de tradición postularan sólo de iure. F,n cl ctrsayrr
cercanos, la pretensión histórico-crítica de Auerbach
introductorio de su último llbro, Lenguaie litcrario y
tampoco aspira a una reconstrucción enciclopédica en
público en la baia latinidad y en la Edatl Mcdia
sentido estricto, sino que se orienta hacia un propósito
lLiteratwrsprache und Publikum in der latcinischcn no por comprensivo menos matizado: la tesaurización
Spatantike und im Mittelaher,1957), Aucrbach rcca-
de las categorías creativas e interpretativas que fundan
pitula esta palabra será para nosotros clavc-- las
-y
líneas directrices que han fundamentado su Illótotlo clc
transversalmente la cultura literaria occidental. Esta
tarea de «atesorar» supone una labor de selección y
análisis filológico y crítico de la historia litcr:rrirt cttro-
discriminación, de interpretación y valoración que
pea. Antes de cualquier precisión ell t()rll() :r l:ts pcrs-
compromete al filólogo en la empresa minuciosa de
pectivas metodológicas o históric:rs clttc lt:rlt citltcltt.r-
exponer una comprensión crítica, concreta y global,
do su propio modo de proccdcr, cl l'ilírl«rgo t¡tticrc
de las bases que sustentan la historia literaria europea.
dejar constancia de su pronóstic<'¡ sol¡rc lrl cvolrrcitil'l
Para llevar a cabo tal fin Auerbach contaba con las ap-
venidera de la cultura europea, y lo lrrrcc ('ll tórlltill()s
titudes generales de que le proveía una Bildung ad-
poco menos que escatológicos: "l-:l civilizrrcií¡lt ctlrt¡
mirablemente sólida y versátil, enriquecida y afinada
pea está cerca del límite de su cxistcttcirt; stt ¡rro¡rirr
por la gran tradición de la filología clásica y románica
historia, reducida a sí misma, plrrL:cc cottsttltt:ttlrt; stt
alemana, y con el legado un tanto enmoheci-
unidad parece preparada y a prlllto tlt' srlcttltl[lir :llltc -ya Herder y Hegel hasta
otra unidad que opera en un ratli«l tllris :rrrt¡llirl. Mc
do- del historicismo que, desde
Troeltsch, Ranke y Meinecke, había permeado e in-
parecíay me parece llegada la éptlcl cll (llr(' 1'rttctlc cttl-
formado algunas de las mejores expresiones de las
prenderse el intento de comprctrclcr cs,t rrllitlrrtl llistti-
Geisteswissenschaften. Pero más que un objeto de es-
rica teniendo presente su existcllcirt viv:t y stl viv;l t'«rlts-
tudio o un fenómeno cultural delimitado, el concepto
cienciarl.
de "literatura europea» designa una enorme y heteró-
Este fragmento, sombrío y t'nclattc<'rlico, ttttry ¡'r«lc<l
clita trama de formas y textos históricamente desen-
tiene que ver con unatrahison des clcrcs ittlctttpcstiva'
vuelta, de manera que una aprehensión de su posible
con una tentación spengleriana o coll tlll llcst() tlc flicil
unidad subyacente parecía requerir, de una parte, la
milenarismo: sugiere ante todo la cxpcricllcirt
-rtcrtso captación inductiva de las conexiones
algo extasiada o hipostasiada- de un histor-i:ttl<¡r clc la "dialécticas"
entre testimonios textuales particulares y tendencias
literatura europea que contempla su <>bicto clc cstuclio
históricas generales, y, de otra parte, la determinación
desde la posteridad irredenta de un "pasacl«r prcsclttc".
de los nódulos categorías, conceptos...-
No del todo seducido por el monumetrt:rlisrrt«r crtrclit<> -formas,la extensión espacio-rempo-
que vertebran e impulsan
ral de tal entramado cultural y literario. La romanística
1. E. Aucrbach, Literatura y público en la bdja lutinilud y tn la germana, en la que el propio Auerbach se había forma-
Edad Media, Seix Barral, Barcelona, 1,969, p. 10.

10 t1.
do2, proporcionaba un modelo sistemátict¡ ¡tara la aparente o relativa concreción de un .campo semánti-
-l-al
comprensión de la historicidad de "lo curo¡'rc«r". co», un rasgo estilístico o una peculiaridad lingüística
modelo conjugaba las raíces clásicas, cifrad¡s cn la dada, el factor que remite reticularmente lo particular
latinitas y la romanitas, con los ascendicntcs :uttillu()s a un dominio general de la cultura. Con este fin carac-
y medievales de una cbristianitas que, scgúlr srrclc dc- terizabasus procedimientos de análisis por medio de la
cirse, acrisola en una síntesis abarcadora l:rs rrrriltiplcs idea de «círculo filológico", versión del "círculo herme-
tradiciones que definen la movediza iclcntid:rtl «le la néutico" (Zirkel imVerstehen) que de Schleiermacher
civilización europea. Desde la perspcctiv:r clc Atrcr- a Gadamer concibe el proceso comprensivo como la
bach, lo europeo resulta así de la conjuncitirr cv«¡ltrtiv¿r coimplicación genuina entre parte y totalidads. Pero,
de tres sistemas culturales, en sí vastos y ltctcrogóttc«rs, por otro lado, la hermenéutica spitzeriana recelaba de
que se funden en un proceso histriric<> cscttcirtltttct.ttc los excesos totalizadores en que solía complacerse la
unitario: el clásico-pagano, e I cristinno-clisico y cl cris- G ei st e sgesch ich te alemana, cuyo holismo interpretati-
tiano-medieval. vo de la organología histórica de Herder y de
-secuaz
la hermenéutica de Dilthey- tendía a reconducir tópi-
En su vertiente específicamcntc filolr'r¡¡ic;r, cl tnót<¡-
do histórico-literario de Auerbach sc aclscribc l le.\'lil- camente cualquier carácter o fenómeno singular de la
forschung o estilística idealista cultivrrtl:r 1'ror rcc«rtroci- cultura a la unidad casi mística delZeitgeist: un espíritu
dos maestros de entonces colrlo K. Vtlsslcr y 1.. Sltitzcr temporal y nacional que fácilmente se tornaba esencia
(o un B. Croce apud italos). Es prt>bablc «¡rtc rlc V«¡sslcr (o unidad) histórica de destino. Sin embargo, la ambi-
le vinieran ciertos énfasis hegelianos rtplic:rtltts:t lrr coln- ción de totalidad seguía siendo irrenunciable. Auerbach
prensión histórica del arte y la litcmtura, y t:l intcrós por también anhelaba la aprehensión de .lo uno en todo»,
mostrar, en pos de las tesis dc Hunrl'r<¡lclt, h enérgeia pero sin que ello supusiera sacrificar las partes al todo
cultural y espiritual que siemprc lrrtc tras los procluctos o lo general a lo particulara.
del lenguaje. La obra de Spitzer lc ofrccírt, rrtlcrtrás de
rigor filológico, sensibilidad literaria y ¡rcrs¡'ric:¡cia in-
3. Vid. L. Spitzer, Lingüística e historia literaria, Gredos, Madrid,
terpretativa, algún que otro apunte metodolri¡¡ic() que 1,968; Language, History, Style. Leo Spitzer and the Critical
l. V. Catano,
concernía directamente a su proyecto histt'¡rictl-litcra- Tradition, Routledge, London, 1988. En lo que concierne a la tradición
hermenéutica alemana, es casi obligado remitir a H.-G. Gadamer,Verdad
rio. Por un lado, Spitzer üataba de detectar, llitio la y método, Sígueme, Salamanca, 1977; y una revisión de la misma tradi-
ción centrada en lo literario es la de P. Szondi, Einführung in die literari-
sche Hermeneurrk, Suhrkamp, Frankfurt a. M., 797 5.
2. A este respecto, es significativa su "discrtacit'tll,, s()l)rc l:ls [)rilni- 4. Vid. P. A. Bové, "The Last of the Latecomers: The Critical
tivas técnicas novelescas en la literatura italiana y franccs,t rctrrcclttisll: Syntheses of Erich Auerbach,, en lntellectuals in Power. A Genealogy of
E. Auerbach, Zur Technik der Frührenaissancenoucllc in Italien und Critical Humanlszz, Columbia University Press, New York, 1.986, pp.79
Frankreich, Winter, Heidelberg, 1921,; y como tcstinrotrio dc str profc crítica de Auerbach en el contexto social
ss. Bové sitúa la génesis de la obra
sión de fe como romanista véase: lntroduction aux étu¿lcs dc pbihtkt¡iie e ideológico de la República de §leimar, destacando el trasfondo de las
romane, Klostermann, Frankfurt a.M., 1949. relaciones más o menos conflictivas y ambiguas entre las actitudes intelec-

L2 13
En el ámbito inmediato de los estudios lristririco- método histórico-crítico caracterizado por su autor
filológicos de la literatura europea, Aucrlrrch tlisporría como unaRú etorica nouct,consistente sobre todo en re-
de las poderosas y pormenorizadas invcsti¡¡itcioncs tlc construir las bases antiguas y mediolatinas de la litera-
Ios helenistas, latinistas y romanistas alcrlrutcs rlc f inrr- tura europea a través del sustrato persistente de las
les del xtx y principios del xx (autorcs co¡rr«r t.l. von fórmulas estilísticas y las unidades tópicas que la con-
§Tilamowitz-Moellendorf, R. Volkmantt, I... I{rrclcnn¿r- forman y definen a lo largo del tiempos. La Tópica li-
cher o E. Norden). Así, uno de los tratados clc l;t ó¡r«rca teraria de Curtius, cuyo diseño interno trata de resti-
que determinó su percepción sistemírtic:r rlc lrt ltist«rrirr tuir a una Europa amnésica y casi "barbarizada" su
de las formas literarias europeas fuc la Illr¡nuntctttltl latinidad común (Locus Communis <<en tanto» Gemein-
Antike Kunstprosa (1898) de N<>rde n, r¡ttc rccorrc la schaft)6, no podía converger del todo con la concep-
evolución de los modelos retórico-cstilísticos .lc Ll "pr-o- ción de Auerbach, puesto que implicaba una visión res-
sa de arte» desde las sugercncias incillicrrtcs rlc l:¡ artti- trictiva y un tanto casuística de la Retórica o
gua oratoria gorgiana hasta la litcratt¡rrt rcn:lccntisrl. -más
Aunque el sistema de Nordcn carccc rlcl ¡rlrrn lristririccr
5. E. R. Curtius, Literatura europed y Edad Media latina, FCF,
e interpretativo unitario que Aucrbnclt pcrsi¡irrc, ccntra
México, 1955. El programa metodológico y crítico de Curtius se propo-
la atención en un hilo conductor «¡uc llcrrttitc c()rll[)rclt- ne como una «renovación clasicista" de los estudios históricos y compara-
der categorialmente la consl"arrcirl, rccun'c¡r( irt y tt':ttts- tistas de la Literatutwissenschaft de la época. Desde su perspectiva, la
Retórica se convierte en el leitmotiu de los métodos críticos e interpreta-
formación de la tradición literari:r crrrol)('il. 'l'rrl Ililo tivos de la literatura: uid. E. R. Curtius, nAntike Rhetorik und Verglei-
conductor está constituido por los purtcli¡4r¡lils c()nccp- chende Literaturwissenschaft", en Gesammelte Aufstitze zur romanischen
Pbilologie,Francke, Bern-München, 7960, pp. 5 -22.Eneste sentido, pue-
tuales de la Poética y la Retórica clírsic¡s (luc :rl r:rvics:ln,
de decirse que algunos intentos posteriores de construir una nhistoria
una y otra vez tamizados por l¿ts Inctrunt¡t'f'osis tlc llori- formal de [a literatura europea» son deudores de la contribución de
zonte cultural, la historia cntcril dc l¡ litcrrrtt¡r:t Occi- Curtius: es el caso de P. Zumthor, Essai de Poétique médiéuale, SeúL,
Paris,'!.972; o A. Battistini y E. Raimondi, Le figure della retorica. Una
dental. Entre sus coetáneos nr:is ¡tr«ixitrtos, Atrcrltach stoia letterarid italiand, Einaudi, Torino, 1990.
podía hallar en los estudios de E. It. Clurtius t¡rt,t cortfir- 6. La comunidadtópicoJiteraruT que reconstruye Curtius tiene sus
mación "paralela" de la importancia ltcrrrístic:t y lrcr- correlatos en la recuperación de la Tópica iurídica que' con ambiciones
más o menos ilustradas, propone una parte de la Recbtslehre y la romanís-
menéutica de la Retóricaparala explicatiorr dc lcxtcs y tica germánica de entonces. A este respecto, un ensayo precursor fue el
la construcción orgánica de una historia litcrrtrirr clc [')u- estudio del filólogo J. Stroux en torno a uno de los /o¿l de la interpretatio
ropa. La obra principal de Curtiu s, I:uropciisr:bc Lilcra- iuis romana: osummum ius summa iniuria,, (publicado en 7926 por
Teubner en el Festschrift Paul Speiser-Sarasin zum 80. Geburtstag, ein-
tur und lateiniscbes Mittelalter (1947), (luc rcsr¡nrc un cluido después en su obra Rómische Rechtswissenscbaft und Rhetorik,
Iargo trayecto de trabajos previos, sc furtcl:t solrrc utr 1949), que habría de influir en la obra de Th. ViehwegTopik und
Jurisprudenz [1.963; trad. esp.: Tópica y jurisprudencia, Taurus, Madrid,
L964l. tJna síntesis de las repercusiones ulteriores de esta tendencia se
encuentra en Ch. Perelman,Logique juridique,Dalloz, Paris, 1976. Sobre
s delosVernunftrepublikaner al cstilo cle M;r x Wcbc r y Krrrl
tuales y política
los estudios de Tópica en general uid. P. Jehn (ed.), Toposforschung. Eine
Mannheim y los "mandarines visionarioso dcl I.ristoricisnrr¡ elcr¡r:irt.
Dokumentation, Athenáum, Frankfurt a. M., 197L.

t4 1.5
menos reducida a un entendimiento
"topificrrclor" dc la dejó escrito'Wilamowitz que toda verdadera traducción
tradición- y mostraba cierta tensión irrcsrrcllrr cntre es una suerte de reencarn ación (die wahre Übersetzung
una comprensión histórico-positivista y un nlorlcl<¡ de ist Metempsychose),y algo semejante podría decirse de
Rezeptionsgeschicbte atenido a la transntisi<in tlc rlcrcr- una parte del empeño viquiano de Auerbach. iQué vi-
minadas unidades formales. gencia podía tener el enciclopedismo mitográfico de
El pensamiento filológico-histórict¡ <lc Ar¡crbach Vico para una comprensión moderna de la historia li-
precisaba de anclajes que, firmemente arrrrig:ltlos cn cl teraria occidental? La respuesta no es sencilla, pero en
subsuelo de la tradición literaria de ll quc sr¡ l)royccro todo caso ha de ser breve.
mismo formaba parte, fundament¿rran r¡ n rt corrcc lrci <ir.r Lacienciahistorio-crítica de Vico se proponía com-
complexiva de la teoría y la práctica clc l:r rrrtcr'prctrr- pendiar los caracteres comunes y variables del mondo
ción histórica. El sistema de los coltccl)tos rt:triricos y delle nazioni prestando atención a todo tipo de testi-
poéticos constituía necesariamcntc cl rcl)ot'l«rrio tlcs- monios y vestigios (lenguaje, escritura, arte, derecho,
criptivo, explicativo y hermcnóutic<¡ inicirrl rlt' un:r vi- economía, política...), de manera que las formas de
sión unitaria de las categorías f<>rrn:rtiv:rs t' irrlt'r¡rrcrrr- humanitas fueran emergiendo desde dentro le modifi'
tivas de la litteratura, pero dc le prolijitlrrtl y lottgue cdzioni della medesima nostra mente umana. Cierta-
durée de las taxonomías retóricas rr«r sc si¡3rrt, rlt' irune- mente, cabe emparentar estos objetivos con los planes
diato una comprensión de la historicirlltl litt:r:rrirr cu- de una (Jniuersalgeschichte a la germánica, de la que
ropea. De este modo Auerbach clcbí;r c¡rc«»rtr'iu lnrrl co- Auerbach se pensaba y se quería en parte heredero' Sin
nexión, siquiera inmanente o forrnal, ('rlt r(' ('xl)Iic:rlci(ir1 embargo, Ias visiones holísticas y universalistas del his-
retórico-poética e interpretaciírn llistririr':r, t:sto cs, el toricismo alemán no poseían la ingenuidad "vitalista",
nexo oculto que habría de vincrrlrrr l{clriricrr, I'oúticrr e la creatividad erudita y las veleidades literarias que,
Historia. Quizá sin saberlo aún, crrcorrtrri csrr r'oncxitin para mal y pafa bien, definen las contribuciones más
posible poco menos que y¿r rcalizrtrl:r crr /.r¿ ,\t:icnza originales de Vico. Éste erigió su concepción universal
Nuoua (1,744) de G. Vico, traduciclr p«rr ól nrisnro al de la historia de la humanidad sobre unos cuantos prin-
alemán como Die neue'Wissenscbaft ülx:r dic ut'tttt:itt- cipios teóricos surgidos en concurrencia y pugna con la
scbaftliche Natur der Vólker (1924)/. l..rr :rl¡¡írn lrrgar visión cartesiana del conocimiento. En De antiquissima
italorum sapientia (171,0) Vico ya exponía su doctrina
7. Auerbach escribió dos artículc¡s «pr()granllili(()s" sr)l)rr l,¡ ()l)ra del uerum-facturn) según la cual la verdad consiste en
de Vico en los que simultáneamentc cx¡.ronc las hascs f ilolril',ir rrs r. lrislriri una especie de conversión recíproca de lo «verdadero»
cas de su método: "Vico's Contribution to Litcrery (lritir'rsnr, y "Vico
and Aesthetic Historismr, en Gesammelte Aufstilzt: zur n¡tttttttist l¡ttt I'li- en lo .fáctico, y viceversa, significada por la relación
lologie, Francke, Bern, 19 67, pp. 259 -26 5 y 267 - 27 4, r$l)( (t rv.rilr('r ¡t (.. sinonímica que une a ambos términos en latín. Al decir
Sobre Vico y la Retórica uld. A. Battistini, La degniti l¿llu rttt¡rit,t. ,\tuli
su G. Vico, Pacini, Pisa, 1975, y M. Mooncy, Via¡ in tlx''l'ntlitir»t
de Vico, el criterio de verdad de una cosa estriba en
of
Rhetoric, Princeton University Press, Princeton, N..1., l9ll.5. haceila, tanto podemos conocer cuanto podemos ha-

16 1.7
precaria que pueda ser, entre la verdad filosófica y la
cer, por lo que el conocimiento total o absoluto del
certezafilológica implicadas en una ciencia general del
mundo sólo corresponde a la intelligentia divina, mien-
acontecer temporal de la humanidad. Objeto máximo
tras que pertenece al hombre lacogitatio imperfecta de
del saber filológico, la noción de cefium resume la ver-
la realidad, el saber la verdad de todo eso que él mismo
dad fáctica y diversa de un mundo histórico que se
o artificialmente- ha hecho o creado. Si el
-teórica
conocer se funda, como quiere la tesis viquiana, cn el
transforma sin cesar; accesible a un saber filosófico, la
idea platonizante del uernm designa la verdad esenciada
hacer o producir, entonces por hterzase dará una com-
en el desenvolvimiento completo de una temporalidad
penetración sustancial entre «lo poético» y
"lo episté- que ensarta el devenir de los acontecimientos históri-
micor. Posteriormente, Vico aplica su doctrina del
cos. Pero tanto para la verdad filosófica como para la
uerum-factum al mundo histórico, un mundo .de he-
certeza filológica el límite de comprensión se encuen-
cho" y de hechos que el hombre realiza y pucde cono-
tra en el interior de la historicidad humana, en cuyos
cer desde su interior en calidad de actor y protagon ista.
movimientos cíclicos (los famoso s ricorsi) de decaden-
Las acciones, el lenguaje, los mitos, las instituciones o
cia y resurgimiento, de barbarie y civilización tiene lu-
las leyes constituyen ese universo fáctica y verdadera-
gar todo posible conocimiento de la verdad y del acon-
mente humano que, sometiéndose ala forza del nostro
tecer intramundano. Ese otro Verum, insinuado en el
intendere, encierra los principios univcrs¿rlcs que hacen
retorno de unos hechos en otros, trasciende la interio-
posible concebir la historia corno una *cicncia nueva)>.
ridad de este o aquel período de la Historia, puesto que
El pensamiento de Vico localiza, pues, cl corrocimiento
permanece contenido en el plan providencial y, por ello
histórico en un punto hipostático dc conflucncia entre
mismo, sólo puede ofrecerse a una contemplación cons-
la verdad y el hecho, lo general y lo particular, la teoría rciente de la totalidad del curso histórico.
y la praxis..., de tal modo que su cierrcia nucva debe No es difícil
entender que un Auerbach preocupado por la interpe-
disponer de dos accesos:
"La filosofia contempla la netración hermenéutica de lo particular y lo general,
ragione, onde uiene la scienza del uero; la filologia
necesitado de categorías que coalig aran históricamente
osserua l'autoritá dell'umano arbitrio, onde uicne la
la síntesis teóricay la interpretación fáctica de los tex-
coscienza del certo"8.
tos, se sintiera atraído por un pensamiento histórico-
El conocimiento histórico (de Ia Hist<¡ri¿r y cn clla)
universalista que además tiende a equiparar los saberes
queda definido en la obra de Vico como la síntcsis, por
filológico y filosófico. Pero la concepción de Vico no
sólo contenía para él una visión histórica unitaria al
8. G. Vico,La Scienza Nuoua,Rizzoii, Milarro, 1977, ctl.tlc 1,. Ros- tiempo que proteiforme, sino también una estructura
si, p. 178 [trad. española: Ciencia Nucua, 'l'ccnos, Mntlrirl, 1995). A con- interpretativa en la que todas las grandes manifestacio-
tinuación, Vico define a los filólogos com<) «grarnatici, istorici, criricr, chc
son occupati d'intorno alla cognizionc dcllc linguc c clc'f:rrti rlc,po¡roli,, y nes de la cultura (metafísica, teología, poesía, política,
advierte de la necesidad de una colaboración nruru¿ cntrc filtxoiía y fi derecho, economía) se revelah como expresiones origi-
lología.

19
18

I
narias de una potencia Poética, de ul.ra fttcrz.lt pr<lcltlc- schichte toma forma en el modo de una suerte de
tiva y creadora que, plasmada y moviliz:rtl,r ¡ror l'ls for- Geistesbiographie, pues, como señala M. H. Abrams
mas del lenguaje, se subsume en toclos los f t:ttí¡tttcltos refiriéndose ala Fenomenología del Espíritu, la narra-
del acontecer histórico. En este senticlo, Vico tlcrr<¡tni- ción de Hegel tiene un solo proragonista, llamado el
na uniuersali fantastici a las configur:tci«rttcs rtrtivcrsa- "Individuo general" (das allgemeine lndiuiduum) o el
les de la fantasía que, nacidas en las prirnit iv:rs "('l'rocrrs "Espíritu general" (der allgemeine Geist)|1. Más allá de
poéticas», cristalizan en las formas míticrrs y siltllrrilicas, su raigambre filosófica, esta poetización narrariva o
siendo así que perduran metamorfosc:itttlost: rt tr:rvós dramática del proceso histórico había de tener conse-
de la historia. Conviene rec<¡rdar c¡trc Vic«r lirt'tlrrrrtrtte cuencias decisivas para un modelo de interpretación
casi toda su vida profesor de ltct<iricrr, y crr l:ls ligrrr:rs
que, como el de Auerbach, pretendiera dar cuenta de
del lenguaie o en las fórrnulas cxllrcsiv:ts :tllccstr:rlcs la íntima y acaso plena conexión entre la formalidad
había apreciado el carácter sill.rll<ilico, lrt vcrtltttl atimo- literaria y la historicidad cultural. La relación unitaria
lógica de los tiempos poétictls tlrrc cl ¡rt'lts'tttticltlo ra- entre lo particular y lo general, acontecimiento y pro-
cional de épocas posteriorcs Il¡l"lílr rctlrlcitlo a I¡rcro ceso, forma y transformación, texro e historia sólo
puede determinarse en el interior de una trama (poéti-
artificio ornamental. Auerb:rch ll<l ¡ltltlí:t sitt<¡ tlcstacar
y hacer suya la actualidacl dc csta l)crsl)cctivrl vit¡triaua: ca, narratiya, dramátíca) cuyo sentido entraña un mo-
.Últi-"met te, al intentar dcfillir lo Poí't ico, sc llrr vuel- delo del despliegue de la temporalidad consrituido por
to de nuevo a la terminologí:r clc l:r rt:triricrl. Sc han el acontecer y devenir .formales, del objeto (p. e., la
propuesto diferentes exprcsiotrcs rt't<iric;ts, ¡lcro sobre literatura). En términos del propio Auerbach: .Creo
todo lapalabra metáfora, prlra cxl)r('s;lr ltl:títn irre xpre- que lo propio de ser descrito con valor general es la
sable, lo propiamente poótictt, (lllc cs:ll lttistll«l ticmpo
concepción de un desarrollo histórico; algo como un
concreto y de signific¿rdo trttivt:rs:rl. Vico lo llama drama, que tampoco contiene ninguna teoría, sino una
uniuersale fantastico"') . visión paradigmática del destino humano. El objeto,
Vico pensaba que l¿r histt>ri:r clc les "rnorlificr'tcio- en el sentido más amplio, es Europa; yo trato de cap-
nes de nuestra misma mclltc lttltltrttlrt, tlcbcrírt c<lns- tarlo mediante la investigación desde puntos de parti-
da particulares,,lr. He aquí la concepciónmito-poética
truirse en conjunto de tnatlcr:r quc obrlrsc ctlllt«r si de
un poema serio se tratar¿l. La "lrist«rrirr clcl csllíritu"
que Auerbach tenía como rcfcrclttc ittlllctli:rt() ll() csta- 1 0. M. H. Abrams, E/ Romanticismo : Tradición y Reuolución,yisor,

Madrid, 1.992, p.223 (orig.: Ndtural Superndturalism).


ba muy lejos de esa idea, y cl filírlogt> n«ltnir:tba c:rsi
11. E. Auerbach, Literatura y público..., p. 26. Es significativo que
por igual el pensamiento histórico clc Vicr¡ y tlt: I lcgcl' una de las recopilaciones en inglés de algunos ensayos de Auerbach se
Por cuanto pueda tener dc Ilcgclirlrlrt, h ()tistt:sge' tittle Scenes from the Drama of European Literature (Meridian Books,
NewYork, 1959).Laidea de una exposición
"escénica" del "drama, lite-
rario europeo sugiere Ia tensión entre la totalidad de una trama y su re-
9. E. Auerbach,Literaturay públicrt..., cil', p' lll' construcción a partir de sus momentos relevantes, significativos. por lo

20 21
y hermenéutica de la historicidad literaria que define troducción a stt Metahistory, titulada "la Poética de la
'§7hite
la fuerza comprensiva de la obra de Auerbach. Historia"13, reconoce su deuda con las ideas de
La summa de esta concepción se encuentra en su críticos como N. Frye o K. Burke, olvida mencionar al
tratado más importante,Mímesisr2, donde la teoría pla- que tal vez podría haber sido su precursor más siste-
tónico-aristotélica ds l¿ «representación de la reali- mático y profundo, si no fuera porque el programa
dad», combinada con la antigua doctrina de los estilos histórico-crítico de Auerbach traspasa los límites de
(alto, baio y medio), hace las veces de un doble motivo una autocomprensión desmitificadora del discurso his-
configurador que enhebra distintas escenas históricas toriográfico como «mera literatura,.
del drama literario europeo, desde Homero y la Biblia La "ciencia nueva» de Vico representaba para Auer-
hasta V. §7oolf. Lagran obra de Auerbach bach el hallazgo de un concepción poéticay ecuméni-
-irreducti- ca de las formas de historicidad que determinaría su
ble aquí a una sinopsis precipitada- está concebida,
en efecto, como una larga trama dramática (o una epo- propia comprensión de la tradición literaria europea,
peya episódica o una .novela-río", familiar) en la que encaminada a reformular y propugnar,bajo los ya leja-
cada secuencia escénica actúa como un punto de parti- nos auspicios universalistas de Goethe, una Philologie
da distinto que incluye una nueva perspectiva cuyo sen- der'V/ eh lit eratur. Es precisame nte esta expresión la que
tido progresa y regresa hacia el lugar común de las for- da título a uno de los ensayos tardíos donde Auerbach
mas miméticas y estilísticas dc reprcsentación literaria muestra con mayor decisión teórica su engagement fi-
de la realidad. Sin que Auerbach pudiera sospecharlo, lológico1a. Tal como la concibe Auerbach, una
"filolo-
la idea dramática o épica de la historicidad literaria
que plantea Mímesis llegaría a convertirse en uno de 13. Vid. H. White, Metahistoria. La imaginación histórica en la Eu-
los máximos e inadvertidos preccdcntcs de una de las ropa del siglo xtx, FCE, México, 1.992. Por eiemplo, la interpretación
poetológica del discurso historiográfico (de Vico a Burckhardt, Marx y
últimas tendencias de la Teoría dc la Historia: la que Nietzsche) que propone liühite distingue los "modos de tramar» o <(entra-
concibe el discurso historiográfico (pura Gescbichte) mado" (etnplotment) ,qomántico,, ncómico,, "trágico" y .satírico,, a los
como el conjunto de estrategias retóricas y poéticas que corresponden diferentes estilos narrativos que establecen unas u otras
formas de representación de la realidad histórica. Por orro lado, también
por medio de las que se construye una irnagen dcl de- la Poetics of Cubure esbozada por uno de los augures d.el New Histori-
sarrollo histórico (impura Historie). Sirva dc eiemplo cism, Stephen Greenblatt, implica la intención de reavivar la interpreta-
ción histórica, sólo que ahora ésta se vuelve hacia la literatura como dis-
la influyente obra de Hayden White. Cuando cn la in-
curso de la representación de las instituciones sociales y políticas,
reconsideradas críticamente a través de una curiosa y confusa hibridación
de historicismo, marxismo y postestructuralismo: Vrd. H. A. Veeser (ed.),
demás, la noción de «punto de partida, (Ansatzpunkt) qtrc Atrcrtrach uti- The New Historicism,Rourledge, New York-London, 1989.
liza repetidamente indica su modo dc ¡rroccclcr rclnonl:itttlosc tlcsdc un 14. Vi¿. E. Auerbach, oPhilologie der §leltliteratur», en Gesammelte
instante escénico particular a la gcncralidacl dranrí¡tica tlc st¡ scrrtido. Aufsdtze..., cit., pp. 301-310 (el artículo fue publicado como conrribu-
12. E. Auerbach, Mímesis. La representación dt la roalidad u la lite- ción a[ volumen Wehliteratur. Festgabe für Fritz Stich,Bern, 1952). So-
ratura occidental, FCE, México-Buenos Aircs, 1 9.5 0 lt>rig.: Mirrt:sis. I )arges- bre el concepto deVeltliteratur, uid. l, Gulllén, Entre lo uno y lo diuerso.
tellteWirkli¿hheit in der abendltindischen Literatur,lirrnckc, llcrn, 19461. lntroducción a la literatura comparada,Crítica, Barcelona, 1985, pp. 54 ss.

