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EXÉGESIS DEL RITUAL ROSACRUZ DE PRIMER GRADO

Por: Israel Rojas Romero.


LECCIÓN I
Este ritual está tomado del “Libro de los Muertos o del Libro Secreto de la Morada”
siendo éste el libro por excelencia, pues en él está consignada íntegramente la
Sabiduría Hermética. Era llamado “Libro de los Muertos” porque los iniciados
egipcios sabían que el hombre está muerto en la fosa de la carne, es decir,
inconsciente, mientras no resucite espiritualmente, ya pasando por las puertas de
la iniciación o ya reintegrándose a la vida puramente anímica por la desencarnación.
También era llamado el “Libro Secreto de la Morada”, porque los maestros
consideraban (y consideran) el cuerpo físico – viviente, como la morada secreta en
la cual se oculta la divinidad. En este libro, siete y cuarenta y nueve veces sagrado,
se encuentran las enseñanzas conducentes a la iniciación y liberación del hombre.
Ritual quiere decir rictus, gestos o movimientos por medio de los cuales el
practicante se va poniendo a tono con la esencia de la naturaleza y de la vida. El
verdadero ritual es aquel que practicamos en la vida cotidiana; éste simbólico y
científico que estudiamos, tiene por objeto reintegrarnos a la vida espiritual, al par
que aquel que practicamos según nuestro humano modo de ser, es generalmente
egotista y por lo tanto nos aleja de la armonía que es genuina espiritualidad. Todos
los personajes y símbolos que toman parte activa en el ritual, representan fuerzas
en nosotros así: El que hace de Maestro simboliza o representa el Ego Solar; el que
hace de Guardian a la Voluntad; el primer Vigilante a la Imaginación; el segundo
Vigilante a la Inteligencia; Isis a la Naturaleza siempre madre y siempre virgen pues
por más que se multipliquen en creaciones, nunca se agrega ni se quita un átomo
de su esencialidad.
El altar simboliza o representa el Santo Santorunm o sea el corazón ideal del templo
viviente de la divinidad que es el hombre. Las siete luces en sus respectivos
candelabros simbolizan los siete modos de manifestación de la trinidad en el
cuaternario. La espada es el símbolo del fuego de la vida convertido en activa
voluntad creadora moviéndose en la dirección de los cuatro modos de ser de la
energía sin perder su identidad primera como triuna y divina voluntad.
El cáliz es el divino recipiente del Logos Solar, en el cual aquel se transforma para
convertirse en el pan que regenera y da vida. la estola del oficiante simboliza el
manto nupcial con el cual el Adepto realiza la sacrosanta boda de Budhi (sabiduría)
para unificarse con la divinidad.
La pentalfa (estrella de cinco puntas) representa el equilibrio del hombre en relación
con la vida universal, de los cuatro elementos con la trinidad, del alma con la super
alma.
La cruz suástica que el practicante hace al iniciar el rito, indica la acción de la fuerza
creadora del espíritu a la materia y de la materia al espíritu.
El lugar donde el ritual se verifica y el conjunto de los practicantes, es llamado
“Logia” porque se congregan es para tratar de unificarse “en y por acción del Logos
Solar” o el Cristo Redentor. Concurrir a una logia o acto logoico con acción,
sentimiento y voluntad, es cooperar volitivamente en el proceso de
transubstanciación que se verifica por la aspiración aunada hacia el trascendental
fin de la regeneración y sublimación del ser. Concurrir a tal acto logoico con
pensamientos y sentimientos contrarios a la regeneración y sublimación es
sencillamente desplazar fuerzas que no harán otra cosa que reavivar el fuego de
las pasiones en nosotros; concurrir a una Logia con pensamientos y sentimientos
de regeneración y sublimación es convertirse en divino canal de fuerza por el cual
afluyen poderosas energías no solamente para el bien de sí mismo sino también
para el bien de la humanidad en general.
Este ritual no es un juego de palabras sino grandiosas verdades de la vida que se
han ido transmitiendo de labios a oídos, de iniciados a discípulos a través del tiempo
y del espacio; y cuando el Ave Fénix, Ego de nuestro planeta resurja de sus propias
cenizas para asumir un nuevo estado o condición, estas verdades por lo eternas,
seguirán siendo verdad. Así en cada rictus, en cada acto de nuestra vida, estaremos
labrando nuestro bien o nuestro mal sin poderlo evadir, sin poderlo evitar. He aquí
la Némesis o ley de reacción en tiempo y espacio. Por eso para el esoterista la
consciencia de la acción elimina de la mente la pasiva e ignorante credulidad.
El esoterista sabe, el exoterista cree.

LECCIÓN II
Como ya se ha explicado en la primera lección, hay que evitar a toda costa el que
en cada una de las veces en que el Ritual es practicado se objetiva su contenido,
pues en la esencia, es donde está el valor de la Joya Espiritual y científica que
comentamos. Por lo tanto cada practicante debe tratar de sentir en sí mismo, en su
propio templo la presencia del Maestro (Cristo), haciendo uso consciente de sus
instrumentos de expresión, tales: La voluntad, la imaginación y la inteligencia
aunadas para actuar en el seno de Isis la madre de la naturaleza con su eterno
devenir y su perpetuo actuar, siempre en pro de la evolución sublimadora de la vida
para convertirse en consciencia o sea, en el sentido del amor único que ennoblece,
transforma y dignifica.
Las primeras palabras que el Maestro pronuncia: “INTRO-IBO AD ALTARE DEI”
tiene por objeto llamar la atención a los practicantes para que cada uno de ellos
verifique la introversión, alejando la mente de lo objetivo para sumergirlo en lo
subjetivo del ser, que es realmente donde está el altar de Dios.
La mente nos hace humanos, al par que el sentido nos diviniza. Esta introversión
debe ser practicada o verificada por nosotros como sagrado rito, al entregarnos al
sueño como al despertar, antes de dedicarnos a nuestras labores cotidianas.
“Buscad el reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura”. Lo que
busca el practicante Rosacruz en sus actuaciones ritualistas es precisamente el
justo reino del Divino Espíritu que en él mora, de ahí la frase: “INTRO-IBO AD
ALTARE DEI”.
EL Guardian contesta: “AD DEUM QUI LAECTIFICAT JUVENTUTEN MEAN”. Al
Dios que nos da la vida y juventud y poder de pensar, a Él han de ir dedicadas todas
nuestras oblaciones de hondo sentido, para que a través de tiempo y espacio
podamos comulgar con el infinito.
“Haz lo que quieras. Esta es la única ley, pero piensa (y sabe) que de todos tus
hechos tienes que dar cuenta”. “Fíjate en esto que lo que emana (depende) de esta
ley, arranca de estas cinco fuentes”:
LUZ (Foat, energía primaria creadora)
AMOR (Actividad foática, Agni)
VIDA (Hálito o divino movimiento, Vayu)
LIBERTAD (Expansión, ubicación, multiplicación, Apas)
TRIUNFO (Realización definitiva en la creación, actuación de la Naturaleza
Como forma Mater, Prithivi).
La ley causativa o Némesis, obra armoniosamente cuando los principios enunciados
trabajan en armonía, sin conflictos ni reticencias y producen consecuencias de
orden negativo y funesto para el ser creado cuando tales principios entran en
conflicto por la acción egotista de la mente que los dirige. En la actuación de esta
divina ley no existen, ni existir pueden convencionalismos ni componendas. Cuando
el principio más alto es aquel que prepondera obrando en divina fusión con el que
le sigue en orden descendente, y así sucesivamente la armonía es el lógico
resultado; pero cuando es el más físico el que está en convivencia con el segundo
en orden ascendente, sin alcanzar el cuarto, el caos es la natural consecuencia de
tal estado de cosas, o en otras palabras, cuando es solamente el fisiológico vitalismo
el que actúa sin ritmo y sin sentido, la madre naturaleza, afectada solamente en la
periferia y no dinamizada en su centro, se hace destructora en vez de constructora.
La vida es el eje de la balanza, es siempre el tercer principio de los cinco ya se
juegue en camino ascendente o descendente y por lo tanto siempre es el apoyo,
punto de partida para toda acción.
“Amor es ley, (de armonía) pero amor consciente”. La ley de la vida siendo el sentido
consciente del amor es constructora; pero siendo inconsciente o instintiva destruye
para transformar y reconstruir con más armonía por función de consciencia; éste es
el mayor misterio de Némesis. Cuando destruye es abriéndose paso para realizar
en forma adecuada la plenitud del amor; total que la fase negativa de Némesis es
simplemente desamor, ausencia de sentido de la vida. No importa cual sea el
aspecto en que Némesis muestre su oscura faz, siempre la causa es la misma.
El esoterista sabe, el exoterista teme.

