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Un manojo de poemas
para los tres próceres
Introducción de Luko Hilje Quirós
Abstract
A Collection of Poems for the Three Patriots
The following article compiles fourteen poems dedicated to the national heroes,
Juan Rafael Mora, José María Cañas, and José Joaquín Mora, whom where
principal leaders of the National Campaign against the filibusters. Written
during an interval of 154 years (1856-2010), four of them were prepared for the
exclusive manner of this present compilation.
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y otros olvidados. En orden cronológico, emergen Gra- Albán, Julieta Dobles y Arabella Salaverry. Cabe indicar
ciliano Chaverri (1854-1920), Román Mayorga Rivas que los poemas de Marco, Laureano, Julieta y Arabella
(1862-1925), Jenaro Cardona (1863-1930) y Carlos Ga- son inéditos, preparados expresamente para este núme-
gini (1865-1925), seguidos por Carlomagno Araya (1897- ro, por invitación mía, lo cual agradezco profundamente,
1970) y Arturo Echeverría Loría (1909-1966), cuyo bello más como patriota que como editor.
poema a su bisabuelo don Juanito aparece en otro artícu-
lo de este número. Disfruten, pues, lectores, de este manojo de poemas
que ensalzan a las figuras señeras de los tres próceres y
Posteriormente, casi como un bloque, surgen los inno- contribuyen a afianzar tanto el sentido de patria como el
vadores creadores que en el decenio de 1960 fundaron el amor por la libertad y la soberanía que, al precio de sus
Círculo de Poetas Costarricenses. Entre ellos figuran aquí vidas, ellos supieron legarnos.
Jorge Debravo, Alfonso Chase, Marco Aguilar, Laureano
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¡oh sombra del gran Mora! álzate airada, Cada vez que mi mano se alza
y como el CINCUENTA Y SEIS, tu voz potente, para saludar a la bandera
Grite a tus hijos sin cesar: “¡Alerta!”. o tirar una piedra
o para amar a un cuerpo,
don Juan Rafael está en mi sangre.
Juan Rafael Mora 6 Junto a las ciudades polvorientas
y cerca del árbol
Carlomagno Araya y en el agua
insiste tu memoria en extenderse sobre el pueblo
Sacerdote del templo del decoro,
y allí circula tu palabra:
soldado de las huestes de la fama,
un fuego
fulgió tu corazón como la llama
quieto y terrible entre la vida
que da al crisol donde se funde el oro.
fértil.
Tus enemigos viven todavía,
Urna bendita que guardó el tesoro
y se esconden entre los relojes
de lo que Costa Rica en verdad ama.
y las letras
Árbol en cuya más erguida rama
y te vuelven a asesinar
hizo un nido mi cántico sonoro.
mientras tu pueblo conversa
con el sol.
Tu figura se yergue cual si fuera
Una mano que escribe,
el asta que sostiene una bandera
o que trabaja,
hecha para retar los huracanes.
y otra que áspera inscribe tu nombre en las paredes,
señala la procreación hermosa de los cuerpos
¡Presenten armas! huestes de la Aurora,
en el recuerdo valiente y claro
que al bravo Capitán Juan Rafael Mora
de tu ejemplo.
le hacen guardia de honor nuestros volcanes.
Hamacas y cañones 9
Invocación a Juanito Mora 7
Marco Aguilar
Jorge Debravo
Solo los de la casa podían decirle Juan,
Aquí, Juanito, aquí, en esta piedra
quiero decir sus padres y unos pocos parientes.
hunde tu hueso, en estas casas
Nosotros no pudimos, sencillamente
clava tu hueso, el hueso tuyo,
porque no nos salía. Viéndolo por la calle, viéndolo
terriblemente libre desde el alma,
detrás de un mostrador o inclusive detrás
tu patriótico hueso, tu agudísima
del escritorio de la Presidencia, para nosotros
y profunda manera de comprender la patria.
era siempre Juanito, no tanto por su mínimo tamaño
sino por el cariño que todos le teníamos. Le tenemos.