22 23

I
gía de la literatura mundial" debería fundarse sobre un ción histórica e ideológica, su idea de una Filología de
perspectivismo históric o (h istorisch er Perspektiuismus) la literatura mundial sintetiza, reelaborándolas, las pre-
que hiciera posible conocer las bases internas de las tensiones que presidieron de siempre su programa his-
formas de existencia nacionales (innere Grundlagen des tórico-crítico, que al fin no son otras que las de la
nationalen Daseins) remontándolas a una interpreta- moderna teoría literaria europea. Siempre se puede
ción global de la historicidad literaria. Se trata, pues, reprochar a Auerbach una visión europeísta o euro-
de estudiar la "literatura mundial" como fundamento céntrica de la literatura universal que resulta además
diverso y múltiple de un destino común (Webliteratur lastrada por la preponderancia que en su obra tiene lo
als mannigfabiger Hintergrund eines gemeinsamen románico (die gemeinsame Romanit(it); pero si su
Geschicks)- El estudio de las expresiones heterogéneas, contribución adolece de algo o parece sin más admira-
multiformes de esa comunidad universal tendría el co- ble, ellose debe a su convencimiento de que lo poético
metido de restaurar la conciencia de una humanitas arraiga en la totalidad de Ia tierra, que se constiruye en
amenazada de olvido por la moderna estandarización el lugar común o universal de una humanidad históri-
de la cultura planetaria (die Standardisierung der Erd' ca cuyo territorio, tantas veces devastado, se extiende
kultur). El perspectivismo histórico de Auerbach, acu- a través de los dominios de nuestra «morada filológi-
sado unas veces de orelativismo extremo» y autocom- ca>>: ... ist unsere philologische Heimat die Erdetí.
placidols, y otras de afanes totalizadores, intenta
oponer resistencia a los efectos uniformizadores y am-
nésicos de una ambigua modernidad que parece con- 2. Sombras del Futuro: Poética
vertir el Humanisrnus en un discurso meramente mo- de la interpretación figural
numental y arqueológico. Cierto que algunos de los
argumentos del filólogo algo tienen de querella entre La interpretación de la historia literaria europea de
antiguos y modernos, que su disquisición evoca el mal Auerbach está tramada, según él mismo declara, a
du siécle postbélico que dio lugar a una polémica über modo de un drama, como un proceso de acciones
den Humanismus en la que intervinieron "encíclica- vertebrado por un esquema interno que provee de
mente)> un Heidegger o un Sartre, o que sus diagnós- sentido general a las escenas singulares ("hechos poéti-
ticos evidencian una nostalgia desconcertada que im-
plícitamente reproduce, aplicada a la modernidad en 16. En palabras de Auerbach, ésta sería la gran tarea de una Filolo-
gía de la literatura mundial: nEs una gran tarea hacer a los hombres cons-
curso, la polaridad viquiana de civilización o barbarie. cientes de sí mismos en su propia historia; y, sin embargo, es también una
Aun cuando sea demasiado esquemática en su evalua- tarea muy pequeña, casi una renuncia, si se piensa que no sólo estamos en
latierca, sino también en el mundo, en el Universo. Ahora parece ya algo
lejano aquello a lo que se aventuráron las épocas anteriores, es decir, a
15. Vid. al respecto la apresurada crítica de R. Wellck, Historia lite- determinar el lugar del hombre en ql Universo, ("Philologie der'§leltlite-
raria. Problemas y conceptos, Laia, Barcelona, 1983' pp. 15-16. ratur», en Gesammehe Aufsdtze, p.310).

24 25
cos», «textos-acontecimiento», etc.). Ahora bien, <cuál que Auerbach cite en su texto un trabaio de un autor
es el sentido de ese decurso temporal de acontecimien- coetáneo que merecía todo su reconocimiento por
tos poéticos? En otros términos, ide qué trata esa "his- conjuntar magistralmente en la interpretación his-
toria dramática de la literatura"? La clave de Ia trama tórica los aspectos filológicos, filosóficos y artísticos:
se encuentra en un artículo de Auerbach titulado Figu- I E. Panofsky.En L924, ve la luz el estudio ya clásico de
ra qlue publicó en 1938 una seria y circunspecta revista Panofsky ldea, cuyo subtítulo sugiere cuál era la orien-
filológica, el Archiuum RomanicumtT. F.n apariencia, tación metodológica en ciernes a la que tendía a adhe-
la monografía de Auerbach no constituye sino un estu- rirse Auerb ach. Ein Beitrag zur Begriffsgeschichte der
dio de semántica histórica (Wortforschung) sobre an cih eren Kun stt h e ori ele .
término de gran relevancia en el léxico técnico de la Figura es un ensayo de "Historia conceptual» auant
tradición retórico-literaria. Sin embargo, no estamos la lettre, pero delinea sobre todo la nervadura de un
ante otra contribución más ("Noch sl¡rn¿1...") de la concepto de lo histórico que, creado y transmitido por
erudición filológica a la historia del vocabulario, sino el cristianismo antiguo y medieval, afecta de raíz a la
que nos las habemos con la exposición de toda una comprensión de un modelo de acontecer temporal ca-
teoría de la historia reconstruida en miniatura y con- racterístico de la civilización occidental. En dicho mo-
trastada con los más diversos testimonios literarios. El , delo el decurso de
Ia temporalidad y el discurso del
estudio de Auerbach representa uno de los preceden- Ienguaje quedan fundidos por una conexión teleoló-
tes olvidado- de la confluen- gica, ontológíca y teológica. El concepto de figura (o
-incomprensiblemente typos) actúa como núcleo de la nhermenéutica históri-
cia entre método filológico e histórico que impulsaría
más tarde la transición de la historiografía alemana ca" del cristianismo, cuya doctrina de la interpretación
desde una hipertrofiad a Geistesgeschichte hasta la Be- figural o tipológica implica, de una parte, la necesidad
griffs ge s c h i cb t e o,,historia conceptu¿| " p I enam e nte es- de una concordancia kerygmática entre los textos ve-
tatuida en los años sesenta y setenta por O. Brunner,
'W.
Conze y R. Koselleckls. Por lo demás, no es casual politisch-sozialen Sprache in Deutschland, Klett-Cotta, Strtrtgart,7972' 5
vols. Sobre los fundamentos teóricos y metodológicos generales de la
für das
17. Vol. XXII, pp. 436-489. El artículo fue incluido posteriormente "Historia conceptual» alemana zid. R. Koselleck, "Richtlinien
Lexicon politisch-sozialer Begriffe der Neuzeit": Archiu für Begriffsge'
en el libro Neue Dantestudien (Evopa-Yerlag, Zúrich, 1944), en cuya
o por errata- la fecha
schichteXlll (1967), pp. 81-99; M. Richter, "Begriffsgeschichte andthe
nota previa Auerbach le atribuye
-errónearriente History of Idea s" : J oum al of th e History of ldeas 48 (L9 87), pp. 247 -263.
de publicación de 1,939. Posteriormente fue incluido en la recopilación
1,9. V¡d. E. Panofsky, ldea. Contribución a la historia d.e la teoría del
póstuma de E. Auerbach, Gesammebe Aufscitze zur romanischen Philolo-
gie, F ranke, Bern-München, 1 967.
arte, Cátedra, Madrid, 1989. Naturalmente, tanto las perspectivas de
Panofsky, influido por la nfilosofía pansimbólica" de Cassirer, como la
18. LanHistoriaconceptual, alemanaseconsolidaya en ladécadade
incursión histórico-conceptual del propio Auerbach, constituyen ensayos
los cincuenta con la creación del Archiu fi;r Begriffsgeschichte promovido
pioneros que estaban aún leios de las pretensiones sistemáticas de una
por E. Rothacker, al que se vinculan historiadores y pcnsadores como K.
Begriffsgescbichfe que, escorada hacia lo social y lo político, se impone la
Gründer, H.-G. Gadamer y H. Blumenberg.Vid. O. Brunncr, W. Conze y
tarea de renovar teórica y metodológ'icam ente el mét¡er d'historien.
R. Koselleck (ed s.),Geschichtliche Grundbegriffe. Histoisches Lexikon zur

26 27
tero y noyotestamentarios de la que debía seguirse, de desvanecen suplantados por las hipóstasis de una tras-
otra parte, la «¿¡sxiór" del Antiguo Testamento al cendencia absoluta, sino que reverberan temporalmen-
Nuevo en el modo de una relación contrapuntística de te como una ,,figura o sombra del futuro» (typos mé-
acontecimientos que unificara el desarrollo de la His- llontos, umbra futuri). El sueño de Adán (somnus Adae)
toria sagradaatravés de un esquematotalizador. En su .,es y será, Ia muerte de Cristo, así como del flanco
aspecto teórico, el problema que tiene ante sí la inter- herido de ambos surge y surgirá Eva o la Iglesia; el sa-
pretación figural es éste: icómo interpretar un hecho crificio de Isaac prefigura la pasión del Cristo inmola-
o un acontecimiento desde otro ulterior preservando do: pues todo reconduce almysterium magnum' sacrA-
al mismo tiempo el carácter único y singular de am- rnentum mysterii que el desenvolvimiento histórico del
bos? O bien: écómo puede «tener sentido» un acon- drama va desvelando. Sin embargo, estas correspon-
tecimiento histórico sin resultar desrealizado por el sig- dencias proféticas no se limitan a expresar el valor in-
nificado más o menos abstracro que se le atribuya tangible de una comprensión teocéntrica de la realidad;
analógicamente a partir de otro suceso? En la pureza antes bien, insisten en destacar el sentido de una hiero-
teórica de su unicidad y singularidad, un aconteci- fanía eminentemente histórica. En palabras de J. Da-
miento no entraña sentido alguno. Para investirse de niélou: .Ser imagen de Dios es estar en relación con un
signiiicado, el acontecimiento ha de ser inscrito en la porvenir, estar involucrado en una historia"2o. El télos
totalidad de una trama donde cobra sentido, función de esta historia transcurre ialonado por los nudos de un
estructural y vectorial, donde «se destina» como uni- acontecer *relevanter, regido por una extraña Aufhe-
dad de un proceso urdido por las relaciones que enta- bung qrte reproduce especularmente ciertos aconteci-
blan entre sí los distintos elementos de un acontecer mientos históricos. Inscrito en el itinerario que ttazala
completo. Para la interpretación figural la irrigación economía de la salvación, cada acontecimiento figural
de «ss¡¡lds histórico" a cualquier acontecimiento par- supone un nuevo comienzo, la regeneración de un he-
te del nudo de la trama dramática protagonizada por cho en cuanto recapitulación (larecapitulatio o anake'
Cristo: su advenimiento es el del Logos encar- phalaíósis de Ireneo) que repara el orden violado o
nado- cifra el sentido total-quedel plan divino, y con él la imperfecto completándolo con vistas a la última consu-
comprensión de la historicidad, la plenitud articulada mación escatológica y soteriológica. De este modo de-
de la temporalidad humana. En consecuencia, la her- terminados acontecimientos presentan una textura
menéutica figural o tipológica interpreta los aconte- temporal transhistórica, permanecen prendidos a un
cimientos históricos tanto en su consisten cia fáctica instante fáctico de la temporalidad que, sin embargo,
como en su dimensión significativa, <<tÍamada», profé- supera su propio hic et nunc incompleto desprendién-
tica, única y unitaria.
Desde la perspectiva de la interpretación figural, los
20. Vid.J. Daniélou, Sacramentum futui. Études sur les origines de
acontecimientos históricos (o tenidos por tales) no se
la typologie biblique, Beauchesne, Paris, 1950, p. 22.

28 29
dose de élparaconsumarse en la «misma alteridad, del
futuro. La insistencia define el sentido del acontecer historicidad perfecta cuyo desarrollo va siendo encla-
vado por una misma
como «temporalidad figural": se trata de un acontecer "hora de la verdad» repetida y mul-
que insiste, subsiste y resiste a través del tiempo, que tiforme, algo similar sólo eso- al misterioso
reaparece transformado en la instantaneidad única y iahora! o letzt-Zeit de-pero
'W.
Benjamin.
suprema de ciertos acontecimientos. De cuantos térmi- Tal vez se entienda me¡'or «ahora» cuál es la trans-
nos emplea el Nuevo Testamento para designar las for- posición dramática que opera la historia literaria euro-
mas del tiempo (béméra, hóra, nítn, kairós, chrónos, pea de Auerbach, y qué sentido podían tener para él
aión), hay uno que resume el espesor teofánico, lapa- mismo esas palabras, entre proféticas y apocalípticas,
rousía histórica de una temporalidad destinada, insis- que citábamos al principio. La interpretación históri-
tente e instantánea: Kairós. En su exégesis de la ter- ca de Auerbach está impregnada del sentimienro de
minología temporal de los textos neotestamentarios, finitud (mundus senescens) propio de la concepción
O. Cullmann destaca la función que esos .instantes de- cristiana y occidental de la temporalidad22. En la com-
cisivos" cumplen en el plan conjunto de la prensión figural del acontecer histórico legada por el
"historia de cristianismo encuentra el filólogo el otro paradigma
la salvación" (Historia salutis, Heilsgeschichte)2|. El
concepto cristiano de kairós hermenéutico totalizador que habría de aplicar a su
en la antigua estra-
-que ya
tegia retórica de Gorgias denomina interpretación histórica de la literatura. Con su frag-
"lo oportuno» o mentarismo globalizador, su énfasis histórico y su es-
el
"¿fis¡, idóneo"- no señala un proceso en sí durade- tructura "dramática", la interpretación figural no sólo
ro o durativo, sino el momento puntual, estigmático de
un acontecimiento único que, vinculado a otros análo- le permitía comprender buena parte del universo cul-
gos mediante una línea temporal de sutura, integra el tural y literario cristiano-medieval (personifica do ab
despliegue total del plan divino de salvación .Loskairoi origine en el pensamiento catalizador de san Agustín),
componen así la trama puntual y discontinua de una sino que también le proporcionaba las pautas metodo-
lógicas que podían resolver el conflicto hermenéutico

21. Vid. O. Cullmann, Cistoy elTiempo, Estela, Barcelona, 196g.


Según escribe Cullmann:
"La obra de Cristo encarnado fue elevada a la
22. Sobre los tempora cbristiana y la sistematización doctrinal de
dignidad de kairós central del plan divino de la salvación no sólo después Agustín uid. R. A. Markus, Saeculum: History and Society in the Theolo-
de la muerte de Cristo, en la fe de la comunidad. Al contrario, el mismo gy of St. Augustin, Cambridge University Press, Cambridge,-1,920. para
Jesús, según el testimonio de los Sinópticos, designa ya su pasión como su una revisión general de la pervivencia de la concepción teológica de la
kairós", p.30. Y postetiormente: «Vemos así que en el pasado, así como historia uid.K.Lówith, Meaning in History. The Theological Implications
en el presente y en el poruenir, existen kairoi divinos distintos los unos de of the Philosophy of History, Phoenix Books-The University of Chicago
los otros. Su reunión forma la línea de la salvación,, p.31. Sobre esta Press, Chicago, 7949.Una de las obras recientes de teoría de la historia
hermenéutica teológica de la temporalidad y el aconrecer his¡órico uid. donde se trasluce con mayor nitidez la upermanencia, de la concepción
O. Cullmann, La histoia de la saluación, Península-Edicions 62, Barcelo- figural es el libro de R. Koselleck, Vergangene Zukunft. Zur Semantik
na,1967. geschichtlicher Zeiten, Suhrkamg Frankfurt a. M, 1979 [trad. esp.: Fr.r-
turo pasado, Paidós, Barcelo na, '1,993].

30
31
entre lo particular y lo general. De ahí que para Auer- Logos histórico la que arraviesa la obra de Auerbach
bach la interpretación fragmentaria o el análisis fundamentando su interpretación del sistema literario
inductivo y ejemplar de textos aparentemente desliga- occidental.
El ensayo de Auerbach sobre el
dos, de «escenas» entretejidas por la idea recapitulado- "método figural"
ra del «punto de partida" o Ansa.tzpun&r, resultara ser alberga ante todo intenciones literarias. No estaba en
una versión a lo profano de una interpretación tipoló- cuestión tanto un asunto que debiera discutirse o re-
gica centrada en ciertos acontecimientos relevantes y solverse en sede teológica, cuanto un problema her-
punüales de significación general (kairoi)23 - Desde el menéutico casi siempre ignorado que afectaba esen-
pensamiento agustiniano, la visión tipológica o figural cialmente a la comprensión de la tradición literaria
realiza la conversión recíproca de los hechos históri- europea. La historia y la crítica literarias recurrían
cos (facta) en formas simbólicas o figurales (uerba),lo
por lo común a los conceptos de símbolo y alegoría
que presupone la interpenetración de Historia y Logos como categorías poéticas e interpretativas hermenéu-
de la que tanto partido extraerá el historicismo poste- ticamente autorizadas por su fortuna histórica y su
riorza. Y es precisamente esta «autocomprensión" del recreación constante desde la literatura clásica anti-
gua hasta la cristiano-medieval25; pero solían (y aún
suelen) desconocer la importancia tributada durante
23- Ct- E. Auerbach, "Typological Symbolism in Medieval siglos a la interpretación figural. F-n Figura Auerbach
Literature», en Gesammebe Aufsritze..-, cit., p. 111. A este respecto, me intenta demostrar, entre otras cosas, hasta qué punto
permito remitir a mi artículo: "Poética, Figura e Historia. La interpreta- la concepción figural estrucrura e informa también la
ción tipológica en la crítica contemporánea", en J. M- Cuesta Abad, Las
¡or*oi d"l t"nti.do. Estudios de Poética y Hetmenéutica, Ediciones de la más grande obra poética de la literatura europea me-
Universidad Autónoma, Madrid, 1'997. dieval, la obra que recapitula y consuma la cosmovi-
24. Tenemos un interesante elemplo de la secreta importancia que sión cristiano-occidental del mundo, ese poema en el
sigue teniendo la interpretación tipológica para la comprensión histórica
en la polémica entre R. Koselleck y H.-G. Gadamer. Frente a la primacía
casi atsoluta de la lingüisticidad de lo histórico que afirma la ontología
hermenéutica de Heidigger y , mutdtis mutandis, de Gadamer, Koselleck
propone reformular el término Hrs¿on& de Droysen oponiéndolo en par- 25. Sobre nsímbolo" y "alegoría" en la tradición literaria occidental
ie , l*, tent".iones omnímodas de la Hetmeneutik. Según Koselleck, la son fundamentales los tratados de: J. Pépin, Mythe et Allégorie. Les origi-
.Histórica,, que tematiza las condiciones de posibilidad de "historias', nes grecques et les contestations iudéo -chrétiennes, Aubier-Montaigne,
remite a n"*oi d. acciones o a formaciones de finitud en un ámbito tam- Paris, 195 8; H. de Lubac, Éx egése médiéuale. Les quatre sens de l'Écrinre,
bién extralingüístico, inasequible a la constitución hermenéutica de senti- Aubier, Paris, 1.959-1,964,4 vols.; Tz. Todorov, Théories du Symbole,
do. Cuando Koselleck destaca el hecho de que el ámbito de una nHistóri- Seuil, Paris, 1,977. Desde un punto de vista teológico, véase C. Bori, L' in-
ca, no está limitado por el de una Hermenéutica, puesto que apunta a un terpretazione infinita. L'ermeneutica cistiana antica e le sue trasforma-
acontecer extra- o transtextual, reformula a su modo lo que en la concep- zioni, ll Mulino, Bologna, 1987. Y con una atención renovada hacia la
ción tipológica no es sino la conservación simultánea del carácter fáctico allegoria in factis, véase últimamente M. Irvin, ,,Enanatio II: interpreta-
y simbólico del acontecimiento figural: vid. R. Koselleck y H'-G' Gada- tion and the grammar of allegory", en suThe Making of Textual Cubure.
mer, Históica y Hermenéutica,Paidós-UAB, Barcelona, 1997 (introd' de "Grammatica» and Literary Theory, 350-110'0, Cambridge University
J. L. Villacañas). Press, Cambrid ge,'1.99 4, pp. 244-27 1,.

32 33
Ficca di retro a li occhi tuoi la mente,
que el Vico creyera reconocer el retorno de un Ho- e fa di quelli speccbi a la figura
mero convertido... en Dante: laDiuina Commedia26. che'n questo specchio ti sard paruente.
En lo sustancial, los argumentos de Auerbach en tor- (Paradiso, XXI, vv. 1.6-1.8)2?.
no a las .figuras, de la Commedia son inobjetables, y
no sólo porque Dante fue el máximo ejemplo de poe- El ascenso místico de Dante hacia la cima del rei-
ta theologu.s, porque se elevó, como el Virgilio me- no celestial está a punto de emprender su trayecto
dievalizado que le enderezó hacia la diritta uia, a la culminante y las palabras de Beatriz le instan a depu-
condición de stella poetarum, sino también por haber rarse de todo afán y deseo, a abandonarse en la con-
sido en la misma medida «poeta del mundo terrenal» templación de una luz cenital y absoluta que consu-
(Dichter der irdischen Weh): la «composición tipoló- mirá en él todo anhelo vinculado a la vida activa: es
gica" del poema requería de ambas visiones, así como ahora cuando la mente, cuya visión terrenal permane-
el acontecimiento figural exige la coexistencia de lo cía entenebrecida, se esclarece (la mente, che qui luce,
histórico y lo simbólico. Para ilustrar la 'necesaria' in terra fumma). La mirada de Dante, que no había
lectura figural del poema de Dante, puede entresacar- cesado de fijarse en los ojos de Beatriz desde su prime-
se un fragmento en el que se resume y cumple el sen- ra aparición, que por ellos conocía de nuevo i segni de
tido poético-profético del término figura- En el sépti- I'antica fiamma, que había admirado en ellos el refle-
mo cielo del Paradiso, el de Saturno, Beatriz exhorta jo diáfano de su doble natvÍaleza (figural: humana y
a Dante a contemplar el planeta cristalino donde se divina, histórica y simbólica)", ha de volverse ahora
alza la escala de oro (di color d'oro.-. uidi io uno hacia ese otro esplendor de la visión esencial (io mi
scaleo), una especie de aurea catena ascensional que trasmutai ad altra cura). En las palabras de Beatriz
simboliza la vida contemplativa. La exhortación de resuena el eco del "espejo paulino" (per speculum in
Beatríz teza así; aenigmate), de un desdoblamiento de la uisio en la
percepción de la figura antropomórfica y teomórfica
cuyo transmutarse cruza esta historia dramática, la del

26. Dante fue desde el principio el motivo central de los estudios de


Auerbach, como evidencia una de sus primeras publicaciones: Dante als 27. Una traducción de estos versos podría ser: "Fiia
Dichter d.er irdischen Weh, De Gruyter, Berlin-Leipzig, 1,929. Vid' tam' -imposible-
tras de tus ojos la mente I y haz de ellos espeios de la figura / que en este
bién sus Neue Dantestudien, cit. La demostración de la "técnica figural" espeio te aparecerá".
que inspira la composición del poema dantesco fue proseguida detallada- 28. Setrata del pasaje delPzrgatoriodonde Dante vecómo la doble
Dante's Corz-
-.nt. én "Figurative Texts illustrating certain Passages ofstsGesammel- naturaleza del Grifón (de Aguila y León, divina y humana) espeiea en los
media,,: Specllum XXI (1964), pp.474-489 [incluido en oios de Beatriz: "Come in lo specchio il sol, non altrimenti / la doppia
te Aufstitie,cit.]. Para una aproximación a las posibles relaciones entre las fiera dentro vi raggiava, / or con altri, or con altri reggimenti. / Pensa,
y de umbra futui uid- E. Gilson, n"Ombre"
"rorntras dantescas» la idea lettor, s'io mi meravigliava, / quando ve.dea la cosa in sé star queta, / e ne
et "Luci" dans la Diuine Comédie,, ,, óont et Béatrice- Études dantes- l'idolo suo si trasmutava, (Purgatorio, XXXI, vv. 121-126).
ques, Y rin, P atis, 1'97 4, pp. 47 - 6 5.

35
34
cristianismo, la del poema dantesco, la de la literatura Pablo31. En el libro IV del De doctrina christiana se
según Auerbach. Pero además la
"figura" de que habla sientan las bases de la "retórica sacra, (ratio eloquen-
Beatríz sugiere la consumación final de todo un acon- tiae christianae)3z a través de una relectura teológica
tecer figural, el instante visionario de una recapitula- que modifica y subvierte radicalmente las diferencias
ción que, en la unicidad totalizadora de su acto con- axiológicas entre los niveles estilísticos prescritas por
templativo, sume o resume en sí el proceso entero de la codificación clásica. La idea de que los textos bíbli-
los hechos y las figuras, del acontecer de lo humano y cos representan la única y máxima posibilidad de ex-
lo divino enla Commedia. presar el contenido más elevado (res sublime) a través
El modelo de interpretación histórico-literaria de de las palabras más humildes (uerba humiliora) apare-
Auerbach debía complementar el estudio de los aspec- ce sintetizada en san Agustín cuando habla de la "ad-
tos compositivos o estructurales implicados en la con- mirable altura y humildad de las Escrituras,s3. A tenor
cepción figural con el análisis de su expresión formal, de esta conversión cristiana del antiguo canon estilís-
estrictamente retórico-poética y esrilística. La obra de
Dante era también ocasión de indagar las profundas 31. Por lo demás, la obra agustiniana constituye en sí un modelo de
transformaciones de la teoría clásica de los esrilos en aplicación cristiana de la retórica clásica. Refiriéndose a la calidad litera-
el sistema literario cristiano-medieval. Sacrae scriptu- ria, precursora en muchos sentidos, de la prosa de san Agustín en las
Confessiones, escribe Curtius: "Su estilo es [...] prosa artística antigua.
rae sermo humilisLe es justamente el texto donde con Los medios de la Retórica antigua entran aquí al servicio del nuevo mun-
mayor concisión expone Auerbach su comprensión de do espiritual cristiano. San Agustín emplea principalmente tres de los re-
la adaptación y transgresión cristianas de la doctrina cursos que recomendaba Cicerón (De Oratore,lIl, 1,73-1.98; Orator, 164-
236): el isocoloz (enlace de dos miembros de la oración de longitud igual),
estilística codificada por la Retórica antigua3o. El pa- el antitheton (unión de dos miembros que contienen ideas contrarias) y el
radigma de los tres estilos (stilus grauis, mediocris, hu- homoioteleuton (isocolon con rima en el final del colon)", en E. R.
milis) se transmitió a la cultura literaria altomedieval Curtius, Literaturd europeay EdadMedia latina,cit,, vol. I, p. 115.
32. De tal modo fue decisiva la doctrina agustiniana para la evolu-
a través de la recepción de los tratados retóricos cice- ción de la Rhetorica sacra y la predicación, que sus observaciones fueron
ronianos, de la Rhetorica ad Herennium y de la Insti- recogidas por las más importantes obras del ars praedicandi: Cura
Pastorulis (591) de Gregorio Magno, De lnstitutione clericorum (819) de
tutio oratoria de Quintiliano. La acabada recreación Rabano Mauro o De arte praedicdtoria (en torno a 1199) de Alain de
"a lo divino" de esta tradición corrió a cargo de san Lllle. Vid. T. M. Charland , Artes praedicandi. Contribution d I'histoire de
Agustín, auxiliado por las ideas pneumáticas de san I a Rb ét oi qu e au Moy en Áge, Vrin, Paris, 1 9 3 6 ; J. l. Mur phy, La Ret óric a
en la Edad. Media,FCE, México, 1986.
33. Esta concepción es recurrente en toda la obra agustiniana. Por
ejemplo, en un fragmento de Confessiofles encofltramos un interesante
29. Apareció originalmente en Neuphilologische Mitteilungen, contraste entre perspectivas clásicas y cristianas: "Pero quienes, elevados
Helsingfors, 1941, pp. 57-67.Inclúdo posteriormente en la recopila- sobre el coturno de una doctrina más sublime, no oyen al que enseña:
ción póstuma de E. Auerbach, Gesammebe Aufsritze zur romanischen Aprended de mí, que soy tnanso y humilde de corazón y hallaréis descanso
Philologie, Francke, Bern-München, 1967. para uuestras alm¿s, aunque conozcan a Dios, no le glorifican como a Dios
30. Vid. también E. Auerbach, "Sermo hamilis" y "Camila, o sobre y le dan gracias, sino que se desvanecen en sus pensamientos y se les oscu-
el renacimiento de lo sublime", en Literatura y público..., cit. rece su necio corazón1 diciéndose sabios devienen necios" (VII, ix, 14).

36 -)/
tico, Auerbach advierte que en los numerosos momen-
bíblico de Abraham nos conduce a una percepción
tos en que san Agustín emplea el término bumilis qtie-
poética muy otra. En el primer caso, la riqueza en el
re designar sobre todo la simplicidad de la elocución,
detalle descriptivo, la complejidad sintáctica del estilo
y no ya el realismo a que aludía originariamente el
homérico, la uniformidad "plana" de niveles espacio-
concepto en relación con el decoro expresivo apro-
temporales o la retardación digresiva del proceso na-
piado para el estilo de la comedia; por su parte, lo
rrativo perfilan un modo realista de construir en la fic-
sublime o ahum habría significado para él la profun-
ción la pormenorizada imagen de un mundo en cuya
didad abismal de los misterios sagrados, y no la eleva-
expresión diversa se recrea el poeta. Pero en el segundo
ción poética en sentido restringido. Sin embargo, caso el autor elohísta presenta perspectivas en profun-
Auerbach matiza que las resonancias del concepto de
didad escalonada, insinúa una espacio-temporalidad
humilis debían de evocar la sencillez popular del esti- .subjetiva, y .moralr, emplea una sintaxis pobre y su-
lo, de manera que a partir de esta cualidad habría maria, escatima en detalles y aPoya su relato sobre el
ganado terreno una determinada noción de realismo
presupuesto y el trasfondo. El estilo humilde y alusivo
cuyo sentido inicial era fundamentalmente retórico- del episodio de Abraham e Isaac, que tanta significación
persuasivo, predicatorio e ideológico: el discurso reli-
habría de tener en el desarrollo de la interpretación
gioso es universal y, por ello mismo, se dirige a la
figural, resurge en el sermo piscatorius del Nuevo Tes-
totalidad de las humiles personae- Si la infinita gran- tamento, resurge en la prosa piadosa y convulsa de san
deza delVerbum se encarnó en la más humilde figura
Agustín o en los versos nai'fs de un auto religioso del
humana, también el uerbum humano ha de encarnar
siglo xlI. Resurge también transformado en la poesía
humildemente esa magnitud absoluta. La ambigüedad
amatoria del Dante, que asigna poéticamente una hu-
o la contradicción medular (O sublimitas humilitatis)
mildad milagrosa a la figura semidivina de su dueña:
de la verdad cristiana se manifiesta así aun en las for-
mas de expresión que deben revelarla y proclamarla. Ella si ua, sentendosi laudare,
Pero esta ambigüedad remite nuevamente en el ndra- benignartente d'umihá uestuta ;
ma» ds Auerbach a la duplicidad característica de la ePar cbe sia una cosa uenuta
interpretación figural. da cielo in terra a miracol mostrare
En unas cuantas páginas de las más citadas de su (Vita nuoua, XXVI)34.
libro Mímesis, Auerbach trata de distinguir las formas
de representación de la realidad que corresponden al Y es ese estilo figural el que sigue resurgiendo,
imaginario épico-narrativo griego y al ..s¡p.ttealismo, mixturado con otros, acrecido o deformado por los
hebreo del Antiguo Testamento. A diferencia del episo-
dio de la Odisea en que la nodriza Euriclea reconoce a 34. .Ella se va, oyéndose alabar / benignamente de humildad vesti-
Ulises al ver una vieja cicatriz en su muslo, el pasaje da / y se parece a una cosa venida / del cielo a tierra un milagro a mos-
trar».