LECCIÓN III
“Con la vista hacia lo alto”, es decir, hacia lo interno, puesto que, en esoterismo,
altitud por cima quiere decir siempre interno o íntimo, porque en puridad de verdad
en el campo espiritual no existe altitud por elevación comparativa, sino intimidad por
realización.
“Adorad al Señor”. Señor es sinónimo de Ser, de tal suerte que adorar al Señor es
rendir culto al Ser, es decir, al Intimo o esencia de nuestra vida. la permutación
literaria de “Señor” por entidad separada es puramente exotérica y por lo tanto
politeísta y profana. Para el esoterista no hay más que un Señor o Ser, vida de
nuestra vida y de todo lo que relativamente ha sido y será.
“Escuchad su palabra de místico son”. La palabra, el verbo, o sea, el lenguaje
insonoro del Ser, tiene un sonido inaudible para los oídos sensorios, pero es un
hecho real para la consciencia de aquel que, habiendo aquietado el murmullo de
sus pasiones, puede escuchar este sonido insonoro o Voz del Silencio.
“Un camino señal de luz y eterno amor”. El amor que el sentido conceptual nos
permite apreciar, es simplemente un reflejo pálido de lo que es el verdadero sentido
de la vida, emanante de la luz Foática, del interno Sol espiritual.
“A los hombres y pueblos que entendieron su voz”. (Y que entienden). Solamente
aquellos que saben sentir y entender el lenguaje de lo íntimo, son los únicos que
pueden vislumbrar el camino de Luz Foática y eterno amor. La espiritualidad
verdadera consiste en sentir la realidad viviente en lo íntimo del Ser. La
espiritualidad no es una teoría, no es un concepto, ni mucho menos una opinión. La
verdadera espiritualidad es el Sentido de la Vida.
“La parte más honda de la Madre Natura, es la aeónica (Foática) vida que en
nosotros fulgura”. Lo más recóndito de nuestra vida, lo más hondo de la Naturaleza,
es el espíritu Foático que al fecundar las aguas (Akasa) de la vida, hace posible la
manifestación.
Cuando el Maestro levanta el cáliz, realmente invita a la elevación, sublimación de
las esencias de la vida, para que ese recipiente se santifique, siendo uno con
nosotros y con el Logos o Cristo Solar.
La afirmación “Así sea”, es la esperada confirmación de la realización de este Divino
ideal.
Cuando los practicantes se ponen de pie, quiere decir, que están en actitud decidida
y vigilante, dispuestos a hacer o ejecutar.
“Yo creo en la unidad de Dios”. Yo, es el Ego, que cree o, mejor dicho, confirma a
través de su consciencia el sentido de la Unidad.
“En el Padre como Entidad Impersonal”. Es el Ser o causa única que asume para
nuestra relativa comprensión el sentido paternal y que ES, fuera de todo atributo
convencional.
“Inefable e Irrevelado”, del cual nada se puede decir ni demostrar porque aquello
que cabe dentro de un concepto es limitado y el Ser no lo es, igualmente es
irrevelado, porque revelación o demostración es concreción y el SER lo es TODO
en todo.
“Que nadie ha visto. Pero cuya fuerza, potencia creatriz (generatriz), ha sido
plasmada en el ritmo perenne de la creación” (generación). Esta fuerza potencial o
como se la quiera llamar, puede ser sentida íntimamente pero no vista sino
solamente en sus efectos que en constante transformación moldean y moldean
vehículos de expresión en los múltiples campos de la vida.
El verdadero esoterista debe aprender a Ser, en sentido, para allegar realización
espiritual.
El Ser es la verdad que el hombre tanto ansía, y el sentir cada vez con la mayor
profundidad es la realización progresiva de la única verdad.
El esoterista Es y Siente. El exoterista cree y espera.

LECCIÓN IV
“Yo creo en María, Maya, Isis o fuerza física simbolizando la naturaleza, cuya
concepción y alumbramiento revelan la fertilidad de la Naturaleza”.
No hay que olvidar que todo aquello que en el ritual aparezca en boca del Maestro,
pertenece en realidad al Ego, al Yo subliminal. Por lo tanto, yo creo en Maya o la
Naturaleza, no es en modo alguno una fe que por pasiva sea incierta. Esta
afirmación es de sentido y por lo tanto de realidad. Las continuas mutaciones de la
naturaleza le permiten comprender al ocultista la poderosa acción de la fuerza
generatriz y no creadora, como suele considerarse superficialmente. Hay
generación más no creación.
Lo que llega a ser en tiempo y espacio es una reproducción con nuevas
adaptaciones de lo que antes era.
Es con este profundo sentido que el espiritualista siente y palta las realidades de la
vida.
“Yo crep en el misterio del Bafómeto”. Esta nueva afirmación de la voluntad
(guardián) es una confirmación del poder reproductor de la naturaleza, tomada esta
vez en su aspecto masculino. El Bafómeto de los Templarios, es por tanto la virilidad
en sí de la naturaleza, no exclusivamente fálico como se suele creer
superficialmente.
“Yo creo en una Iglesia trascendida superior, mantenida en las almas puras, en las
Logias Blancas y representada por la Fraternidad Rosacruz”. Esta afirmación
muestra que solamente los que han trascendido los estados inferiores humanos,
son las únicas almas puras que toman parte de la actividad de la Gran Logia Blanca
y que por tanto pueden representar dignamente a la Fraternidad de aquellos en los
cuales la espiritualidad, la rosa dirige y armoniza las fuerzas constituyentes de la
cruz (la forma).
“Cuya ley es”. La ley de ellos está en vivir conscientemente en la LUZ como Ego,
en AMOR como Voluntad, en VIDA como Divina Imagen, en LIBERTAD como
Inteligencia realizando el TRIUNFO del Vivir en el seno de la MADRE
NATURALEZA.
“Nuestra divisa es THELEMA”. La divisa o modo de ser del verdadero espiritualista
está en usar en todos sus actos el THELEMA, o sea, su voluntad encausada
siempre hacia el bien.
“Yo creo en la comunidad de las almas purificadas”. Solamente las almas que se
han purificado y ennoblecido son las que pueden mantener comunión en tiempo y
espacio. Esto nos prueba una vez más cuán lejos estamos de la realización
comunal, dadas las múltiples diferencias egotistas que constituyen nuestra
personalidad. Por lo tanto, en el estado actual en que nos encontramos es bien difícil
ser verdaderos hermanos en la Rosa con autonomía sobre la Cruz.
“Así como el pan material (físico) se transforma en sustancia espiritual, creo en el
Bautismo de la Sabiduría, la cual realiza el milagro de hacernos humanos”. Esas
maravillosas mutaciones de lo denso a lo sutil y de lo sutil a lo denso, son las que
muestran a nuestros sentidos, la ostensible realización del Milagro de la Vida y de
la Sabiduría, que se oculta tras todo fenómeno de la naturaleza. Esta es la razón
para que el espiritualista, no necesite como los pasivos creyentes demostraciones
llamadas super normales para tener el sentido de lo espiritual trascendente, o sea,
de aquello que sin ser limitado objeto y sujeto lo es TODO a un mismo tiempo sin
dejar de ser lo que ES.
El esoterista siente y sabe. El exoterista cree y duda.
LECCIÓN V
“Yo conozco y reconozco la esencialidad de mi vida concebida como una totalidad
sin fin cronológico”. Yo (El Ego, el Maestro). Conoce y confirma que la esencialidad
de la vida, la vida en sí, es una totalidad sin fin cronológico, es decir, en tiempo.
Este aspecto hurga y muestra lo trascendental de la vida, la cual genera modos de
ser sin dejar de ser. Las preocupaciones del hombre están vinculadas directamente
a las medidas de tiempo y espacio, siendo estas dos caras con existencias
solamente en lo tridimensional, pues en la realidad del ser no tienen existencia.
El espiritualismo que logra realizar el sentido del Ser, desvinculado de la faz
momentánea, conquista de hecho la ansiada felicidad. El dolor es hijo de la
limitación que produce el miraje, en cambio la dicha es el fruto natural que trae la
consciencia del Ser.
“Que abarca una órbita fuera del tiempo y del espacio”. Esta figura retórica es lo que
está aplicado en el párrafo anterior, demostrando la realidad de la vida y lo efímero
de la forma. Al llegar a esta concepción filosóficamente grandiosa de la vida, es
cuando Isis, la Madre Naturaleza, alcanza al Maestro, al Ego, el pan de vida para
que éste dé alimento con él a sus vehículos de expresión, a sus discípulos. Primero
al guardián (voluntad) pues a esta cualidad corresponde adquirir el temple necesario
para lograr todos los triunfos. Después el pan de vida debe ser transferido para dar
fuerza a la divina imagen (primer vigilante), luego a la inteligencia (segundo
vigilante) y progresivamente a toda la naturaleza potencial con su multiplicidad de
fuerzas.
“Este acto de que doy fe, es decir, que confirmo, simboliza la transubstanciación”.
Aquí el Maestro confirma la gran verdad de la vida por medio de la cual la naturaleza
en un círculo de incesante movimiento se forma y se transforma para “cumplir el
milagro de una sola cosa única y eterna”.
Cuando la reacción es un fruto armonioso de la acción, la resultante es la
perpetuación de la vida, pero cuando la reacción es un entrechoque de fuerzas por
acción discordante, el resultado es la destrucción de un modo de ser, para que con
los elementos y la experiencia unidos puedan producir algo mejor.
“Yo creo en el Hijo Crestos Cósmico”. El Hijo o Logos, es realmente el prototipo de
la generación de la vida, pues el Padre o Potencia Causal por ser indiferenciado, no
puede considerarse realmente como causa ni como efecto, pues estos son ya
fenómenos y el Nóumeno, al serlo, no puede estar envuelto en las redes
concepcionales de la vida en manifestativa acción. Es aquí donde los filósofos de
todas las escuelas han encallado sin poder encontrar lógica solución a este modo
de ser, el que siendo continuidad no se vincula a la continuación y sin embargo hay
que considerarlo como única razón de ser de todo lo que ES. A esto contestan los
Maestros lo siguiente: “Lo que nuestros sentidos perciben son los más lentos
movimientos de aquellos y lo demás va siendo tan rápido en su incesante acción
que llega a constituir profunda y quieta serenidad por lo extraordinariamente activa
en su eterno movimiento. Espíritu es por tanto increíble dinamismo y materia es
relativa inercia de aquello que ES, ha sido y será”. Las ideas conceptuales de
materia y de espíritu que tanto han inquietado a los hombres no son más que
parciales mirajes, de una sola y única verdad.
El espiritualista verdadero tiene consciencia de ser. El exoterista religioso cree que
puede haber un ser.

