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Miguel Angel Huaman cma FRONTERA SRIURA i Discurso y utopia en Churata Andino de Estudios Culturales en la publicacion de este libro. © Miguel Angel Huamén Villavicencio © EDITORIAL HORIZONTE, julio 1994 Nicolés de Piola 995, Casila 2118, eli 279364 - 274341 Telefax: (5114) 612954, Lima 1, Pet Editorial Horizonte y el autor agradecen la participacicm del Instituto ) ‘ Biblintera Daniel Pasia Cilleaas EL COLEGIO DE MEXICO, A. C. lnpeso en er ~ Pied n Feu editorial So horizonte Ein ton ours Indice Prolog Presentacn B Introduccion 5 PRIMERA PARTE [DEOONSTRUCCION DE UNA UTOPA. CLAVES PARA LA ‘LECTURA DE EL Pez De Oro DE GAMALIEL CHURATA i Capitulo 1 Paradojas. Introduccién 0 cémo cercar un reto 0 1. Bisagras entre calandias » 2. Un texto limite o frontera wo 3. Problema de problemas 2 H 4. Propuesta eritica B 5. Agradecimiento 14 ‘Capteulo 11 Relampagueos. Primer mundo o ef subtexto de escritura u 1. Una extaa autonomta n 2. La escritura deconstructiva 32 3, Bxcritum orale kdentidad 36 4, Literatura indigena 3 5. Lectura eémplice 4 10 Fronteras de ta eseritura Prélogo Retablos. Segundo mundo o el retablo como texto Lectura hablada de un altar ‘Un modelo cognitive La unidad de contratios Lacoherencia alternativa Discurso mitico y estética andina Pukllay. Tercer mundo o el contexto de lo alternative ‘Un camaval de palabras ‘Acci6n dramtica y funcionalidad cognitiva Lasubversién sirabtica Una estética de la utopia Chayrag. O el tiempo de atar SEGUNDA PARTE ‘Una VisiON ANDINA DEL DESCUBRIMIENTO Un esctitor, dos escritores ... ‘Una eseritura andina ‘Un retablo de palabras (Otro ito de sada Candrantes, mapas y sextantes Los que vinieron del cielo Los limites del universo Elespejo que habla La madre universal La estética de la utopia : 1 i ‘TERCERA PARTE Espaniocapas De GAMALEL CHURATA ‘Mgt Angel Hum es un de os erticos mas importantes de las nubs homads. EL present libro confirma este aset. En su andi de El Pez de Oro de Gamalel Churata, por l misma compljidad del bj en estudio, el autor se ve obfgado a usar un andamiai teri ycfico més bien complica. Erect, El Pex de Oro es uno dels liwos mas singular de a leat peremna Al silo XX, en gran parte debido a su por momenos inexplicable oscridad y su permanewe comple: es una obra verdaderamente de voacin “line” que dviene ena de las mds “problemetis” de nuestro proces eri. Hluamdn empieza por toga importance tar de explicar el subi dl iro, *Reuabiosde Laythakuy”. Pavaellpostulaques en bro polsémicoy plfico,encuyo Jrbivo se incorpona entre otros elemento a dsceso miico adino, no slo como dleento de contenido, sno conformand la esmuctara misma de la obra, en una continua cjoscntecedentesrastreaen lascrénica de Sana Crux Pachacut de Felipe Guanin Poma de Ayala. ‘Aploardotascategrtes andinas de Pachacuti (nuendo arevés) ytinky (encuentro arndnico 9 ensional de conrarios) propone que la obra tiene la confirm de un “Resaio”, cya pecepcn debe proceserse como toad dcarsiva antes que como Secuencia hilatva yposvsa del escrinea. Esta dimonsn le permite concur que El Pez de Oro un libro reprsentativo ce laltereeraindlgena moderna’ su aor debe seradkcrtoaestembitodelacdturaperuanaantesque ubicarioenlacorienteindigenisa Discrepacenlo que lacricayle ino kieraria wosham planteadohasinel momento. EL {yo de Huan eplictamente se presenca cero im estat en pos de wn debate, dena ‘nontacion: abr, en suma, una reflexion ~por primera wee entomnoaEl Pez de Oro. Como dria Made, ste bro “ha vende para nagar organiza in debate; ropa dauswrrl Esun comienzo-yno un fn" ("Polémicafnita". En: Ideologiay politica Lima, Empresa Editora Amauca, 19-69, p. 227) 12 Fronteras de la eseritura Cuando coincidimos que el wabajo de Huamdn ha venido a inaugurar un debe queremossubrayar el cardcter “alco de suesudi. Enefecto abo na desconacla tesis de Omar Aramayo, swstenzaa en Ptmo en 1979, cxyo tudo revela sus diferencias con los andlisisde Huamdn (“E] Pezde Oro”, la bibliadel indigenismo)—no hay estudios ‘anteriores sobre esto libro fundamental. Las historias lteraras las panoramas genercles Io aludn, of, con ecuenciaelogisamente, pero con referencias a aso, comeruaie tangenciales. Nadie habia intentado antes develar las entratias de este enigmdtico y complejo libro. Un ejemplo upico de ello son las paginas que le dedica Luis Alberto Sanchex en st exensa La Literatura Peruana: péirafos elogioses (a pesar dl poca afecto que tiene Sache por el mums endine), comentarios dieses, anoxacenes impresonisas (Cf. Ediciones de Ediventas. Lima, 1966, Tomo IV, pp. 1496-1498). Por elcontrario, Huamén profundiza el andlisis de la materia de que esta hecho El Pex de Oro. Subraya que en sus piginas se wea una especie de “lengua diferencia”, en la (que latradicé hispanase integra, nosinconflicios, cm la tradicién ingilistca vernacula. Jutocon a “oralidad de aeseitera” que norma allino, ello produeira un iiomakrido, vinaivonepail quedxeminaronaltoute leis o "sana soins ™Asimiso, joo con asl oraidad, se ncopona el discaaso mio oval dbamatza como categoria esructls dea earra de El Per de Oro. Todo eto implica una suerte de performance, una suerte de desempetio del sujeto popular andino, elercindo su cultura, expresando sc heonor, suid, su sentido colon, Elo exg? ton lecamt-dudicin de indole ahomente partcipatiea.” De esta manera Bl Per de Oxo cuestiona, desde dentro (desdeel libro, desdela escritera) , aculturadominante, realizando. asi una subversion simbslca, ofmando la utoplaestétca y socal del sujet popular, Fronteras de la escritura constinuye wn apore suastancial para la ortca lteraria eruana porque aborda con vigor ou libro que, eparecida en 1957, no hobte podido ier explcalocaslzad por nadie, Huan moneaunaabardantebtopalayrevkatalo ToqueschaesriosobreEtPesde Oro. Elida