38 39
cambios históricos, secularizado al fin casi por com-
pleto, en las múltiples representaciones de la realidad
que componen en conjunto la trama dramática de la
literatura occidental. La obra de Auerbach, modesta y
grandiosa a un tiempo, no ofrece sino una versión del
drama, un relato que trata de recordar un pasado o un
futuro cuya revisión precisa el máximo esfuerzo, la FIGURA
mayor atención hacia eso otro de lo poético: far de li
occhi specchi a la figura3s.

35. Para la redacción de estas páginas he contado con algunas valio-


sas observaciones del profesorJulio A. Pardos. Ultimada la introducción,
he de agradecerle con gusto sus conversaciones estimulantes, su colabora-
ción en el npulido, de ciertos detalles formales de los textos editados y
sus orientaciones bibliográficas en torno al srdrus quaestionis d,e las discu-
siones actuales sobre la Teoría de la Historia.

40
I. De Terencio a Quintiliano

La palabra figura, cuya raíz es la misma que la de


fingere, figulus, fictor y effigies, significa originalmente
«imagen plástica", y se documenta por vez primera en
Terencio, que dice de una joven: noua figura oris f,<u¡a
belleza peculiarnl (Eun., 317). El fragmento 270/l de
Pacuvio data aproximadamente de la misma época:

Barbaricam pestem subinis nostris optulit


Noua figura factam...
["Presenta una peste extranjera a nuestras lanzas
producida en forma extraña.»]
(Ribbeck, Scaen. Rom. Poesis Fragm., I, p. 110)'.

Es probable que Plauto no hubiera llegado a co-


nocer esta palabra; él emplea en dos ocasiones fictura
(Trin., 365; Mil., 11,89) y lo hace, en efecto, ambas

1. Según me comunica P. Friedlaender a este respecto, barbaica


pestis podría designar el
"aguiión de.un pez, por el que Ulises habría
resultado herido de muerte; subinis, no es seguro.

43
veces en un solo sentido, que se refiere más bien a la estos autores tomaron de la producción anterior a ellos
actividad configuradora que a su resultado; en épocas que se perdió; sin ir más lejos, las contribuciones de
posteriores eltérmtno ficturd cae considerablemente en Lucrecio y de Cicerón son tan originales e indepen-
desuso2. Al mencionar la palabra fictura hemos de ha- dientes entre sí que se les puede atribuir un considera-
cer una observación que atañe a figura: esta última se ble grado de aportación personal propia en la creación
deriva directamente del tema-r, y tro del supino, como de significados.
sucede con otras palabras de similar terminación, del Varrón es el menos original de los tres. El hecho
tipo de natura. Se ha pretendido explicar este caso de que en su obra la palabra figura signifiques oconfi-
como un fenómeno de analogía con effigiesa; en cual- guración externa» e incluso «contorno» decir, que
quier caso, esta formación especial de la palabra expre- empiece a distanciarse de su significado -es
originario, del
sa algo ..yiys,r, «en movimiento»r algo "incompleto», estricto concepto de "i¡¡¿g.rr, figuración plásticar-,
jocoso"; sea como fuere, lo cierto es que figura parece formar parte de una tendencia generalizada,
"ligero y
suena con la elevada distinción que le presta su expre- de cuyas causas volveremos a ocuparnos más adelan-
sión fonética, por la que tantos poetas se han sentido te. Por otra parte, esta tendencia no adquiere en la
fascinados. Tal vez se trate de una circunstancia mera- obra de Varrón ni siquiera un carácter excesivamenre
mente casual, pero el hecho de que apaf ezcacomonoul pronunciado. Varrón es un etimólogo, de manera que
es consciente del origen de la palabr a (fictor cum dicit
figura en las dos citas más antiguas constituye un caso
significativo de que el carácter peculiar y persistente de fingo figuram imponit loun escukor, cuando dice fingo
la palabra ha sido precisamente, a través de toda su confiere una figura"] De ling. lat.,6,7B),
-moldeo-,
y en el uso que hace de él este vocablo designa, las
historia, la expresión ds "lo que se manifiesta de nue-
y6" y de más de la veces, la idea de la
"lo que se transformar. "forma plástica, en los
Esta historia comienza para nosotros con la in- pasa¡'es donde se refiere a seres vivos y a objetos. Re-
fluencia predominante de la cultura griega sobre la sulta a veces difícil determinar el grado de vigencia
educación romana, en cuya helenización, que puede que poseía esta idea; por ejemplo, cuando Varrón dice
situarse en el último siglo anterior a nuestra era, parti- que al comprar esclavos no sólo se ha de tomar en
ciparon decisivamente al principio tres escritores: Va- consideración su figura, sino también sus cualidades,
rrón, Lucrecio y Cicerón. Ciertamente, no podemos así como al tratar de caballos se tiene en cuenta su
determinar con precisión qué es exactamente Io que edad, de los gallos su capacidad reproductora, de las
manzanas su aroma; o cuando Varrón dice de una
estrella que ha cambiado su colorem, magnitudinem,
2. En Ia Antigüedad tardía (Calcidio, Isidoro) y en la Edad Media
lfictural aparece de nuevo en un juego de palabras conpicturd, cf. E. R.
Curtius, en Z.eitschr. Rom. Phil.58 (1938), p. a5.
3. Ernout-Me1ller, Dict. étym. de la langue latine, p.346. 5. Alrededor de este sentido se mueven muchas definiciones ulte-
4. Stolz-Schmalz, Lat. Gramm., 5." ed., p. 219. riores, cf. Th. L. L.,722,4.

44 45
figuram, cursum (citado por Agustín, De ciu. Dei 21', La novedad propiamente dicha y la confusión del
8); o bien cuando compara (De ling. \at.,5,1,7) las significado originario de estas palabras que hallamos
estacas bifurcadas o ahorquilladas de una empalizada por primera vez en Varrón remiten, como ya hemos
con la figura de la letra V. Sin embargo, se pierde por dado a entender más arriba, al área de la gramática.
completo este concepto de "forma plástica" en los ca- En la obra de Varrón se encuentra la palabra figura
sos en que el término se refiere a las formas de los como <<estructura gramatical", "derivación» y «forma
vocablos. Hemos tomado de los griegos, dice Varrón, de flexión". Varrón denomina la forma del plural f-
nuevas formas de vasijas, ipor qué nos resistimos a gura mubitudinis; alia nomina quinque habent figuras
adoptar de ellos nuevas formas de vocablos (formae (9, 52), es decir: <(otros sustantivos tienen cinco for-
uocabularum) como si fueran venenosas? Et tantum mas de declinación». Este uso tuvo una fortuna sig-
inter duos sensus interesse uolunt, ut oculis semper nificativa6; igualmente, a partir de Varrón la palabra
aliquas figuras supellectilis noucts conquirant, contra forma fue empleada con harta frecuencia, aunque pa-
auris expertes uelint esse? f,,iY es tanta la diferencia rece ser que los gramáticos latinos prefirieron usar
que quieren que haya entre dos sentidos, para que con mucho más a menudo el término figura. iCómo fue
los ojos busquen siempre nuevos modelos de muebles, posible que ambas palabras cuenta de que
-habida
mientras que los oídos siempre oigan ls ¡¡i5¡¡6|»] (De figura evoca por su aspecto formal claramente su ori-
ling. \at.,9,21.). Esta indicación se puede asociar con gen- pudieran adquirir con tanta rupidez un sentido
la idea de que también hay figuras para el sentido del netamente abstracto? El griego, cuyo léxico científi-
oído, y además es preciso tener presente que Varrón co-retórico era incomparablemente más rico que el del
utiliza indistintamente los términos figura y forma, latín, poseía un gran número de términos para expre-
mezclándolos sin reparo alguno en el sentid6 ds «con- sar el concepto de "figura", tales como popQri, ei6oq,
figuración", como hacen, por otro lado, todos los au- oXñFs, rúroq, r)'ú.o4, por citar sólo las más importan-
tores latinos que no poseen la precisión terminológica tes. En el ámbito del uso platónico-aristotéli-co del
de los especialistas filosóficos. Propiamente hablando, idioma, la formación filosófica y retórica había asig-
forma significa «molde" (en francés moule), y en con- nado a cada una de estas palabras su campo semántico
secuencia se encuentra enla misma relación con figu- propio, trazando especialmente una clara línea diviso-
ra en q.ue están el «molde hueco, y el producto resul- ria entre pop$ú y <i6oq, de una parte, y oxñp(, de otra
tante al efectuar su vaciado dando lugar a una oforma parte: pop$ú y ei6oq son Ia .,forma, o la "idea, que
plástica". Sin embargo, este sentido se detecta tataYez constiuyen o informan la materia, mientras que o7¿flpa
en Varrón: quizás un caso sea el del fragmento de Ge- es la "configuración" puramente sensorial de dicha
lio III, 10,7: semen genitale fit ad capiendam figuram
idoneum ["el semen genital se hace idóneo para ad-
quirir una figura"]. 6. Cf. nFigura,, en Th.L. L., III A 2a, col. 730 y 2e col. 734.

46 47
forma. La cita clásica al respecto se encuentra en la Agustín (Epist., 162,4) e Isidoro (Drff., 1., 528)7,hasta
obra de Aristóteles Metafísica (VII, 3, p. 1029) donde,
Dante (Purg., X, 45 o Par.,XXYII,62): come figura in
al exponer el significado de oóo[a, se caracteriza ala
cera si suggella ["como figura en cera se acuña,1. La
popói como oXflpu tfrq i6éaq; de este modo aparece en
palabra griega rúnoq ha influido decisivamenre, más
Aristóteles el oXfrpa, puramente sensorial, como una allá de su referenci a a ,,lo plástico", en el términ o figu-
categoría de la cualidad, y la combinación de oXfr¡la
ra debido a su tendencia a designar lo general, lo regu-
con péye0oq, r|vqa4 y Xpóun que ya encontrábamos en
Iado por leyes, lo ejemplar (cf. la combinación con
la obra de Varrón. Se imponía casi naturalmente que vopLr6q [Aristóteles, Pol., 7, 1.341b 31]), lo que con-
de popSri y e i6oq se derivara /orma en latín, que implica
tribuyó aboruar la línea que la separaba de forma, una
originariamente la idea de modelo; ocasionalmente, línea que era de por sí poco consistente. Al unirse con
hallamos también la palabra exemplar; por el contra- palabras como n.l.rÍoLq se refuerza la tendencia de figu-
rio, a oXfl¡ra corresponde casi siempre figura en latín. ra a expandirse hacia el sentido de «estatua>>, <<cu?-
El hecho de que oXi[a, en el sentido de "configura- dror, .retrato», en una orientación que probablemen-
ción externa", se hubiera extendido ampliamente por te ya existió desde el principio, pero que se fue
la terminología científica griega en la grama- elaborando de manera paulatina; figura se propaga in-
tical, retórica, lógica, matemática-tanto
cuanto en la astro- cluso en el terreno de statua, invadiendo así el área de
nómica- explica que en latín apareciera por todas palabras como imago, effigies, species y simulacrum.
partes Iapalabrafigura, siendo así que, junto al signi-
Por consiguiente, si bien es cierto que se puede decir
ficado original de "forma plástica" y más allá de é1, en general que figura corresponde en el uso lingüísti-
surge como concepto mucho más genérico de
"mani- co latino alapalabra griega a6ipa, también lo es que
festación" sensorial, .forma, gramatical, retórica, ló- con ello no queda agotado su potencial léxico, potes-
gica, matemática, y más tarde musical y coreográfica.
tas uerbi: la palabra figura no sólo resulta a veces más
En efecto, no se perdió totalmente el significado de plástica, sino que también puede llegar a ser más diná-
"lo plástico», puesto que también rúnoq se convirtió en
nimpresión" o «impronta, y il'aavq, ú"úop"u en "ima-
gen plástica)>, como resultaba de la raíz fig-, que fre- 7. En \a obra de Aristóteles, como en la de Platón, rúnr¡ significa
cuentemente se convierte en figura. A partir del signi- "en general", "a grandes rasgos», "por regla general,. Su expresión: na-
ficado de túnoq se desarrolló la palabra figura en la Xulóq rai rúne (1094b 20), o bien raO' 6l.ou )"eX0lv rai rúnr¡ se extiende
hasta el francés y el italiano a través de Ireneo (2,76) y Boecio (Top.
acepción de la
"impresión de un sello», sentido meta- Arist.,l, 1, PL 64, pl. 91 1 B), cf. Godefroy, "sub voce" figural: ll conuient
fórico que cuenta con una notable historia desde Aris- que la maniere de proceder en ceste oeuure soit grosse et figurele; o bien
,,sub voce" figuralement: Car la maniere d.e produyrc I ne se peust rnoflstter
tóteles (De mem. et rem.> 450 a 31: r] rcivr1o 4 évaqp,uL-
ne deduyre I Par effect, si non seulement f Grossement et figuraulment
'ver.ut oiov ri¡¡ov rwir ro0 aloOriparog ["sl movimiento (Greban). En italiano parece que el sentido de
"unión,, sommaria e
implica alguna impresión de lo sentido"], pasando por figuralmente, se dejó de comprender, cf. Tommaseo-Bellini, "sub voce"
figura, 1,8.

48
49
mica, más vigorosa, dotada de mayor capacidad de irra- te figuras ["de donde Venus produce figuras de suerte
diación que oxfl¡ra. Indudablemente hay que tener en diversa"] (4, 1223). Estos pasajes muesrran cómo el
cuenta que la palabra griega es aún más dinámica que juego entre prototipo original y copia solamente se
el helenism o schema del alemán [o que nuestro esque- podía realizar mediante la palabra figura; los términos
ma]; Aristóteles llama oylparu a los gestos mímicos de
forma e imago se encontraban demasiado firmemente
las personas, especialmente a los de los artistas; el sig- anclados en uno u otro sentido; figura es más sensorial
nificado de oforma dinámica" no es ajeno alapalabra y dinámica que forma, y conserva la singularidad de lo
oxflpa en modo alguno, pero figura ha desenvuelto con original con más pureza que imago. Ciertamente, se ha
mucho mayor alcance este sentido de dinamismo y de tener presente por doquier (tanto aquí como en
transformación8. adelante, cuando les toque el turno a los poetas) qué
Lucrecio utiliza la palabra figura en el sentido filo- excelente cierre de hexámetros ofrece la palabra trisí-
sófico griego, de una manera sumamente peculiar, li- laba figura en todas las formas de su flexiónro. Una
bre y significativa. El punto de partida es el concepto transformación especial del significado de «copia» se
genérico de "configuraciónr, que puede encontrarse encuentra en la "doctrina de las imágenes" de Lu-
en todas las gradaciones, desde el sentido decidida- crecio, donde éstas se despegan de las cosas como le-
mente plástico (manibus tractata figura,4, 503) hasta ves pieles (membranae) y vagabundean por el aire; o
el de .contorno>> puramente geométrico (2, 778; 4, bien en la doctrina de Demócrito sobre las Bildfilme
503). Lucrecio amplía este concepto de lo plástico y Io (Diels) o
"películas de imágene5r, los eidola marerialis-
óptico a lo acústico cuando habla de figura uerborum tamente concebidos que Lucrecio denomina simulacra,
(4, 556)e. Es posible rastrear con particular evidencia
el tránsito más importante de "configuración" a "imi-
1 0. En consonancia con este rusgo, forma aparece por lo general allí
taciónr, ds «prototipo original" a «copia» estudiando donde se necesitan dos sílabas, siendo así que también en la obra de Lu-
los pasajes que tratan del parecido entre hijos y padres, crecio la relación entre ambas palabras es bastante inusual y vacilante.
de la mezcla del semen y la transmisión hereditaria; así Pese a todo, se pueden encontrar en su obra ciertos pasajes en los que
parecen distinguirse claramente los conceptos; tenemos un ejemplo cuan-
dice de los hijos que son utriusque figurae del padre y do habla de los elementos primordiales:
de la madre, que reproducen a menudo proauorum fi- quarc... necessest
guras y cosas por estilo: inde Venus uarias producit sor- natura quoniatn constdnt neque facta mana sant
unius ad. certam formam primordia rerum
dissimili inter se quadam uolitare figura
[..De este modo es necesario que los átomos, pues existen por natura-
8. Hay significados de oxfrpa que no se encuentran en 'figura", o leza y no son creados por la mano del hombre según un modelo único y
bien que no lograron introducirse en el latín, por ejemplo: oconstitución". determinado, vuelen por el vacío con formas distintas entre sí,] (2,377-
9. Cf. también la formación de los sonidos: per chordas organici 80).
quae I Mobilibus digitis expergefacta figurant [,.las melodías que los músi- Aquí se expresa con claridad la conocida relación ¡ropQri-oXrtpa como
cos por medio de las cuerdas de la cítara con hábiles dedos modulan] (2, en formae seruare figuram (4, 69), que en Ernout-Meillet, loc. cit., se re-
41213). laciona con la configuration du moule. Cf. Cicerón, De nat. deor., l, 90.

50 51
B¡bl¡otco Ccntral
Univ. Verccruzan.
imagines, effigiae y a veces también figuras; y es de es- parece no haber ido más allá de Lucrecio: elThesaurus
te modo como aparece por primera vez en la obra de únicamente cita al respecto un pasaje de la obra de
Lucrecio figura con el significado de "visión onírica,, Claudiano (In Rufin., 1, 17), esro es, un rexro de fina-
*imagen fantástica, y *sombra de Ia muerte o de un les del siglo rv. Por tanto, la aportación más original de
muefto». Lucrecio a este sentido restringido ha quedado sin efec-
En este caso se trata de variantes muy vivas que to alguno, pero sin duda de cuantos autores he estu-
llegaron a tener una notable fortuna, puesto que signi- diado con motivo de mis indagaciones sobre la palabra
ficados g6rns «prototipo origin¿l», «copia>', "imagen figura es Lucrecio el que realizó la contribución más
virtual, y "visión de ensueño" quedarán vinculados genial y personal, aunque no sea la más importante en
para siempr e con figura. Pero el uso más ingenioso de términos históricos.
esta palabra lo descubre Lucrecio por otros caminos. En la obra de Cicerón, que usa frecuentemente y
Es sabido que Lucrecio representa la cosmogonía de con gran flexibilidad lapalabrafigura, aparecen repre-
Demócrito y Epicuro, según la cual el mundo está cons- sentadas todas las variantes del concepto general de
tituido por átomos. A los átomos los denomina pri' "configuración" que le fueron sugeridas por su acrivi-
mordia, principia, corpuscula, elementa, semina y, en dad política, retórico-literaria,jurídica y filosófica. De
general, corpora, quorufix concursus motus ordo posi' estos usos se pueden también deducir rasgos de su
tura figura ["cuerpos cuyo concurso, movimiento, or- humanidad afable, sensible, impresionable y débil. A
den, posiciones y figuras"l" (1, 685 y 2, 1.021) engen- menudo Cicerón atribuye la palabra a seres humanos,
dran las cosas. Aunque los átomos son muy pequeños, a veces en tono patético: portentum atque monstrum
tienen materia y forma y adoptan un número indefini- certissimum est, esse aliquem bumana specie et figura,
do de configuraciones, de manera que Lucrecio llama qui tantum immanitate bestias uicerit, ut... f«es cierta-
a éstas con frecuencía figurae Y 9ue, inversamente, mente algo portentoso y monstruoso que alguien con
como ha hecho circunstancialmente Diels12, los "áto- forma y figura humana supere en tanta crueldad a las
mos» se traducen por figurae. Los innumerables áto- bestias como para. ..1 (Pro Q. Roscio, 63); y tacita cor-
mos permanecen en movimiento continuo, vagabun- poris figura es la apariencia muda (ibid.,20) cuyo as-
dean por el vacío y chocan unos con otros: forman pecto traiciona a los infames. Incluso los miembros y
una danza en rueda de figuras. Este uso de la palabra los órganos internos, los animales, los utensilios, las
estrellas y, en definitiva, todo lo sensorial posee su fi-
gura coÍrespondiente, así como también los dioses y el
11. Como ya sabemos (Munro), en las tres últimas palabras se re- universo en su totalidad. De lo que se nos presenta
produce la fórmula de Demócrito y Leucipo puo¡róq, rporri, 6La0Lyri, cf.
Diels (Fragm. der Vorsokratiker,2, 4." ed., p. 22). Aristóteles describe sensorialmente y aun de la apariencia externa, expre-
[uo¡róq valiéndose de oxr¡¡ra (Metaph., pp. 985 b 16 y 1'042 b L1'' Phys., sada por lapalabragriega oxrlpü, se da buena cuenta en
1.88 a22); Lucrecio lo traduce por figura.
12. Algunos pasajes: 2, 385. 514. 678. 682; 3, 190. 146; 6'770- la obra de Cicerón, como cuando éste afirma del tira-

52 53
de los cuerpos sólidos y de figuras reales"], De diu.,
no que solamente tiene la fryro hominis, o bien cuan- 1.37)14, y casi siempre llama a las representaciones de
do dice de las ideas abstractas de los dioses que no los dioses signa,pero nunca figurae. Como ejemplo de
tienen figura ni sensus. Raras veces se ofrecen claras esto se puede mencionar el chiste malicioso que se
delimitaciones entre los términos figura y forma (por cuenta de Verres (II, 89): Verres quería robar una va-
ejemplo, De nat. deor.,l,90; cf- supra nota 10), y el liosa estatua que representaba a una divinidad en una
uso de ambos no queda reducido a Io óptico y a lo ciudad siciliana, pero se enamoró de la mujer de su
plástico, puesto que Cicerón habla de la figura uocis, huésped: contemnere etiam signum illwd Himerae iam
incluso detnafigura negotii, y con harta frecuencia de uidebatur quod eum magis figura et lineamenta hospi-
las figurae dicendi. Naturalmente, las formas geomé- tae delectabant l,<parecía despreciar ya aquella estatua
tricas y estereométricas también disponen de su corres- de Himera porque le deleitaban más la figura y las for-
pondiente figura. Sin embargo, en la obra de Cicerón mas de la huésped"]". En Cicerón no encontramos
apenas aparece desarrollada la palabra fi4u,o en el sen- nada similar a las innovaciones audaces y fundamenta-
tido de ncopiar. Es cierto que en un momento de su les de la contribución de Lucrecio, de donde se infiere
obra (De nat. deor. , I, 7 L) se habla de que Cotta, uno que la principal aportación de aquél en este sentido
de los interlocutores secundarios, podría comprender consistió en introducir, adaptar y aclimatar para el len-
mejor la expresión quasi corpu.s de los dioses si in cereis guaje de los doctos el concepto de figura como "confi-
cera
fingeretur aut fictilibus figuris ["si se le figurase en guración sensorial,. Fue así como empleó dicho con-
o en figuras de arcilla»l; y Que en De diu. (1,23) se cepto principalmente en sus escritos filosóficos y
habla de la figura de una peña que sería semejante a un retóricos, y sobre todo en su tratado sobre la naturale-
pequeño Pan. Pero estos casos no bastan para rebatir za de los dioses, esforzándose por formular lo que hoy
nuestra afirmación anterior, porque de lo que precisa- en día llamaríamos un concepto integral de configura-
mente se habla en ellos es de la figura de la arcilla y de ción. No es ya sólo su conocida aspiración a alcanzar
la de Ia piedra, y no se su representaciónl3. A las som- la plenitud oratoria lo que hace que ÍaraYez se confor-
bras, que según Demócrito se desprenden del cuerpo me con utilizar únicamente la palabra figura y lo que le
a las que ya se ha aludido en referencia a Lucre- impulsa a acumular varias palabras de semejante signi-
-y
cio-, las denomina Cicerón imagines (a corporibus ficado orientadas a expresar una totalidad: forma et
enim solidis et a certis figuris uub fluere imagines De-
figura, conformatio quaedam et figura totius oris et cor'
mocritus [.Demócrito afirma que las imágenes fluyen
-1,4. Cf.tamb\énAd
fam.,75,16. Por el contrario, Quintiliano, l//as
13. El paso dg ofigura como material» a "figura como objeto repro- Epicuri figuras... [,.aquellas figuras de Epicuro'] (10, 2, 15)'
ducido, se ievó a cabo muy lentamente y tuvo lugar primero entre los 15. Posteriormente aparece a menudo figura como «representación
poetas. Cf. (con excepción de Lucrecio) Catulo (64, 50 y 64' 265); Pro- de los dioses,, y en los escritores cristianos como «tepresentación de los
percio (2, 6, 133). Expressa similitudine figilrarutn, escribe Veleyo Patér- ídolos,; o también como imagen de las monedas.
culo (I, 11, 4: "semeiante a un retrato»).
55
54
poris, habitus et figura, humana species et figura, uis et formae et lumina orationis, recurriendo por tanto tam-
figura... ["forma y figura, alguna hechura y figura de bién aquí a una fórmula pleonástica. A este propósito,
todo el rostro y del cuerpo, hábito y figura, forma hu- conviene observar que Cicerón también usa muy a
mana y figura, fierza y figura"], y muchas otras fór- menudo la expresión figura dicendi la mayor par-
-en
mulas por el estilo. Es también inevitable reconocer te de los casos forma et figura dicendi- sin dotarla de
sus esfuerzos por lograr una concepción comprensiva sentido preciso y específico, sino como un modo de
de los fenómenos, de lo que aparece o se presenta, y su designar meramente la elocuencia oratoria, ya sea en
pretensión de transmitir dicha concepción al lector ro- general, cuando quiere aludir a sus innumerables va-
mano. Para conseguir una fundamentación y una for- riedades (De or.,3,34), o ya individualmente, cuando
mulación adecuadas de ese concepto de "figurar, no dice de Curión: suatn quandam expressit formam
le capacitaban sin embargo ni su talento ni su actitud figuramque dicendi ["lo ha dicho como su forma y fi-
ecléctica, de manera que sus tentativas resultaban in- gura de hablarr] (De or.,2,98). De este modo los es-
eficaces: hemos de satisfacernos, pues, con apreciar la tudiantes de las escuelas de retórica, para quienes los
plétora y la ponderación del estilo. Pero aún más im- escritos de Cicerón sobre la elocuencia oratoria cons-
portante para el desarrollo ulterior del término figura tituían obras canónicas, pronto se acostumbraron a
es otro aspecto: en la obra de Cicerón y en elAuctor ad estas combinaciones y fórmulas expresivas.
Herennium encontramos por primera vez figura como La p alab r a figu r a hab ía ad qu ir i d o ca rta d e n atu ral e -
expresión técnica de la retórica que corresponde a los za en el lenguaie culto y filosófico de la época republi-
términos griegos ayq¡.t"uru o Xaparcri¡pe q )"élera,g, que de- canatardía,siendo así que en el primer siglo de Ia etapa
signan los tres niveles del estilo, definidos como figura imperial se siguieron desenvolviendo las posibilidades
grauis, mediocris y attenuata (Ad Her.,4,8, 71), o bien semánticas del término en cuestión. Es fácil suponer que
como plena, mediocris y tenuis (De or.,3,1.99 y 272). en el iuego entre el «prototipo original" y la ncopia",
Sin embargo, Cicerón no llegó a usar figura como tér- entre la «transformación de la imagen" y la equívoca
mino técnico referido a locuciones perifrásticas y or- irnitación de la "visión onírica,, participaron especial-
namentales, es decir, para denominar propiamente mente los poetas. Catulo ofrece ya esta característica:
«expresiones figuradas", tal como indica de modo ex- quo enim genus figurae est ego qwod non obierim?
plícito Vetter en su artículo "Figura"16. Cicerón cono- ["iQué clase, pues, de figura hay que yo no haya toma-
ce y describe detalladamente estas expresiones, pero do?"] (Arrzs ,62).Propercio dice17: mixtam te uaria lau-
no llega a denominarlas figurae, como harán otros au-
tores posteriores, sino que hablará por lo común de
77. E¡su obra y en la de Ovidio el concepto defigurae, "configura-
ciones,, pasa ocasionalmente al de "especies" como variedad (en alemán
Arten), en contraposición con oespecie" como conjunto de todas las varie-
dades (en alemánGattung); se trata del mismo desarrollo que se encuen-
16. En Th. L. L.,731, 80 ss. tra en el par sPecies-esPéce.