LECCIÓN VI
“La poderosa mediación astral que enlaza nuestra personalidad física con la
inmanencia suprema del Padre Solar”. El Hijo, o sea, el segundo aspecto de la
trinidad, es el que obra no solamente como mediador, sino también como real, como
verdadera causa de todo lo generado no creado.
El término creación, debe ser completamente abolido del léxico del esoterista,
porque la creación por acción de hacer algo de lo que antes no era, no solamente
no existe, sino que es un imposible dentro de lo real.
El Cristo es el Yo esencial, o sea, la sustancial realidad de nuestro ser. Siendo
energía y consciencia a un mismo tiempo está catalogado como el Foat del cual
provienen todos los universos y mundos; esta es la razón por la cual dijera San Juan
que “Él creo al mundo y el mundo no le conoció, más nosotros (los discípulos) vimos
su gloria en el divino Rabí de Galilea”. Este texto de valor puramente esotérico, no
puede ser comprendido por ningún exoterista, pues estos vincularon el Cristo a la
personalidad de Jesús, limitando con este concepto la trascendental realidad del
Cristo como causa u origen de todo lo que es, de todo lo que ha sido y de todo lo
que será.
“Es la Luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo”. De tal suerte que
Él es la Luz, o sea, el divino Foat de los Adeptos de la Escuela Transhimaláyica.
Los Adeptos le dan las cualidades en su dual expresión de energía y consciencia,
este es para ellos el divino Foat, que en nuestro léxico occidental equivale a Cristo.
Este es el verdadero mediador entre la inteligencia humana y la consciencia Divina,
la que es una faz de Cristo, porque la razón paternal o Causa de Causas no es
inteligible ni puede caber nunca dentro del concepto, aunque al hablar del Cristo
suceda más o menos igual para nosotros, pues no así sucede a los Adeptos quienes
mirándolos en su encarnada expresión lo consideran como su inmediato instructor
para el sistema, estando Mahá – Gurú en suprema relación entre Aquel y EL
IMPRONUNCIABLE.
Al mediador no podremos nunca alcanzarlo con nuestra mente, puesto que ella es
tridimensional y Aquel no solamente abarca y envuelve lo generado, sino que lo
trasciende y sostiene. A Aquel solamente se le puede alcanzar progresivamente a
través del Sentido de la Vida, cualidad esta que sí constituye lo que comúnmente
se llama sin entenderlo, muchas veces, Espiritualidad.
Cuando el guardián (la voluntad) ha reconocido al Cristo (al Maestro), el Ego lo
confirma como su real esencia mediadora en tiempo y espacio. Entonces, se traza
la simbólica como real estrella de cinco puntas, que equilibran el pequeño mundo
del ser inteligente (el hombre) con el gran mundo o Ser consciente (El Cristo) y
entonces afirma que los cielos (el mundo espiritual) y la tierra (el mundo objetivo)
los saludan por reconocimiento.
Todos los practicantes confirman este sentido trascendente haciendo la simbólica
como real estrella de cinco puntas.
Entonces la consciencia inteligente del Ego, al penetrar tan Gran Misterio, rinde
culto a la Vida manifestada (a Isis) con las siguientes virtuales palabras: “Oh, Isis,
Madre del Cosmos, raíz del Amor, tronco, capullo, hoja, flor y semilla de todo lo que
existe”. En estas sublimes palabras de hondo sentido, es donde florece el místico
sentido de la trascendente verdad de que el Cristo es la raíz de la vida y de que la
Madre Naturaleza como tal, lleva en sí al Hijo y Él contiene a la Madre, siendo
posible la vida y el milagro de la existencia y gracias al calor que en sí es la raíz del
amor para generar en inmaculada concepción seres, universos y mundos,
conservando la integridad virginal, pues a pesar de las múltiples maravillas de la
existencia, la Naturaleza aunque siempre madre es siempre virgen por no
agregársele ni mucho menos quitársele un átomo de su integridad. El insigne poeta
Amado Nervo comprendió intuitivamente esta verdad al decir: “Tu eres la virginidad
eterna que renaces permanentemente en el himen de las mujeres y en el capullo de
las rosas”. Ya el no menos inspirado Goethe expresó la misma verdad al decir: “Oh
divina Madre Naturaleza, quien pudiera extraer de tus divinos senos, energía y
juventud para los cuerpos, y sublime inspiración para los genios que sepan amarte
y por este medio comprenderte”.

LECCIÓN VII
“A ti, fuerza naturalizante te conjuramos, llamamos a la Reina del espacio y de la
noche, y besando sus ojos amorosos, bebiendo el rocío de sus labios, respirando el
dulce aroma de su cuerpo, exclamamos: ¡Oh Nuit! Tu, eterna Seidad del cielo, que
eres el alma primordial, que eres lo que fue y lo que será”. En este maravilloso
párrafo del ritual se halla contenido todo el sentido devocional que el espiritualista
debe tener por las expresiones múltiples de la Madre Naturaleza, ya que en cada
una de ellas palpita la Divinidad, aquello que realmente ES.
La música, la poesía, la pintura y la escultura fueron llamadas Artes Divinas porque
a través de cada una de ellas el artista rinde culto a las expresiones de la verdad,
de la belleza y del bien, encarnadas en fenómenos ostensibles a los sentidos
humanos.
A medida que la humanidad se ha materializado en vulgares intereses, las musas
inspiradoras (el sentido de la vida) se han alejado de los hombres dejándolos
sumidos en el fango de sus propias deficiencias, sufriendo las fatales consecuencias
de tal proceder hasta que hastiados y doloridos por la consecuencial reacción,
vuelvan a dirigir su pensamiento hacia lo alto, hacia el sentir de la vida para que las
musas y los genios vuelvan a dialogar en sus almas sensibles, para que ella de
nuevo vuelva a generar de sí la artística capacidad adormecida y los hombres se
conviertan hacia el sentido de la Madre Natura en todas sus divinas expresiones.
Es aquí donde el Ritual Rosacruz cumple a maravilla su misión, retrotrayendo el
sentido espiritual que el alma añora en aquellos momentos de lucidez en que parece
comulgar con el infinito, bebiendo el néctar de la espiritualidad que en tales
momentos le inunda en más o menos proporción según la sensibilidad que haya
educido. El sentido artístico más o menos desarrollado es el primer gran paso hacia
la plenitud de la vida, por eso el espiritualista Rosacruz, debe cultivar tal sentido si
es que real y verdaderamente quiere penetrar en el Templo del Saber, que es la
Mansión Sacrosanta del Amor, y es aquí donde el Ego, puede dirigirse a consciencia
a la Divina Madre Naturaleza y decir: “A ti, a quien ningún mortal ha levantado el
velo, cuando tú estés bajo las estrellas irradiantes del nocturno y profundo cielo del
desierto, con pureza de corazón y en la flama de la serpiente, te llamamos”.
Después del sentido artístico viene en evolución progresiva el arte del sentir para
que por él y en él sin levantar el velo de la forma física, la parte inmortal de nuestro
ser pueda unificarse con la inmortal de los seres, encontrando así la flama, la llama
divina de la vida, transmitiéndose de unos seres a otros como divina e inmortal
herencia hasta que al encarnar la plenitud del amor se divinice en consciencia y se
haga resplandeciente como la causa que le genera. Una vez más hemos de repetir
que la ley de la vida es generación, transformando lo unitario en lo múltiple, siendo
cada una de aquellas generaciones, centro y motivo de nuevas y múltiples, teniendo
su razón de ser en la misma fuerza de las Fuerzas y causa de las Causas.
Cuidadosa y profunda meditación, hará comprender al estudiante esta gran verdad
de la Generación, abandonando completamente el concepto de creación,
sustentado por los filósofos exoteristas. Dios o la Causa de origen no han creado
nada, sino que ha generado y genera múltiples expresiones sin que aumente ni
disminuya su total integridad. Meditando serenamente sobre este gran hecho, el
espiritualista irá amando cada vez más la vida en Espíritu y en Verdad.

