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PRINCIPIO DISPOSITIVO O DE INICIATIVA DE PARTE

 Este proceso solo promueve el pensamiento del Partido y actuará con


interés y legitimidad. No se requiere que sea invocado por el Ministerio
Público, abogados no oficiales ni quien defienda intereses dispersos. Estas
obras, sus representantes, sus abogados y todos los participantes en todo
el proceso adaptarán su comportamiento a la obligación de veracidad,
integridad, lealtad y honestidad. El juez tiene la responsabilidad de prevenir
y sancionar cualquier comportamiento ilegal o retrasado. Como punto de
partida de las actividades judiciales nacionales, siempre será indispensable
que una persona ejerza su derecho de obrar. La idea de fragmentación no
solo es fundamental para solicitar al juez que se pronuncie, sino también
fundamental para poner los hechos del caso ante su opinión. En el
concepto clásico, las normas exigen que quien ejerza su derecho de obrar
debe afirmar su interés y legitimidad en el trabajo, es decir, citan sus
conflictos sin otras soluciones, solo a través de la intervención de los
tribunales. Tiene lugar entre la sustancia que provocó el proceso o el
conflicto real entre las mismas personas. La iniciativa de la parte significa
que alguien que no sea el juez debe ejercer el derecho de litigio e iniciar el
litigio correspondiente para que se inicie el procedimiento. Correctamente,
la parte que aparece sobre el demandante es la parte que ejerce el
derecho de litigio, por lo que la parte puede estar compuesta por una o más
personas naturales y / o jurídicas.

PRINCIPIO DE ECONOMÍA, INMEDIACIÓN Y SOCIALIZACIÓN


PROCESALES

 El principio de economía procesal parte de la creencia de que el costo del


proceso como medio no puede exceder el valor de los bienes en cuestión.
Este es el fin. La relación necesaria entre fines y medios debe dominar la
economía del proceso. Este principio es particularmente aplicable a tres
áreas diferentes: ahorro de tiempo, dinero y energía. El Tribunal
Constitucional ha venido aplicando este principio en general, e incluso se
pronunció sobre la base de la base jurídica sobre la que se determinó que
el caso era el mismo que otro caso sentenciado y la nueva sentencia se
basó en el principio de economía procesal en orden para resolver la
reclamación. El principio de la economía procesal no solo tiene como
objetivo ahorrar el costo que puede traer el procedimiento, sino también
hacer que el procedimiento sea un procedimiento simplificado. Como todos
sabemos, el principio de la economía procesal no solo trata de enfrentar el
problema de los costos, sino que también incluye la duración y el número
de acciones que se deben realizar en un proceso. Estrechamente
relacionado con este principio económico está el principio de celeridad
procesal, y están tan estrechamente vinculados que el máximo intérprete
de la constitución suele nombrarlos conjuntamente.
 El principio de inmediación, que se recoge igualmente en el artículo V del
Código Procesal Constitucional. Su finalidad es resolver definitivamente el
problema de interés o incertidumbre relacionado con la Ley. Enlaces
viables a finalidades (documentos, lugares etc.). Más concretamente, estos
recursos constituyen el entorno real para cuestiones de interés o posibles
incertidumbres en el proceso judicial. El Tribunal Constitucional señaló que,
de acuerdo con el objetivo de activación inmediata, se asegura que los
representantes de los jueces condenados tengan acceso directo a cada
prueba. Una vez que varios jueces en etapa de instrucción conozcan este
proceso, no serán perjudicados.

 El inicio de la socialización procesal también está recogido en el artículo 6


de la Ley de Procedimiento Constitucional, que exige que los jueces sepan
intervenir para que la desigualdad material que acompaña a los litigantes
no obstaculice la tarea de llegar a una solución justa. En palabras del
Tribunal Constitucional, el inicio de la socialización se fundamenta en el
deber de los jueces, es decir, evitar que la desigualdad material existentes
en medio de las piezas impidan la consecución de una elección judicial que
sea reflejo cabal de la objetividad del Derecho.

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