56 57
daui semper figuram ["siempre he ensalzado tu belleza animarn [...] in uarias doceo migrare figuras ["enseño
versátil"] (3,24,5), o bien opportuna meast cunctis que el alma [...] emigra a diversas formas"l (ibid.,-J.5,
ndtura figuris [«mi naturalezase adaptaa todas las figu- 172);
¡¿5,,1 (4, 2, 21); en el bello final del Panegyricus ad lympha figuras I datque capitque nouas l"el agua da y
Messalam, donde se habla de la muerte como fuerza toma nuevas figuras"l (ibid., 15, 308).
transformadora) se díce: mutata figura; y Virgilio des-
También la imagen del sello aparece representada
cribe la imagen engañosa en la que Turno cree ver la
de la forma más bella:
figura de Eneas: morte obita qualis fama est uolitare fi-
guras f"los espectros que es fama vuelan cuando la
Utque nouis facilis signatur cera figuris
muerte es ida,,] (Aen., 10,641). Sin embargo, la fuente
Nec manet ut fuerat nec formas seruat easdem,
más fecund a de figura, en el sentido de transformación
Sed tamen ipsa eadem est...
de una configuración, es naturalmente Ovidio, si bien
[.,Y como la cera adopta dúctil el signo de nuevas fi-
es cierto que éste usa también forma sin reparo alguno guras, y no permanece como antes ni preserva las mis-
cuando el verso requiere una palabra de dos sílabas. mas formas, así es siempre la misma..."l (ibid., L5,
Pero las más de las veces es figura la palabra de su pre- 169 ss.).
ferencia, empleada por el poeta con una disponibilidad
y una riqueza de combinaciones dignas de admiración; En la obra de Ovidio encontramos además el térmi-
asÍ hallamos en Ovidiol. figuram mutare, uariare, uerte- no figura con el sentido muy claro de "copia": globus
re, retinere, inducere, sumere, deponere, perdere. Esta immensi parua figura poli l"globo, pequeña figura de
pequeña selección puede dar una idea de su gran varie- inmenso polo"] (Fastos, 9,278,o bien en Heroidas, 1,4,
dad de usos: 9V y erEpistulae exPonto,2,8,64); o con el significa-
do de «letra», tal como se ha indicado a propósito de
... tellus [...] partimque figuras I rettulit antiquas fnla Varrón: ducere cortsuescat mubas manus una figuras
tierra [...] repuso de una parte las formas anriguas»] ["que una sola mano se habitúe a tÍazar muchas figu-
(Met.,I,436); ¡as") (Ars Amat. ) 3 ) 493); y finalmente como postura en
... se mentitis superos celasse figuris f"los dioses se el juego amoroso: Venerem iungunt per mille figuras
ocultaron en falsas apariencias,] (ibid., 5, 326);
["se unen a través de mil formas"] (Ars Amat.,2, 679).
sunt quibus in plures ius est transire figuras ["hay quie-
En todos los pasajes de la obra de Ovidio figura sugiere
nes tienen el poder de pasar a muchas formas"f (ibid.,
algo dinámico, transformable y expuesto al equívoco.
9,730);
... artificern simulatoremque figurae I Morpbea l"artí-
Con mucho arte emplea también la palabra Manilio, el
fice y simulador de figuras, Morfeo"l (ibid., 11,634); poeta de Astronomica, en crtya obra figura no sólo in-
ex aliis alias reparat natura figuras fnlanataralezacrea cluye los sentidos mencionados, sino además el de
unas figuras de orras"l (ibid.,15,253); .,constelación» y «signo celeste; (junto con signum y

58 59
forma). En Ia acepción de "visión onírica», figura se blandas y figuradas"] (2,5,5) y en Colum elaficos com-
documenta en la obra de Lucano y de Estacio. primunt in figuram stellarum floscularumeue f«¡¡lol-
Casi del todo distinto de lo que hasta ahora se ha dean higos en forma de estrellas y florecillas") (12,5,
expuesto de lo que nos mostrarán los rétores- es 5). Con mayor amplitud y desenvoltura se comporta en
-y
el uso de la palabra en la obra del arquitecto Vitruvio, este punto un autor que pertenece a otra capa social y
para quien figura designa la forma plástica y arquitec- cultural como Plinio el Viejo, en cuya obra es-tán re-
tónica y, alo sumo, su reproducción o su .planta". En presentados todos los matices del concepto de
"confi-
este autor no hallamos rastro de los conceptos de lo guración" y "especie". Se puede observar excelente-
ilusorio, de lo equívoco o de la transformación, siendo mente el paso del concepto de
"configuración" al de
así que figurata similitudine (7, 5, 1,) no significa en su <<retrato» consultando el notable comienzo del Libro
vocabulario nada que tenga que ver con lo efectuado 35, en el que se lamenta de la deplorable decadencia de
"por medio de ilusión", sino algo creado "por medio de la pintura retratística: lmaginum quidem pictura, qua
un modelo semejante". A menudo figura quiere decir maxirn e s im i I e s in a e uum p ro p agantur figur a e... [" I os re-
"planta", "plano" (modice picta operis futuri figura, L, tratos por los que se transmitían en el tiempo las figuras
2,2), y uniuersae figurae species o también summa muy semejantes al original..."]; y algo más tarde, cuan-
figuratio señalan la configuración global de un edificio do se refiere a los libros ilustrados con retratos, cuya
o de un ser humano (pues Vitruvio se complace en técnica de producción había sido inventada por Varrón:
comparar a ambos desde el punto de vista de la sime- Iruaginum amorem flagrasse quondam testes sunt [...]
tría). Dejando a un lado su ocasional aplicación ma- et Marcus Varro [...] insertis [...] septingentorum illus-
temática, figura (así como fingere) tiene en la obra de trium [...] imaginibus: non passus intercidere figuras,
Vitruvio, y en la de otros escritores técnicos coetáneos, aut uetustatem aeui contra homines ualere, inuentor
un sentido plástico-sensorial firmemente establecido; rnuneris etiam diis inuidiosi, quando immortalitatem
por ejemplo, en Festo encontramo s crustulum cymbi fi- non solum dedit, uerum etiam in omnes terras misit, ut
gura n"17¡12 torta en forma de barca"] (p. 98) ", en Celso praesentes esse ubique credi possenl [«Que el amor por
uenter reddit mollia, figwrata ["el vientre pone formas los retratos dominase una vez es algo atestiguado [...]
de lo que da cuenta Marco Varrón [...] que introdujo
18. Para productos de confitería cf. también Marcial (L4,222, 1); en sus obras retratos de setecientos personajes ilustres,
además Festo, ficta quaedam ex farina in hominum figuras f"pastas de y sin permitir que sus figuras desaparecieran, o que pre-
harina con figura de hombre"l (p. 129), y Petronio: oua ex farina figurata valeciera contra los hombres el paso del tiempo, fue un
["huevos hechos de harina"] (33, 6). Al cocinero se le admiraba y emplea-
ba en calidad de artista plástico y decorador en las más diversas ocasio- inventor de dádivas envidiado por los dioses, en tanto
nes, reconocimiento del que volvió a ser tributario en épocas posteriores, no sólo dio la inmortalidad a esos hombres, sino que
muy especialmente durante el Renacimiento, el Barroco y el Rococó, cf. los dio a conocer en todos los lugares de modo que se
Goethe, Wilhelm Meisters Lebrjabre,l. III, cap. 7, así como la correspon-
diente nota de Creizenach en la Jubikiumsausgabe, t. 17, p. 344. los creía presentes por doquier"].

60 61
En la literatura jurídica del siglo I se encuentran co que así fuera, puesto que la expresión griega eraay\-
documentadas algunas pocas citas en las que aparece po. FIemos de suponer necesariamente que el uso téc-
figura en el sentido de "forma hueca o Yacíar,, e incluso nico-científico de la palabra esraba, desde hacía tiem-
con el significado de "apariencia,>i non solum figuras po, más desarrollado de lo que alcanzan a documentar
sed uim quoque condicionis continere ["no sólo contie- Ios escritos conservados: por ejemplo, ya se hablaba de
nen la apariencia sino tambiénla fuerza de su condi- las figuras del silogismo en latín (la expresión griega
ción"l (Próculo, Dig.,28, 5,70), también: Mihi La-
y aXrlp"uru ou.tr .l,oy Lopo0 proviene del mismo Aristóteles)
beo uidetur uerborum figuram seqwi, Proculus mentem mucho antes de aparecer la fórmula en Boecio y en el
[oMe parece que Labeo haya seguido la forma de las libro de las categorías pseudo-agusriniano.
palabras, pero Próculo el sentid6"] (avolenus, Drg., En el último capítulo del Libro VIII y en el Libro
50,'1.6, 1.1.6). IX de la Institutio Oratoria, Quintiliano ofrece una
Pero el hecho más importante y de mayor trascen- detallada exposición de la teoría de los tropos y de las
dencia para el desarrollo de Ia palabra ftgura en el si- figuras que, de una parte, parece contener una concisa
glo t fue la formación del concepto de "figura retóri- discusión con anteriores opiniones y trabajos y, de otra
ca», cuya expresión se encuentra en el Libro IX de parte, resultó fundamental para los intentos ulteriores
Quintiliano. La cuestión era más antigua, propiamen- de dominar el problema implicado. Quintiliano separa
te se trataba de un asunto griego, pero ya he- los tropos de las figuras; el tropo es concepto más es-
-como tricto que hace referencia únicamente al significado
mos constatado más arriba- se convirtió en latina gra-
cias a Cicerón, si bien es cierto que éste no llegó a usar impropio de palabras y locuciones; la figura, por el
la palabra figura a tal fin, a lo que se ha de añadir que, contrario, es la conformación del modo de hablar que
según parece, entretanto la incesante discusión sobre se distancia del uso vulgar y directo. En la figura no se
cuestiones retóricas había contribuido a refinar consi- trata de sustituir unas palabras por otras, como sucede
derablemente la técnica de la figura. No se ha podido en los tropos; es también posible formar figuras a par-
determinar con exactitud cuándo se empezó a attlizar tir de palabras que conservan su disposición y su senti-
dicha palabra pana designar el objeto que nos ocupa)
probablemente poco después de Cicerón, como indu-
otra parte, forma se presenta con el significado neoplatónico del modelo
ce a suponer el título de un libro de Anneo Cornuto interior, de las configuraciones ínsitas en el espíritu del artista, siendo así
(De figuris sententiarum) al que hace referencia Gelio que se preparó el camino para la posteriormente tan invocada compara-
ción del creador con Dios: el escultor, dice Séneca, puede tener el mode-
(9,1,0,5), así como las observaciones y las alusiones de lo (exemplar) de su obra dentro y fuera de sí; los ojos y también su propio
los dos Sénecasle y las de Plinio el Joven. Parecía lógi- espíritu se lo pueden ofrecer y Dios tiene en sí todos los exemplaria delas
cosas: plenus bis figuris est quas Plato ideas appellat immortales l"es¡á
lleno de estas figuras que Platón llama ideas inmortalesol (Epist., 65,7).
19. Séneca tiene un importante pasaie, aunque en otro contexto, en Cf. también Durero: .Puesto que un gran pintor está lleno interiormente
el que aparece figura en el sentido de "prototipo original" s "ids¿"; por de figuras..."; cf. E. Panofsky, Ldea,1924, p.70.

62 63
do propios. En principio cualquier modo de hablar o obticentia o interruptio, en la que «se traga uno algo,
discurso es una iormación, una figura, pero esta pala- (en alemán: etwas hinunterscbluckt); el arrepentimien-
bra se aplica solamente a las conformaciones que cris- to simulado de algo que se había afirmado, y muchas
talicen poética o retóricamente de una manera espe- otras cosas por el estilo. Pero, sobre todo, hemos de
cial, por 1o que se puede distinguir entre el discurso mencionar el recurso expresivo que entonces se consi-
s.rr.iito (carins flguris, &a"¡r¡s'muaróq) y el figurado (fi- deraba el más importante y el verdadero acreedor del
guratus, éoxr¡patropéuoq). Para llegar a establecer una nombre de figura: nos referimos a la reticencia, a la
diferencia entre tropo y figura hay que abrirse lenta- alusión encubierta en sus formas más variadas. Se ha-
mente camino con mucho esfuerzo' El mismo Quinti- bía depurado hasta el refinamiento la técnica de mani-
liano vacilaba con frecuencia al tener que asignar una festar o insinuar algo sin pronunciarlo expresamente,
locución determinada a una de las dos categorías; el y así se actuaba de manera casi natural por motivos
uso ulterior del idioma se ha decidido, en múltiples políticos o tácticos, por la sencilla razón de lograr su-
gene-
ocasiones, a considerar figura como un concepto brepticiamente un mayor efecto o, cuando menos, para
ral más amplio que el de tropo, calificando de "figura- que quedara sin explicitar lo que se deseaba encubrir.
da» toda manera de expresión impropia o indirecta' Quintiliano describe la gran imporrancia que había
como tales- adquirido en las escuelas de retórica el ejercitarse en
Quintiliano denomina tropos -y define
a la metáfora, la sinécdoque (mucronem pro gladio; esta técnica, y cómo se ideaban casos eÍ profeso, las
puppim pro naui),la metonimia (Marte por la guerra' llamadas controuersiae figuratae, a fin de perfeccionar-
Vl.áifio po, Iu, obras de Virgilio), la antonomasia (el se y destacarse con ello. Finalmente, menciona como
Pelúa pár Aquiles) y muchas otras semejantes; y divi- figuras de expresión los solecismos intencionados, las
día lasligo.rt en las que se refieren al contenido y en repeticiones retóricas, las antítesis, los homónimos, las
las que se vinculan con la expresión (figurae senten- elipsis, los asíndetos, los clímax y otras.
tiarim et uerborum). Como figurae sententiarum con- La exposición que hace Quintiliano de los tropos y
sidera las siguientes: la pregunta retórica con la res- las figuras, de la que sólo hemos resumido Io más rele-
puesta dada por uno mismo; las distintas clases de vante, está acompañada de un buen número de ejem-
refutación ,.tii.ipud" de objeciones (prolepsis); la si- plos y provista de análisis sobre las peculiaridades y las
mulación de confid.t cia en el ámbito del juez, del diferencias de cada una de los distintas clases de for-
oyente e incluso de la parte contrarial la prosopopeya' mas, que ocupan una gran parte de los Libros VIII y
.., l, qr. se hace habiar a otras personas, bien sea al IX. Se trata de un elaborado sistema, de una teoríaala
adversario o a personificaciones de entidades como la que se concedió mucho valor, y es de suponer que
patria; el apóstrofe pomposo o solemne; la ilustración Quintiliano se encontraba en una posicién relativa-
io.r.r.r" de un ,r..rot euidentia o illustratio; las di- mente libre entre los demás rétores y que no era dado
versas formas de la ironía, la aposiopesis o reticencia: a los excesos de pedantería ciue despreciaba. El arte de

64 65
formar expresiones impropias, perifrásticas, alusivas, do que convinieron en dar a la palabra los Padres de la
insinuantei y encubiertas, con las que se pretende des- Iglesia a partir de la evolución ttazada en las páginas
tacar el objeto, decorándolo y dotándolo de eficacia o precedentes.
perfidia, floreció en la elocuencia oratoria de la Anti-
gii.ara y alcanzóuna perfección y flexibilidad que nos
..rrltan casi incomprensibles y raras, que incluso se ll. oFigura" como profecía real
nos antojan a menudo absurdas e insulsas' Estas expre- en los Padres de la lglesia
siones fueron llamadas figurae-Lateotía de las figuras
del discurso adquirió una gran importancia en la Edad El significado nuevo y singular que presenta la palabra
Media y en el Renacimiento. A los teóricos del estilo figura en el mundo cristiano se da por primera vez
y
literario de los siglos xu y xtrt les sirvió de fuente prin- con harta frecuencia en Tertuliano. Para explicar este
cipal el escrito Ad Herenniumzo. contenido será preciso que comentemos algunos pasa-
jes de su obra.
Con esto concluimos la historia del significado de En su escrito Aduersus Marcionem habla Tertuliano
formaciones
figura en la Antigüedad pagana; algunas de Hosea, el hijo de Nun al que Moisés llama Josué, en
páste.io.., de carácter gramatical, retórico y lógico se los siguientes términosi ... et incipit uocari lesus [...]
produjeron espontáneamente en consonancia con los Hanc prius dicimus figura futurorum fuisse. Nam quia
significados qr. yu han sido mencionados y ejemplifi-
Jesus Christus secundum populum,
quod sLtTr't'us nos'
cados". Históricamente resultó relevante el significa- nati in saeculi desertis, introducturus erat in terram pro-
missionis, melle et lacte manantem, id est uitae aeternae
possesionem, qua nihil dulcius; idque non per Moysem,
20. Al respecto véase Faral, L es Arts poétiques du xtt" et du xtt" siécle'
Paris, 1.924, pp. 48 ss. Y 99 ss. id est, non per legis disciplinam, sed per Jesum, id est per
que
21. Amiano Marcelino ofrece una variante digna de mención'
aplica a la topografía de los campos de batalla p1i':d1t"t la
disposición
eitratégica y^la'organización de campamentos' Cf' Tá- L' L''726'37 elegir una palabra de significado general que se adaptara desde el punto
ss'
-uist,
EJa obra de Sedulio (Carmen Paschale, 5,1'0112) se encuentra un de ,nét.i.o. En cualquier caso' es el único eiemplo seguro de que
pasaje en elqtefigura no puede significar más que
«rostro»' esto es' como disponemos en época antigua donde figura se interprete como «rostro»'
en el francés moderno: La suposición de Jeanneret (La langue des tablettes d'exécration latines,
Namque per hos colapbos cdput est sanabile flostrum' I Haec sputa Ner.iret"l, 1918, p. 109), según la cual en la Tabla de las Maldiciones de
p", n'o*in'á nostram liuare figuram ["Pues nuestra cabeza puede ser Mintttrno figura significa «rostro», resulta completamente imposible, de-
irnrd" po. estos golpes, / y .rtá, han lavado nuestra faz por obra bido a la coÁbi nación de membra y colorem, que aparece muy a menudo'
"'p'to' La palabra señala las partes integrantes del cuerpo y sus cualidades gene-
del Señor"l.
Puesto que anteriormente ha hablado de spuere in faciem
y colaphis r"lá., co., las que comienza la increpación. La opinión de Jeanneret es
putrrr, hay motivo alguno para poner en tela de juicio el signi- también rechazadapor'Wartburg, FEW (ad v. figuta,9). La cuestión per-
?ilráo ¿."opit,no
"totro,; sir-, e*ba.go,-no está de
más tomar en consideración la manece sin resolver respecto del fragmento de Laberio: figura humana
posibilidad de que ,. .,...ril.,, final de verso trisílabo con una sílaba inimico [nimio] ardore ignescitur [la figura humana se inflama de ardor
centrrl larg", qre e, justa-.nte lo que podría haber movido a Sedulio enemigo"l (Ribbeck, 2' P.3a3).
a

66 67
eudngelii gratiam prouenire habebat [forma del latín tina, la tierra prometida, así también conduce la gtacia
vulgar en el sentido de "debería suceder"] circumcisis de Jesús, y no la ley judía, al "segundo pueblo» a la tie-
nobis petrina acie, id est Christi praeceptis; Petra enim rra prometida de la eterna beatitud. El hombre que des-
Christus; ideo is uir, qui in buius sacramenti imagines cubrió este misterio aún oculto como preanuncio pro-
parabatur, etiam nominis dominici inauguratus est fi- fético, qui in huius sacramenti imagines parabatur, fue
gura, Jesus cognominatus Í...y comenzaron a llamarlo introducido baiolafigura del nombre divino- La deno-
Jesús [...] Digamos ante todo que ésta fue una prefigu- minación de Josué{esús es, en consecuencia, una pro-
ración del futuro. Porque Jesús estaba conduciendo el fecíarealo representación anticipadora de algo futuro;
segundo pueblo, que somos nosotros, nacidos en el de- la figura es ese algo verdadero e histórico que represen-
sierto de este mundo, a la tierra prometida rica en leche ta y anuncia otro algo igualmente verdadero e históri-
y miel, esto es, a la posesión de la vida eterna cuya co. La relación de reciprocidad entre ambos aconteci-
dulzura nada aventaja1, y ello no podía advenir por mientos se deja reconocer por su coincidencia o
medio de Moisés, es decir, mediante la disciplina de la semejanza. En este sentido, Tertuliano afirma: Quare
ley, sino a través de Jesús, por medio de la gracia del Pascha Christus, si non Pascha figura Christi per simili-
Evangelio, habiendo sido nosotros circuncidados por tudinem sanguinis salutatis et pecoris Christi? ["iPor
un cuchillo pétreo, esto es, por los preceptos de Cristo; qué la Pascua es Cristo, si no por ser la Pascua figura de
pues Cristo es piedra; y así el hombre que preparaba la Cristo por semejanza con la sangre salvadora y con el
imagen de este sacramento fue anunciado en la figura cordero de Cristo?"] (Ad. Marc.,S, 7). Con frecuencia
del nombre del Señor, y fue llamado Jesús"l (Adu. es suficiente que aparezcan vagas semejanzas en la es-
Marc.,3, 16 [según Nm 13, 16]). Se trata en este párra- tructura del acontecimiento o en sus circunstancias con-
fo de poner nombre aJosué{esús, como si fuera un acto comitantes para que se pueda reconocer la figura; se te-
profético que anticipa sucesos posteriores22. Así como quería una determinada voluntad interpretativa para
Josué, y no Moisés, condujo al pueblo de Israel a Pales- dar con ella en cada caso. Por ejemplo, cuando los dos
machos cabríos (ibid.,3,1.7; o bien Ad. ludaeos,1.4),
ofrecidos como víctimas propiciatorias en Lv 16,7 ss.,
22. En la versión de los Setenta Josué ya se llama Jesús; este último se interpretan como figuras del primer y segundo adve-
nombre es una contracción de Josué. Cf. la representación artística del nimiento de Cristo; o cuando Adán se transforma en
Vaticano de Josué, que se considera una copia del siglo vl de un original
del siglo lv. Tan sólo he podido tener acceso a una hoja que se encuentra figura Cbristi y Eva en figuraEcclesiae,ta[ como sucede
en la obra de K. Pfister, Mittelaberliche Buchmalerei, München, 1922, en el siguiente fragment o: Si enim Adam de Christo fi-
donde se representa cómo fueron erigidas las doce piedras (]os, 4, 20- gura dabat, somnus Adamae mors erat Christi dormituri
21); a Josué se le llama por este nombre en el texto y en la expresión
griega 'Iqoouq ó rou Nau, lleva una aureola de santidad, dando a entender in mortem, ut de iniuria [herida] perindi lateris eius uera
ostensiblemente que se trata de Jesús. Son frecuentes posteriores repre- mater uiuentium figuraretur Ecclesia l"Pues si Adán era
sentaciones de la figura de Josué; cf. Hildebert de Tours, Serm. de diu.,
XXII], PL, 771,,842 ss.
figura de Cristo, el sueño de Adán era la muerte de Cris-

68 69
to, adormecido en la muerte, para que de la herida de guras»] (De fuga in pers.,11). De ahora en adelante de-
su costado fuera figurada la madre verdadera de los nominaremos ambos acontecimientos con las expresio-
vivos, la Iglesia"] (De anima,43 lcf . también De mono- nes respectivas de figura y consumación.
gamia,5])'z3. Sobre esta voluntad interpretativa volve- El enérgico realismo de Tertuliano es bien conoci-
remos a hablar más adelante. Esta modalidad de inter- do. Para éllafigura tiene el sentido inmediato de una
pretación se impone el cometido de esclarecer la configuración o una forma y es considerada una parte
identidad de las personas y los acontecimientos del de la sustancia equiparable a la carne (Adu. Marc-,5,
Antiguo Testamento en cuanto figuras o profecías rea- 20). Poco antes de este pasaje habla Tertuliano del pan
les de la Historia sagrada del Nuevo Testamento. Al de la Eucari stía; Corpus illum suum fecit ,,hoc est corpus
acometer esta tarea, hemos de observar que Tertuliano mellm» dicendo, ,,id est figura corporis mei». Figura
rechaza explícitamente menoscabar, por medio de la autem non fuisset, nisi ueritatis esset corpus. Ceterum
interpretación figural, el alcance de la validezliteral e uacua res, quod est phantasma, figura capere non posset-
histórica del Antiguo Testamento. Tertuliano da mues- Aut si propterea panem corpus sibi finxit, quia corporis
tras de una aversión decidida contra cualquier tipo de carebat ueritate, ergo panem debuit tradere pro nobis.
exceso espiritualista; de ningún modo quiere que se Faciebat ad uanitatem Marcionis, ut panis crucifigere-
comprenda el Antiguo Testamento como una mera ale- tur. Cur autem panem corpus suum appellat, et non
goría; en cualquier caso, destaca su sentido literal o real, magis peponem, quem Marcion cordis loco habuit? Non
y en los momentos en los que propiamente se trata de intelligens ueterem fuisse istam figuram corporis Christi,
profecías figurales, Tertuliano mantiene que la figura dicentis per leremiam (11, 19): "Aduersus me cogita-
posee la misma realidad histórica que lo profetizado en uerunt cogitatum dicentes, "Venite coniiciamus lignum
ella. La figura profética constituye un hecho concreto e in panem eiusrr, scilicet crucem in corpus eius"" ["Creó
histórico, siendo así que su anticipación se cumple en su cuerpo diciendo "éste es mi cuerpo", es decir, la fi-
hechos igualmente concretos e históricos. Para dar gura de mi cuerpo. No habría sido una figura, si no
nombre a estos conceptos, Tertuliano emplea las expre- hubiera sido un cuerpo de verdad. Una cosa vacía o un
siones figuram implere: figuram sanguinis sui salutaris fantasma no habría podido tomar figura. O si por eso
implere l"completar la figura de la sangre de su salva- se figuró que el pan era su cuerpo, porque en verdad
dor"l (Adu. Marc.,4,40), o bien confirmare: Christo carecíade cuerpo, entonces debió darnos el pan. <Aca-
confirmante figuras suas f,,Crísto que confirma sus fi- so el pan era crucificado, como quiere el vacuo Mar-
ción? Por qué Cristo llama a su cuerpo Pan, Y no lo lla-
ma mejor melón, del que Marción toma la imagen del
23. La palabra figuraretur significa aquí, al mismo tiempo, "fuera
formada, y "figurada,; en el segundo sentido, mediante la sangre y el coraz6n. Éste no entiende qué antigua pueda ser esta
agua, eucaristía y bautismo. La contraposición de las dos iniuria o heridas figura del cuerpo de Cristo, que dice a través de Jere-
laterales continuó siendo un motivo significativo durante mucho tiempo;
cf. Burdach, Yorspiel,I,1,1925,pp.162 y 21.2;Dante, Par.,13,37 ss.
mías (11, L9): "contra mí inventaron argumentos di-

70 71
ciendo: 'Venid, pongamos leño sobre su pan"', esto es, en los que combate las tendencias espiritualistas de al-
la cruz sobre su cuerpo»] (Adu. Marc.,4,40). gunos grupos de sus coetáneos. El realismo de que hace
Estas frases, tan vivas, expresan el más claro con- gala se puede apreciar con mayor exactitud analizando
cepto de la concreta sensorialidad de ambos polos de su concepción del vínculo entre "figura» y «consuma-
la interpretación figural, tal y como la entiende Tertu- ción", porque estas nociones parecen contener
liano. Posteriormente no disminuyen en modo alguno
-unas
veces ésta, otras aquélla- un grado más elevado de
sus enérgicas afirmaciones al exponer su comprensión concreción histórica. Si, por ejemplo, enlafrase... an
del vino, fi4ura sanguinis, como probatio carnis (según ipse erat, qui tamquam ouis coram tondente sic os non
Gn 49,11 e Is 63, l)24. Lo espiritual es solamente la aperturus figuram sanguinis sui salutaris implere con-
comprensión correspondiente, intellectus spiritalis, cupiscebat? [niacaso no era él mismo quien deseó con-
que la figura vuelve a reconocer en la consumación. sumar la figura de su sangre redentora entregándose
Tertuliano sostiene que los profetas no han hablado en silencio como Ia oveja..."l (Adu. Marc.,4,40), ala
simplemente en imágenes, pues si así fuera no se po- figura del siervo de Dios se le da la apariencia alegóri-
drían reconocer dichas imágenes. Muchas de las cosas ca del cordero; o bien si, en otro momento, se contra-
del Nuevo Testamento han de ser comprendidas rigu- pone la ley en su coniunto a Cristo como consumación
rosamente al pie de la letra: nec omnia umbrae, sed et (de umbra transfertur ad corpus, id est de figuris ad
corpora; ut in ipsum quoque Dominum insigniora ueritatem ["se traslada de la sombra al cuerpo, de la
quaeque luce clarius praedicantur; nam et uitgo conce- figura a la verdad"l ibid., 5, 19), entonces lo que esto
pit in utero, non figurate; et peperit Emanuelem parece indicar es que la alegoría el primer caso-
nobiscum lesum Christum, non oblique ["no sólo son y la abstracción
-en
el segundo- atribuyen un grado
sombras, sino también cuerpos; como también del Se- mínimo de entidad-en real a la figura en cuestión. Sin
ñor se predicen designios más claros que la luz; pues la embargo, no faltan ejemplos en los que la figura se
Virgen concibió en su vientre, no figuradamente; y dio manifiesta destacada con mayor fterza de expresión
a luz a Emanuel, Jesucristo con nosotros, no irreal- sensible; por no ir más lejos, encontramos un pasaje en
mente»l (De resurr. carnis,19 ss.). Tertuliano se vuel- el que el lago de Betsaida hace las veces de figura del
ve vehementemente contra todos aquellos que la resu- bautismo, como en la frase figura ista medicinae cor-
rrección de los muertos, anunciada con claridad, in pordlis spiritalem medicinam canebat, ea forma qwa
imaginariam significationem distorquent. Se pueden semper carnalia in figura spiritalium antecedunt f<<esta
encontrar en Tertuliano múltiples pasajes de este tipo, figura de medicina corporal hablaba de una medicina
espiritual, del modo en que las cosas carnales antece-
den como figura de las espirituales"l (De bapt.,5). Pero
24. lta et nunc sanguinem suutTt in uino consecrauit qui tunc uinum tanto el lago de Betsaida cuanto el bautismo son obje-
in sanguine figurauit f"Quier. entonces transfiguró el vino en sangre, aho-
ra consagró su sangre en el vino"].
tos o procesos concretos y reales. Lo que todo e[o tie-

72 73
ne de espiritual es solamente la interpretación o el efec- los protagonistas mismos, Moisés y Jesús, y no tanto
to, puesto que el bautismo también supone un acto las meras afirmaciones2s. Es frecuente que a la consu-
c rÁal,como Tertuliano se apresura a aia.dit a renglón mación se la denomine ueritas, como en el caso de uno
seguido: sic et in nobis carnaliter currit unctio, sed spi' de los ejemplos antes citados, y que a la figura corres-
ritalite, proficit; quomodo et ipsius baptismi carnalis ponda umbra o imago; sin embargo, ambos términos,
actus, quod in aqua mergimur, spiritdlis effectus, quod tanto sombra como verdad, resultan abstractos sólo en
delictis liberamur ["así en nosotros la unción pasa relación con el significado que al principio permanece
carnalmente, pero aprovecha espiritualmente; el acto oculto y luego es revelado, pero devienen concretos
del mismo bautismo es carnal, ya que nos sumergimos respecto de las cosas o las personas portadoras del sig_
en agua, pero el efecto es espiritual, porque nos libera- nificado. Moisés no tiene un carácter menos históriá
mos de la culpa"l (ibid.,7). Al reflexionar sobre estos o real por el hecho de que sea umbra o figura de Cris-
ejemplos, se percibe que en lo que Tertuliano pensaba to; y Cristo, la consumación, no supone una idea abs_
en el primer caso mencionado del cordero- .tracta, sino que tiene un carácter histórico-interior y
-iniluso
no sólo era en la ley en sentido abstracto, sino también
lconcreto. La figuras históricas y reales se han
de inter-
en el tiempo de la ley como circunstancia histórica, pretar espiritualmente (spiritaliter interpretari), pero
tanto alegórico como real. A veces sucede también que r esta interpretación remite a una consumación carnal y,
surgen, una al lado de otra, dos afirmaciones que pre- por tanto, histórica (carnaliter adimpleri fDe resurr.,
tenden interpretar la relación existente entre figura y 20]), puesto que la verdad se ha convertido en hisroria
consumación, como en estos pasajes de De fuga in per- o se ha hecho carne.
secutione, 1,1.: certe quidem bonus pastor animam pro Desde el siglo rv aparecen plenamente desarrolla-
pecoribus ponit; ut Moyses, non domino adbuc Christo das la palab ra figura y las tendencias exegéticas vincu-
releuato, etiam in se figurato, ait: Si perdis hunc popu- ladas a ella en la obra de casi todos los escritores ecle-
lum, inquit, et me pariter cum eo disperde ff-x 32,32)' siásticos latinos26. A veces también la alegoría común
Ceterum, Christo confirmante figuras suas, malus pas- recibe el nombre de figura según el uso que más tarde
tor est, etc. §n 10, 12) [«cierto que el buen pastor se hará general. Lacrancio (Diu. Inst.,2,10) inrerpre-
arriesga la vida por el rebaño; como Moisés, antes de ta el sur y el norte como figurae uitae et mortis, el día
nuestro señor Cristo, del que era figura, diio: Si haces
que mi pueblo se pierda, haz que yo también me pier-
J, .o., é1. Además, Cristo confirma sus figuras"'"]' . 25. Moisés es principalmente la figura de Cristo cuando, por eiem_
plo, atraviesa. el mar Rojo, o cuando ionvierte el agua srlrá,
Consideremos, pues, que ambas afirmaciones implican dulce para el.bautismo; pero ello no es obstáculo prá q.r", en el"n
ágr"
priñer
un carácter histórico, y vayamos aún más lejos: lo que caso que arriba hemos citado, represente al contrario la Ley.

propiamente se manifiesta relación con figura y 26. CÍ. Hilario de Poitiers, Tractatus mysteriorum, par. 1, (Corp.
-en
coniumación, al estar ambas vinculadas- son más bien
Vind.,LXY, p. 3), citado en Labriolle, Hist. de la titt. lit. chr¿iierie,
Paris,21924, p. 324.