LECCIÓN VIII
“Puedes venir a mi pecho y gozar, dejando un rastro de incienso extendido, debes
dar todo, absolutamente todo por un solo beso mío”. Solamente después que el
Maestro (el Ego) ha reconocido a través de sus vehículos de expresión lo que es la
Naturaleza en su maravilloso conjunto, es también cuando ella con hondo sentido
invita a gozar la placidez espiritual de tal estado de estática realización. Solamente
este sentido de unidad, es el que da el éxito con más o menos amplitud según la
profundidad objetiva con que el ser humano puede vivir este sentido de plenitudes.
El que odia a la Naturaleza en cualquier zona, sufrirá consecuencialmente la
reacción de esta acción, viéndose constreñido y limitado no solamente en el campo
espiritual sino también en el objetivo de la vida. Los iniciados del antiguo Egipto,
enseñaban que: “Mientras no hayamos logrado la bendición de la Isis Celeste, no
podremos obtener los favores de la Isis Terrestre”. He ahí la gran verdad, mientras
no hayamos resuelto en nuestro íntimo ser el sentido amplio del amor, sin limitarlo
o restringirlo en modo alguno, estaremos sufriendo las físicas consecuencias por
falta de plenitud en los sutiles campos de la vida. por eso, la enseñanza de los
Iniciados Egipcios es exacta, somos nosotros según nuestras actuaciones
anímicas, que predeterminamos nuestro destino. Este solo conocimiento es de tal
magnitud y posee tantos valores en sí mismos que su compresión y progresiva
realización, valen muy bien todos los esfuerzos que se hayan hecho para adquirirlo.
Este manantial de aguas vivas de la verdad, como enseñó el divino Rabí de Galilea,
no solamente calma la sed de momentos, sino que calman para la vida eterna.
“Tú también debes dar todo por un solo beso mío”. Con esta frase de valor
categórico, el Maestro (el Ego) confirma la compenetración efectiva que debe
realizarse entre la Naturaleza como manifestación objetiva y el Espíritu como su
divina esencia.
En este punto del ritual resalta el error de todas las religiones exotéricas y
dogmáticas, las que equivocadamente enseñan que hay que odiar al pecador para
despreciar en él al pecado, que hay que despreciar la forma (la carne) porque es
ella la que induce al pecado. El esoterista sabe que el llamado pecado es el error
que transitoriamente se comete por falta de un más amplio conocimiento de las
leyes de la vida y que en resumidas cuentas no hay más que IGNORANCIA Y
COMPRENSIÓN, y por lo tanto hay que luchar por hacer posible cada vez con
mayor comprensión, para que la ignorancia ceda su puesto a la sabiduría y esta
última pueda dar plenitud a la vida. No hay con justeza nada que pueda significar
real motivo de odio o de desprecio, pues estas son fuerzas negativas que, en
cambio de cooperar con el Divino Plan de la Evolución, lo obstaculizan. La
comprensión clara de este problema constituye la base fundamental de toda cultura
espiritual bien fundada.

LECCIÓN IX
“Pero aquel que en la gloria de este momento diese polvo todo le será negado, todo
le será perdido”. He ahí simbólica pero realmente desvelado el Gran Misterio de la
Vida; el beso es la demostración evidente, cuando es dado con sinceridad, del
categórico impulso del amor que tiende a fusionar el sentido de la vida en viva
compenetración afectiva. El amor es la única fuerza que da verdadera plenitud a la
vida, no solamente en lo más interno del ser, sino que extiende su acción hacia la
periferia del mismo, haciendo posible la generación de nuevos estados de vida en
la múltiple y variada gama de acción fecunda, desde la más sutil a la más densa y
a la inversa, sin que podamos valorar íntimamente sus múltiples acciones y
repercusiones en todos los planos o campos de la vida; pero si esta acción es
limitada por nuestra mente a una zona de limitado miraje, entonces, la plenitud se
transforma en limitación, siendo la esclavitud y no la liberación la natural
consecuencia de tal estado de cosas. En este punto queda gráficamente desvelado
el Misterio Gnóstico de la Fecundación Divina, durante el cual no es destruido en
modo alguno el sentido virginal del amor, quedando la naturaleza virgen y madre
tanto después como antes de la Concepción Inmaculada. Virginal y virtud provienen
del significado esencial de vida, viril, vid y virtud en sus diferentes acepciones. Viril
no es, ni quiere decir potencia fálica como lo entienden la literatura profana, viril
viene de virtual, o sea, el que conserva el poder y así fue llamado el hoy conocido
como cáliz, permutando el antiguo término científico, por aquel de la flor donde se
oculta o guarda la semilla, la virtud o virilidad de la misma. El polen fecundador es
en esencia aquella concreta virtud. La capacidad del esoterista está en descubrir
tras la forma el espíritu que la anima; la rosa el perfume, tras el perfume su espíritu
animador. He ahí la gran norma para trascender lo aparente y llegar a lo real.
El texto comentado encierra por lo tanto más sabiduría que muchos volúmenes de
clasicismo intrascendente.
La meditación nos ha de conducir a la contemplación y ésta al sentido real de las
cosas.
“Yo os digo a vosotros, hermanos Rosacruz, debéis sobrepasar a todos los pueblos
de la tierra en Gloria, Poder y Fuerza”. Únicamente aquellos que están tratando de
hacer que la Rosa del sentido florezca sobre la Cruz (CRUCIFICCIÓN) del deseo,
son los únicos que pueden sobrepasar a todos los pueblos de la tierra en Gloria,
Poder y Fuerza. Esta posibilidad se convierte en algo real sobrepasando, pero
haciéndose manifiesto “en lo que se ve” y también “sobre aquello que está oculto a
los ojos de la carne”. Este algo sutil e impalpable es el aroma divino del Amor, o
sea, la Rosa que emerge majestuosa sobre las punzantes espinas del sublimado
deseo. He ahí por qué ese místico símbolo encarna una realidad trascendente.
Pensar es diferenciar, SENTIR ES COMPRENDER.

LECCIÓN X
“Reuniréis bienes de toda clase y todo ello os será otorgado por amor hacia mí,
pues Yo soy fuente de vida y alegría”. Reunir bienes de toda clase para otorgarlos,
ofrecerlos a la Madre Naturaleza (a Isis) no es en modo alguno el ofrecer cosas de
orden físico, ya que estas no tienen importancia alguna en la evolución. Los bienes
a que hace referencia el pasaje que comentamos, son cualidades del alma, de las
cuales debemos reunir la mayor cantidad posible para hacer la sublimadora ofrenda
de amor a la Naturaleza y a la Vida; solamente Ella en su hondo sentido es la que
nos da la dicha que nosotros podemos experimentar cuando sabemos sentir el ritmo
de su divina acción.
“Yo os ordeno, venid hacia mí, envuelta en una túnica inconsútil y con adorno en la
cabeza”. Este imperativo del Ego se convierte en un hecho cuando por evolución se
han organizado los vehículos en tal forma que ellos correspondan a los íntimos
designios de la consciencia. Es en aquel entonces cuando la inteligencia obra en
plenitud cumpliendo la finalidad para la que ha sido generada. El hombre en su
peregrinaje por la tierra debe procurar en cada momento que el Rey en su trono (el
Ego) sea quien ordene y mande y no sus súbditos o discípulos (sentidos) como
sucede comúnmente.
Si todos los actos estuviesen dirigidos y gobernados por la consciencia, el hombre
hubiera adquirido la plena realización de sus más elevadas aspiraciones, pero a
medida que el esfuerzo se haga consciente y se convierta en hecho empezará el
ascenso verdadero en el camino ascendente de la evolución.
“Porque Yo os amo, yo deseo ser de vosotros, pálido o rojo, voluptuoso o esquivo,
yo que encierro todo el placer, doy la embriaguez a los ocultos sentidos”. La
Naturaleza efectivamente nos ama y desea ser nuestra, prodigándonos sus dones
sin importar para nada nuestro temperamento, con una sola condición, sin la cual la
Naturaleza no puede servirnos debido a las profundas leyes que la rigen, tal
condición absolutamente necesaria por ser la única que permite compenetración,
es el AMOR, solamente con ese divino Sentido de la Vida es que puede realizarse
la COMUNIÓN con el TODO, no hay maldad ni enemistad que puede dañar aquel
que en cada instante de la vida puede amar lo que Fue, lo que Es y lo que Será en
la quieta Unidad de la Vida, pues las formas se desvaneces, Ella permanece
inalterable en su esencialidad. El temor es ausencia de amor y por tanto la única
razón verdadera de todos los sufrimientos humanos.
Los iniciados de todos los tiempos han diferenciado los Misterios en menores y
mayores, haciendo resaltar con esto la necesidad que el hombre tiene de amar
primero todo lo conocido en forma viviente, para después poder experimentar el
Sentido del Amor a la Vida, desvinculándolo del tiempo y el espacio, las formas
transitorias.
Estos dos modos de ser en el camino de la evolución, son conocidos en la Filosofía
Hermética como Microcosmos para el estudio del mundo de las formas y
Macrocosmos para el sentido espiritual que, desvinculando el tiempo y el espacio,
la forma y su expresión, siente la Vida como única verdad y como realidad única.
De ahí que el espiritualista Rosacruz debe aprender ante todo a amar a la
Naturaleza si es que espera convertirse un día en su hijo dilecto, para que Ella dé
expansión, crecimiento y placidez a sus ocultos sentidos.