aprescrbios eis dedivenas uerees pars exlcar a deconstucion dl logocenrsmo oleae Toga su bri “‘oralidad de la escritura’”. EElibrodestaca por st rigor ya solider de su soporte teéricc-critico. Htiamn cmiesga donde el erftico, habitualmente, dice las cosas a medias. Algunas de sus hipétesis cvidentemente invita al dilogo.. Pero ya sabemos que Huamén ha venido a “inauguaar ‘yorganizar un debate”. De otro lado algunas de las pastulaciones de Hucmdn —lteratura ‘naigensalteratsra inden proponen una discasn que reba el examen de El Fer deOro, Eneste sentido pensarnos que Fronteras de fa escritura debe modivar, porel rigor (que preside el libro, por lo perspicaz'ypersuasivo de sus andlssy por el cardcter cua 0 polémico de algunos de ellos, vn saludable diflogo entre los estudiosos de la lireratra Gnidia, Yrealcemosel més de exe excelente ead en tnt sca prime abajo deel menos explicado de nuestros libros “clasicos” del presente sgl, Tod G. Escajatllo Presentacién Los dioses andinos que organizan en el horizonte de caos la vertialided de las instituciones y establecen en los tiempos fuertes las reglas bdsicas que han deregiralgripo social son caractevizados, enlatradiciin secular andina, como dlvinidades que caminan. Portan un fuego que transforma:. el poder de la alabra pew AL igual que estos doses caminantes, a posts écadas de ee "namdo a revés” que significé la Conquista, una operacidn antigua y singular comenz6 a producirse en algunos descendientes de aquellas huacas aniiguas: la | "aman haa Ppt Paaew Yas Pesan : occidental (Goethe, Bergson, Einstein, Descartes, Cervantes, et.) pa Simo. | een “Tay sormogiead nl reciera refutdrseles desde una suerte de pensamiento “teltirico-cosmo- Oney, Emerg g6nico” no marxista —segtin Aramayo-, aspecto este que ha generado | Freer elim una infinidad de apreciaciones entre los crfticos" y que sin duda explica & | oes. JSETAMAYOHERRERA | pom | core [pote | anlieo [Noto] Surefinos exit {Pra dar una dea aproximao de fas divest opiniones cxticas en torn al PO, hemes fee ear ang fr pen, Bc ‘ laberado un cuadeo sobre la recepelgn cfca (ver pagina sigeente) : i Bocsmo dl Tar 80 Frontera de ia eserteura “Alli donde se le huela hipo cientista alguno, teorizante, polémico, postolerfao proselitismo, lo mejor seré comprendet que son nueva eutrapelia, género de gozquilla terapéutica con énimo mds de guagua ‘que de actor de cardeter” (p. 7). Eutrapelia, jocosidad inofensiva, discurso 0 juego inocente que se toma por via de recreacién, Gozquilla, término anticuado referente al gozque, perro pequefio muy sentido y ladrador. No son los vnicos términos que nos enrrumban por caminos alejados de la supuesta voluntad reflexiva y filoséfica del PO. La escritura de Churata in- corpora a todo lo largo de su desarrollo voces quechuas, aymarcs, populares y de otras lenguas, asi como cantos andinos (“Haylli”, “Harawi” © “Eiray") que con las menciones directas ¢ indirectas 2 nombres propios extraidos de la cultura prehispénica (Imilla, Chullpa, Wiracocha, etc.) marcan una fuerte presencia cultural andina que aumenta nuest-o desconcierto, EI propio Churata alude a esta presencia como la manifestaci6n de uuna lengua a la que califica de “hibrida”, responsable en gran parte del hermetismo; precisamente con ocasién de una conferencia en 1966 afirmé lo siguiente: “De mi libro han dicho que es raro porque no se Toentiende, (Cémo se te va entender! ;Ustedes conciben que se pueda entender un libro cuyo idioma no conocen? No. Esto es lo que ocurce ‘con este libro. El idioma que utiliza este libro resulta desconocido”, (Morote, 1989). Asimismo, el PO se cierra con un guién lexicogréfico que traduce de las lenguas verndculas las numerosas palabras que incorpora y que de manera inequfvoca confirma la presencia constante de este idioma hbrido, entre espaifol y quechua-aymara, en toda la obra. Siinchez (1971) al respecto sefiala que Churata “utiliza un lenguaje postico al par colla € hispanico”. Lamentablemente esta preocupacién de Churata por aclarar las pa- abras que usa se desdice con la totalidad del libro, cuyo desempeifo en tanto escritura pareciera no interesarse en comunicar, solo en expresar. Esa impresién se confirma con la constante presencia de interrogaciones, exclamaciones 0 intetjecciones por todas sus péginas, que hacen con- fundir af lector déindole la sensacién de estar ante Ta expresi6n directa de un texto dramético, sin acotacién alguna, como en este ejemplo tomado al azar: iGloria, a EL PEZ DE ORO! ~ {Wipha!”;Whipa! | | | Deconstruccién de una utopia 3 ~ iBl sembrador de su muerte ha pescado a la Muerte! — jHlossana, patra muerta, queen vivo vientre le guaraste...”(p- 135). ‘Ademés es comtin que la escritura empiece con insultos 0 exclama- ciones que parecen asumir una forma de juego o rito que va acumulén- dose como suerte de formulas, no s6lo de origen andino sino de autores o usos diversos. Ast: "He arado en el mart...” (p.32), “Sin gloria os dejo y sin pena me voy". (p. 61), “Lézaro, levantate; y anda!... (p. 103), “Tierra! Tierra!” (p. 144), "La sabidurta no se preocupa de la muerte sino de la vida? (p. 298), “Soldados de la Patria” (p. 520). ‘También las locuciones latinas y los epigrafes dan esa impresién. Todos estos ejemplos y muchos otros que podemos extraer, pues son ‘numerosas las muestras semejantes, otorgan al PO una pauta de fre- cuencia y a toda la escritura de Churata un rasgo comin. EI mismo autor indicé que buscaba “no interpretar al indio, ‘sino ‘expresarle” y que st libro no era “sino una exaltaci6n” (Morote, 1989). Esa expresién del indio parece hacerla en wna escritura no sometida ni subordinada a patrén analftico alguno, hecha al azar y plena de un vitalismo (el libro acaba con una arenga: “América, adentro, més adentro hasta la céula”) que la hace muy distante, cultural