74 75
ciaba a la posteridad la figuración del pueblo celes-
y la noche como fe verdadera y falsa' Pero pronto se tial"l (ibid., 7, 14)2-.
i.rtrodr.. 1a referencia cristiana a 1a anticipación y la En la mayor parte de los autores de la misma época
consumació n: etiam hoc praescius futurorum
Deus ,,
I la interpretación figural con sus más famosos ejemplos
fecit, wt ex iis uerae religionis et falsarum. superstitio- I es el pan cotidiano2s, y lo mismo puede decirse
'num Je la
imago quaedam ostenderetur ["también en este
contraposición entre ftguray ueritas. Sin embargo, uno
presenti;ienio del futuro Dios hizo de modo que ex- se encuentra a veces con modalidades de interpreta_
iribi.., una imagen de la verdadera religión y de las ción altamente espiritualistas, alegóricas o morales; sin
falsas supersticiones']. Y es así como aparece figura
pro- ir más lejos, los comenrarios biblícos de Orígenes. Al
reiteradamente en el sentido de "significado más llegar al pasaje que trata del sacrificio de Isaac
fundo referido a lo futuro': Ios sufrimientos de Jesús
de los ejemplos más famosos de la interpretaci ón -uno
rea-
non fuerunt inania, sed habuerunt figuram et significa- lista de figura- podemos percatarnos de que lo que
üonLm magnam [ono fueron inanes, sino que tuvie- escribe Rufino, el traductor latino de Orígener, ., lo
ron gran fi[ura y significación'], Y en este contexto el siguiente: Sicut in Domino corporeum nihil est, etiam
,rto"r a las obras divinas en general, quorum uis
"lrd.
et potentia ualebat quidem in praesens, sed declarabat
tu in his omnibus corporeum nihil sentias: sed in spiritu
generes etiam tu filium Isaac, cum habere coeperis
aliquid in futurum [«cu]a fuetza y potencia tenían va- tum spiritus, gaudium, pacem ["Así como en el Señor
fruc_
lidez presente, pero anunciaban algo en el futuro»l nadahay corpóreo, tampoco nada corpóreo debes sen-
(ibid., 4, 26). Por este modo de pensar está también
tir tú en todas estas cosas, sino en espíritu seas también
dominada su escatología, que -según una especula- tú el hijo Isaac, cuando comiences a recoger el fruto
ción bastante extendida entonces- interpreta los seis del espíritu, el gozo y la paz") (pG, 12,209 B; el origi-
días de la creación como seis milenios que están
a
del reino milenario es nal griego se ha perdido). Ciertamente, Oríge.r., ,o
punto de concluir; la llegada llega a ser nunca tan alegóricamente abstracto como
inminente: saepe diximus minora et exigua magnorurn Filón: en su obra los acontecimientos del Antiguo Tes-
figuras et praemonstrationes esse; ut hunc dietn nos-
'tlum, tamento resultan vivos y directos para el lector real y
qui ortu solis occasuque finitur, diei magni spe-
su vida real. Con sólo leer, por ejemplo, su bella expli-
ciem gerere, quem circuitus annoruvn rnille determi'
nat. Éod.em modo figuratio terreni bominis caelestis
populi praeferebat in posterwm fictionem ["hemos di- 27. Cf . Hilariano: sabbati aeterni imaginem et figuram tenet sabba_
at o , menudo que las cosas menores e ínfimas
son tus temporalis [..e] sábado temporal contiene la imagen y figura del sába_

figuras y proclamaciones de las grandes; como este do eterno»] (De cursu temporunx,PL, 13,173,2).
.. 28. Hasta qué punto y de qué manera se habían entregado en aque_
dá ,rrr.rtrt, delimitado por el alba y el ocaso, tiene la lla época a interpretar, se puede deducir de una interpretr.ión d. don.r,
forma del gran día que áetermina el transcurso de mil hecha en tono jocoso, que se encuentra en la correspándencia de
Jeróni_
años, así también la figura del hombre terrenal anun-
mo (Eprsr., 44, PL,22,480).

76 77
(ibid''pp' sustitución de la interpretación prefiguradora y al lado
cación sobre el camino de tres días en Éxodo de ella otras interpretaciones abstractas. Agustín se es-
tiene más
313 ss.), se siente muy nítidamente cómo forzó decididamente por hallar una equiparación
p.J .'-lttico
f y lo moral que Io propiamente histó- -re-
suelta, en general, a favor de una interpretación figural
,i.o". En la discrepancia entre la corriente interpre- viva- entre ambas orientaciones. Hemos de tener en
hacia lo his-
tativa de Tertuliano, más bien orientada cuenta que la espiritualidad de Agustín era demasiado
Orígenes'
tórico-interior y lo realista, y la actitud de vívida e histórica como para que se conformara sólo
y moral' se intro-
áirigia" más bián hacia Io alegórico con lo meramente abstracto de la alegoría.
también por
ár.Z nuevo conflicto que, señalado
""
oiru, fr.r,.s, es bien conácido en el cristianismo
de Por el uso que Agustín hace de la palabra figura se
a orientar puede reconocer que en él pervivía toda la tradición
los primeros tiempos: unos autores tienden antigua. Lapalabra en cuestión aparece en su obra para
especialmen-
el contenido de la-nueva doctrina -muy expresar el concepto general de nforma" con toda la
hacia
te en lo que concierne al Antiguo Testamento- variedad de los sentidos heredados: significa lo estático
iá fr.r-".,te espiritual, tratando en cierto modo
de
mientras que y lo dinámico, el contorno y Ia formación corpórea, así
hacer desaparecer su carácter histórico' como se aplica al mundo y a la naturaleza en general y
este caráct'et ple-
otros desean conservar precisamente a cada uno de sus objetos; igualmente, es empleada para
profundos significa-
,ro ¿. ,rr" historicidad plugad' de definir lo externo y sensible, junto con forma y color y
esta úl-
dos. En Occidente se impuso como vencedora otros términos semejantes (Vpist.,1.20,'1.0 o 1.46,3). A
nunca perdió
tima corriente, si bien t' tit"o que la otra estos usos habría que añadir también la idea de lo mu-
demuestra la difusión
.rr,.r.-.nae su influencia, como table frente a la del ser imperecedero, interpretado co-
sentidos de la
uL^n ua^por la doctrina de los distintos mo sigue en este fragmento: Peracto quippe iudicio tunc
preservación del
Escritura, pues ésta, aunque tolera la esse desinet hoc coelum et haec terra, quando incipiet
que lo re-
sentido lit.rrl o histórico, rompe el vínculo esse coeluln nouutn et terra noua. Mutdtione namque
que propone en
laciona con la prefiguración real, dado rerum non omni modo interitu transiuit hic mundus.
Unde et apostolus dicit: Praeterit enim figura huius
que es: mundi, uolo uos sine sollicitudine esse. Figura enim
29. Entono polémico san Jerónimo-afirma de Orígenes
ueritatem ["'] nos sim' p ra et e ri t, non nat ura [" Per o una v ez r e alizado el juici o,
... oll'rgo;fur, ,"*p,, int"p'"' "t"bi'to'io' fugiens
nubibus dtque praes-
plicem et uelam sequat ui hi'to'io*, ne quibusdatn deja de existir este cielo y esta tierra, y entonces comen-
que rehúye la verdad de
tigiis inuoluamu, Iantetprtte sitmpre 'legótico zará a existir un cielo nuevo y una tierra nueva. Este
Ia simple y verdad-e¡ahis-
la historia [...] I'ero no,o"o' p"ftiimos slguir
.n,olu"l"'o""o"' nebuloias v verbosas'l [er'' 27' 3'4 ; mundo no pasará por destrucción sino por transforma-
;;;i;;;;;';; y especialmente
.eirciones de los aleiandrinos,
li,ií,..á11 cl.sobr. lrs
von Ungern-
ción. Por eso escribe el Apóstol: La figura de este mun-
;;'órü;""t, con la interpretación figural'- cf A' Freiherr
u- e st a"m e n í l' s c h ri f t b e w
e is u sw
" ttalle' do pasará, pero no quiero que penséis en ello: es la fi-
;;..rb:;g; ór, t, o ¿¡ o¡ní i ottt
«no vive en el realis-
1913, pp. 154 ss. En la p' 160 dice de Orígenes que gura, y no la naturaleza,lá eue pasa»] (De ciu.,20,14).
*o bibli.o del testimonio de la Escritura"'
79
78
dido como figura de la transformación del viejo reino
El término figura aparece además en la obra de Agustín
y sacerdocio terrenales en el huevo y celestial, siendo
con el sentido de representación de ídolos, visión, sue-
así que ella misma deviene en figura ecclesiae.
ño, fórmula matemática, etc. Y apenas falta alguna de
Agustín se opuso tenaz e insistentemente a la mera
las muchas variedades conocidas de su significado'
interpretación alegórica de las Sagradas Escrituras y a
Agustín asume de manera expresa la interpretación fi-
la opinión por la que el Antiguo Testamento era enten-
gural del Antiguo Testamento, recomendándola abier-
dido como si de un escrito hermético se tratara, sólo
ta y decididamente paralapredicación y la misión (por
comprensible a través de una exégesis que excluyera el
ejemplo, en De catechizandis rudibus,3, 6) y enrique-
sentido histórico-real. Todo creyente puede penetrar su
ciéndola con nuevos desarrollos creativos; podemos
elevado contenido: ... sancta scriptura paruulis con-
hallar en su obra la multiplicidad completa de interpre-
gruens nullius generis rerltm uerba uitauit, ex quibus
taciones: el Arca de Noé es una praefiguratio ecclesiae
quasi gradatim ad diuina atque sublimia noster intellec-
(De ciu.,1.5,27); Moisés es, en múltiples formas, figura
tus uelut nutritus assurgeret ["la Sagrada Escritura,
Christi (por ejemplo,De ciu.,1'0,6 o 18, 1L); elsacer'
adaptándose a nuestra pequeñez, no desprecia palabras
dotium de Aarón esla umbra et figura sacerdotii (ibid',
de ninguna clase, con el fin de poder nutrir nuestro
17, 6); la esclava Agar es la figura del Antiguo Testa-
intelecto y así elevarlo gradualmente hacia las cosas
mento, de la terrena lerusalem, mientras que Sara es la
divinas y sublimes"l (De trin.,1,2), afirma este pasaie;
del Nuevo Testamento, superna lerusalem, ciuitatis Dei
y en referencia más clara al problema de la interpreta-
(ibid.,-1.6,31;1.7,3; Expos. ad Gal.,40); Jacob y Esaú
ción de la palabra figura que estamos ttatando: Ante
son figuram praebuerunt duorum populorum in Chris-
omnia, frater, hoc in nomine Domini admonemus et
tianis et ludeis [ofueron figura de dos pueblos, de los
praecipimus, ut quando auditis exponi sacramentum
cristianos y iudíos"] (De ciu.,16,42); los reyes ungidos
Scripturae quae gesta sunt, prius illud quod lectum est
de Judea [Christi] figuram prophetica unctione gesta-
credatis sic gestum quomodo lectum est; ne substrato
bant L.,entrañaban en la unción la figura de Cristo"]
(ibid. , 17 , 4). Értot tot solamente algunos e jemplos; de fundamento rei gestae quasi in aere quaeratis aedificare
todo el Antiguo Testamento se ofrece unitariamente [.Ante todo, hermanos, os exhortamos y ordenamos en
nombre del Señor, que cuando escuchéis exponer el
una interpretación figural referida ala mayor parte de
misterio de las Escrituras que narra las cosas sucedidas,
las figuras y los acontecimientos. Incluso en aquellos
debéis creer que sucedieron tal cual os muestra lo leí-
casos en los que se explican las palabras y las profecías
do; porque sin el fundamento de las cosas acaecidas
literales en su sentido oculto (como ilustra la oración
construiríais en el vacío,] (Serm.,2, 6 ss.)30. Según el
de acción de gracias de Ana [1 Sm 2, 1-10] en De ciu',
criterio de Agustín, que ya por entonces había pasado
1,7,4), no se da solamente una interpretación alegóri-
ca, sino también una comprensión figural: el cántico de
alabanzade Ana por el nacimiento de su hijo es enten- 30. Cf. tambié n De ciu., 75, 27 ; ibid., 20, 21 (referente a Is 65, 17 ss.).

81
80
a ser tradicional, el Antiguo Testamento es pura profe- vez en la polémica con los judíos, se obstinan en no re-
cía real, y él recurre con mayor energía que otros a las
conocer esto y dan con ello muestras de rígida ofusca-
citas de algunos pasajes de las epístolas de Pablo para ción: Noz enim frustra Dominus ait ludaeis: si credere-
cimentar su posición, de la que más adelante volvere- tis Moysi, crederetis et mihi; de me enim ille scripsit (Io
mos a ocuparnos. Las observaciones de la ley, quas tam' 5, 46); carnaliter quippe accipiendo legem, et eius pro-
quam umbras futuri saeculi nunc respuunt Christiani, missa terrena rerum coelestium figuras esse nescientes
idtenentes, quod per illas umbras figuratepromittebatur
[,.Pues no fue en vano lo que dijo el Señor a los judíos:
[«que los cristianos rechazancomo sombras de tiempos si creéis en Moisés, creéis en mí, pues él escribió de mí
futuros, poseedores de lo que se prometía mediante
[...]; pero ellos acogieron carnalmente la ley sin saber
aquellas sombras figuradamente»]' y los sacramentos, que las promesas terrenales son figuras de las cosas ce-
quae habuerunt promissiuas figuras ["que contuvieron
lestiales"l (De ciu.,20,28). Sin embargo, todavía no ha
promesas figuralments,], son literales en el sentido advenido la consumación de las *cosas sslss¡ialss»; y así
preciso de que se ha revelado e interpretado espiritual- parece que, aun más en Agustín que en sus predeceso-
mente en la consumación cristiana no por ello es
-que res, se sustituye a veces la contraposición entre los dos
menos histórica- su indudable realidad histórico-cor- polos, figura y consumación, por una ejecución que se
poral, que ha sido sustituida, como pronto hemos de
1 efectúa en tres grados: la Ley o la historia de los judíos
ver, por una nueva promesa más completa y más clara
r como figura profética del advenimiento de Cristo; la
que la anterior. Por eso el cristiano debe comportarse
, Encarnación como consumación de esta figura y al
non ad legem operum, ex qua nemo iustificatur, sed ad tiempo como preanuncio del fin del mundo y
legem fidei, ex qua iustus uiuit f.,¡1s según la ley de las 'mismo
, del ¡uicio final; y por último la llegada futura de estos
obras, por la que nadie se justifica, sino según la ley de iacontecimientos como consumación definitiva. Vetus
Ia fe, por la que vive el justo"l (De spir. et litt.,1'4,23)-
enim T e st am entum e st pr om.i s s io figurat a, N o uum T e s -
I.os antiguos iudíos, quando adhuc sacrificium uerttm' tattTentum est promissio spiritudliter intellecta ["el An-
quod fideles norunt, in figuris praenuntiabatur, celebra-
tiguo Testamento es promesa figurada, el Nuevo Tes-
bant figuram futurae rei; muhi scientes, plures ignoran- tamento es promesa entendida espiritualmente»], tal es
/es [.cuando aún el sacrificio verdadero, conocido por lo que afirma en Serm., 4, 9 ; y de manera aún más clara:
los fieles, era anunciado en las figuras, celebraban la ... Temporalium quidem rerLtm promissiones Testamen-
figura de las cosas futuras; muchos, a sabiendas; los toVeteri contineri, et ideoVetus Testamentum appellari
más, ignorantes>>l (Enan. in PsaL.,39,1'2). Los judíos
actuales, y aquí se refleja el tema recurrente3l una y otra
Folz (en torno al 1500): Hór Jud, so rnerk dir un uerstee I Dass alle
Geschicht der ahen Ee I Und aller Propheten Red gemein I Ein Figur der
neuen Ee ist allein [,.Oye iudío, toma buena nota y comprende / Que toda
31. A. Rustow me ha indicado que preste atención a unos versos la historia del Antiguo Testamento / Y las sentencias de todos los profetas
que se encuentran en un auto sacramental carnavalesco debido a Hans / Sólo son una figura del Nuevo Testamento»].

82 83
nenTo nostrum ambigit; et quod aeternae uitae prolntsslo
de Cristo), quae agenda praecipiantur uel moneantur
(sentido moral) ["En todos los libros sanros ha de pre-
regnum que co elorum a d N ouum p ertinet T e stamentum :
temporalibus figuras fuisse futurorum quae guntarse qué se relacione con las cosas eternas allí, qué
sed in illis
hechos se narren, qué cosas futuras se anuncien, qué
implerentur in nobis, in quos finis saeculorum obuenit,
preceptos se exhorte a cumplir"] (De Gen. ad litt.,I, 1).
non suspicio mea, sed apostolicus intellectus est, dicente
Paulo, cum de talibus loqueretur: Haec autem"' ["No Aun cuando resulta que Agustín no quiere saber
nada del espiritualismo abstractamente alegórico y que
hay duda para nosotros de que el Antiguo Testamento
contiene promesas de cosas temporales y que por eso se la exégesis completa del Antiguo Testamento se desa-
llama Antiguo Testamento, y que la promesa de vida rrolla en su obra conforme a la concreción de su histo-
eterna y del reino de los cielos corresponda al Nuevo ria interior, nos encontramos con una identificación
que traspone el acontecimiento concreto
Testamento: pero que en las cosas temporales hubiera -por ínte-y
figuras de las futuras que se consuman en nosotros no
gro que se conserve- ala perspectiva recurrente
es una simple opinión mía, sino la interpretación de los
constante de la intemporalidad y la eternidad, arran-
apóstoles, como dice Pablo en relación con tales co- cándolo del riempo en cuanro figura. Tales ideas ya
estaban implicadas en el objeto de la Encarnación del
rár..."1 (ContraFaustinurn [sigue: 1 Cor 10, 6y 1'11)' A
pesar de que en este pasaje también se considera Ia con- Verbo (Dios hecho Hombre), sugeridas por la interpre-
sumación definitiva como inminente, está claro que se tación figural de la historia, y se manifestarán muy
trata de dos promesas distintas, una aparentemente pronto. Por ejemplo, cuando Tertuliano dice (Adu.
temporal y encubierta en el Antiguo Testamento, la otra Marc.,3,5) que en Isaías (50, 6) dorsum meum posuit
intemporal y explícitamente declarada en el Evangelio' in flagella (Vulgata: corpus meum dedi percutientibus),
Al mismo tiempo, la doctrina del cuádruple sentido de lo futuro se presenta como ya acontecido, como un
«pasado figural", y así añade que en Dios no hay ningu-
las Escrituras adquiere un carácter concreto, intensa y
na differentia temporis. Con todo, no parece haber na-
fuertemente realista e histórico, puesto que tres de los
cuatro significados toman un sentido históricamente die entre los antecesores ni entre los coetáneos-
concreto) rico en acontecimientos vinculados entre sí, que-nihaya desarrollado estas ideas con tanta plenitud,
mientras que sólo uno conserva su carácter puramente perfección y profundidad como Agustín. El antagonis-
moral y alegórico, como Agustín expone analíticamen- mo que cree encontrar aquí Tertuliano, debido sólo a
te en su escrito: ln libris dutenl omnibus sanctis intueri la forma perfecta de la afirmación, Agustín trata de
oportet, quae ibi aeterna intimentur (fin del mundo y ponerlo una y otra yez en un primer plano: Scriptura
vida eterna, sentido analógico), quae facta narrentur sancta etiam de rebus gestis prophetans quodammodo
(sentido histórico-lit er al), quae futura praenuntientur in eo figuram delineat futurorum ["la Escritura sanra
(sentido interpretativo figural estrictamente entendido, también en los hechos sucedidos que profetiz an traza a
su modo una figura de lo futuro"l ; o bien con ocasión
en el Antiguo Testamento la profecía del advenimiento

84 85
(principios del siglo v)32; del siglo vr provienen los
de una discrepancia entre el Salmo 1'L3 ln exitu y la Instituta regularia diuiruae legis del quaestor sacri palatii
narración correspondiente de Éxodot ne arbitremini Junilius (PL, 68), traducción de un escriro griego sobre
nobis narrari praeterita, sed potius futura praedici ["'] el que ejerció influencia la Escuela de Antioquía; en su
ut id., quod in fine saeculorum manifestandum reseraa' primer capítulo se encuentra la siguiente tesis: Veteris
batur, figuris rerum atque uerborum praecurrentibus Testamenti intentio est Nouum figuris praenuntiatio-
nuntiaretur [«no creamos que se nos narran cosas pasa- nibusque monstrare; Noui autem ad aeternae beatitu-
das, sino más bien que se nos predicen las futuras ["'] dinis gloriam humanas mentes accendere [.La inten-
para que lo que reservaba su manifestación en el fin de ción del Antiguo Testamento es señalar hacia el Nuevo
ior rigio, se anrnciase en figuras precedentes de hechos con figuras y prefiguraciones; la del Nuevo es enarde-
y dichos,l (Enarr. inPsal-,l13, 1)'Y el modo de pensar cer las mentes humanas moviéndolas a la gloria de la
en el que se pretende abatcar la recurrente y constante beatitud ererna»1. Un ejemplo práctico de cómo se apli-
intemporalidad de las figuras es descrito de manera cabala «instrucción figural" a los neófitos se nos ofre-
óptima en un pasaje donde ciertamente no se hace re- ce en la explicación del sacrificio pascual del segundo
ferencia expresa a nuestra interpretaci ón figural Quid sermón del obispo Gaudencio de Brescia (pL,20, g55
enim est p)aescientia nisi scientia futurorum? Quid A), que contiene una expresión, tal vez inconsciente,
autern futurum est Deo qui omnia supergreditur tempo' de la perspectiva temporal de este tipo de interpreta-
ra? Si enim scientia Dei res ipsas habet, non sunt ei ción cuando dice de lafigura (precedente en el tiempo)
per hoc non praescientia' sed
futurae sed. praesentes; et que no es ueritas, sino imitatio ueritatis. Frecuentemen_
tantum scientia dici potest ["iQué es pues la prescien- te se pueden encontrar interpretaciones figurales insó-
cia sino la ciencia de las cosas futuras? tQué cosa futura litas y rebuscadas, y por doquier se mezclan con la ale-
puede haber para Dios, que excede todo tiempo? Pues goría puramente abstracta y moral; con todo, la
ii la ciencia de Dios contiene todas las cosas, no son concepción fundamental consistente en afirmar que el
éstas futuras para É1, tino presentes; luego en este caso Antiguo Testamento es una prefiguración histórica-
no puede hatlarse de presciencia, sino solamente de mente concreta del Evangelio, tanto en su conjunto
ciencia,l (De diu. quaest. ad Simpl.,Il, q' 2, n' 2)' cuanto en sus distintos ejemplos particulares, se con-
Para las misiones emprendidas en los siglos tv y v virtió en una tradición consolidada.
la interpretación figural resultaba de gran utilidad Regresemos ahora a la investigación semántica para
práctica; en efecto, se utilizaba constantemente en la preguntarnos cómo se puede explicar que figura haya
predicación y en la enseñanza, mezcladaa menudo con adquirido un nuevo significado en los padres de la Igle-
int.rpret.ciones meramente alegóricas y morales' Una sia. Los primeros escritos de la literatura cristiana anti-
.rp..i. de manual escolar de Ia exégesis figural y mo-
."1 ,o.r las Formulae spiritalis intelligentiae de Euque-
32. p.
rio, obispo de Lyon, que recibió su formación en Lérins
Corpus Vind., 31,cf. Labriolle, op. cit., 567 .

87
86
gua están redactados en griego, y la
palabra que corres- vigencia del uso retórico-metafórico anterior, con la
oprofecía real" única diferencia de que su senrido ha pasado desde el
pá"¿" las más de las vecel "l co"t"pto de
'"ñ.i.-plr, en la Epístola de Bernabé- es túnoq' mundo puramente nominalista de las escuelas retóricas
prio ,ro, lleva a ln ,rpoiición (a la que tal vez el lector y del mito semilúdico de Ovidio al mundo real y a un
nuestras cltas'
haya llegado considerando algunas de tiempo espiritual que acoge lo auténtico, significativo y
llegar
,oúr. ,oáo las de Lactancio) de que figura pudo existencial. También la contraposición que veíamos en
directamente
a obtener su nuevo contenido partiendo Quintiliano entre figuras de expresión y de pensamien-
de «modelado"' to se reformula y surge ahora como la diferencia entre
áe su significado general 'formacifn»'
pues así parece sugerirlo' en efecto' el figurae uerborum, palabras proféticas, analogías, pará-
.configuración»,
,rá fióuit,ico de los más antiguos escritores eclesiásti- bolas, metáforas, etc., y figurae rerum) que suponen
.o, luailou cuando se dice con frecuencia de personas propiamente las profecías reales. Igualmente se desen-
que figuram Cbristi vuelve de manera considerable las oscilación pendular
o sucesos del Antiguo Testamento
baptisii, etc') gerunt o gestant' que el pue- de Ia potestas uerbi en el nuevo sentido. Encontramos
¡n""l"rio",
tlo ¡rdio figwam nostra'm portat, qüe la Sagrada Escri- figura como "significado profundo" en la obra de Sedu-
estas expre- lio (ista res habet egregiam figuram l*esta cosa riene un
,urá figrir* d'elineat futurorum, en todas
de
;i;;;t:. puede trrd,iit figura en su sentido general
tiempo
eminente/hondo sentido"l [Carm. Pasch.,5, 484 ss.]),
*formación» o «configuración'' Pero al mismo así como en la de Lactancio; como oequívoco» o nfigura
oxipa, de perífrasis re- ilusoria" aparece en Filastrio (sub figura confessionis
se introduce tambiénla idea de
iori.u y metafórica, de encubrimiento' transformación cbristianae, «pretendiendo ser cristianos, fFilastrius,
se había deter- 61,41) o en Sulpicio Severo, que dice del diablo: siue se
e incluso equívoco engañoso, tal como
La dife-
minado en la poesía y i" ot'totiu precristianas' in diuersas figuras spiritalis nequitiae transtulisset f,,que
«interpretar" (exponere) se hubiera transformado en formas diversas de iniqui-
rencia rn r, ¡igu,o y'ueritas,el
las figu- dad espiritual"l (De uita b. Martini,21,1); o en León
y el .descub¡if, y 'revel ar» (aperire' reuelare)t1
l; ., eqriprrr. figwra con umbra y sub figura co2 sub Magno: lupum pastorali pelle nudantes qua prius quo-
,*Uro1átgt p"r".ia o aciborum o más engenetallegis' que figura tantummodo conuincebatur obtectu.s ["des-
bajo cuyaligoru ," encubre algo distinto' futuro y ver- pojando al lobo de la piel de pasror con cuya figura
de
ári.r"i, toáo ello muestra en el nuevo concepto primero quería protegerse de modo convincenter]
e una praefiguratio' la (Epist.,98,3,PL, 54,955 A); en el sentido de «expre-
¡i[uro, que implica propiament
sión vacía" o
"subterfugio" aparece en Prudencio; per
tot figuras ludimur [«a través de todas estas figuras nos
término claudere' engañan"l (Peristepb., 2, 315) o en Rufino (qualibus
33. Naturalmente, a esto habría que añadir el
Cf..posteriormente Petrus
como evocación de Is 22, 22 y Ap 3,7. de la [Ambrosium] figuris laceret ["con las cuales figuras lace-
Dei'"f q* bi"t ha ocultado con la oscuridad
Lombardus: clausa ra a Ambrosio"l, Apol. adu. Hier.,2,22); también sim-
;;ñtó", (tn Ps.,146,6 tPi, 191, r2761)' v el provenzal clus'

88 89
plemente sern6 «palabra" o "discurso" (te [...] incauta como en esta cita tomada de la Continentia Vergiliana
uiolare figura l.atacarte con incautas palabras"], Pauli- de Fulge nci o; sub figuralitate bistoriae plenum hominis
no de Nola, Carm. 1.1, 12\; y finalmente con diversas monstrauimus statum ["bajo la figuralidad de la histo-
modificaciones del nuevo significado que apenas per- ria mostramos la plena condición del hombre") (Cont.
miten una traducción adecuada: en el poemaDe actibus Verg., 9 0, 1 ). Naturalmente, en ocasiones fgura e h isto -
apostolorum del subdiácono Arator (siglo vt) leemos los ria pueden reemplazarse entre sí, como en la expresión
versos tamen illa figura, qua sine nulla uetus (id est, de Gregorio Magno ab historia in mysterium surgere
Veteris Testamenti) subsistit littera, hac melius nouitate l"desde la historia remontarse al misterio") (In Ezech.,
manet ["aquella figura sin la cual ninguna letra del 1, 6,3); y más tarde tanto historiare como figurare sig-
Antiguo Testamento subsiste que corresponda meior a nificaban «representar figurativamente») «ilustrar»r
la novedad del Nuevo Testamento',) (2,361 [PL, 6B]). pero en el primer caso el verbo se emplea sólo en sen-
Poco más o menos de la misma época proceden los tido literal, mientras que el segundo verbo también se
poemas del obispo Avito de Viena, en los que se habla utiliza en sentido figurado por "interpretar alegórica-
del Juicio final: así como Dios, a la muerte de los pri- mente»'15.
mogénitos en Egipto, había eximido a aquellos que se- La palabra figura no es la única que se usa en latín
ñalaron sus casas con sangre, así también podrá perdo- para referirse a la profecía real; muy frecuentemente
nar a los creyentes que se han distinguido por el signo nos encontramos con expresiones derivadas del griego
de la Eucaristía: Tu cognosce tuam seruanda in plebe como allegoria y especialmente typust el término alle-
figuram ["En el pueblo que ha de ser salvado reconoces goria señala un significado profundo y se extiende, en
tu figura"] (Carm., 5,254, MG Auct. ant., VI, 2)3a.Por general, más alla del área de la profecía real; sin em-
último, es preciso indicar que junto al antagonismo bargo, la línea divisoria es difusa, puesto que también
entre.figura», por un lado, y .consumaci§¡rr, .vg¡d¿dt, se puede emplear en el sentido mencionado de lo ale-
por el otro, se da también una contraposición entre fi- górico frguro y figuraliter. Tertuliano usa alguna vez
gura e historia; bistoria, o bien littera, designa el senti- allegoria casi como sinónimo de figura, y en Arnobio
do literal o el acontecimiento narrado; figura es el sen- (Disputationes aduersus nationes, 5,32) aparecen con-
tido literal mismo o el acontecimiento referido a la trapuestas bistoria y allegoria; allegoria resultó favore-
consumación futura encubierta en aquéI, que también cida por Gál 4,24. En cualquier caso, allegoria no se
se constituy e en ueritag por tanto, figura deviene en un puede emplear siempre como sinónimo de figura,pues-
término intermedio entre littera-bistoria y ueritas. Aqui
fi7uro equivale más o menos a spiritus o a intellectus
35. Cf. Du Cangey Dante (Purg., 10,73 y 12, 22); Alanus de Insulis,
spiritalis, concepto designado a veces por figuralitas, De PlanctuNaturae,PL,21.0,438 D; se podrían encontrar muchos pasa-
jes similares. Así, Amyot escrrbe: La parole de l'homme ressemble propre-
ment d une tapisserie historiée et fi§urée [,,La palabra del hombre se ase-
34. Citado según PL,59, 360 D. meja propiamente a un tapiz historiado y figurado"l (Thém., 52).