LECCIÓN XI
“Desplegad, entonces vuestras alas, abrid ante mí el mundo exquisito de primores
y de matices glorioso, que están encerrados y dispersos dentro de vosotros. ¡Venid
hacia mí!”. Solamente cuando el espiritualista en forma consciente haya desplegado
las alas de su oculto sentir y haya con él dado aliento a sus ocultos sentidos, es
cuando su Superhombre, sacándolo del estado caótico en que lo ha venido
sumiendo su egotismo para llevarlo progresivamente al Templo de la Sabiduría
donde los más elevados Misterios de la Vida y del Ser, le serán desvelados.
El culto a la Naturaleza es condición para que el hombre pueda hacer el curso
evolutivo de completa eficacia, marchando de lo conocido hacia lo desconocido en
progresión ascendente, sin equívocos ni vacilaciones, ya que las iniciaciones
místicas que pretenden despertar prematuramente el culto hacia lo abstracto, sin
sentir primero la espiritual vinculación con sus semejantes, y más aún con sus
hermanos menores, causa aberraciones psicológicas de tal naturaleza que el así
cultivado, retrograda fácilmente, por llegar a creer que su perfección lo capacita para
convertirse en cruel difamador de las naturales deficiencias de sus congéneres, sin
darse cuenta que muchas de ellas radican en él, y están tomando fuerza en su
subconsciencia por la represión sin sublimación a que las tiene sometidas. De ahí
que el Divino Rabí de Galilea, Cristificado y por tanto Maestro de Maestros, dijo: “En
que os améis unos a otros, probaréis que sois mis discípulos”. Y refiriéndose a los
niños y a los enfermos inválidos decía: “Lo que hacéis por cualquiera de estos, lo
hacéis por mí” (por el Cristo). Es fácil perderse por los vericuetos del sendero, si no
llevamos como antorcha, guía de nuestros pasos al Sentido Espiritual de la Vida a
que Jesús y sus discípulos llamaron Amor, el cual no hay que confundir por
supuesto con el emocionante sentimentalismo, ni mucho menos con el
exhibicionismo de ficticias actitudes muy propias para reuniones de salón, pero que
nada tienen que ver con la sinceridad que debe caracterizar siempre al espiritualista.
El verdadero sentido de la vida, la bondad del corazón, es un estado del alma en el
cual el éxtasis sublimador de la vida es un hecho actuante y en modo alguno una
actitud convencional. Cuando el esoterista empieza a realizar tales estados del alma
es cuando la Naturaleza le sabrá decir queda y hondamente: “Abrid ante mí el
mundo exquisito de primores y de matices gloriosos, que están encerrados y
dispersos dentro de vosotros. ¡Venid hacia mí!”.
Entonces la imaginación habrá despertado a un nuevo estado de sublimadores
enlaces y sugerirá espontáneamente en interés para entonar el Cantar de los
Cantares, es decir, aquella canción de la vida que hace espontáneas loas al Amor,
como que es el máximo sentido de la existencia y el mayor sublimador de todas las
recónditas fuerzas de la vida. Canción es sinónimo de melodía y ésta solamente
puede nacer con toda su fuerza y esplendor en el alma enamorada, de ahí que
Salomón como sabio que era, llamara al místico romance el amor “El Cantar de los
Cantares” o sea, melodías de melodías, sentido de sentidos.

LECCIÓN XII
“Pronunciad, con persuasión y emoción positiva, los Mantams vocalizados secretos
y el Maestro vendrá”. El Maestro Instructor es el verbo y este precede a la palabra
como el pensamiento al acto. Para que el Maestro (el Verbo o el Espíritu Santo)
pueda obrar con plenitud, es indispensable que el esoterista aprenda a modular con
espiritual sentido cada una de las palabras que pronuncia, para lograr esto hay que
poner el corazón en el sonido, para que este sentido logre percusión en todos los
planos de la vida activa del hombre que marcha por el sendero, aunando
conscientemente sus personales vibraciones con las del Logos del Sistema al que
pertenecemos. Esta es la razón esotérica y científica por la cual los Maestros
(Verbos Vivientes) realizan curas, cambian la dirección de los elementos y todas
aquellas transformaciones naturales, pero no por ello menos sorprendentes, a las
cuales la humanidad llama milagros.
El Verbo o Logos (el Espíritu Santo) está bien simbolizado en la paloma, porque
este animal solamente inspirado por el amor, genera un sonido característico que
es el arrullo que prodiga al objeto de afecto. Los Mantrams no pueden ser
poderosos, sino solamente cuando están animados por el profundo sentimiento de
la vida, lejos de todo interés inmediato o personal, poniendo el alma en el sonido,
pues es este realmente la raíz de toda posible generación de nuevas condiciones o
estados. Hermes equivale esotéricamente a Verbo o a Espíritu Santo, según la
Escuela a la cual esté vinculado el léxico. Mercurio es la misma Deidad encerrada
en símbolo astrológico o alquímico. Este poder es el más extraordinario que el
hombre pueda usar en la generación de nuevos estados, siendo conocido también
con el patético nombre de “Espada Flamígera” en el esoterismo Masónico, por dos
grandes razones: En primer lugar, porque al ser de dos filos hay que osar de mucha
maestría y talento para usar solamente el filo o faz espiritualizante de ese divino
verbo, y no la faz materializante que es la perjudicial o contraria. Tal es el oculto
poder del verbo que lo que nos acaece de bueno o de malo es porque ya lo
habíamos exteriorizado a través del verbo en épocas pasadas, más o menos
inmediatas o remotas. En segundo lugar, esta fuerza es llamada “Flamígera” porque
a través del Fuego Atómico de la vida, tiene el maravilloso poder de transmitir todas
las sensaciones y emociones recónditas que poseamos en un momento
determinado, sin que haya posibilidad de evitarlo. El sentido gramatical de las
palabras, las actitudes físicas y los pensamientos, pueden ser traicionados
cambiándoles su aspecto real, más no el alma del sonido porque ella es una
expresión directa del verbo de la vida.
Cuando las fuerzas generadoras obran en la Naturaleza, el espiritualista puede
sublimarlas divinizádolas si en ese preciso momento utiliza el poder espiritual del
verbo, pronunciando frases llenas de sentido en romance de místico amor,
elogiando las bellezas naturales o bien recitando una oración de aquellas que
conmueven los más íntimos resortes de la existencia.
Las musas inspiradoras de los genios, no son otra cosa que el verbo hecho sentido
a través de las palabras cuando el amor pone en función los manantiales de la vida.
El sentido y realización consciente de este hecho es el gran paso en la
transformación de la vida. El verbo crio el mundo (a nuestro mundo) y el verbo lo
transforma para el bien o para el mal según la entonación que le demos, de ahí que
el divino Rabí condenara tan acerbamente a los que usaban el verbo a través de la
palabra para promover escándalo; mejor fuera, decía: “que a estos se les colgara
una piedra al cuello y se les arrojara al fondo del mar”. Este pensamiento no tiene
ningún aspecto malévolo, pues el Maestro muy bien sabía que las palabras de
escándalo afectarían a todos, pero principalmente a los que las habían proferido.
Por eso, el “Cantar de los Cantares” no es más que un texto de alquimia espiritual,
realizada a través del verbo, sublimando las fuerzas de la vida a través de las
románticas frases que encarnan el Sentido del Amor. Otra obra de alquimia
espiritual es la famosa de Shakespeare conocida con el nombre de “Romeo y
Julieta” en la cual aparecen dos jóvenes rebosantes de amor, que cohibidos por las
circunstancias convierten este poder en romántica elocuencia de místico sentido,
realizándose a través del principio Hermético (del verbo) la sublimación de las
fuerzas de la vida. He ahí una faz del gran misterio del VERBO REDENTOR.

LECCIÓN XIII
“Dejad que suban los perfumes de incienso. Bebed conmigo. Os amo. Yo soy la hija
del Sol, la hija de los ojos azules, la hija del crepúsculo. Soy la magnificencia
irradiante de un cielo voluptuosamente nocturno”. Isis o la Madre Naturaleza, pide
en la forma encarnada su propia generación, solicitando que suban los perfumes
del místico incienso de la vida, de las fuerzas generadoras que se transforman
gracias a la mantrámica acción del verbo espiritualizante cuando éste se expresa
en palabras de romanticismo y espiritual sentido.
“Bebed conmigo”. Es igualmente una invitación a libar el vino de la vida,
realizándose todo esto solamente en y a través del amor, pues solamente con este
espiritual sentido es posible que se realice la mágica alquimia de la regeneración.
“Yo soy la hija del Sol”. Aquí la Naturaleza Logóica de nuestro sistema reconoce su
auténtica paternidad en el Padre-Sol, tanto física como anímicamente. Es la hija de
los ojos azules porque su fuerza primordial está en el divino Addi, primer tatwa o
movimiento inicial, partiendo de lo sutil hacia lo denso; se reconoce igualmente hija
del crepúsculo porque tal fue su condición de amanecer en el principio de su
aparición como fuerza generadora del sistema.
“Soy la magnificencia irradiante un cielo voluptuosamente nocturno”. Tal es el tercer
estado que asumió la Naturaleza en su condición generadora de formas, estado al
cual los sabios del oriente llaman Akasha, y que los occidentales han interpretado
equivocadamente como aether (éter). Esta condición es aún muy sutil y por tanto
no se debe confundir en modo alguno con el éter de la ciencia clásica. La
contraparte física de aquella sustancia astral es el hidrógeno que para el caso del
ente humano se concreta anímicamente como potencia mental. La mente en sus
activas funciones consume el hidrógeno que el organismo posee, de ahí que la
contextura de los pensadores sea diferente de los que no lo son. Después de esta
declaración en la cual la Naturaleza invita a llenarnos de la fuerza de ese cielo
akáshino, entonces el guardián (la voluntad) invita esta fuerza invocando su poder
con la enfática frase: “Venid hacia mí”. También el Maestro (el Ego individualizado)
invoca dicho poder o estado de la Naturaleza considerándolo como el misterio de
los misterios, lo oculto, lo escondido que está en la Seidad de todos. Esta Seidad
es el principio generador de todo cuanto existe, puesto que el Akasha, el llamado
por los griegos “Dios Pan”, es todo en todo, en el campo de la generación. De ahí
nació el término panteísta para aquel que afirma “que Dios es todo y todo es Dios”.
Sin corresponder este estudio al campo filosófico, puesto que es científico, debemos
sin embargo advertir el equívoco del concepto panteísta, ya que un punto cualquiera
no puede contener el Todo, aún cuando sea cada punto algo necesariamente
integrante de lo Único o sea del Todo.
“Tu eres tanto como yo, y yo soy tanto como tú. Yo soy la llama que arde en cada
corazón humano, como arde en cada grano y en cada tronco, por eso es que el
conocimiento de mí, abarca hasta más allá de las fronteras de la muerte. Yo soy
solo. Yo soy Dios y donde estoy hay Dioses”. Aquí el Ego se identifica con esa
fuerza Demiúrgica, la cual es realmente el Espíritu Santo generador, su color es el
del rubí, es decir, el rojo vivo incandescente marchando como serpiente ígnea hacia
la producción de todos los fenómenos. De ahí el poder mágico de los Adeptos que
pueden manejar voluntariamente dicha energía. Esta fuerza se hace ostensible, ya
naturalmente rebajada y en lentas vibraciones, es el conocido hidrógeno de la
ciencia. Sus explosiones atómicas pueden verse en el espacio, en el zigzagueante
resplandor del rayo. Pero no hay que imaginar que esta potencia sea la más sutil
del Akasha, todo lo contrario, este es el polo negativo de aquella energía que el
iniciado Moisés llamó “serpiente de fuego que fecunda las aguas de la vida”. las
explosiones atómicas provocadas en el oxígeno por la acción del hidrógeno,
producen el ozono cuyo olor puede percibirse después de una tempestad y que es
un gran purificador del ambiente; es por tanto aconsejable salir a pasear después
de una tempestad. También se encuentra aquella sustancia en las cimas de las
cordilleras. El iniciado será un día guiado por su Maestro para producir alotropizando
el oxígeno, este nitrógeno que es el verdadero elixir de la vida. Este nitrógeno astral
o azoe de los alquimistas, no es, ni tiene que ver con el nitrógeno de la ciencia
clásica, aun cuando sí tiene cierta analogía, por no permitir su presencia la
putrefacción o fermentación de los cuerpos con que entra en contacto.