y gréfica, de laescritura automatica del surreatismo como han querido ver algunos criticos. Es més bien una escritura Nidica y vital, redundante y acumu- lativa que se expande como forma auténoma en continua lucha ‘0 legato. Churata se refiere a ella también en dichos términos, ealifi- cando al PO como “especie de antologia” y lo ubica dentro de tna serie de dieciocho titulos (Morote, 1989), alguno de los cuales Ayala incluye dentro de una lista mayor que, en el “Testimonio de Parte” que antecede ala segunda edicién de 1987, reclama merecen publicarse, con lo que la eseritura de Arturo Peralta parece no tener fin: En restmen, enfrentados a la fenomenologfa directa del PO, im- pulsados a reconocer tos grafemas o letras que lo constituyen en un primer nivel de aproximaci6n, nos topamos con Ia imposibilidad de transformar las diversas hojas impresas en texto, incapacidad de re- constitacién del significado pues ho podemos recurrira ningén significado global af cual debe remitimos para lograr la semiosis 0 correlacién de ‘una expresién con un contenido, que sé queda en simple apreciacién fragmentaria, en esporddicas impresiones de sentido y destellos de inteligibilidad. La escritura destinada a servir de mero 32. Fronteras de la escritura significante, de mero suplemento pasivo de la raz6n, impone ante nuestros ojos st propia autonomia, como actividad y presencia que nos obliga a su lectura “pata sf". Es en este campo donde intentaremos relacionar los elementos detectados (literatura, juego, mundo andino, Jengua hibrida, etc.) y los sentidos vigentes como impulsos subyacentes ‘en toda Ia obra. Procuraremos encontrar sus mecanismos de articula- ciGn y la égica con que opera la escritura de Churata, para desprender de elfo una estrategia de lectura que nos permita acceder a otros niveles de andlisis, 2, La escritura deconstructiva El primer requisito para acceder al PO es atender a fa naturaleza peculiar de su escritura, pues ella rechaza cualquier explicacién de su condicién de signo en términos de la transeripcién de un habla (fono- centrismo) que como ha sido estudiado por Jacques Derrida es solo la imposicién del orden del significado, la primacfa de una raz6n o verdadl concebida como existente por si misma y fundamento de un mundo hegeménico (logocentrismo). Esta negacién de la palabra escrita, de Targa data en la filosoffa y cultura occidental, busca reprimir cualquier expresién auténoma del significante que no sea la de comunicar, rele- ‘gando la eseritura a la mera funcién, sancionando su propia naturaleza como defectuosa 0 ambigua. Pero la escritura puede convertirse en objeto por derecho propio cuando difiere significados plenos y obliga en su opacidad a prestar al lector atencién sobre sf misma, como en el caso del juego, 0 cuando instaura otra presencia, otra razén 0 verdac. La escritura de Churata no se puede adscribir a la tradici6n logocen- trista occidental que a partir de una metatfisica de ta presencia (Derride, 1986) impone a la escritura siempre extraiia para laconciencia— una funcién externa, vaciéndola de contenido y considerdndola como mera complemento, suplemento, de un significado que ya est dado; y que juzga a la escritura dentro de esta imposicién como signada por una propuesta, orientada a.un fin. La dominacién y hegemonismo de 12 racionalidad occidental opera otorgéndole un objetivo, constituyéndola come medio, no sélo de la transmisién del habla sino de la inclusién en el sentido, en la razén erigida como entidad supraindividual, como verdad natural y universal, como origen patente en el habla, a la cual debe diferir y remitir. Deconstrucetin de una wopia 33 Cualquier alteracién de esta figura es considerada como defecto, coro imperfeccién, como escritura poco “seria”, como caso marginal, desechable e intrascendente. Pero la escritura puede ser algo mas que un simple instrumento de inclusi6n en la civilizacidn, en la historia y Ja raz6n occidental. Puede romper ese afén ancilar y constituirse a despecho de reglas y vigencias en un espacio y tiempo “para sf". Por ello existe como refugio también de la individualidad, de le naturaleza singular del hombre; de ahf su retaci6n con Ia magia, Ia religion o fa mistica (Ducrot-Todorov, 1986), pues el logocentrismo se manifiesta también como exaltacién de “una” escritura a despecho y perjuicio de otras. La principal limitacién para acceder al PO ha radicado en esta in- comprensién de la naturaleza peculiar de su escritura, que aunque remitiéndonos a un habla en Ta lectura ~siendo entonces ambiguamente fonocéntrica~, no nos conduce inmediatamente a un significado, a una raz6n, origen 0 causa —negando por lo tanto el logocentrismo— y obligéndonos a permanecer en el significante, no interesado en comu- nicar s6lo en expresar. ‘Obviar pues esta mediacién temible de la escritura e intentar ads- cribirla a fa tradicién logocentrista occidental, tratando de realizar una Tectura de la obra dentro de los esquemas tradicionatistas, que buscan sustituir al lector y ofrecer un saber o verdad que la incorpore a la racionalidad y permita su apropiacién (enajenaci6n), gracias al estable~ cimiento de un sentido discernible y circulable, no rinde frutos porque el PO no obedece a esta linealidad, al circuito ordinario de la cultura logocéntrica, sino que marca una diferenciacién (no la mera diferencia enire escritura y habla-raz6n) que es ms exactamente la metafisica que otra presencia (Derrida, 1986), Ja existencia de otto origen, causa'o verdad en el-significante, en la escritura, invirtiendo las jerarquias y principios. En tal sentido la escritura de Churata deconstruye la propia eseritura. {Cémo se realiza esa deconstruccién? Con qué mecanismos opera? {Cual es la presencia que impone? La deconstruccién contrariamente a los prejuicios de ciertos