90 91
to que no abarca la totalidad del contenido de "forma- nuó compitiendo con figura, aunque sólo fuera en los
ción" o "configuración"; por ejemplo, no se podría pasajes donde contextualmente «imagen» tenía el mis-
escribir: Adam est allegoria Christi. Por el contrario, la mo significado de "profecía real". La palabra umbra
palabra typus solamente queda relegada a segundo pla- adquirió relieve por aparecer en algunos pasajes de las
no respecto de figura por tratarse de un extranjerismo; Epístolas de los Apóstoles (Co\2,17;Heb B, 5 y 10, 1)
por Io demás esto es muy importante, porque quienes y, si bien aparece con cierta frecuencia, se trata más de
hablaban latín (o posteriormente alguna de las lenguas una versión metafórica del concepto de "profec ía real,,
romances) percibían en el término figura, de manera que del propio concepto. Sea como fuere, ninguna de
más o menos consciente, todos los conceptos compren- estas palabras logra aunar todos los elementos del con-
didos en el desarrollo histórico de su significado, mien- cepto profético del mismo modo que el término figu-
tras que typus constituía un signo tomado de una len- ra: el aspecto creativo-formativo, la transformación de
gua extraña y apenas dotado de vitalidad. En lo que un ser permanente, el juego entre original y copia. Por
a las palabras latinas que, junto con figura y en ello no puede sorprender que figura sea, de entre to-
^tafi.e
su lugar, se utilizan para designar la "profecía real,r, o das las palabras citadas, la más empleada, la más gene-
al menos que se aplicaban en este sentido, puede men- ral y significativa.
cionarse las siguientes: ambages, effigies, exemplum,
imago, similitudo, species y umbra. La palabra amba-
ges queda descartada, puesto que tiene una conno- Ill. Origen y análisis de la interpretación figural
tación demasiado peyorativa; el campo semántico de
effigies, en la acepción de «copia», es demasiado res- En el último apartado hemos interrumpido, repetida e
tringido y según parece tuvo una escasa faerza expan- involuntariamente, nuestras consideraciones estricta-
siva incluso en comparación con imago; todas las de- mente semánticas, distanciándonos así de esa perspec-
más convergen de algún modo en el significado de tiva por el mero hecho de que los escritores patrísticos
"profecía ¡s¿l», pero sin alcanzar respecto de este sen- expresan sus ideas con significados que requieren cier-
tido una correspondencia exhaustiva. Todas ellas se tos matices explicativos. Es iustamente la intención de
usan ocasionalmente, imago y umbra con más frecuen- matizar estos significados la que nos lleva a estudiar
cia que las demás. En el uso absoluto sin genitivo, ima- con mayor detenimiento cómo surgieron, a distinguir-
gines significaba en las casas romanas los retratos de los de otros similares y a examinar la cuestión de sus
los antepasados, y en el uso cristiano tal término pasó influencias y su sentido histórico.
a denominar las imágenes de los santos. Así es que la Para justificar la interpretación figural los Padres
evolución del significado de imago tomó otros derro- de la Iglesia recurren frecuentemente a determinados
terosl sin embargo, según la Vulgata el hombre fue pasajes de Ia primitiva tradición.cristiana, sobre todo a
creado ad imaginem Dei, de manera que imago conti- fragmentos provenientes de las Epístolas de los Após-

92 93
tolesi6. El más importante al respecto es la primera judíos las leen (2 Cor 6,1,4). Y finalmente rnenciona-
Epístola a los Corintios, que trata de la vida de las co- remos la Epístola a los Hebreos, en la que se presenta
munidades cristianas, donde se califica a los judíos en la ofrenda de la sangre de Cristo como consumación
el desierto de tú¡'ot f¡póu ["figuras de nosotros mis- del antiguo sacrificio del Sumo Sacerdote (Heb 9, 11 s.).
mos»>], y sobre su destino se afirma que ra0ra 6t runurcciq Como se puede apreciar, casi todos los pasajes ci-
awéBawev érceLvove ["estas cosas les sucedieron como tados pertenecen a las Epístolas de Pablo. Examinan-
figura"] (1 Cor 10, especialmente v.6 a 11); además do ciertos pasajes de los Hechos de los Apóstoles (por
también es frecuente la alusión a pasajes de la Epístola ejemplo, 6,1,2) es posible barruntar que la interpreta-
a los Gálatas, en la que Pablo explica a los gálatas con- ción figural jugó un importante papel en la evangeli-
vertidos por influencia judaica estaban dispues- zación desde los primeros tiempos. Era una reacción
-que
tos a acceder a la circuncisión- la diferencia entre la natural y comprensible el hecho de que los nuevos
Lry y la Gracia, entre Antiguo y Nuevo Testamento judeo-cristianos buscaran en las Sagradas Escrituras
(llamados Alianzas), entre servidumbre y libertad, para hebreas el anuncio profético de Jesús y la confirma-
lo que se sirve del antagonismo entre Agarllsmael y ción de sus obras, y que legaran ala tradición las in-
Sara,/Isaac e interpreta en este contexto como profecía terpretaciones y conclusiones a que habían llegado;
real el relato del Génesis en relación con Is 54, 1 (Gál esto resulta aún más comprensible si se tiene en cuen-
4,21.-31.). También hemos de mencionar la Epístola a ta que estában famtliarizados con la idea de que el Me-
los Colosenses, que se ocupa de la ascesis frigia de los sías sería un segundo Moisés, así como con la creen-
judíos (las normas sobre lo que no se debía comer o cia de que la redención consistiría en una segunda
beber) y de los días de fiesta (los novilunios y los sába- huida de Egipto en cuyo curso se repetirían los mila-
dos), de lo que se afirma que sólo es sombra de lo futu- gros de la primerasT. Del examen de los pasajes arri-
ro cuyo cuerpo y realidad es Cristo (CoL2,16 s.). En la ba enumerados se infiere además presente
Epístola a los Romanos Adán aparece dos veces como -teniendo
el contexto de la obra paulina en su globalidad- que
rúrog del futuro Cristo, y ambas en referencia a la opo- todas aquellas ideas judías se asociaban en la concep-
sición entre Ley y Gracia (Rom 5, 12 ss. y 1 Cor 15, ción de Pablo a una mentalidad que estaba en reñida
21,).La segunda Epístola a los Corintios habla del velo, oposición con el judeo-cristianismo, de la que aqué-
rú.)"v¡wa, que cubre las Sagradas Escrituras cuando los llos extraían su peculiar significado. Casi todos los
pasajes de las Epístolas de los Apóstoles que contienen
interpretaciones figurales fueron escritos en el fragor
36. En los Evangelios sinópticos tampoco faltan por completo alu-
siones de carácter profético real; por ejemplo, cuando Jesús se compara a
Jonás (Mt 12, 39 ss.; Lc 1.'1.,29 s.). En el Evangelio de Juan también hay
un pasaie al respecto (5, 46). Sin embargo, estos casos no son más que 37. Debo estas indicaciones a R. Bultmann; en estos momentos no
débiles resonancias si se los compara con los que aparecen en las Epístolas tengo acceso a la bibliografía especialiZada. Cf., entre otros, Dr 1 8, 15; Jn
apostólicas. 1,, 45; 6, 14; 6, 26 ss.; Hch 3, 22 s.

94 95
Pascua, fue inmolado"] (1 Cor 5, 7)38. De este modo
de una viva lucha por evangelizar a los paganos, por el espíritu de Pablo el que se aunaban de forma
lo que adquirieron muchas veces un carácter polémi- -en
ejemplar su capacidad política y práctica con las fuer-
co y defensivo contra los ataques y las persecuciones zas poéticamente creativas de la fe- consiguió trans-
d. io, judeo-cristianos; muchos de los pasajes alber- formar las ideas judías del resurgimiento de Moisés en
gan la intención de despojar al Antiguo Testamento la figura del Mesías en un sistema de profecía real, en
de su carácter normativo para concebirlo solamente la que quien resurge cumple y supera al mismo tiem-
como mera sombra de lo futuro. La totalidad de la po la obra de su predecesor; y todo Io que el Antiguo
interpretación figural confluye en el tema fundamen- Testamento perdía de fuerua de ley y de peculiaridad
tal páulino de la contraposición entre Ley y Gracia, histórica y popular, lo ganaba en nueva actualidad dra-
entie la justificación por las obras y la fe: la antigua mática y concreta. Pablo no propuso una interpreta-
ley había sido abolida y reemplazada, no era más que ción completa del Antiguo Testamento, pero los po-
sombra y rÚroq; su fidelidad alaley se ha convertido cos pasajes que escribió sobre el éxodo de Egipto,
en algo estéril y pernicioso desde que Cristo ha traído sobre Adán y Cristo, Agar y Sara, etc., muestran con
con su sacrificio la consumación y Ia redención; no suficiente claridad cuáles eran sus ideas. Quienes si-
son las obras fieles a la ley las que justifican a los guieron polemizando después en torno al Antiguo
cristianos, sino la fe; y en el sentido judío y judaico de Testamento se ocuparon de que sus concepciones e
la ley, el Antiguo Testamento es la letra que mata, interpretaciones no fueran relegadas al olvido o se
mientras que los nuevos cristianos son los servidores perdieran; aunque pronto disminuyó la influencia de
de la Nueva Alianza (del Nuevo Testamento), del es- los judeo-cristianos fieles a laLey, se reforzó la oposi-
píritu que vivifica. Ést, etu la doctrina de Pablo, que ción por parte de aquellos que pretendían o bien pres-
con preguntas apremiantes buscab a _.é1, que había cindir totalmente del Antiguo Testamento, o bien in-
sido ]ariseo y discípulo de Galamiel- en el Antiguo terpretarlo de un modo abstractamente alegórico, con
Testamento mismo bases de apoyo para su modo de lo que se habría de perder el contexto de la historia
pensar. Todo se convertirá para é1, desde un libro de universal providencial, la concreción interior de la rea-
Ia Ley y una historia de Israel, en una única gran pro- lidad, y con ello algo de esa gran Íuerza de convicción
mesa y en precedentes de Cristo que no poseían un que tiene el cristianismo. En esta lucha contra los de-
significado definitivo, pues todos ellos eran el presa- tractores y destructores del Antiguo Testamento dio
gio que ahora se cumple; en un «todo está escrito para buen resultado de nuevo la aplicación del método de
nosotros, (1 Cor 9,10; cf. Rom 1., 5-7) y en los más
importantes y sagrados hechos, sacramentos y leyes
qre constituyen formas provisionales y prefiguracio-
38. Sedulio: Pellitur umbra die, Christo ueniente figura ["La sombra
,es d. Cristo y los Evangelios: e/ enim Pascha nostrum se separa del día, figura de la venida de Cristo"l (Eleg., 1, 87).
immolatus est Christu.s ["Y también Cristo, nuestra
97
96
la profecía real, pues contribuyó a que se impusiera la la religión judías, dada la importante influencia hebrea
validez del sentido de la promesa cristiana. y la gran capacidad receptiva de la población helenísti-
A este respecto, es preciso llamar la atención sobre
ca de entonces para la experiencia religiosa. Pero ese
un aspecto que en el transcurso del tiempo iba a cobrar punto de vista no deja de ser relevante por el hecho de
importancia, habida cuenta de la inmensa expansión que sólo se haya podido llegar a conocer retrospectiva-
ulterior del cristianismo, muy especialmente en el área mente. En su condición de historia del pueblo judío y
occidental y septentrional de los países mediterráneos' ley judía, el Antiguo Testamento tardó mucho riempo
Como acabamos de ver, el Antiguo Testamento se trans- en introducirse en el cristianismo europeo, digamos que
formó a través de la interpretación figural, pasó de ser no antes de la época de la Reforma; primero llegó como
un libro de ley y una historia del pueblo de Israel a
figura rerum,profecíareal o precedente de Cristo, a los
consistir en un conjunto de figuras de Cristo y de la pueblos recién convertidos, a los que se transmitió el
redención, como las que encontraremos más tarde en
concepto fundamental de historia universal, cuya fuer-
la procesión de los profetas del teatro medieval o en las
za persuasiva y penetrante resultaba precisamente de
representaciones de las obras plásticas de la misma épo-
su vinculación con la fe y fue lo único que conservó su
ca en la Europa occidental y central. De esta forma y
vigencia durante casi un milenio. Sin embargo, con ello
bajo estas circunstancias, la historia nacional y el carác- hubo de convertirse la modalidad de afirmación conte-
ter étnico del pueblo judío desaparecieron del Antiguo nida en la interpretación figural en uno de los elemen-
Testamento, y así se abrió la posibilidad de que pudiera
tos más importantes de su imagen de la realidad y la
ser recibido por los pueblos célticos y germánicos; se historia, e incluso de su concreción sensible. Estas con-
constituía, pues, en una parte integrante de la religión sideraciones nos conducen hacia una segunda tarea, que
redentora y en una pieza neces atia pata la tan grandio-
es la que ya propusimos al comenzar este apartado; es
sa como unitaria visión de la historia universal que se
decir, la de lograr una rigurosa definición de la inter-
transmitía simultáneamente con esta religión. En su pretación figural y una delimitación de la misma frente
configuración inicial, como código de leyes e historia a otras formas similares de interpretación.
de un pueblo extraño y lejano, habría sido inaccesible
La interpretación figural establece entre dos he-
para otros pueblos. Ciertamente es ésta una conclusión
chos o dos personas una conexión en la que uno de
, l, qr. se llegó con posterioridad, aiena al ámbito de ellos no se reduce a ser él mismo, sino que además
pensamiento de los primeros apóstoles que vivían en-
equivale al otro, mientras que el otro incluye al uno y
tre paganos y de los primeros Padres de la Iglesia. Tam- lo consuma. Los dos polos de la figura están tempo-
poco iban éstos a enfrentarse tan pronto con el pro- ralmente separados, pero ambos se sitúan en el tiem-
blema, puesto que los primeros cristianos convertidos po, en calidad de acontecimientos o figuras reales;
vivían entre los judíos de la diáspora y se habian fa- ambos están involucrados, como ya se ha subrayado
miliarizado desde hacía mucho tiempo con la historia y reiteradamente, en la corriente que es la vida históri-

98
99
cbomachia3e de Prudencio hasta Alanus de Insulis y el
ca, y sólo la comprensión, el intellectus spiritualis, es
Roman de la Rose. De modo semejante si se quie-
un acto espiritual: un acto espiritual que consideran- -o
re de modo contrario- sucede con las interpretacio-
do cada rr.ro de los polos se ocupa del material dado o
nes alegóricas de hechos históricosao, puesto que lo
esperado, del acontecer pasado, presente o futuro,
habitual es que se interpreten como exposición velada
p..o no de conceptos o abstracciones; éstos solamen- de doctrinas filosóficas. De esta naturaleza era el mé-
ie tienen caráctü secundario, puesto que también la todo alegórico con el que tuvo que competir constan-
promesa y la consr¡mación, como sucesos reales e his-
temente la interpretación figural en la exégesis de la
ió.i.or, han acontecido en parte con la encarnación Biblia: el método de Filónat y la Escuela Catequética
del Verbo y en parte acontecerán con su segunda ve-
de Alejandría influida por é1. Filón se basaba en una
nida. Es cierto que en Ia idea de Ia consumación defi-
tradición que ya entonces era muy antigua y gozaba
nitiva interfieren elementos puramente espirituales, de una amplia difusión. Desde hacía mucho tiempo
porque .mi reino no es de este mundo», p€ro se trata-
las diversas escuelas filosóficas se habían adueñado de
.a til-p.. de un reino real y no de una construcción los mitos griegos (especialmente de los de Homero y
abstracta y suprasensible; este mundo tan sólo pasará
Hesíodo) con la intención racionalista e ilustrada de
como figura, pero no pasará st natura (cf' supra, so-
interpretarlos como representación encubierta del sis-
bre Teriuliano y Orígenes), y la carne resucitará' En
tema físico-cosmológico correspondiente; con poste-
tanto que la interpretación figural pone una cosa en rioridad se introdujeron otras tendencias influyentes
lugar de otra, haciendo que una represente y equival-
que ya no tenían intenciones meramente ilustradas,
gi otra, pertenece también a las formas de repre-
^lu sino más bien éticas, místicas y filosóficas; todas las
Jentación alegóricas en el sentido más amplio' Pero la
muchas sectas y doctrinas ocultas de la tardía Antigüe-
interpretación figural se distingue claramente de la ma-
dad cultivaron Ia interpretación alegórica de mitos,
yo. pr.a. de las formas alegóricas que conocemos, de-
signos y textos, siendo así que 1o físico y lo cosmológi-
ti¿á ,t hecho de que en ella nos las habemos con la co fueron paulatinamente postergados por lo moral y
historicidad real tanto de la cosa significante como de
lo místico. El mismo Filón, que al dictado de la tradi-
la cosa significada. La inmensa mayotía de las alego-
rías que encontramos en Ia literatura y en las artes
plásticas representan una virtud (como la sabiduría), 39. Ejemplos de interpretación figural, quesegún parece no han sido
valorados e interpretados, se encuentran en la obra de Prudencio Dif¿o-
una pasiónlla envidia) o una institución (el derecho), chaeon, PL, 60,90 ss.
o r lo ,rmo la síntesis genérica de un fenómeno histó- 40. Al hablar de hechos históricos entendemos que se trata de acon-
rico (la paz,la patria): nunca la plena historicidad de tecimientos tanto históricos como legendarios y míticos; para nuestras
intenciones es indiferente que lo que se vaya a interpretar sea verdadera-
un acontecimiento determinado. A tal clase de repre- mente histórico o que sólo sea tenido por tal.
sentación pertenecen las alegorías de la tradición tar- 41. A este propósito, véase últimamente E. Bréhier, Les idées philo-
do-antigua y medieval, que comprenden desde la Psy- sophiques de Philon d'Alexandrie,Paris,21925, pp. 35 ss.

101
100
ción judía compuso su filosofía como comentario de influyente posición y pudo determinar enrera y defi-
las Sagradas Escrituras, interpretaba cada uno de los nitivamente uno de los significados de la doctrina del
acontecimientos contenidos en los textos sagrados cuádruple sentido de las Escrituras, el moral, e incluso
como las distintas fases del estado del alma y de su decidió a menudo otro de los sentidos, el analógico.
relación con el mundo inteligible; según Filón, parece Sin embargo, creo yo, aun sin poder probarlo riguro-
que en el destino de Israel en su conjunto y en el de samente, que si este método hubiera actuado con ple-
determinadas figuras de su historia están implícitos na independencia es, sin el apoyo de la inter-
alegóricamente los movimientos del alma pecaminosa pretación figural-,-esto
apenas habría podido influir sobre
y necesitada de salvación en su caída, en su espeÍanza los pueblos convertidos. Su eficacia conservaría siem-
y redención última. Es fácil observar que se trata de pre algo de erudición e iniciación, incluso algo abs-
una interpretación espiritual y extrahistórica. Este tipo truso, si no fuera porque de cuando en cuando algún
de interpretación ejerció gran influencia en la tardía notable místico le proporciona vigor. Por su origen y
Antigüedad, por la sencilla razón de que se manifes- naturaleza este método permaneció restringido a un
taba como la forma más noble de un inmenso movi- círculo relativamente pequeño de personas cultivadas
miento espiritual cuyo centro estaba ubicado en Ale- e iniciadas, pues sólo éstas podían encontrar en él su
jandría; no ya sólo los textos y los acontecimientos, satisfacción y su alimento espiritual. Por el conrrario,
sino también el mundo natural inmediato, como las la profecía figural real, que había tomado el sentido
estrellas, los animales y las piedras, fueron entonces de actualidad de su necesaria implicación en una si-
despojados de su realidad sensible e interpretados ale- tuación determinada, en el alejamiento del cristianis-
góricamente, se diría que a veces incluso "figuralmen- mo del judaísmo y en las condiciones impuesras por la
te,,.La Escuela Catequética de Alejandría, que adoptó evangelización de los paganos, cumplía una función
este método espiritual, había encontrado sobre todo histórica: con la fuerza de choque que es inherente a
en Orígenes a uno de sus más significativos represen- una interpretación unitaria y finalista de la historia
tantes; este método se extendió junto con el figural a universal y del orden providencial del mundo consi-
la Edad Media, si bien es cierto que uno y otro son guió ganarse la fantasía y los sentimientos más ínti-
marcadamente distintos a pesar de presentar aspectos mos de los pueblos. Y con el éxito alcanzado se abrió
comunes. Tienen en común el hecho de que transfor- al mismo tiempo el camino a una forma menos con-
maron el Antiguo Testamento, que en ellos la ley y la creta de alegoresis, como la alejandrina. A pesar de
historia de Israel pierden su carácter nacional y po- que este y otros métodos espiritualistas de interpreta-
pular; pero al llegar a este punto, surge un cuerpo de ción eran tal vez más antiguos que el método figural
doctrina mística y ética que debilita el texto en grado de los Apóstoles y de los Padres de la Iglesia, aquéllos
sumo privándolo de su contenido histórico. Este tipo son inequívoca y evidentemente formas tardías, mien-
de interpretación mantuvo durante largo tiempo su tras que Ia interpretación figural con su viva historici-

102 103
crear una y otra vez nuevos símbolos dotados de fuer-
dad, aun cuando nada tenga de primitivo y originario,
za real y mágica. Las formas simbólicas y míticas pre-
constituía siempre un nuevo comienzo y un renaci-
sentan ciertos denominadores comunes con la inter-
miento de fuerzas creadoras.
pretación figural; como ésta, esas formas pretenden
Aparte de las formas alegóricas consideradas, exis-
también interpretar y organizar globalmente la vida,
ten otras formas de representar una cosa por oüa que
y ambas sólo son concebibles en el ámbito religioso o
podrían compararse con la profecía figural: nos refe-
en dominios semejantes; sin embargo, las diferencias
.i-ot a las llamadas formas simbólicas y míticas que saltan inmediatamente a la vista. El símbolo implica
se estiman típicas de las culturas primitivas o que, en
necesariamente fuerzas mágicas, pero no ocurre lo
cualquier caso, se encuentran con frecuencia en dichas
mismo con la figura; por el contrario, ésta ha de ser
culturas; sobre estas manifestaciones culturales ha vis-
siempre histórica, el símbolo, no. Naturalmente, tene-
to la luz mucho material en los últimos tiempos, pero
mos que reconocer que el cristianismo no carece de
aún está en ciernes su interpretación y valoración, de
símbolos mágicos, pero la figura como tal no pertene-
manera que se ha de hablar de todo ello con mucha
ce a dichos símbolosa2. De hecho las diferencias enrre
prudencia. Lo característico de estas formas, que fue-
las dos formas son notorias, ya que la profecía real se
.on ...o.ro.idas y descritas por primera vez por G' Vi-
refiere a la historia, y fue en origen una interpretación
co, consiste en que lo significado debe ser siempre para
de textos, mientras que el símbolo supone una inter-
los participantes algo sumamente importante, sagrado
pretación inmediata de la vida y en un principio sobre
y determinante para su vida y pensamiento; en el sig-
todo de Ia naturaleza. Por ello en este contraste la in-
,,o o .n el símbolo no sólo se expresa y se imita algo,
terpretación figural constituye un producto de una ci-
sino que se considera presente y contenido en é1, de
vilización tardía, mucho más mediato, complicado y
modo qre el propio símbolo representa la acción y el
cargado de historia que el símbolo y el mito; incluso
sufrimiento de Io simbolizado una actuación sobre el
lleva consigo, desde esta perspectiva, algo antiquísi-
símbolo mismo repercute igualmente como una actua-
mo, puesto que era necesario que una antigua civili-
ción sobre 1o simbolizado, y en esta posición que os-
zación alcanzara su fase culminante y gue, en ciertos
tenta se atribuye a Io simbólico fuerzas mágicas' Tales
aspectos, fuera superada para que pudiera crear un
formas simbólicas y míticas todavía perduraban en los
fenómeno como la interpretación figural.
países mediterráneos de la tardía Antigüedad' pero
habían perdido ya su poder mágico, así como aún con-
tinúan sobreviviendo restos de ellas en nuestras cultu- 42. Hay muchas formas intermedias que son tanto figura como sím-
ras modernas: símbolos iurídicos, divisas heráldicas, bolo; por ejemplo, principalmente la Eucaristía con la presencia real de
Cristo y también la cruz como árbol de la vida, arbor uitae crucifixae,
insignias y escudos de armas; por lo demás, es cierto cuyo significado es bien conocido (desde el poema De Cruce, del siglo rv
qr*rnro en la tardía Antigüedad como en la acmali- [cf. Labriolle, loc. cit.,p.42al, hasta el espiritualista franciscano Ubertino
Jrd nu.uo, contenidos generalmente válidos logran da Casale, Dante y otros).

104 105
de la ale- como de las modernas y científicas de los hechos con-
De estas dos delimitaciones
-respecto
mítico-simbólicas, sumados, sino que permanece abierto e interrogante
goúa, de una parte, dey las formas
en su referencia a lo velado, con lo que la postura que
á. o,r"- se desprende un doble aspecto de la profe-
adopta el ser humano es la de prueba, esperanza, fe y
cia figural: una interpretación de la historia universal
espera. La provisionalidad del acontecer en la concep-
concreta, creativa, tan ioven y repristinada como se-
ción figural es radicalmente distinta de las ideas mo-
gura de sus fines; y una interpretación antiquísima y
dernas sobre el desarrollo de la historia, puesro que
iardíade un texto venerable, madurado a lo largo de
en éstas tal provisionalidad del acontecer es objeto de
siglos y cargado de historia. La vivacidad y novedad
una interpretación progresiva y paulatina de la línea
qr. por.. le han conferido una fuetza de convicción
horizontal e ininterrumpida del acontecer posterior,
,in p....d.ntes, con la que logró ganarse no sólo a las
mientras que en aquélla la interpretación se efectúa
culturas mediterráneas tardías, sino también a los pue-
blos relativamente jóvenes del Occidente y del Norte;
siempre verticalmente y debe comprobarse desde lo
alto, siendo así que no se contemplan los hechos en su
lo que tiene de muy antiguo transmitió a estos pue-
relación mutua e ininterrumpida, sino individualmen-
blos y a su concepción de la historia algo singular-
te, desvinculados unos de otros y en relación con un
mente encubierto que hemos de esforzarnos en des-
tercer hecho prometido que aún está por venir. En la
velar. La profecía figural implica la interpretación de
concepción moderna del desarrollo el hecho está en
,., pro..ro universal y terrenal por medio de otro; el
todo momento independientemente asegurado, pero
primer proceso significa el segundo, y éste consuma
la interpretación es en lo esencial imperfecta, mien-
aquéI. Ámbos continúan siendo sucesos acontecidos
tras que en la interpretación figural el hecho queda
en el interior de la historia; pero en esta concepción
sometido a una interpretación asegurada ya en su con-
los dos suponen algo provisional e incompleto, se re-
junto: se orienta hacia un modelo original del aconte-
fieren mutuamente el uno al otro y señalan hacia un
cer que se cumple en el futuro y entretanto constituye
futuro inminente que será el acontecimiento pleno,
solamente una promesa. Esta formulación, que evoca
real y definitivo. Esto no sólo resulta válido para el
ideas platónicas, del modelo original situado en el fu-
Antiguo Testamento, que anuncia la Encarnación y
turo e imitado en las figuras en la expre-
proclama el Evangelio, sino también para éstos, pues -pensemos
sión imitatio ueritatis anteriormente citada- conduce
en ellos no tiene lugar la consumación última, sino la
nuestro análisis más allá, puesro que dicho modelo
promesa del fin de los tiempos y del verdadero reino
futuro, aunque sea imperfecto como acontecimiento,
de Dios. De este modo lo acontecido sigue siendo algo
se encuentra ya completamente cumplido desde siem-
alegórico, velado y necesitado de interpretación a pe-
pre en Dios y en su providencia. Las figuras en que
sar de su realidad concreta. Y es así como el acontecer
Dios lo ha ocultado y Ia Encarnación, en las que se
terrenal no consiguió el alcance prácticamente defini-
descubre su sentido, son entonces profecías de algo
tivo que es propio tanto de las concepciones ingenuas

1.06 107
existente en todo tiempo y que sólo permanece vela- IV. Sobre la interpretación figural
do a los seres humanos hasta el día en que el Salvador, en la Edad Media
reuelata facie, pueda ser contemplado cspiritual y cor-
poralmente. Por tanto, las figuras no sólo son provi- La interpretación figural o, para expresarlo con ma-
sinnrl.s; son al mismo tiempo la configuración provi- yor precisión, el modo de concebir figuralmente el
sional de lo eterno, recurrente e intemporal; no sólo acontecer histórico tuvo una amplia difusión y una
señalan un futuro práctico, sino también, desde el profunda resonancia hasta penetrar en la Edad Media
principio, la eternidad y la intemporalidad: lo eterno e incluso en épocas posteriores. Los estudios sobre el
.t ellas representado y constituye una realidad método figural no han ignorado su propagación ni sus
"rta
tan fragmentarra y provisional como velada y presen- consecuencias. No sólo las obras teológicas que ver-
san sobre la historia de la hermenéutica, sino también
te en todo momento. Esto se torna especialmente re-
velador en el sacramento de la Eucaristía, pascha nos- las investigaciones de historia del arte y la literatura
trum, que es figura Cbristia3. Este sacramento, que es han abordado y discutido el asunto de las represen-
tunto figorn como símbolo, que ha trascendido lo his- taciones figurales. Naturalmente, esta observación se
tórico hace ya mucho tiempo su primera con- refiere particularmente a la historia del arte en el cam-
-desde al mismo po de la iconografía medieval, así como a la historia
sagración en la Antigua Alianza- muestra
tiempo y con Ia máxima püreza el aspecto concreta- de la literatura en el campo del drama religioso me-
*.rri. presente, velado y provisional, así como el ca- dieval. Sin embargo, parece que no se haya sabido cap-

rácter e intemporal que es inherente a las fi- tar el sentido específico del problema; entre las es-
guras.
",.rrro tructuras figurales, tipológicas o profético-reales, por
un lado, y las formas de representación alegóricas o
simbóIicas, por el otro, no se establece una diferencia
43. El escrito De sacramentis (siglo Iv) reproduce en el misal roma- suficientemente nítida. En la útil e instructiva tesis de
no, en lugar de I a oración Quam oblationem, el siguiente text o:
Fac nobis T. C. Goode sobre Gonzalo de Berceo, El sacrificio de
ascriftam, ratam, rationabilem, acceptabilem' quod
[...] hanc"obtat¡onem
'figura que nuestra
la misaaa, se parte del enfoque metodológico ade-
est corporis et sanguinis Christi' Qui pridie"'. n"Haz'
t?r"ndr r.u.ánsagrada, aprobada, razonable, aceptable, porque es figura cuado para resolver el problema que nos ocupa; y
áa lr.rp" y d" lisang.. de Cristo'1. Al respecto uid'Dom F' Cabrol en H. Pflaum sugiere en sus investigaciones que ha detec-
p'
Liturgia, públiée ,,rrs-1" direction de l'abée R' Aigrain, Paris, 1931' tado claramente el estado de la cuestión del problema,
543. Cf. además un texto de una época muy posterior: Rythmus ad
Sdnctdm Eucharistiam (siglo xrrr): Adoro te deuote' latens deitas' I Qtae
pero omite la referencia a asuntos fundamentales. Este
deidad latente' / que
sub his figuris uere latitas... ["Te adoro devotamente, autor ya se había enfrentado al tema de la interpreta-
ilo¡o.rii figuras en verdaá lates'1. Y más adelante: Jesu quem uelatum ción figural en su trabajo sobre las disputas religiosas
;;;;;¡tp"i, I oro fiat illud quoi tam sitio, I Ut te reuelata ceruens facie
atisbo velado' / ruego
I Visum s¡m biatus tuae gloriae ['Jesús, al que ahora
su..d, lo que tanto deseo, / que mostrándote en tu f¡z revelada I sea
bienaventurado con la visión de tu gloria"]'
44. The Catholic University of America, §lashington, 1933.