LECCIÓN XIV
“Porque vosotros sois mi pueblo. Mi pueblo se compone de aquellos capaces de
despertar y levantar cada uno dentro de sí el ritmo de su particularidad. Dejad que
se cumplan las leyes y que ello sea dentro del ritual de la belleza y del bien, pues
son los ritos de los elementos y las fiestas de los tiempos”. El sentido de este pasaje
es doble y aún triple si hemos de juzgarlo en su esencialidad.
“Yo soy solo. Yo soy Dios y donde estoy hay Dioses”. Esta afirmación espanta a los
primeros estudiantes, pero a medida que el estudiante va penetrando el real sentido
de la vida, empieza a comprender la Gran Verdad. El sentido de Ser es la
esencialidad de nuestra vida y, por tanto, es Dios en nosotros o como se expresará
con mayor certeza filosófica, es por este sentido que tenemos consciencia de
nuestra íntima identidad con nosotros mismos en tiempo y espacio. Esta poderosa
afirmación que hace el Maestro al simbolizar el Ego solar y decir: “Yo soy Dios y
donde estoy hay Dioses”, representa una alegórica afirmación de una verdad
fundamental sin igual, es imprescindible que el esoterista libere su consciencia de
viejos prejuicios que ha adquirido en el seno de las religiones exoéricas. El
espiritualista debe saber también que el sentido de Dios como vida íntima, es la
expresión diferenciada del no diferenciado, conocido como Aquello o el innombrable
de los verdaderos sabios.
El sentido concreto de: “Vosotros sois mi pueblo”, resulta de vivísima realidad
cuando se establezca diferencia conceptual entre los esoteristas que tratan de sentir
su interna Deidad, de los exoteristas que apenas si se dan cuenta de la personalidad
y que tratan de rendir culto al íntimo, ya encarnándolo en una imagen física, ya
considerándolo como un ser extra cósmico.
“Mi pueblo se compone de aquellos capaces de despertar y levantar cada uno
dentro de sí, el ritmo de su particularidad”. Esta afirmación no deja lugar a dudas,
solamente son o pertenecen a la Escuela Esotérica los que sean capaces de
despertar sintiendo su vida íntima, para conocer a través de ella el ritmo de su
particularizada existencia.
“Dejad que se cumplan las leyes”. He ahí un punto de capital importancia en el
sendero de la educación esotérica; el verdadero espiritualista no debe nunca con
su mente poner resistencia, oponiendo fuerza anímica a la realización de hechos
que si se verifican es porque caen dentro de la ley Causativa. Por ejemplo, si
portamos un objeto delicado y este cae de nuestras manos no debemos renegar
maldiciendo el hecho, puesto que con ello pretendemos en vano oponernos a la ley
cumplida, generando en nuestra psiquis fuerzas de regresión que nos harán
inevitablemente ejecutar actos de mayor torpeza. Esta es la razón por la cual los
que sufren una experiencia negativa para ellos y luego vanamente oponen
resistencia anímica, le sigue a este hecho otros tantos, y así en cada uno acentúa
su oposición a la ley, puede ir por este camino a la sima de los fracasos (es lo que
el vulgo suele llamar: “llegaron las malas”). Debemos analizar el aspecto ético del
mismo problema e igualmente, si alguien ejecuta un acto que la humanidad
considera malo y nosotros le presentamos resistencia mental comentándolo con
pasión y haciendo acerba crítica, inmediatamente quedamos sometidos a dos muy
lamentables, como duras condiciones anímicas; primero generaremos una imagen
cuya fuerza según la intensidad de la pasión nos puede llevar más o menos tarde a
ejecutar el mismo error, y segundo la actitud mental de crítica o resistencia a la ley,
produce desequilibrios fisiológicos y psicológicos que se traducen en enfermedades
físicas y en deficiencias morales. El verdadero esoterista no debe oponerse nunca
al cumplimiento de la ley y así por ese procedimiento irá liberando su alma del karma
de la raza. El espiritualista debe ir aún más allá, recibiendo las cosas que suceden
dentro del ritual de la belleza y del bien, es decir, dentro de aquel amplio sentido de
la vida, que nos permite en cada caso vivir la experiencia, sin perder la interna
armonía del alma que sabe vivir la belleza y el bien de su propia espiritualidad. El
conocimiento de esta ley oculta ha sido expresado por la famosa frase: “El que todo
lo sabe, todo lo perdona”, pues a pesar de la aparente maldad del ser humano, él
en cada acto que ejecuta solo lleva la mira del bien, si es egotista su propio miraje
de bien, sin darse cuenta muchas veces del sufrimiento que pueda causar a otros;
si es espiritual y consciente buscara no solamente su propio bien sino que también
pensará al menos en no perjudicar a los otros, que él sabe son células, parte
integrante de una misma vida. Hay otros, los más elevados, que solamente buscan
el bien de sus hermanos sin preocuparse de ellos mismos, estos son los divinos que
han aprendido y que viven la ley. Al meditar seriamente sobre lo antes dicho, se
comprenderá que solo existe un mal en el mundo: EL EGOTISMO.