tradi- cionalistas no es la ausencia o carencia de significados, ni mucho menos la dictadura de un irracionalismo deshumanizado que se pietende im- poner al ejercicio erftico. Podemos definir la deconstruccién como una estrategia de lectura que sigue cuidadosamente tanto fos significados como las suspensiones y desplazamientos del significado de un texto. ‘Como Io ha sefialado acertadamente Barbara Johnson “la deconstrac: cién noes una forma de vandalismo textual o escepticismo generalizade Bt Fronteras de la eserttura ideada para probar que el significado es imposible. Es un euidadoso desgarramiento de las fuerzas de significaciGn antagénicas que estén en accién dentro del texto mismo. Si algo se destruye en una lectura deconstructiva, no es el significado per se, sino la pretensién a la denominacién inequivoca de un modo de significar sobre otro” (citado por Culler, 1988), Si escribir también es leer, cuando nos referimos a escritura de Churata como deconstructiva es importante no confundir nuestra lectura critica deconstmuctiva con la practica escritural de Che- rata que, como toda escritura de resistencia, se opone a la dominacién cultural y por lo tanto intenta revertirla. Diferenciemos por ello la deconstruceién como estrategia de Lectura ‘en muestra investigaci6n y la deconstruccién como participacién erftica en la comunicacién literaria. ‘Siguiendo a Caller (1984) intentaremos responder a las interrogantes y aclarar la operacién deconstructiva de la escritura del PO. Churata hho puede de manera ideal hacer presente directamente esta otra razén verdad, tiene que hacerla visible con la mediacién del lenguaje, lo que implica actuar entre oposiciones violentas y jerarquias de términes contrapuestos (Contenido /Forma //Significado /Significante !/Serio/ No serio //Inteligible /Perceptible //Comunicacién /Expresién //Habla/ Escritura //Razén /Codigo //Verdad /Habla). Realiza a través de una accién doble, de una escritura doble una inversi6n de las oposiciones clésicas, de las jerarquias, y consigue un corrimiento general del sis- ema, que le permite intervenir en el campo de las eposiciones que critica. ‘Sin embargo, opera dentro de los limites del sistema, solo para resquebrajarlo no para anularlo -si none hubiera escrito un libro~;daco que no puede nombrar o describir lo que la razén y Ja historia oculten ‘© excluyen, intenta mostrar la huella del otro, el reto de sw ausencia, la represién de su presencia y asf identificarlo, mostrarlo, exhibirlo, Al realizar una inversién jerirquica que da lugar a un corrimiento signi- ficativo hace perder el privilegio metafisice del principio, del origea, para posibilitar inscribir en él otro que lo reemplace. Afecta ¢ interfiere la raz6n cuando las formas del significante, a escritura, sugieren una conexi6n entre el derecho de escribir y el de llegar a la verdad. Su poner grafias implica suponer, y lleva a que nos formemos un concepro de la derivacién, de lo accidente, de lo marginal. Pero no se puede huir de la diferencia, ni en el hecho ni en la estructura, pues la escritura hace visible el problema del significado y subvierte su teorfa, sin llegar a negarla, El valor del PO, su fuerza, Tae ie aaa, rasorernasacnsinnnsiiisiemei Deconstruceién de una utopia 35 depende de la forma en que deconsiruye ef propio principio que lo sustenta y unifica. La escritura que niega el logocentrismo también instaura el mismo privilegio. Reatiza una inversién cronolégica, primero est el efecto luego la causa, como operacién retérica, al establecer primero Ia escritura sobre el habla y actiia con la misma l6gica del suplemento propio del sistema, estableciendo una relacién de esta habla como algo affadido, no esen- cial, suplementaria, de una verdad 0 razn otra que adguiere presencia y existencia previa, metafisica, tal como la razén occidental se impone al significado, Ello es posible sélo si las caracterfsticas de esa escritura ya estén marcadas por esa presencia, Caracteristicas que hemos visto y que sintetizamos como una escritura no tan interesada en comunicar, solo en expresar, que asume el juego, que recoge formulas de otros autores ¥y us0s, en permanente polémica 0 diglogo que le otorga una pauta ‘itmica, una unidad en su diversidad, un permanente tono en sus destellos de sentido. ‘Compiementando esquemiticamente lo anterior podemos establecer que Ja escritura de Churata activa subtextualmente los siguientes im- pulsos: 1) Acumuilativa antes que subordinada. 2) Acumulativa antes que analitica. 3) Redundante o copiosa. 4) Tradicional y conservadora, 5) Cerca a un mundo vital, 6) De matices agonisticos. 7) Empética y participativa antes que objetivamente apartada, 8) Homeostética. 5) Situacional antes que abstracta, ‘Si nos encontramos ante una escritura no subordinada, acumilativa y poco analftica, redundante, que apela a la tradicién, a un vitalismo, en permanente lucha que la hace mas empética y participante que objetiva- ‘mente apartada, que busca el equilibrio y utiliza los conceptos en marcos de referencia situacionales, estamos de conformidad alo planteado por Ong, (1987) y con cargo a retomar el punto en otro trabajo especifico posterior para una demostracién més exhaustiva, frente a las mismas caracteristicas de la psicodindmica de la oralidad. Por to que afirmamos como hipétesis analitica que la escritura del PO es esencialmente oral. El prestigio de ta escritura constituye una fuente de dominio cultural Saussure al indicar que sélo la palabra hablada es el objeto de la Tinguistica buscé que la lengua escrita, la escritura, no repercutiera sobrevalorando o subvalorando la ciencia del fenguaje que fundaba. Pero Ia escritura ilustra con claridad 1a naturaleza de las unidades ingu‘sticas, siendo el énfasis puesto en el habla arbitrario, La escritura oral que postulamos