108 109
en la poesía europea de la Edad Mediaas; de acuerdo europeos la interpretación figural surtió efectos posi-
con su correcta comprensión de figura, H. Pflaum ha tivos hasta bien entrado el siglo xvrrr; es posible ras-
interpretado debidamente en su último estudioa6 algu- trear la huella de estos efectos no sólo en Bossuet,
nos versos escritos en francés antiguo, corrigiendo así como es evidente, sino también algunos decenios más
la tergiversación del editor y reconstruyendo el texto' tarde en los autores religiosos que Groethuysen reco-
Talvezme deje en el tintero algún otro trabajoaT, pues ge en su libro sobre el nacimiento del espíriru burgués
aún no se ha escrito un eitudio exhaustivo que aborde en Franciaae. Un claro conocimiento de la esencia de
los problemas fundamentales; considero que una in- las formas de representación figural y una distinción
vestigación de esa índole sigue siendo imprescindible también clara de otras formas similares, aunque es-
para poder comprender en qué consiste la mezcla de tructuralmente diferentes, no sólo contribuirían a ha-
sentido de la realidad y de espiritualidad ardua- cer más profunda y aguda la comprensión de textos
-tan
mente accesible para nosotros- que catactetiza a la de la tardía Antigüedad y de la Edad Media, sino ram-
Europa medievalas. En la mayor parte de los pueblos bién a resolver ciertos enigmas aislados. iPor qué los
temas que se repiten tan a menudo en los antiguos
sarcófagos cristianos y en las catacumbas no habrían
45. Die religióse Disputation in der europtiiscben Dichtung des Mit' de ser figuras de la resurrección? O bien, por citar un
telahers, Genéve-Firenze, 1935.
46. Romania, LXIII' 519 ss.
47. Se pueden encontrar numerosas alusiones a nuestro tema en la
un teólogo moderno tan importante como el padre dominico Mandon-
obra de E. Gilson Les idées et les lettres,sobre todo en pp' 68 ss' y 155 ss'
Gilson alude también al problema figural de la filosofía de la historia net, en cuya obruDante le Théologien (Paris, 1935, pp. 163 ss.) traza una
medieval en su artículo .Le Moyen Áge et l'histoire" (en su libro L'espríl historia del simbolismo, considere el conocimiento de estas diferencias
únicamente como la condición técnica previa para la comprensión del
de la philosophie médiéuale,Paris,1922); sin embargo, Gilson no hace
i"f"..n.irs con mucha insistencia, puesto que lo que le interesa es el texto, sin prestar la más mínima atención a las distintas estructuras de
"rt*
estudio de las raíces medievales del pensamiento moderno' Cf' también, concepción de la realidad que llevan consigo.
respecto al drama religioso alemán, la obra de T. Weber Die Prrifiguratio'
49. Ciertamente, ya entonces se habían destruido los fundamentos
nei im geistlichen Drama Deutscblands, Disertación, Marburgo, 1909, de la interpretación figural, hasta el punto de que a menudo los miem-
así comó L. Volff, "Die Verschmelzung des Dargestellten mit der Gegen-
bros del clero no la entendían. Como informa Mrá,le (L'Art religieux du
12" s. en France, 31928, p. 391), Montfaucon interpretaba como reyes
wartswirklichkeit im deutschen geistlichen Drama des ¡¡1¡¡¡sl¿l¡s¡5», en
Deutscbe Vierteliahrsschrift für Literaturuissensch aft und G eistesge' merovingios una fila de figuras del Antiguo Testamento que ornaban los
schichte,l, pp. ieZ ss. Sobre los elementos figurales del personaje de lados del pórtico de algunas iglesias. En una carta de Leibniz dirigida a
Carlomagno-en la Chanson de Roland, cf. el conocido artículo de A' Pau- Burnett (1696, ed. de Gerhardt, III,306) hallamos el siguiente pasaje:
philet en Rornania,LlX, especialmente pp. 183 ss. M. Mercurius uan Helmont croyait que l'áme de Jésus Christ était celle
48. Naturalmente hay infinidad de artículos sobre la teoría del cuá- d'Adam, et que I'Adam ,rouuedu réparant ce que le premier auait gasté
druple sentido de las Escrituras; sin embargo, ninguno de ellos destaca lo c'était le mérue personnage qui satisfaisait i son ancienne dette. Je crois
qu'on fait bien de s'épargner la peine de réfuter de telles pensées [«M. Mer-
qrre estimo esencial. Podemos considerar lógico y natural el hecho de que
la teología medieval, aunque distinguiera claramente las diversas formas curius van Helmont creía que el alma de Jesucristo fuera la de Adán, y
que el nuevo Adán que reparaba lo que el primero había malogrado fuera
de alegoría (por eiemplo, Petrus Comestor en el prólogo de la Historia
scholastica), no concediera a tales diferencias un significado fundamen- el mismo personaje que satisfacía su antigua deuda. Yo creo que se hace
tal, sino en cierto modo solamente técnico. Lo que resulta extraño es que bien ahorrándose el trabajo de refutar tales pensamientos,].

110 111
ejemplo de la gran e importante obra de Mále, tpor origen neoplatónico. Propiamenre no he podido en-
qué la leyenda de santa María Egipcíaca -cuya repre- contrar nada decisivo en los textos de que dispongo
sentación en el Museo de Toulouse describe aqué150- faltan las obras más importantes de la literatura
-me
no habría de ser una figura del pueblo de Israel salien-
do de Egipto y, en consecuencia, no habría de inter- to dicho modelo original y la obra de arre que surge de
pretarse-como en la Edad Media se interpretaba en él sean figuras de una realidad y de una verdad consu-
general el salmo In exitu Israel de Aegypto? madas en Dios. Pese a todo querría citar algunos pasa-
Sin embargo, las interpretaciones aisladas no ago- jes que casualmente tengo a mano y que orientan en la
tan las posibilidades de la concepción figural' A nin- dirección que acabamos de exponer. En un artículo
gún investigador de la cultura medieval se le ocultará sobre las representaciones que aparecen en los capi-
án qué medida esta concepción constituye la base ge- teles de la abadía de Cluny't2, L. Schrade cita una ex-
,r.rál d. la interpretación de la historia en la Edad Me- plicación de la palabra imitari que ofrece Remigio de
dia y qué papel juega en la comprensión de la simple Auxerre: ... scilicet persequi, quia ueram musicam non
realidad cotidiana. Todo el analogismo que penetra en potest humana musica imitari [... porque la música hu-
cualquier ámbito de la actividad intelectual medieval mana no puede imitar la verdadera música"]. Esta ex-
está intimamente vinculado con la estructura figural: plicación se basa en la idea de que la práctica del arte
el hombre, a imagen y semejanza de Dios, obtiene en consiste en una imitación o en una representación, a
la interpretación del misterio trinitario, desde Agustín modo de sombra, de una realidad verdadera e igual-
(De triiitate) hasta santo Tomás de Aquino (S' Th','1, mente sensible (la realidad de la música de los coros
45, 7), el carácter de una figura trinitatis' No tengo celestiales). Dante ensalza en el Purgatorio las obras de
muy claro hasta qué punto se pueden determinar figu- arte que han sido creadas por Dios mismo y represen-
ralmente las ideas estéticas Y, Por consiguiente, si es tan ejemplos de virtudes y vicios por su verdad sensi-
posible comprender la obra de arte como figura de una ble perfectamente lograda, frente a la que las obras del
iealidad todavía no alcanzada y consumada' La cues- arte humano e incluso la naturaleza palidecen hasta
tión de Ia imitación de la naturaleza suscitó en la Edad desvanecerse (Purg., X y XII); su invocación a Apolo
Media poco interés teórico; en cambio, se impuso la (Par.,l) contiene los versos siguientes:
idea de que el artista hacía realidad, en cuanto figura
de Dios creador, un modelo original que vive en su O diuina uirtü, se mi ti presti
propio espíritu'tr. Es evidente que éstas son ideas de Tanto cbe I'ombra del beato regno
Segnata nel mio capo io manifesti!

50. OP. cit., PP.240 ss.


51. Tomás de Aquino dice del arquitecto quasi idea (Quodlib''lY' 52. Vid. Deutsche Vierteljahrsschift für L¡terdturLoissenscha[t und
y nota
1,1). Cf. a este propósito Panofsky, ldea,Le\pzig,1924,pp' 20 ss' Geistesgeschichte, 7, p. 267 .
85; además véase la cita de Séneca en nuestra nota 19'

L1.2 113
tales simplificaciones y divisiones. Desde muy pronro
["Oh divina virtud, si me concedes, / tanto que la
sombra del beato reino / señalada en mi cabeza ma-
también se interpretaron {iguralmente temas profanos
nifieste"l. y paganos; por ejemplo, Gregorio de Tours utiliza la
leyenda de los Siete Durmienres como figura de la Re-
surrección, así como se interpretaban en el mismo sen-
Aquí su poesía aparece caracterizada como una
tido la resurrección de Lázaro o la salvación de Jonás
umbra de la verdad grabada en su espíritu, y su teoría
del vientre de la ballena. En la alta Edad Media fueron
de la inspiración contiene ciertas expresiones que se
incluidos en la interpretación figural la Sibila, Virgilio
pueden explicar en el mismo sentido. No se trata sino
y las figuras de la Eneida, y hasra personajes del ciclo
de insinuaciones: un estudio que intentase esclarecer la
legendario bretón (es el caso de Galaad enlaeueste del
relación existente entre los motivos neoplatónicos y los
Saint Graal), por lo que surgieron los más variados
figurales en la estética medieval debería disponer de una
cruces de formas figurales, alegóricas y simbólicas.
base de materiales mucho más amplia sobre la que fun-
Todas estas formas, referidas tanto a temas antiguos
darse. Al menos espero que por estas consideraciones
como cristianos, se encuentran en la obra que resume y
resulte ya claro que es muy provechoso establecer una
concluye la cultura medieval: la Diuina Commedia.
diferencia fundamental entre la estructura figural y
Desearía tratar de demostrar que en esta obra las for-
otras formas figuradas de interpretación como las me-
mas figurales son esencialmente predominantes y deci-
tafóricas, simbólicas, alegóricas, etc. En términos gene-
sivas para la estructura entera del poema.
rales, se puede afirmar que en Europa el método figural
En la ladera de la montaña del purgatorio Dante y
proviene de la influencia cristiana, mientras que el ale-
Virgilio se encuentran con un anciano de aspecto ma-
górico se remonta al influjo pagano antiguo; y, análo-
jestuoso, cuyo rostro está iluminado por cuatro estre-
gamente, cabe sostener que el primero se aplica por 1o
llas que relucen como el sol y representan las virtudes
común a temas cristianos, mientras que el segundo afec-
cardinales. El anciano les pregunta severamente si su
ta a temas de la Antigüedad. Tampoco será erróneo
camino es recto y legítimo, y de la respetuosa respues-
mantener que la comprensión figural puede ser defini-
ta de Virgilio primero ha ordenado a Danre
da como típicamente cristiano-medieval, mientras que -que
arrodillarse- se deduce que aquél es Catón de útica.
la alegórica, que recurre a los modelos de autores pa-
Una vez que le ha comunicado su misión divina, Virgi-
ganos de la tardía Antigüedad o de autores no cristia-
lio prosigue de esre modo (Purg.,l,70-75):
nizados internamente, tiende a destacarse de manera es-
pecial cuando se refuerzan las influencias antiguas,
Or ti piaccia gradir la sua uenuta;
paganas o altamente profanas y seculares. Con todo, es-
Libertd ua cercando cb'é sí cara,
tas observaciones resultan demasiado generales e im- come sa chi per lei uita rifiuta.
precisas, puesto que la gran cantidad de fenómenos que Tu'l sai, che non ti fu per lei amara
durante un milenio comportan las culturas no permite

t1.4 115
in fJtica la morte, oue lasciasti tan caracomo sabe quien ha desdeñado por ella la vida.
la ueste ch'al gran dí sard sí chiara' La historia de Catón es sacada fuera de su contexto
libertad va bus-
[*Ahora complácete con su venida; / terrenal y político, justamente como hacían los exege-
cando que es tan cara, / como sabe quien por ella des-
tas patrísticos del Antiguo Testamento con las figuras
deña la vida. lTú lo sabes, pues no te fue por ella
de Isaac, Jacob, etc., y se transforma en una figura futu-
en Útica la muerte,
arriirrga/ donde deiaste / Ia vesti-
ron¿m. Catón es una figura, o más bien lo era aquel
duralel cuerpo) que en el gran día será tan clara"]' Catón terrenal que en Útica renunció ala vida por la
libertad, mientras que el Catón que comparece en el
Entonces Virgilio requiere su favor recordando
a
re- Purgatorio es la figura desvelada y consumada de aquel
Marcia, la que en tiempos fuera su esposa' Catón acontecimiento figural, puesto que la libertad política y
rigor; el deseo de
chaza esto úttimo con imperturbable terrenal, por la que murió, no era más que una umbra
y ordena a Vir-
la d.onna d.el ciel (Beatriz) es suficiente:
junco antes futurorum: una prefiguración de aquella libertad cris-
gilio que lave [a cara de Dante y le ciña de tiana cuya custodia le ha sido encomendada y en virtud
;; q"; emprenda el ascenso' Catón aparece después de la cual sigue oponiendo aquí y ahora resistencia a
,rr*., más, al final del segundo canto, donde exhorta
llegar a toda tentación terrenal; de aquella libertad cristiana de
.or, ,.r.ru, palabras a las almas que acaban de todo mal impulso que conduce al auténtico dominio de
los pies del iio para que prosigan su.camino al tiempo sí mismo, propiamente aquella libertad por la que Dan-
qr.'.r.n e., .l áluidode sí mismas al escuchar el canto te ha sido ceñido, a fin de alcanzarla, del junco de Ia
de Casella. humildad, hasta que la conquiste verdaderamente en
En consecuencia, Dios ha designado a Catón
de
la cumbre de la montaña y sea coronado por Virgilio
y permanece'
Útica como guardián del Purgatorio; allí como señor de sí mismo. Se trata de la libertad eterna
en la ladera á. la mo,tt'ña: un pagano,
un enemigo de
de los hijos de Dios, por la que hay que renunciar a rodo
sorpren-
César, un suicida. Esto es extraordinariamente lo terrenal; Ia liberación del alma de la servidumbre del
del.poema' como
de.rt., y ya los más antiguos críticos pecado, representada aquí enlafigura de un Catón que
g.rruááoto da Imola, se asombraban de ello' Dante
elige voluntariamente la muerte ante la alternativa de
sido libe-
menciona muy pocos paganos que hubieran la servidumbre política. Que a Dante se le ocurriera ele-
cuenta entre
rados por Cristo del Infierno; y ahora se gir a Catón para este papel se explica teniendo en cuen-
cómplices asesi-
.ilor r., enemigo de César cuyos -los ta su posición política imparcial, que le había granjeado
en las fauces de
nos de César- se hunden iunto aJudas el reconocimiento de los escritores romanos como fi-
iocifer; un suicida en apariencia no menos culpable que
gura ideal por sus virtudes, senrido de la justicia, pie-
por el mismo
aquellos oviolentos contra sí mismos' que dad y amor a la libertad. Dante tuvo presentes las ala-
el séptimo círculo del
;;;J. sufren terriblemente enpor las palabras de Vir-
banzas que todos le hacían, desde Cicerón y Virgilio
infierno. El enigma es resuelto hasta Lucano, Séneca y Valerio Máximo, y especial im-
gilio, cuando dic. de Dante que busca la libertad que es
1,t6 1L7
ta, en el sentido de la interpretación figural, la verdad
presión debió de causar en por tratarse de un poeta
é1,
contemplada con los acontecimientos terrenales e his-
d,el imperium, el verso virgiliano secretosque pios, his tóricos. La figura de Catón, como hombre severo, jus-
dantem iura Catonem Í"y los ocultos iustos, a los que to y piadoso, que en un momento significativo de su
da leyes Catón"l (Aen.,YlÍL,670).La admiración que destino y de la historia providencial concede más valor
Dante le profesaba se infiere también de varios pasajes a la libertad que a la vid,a, mantiene toda su {uerza
del Conuiuio; y que el suicidio de Catón debía
juzgarse
histórica y personal; no se convierte en una alegoría,
de una manera especial yalohabiadicho Cicerón en un
sino que continúa siendo Catón de útica, tal como lo
pasaje citado en Monarchia (2, 5)s3, precisamente en el
veía Dante, como un hombre de personalidad única;
.o.rt.rro significativo para Dante- de los eiem- pero Catón se sitúa más allá de su provisionalidad te-
-tan
plos de virtud política romana; con tales ejemplos pre- rrenal, en la que consideraba la libertad el bien supre-
lende demostrar que la dominación romana es legítima mo como los judíos consideraban el máximo bien
gracias a sus virtudes, que sirven al derecho y a la liber- -así
la rigurosa observancia de la ley-, y alcanza el estado
tad de toda la humanidad; se trata del capítulo donde de consumación definitiva, en el que ya no se trata de
leemos la afirmación Romanorum imperium de fonte las obras terrenales, de las virtudes cívicas o de la ley,
nascitur pietatis foel imperio romano nace de la fuente sino del ben de I'intelletto, del bien sumo, de la liber-
de la justicia"l5a. tad del alma inmortal ante la visión de Dios.
Dante cree que existe una concordancia predesti- Intentemos ahora aplicar la misma interpretación
nada entre la historia del cristianismo y la monarquía a un caso un tanto más difícil. Virgilio era considerado
universal romana; por eso no debe soprendernos que por casi todos los antiguos comentaristas del poema
aplique su interpretación figural a un romano pagano, como una alegoría de la razón, de la razón humana y
pr., D"ra. toma indiferentemente los símbolos, ale- natural que conduce al justo orden terrenal, es decir
go.í", y figuras de ambos mundos. No cabe duda de la opinión de Dante-, a la monarquía uni-
que Catón es una figura, no una alegoría como lo son -según
versal. Los antiguos comentaristas no tuvieron reparo
Ios pe.ro.r"jes del Roman de la Rose, sino una figura en alguno en proponer una interpretación puramente ale-
el sentido que hemos determinado, una figura consu- gótica, puesto que no sentían, como nosotros, que hu-
mada y transformada en verdad -LaDiuina Commedia biera una contraposición entre alegoría y verdadera
es una visión que contempla y proclama la verdad fi- poesía. Los intérpretes modernos se han opuesto más
gural como ya consumada, y su peculiaridad consiste de una yez a esta interpretación y han preferido valo-
en el hecho de que vincula de manera precisa y concre- rar el carácter poético, humano y personal de la figura
de Virgilio, sin poder negar lo que éste tiene de .signi-
i 1931, pp - 1029 ss' y la bibliografía cita-
ficativo" y hacerlo concordar con el carácter humano.
53. Vid. Zingarelli, Dante,
da en notas.
En los últimos tiempos se ha vuelto a reivindicar desde
54. Cf.J. Balogh en Deutsches Dante-Jabrbucb 1'0 (1928), p' 202'

119
118
distintas perspectivas (bien sea L. Valli, o bien Man- de Cristo y la renovación del mundo temporal, aun sin
donnet), y y, sólo en Io que concierne a Virgilio, el saber el verdadero significado profético de sus propias
""
significado puramente alegórico o simbólico, acen- palabras, pero de tal modo que sus sucesores tendrían
tu-ándolo al iiempo que se pretende excluir el sentido motivo para entusiasmarse. Pero no ya como poeta,
histórico, calificado ds "positivista" o «romántico»' también como hombre estaba llamado a ser un guía'
Pero el sentido histórico y el sentido velado no se ex- No sólo disponía de su bella expresión y de la eievada
cluyen entre sí: el uno y el otro coexisten' La estructu- sabiduría que le adornaba, sino también de las cualida-
,, iigr.ul preserva el sentido histórico, lo interpreta de des que capacitan para guiar y definen tanto a su héroe
,n Áodo-revelador y solamente puede interpretarlo Eneas cuanto a Ia misma Roma: iustitia y pietas. La
en tanto lo Preserve. plenitud de la perfección terrenal, que capacita y pre-
A los ojos de Dante el Virgilio histórico es al mismo destina para guiar hasta alcanzar los Iímites mismos que
tiempo poeta y guía. Es un guía como poeta porque en nos separan de la perfecta comprensión divina y eter-
,, po.-r, durante el viaje a los infiernos del justo na, se encar nabapara Dante en el Virgilio histórico, que
Eners, se profetiza y se celebra el orden político de la para él es una figura respecto del personaje, ahora con-
paz universal establecida por el Imperio romano, que sumado en el más allá, del poeta-profeta que cumple el
b".,r. considera ejemplar, la terrena lerusalemss; lo es papel de guía. El Virgilio histórico se «consuma» como
también porque en su poema se canta la fundación de habitante del limbo, como compañero de los grandes
Roma, la sede predestinada del poder temporal y espi- poetas de Ia Antigüedad que por deseo de Beatriz asu-
ritual, e., ..la.ió., con su futura misión' Y, principal- me el cometido de dirigir a Dante. De la misma manera
mente,-él es guía como poeta porque todos los grandes que en otro tiempo Virgilio, en calidad de romano y
poetas postenores se sintieron fascinados e inspirados poeta, hizo descender a Eneas a los infiernos por vo-
po, ,,, tbrt; Dante no sólo subraya esto en lo que le luntad divina, para que conociera el destino del mundo
atañe personalmente, sino que introduce a otro poeta, romano, y así como su obra se convirtió en la guía de la
Estacio, para proclamar lo mismo con mayor insisten- posteridad, así también es llamado ahora por los pode-
cia; y el mismo motivo es también evocado en el en- res celestiales a fin de encomendarle una dirección no
cuentro con Sordello y tal Yez en el tan discutido verso menos importante: porque no hay duda de que Dante
sobre Guido Cavalcanti (Lnf.,X,63)' Por último, Vir- se ve a sí mismo embarcado en una misión que no resul-
gilio es como poeta un guía porque, en su cuarta Égloga, ta menos importante que la de Eneas: él está llamado a
ánunció el orden eterno e intemporal, el advenimiento anunciar al mundo, que está fuera de quicio, el orden
justo que se le revelará en su camino. Y Virgilio está
llamado a mostrarle y explicarle el verdadero orden
55. Dante se refiere análogamente al reino consumado de Dios: terrenal, cuyas leyes llegan a ejecutarse en el más allá y
rorna-
quella Roma onde Cisto é romano lnaqluella Roma donde Cristo es
nq"l (Purg., XXXII' 102).
cuya naturaleza se consuma allí, incluso en el sentido

120 121
de su orientación final, de la comunidad celestial de los Por tanto Virgilio no es alegoría de una cualidad,
bienaventurados que él había presentido en su poesía, de una virtud o de una facultad, ni tampoco de una
pero sin llegar al interior del reino de Dios, pues el institución histórica. Él no es ni la Razón ni la Poesía
sentido de su presentimiento no le fue revelado duran- ni el Imperio: es Virgilio mismo. Pero no lo es al estilo
te su vida terrenal, siendo así que murió como un paga- de los poetas posteriores que han intentado darle una
no sin haber recibido la iluminación de la fe. De ahí que figura humana involucrada en el interior de un proce-
Dios no quiera que Dante entre en su reino por medio so histórico; algo semejante a lo que hizo Shakespeare
de él: tan sólo hasta el umbral, sólo hasta la línea divi- con César o Schiller con \W'allenstein. Éstos muestran a
soria que fae capaz de reconocer en su justa y noble poe- sus personajes históricos en su propia vida terrenal,
sía le será permitido conducir a Dante. ,,Tú eres el pri- dejan aparecer ante nuestros ojos una época importan-
mero», dice Estacio a Virgilio, «que me ha mostrado el te de su vida y a través de ella fiatan de interpretar su
camino del Parnaso y de sus fuentes; y después me has sentido. Para Dante ya está interpretando el sentido de
iluminado junto a Dios. Has hecho como aquel que ca- cada vida, que tiene su lugar en la historia providen-
mina por la noche y lleva la luz tras de sí; no se ayuda cial comprendida en la visión delaDiuina Commedia,
a sí mismo, pero alecciona a quien le sigue. Por ti he toda vez que tal visión está contenida en sus rasgos
sido poeta, por ti he sido cristiano,s6. Y así como Vir- generales en la revelación comunícada a cada cristia-
gilio, en tanto persona terrenal, condujo a Estacio a la no. De este modo en la Diuina Commedia Virgilio se
salvación, también ahora como figura consumada guía convierte en el Virgilio histórico, pero entonces deja
a Dante: pues también Dante ha recibido de él el bello de ser tal, porque el personaje histórico es solamente
estilo de la poesía, por él se salva de la condena eterna la figura de la verdad consumada que revela el poema,
y emprende el camino de la salvación; y si en un tiempo deviene en algo más real e importante que la figura.En
iluminó con Ia fe a Estacio, sin ver la luz que él mismo contraposición con lo que sucede en los poetas moder-
llevaba y anunciaba, ahora Virgilio conduce a Dante nos) en la obra de Dante el personaje es tanto más real
hasta el umbral de la luz que conoce, pero cuya visión cuanto más íntegramente se interprete, cuanto más
le está vedada. precisamente se incluya en el plan de salvación divino.
Y en contraposición a la visión que los antiguos poetas
tenían del infierno vida terrenal como realidad y
56. El hecho de que en la Edad Media Virgilio aparezca a menudo
-la
el infierno como mundo de sombras-, para Dante el
en la relación de los profetas de Jesucristo ha sido tratado detalladamente más allá es la auténtica realidad y el mundo terrenal no
desde el estudio de Comparetti. Algo nuevo al respecto se puede hallar en
el volumen conmemorativo Virgilio nel Medioeuo de los Studi medieuali
es más que umbra futurorum, aun cuando la umbra
(N.S., vol. 1932), donde también encontramos datos bibliográficos y al- supone la prefiguración de la realidad de ultratumba y
gunos materiales sobre la interpretación figural; además E.Mále,Virgile ha de reencontrarse plenamente en ella.
dans I'art du Moyrn Ágr,p.325, sobre todo la tabla I; y también L. Suttina,
L'effigie diVirgilio nella Cattedrale di Zamora, p. 342. Todo lo que hemos dicho haSta ahora sobre Catón

1.22 123
y Virgilio resulta válido para el conjunto de la Diuina acontecimiento o del efecto conjunto de varios emanan
Commedia, que está enteramente basada en una con- otros nuevos, sino que dicho acontecer se contempla
cepción figural. En mi estudio sobre Dante como poeta ante todo como una conexión directa y vertical con un
del mundo terrenalsT he intentado mostrar que Dante orden divino del que participa y respecro del cual tam-
emprendió en la D iu ina C omm e dia la tar ea
"de presen
- bién él será en el futuro una realidad acaecida y con-
tar la totalidad del mundo terrenal e histórico como ya sumada. Es así como el acontecer terrenal de la profe-
ordenado..., como ya sometido al juicio final de Dios, cíareal o de la figura forma parte de la realidad que se
y con ello colocado en el lugar que le corresponde pro- consumará inmediata y perfectamente en el futuro. Pero
piamente según el juicio divino, de manera que a cada estarealidad no es sólo futura, sino que a los ojos de Dios
uno de los personajes no se le arrebata ni se le debilita y en el más allá está eternamente presente, de tal forma
su carácter, sino que se le asigna el desarrollo individual que allí la realidad desvelada y verdadera existe desde
de su naturalezateruenal e histórica identificándolo con siempre, intemporalmente. A la luz de todo esto, la obra
su destino final"j3. Para defender este punto de vista, de Dante se manifiesta como un intento de abarcar poé-
que se encuentra ya en Hegel y fundamenu mi inter- tica y sistemáticamenre la totalidad de la realidad uni-
pretación delaDiuina Commedia, me faltaba entonces versal. En ayuda del hombre terrenal, confundido y
una base histórica precisa, pues en los capítulos intro- amenazado por el caos, viene lagraciade las fuerzas ce-
ductorios de mi libro más que conocerla la intuía. Creo lestiales, tal es el marco de la visión de Dante. Desde su
ahora haber hallado esa base: se trata, en efecto, de la primera juventud fue partícipe de una gracia especial,
interpretación figural, que domina la concepción de la pues estaba predestinado a acometer tareas muy espe-
realidad en la Edad Media europea, aunque sea en lu- ciales; ya desde muy pronto le había sido dado conrem-
cha constante contra las corrientes puramente espiritua- plar en un ser vivo, en Beatríz aquí suele entrar en
listas y neoplatónicas; esa interpretación según la cual juego la complementación entre -y estructura figural y
la vida terrenal es del todo real, posee la realidad de la neoplatonisffio-, la "revelación encarnad¿,, que le
carne en la que advino el Logos, pero toda su realidad marcó en vida con el saludo de sus ojos y de su boca, y
no es sino umbra y figura de lo auténtico, de lo futuro, en la muerte de una manera misteriosa e inexpresase. La
de lo definitivo y verdadero que, revelando y preservan- fallecida y ahora bienaventurada, que para Danre era la
do la figura, contiene la realidad verdadera. De este encarnación revelada, encuentra para el hombre extra-
nrodo no se percibe el acontecer terrenal como algo viado la única solución posible; ella es Ia guía que, al
definitivo ni como unarealidad autosuficiente, ni como principio indirectamente y ya en el Paraíso directamen-
un eslabón en la cadena de un desarrollo en el que de un
59. Las palabras conuenebbe essere me laud.atore di me medesimo
l"convendría que me elogiara a mí mismo,] (Vita Noua,28) son una alu-
57 . Dante als l)ichter der irdischen Weh, 1,929.
sión a 2 Cor 12,1.. Cf. Grandgent enRomania (31,14) y el comentario de
58. Ibid., p. 108. Scherillo.

t24 125
te, le mostrará el orden revelado y la verdad de las figu- de é1, lamentó la muerte de una amiga y de su padre, y
ras terrenales. Lo que él ve y aprende en los tres reinos realmente murió. Es cierto que tal vez fuera sólo una
es la realidad verdadera en la que está contenida e inter-
realidad vivida por é1, dado que un poeta forma y
pr etadala figura terr enal ; cuando todavía vivo ve la ver- transforma en el interior de su conciencia lo que ha
dad consumada, él mismo se salva y al mismo tiempo sucedido, por lo que hemos de partir de lo que vive en
queda capacitado para anunciar al mundo su visión e esa conciencia y no de la realidad exterior. Además
indicarle el camino correcto. hay que tener presente que para Dante la Beatriz terre-
De la comprensión del carácter figural delaDiuina nal es, desde el primer día de su aparición, un milagro
Commedia no se puede extraer un método universal- enviado del cielo, una encarnación de la verdad divi-
mente válido de explicación de todos los pasajes con- na. En consecuencia, el carácter real de su personali-
trovertidos, pero sí es posible tomar algunos princi- dad terrenal no está tomado, como en el caso de Virgi-
pios para su interpretación. Podemos estar seguros lio o de Catón, de determinados datos de una tradición
de que cualquier personaje histórico o mitológico que histórica, sino que procede de la propia experiencia de
aparezca en la obra solamente puede significar algo Dante, que le muestra laBeatriz terrenal como un mi-
que esté en estrecha relación esa relación que sólo lagro60. Pero una encarnación y un milagro son cosas
-en con lo que Dante
se da entre figura y consumación- realmente sucedidas; los milagros sólo suceden en la
sabía de su existencia histórica o mitológica. Hemos tierra y la encarnación es carne. El efecto que ha ejer-
de guardarnos tanto de negar a sus personajes una exis- cido sobre los investigadores modernos la extraña vi-
tencia terrenal e histórica como de aplicarles única- sión medieval de la realidad consiste en que éstos no
mente una interpretación conceptual y alegórica. Esto consiguen distinguir entre figuración y alegoría, por lo
resulta especialmente válido en el caso de Beatriz. Des- que generalmente sólo comprenden esta última61. In-
pués de que en el siglo xrx el movimiento romántico-
realista tendiera a acentuar demasiado el carácter hu-
mano de Beatriz, haciendo de laVita Noua una especie 60. A favor de esta idea cabe aducir el título del libro, la primera
designación como la gloriosa donna de la mia mente,la místicá de los
de novela sentimental, se ha impuesto la corriente con-
nombres, el significado del número nueve, que simboliza la Trinidad, los
traria, y así se intenta ahora interpretar el personaje efectos que emanan de ella, etc., etc. El personaje aparece a veces como
mediante conceptos teológicos cada vez más precisos. figura Chisti; pensemos en el significado de su aparición tras Monna
Yanna (24) y en lo que sucede en la visión de su muerre (23): eclipse de
Para Dante la realidad histórica de un personaje no sol, terremoto y canto de los ángeles; a esto hay que añadir el saluáo a su
anula su significado más profundo, sino que constitu- aparición en Purg.,30. Cf. Galaad en la Queste del Saint Graal; Gilson,
ye la figura que lo confirma y consuma. LaBeatriz de Les iües et les lettres, p.71-.
61. Para evitar equívocos hay que recordar que Dante y sus coetá-
laVitaNoua es un personaje terrenal o histórico: se le neos denominaban nalegorÍa" al «5s¡¡id. figural,, mientras que a lo que
apareció a Dante realmente, lo saludó realmente, real- aquÍ se llama alegoría le asignaban el sentido moral o tropológico. Cierta-
mente le negó más tarde el saludo y realmente se mofó mente, el lector comprenderá y aprobatá que en este estudio se haya
respetado la terminología creada y preferida por los padres de la Iglesia.