LECCIÓN XV
“Son los ritos de los elementales y las fiestas de los tiempos”. Es este
indudablemente el capítulo de mayor importancia en el estudio del ocultismo
científico, pues de él deriva la verdadera sabiduría que se puede adquirir del
conocimiento de la Naturaleza. Los ritos de los elementos constituyen la ciencia
espiritual, aplicada a la armonía general de la naturaleza del ser humano frente a sí
mismo y a las potencias naturales que le rodean. Hay cuatro elementos en la
química que son los correspondientes en lo físico de las etéricas vibraciones
llamadas: Éter químico, éter de vida, éter reflector y éter lumínico.
El éter químico tiene su contraparte densa en el carbono. El éter de vida tiene su
contraparte en el oxígeno. El éter lumínico tiene su contraparte en el nitrógeno. El
éter reflector en el hidrógeno. La diferencia de pesos atómicos de cada uno de estos
cuerpos, es lo que constituye su categoría por diferencia de densidades. El cuerpo
físico del ser humano está sostenido por esos cuatro elementos físicos, los cuales
dependen de sus contrapartes etéreas y estas son modificaciones del Akasha o
sustancia indiferenciada. Aún cuando el físico no sabe nada de que aquellos
cuerpos posean consciencia, sin embargo, descubre la acción de una energía en
ellos, con sus diferentes reacciones de calor y color, registrando este último
fenómeno en el espectroscopio. El esoterista sabe que ninguno de aquellos cuerpos
es inerte, puesto que está animado por energía y consciencia siendo esta última la
que hace que haya entre ellos simpatías y antipatías, a que el físico da el nombre
de reacciones, siendo el factor consciencia el espíritu de tales elementos y sabiendo
el ocultista que los cuerpos se les domina por su espíritu y no por su masa; debe
emplear el arte oculto o ritual correspondiente para cada elemento. Como la base
de la materia densa es siempre el carbono, este elemento no puede penetrar el
organismo sino solamente a través del alimento y por tanto el ritual consiste en
predisponerse agradablemente para tomar este elemento en la comida diaria; pues
no hay que olvidar que como esta es una energía inteligente, si no la recibimos con
verdadero afecto, se desarrollará la repulsión en cambio de la atracción que es la
fuerza positiva para una perfecta amalgama. No hay que olvidar también que el más
puro carbono se encuentra solamente en las frutas bien maduras en debida
proporción con los hidratos, que son los elementos que permiten la solubilidad y
natural distribución de este elemento físico del éter químico. Así como el éter
químico penetra por la boca, el que le sigue en orden penetra por la nariz, conducto
este último que, como hecho curioso, queda más alto que el primero.
El ritual para el oxigeno consiste en una predisposición armoniosa con el ambiente,
pues todo aquel aire que se respira durante las emociones de temor, odio, celos o
envidia, se transforma rápidamente en ácidos destructores del equilibrio orgánico.
Como fenómeno curioso hemos de anotar que el oxigeno no se acumula
necesitando por lo tanto el organismo una constante provisión para poder
sostenerse en armonía.
El nitrógeno no es respirable, no puede comerse sino en cantidades insignificantes
y en liga con alimentos grasos, adquiriéndose la mayor cantidad de este elemento
por la acción que el sol ejerce sobre la epidermis y el sistema nervioso, elemento
llamado hoy en ciencia moderna “vitamina D”. El ritual correspondiente a tal
elemento está en la preposición armoniosa de la sensibilidad en relación con el
medio en que se vive.
El éter reflector con su contraparte física en el hidrógeno, se acumula especialmente
a través de las sensibles moléculas de los ojos y su instrumento de modificación es
el llamado color, que no lo es en sí, sino como modificaciones del vital fuego de la
Naturaleza. El ritual para acumular esta preciosa energía, está en predisponerse a
mirar con gozo todas las modificaciones de colorido que la Naturaleza nos ofrece.
Como experiencia visible, el espiritualista puede coger entre sus manos una flor
cualquiera, tomándola con fruición y entusiasmado cariño y para sorpresa suya
notará que los pétalos palidecen al entregar ella afectuosamente la energía de
colorido que posee. En la edad media, los Iniciados de la época, llamaron a los
elementos “entidades vivientes” para dar a conocer sus virtudes a través de la
leyenda así: Gnomos, Ondinas, Sílfides y Salamandras.
Los Gnomos son seres pequeñísimos que viven en el centro de la tierra y que salen
a la periferia de la misma por puertas misteriosas, a donde conducen al mago que
sabe encariñarlos, entregándoles los tesoros de la tierra oculta, principalmente el
oro. Estos trabajan para el mago, siempre el él sepa animarlos con su afecto, de lo
contrario se convierten en sus enemigos y no solamente le ocultan la puerta de
entrada, sino que le roban el precioso metal que le hubiera dado, ocultándolo de
nuevo en las entrañas de la tierra para entregárselas más tarde a otro más digno.
Las Ondinas, como el elemento que representan o simbolizan, son fuerzas ácueas
que encarnan el sentido artístico de mujeres mitad pez y mitad mujer, siendo ésta
última de belleza soñadora, pues están ellas constituidas por la fuerza del segundo
elemento y por el subconsciente y artístico afecto que el hombre rinde a la máxima
belleza encarnada en el ideal femenino. Constantemente ellas son evocadas y se
presentan ante la consciencia sensual del que las evoca, cuando la mente concreta
ha dejado de funcionar, es decir, durante el sueño. Por falta de sentido sublimador
la humanidad masculina es vampirizada y succionada por el poder de las ondinas,
aumentándose así el dolor, las enfermedades, en una palabra, el karma del mundo.
Hay en este juego un fenómeno de trascendencia que el místico Rosacruz debe
conocer: Si las Ondinas triunfan, ellas se llenan de mayor belleza y poderío, pero
en cambio, el hombre fracasa en todo sus empeños, en más alto grado de lo que
se puede imaginar; en cambio si el hombre no claudica sino que goza la inspiración
que produce su belleza y al mismo tiempo liba el néctar de la vida, sublimando la
sustancia hasta convertirla en esencia vaporosa, éste, que así lo hace, vivifica
gradual y progresivamente la más bella labor que en el mundo pueda realizarse, tal
es: La sublimación de su propia vida.
Lo que en la mujer es gracia, en el hombre es atracción.
Lo que en la mujer es sensibilidad, en el hombre es sentido.
Lo que en la mujer es inteligencia, en el hombre es genio.
Lo que en la mujer es delicadeza, en el hombre es carácter.
En una palabra, en la mujer obra lo subjetivo de la vida; que en el hombre se
transforma en lo objetivo de la misma; así podemos comprender algo del misterio
de las Ondinas, lo que en ellas es tránsito, en el hombre debe ser REALIZACIÓN.
Para el hombre común es un verdadero desastre invocar las Ondinas, para el
místico Rosacruz aquello es un éxtasis si lo sabe hacer.
El tercer elemento en camino ascendente está encarnado en los Silfos, espíritus del
aire. Estos seres son de gran inteligencia pero de poca o ninguna sensibilidad lo
que los hace ser muy crueles por su característica severidad y el realismo que dan
a las cosas que engendran; están hechos de fuerzas mentales y tienen estructura
según el ambiente en que residen, los hay idealistas, pero el mayor número de ellos
hoy por hoy son razonadores y se encargan por este medio de hacer cada vez más
egotista la mente gris de aquellos que los invocan; se trajean de verde cuando se
unen a la euforia del vivir y se visten de color de rosa cuando se mueven al campo
del afecto sin que exista un elevado sentir, sino apenas mediana compenetración.
Las Ondinas los encadenan para que ellos con su energía y briosidad, arrastren las
briosas y graciosas barcas en que ellas se suelen mover en la superficie de las
aguas; para cumplir esta misión ellos toman la figura de cisnes con su vestido de
blancas plumas y su ardiente corazón. Los Silfos solamente pueden servir en forma
adecuada a los que hayan evocado o educado su mente por su sentir, puesto que
esta última condición anímica los vincula, poniéndolos al servicio de las
Salamandras.
Las Salamandras encarnan el dinamismo, la movilidad por excelencia. Ellas liberan
al hombre o lo esclavizan según la consciencia o la inconsciencia que él ponga en
sus actos. Su gran instrumento de acción es la mística, a la cual se ligan con tanta
rapidez y entusiasmo como el hombre al manjar que se tiene a mano, o como la
debilidad se liga al inmediato apoyo. Las Salamandras han recibido la característica
femenina, debido a que obran sin razonar, es decir, únicamente por su natural sentir.
Las cosas más bellas que el arte humano ha producido son todos los productos de
la sensible inquietud de estas entidades del espíritu de vida. Es aún más peligroso
invocar a las Salamandras, sin consciencia de lo que se va hacer, que invocar a las
Ondinas; porque si bien las primeras afectan la sensualidad del ser, éstas últimas
agitan la sensibilidad en las profundas zonas de la psiquis para convertirse en un
lastre inevitable, para el bien o para el mal, según la mayor o menor elevación
mística y consciente del practicante, no importa que lo haga objetiva o
subjetivamente. Es posible liberarse de las Ondinas y de los Silfos, pero imposible
desvincularse íntegramente de las Salamandras cuando han sido invocadas.
Los Gnomos son simpáticos, las Ondinas son atrayentes, los Silfos son dominantes,
en cambio las Salamandras tienen todos esos poderes agregándose a ellos todas
las místicas cualidades que hemos dado a las hadas del ensueño, todos los poderes
de los dioses del Olimpo, toda la mística de los ángeles, todo el encanto de las más
sutiles bellezas naturales y toda la romántica atracción que nuestras almas pueden
sentir en el más elevado de los éxtasis. No se avienen nunca con la hipocresía, el
orgullo, el temor, la envidia ni el escepticismo. Suelen estar casi siempre ausentes
de las reuniones aristocráticas, como también de los templos en los cuales
generalmente los rezos van teñidos de interés pro sin sentido espiritual. Gozan
mucho en compañía de las madres y rodean la cuna de los niños. Pululan alrededor
de los grandes genios del arte, aún cuando se alejan de ellos cuando los tales
abandonan el éxtasis creativo para entregarse a los negocios de tres dimensiones.
Acompañan a los enamorados cuando ellos se miran místicamente, pero los
abandonan inmediatamente que ellos se contemplan con vulgares intereses. El
color que usan comúnmente es el azul claro y transparente reemplazándolo por lila
cuando el que sufre el éxtasis transfiere su sentir por la palabra, usando a veces
también el amarillo oro, pero siempre con sus reflejos de azul.
Catalogando y haciendo consciencia de los elementales, el hombre puede liberarse
de las llamadas fuerzas ciegas, descubriendo en ellas su natural inteligencia. No
hay que creer pasivamente en ellos pidiéndoles favores, porque ellos no pueden
comprender cómo el hombre que es superior se humille desconociendo su propia
dignidad. Ellos están listos y sirven eufóricamente a aquel que los invoca con
entusiasmo y con amor, sin sombra alguna de duda con relación a su servicio. El
temor los aleja a todos, menos a los severos Silfos, los cuales se agrupan alrededor
del temeroso, haciéndole ver el fatalismo por todas partes para distraerse con su
estupefacción. El afecto atrae a las Ondinas y algo a las Salamandras, pero estas
últimas no transigen con nada innoble y escapan con la rapidez del relámpago
cuando se presenta algún aviso de egotismo; en cambio las Ondinas se quedan
para realizar su vampírica función. Los Gnomos son atraídos con sus herramientas
cuando hay una labor físico-química por realizarse. Si es para generar una nueva
condición de vida lo hacen en cumplimiento al espíritu que los domina, marchándose
luego a las entrañas de la tierra para cumplir su obra; pero si son invitados a que
provean los elementos y la ciencia que poseen para fabricar el oro, redoblan y
multiplican su fuerza y su entusiasmo para la acción. Los Gnomos temen mucho la
presencia de las Ondinas, porque saben muy bien que generalmente el hombre ante
ellas, gasta muy mal el oro acumulado; sin embargo, no pueden prescindir de sus
servicios, porque son ellas las que a pesar de su naturaleza ácuea, prenden el fuego
del hornillo, donde se aquilata el oro, bailando eso sí de felicidad, y después que las
Ondinas han prendido el fuego son rápidamente reemplazadas por las
Salamandras, ya que éstas últimas por su igniciente naturaleza, van realizando
rápidamente la obra sin que el caliente crisol estalle debido a la humedad de las
Ondinas. Como fenómeno curios, los Gnomos pueden trabajar sin el auxilio de las
Salamandras, con solo el de las Ondinas, pero detestan esa labor porque ello
entraña la decrepitud y la muerte. Los Gnomos viven en lucha constante con los
Silfos porque éstos hacen trabajar demasiado a los primeros con perjuicio para ellos
y lo más grave de todo es que el poder de los Silfos, depende de la labor de los
Gnomos y algo de las Ondinas. Las Salamandras son las únicas que hacen
placentera y agradable la vida a los otros nobles compañeros cuando son dirigidos
por ellas, pues cuando las Salamandras están relativamente ausentes, las
discordias son acentuadas y constantes.