como fundamento de la operacin deconstructiva 86 Fronteras de la eserttura del PO implica una inversién cultural con una carga de reelaboracién y resistencia: el habla se entiende como una forma de escritura, uubicando a esta como nuevo espacio conquistado; de una marginalidad ‘© de ser mero suplemento pasa a una posicién hegeménica de univer- salidad, al plantear una escritura generalizada que tendria como subes- pecies una escritura oral y una escritura gréfica. La escritura oral come hipétesis no se refiere, pues, a un habla oral y un habla escrita, no es imitacién dentro del paradigma escritural que estipula una subordinada y subsidiaria funcién de Ia escritura frente al habla ~como cuando la escritura imita af habla, no es un habla escrita que recoge o intenta recoger Ia voz del otro. Contrariamente es una afirmacién de la escritura hibrida (desalifiada, imperfecta, defectuosa, ‘tc.) como presencia de un sujeto sobre el habla ilustrada y culta o su representacién escrita, universalizacién en tal sentido de la fuerm histérica de los sectores sociales que la impulsan * A partir de esta hipétesis podemos avanzar en nuestro estudi entender Ia presencia de los elementos antes descritos y su funciona lidad, descifrar ef sentido de la escritura de Churata y proponer una estrategia de lectura que nos posibilite accedera otros niveles de sentido que el texto articula, Previamente clarifiquemos la hipstesis, su pet- tinencia y aplicatividad, a fin de proceder con la rigurosidad que exig> nuestro abjeto de andlisis. 3. Escritura oral ¢ identidad En el centro del PO se instala la oralidad, pero esta oralidad no es una oralidad primaria, es decir no desconoce Ia escritura, sino qu> 2 La isotopia bisica do esta propuesta er escaTUtA OFA ae eae a 1 Sia hed 1 adn at ie CBee aes oe (Leer) ESCRITURA GRAFICA, Deconstruccién de una utopia 97 corresponde a un pensamiento que accediendo a una cultura eserita conserva gran parte de su molde mental primario. Una oralidad que ha estado obligada y destinada a producir una escritura, es por tanto una oralidad vigente y actuante en la realidad empfrica de una dominacién logocéntrica y por lo mismo podemos establecer un correlato entre esta escritura oral y la cultura y sociedad andinas. Conjetura contrastable en términos consistentes si reconocemos que Churata escribfa como hablaba, inferencia no fundamentads en la intuicién si nos remitimos a la transcripcién de sus conferencias y més ain si verificamos en la realidad actual el habla y los escritos de los sectores andinos populares (a0 necesariamente de motivacién “literaria”, sino solicitudes, petito- ros, escritos notariales y legales, volantes, boletines, programas. de actividades, etc.) El reconocimiento de la cultura andina como esencialmente oral no nos dice nada sobre la posibilidad de ser referida a una escritura, s6lo afirma que opera y procede su transmisiOn por medio de la voz. De hecho desde la invasion espaiiola se desarroll6 una relacién entre modos orales y escritos de pensamiento. Es absurdo suponer capacidad de sobrevivencia a dicha cultura que no involucre esta relacién y que no considere Ia escritura como espacio de construccién de una conciencia e identidad diferenciada. ELPO brinda la invalorable posibilidad de documentar esta dimensiGn poco explorada, pero para su investigacion es necesario desterrar, sobre todo en los estudios literarios, el peculiar logocentrismo que remite al mundo andino exclusivamente al reino de la oralidad para poder construir & partir de eto una representacién de la voz del “otro”, operacién que es una apropiacién a su vez de la capacidad que tiene dicho sujeto de acceder ala escritura; el término “literatura oral” no dice nada sobre lo que implica acceder ala escritura y pretende excluirlo de la expresion escritural Los individuos de una colectividad no agotan su existencia s6lo con respuestas productivas frente a necesidades materiales; la dimensiGn del deseo desde cuya préctica las personas se imaginan el futuro, se repre- sentan las cosas y expresan sus sentimientos, ¢s un aspecto fundamental de su devenir. “Los sujetos sociales son “méquinas deseantes”; pot debajo de sus acciones explicitas y de sus construcciones simbéticas subyacen impulsos vitales, un imaginario colectivo que estructura sus descos. El comportamiento social no se reduce a respuestas mecénicas ¢ inmediatas, aparentemente naturales, frente a estimuilos externos sino que implica un procesamiento interno que establece conductas dife- renciales ante un eatomo comin. Es en este nivel interno, subtextual, 83 Fronteras de la eseritura donde ubicamos nuestras reflexiones, que en el caso del PO delimita una pertinencia del anélisis més alld de su propuesta explicita y que precisa un orden imaginario que produce una escritura oral cuya ma- terialidad (¢ inteligibilidad) esta al margen del orden del discurso, como respuesta compleja y no mecénica, distinta de la imitacién 0 ajena a la sujecién. a las imposiciones det significado. De ahf que lo hermético y lo ininteligible de fa escritura de Churata adquiera un estatuto propio, no reducible a ia imperfeccién en .a explicitacién 0 reproduccién de un registro oral. No se puede reducir la conducta del escritor a un comportamiento puramente racional o consciente, ni reducir cualquier respuesta creativa o imaginativa a lo irracional 6 inconsciente. De hecho la escritura oral detectada, con sus “errores” e “imperfecciones”, omisiones y reducciones sintécticas nos “dicen” algo, significan ¢ incorporan a un plano pertinente factores extraverbales y subtextuales. La afirmaci6n del sujeto popular andino y Ia validacion de recursos extratextuales, ambas negadas por el orden del discurso y su racionalidad dominante, encuentran en la escritura oral indicada un espacio de