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No podemos negar que era bajito, a los traidores, a los mentirosos. Muy tarde comprendió lo que pasaba
tal vez de la estatura de Bolívar. y entonces fue más alto que ninguno:
Todos supimos siempre de sus cosas, no suplicó, no se puso a temblar cuando escribió las cartas, no maldijo.
su ser ligeramente deshonesto en cosas de negocios, Lo fusilaron y él aceptó su muerte como aceptó su vida:
esa mala costumbre de de pie frente a las balas.
favorecer en algo a sus parientes Por desgracia esas balas sí acertaron. Todas, todas. Ni una sola falló.
como era lo habitual en esos tiempos. Pero como eran nuestras, las recibió con gusto.
Pero pasó algo extraño con Juanito:
que comenzó a crecer siendo ya adulto.
¡Qué curioso! Juanito desconocido 10
Todos nos sorprendimos al mirarlo Laureano Albán
unos cuantos centímetros más alto Juanito Mora
el formidable día de la Proclama, tuvo que ser sueño
y se mantuvo así hasta la hora porque era destino.
en que echó a caminar con sus soldados
en el seco verano de ese año, Pasa la página del ayer,
ese viaje impensable para otros. De inmediato pasa el silencio del ayer,
vimos que había crecido nuevamente y estuvimos hablando del asunto. pasa la rosa
Pero hubo muchos que se quedaron cómodos sangrienta todavía del ayer.
sorteando en sus hamacas los calores Y Juanito persiste,
y soñando en la muerte de Juanito. ya no como una historia,
Siempre han estado allí, siempre a la sombra sino como una
pero de vez en cuando se levantan dirección de profecías,
de sus sueños malditos viendo cómo lo ensucian, ellos, como un aullido
los que nunca supieron defender con un rifle que a veces le incomoda
las fronteras amadas que cuidan de sus hijos, haciendas y mujeres. al abandono urdido del amor,
Los que no merecían ni merecen tener hijos, esposas, como un cetro
mucho menos que se volvió mortal,
que los sepulten en esta misma tierra. para nunca morir.
Y todavía
se levantan de nuevo después de tantos años los mismos descastados, Ah, patria,
los mentirosos llenos de lagañas, los que nunca pudieron la pequeña con creces,
ni pueden la que ya no es bandera
ni podrán porque sólo jirones
reducir un milímetro la altura de Juanito ni borrarle ese brillo de los ojos. necesita el olvido.
Porque nadie, nadie puede negar que fue valiente. Ah, patria, patria, patria,
¡Ah, cómo soñaría William Walker acertarle transfigurada al fin
aunque fuera un balazo, un único balazo, un solitario como todos los sueños:
balazo en la cabeza y observar su cerebro destrozado, hoy Juanito te tiene
su sangre irreprochable en media calle! más miedo que a la guerra…
Pero ese Porque antes era simple
no era el destino de Juanito y por cada balazo que lo erraba morir sin pronunciarlo,
crecía por lo menos dos milímetros. pero hoy hasta la niebla
Parecía indestructible: no se ahogaba, tiene traje de fiesta,
no caía del caballo ni lo mataba el cólera. ¡Era enorme! para que baile en todas las calles
Pero él y sus soldados derrotaron la patria arrodillada,
a un enemigo sólido, tangible, y más tarde perdieron la batalla por un dólar de más,
frente a alguien tan pequeño que no pudieron ver jamás por un dólar de menos.
pero que los mataba: una bacteria. Y sin saberlo,
le traían la peste a sus familias como un regalo trágico del viaje. Y Juanito,
Nunca hubo en la historia de los pueblos desfile victorioso que tuvo que morir,
más lleno de tristeza, con las carretas llenas de cadáveres, para volverse brisa,
patrióticos cadáveres que nunca más levantarían un rifle, se detiene a llorar
sostendrían un arado, cosecharían los frutos de la tierra. un minuto imposible,
Con todos ellos se devolvió Juanito y por todos lloraba. en este poema roto
Al poco tiempo tuvo que exiliarse, cuando sus enemigos se fortalecieron; que la patria de ahora
pero no soportaba vivir lejos y pronto regresó, creyéndoles no entenderá jamás.
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