t26 127
cluso un intérprete teológico tan perspicaz como Man- ordre surnaturel, creado por contraposición con Virgi-
donnet no conoce más que dos posibilidades: o bien lio, se vuelve demasiado sutil en las subdivisiones, co-
Beatriz es una alegoría (y ésta es su opinión), o bien es mete errores63 y fuerza los conceptos. La función que
la petite Bice Portinari sobre la que itoniza62. Dejando Dante asigna aBeatriz se deduce claramente de su ac-
a un lado el hecho de que esta comprensión denota un tuación y de las definiciones de su persona. Beatriz es
gran desconocimiento de la naturaleza de Ia realidad figura o encarnación de la revelación (sola per cui I
poética, sorprende sobre todo que Mandonnet vea un I'umana specie eccede ogni contento I di quel ciel che ba
abismo tan profundo entre la realidad y la propiedad minor le cerchi sui f"sólo por la que / la especie humana
que tienen las cosas de ser portadoras de un significa- excede todo contenido / del cielo que menor círculo
do. iAcaso deja de ser la terrena Jerusaletn una reali- tiene"l, lnf.,Il,76 ss.; che lume fia tra il uero e I'intel-
dad histórica por el hecho de ser una figura aeternae letto f"qae hará de luz entre la verdad y el intelecto"],
Putg.,VI,45), que envía lagraciadivina por amor (Inf.,
Jerusalem?
EnlaVitaNouaBeaffizes, pues) un ser humano vivo 11,72) a los hombres para salvarlos y se convierte en su
en la experiencia real de Dante, así como en la Diuina guía hacia la uisio Dei. Mandonnet olvida decir que se
Commedia no es ningún intellectus separatus, un án- trata de una encarnación de la revelación divina, y no
gel, sino simplemente un ser humano comunicativo y simplemente de la revelación, aunque cita los pasajes
sociable cuyo cuerpo resucitará el día del Juicio final. pertinentes de laVita Noua y de santo Tomás, entre los
Por otra parte, no existe ningún concepto teológico que que se encuentra el apóstrofe antes citado: O donna di
pueda agotar su sentido; algunos sucesos de laVita uirtü, sola per cui, etc. No se puede hablar de este modo
Noua no se adaptan a alegoría alguna y con respecto a al "orden sobrenatural», sino sólo a su revelación en-
la Diuina Commedia surge una nueva dificultad: Bea- cárnada, es decir, a esa parte del plan de salvación divi-
triz se distingue con toda precisión de otras figuras del no que constituye justamente el milagro de que el ser
Paradiso,por ejemplo de los apóstoles examinadores o humano se eleve sobre todas las demás criaturas terre-
de san Bernardo. Lo peculiar de su relación con Dante nales. Beatriz es encarnación, es figura o idolo Christi
(en sus ojos se refleja su doble naturaleza,Purg., XXXI,
no se puede explicar satisfactoriamente desde esa pers-
pectiva. Los antiguos intérpretes no veían en Beatriz 126) y por eso mismo es también un ser humano. Na-
sino la teología, y los modernos han procedido con turalmente, estas explicaciones no pueden agotar su hu-
mayor precisión; pero todo ello da lugar a exageracio- manidad; y su relación con Dante no se puede compren-
nes y errores; incluso Mandonnet, que ha llegado más der completamente por medio de consideraciones
lejos que los demás y aplica aBeattiz el concepto de
63. Niega que su boca sonría, a pesar de lo dicho enPurg,,XXX,
133 ss., y el comienzo de Purg., XXXII. Sus observaciones sobre Beatriz
se encuentran en op. cit., pp. 212 ss.
62. Op. cit., pp.218'279.

128 129
dogmáticas. Nuestras explicaciones sólo aspiran a mos-
trar que la interpretación teológica, siempre útil e im-
prescindible, no nos obliga a renunciar a la realidad
histórica de Beatriz: antes bien, al contrario.
Concluimos así, por estave4 nuestra investigación
sobre la palabra figura. La pretensión de este estudio
consistía en mostrar cómo una palabra puede pene- SACRAE SCRIPTURAE
trar) a través de su desarrollo significativo, en una si-
SERMO HUMILIS
tuación histórica, y cómo pueden derivarse de tal si-
tuación estructuras que mantienen su vigencia durante
muchos siglos. Aquella situación histórica que movió a
Pablo a la evangelización de los paganos dio lugar a la
interpretación figural y la preparó para que ejerciera
la influencia que tuvo enlatardía Antigüedad y en la
Edad Media.

[Traducción de Yolanda García]

130
1. En el trance de comentar el verso de Inferno 2,5 6 e
comminciommi a dir soaue e piana, relativo al lenguaje
de Beatriz, Benvenuto Rambaldi da Imola escri-
-que
be en la segunda mitad del siglo xrv- se expresa así: et
bene dicit, quia sermo diuinus est suauis et planus, non
abus et superbus sicutVirgilii et poetarum n"y bien dice,
porque el discurso divino es suave y llano, no alto y
soberbio como el de Virgilio y los poetas"l. Al introdu-
cir tal distinción entre el estilo de la sabiduría divina y
el de los grandes poetas de la Antigüedad se nos remire
así a toda una tradición cristiana. Mientras que la pa-
labra suauis es de empleo más bien vago y general, al
menos desde el punto de vista de la distinción de los
genera dicendil,la palabra planus ha expresado siem-
pre el lenguaje simple, popular, a todos comprensible,
esto es, el más bajo de los tres estilos en la escala de la

1. No obstante, a menudo se emplea para designar la condescen-


dencia de la Sagrada Escritura, que quiere persuadir mediante la dulzura
y la belleza sensible. Véase Bernardo de Claraval, ln Cantica I, par. 5:
eloqui suauitas.

133
teoría clásica. En la tradición de la elocuencia, es a la ca la idea de su comentador Benvenuto; para designar
vez el contrario del estilo docto, del estilo figurado y a su poema, se sirve de la palabra commedia, mientras
del estilo sublime y patético. San Ambrosio, en un pa- que al hablar de la Eneida dice a Virgilio: I'aba tua
saje de lsaac uel Anima7,57, citado por Forcinelli, s. z. tragedia. En un pasaje de frecuente cita en la epístola a
planus, afirma que el sabio que quiere explicar alguna Cangrande, da cuenta de su elección de título a partir
cosa oscura, aunque esté en posesión de los resortes de de una doble consideración: para empezar, se trata de
la elocuencia y la ciencia, condescendit tamen ad eorum una comedia porque el final es feliz y, además, porque
inscitiam qui non intelligunt, et simplici atque planiore su estilo resulta bajo y humilde: remissus est modus et
atque usitato sermone utitur, ut possit intelligi ["con- humilis, quia locutio uulgaris in qua et mulierculae
desciende, sin embargo, a la ignorancia de quienes no comunicant ["el estilo es bajo y humilde, porque el dis-
entienden y emplea, para que se pueda entender, el curso vulgar es aquel en el que también se comunican
discurso simple, llano y común,,]2; y un poco más ade- las mujerzuelas"]. A primera vista, pudiera parecer que
lante empareja, en el mismo sentido, planior con humi- la segunda consideración no hace sino remitirse al em-
lior.Beatriz estaría sirviéndose entonces, según Benve- pleo de la lengua italiana. No hay que entenderlo así,
nuto, de un estilo sencillo, popular, humilde, indocto, sin embargo, pues corresponde al mismo Dante la crea-
a la hora de enunciar las verdades eternas de la fe y de ción del estilo sublime en la lengua italiana, ya sea de
la sabiduría divina. Pero ies eso posible?, ipuede la manera teórica en el De uulgari eloquentia, ya sea en la
teología, que encierra los misterios más sublimes y re- práctica de las grandes Canzoni. Es él precisamente
cónditos para el entendimiento común, como los de la quien ha creado la idea delVulgare illustre, fundador
Trinidad o la redención, servirse de un género de len- así de lo que se reconoce como humanismo vernácu-
guaje que, a tenor del uso antiguo, sólo se admitía pa- lo. Se encuentra, por ello, lejos de calificar a una obra
ra materias de un realismo bajo, como la comedia, o como de estilo vulgar a partir del solo hecho de estar
para el discurso judiciario en el caso de que éste versara escrita en lengua materna, y no en latín. Las afirmacio-
sobre asuntos privados e intereses monetarios? nes acerca del estilo bajo y humilde de la Diuina Com-
El mismo Dante, cuando habla de su Commedia, media no se refieren, pues, alautllización de la lengua
cuya materia es de las más sublimes suerte que italiana, sino al recurso a expresiones bajas y al realis-
aguarda a las almas tras la muerte, la
-la
justicia de Dios mo notoriamente acentuado de muchos pasajes del
revelada-, se expresa a veces de una manera que evo- poema3, dos cosas que le parecían incompatibles con el
género sublime y trágico que había podido adquirir en
el estudio de la teoría de los antiguos. No obstante, es
2. Yéaseya Quintiliano, libro 8, al final del cap. 5, donde, refirién-
dose a los adversarios de un estilo demasiado brillante, afirma: nihil
probantes nisi planum et humile et sine conatu (,,nada aprueban sino lo 3. Véase Zingarelli,..Dante», en Stor. Lett. D'ltalia,3." ed., pp.
llano, humilde y sin esfuerzo,). 719-720.

134 13s
perfectamente consciente de que su poema sobrepasa prendido Benvenuto da Imola cuando afirma, al final
los límites del estilo baio. En el mismo fragmento de la de su introducción: unde si quis uelit subtiliter inuesti-
epístola a Cangrande al que antes se ha hecho referen- gare, hic est tragoedia, satyra et comoedia ["luego si se
cia, trae a colación los versos del Arte Poética de Hora- quiere indagar más a fondo, hay aquí tragedia, sátira y
cio por los que se permitía al poeta cómico hacer a comedia"]. Y los románticos del siglo xrx han encon-
veces uso del estilo trágico, y viceversa duda, para trado inspiración en ello, bien que de una manera un
que él había recurrido
-sin
a esa posibili- tanto superficial. Pues se trata de mucho más que de
comunicarnos
dad-. Pero se trata de bastante más: Dante sabe que hacer entra¡ ¿ lc| «grotesco» en mezcla con lo sublime.
su estilo, como su tema) son notoriamente sublimes. La búsqueda de los orígenes de la nueva concep-
Resulta innecesario traer acolación aquí todos los frag- ción de la poesía elevada constituye una tarea harto
mentos que dan testimonio de tal cosa. Nótese, sim- delicada. A lo que parece, la teoría medieval anterior
plemente, que en un par de ocasiones llama a st Com- a Dante guarda aquí silencio. Pero la práctica estaba
media «poema sacro)>, que aspira al laurel de los más netamente establecida en el arte popular cristiano des-
grandes poetas, que su modelo resulta ser Virgilio, que de finales del siglo xr, tanto en el tearro litúrgico como
se ocupa de la materia más elevada que existe, apenas en la estatuaria de las catedrales. La historia de Cristo
alcanzable mediante fuerzas humanas, sin que nadie ofrece todos los elementos; cuanto más familiar y po-
con anterioridad se hubiera hecho el intento, y que im- pular deviene, más se desarrolla su realismo origi-
plora la inspiración de las musas, de Apolo y, en fin, de nario, íntimamente ligado a su condición sublime. Re-
Dios mismo. El poema sacro, al qual ha posto mdno e sulta innegable que se trata de una concepción de lo
cielo e terrn)no es una obra de estilo bajo, y su autor lo sublime de creación esencialmente cristiana, movida e
sabe, a pesar del título y de las explicaciones que el inspirada por la historia de Cristo y el «e5¡llo,, ¿. ,,
autor ofrece. Tampoco resulta ser un poema de estilo Sagrada Escritura en general. Lateoría ya se encuentra
sublime en la acepción antigua; hay demasiado realis- en los Padres de la Iglesia. Cierto es que, tras ellos, de
mo, demasiada vida concreta, demasiado biotikon, que los siglos vI al xI, no se encuentran al respecto sino
dirían los autores griegos: en las palabras y en los he- pistas muy débiles y vagas, sobre todo en los martiro-
chos, y no solamente entre los habitantes del Infierno logios.
sino también entre los del Purgatorio, incluso a menu- Entre los Padres de la Iglesia, la concepción de un
do entre los del Paraíso. De tratarse de Io sublime, se estilo a la vez humilde y sublime realizado en la Sagra-
trata de una sublimidad de muy otro género, distinto da Escritura no se elabora de una manera puramente
del de la Antigüedad, una sublimidad que contiene y teórica, sino que más bien resulta, por así decirlo, im-
comprende lo bajo y lo biotikon Dante lo ha visto bien, puesta por las circunstancias, por la situación de la que
por más que se tope con dificultades en el trance de formaba parte. Tal concepción. se generó de manera
explicarse claramente sobre este problema. Lo ha com- espontánea, a la zaga de la polémica movida por los

1.36 t37
paganos cultos, que hacían escarnio del pésimo griego más profundo, y se ofrece a todos con palabras clarísi-
y del realismo simplón de los libros cristianos; y en mas y estilo humilde, se da a entender a los que no son
parte también a causa del relativo malestar que esas "leves de corazón"; por lo que a todos acoge en su
lecturas provocaban en cristianos educados escrupulo- seno populat, y deja a pocos traspasar sus angostos
samente en las escuelas de retórica. Por su formación agujeros; a muchos más, con todo, de los que serían si
clásica, y por la fierza de espíritu que le hacía vivir el prestigio de su autoridad no fuera tan eminente y
cada una de sus ideas, dotándolas de una fuerza expre- no admitiera a las turbas en el seno de su santa humil-
siva incomparable, Agustín ocupa, en lo que se refiere dad"l (ibid., vi, 5) . En esros pasajes se trara sobre todo
a nuestra cuestión, un lugar crucial. del contraste entre el estilo humilde que se ofrece a los
En sus Confessiones (iii, 5) cuenta cómo, en un más sencillos y los misterios sublimes que allí se es-
principio, había comenzado a leer las Sagradas Escri- conden; misterios que no se revelan sino a muy po_
turas sin ser capaz de entender nada. No había conse- cos; no a los eruditos y a los orgullosos, sino a aque_
guido todavía penetrar su sentido, seguirles el paso, llos qui non suTtt leues corde, por muy sencillos
lue
pareciéndole muy por debajo de la dignidad cicero- sean. La idea se encuentra un poco por todas partes en
niana. No había comprendido, aÍirma, que su aparien- Agustín, por ejemplo en el capítulo primero del De
cia exterior era humilde, pero que su contenido era Trinitate: Sacra Scriptura paruulis congruens nullius
sublime y misteriosamente velado (rem incessu bumi- generis rerum uerba uitauit, ex quibus quasi gradatim
Iem, sucessu excelsam et uelatam mysteriis); que era ad diuina atque sublimia noster intellecius uelut
necesario enfrentar la lectura infantilmente, y que «se nutritus assurgeret [ula Sagrada Escritura, adaptándo_
agrandaban con la niñezr. Comprendió más tarde: se a nuestra pequeñez, no desprecia palabras de nin_
eoque mibi illa uenerabilior et sacrosancta fide dignior guna clase, con el fin de poder nutrir nuestro intelec-
apparebat auctoritas, quo et omnibus ad legendum to, y así elevarlo gradualmente a las cosas divinas y
esset in prornptu et secreti sui dignitatem in intellecto sublimes"l; en el segundo libro delDe doctrina chris-
profundiore seruaret: uerbis apertissimis et humillimo tiana, donde habla de la Scripturarum mirabili altitu_
genere loquendi se cunctis praebens, et exercens inten- dine et mirabili humilitate; multitud de veces cuando
tionem eorum qui non sunt leues corde; ut exciperet habla del lenguaje del Génesis; y por exrenso en una
omnes populari sinu, et per angusta foramina paucos catta a Volusiano (cxxxvii, 18). En este último frag_
ad se traiceret; multo tarnen plures quarn si non tanto mento, afirma en concreto que ni siquiera los miste-
apice auctoritatis emineret, nec turbas gremio sanctae rios más profundos se expresan, en la Sagrada Escritu-
humilitatis hauriret ["tanto más venerable y digna de ra, mediante un lenguaje
"soberbio>>i eA t)ero quae in
fe sacrosanta resulta la autoridad, cuanto que es com- mysteriis occubat, nec ipsa eloquio superbo erigit, quo
prensible para todos los que las leen Escrituras- non audeat accedere mens tardiuscula et ineruáita
y reserva la dignidad de su secreto-las bajo un sentido quasi pauper ad diuitr*; t"d inuitat omnes humili

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tes que a cualesquiera otros, y pasa a explicar las razo-
sermone, quos non solurn manifesta pascat' sed etiam
secretd exerceat ueritate, hoc in promptis quod in
nes de tal cosas. Insiste al respecto, por lo demás, cons-

reconditis habens [«Pero Io que oculta bajo misterios ciente de que los eruditos paganos hacen burla del
sermo piscatorius de los Evangelios. Pero no se trata
no lo presenta con un lenguaje soberbio para que no
sólo del círculo inmediato que rodea a Cristo. Se trata
or. ,...d.. a ello una mente torpe o ignorante, del
de él mismo, de su suerte en la tierra, expresión la más
modo como un pobre se acerca a un rico, sino que
invita a todos con palabra humilde, no sólo para que radical posible de la antítesis entre lo humilde y lo
se alimenten de las cosas manifiestas, sino también sublime, y la más apasionante entonces,
-tratándose)
ya no de elocución, sino de hechos-.
para que se ejerciten en las verdades ocultas, y lo mis- De los numero-
sos pasajes donde Agustín hace comparecer la parado-
Lo r..r.rnos en las expresiones claras que en las oscu-
ja del sacrificio de Jesucristo, traeré a colación sólo
¡¿sr]. Se trata, pues, en todos estos lugares, de una
síntásis entre lo humilde y lo sublime, llevada a cabo
uno, localizado en las Enarrationes in psalmos, xcvi,
por la Sagrada Escritura. En cualquier caso' lo humilis 4: Ille qui stetit ante iwdicem, ille qui alapas accepit,
significa áquí más la simplicidad de la elocución que el
ille qui flagellatus est, ille qui consputLts est, ille qui
spinis coronatus est, ille qui colaphis caesus est, ille qui
,álir*o, y Lo sublime o altum, más la profundidad de
los misterios que lo sublime poético' Pero una expre-
in ligno suspensus est, ille qui pendente in ligno insul-
sión como humilis (a veces emplea abiectus), que ex-
tatum est, ille qui in cruce mortuss esr, ille qui lancea
percussus est, ille qui sepuhus est, ipse resurrexit; Do-
presaba alavez la humildad cristiana de cotazón, la
inferioridad de la posición social y la sencillez estilísti- minus regnauit. Saeuiant quantum possunt regna; quid
ca populara, introducía con facilidad la noción de rea-
sunt factura Regi regnorum, Domino omnium regno-
rum, Creatori omnium saeculorumi ["Aquel que estu-
lismi, tanto más cuanto corrientemente se utilizaba
par, áerig.rar a las clases inferiores por oposición a las vo ante el juez, el que recibió Ia bofetada, el que fue
flagelado, coronado de espinas, herido a golpes, sus-
el.urdar, a los pobres por oposición a los ricos' La
pendido del leño y colgado de él fue insultado, el que
vida de Cristo, del V.tbo encarnado, modelo de vida
y muerte santa y sublime, había también transcurrido murió en la cruz, fue herido con la lanzay fue sepulta-
to-o ,rn vida ordinaria, como las escenas de una co- do, aquél resucitó. El Señor reinó. Háganse cuanto
crueles puedan los reinos. iQué podrán hacer al Rey
media, en medio de las humiles personae que habían
de los reinos, al Señor de todos los reyes, al Creador
sido sus primeros discípulos. Agustín se refiere a me-
de todos los siglos?"]. Podría sostenerse que un pasaje
nudo a estos imperitissimi et abiectissimi, estos pisca-
como el citado no hace sino resumir la narración de la
tores et publicani a quienes el Señor había elegido an-

y
4. En este último sentido, hutnilis tamb\én se usa por Cicerón
5. Serm. xliii, 6; ibid..,lxxxvii, l2; Eprst. cxl, erc.
Quintiliano.

1.40 141
Pasión, ya que no contendría más que cosas sabidas En las investigaciones desarrolladas sobre el sermo
por el Evangelio y por las Epístolas paulinas, que han piscatorius evangélico ejemplo, en el libro céle_
-por Die antike Kunstprosa-
bre de E. Norden titulado
dado expresión a la misma idea en multitud de ocasio-
nes, por ejemplo, Flp 2, 7-1.1.Peto es que ni los Evan- quizás se ha enfatizado demasiado el punro de vista
gelios ni Pablo han expresado con tanta intensidad la técnico y oratorio del asunto, el punto de vista del o¿¡¡s
ántítesis entre el realismo bajo de la humillación y la de la prosa". Un estilo incorrecto, realista, trufado de
gtandeza sobrehumana que aquí aparecen enttelaza- provincianismos y formas dialectales, no habría sor-
árr; prm sentirla en toda su fuerza, hacíafa\ta alguien prendido a nadie en una comedia o en una sátira del
fo...rudo en las ideas clásicas de discriminación de es- género de la Cena Trimalchion¡s. Lo que sorpendía,
tilos, con su inadmisión de realismo en lo sublime y de chocaba, enojaba a las personas instruidas era que es-
humillación corporal en el héroe de la tragedia' Cier- critos de tal fisonomía pretendieran tratat en su jerga
to es que la idea de lo sublime trágico había experi- villana los más profundos de los problemas, relativos a
mentado entre determinados círculos poéticos y t'eó- la vida y a la muerte; que trataran de imponer al mundo
ricos tanto restricciones como modificaciones' Pero la única y verdadera religón; que encerraran, avueltas
ninguna de éstas resulta mínimamente comparable con con toda su sintaxis incorrecta, vocabulario grosero y
la violencia de la humillación realista que ofrece la atmósfera vilmente realista, pasajes que sorprendían
vida y pasión de Cristo. Agustín ha visto que la humi- por la profundidad de sus ideas, por la pretensión de
litas del Evangelio es a la vez vna forma completa- verdad de su énfasis, por lo encendido de su éxtasis.
mente nueva de lo sublime: una forma que, de ser Cierto, la gran mayoría de los paganos cultos no apre-
comparada con las concepciones de sus contemporá- ciaban nada de esto, puesto que no frecuentaban la lec-
.rro, p"grros, [e parecía más profunda, más verdade- tura de tales escritos; y mostrando sinceridad y tranqui-
ra, rnás substancial; también ella, como el Evangelio lidad cuando hablaban de todo ello como plinio
que la contenía, excipit ornnes populari sinu, y no so-
-así
el Joven en su informe al emperador- como de una
l"m.nt. todos los hombres, sin consideración de su superstitio praua immodica. Pero resultó que , poco a
posición social, sino la totalidad de su vida baja y coti- poco, creció el número de quienes sí escuchaban, sí
ái"rrr. La concepción del hombre, de aquello que en leían, sí apreciaban y también se asustaban. No se tra-
él podía ser admirable y digno de imitación, se modi- taba sólo del estilo, sino del empleo de ese estilo para el
fícaba profundamente; Jesucristo se convierte en mo- tratamiento de una materia semejante: he ahí lo que les
delo a seguir, e imitando su humildad cabe la aproxi- parecía eversivo. Resulta tan evidente que no parece
mación a su majestad; a ttavés de su humildad ha que tenga que decirse; pero a fterza de entrar en el
alcanzado él mismo el culmen de su majestad, encar- detalle menudo de la investigación estilística, a veces se
nándose no en un rey terrenal, sino en un personaje olvida; es necesario tenerlo bien en cuenta para com-
vil y despreciado. prender el disgusto y el enojo de gentes razonables e

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instruidas, instaladas en la buena y sana tradición gre- rencia entre el espíritu cristiano y el espíritu de discri-
colatina para comprender la actitud de minación de los géneros. Tras sostener que para Cice-
-también,
muchos Padres, que buscaban un compromiso median- rón y los oradores profanos los temas menores que
te la adaptación, más o menos abiefia, de su literatura deben encontrar tratamiento en el estilo bajo son los
a los estereotipos clásicos. relativos a cuestiones monetarias, y los grandes los que
No podían, ni querían, cambiar el fondo mismo de agitan vida y muerte de los hombres, pasa a explicar
sus creencias. Y era este fondo, la historia de Cristo en que en la elocuencia cristiana todas las materias son
este mundo, lo que llevaba hacia una revolución pro- grandes; pues (/.c., cap. 18) .,cuando nos dirigimos al
funda en la concepción de lo sublime, y a la irrupción pueblo desde lo alto de la cátedra, se trata siempre de
de la humildad realista. Las tendencias que escondían la salvación de los hombres, y no sólo de su salvación
o debilitaban la humildad y el realismo de esta vida y temporal, sino de la eterna, se trata, siempre, de sal-
sobre todo de la Pasión carecieron de éxito duradero varles de la eterna perdición". Todo lo que entonces se
en la Iglesia occidental. Pero resultó de todo ello una dice resulta engrandecido, incluso los asuntos pecu-
transformación total en la manera de ver y ltzgat alos niarios, sea cual sea el alcance de la suma: neque enirn
hombres, los hechos y los objetos; transformación que parua est iustitia quam profecto et in parua pecunia
Ies otorgó una significación y una dignidad del todo custodire debemus [«porque no es pequeña cosa la jus-
nuevas. Para explicar meior esta afirmación, traeré a ticia, que aun en lo pequeño debemos guardar"]. Y trae
colación un fragmento de Agustín que me resulta espe- a colación aquí 1 Cor 6,1., donde Pablo alude a las di-
cialmente instructivo. En el cuarto libro del De doctri- ferencias de orden material que enfrentan a los Corin-
rua cbristiana consagÍa varios capítulos al estudio de tios: "iA qué viene esta indignación del Apóstol, estos
los tres géneros tradicionales de elocuencia, que deno- reproches y amenazas? tPor qué hace estallar los senti-
mina grande, temperdtum y submissum. Quiere mos- mientos que sacuden su alma en un movimiento brus-
trr qr. de cada uno de ellos cabe encontrar ejemplos co y apasionado? éPor qué, en una palabra, se expresa
.n las cartas de Pablo y en Ia patrística anterior a él de manera tan ma¡'estuosa si se refiere a menudencias?
mismo; y ofrece consejos paralautilización de la doc- iEs que los asuntos mundanos merecen tanta atención?
trina de ese escalonamiento en lo que se refiere a la No, por cierto. Pero se hace por justicia, por caridad,
elocuencia cristiana. Estos capítulos ponen al descu- por piedad, que son siempre grandes, incluso tratán'
bierto la profunda influencia que la educación clásica dose de los asuntos más pequeños. Nadie razonable
y retórica mantienen en su espíritu; sobre su modelo puede dudar de que esto es asír. Allí donde se hable de
quiere formar y desarrollar el arte del sermón' En el [o que nos puede preservar de las penas eternas y con-
ámbito de la elocuencia, pues, está lejos de ser cons- ducirnos a la beatitud eterna, en público o en privado,
cientemente revolucionario. Pero no por ello deja de a uno o a varios, a amigos o a enemigos, en el marco de

restallar, desde sus primeras frases, la profunda dife- un discurso o en una discusión, en tratados, libros,

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epístolas largas o breves, allí se trata siempre de un después encontraría pleno desarrollo. El realismo po-
tema mayor. Un vaso de agua fría es una cosa pequeña pular del arte y la literatura floreció a parth del siglo
y desdeñable, pero iacaso Dios afirma algo pequeño y xIl. Y sólo en este mismo comparece de nuevo, pro-
desdeñable (minimum aliquid atque uilissimum) cuan- fundamente sentida y a veces maravillosamente ex-
do promete que aquel que lo ofrezca al último de sus presada, la gran antítesis cristiana de lo sublime y lo
servidores no quedará sin recompensa? Y cuando un humilde6. Algunos de los más hermosos frutos del co-
orador instruido habla de ello en un sermón, idebe razón humano, ya se sabe, maduran lentamente.
pensarse que trata de una cuestión menor y, por ello,
que debe servirse no del estilo temperado o del subli-
[Traducción de Julio Pardosl
me, sino del estilo inferior? iAcaso no nos ha sucedido
que, hablando de tal asunto al pueblo, cuando Dios
acompañaba a nuestras palabras, de esta agua fría bro-
taba una llama que encendía los corazones fríos de los
hombres, llevándoles a obras de misericordia, con la
esperanza de la recompensa celeste?".
Esta llama surgida de un vaso de agua fuía me pa-
rece un bello símbolo de lo sublime cristiano; de este
seryno humilis que muestra las profundidades de la fe a
los sencillos, que nos pinta a Dios viviente y muriente,
él mismo vil y despreciado, entre hombres de baja con-
dición, y que no desdeña, ya que de provocar movi-
miento del alma se trata, escoger sus imágenes de entre
los objetos de uso cotidiano. El sermo humilis (que
permanece en el plano de humildad, incluso de ser fi-
gurado) está íntimamente ligado a los orígenes y a la
doctrina del cristianismo, pero sólo el espíritu enorme
de Agustín, donde recalaban, y quizás de manera en-
contrada, mundo antiguo y fe cristiana, fue consciente
de tal cosa. Quizás no es descabellado afirmar que él
legó el seryno humilis a Europa y eue, en este terreno
como en tantos otros, ha fundado la cultura medieval 6. Por eiemplo, en Bernardo de Claraval, Epist., cdlxix, 2 (PL, 1 82,
67 4); In Cant. Cant. xxxxvi, 5 (PL, 1 83, 9 69) ; Super Missus Est Homilia
poniendo los cimientos de ese realismo trágico, esa I, 8 (PL, 183, 60); ln Epiph. Dom. SermoI,7.(PL,183,146). Fragmentos
combinación de estilos que, ciertamente, sólo mucho similares pueden localizarse en multitud de autores de la misma época.

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