presencia en la dimensién del deseo. En obras como la de Churata el impulso creador de cardcter indi- vidual y colectivo concretizan en su escritura aquel espacio subyacente, geno-texto, “donde el sujeto no es atin una unidad cerrada que se atenta para dar Ingar a lo simbélico, pero donde él se engendra como tal por tun proceso de apertura y de marcas debajo de la prisidn de la estructura biol6gica y social” (Kristeva, 1974). Lugar de refugio dé una memoria oral que como espacio de significancia no conoce al sujeto, ni “simbo- Jismo autobiografico alguno, aunque por eso pueda decir que no constituya Ia biologia de un simbolo tan personal cuanto colectivo”, como dice Churata, pues es su otro actuando més acé y mas alld de él. Esta consideraci6n de la existencia dentro de la escritura oral del PO de un pensamiento oral, de una memoria oral que relaciona como hip6tesis explicativa al mundo popular andino como operador al interior de una obra inscrita en Ta realidad de la fiteratura en tanto continuidad de una institucién social y una verdad convencional, nos permite precisar las relaciones entre los hechos 0 elementos seftalados, Ja articulacién propia entre ellos y aquello que provocan 0 desencadenan. Una caracteristica de la palabra oral es que nunca existe dentro ce un contexto simplemente verbal, como sucede con ta palabra escrita (Ong, 1987), el membrete de “Retablo” utilizado por Churata y que indicéramos anteriormente aparece en tal sentido y corresponde a io que serfa la f6rmula, fijada a la germinacién o impulso creador y que “es ‘un complejo textual que a fuerza de ser la frecuencia de la germninacién, Deconstruccion de una utopia 39 es decir de indicar una pluralidad infinita, no dice nada” (Kristeva, 1981); pero ubica como forma suspendida, en la soledad de un lenguaje ritual, aquellos componentes de rasgo andino (palabras, eantos, mitos y hechos imaginarios o reales), que se presentan como actitud de negacién de Ia enajenacién, de desmitificacién y de rechazo a la domesticacién de la palabra, En la “Homilia del Khori Challwa"* que como capftulo aparte sigue 1 las palabras previas y antecede a los retablos 0 partes propiamente dichas del PO, podemos leer lo siguiente: “En las letras, en Tas palabras, ‘que se componen de letras, en el lenguaje que se edifica con palabras, si escritas, se contiene ef Grgano de expresiOn de una literatura” (p. 9). Dejando la referencia alo religioso y las caracterfsticas de la “Homilia” como capitulo, es claro que Churata anuncia que su escritura constituye una literatura como espacio donde se instalan dichos elementos. Po- demos precisar asi que estas palabras diversas y dis{miles en un afin de perennidad sefialan, en su escritura, algo distinto de su contenido y de su forma (Barthes, 1967): una no literatura que utiliza el libro como ‘vehiculo pero que establece un juego permanente de sentidos e inter- textualidades 0 epfgrafes que serfa la imagen especular y opuesta a fa hegeménica de Ia institucionalidad dominante. 'Es en este nivet donde es posible hablar de una no literatura, de una “otra” literatura sostenida en una escritura popular andina en el cuerpo de la literatura dominante (Bendezt, 1986). Escritura politica, ut6pica plasmacién simbélica, pasién y excusa de énfasis y léxico disfuncional a la Historia y que rescata a autores comprometidos con un proyecto liberador (Bueno, 1986). Huamén Poma, Santa Cruz Pachiacuti, Gar- cilaso, Gabriel Centeno, Espinoza Medrano, Melgar, Gamarra, Vallejo, ‘Arguedas, Miranda y Churata scrfan ejemplos de un proceso discon- tinuo donde, pese al horizonte de las lenguas y a los cortes de estilo que los separan, es factible precisar que ejercitan una escritura marcada por una homogénea intencionalidad, por un gesto idéntico ante la conven- ccidn Titeraria: su escritura es un modo de vivir la literatura, de elegir una conciencia, de establecer una creacién, de afirmar una identidad y de mostrar una circunstancia extrafia 4. Literatura indigena “Losamericanos no tenemos literatura, flosoff, derechos de gentes, déerechoptblico,quene sean loscontenidosen los idiomas vericules, 40 Fronteras de la eseritura, ‘ninguna literatura escrita ysdlo leyendas en literatura vocal, ciencia hhablada... Eleaso es que nos empefiamnos en tenerla valiéndonos ce tuna lenguaino kuika: Ia hispana. Yen ella borroneamos comoinlior, ‘aunque no en indlios que es cosa distinea” (p. 10) Esta cita del PO clarifica lo que para Ia escritura oral de Churata constituye la no-lengua en que se basa, ella aparece como “una naturaleza que se desliza a través de la palabra del escritor, sin datle sin embargo forma alguna, incluso sin alimentarla: es como un cfrculo de verdades, fuera del cual, solamente, comienza a depositarse 1a densidad de wi verbo solitario” (Barthes, 1967). Es un horizonte de presencias que-- cchuas, aymaras, espafiolas e incluso latinismos donde instala su escriture, nds acd que la fiteratura otra o Ia no-fiteratura Sobre la escritura y su diferencia, Churata activa un lenguaje que hhace posible la transmisién de los mensajes, a base de la operatividad de un cédigo lingtifstico. Esta lengua o cédigo que utiliza una deter- ‘minada colectividad de hablantes para comunicarse entre sf aparece en el PO como escritura oral de un idioma impulsado por el hablar corrien- te diferenciado de la lengua oficial y parte integrante de la realidad multilingile det pais. Idioma hfbrido, ni castellano ni vernéculo, cuya plasmacién ambigua permite vislumbrar la diferencia entre lo que el hablante dice y lo que él piensa acerca de la manera como usa la lengua, Este desajuste entre el modelo que cree seguir y el que realiza en la emisién no puede explicarse con el simple expediente de un deslinde entre formas “cultas” y “vulgares”” La lengua como signo social es un espacio donde se percibe el conflicto cuftural de una colectividad. Cada vez que en sociedad se vive luna crisis de gran magnitud se manifiestan cambios en Ia valoracién de Ta lengua; rechazo o aceptaci6n de normas que no siempre tiene que ver con la correccién gramatical o Ta concordancia que rige a los niicleos de la lengua dominante. La realidad de diglosia, es decir ef contacto entre Tenguas en relacién de dominante a dominada, nos permite comprender la carencia de una lengua nacional y la necesidad de constrair una lengua comtin, socialmente legitimada por la pluralidac de la colectividad, cuya estandarizacién como lengua generale proceso de establecer una modalidad como capaz de satisfacer Ios requisitos de la comunicacién intercultural-, tiene en la escritura ur aspecto esencial de legitimidad. ‘Churata se apropia del prestigio escritural del éspafiol para imponer y legitimar un idioma subordinado, por ello é1 sefialé en reiteradas ‘oportunidades que el PO estaba escrito en un idioma que no existia ni io Deconsirucetén de una utopia 41 se conoce. Esto que él sefiala est en contradiccién con el desempefio de su propia escritura que se diferencia nftidamente de la lengua oficial y se adscribe en su ejervicio dentro de un proceso de resistencia cultural {que viene desde la invasién espafiola. Como lo sefialé precursoramente Alberto Escobar, ahora asistimos a un proceso mayor de la escritura en el Pend y la zona andina. El surco de interferencia o fusién de las lenguas repite en el sigio XX las tendencias percibidas en el siglo XVI. En el esmero por hablar bien, por a norma lingtifstica, se reconoctan las identidades sociales y se explicitaban desigualdades; esta ideologia del bien hablar que funcionaba como tamiz. parar cemnir la sociedad peruana (Escobar, 1985) es cuestionada por el desempefio cultural de los sujetos populares andinos. La escritura se convierte nuevamente en tn niicleo de tensién dende se materializa una respuesta social a un estimulo lingtistico, Se trata de un desvio frente a un uso hegeménico que cuestiona la legitimidad, no realzando un dialecto espacial ni un interlecto o etnolecto, sino propiciando una actitud de rebeldia ereciente frente a la sacralizaci6n de la forma de hablar de las personas “educadas”. Este. desvio 0 desviacidn no tiene carga ficcional sino es a su vez la afirmacién de una ‘norma fingtlistica alternativa y su inclusién en a escritura plantea su conformacién como norma literaria, por ello la conviccién de Churata de que de intentos semejantes surgirfa un idioma nativo. Implica la estandarizacién de este idioma hfbrido en la medida que al ser codifi- cado asciende de la modalidad conversacional a ta cognitiva y artistica, plantedndose como marco de referencia, unificando a un érea cultural mayoritaria y deslinddndola de los dos polos linglifsticos tradicionales: las lenguas verniculas y la espafiola El orgullo y la leaitad que manifiesta Churata por esta norma, explicita en toda la obra, revela que el receptor, el piblico o los lectores reales de su emisiOn escritural con quienes se identifica y comulga son individuos no bilingties ni monolingties espafioles o verndculos, sino un sector social emergente que hist6ricamente asumirfa como lengua materna este idioma hfbrido y cuya caracteristica 0 perfil adquiere rasgos di- ferenciales, sintéticos, coronando el proceso de apropiacién det eédigo dominante y también la transformacién, reelaboracién del mismo para sus necesidades comunicativas. Que el PO formule esto en 1927 tiene gran importancia a la luz de estos procesos actuales donde segundas 0 lerceras generaciones de migrantes en el espacio de las ciudades asumen un uso donde de sujetos bilingiies avanzados devienen en monolingiies matemnos de una lengua hfbrida entre espafiol y quechua que, originada 42 Fronteras de la eseritura en el castellano andino, al acceder a la escritura afirma la meta lingiis- tica de sistema propio como parte de la problemética de un proyecto nacional, Nos interesa poner de relieve este idioma hibrido que aparece en al PO’ que se ha mostrado a la critica como un factor que contribuye al hermetismo que caracteriza a la obra. {Qué significancia afiade a la escritura de Churata? En todo eseritor el lenguaje es un caudal de conflictos centrales que pone en evidencia la problemética medular de ‘su propuesta, La aparente “imperfecci6n”” o “impropiedad” de la escritura de Churata, la imprecisién vocélica y a indefinicién acentuel, la firmeza del consonantisio, la inestabitidad del género y némero, la laxitud en la concordancia sintéctica, la omisién del articulo y la proclividad al calco sintéctico en las construcciones nominales y verbales; todo ello que hacen una constante en el PO es juzgado por la critica ‘como desajuste frente a la pretendida norma educada general 0 como ficcionalizacién, recurso imitativo, reducido a un aspecto individuel, obviando el proceso social que le informa y alienta, de gran importancia sociocultural: Ia apropiacién del castellano por las generaciones de hijos de hablantes matemos de quechua o aymara dentro de un proceso de desborde histérico. La eritica no puede desatender fos aspectos subjetivos dé la comn- nicacién, ni aceptar criterios que refuerzan actitudes discriminatorias, actitud que se presenta también desde el lado de la revaloracién o reinvindicacién de los indfgenas cuando congelando su imagen se restringe el desarrollo de una escritura altemativa a la simple codifi- cacién 0 transcripcién de las lenguas vernéculas (Lienhard, 1989) 0 cuando se percibe este conflicto lingifstico, la carga cultural que encierra, alejado de su interrelacién social, como asunciGn individual © filiacién a una escritura automdtica (Tamayo, 1982), como forma adecuada para expresar un alma indigena (Varallanos, 1971; Gonzales Vigil, 1991) tan etérea como su imposibilidad de acceder y llegar a un habla plena, a un idioma propio y a una lengua nacional. Hay un impulso hist6rico subyacente en la escritura oral de autores como Huamén Poma, Santacruz Pachacuti, Arguedas 0 Churata. Obras como el PO se ubjcan en el conflicto esencial de nuestra cultura, reivindicando la problemética de la lengua no como una variable independiente ni como un cédigo abstracto, despojado de su textura social, sino como parte de la lucha y accién de los hablantes coneretos donde halla su propia ecologia y significacién, Deconstrucelin de una utopia #2 Fuerza ciega que exige a la escritura un acto de solidaridad, un érea de definicién y espera. “No se saque (de lo anterior) que en EL PEZ DE ORO se pretenda ‘oftecer el paradigma de ese nuevo idioma indo-hispanc” (p. 17), ‘nos sefiala Churata con claridad esta verdad del papel de los sujetos ‘concretos y en transparencia ante la Historia afiade que no duda que “de intentas de esta indole susja al fin un idioma americano, a seguir el buen camino de Huanvén, si entiendo bien, sera fruto de escritores {que lo intenten con genio y con amor de plebe” (p. 17). {Qué es entonces el lenguaje de Churata? Barthes (1967) responde: “es una forma sin destino, el producto de ‘un empuje, node una intencién, es como la dimensién vertical y sotitaria del pensamiento. Sus referencias se hallan en el nivel de una biologia ‘ode un pasado, no de una Historia: es la cosa del escritor, su esplendor y su prisién, su soledad”. Comprendemos asf que las alusiones y Ienciones a otros autores (Garcilaso, Cervantes, Huamsn Poma, etc), el didlogo expresivo con cllos y la presencia de elementos biolgicos yy orgénicos ~el propio Pez de oro es entendido como una germinacién— ‘olocan en Ia escritura de Churata, en su “cosa”, en la parte privativa el ritual un tono, un no-estilo que es um acto de conciencia, no de eficacia y que le perfila como un artesano del estilo; pues, de esa no-lengua que su no-estilo a través de su escritura intersecta ha de surgir esa no-literatura del idioma kuiko -es decir nativo- donde eseribiremos “en indio” ‘Churata reconoce que, “pesar de todo... si nuestra literatura no es espafiola, nada es” (p. 22) y es a partir de esta afirmaci6n que podemos precisar c6mo la escritura del autor, que expresa sus propias ideas, apoyandose siempre en otras autoridades (Barthes, 1972, a), esté muy distante de aquella escritura automética del surrealismo; no es la trans cripcién inmediata de los dictados del subconsciente, sino que es una afirmacién consciente y consistente en el seno mismo de una lengua que se reconoce como horizonte de su proyecto. Por cierto que esta apreciacién la hacemos considerando Ia escritura de Churata en su globalidad pues, a pesar que las citas se refieran a la ““Homilfa”, que como capitulo inicial es posible apreciarlo como gran inteoito al PO, por lo que aparentemente el rasgo explicativo y de permanente comentario y cita de la obra de otros autores no parece tan inexplicable, sin embargo, es en todo el cuerpo de la. obra donde Iaescritura 4 Fronteras de la eserttura de Churata se presenta quebrando, fracturando el mundo y rehaciéndoto, ‘como veremos mas adelante al estudiar su coherencia y significado, Resumiendo lo expuesto, en el nivel primario de la éscritara, en tanto directa fenomenologfa, hemos descubierto un interior (genotexto) don- de la presencia que se instala -basicamente andina— establece una n0- literatura entre una no-lengua entendida como proyeccién horizontal y tun no-cstilo que la intersecta, Todo ello desencadena una verdad que la escritura oral del PO, mas allé de su significado, en tanto cerco 0 significante vuelto sobre si mismo, dectara y afirma en st resistencia, Verdad de la no-lengua en tanto patrimonio, heredad, que ha de gester un nuevo idioma, y verdad de un no-estilo en tanto acto germinativo, ritual privado, que se sitia fuera en Ia sociedad y Ia historia, Si por lo dicho, la escritura de Churata se tite de un rasgo cultural andino de resistencia que lo aleja definitivamente de cualquier calificaciGn de automtica y de inctusién en el surrealismo, ello al mismo tiempo nes plantea el problema de su “indigenismo”, Postular que el sujeto producter de dicha escritura es el universo cultural andino implica dotar a Churata de una condiciGn de indigena y por tanto dar a su obra cardcter y condicion de ejemplo de literatura indigena; pero ello en el nivel de lo latente. Esta visidn interior, aparentemente imposible en el indigenismo, es necesaria reconocerla proclucto de la negatividad y por tanto excluye radicalmente lo diferente, en este caso el Logos, el discurso, la l6gica. yLa escritum de el PO se agota en la simple negatividad indfgena? 5. Lectura cémplice Entre Jas manos el PO es como el Peni pata cl visitante: una tierra extrafla y misteriosa, rugosa de enigmas y secretos, con altas montafias, sin arboles y cumbres nevadas, con rfos milenarios y estruendosos, horadando en la roca abismos infranqueables. Este mundo diverso y magico, como el Peni, no se puede reducir a Ia simple negatividad d= lo Occidente, es también y findamentalmente un hecho, una realidac, un proceso afirmativo. La eseritura de Chiarata es doble, lo que hemos visto es su interio- ridad, pero en tanto nos remite a un habla en la lectura (feno-texto) no se agota en la negatividad ni es simple objeto pasivo, La significancia de su negatividad no define por completo la emisién de los signos del PO; inmersa en el juego de las palabras y en un nivel de expresion positivo su escritura se revela como funcién de un actuar literario. S= apoya en la presencia de algunos significados dados de antemano, ea men a 1 Deconstruecién de una utopla 45

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