LECCIÓN XVI
Muchos de los estudiantes de ocultismo confunden los elementarios con los
elementales.
Los elementales son principios constructores e inteligentes, al par que los
elementarios son fuerzas destructoras que obran por impulso y sin noción
inteligente.
Los elementarios son la faz negativa de los elementales. Los íncubos son el polo
negativo de los Gnomos. Los subcubos son el polo negativo de las Ondinas. Los
faunos son el polo negativo de los Silfos. Las hadas son el polo negativo de las
Salamandras, pero como única excepción, ellas no son destructoras como los otros
polos negativos, sino que obran constructivamente, dando mística inspiración a
aquellos que con ellas se relacionan.
Los íncubos se caracterizan por poseer a las féminas que voluntaria o
involuntariamente los evocan, robándoles su vida, su magnetismo, su juventud y
belleza. Muchas de las enfermedades que torturan a la mujer y que la medicina es
impotente para curar, se deben a ese demonio, a esta larva astral y lo más grave
es que esta psicosis de la mujer que invita y da acceso a este fatal elementario, no
puede ser corregido sino por ella misma o por un ocultista adelantado que lo sepa
hacer. Las mujeres que concurren persistentemente a los templos pidiendo a
deidades desconocidas, supuestamente conocidas, la realización de un sincero
afecto en lo humano, no hacen más que evocar esa larva fatídica para que las haga
esclavas, robándoles salud, belleza, magnetismo y bienestar, en una palabra. El
noventa y nueve por ciento de la desdicha femenina se debe a los malévolos
íncubos.
Los subcubos son aquellas larvas que se dejan poseer por los varones para
satisfacer su morbosidad psico-sexual, hija de la incomprensión de los que es la
íntima realidad de los genuinos afectos y del poder generador como instrumento
mediador de evolución constante. El subcubo roba la virilidad a los hombres, salud,
magnetismo, inteligencia y en una palabra los conduce por la fatal senda de la
degeneración física y ética; muchas de las más graves enfermedades que padecen
los hombres y ante las cuales la medicina fracaso de plano, se debe a esas larvas
que viven aspirando las emanaciones de los oscuros antros de la erotimia.
Los Faunos hacen caer por igual, no importan las características fisiológicas del ser,
pues la función de estos demonios es la de servir con sus danzas provocadoras, ya
a los íncubos, ya a los subcubos. Los faunos son solamente la caracterización de la
energía en activa función sin sentido de nobleza ni de idealidad. Estos monstruos
llamados también sátiros, concurren a todas las fiestas sociales, acechan a la
sombra esperando con ansiedad a los que quieran hacer sus víctimas. Estas
entidades son de tal poderío y realismo, que son muy pocos los seres humanos
capaces de resistir a su maléfica influencia. La fuerza física y moral que los seres
humanos pueden ejercer sobre aquellos seres siniestros: dominar a los íncubos y a
los subcubos es pasar verdaderamente las pruebas de la tierra y el agua. Dominar
a los faunos es vencer en la prueba del aire.
Las hadas son tan abstractas como divinas en su singular belleza, inspirando
siempre ellas los más elevados ideales; se llaman genios cuando se caracterizan
para servir los ideales femeninos, tomando en este caso características angelicales.
Los teúrgos invocan a los genios, para que sanen y salven a la mujer cuando ella
ha sido víctima de los elementarios inferiores; e invocan a las hadas para curar y
salvar a los hombres que han sido víctimas de los elementarios destructores.
Dichosas las mujeres que tengan su genio sublimador y felices los hombres su hada
bienhechora.
Este es el mundo oculto de los dioses y demonios que conviven con la humanidad.
Demos gracias a los Venerados Maestros que nos han permitido descorrer en algo
el velo de la interna vida con la cual tenemos que relacionarnos cada vez con mayor
responsabilidad y consciencia.
Los más eruditos de los sabios de la ciencia clásica, a pesar de los intensos
esfuerzos, no tiene ni la más remota idea de lo que positiva y realmente son estos
reales seres del mundo individual.

LECCIÓN XVII
“Celebrad una fiesta que sea como aquella de la primera noche del profeta con su
novia inmortal”. El oficiante después de haber establecido dominio sobre los
elementarios y de haber realizado la vinculación espiritual y voluntaria con los
elementales, es cuando se está en condiciones de celebrar aquella fiesta en que el
Profeta se encuentra cara a cara con su novia inmortal, a la cual había amado
tímidamente, pero no con la plenitud que ella exige para conceder sus favores. Esta
Diosa llamada simbólicamente “La Bella Durmiente” o también Psiquis, Isis, Zacky
o sea aquella deidad siempre presente en forma, pero cuyos deslumbradores ojos
donde brilla el esplendor de la vida, se oculta siempre a las miradas de aquel que
solamente ve con los ojos de la carne.
El Profeta, el Ego, ha estado siempre enamorado de la Naturaleza, siempre madre
y siempre virgen, pero no la encuentra en toda su grandiosa realidad hasta que no
haya cerrado el círculo de la creación.
Tal es la oculta razón por la cual la serpiente ha sido considerada como el único
símbolo perfecto de la fuerza que en forma de espiral sube y desciende, diluyéndose
para generar, o retrayéndose para ocultarse, sufriendo así la acción y la reacción,
hasta que un día se encuentra con la doble posibilidad de obrar en todos los
mundos, al encontrar la plenitud de su propia vida en el círculo, cerrando así la
espiral.
En aquel entonces, el Profeta y su novia inmortal, llegaron a ser las dos columnas
del templo de la verdad. Para ello es absolutamente indispensable la plenitud del
amor para que la serpiente física, cuya cabeza y cola están diferenciadas, se
encuentren para saberse y sentirse en la unidad del principio y fin QUE ES UNO.
“Una fiesta simbolizada en los tres días en que fue escrita la ley”. Esta fiesta se hace
en tres etapas, siendo la primera la función activa, la segunda la receptiva y la
tercera de verificación. Primero es el ser, después viene la función del ser y por
último el resultado de la acción. Esta verdad aparece bellamente descrita en el
símbolo cristiano, cuando el Espíritu Santo desciende para fecundar a María,
resultando de esta unión el Cristo, pero advirtiendo sí, que esta fecundación para
cumplir tal finalidad debe ser inmaculada, es decir, que no es física sino astral o
puramente anímica, es decir, con la acción del espíritu, sin la presencia de la acción
química de la vida. es así como el Cristo nace de Maya, María, siempre madre y
siempre virgen.
Estos tres períodos corresponden: El primero a la acción del Padre, el segundo a la
labor de la Madre y el tercero es el Hijo. Esta triple función se cumple en todo acto
que se va a ejecutar, sin que en ello haya intervención inmediata del egotismo
humano, pues cuando él se convierta en hecho, realiza de nuevo la caída de Adán,
cuando la serpiente genésica se convierte en física función, sin que esta se haya
realizado con la anuencia de Jehová, del arcángel que unifica por la acción del amor,
del espíritu inmortal.
Esta salida del paraíso se hace por orden el ángel de fuego, que con su espada
flamígera hace guardia para que las órdenes de Jehová no sean quebrantadas.
Para regresar se requiere que el profeta haya aprendido a dominar a los
elementarios y a comulgar con los elementales, para que sea digno de recibir, no
en forma sino en sentido, la palabra de pase para que el guardián, el ángel de ojos
ignicentes y de severidad triunfante, le permita entrar de nuevo para que pueda
comer del árbol de la vida y así se haga merecedor de recibir la piedrecilla blanca,
el signo en la frente para convertirse en pilar del Templo de la Divinidad. Es en este
día cuando el profeta encuentra a su novia inmortal. Entonces realiza “una fiesta a
Teutí” (espíritu de fuego), “a los hijos del profeta” (los sentidos o vehículos que el
Ego ha elevado para manifestarse en los diversos mundos) “y a los hijos de la viuda”
o sea, a los poderes de la Madre Naturaleza. “Una fiesta en honor del más alto ritual”
(que es el inmaculado Amor) “y una fiesta para los equinoccios de los dioses” (los
espíritus de los cuatro elementos); y luego, “una fiesta para los cuatro elementos en
sí: Fuego, aire, agua y tierra”. Después se realiza “una fiesta para la vida” (que es
la verdadera esencia de todo) “y una fiesta para ese nuevo nacimiento que es la
muerte” (la muerte para el mundo de la ignorancia y el error). “Una fiesta, la más
grande cada día en la intimidad de nuestro corazón, como gracia y como
remembranza de nuestro Amor”. El Amor es el único Gran liberador, como el único
Gran Constructor, llamado conscientemente por la Masonería Esotérica GRAN
ARQUITECTO DEL UNIVERSO, al cual Salomón (el Ego) construyó un Templo,
valiéndose para ello de cuatro grandes artífices (los elementos) y un gran maestro
(la experiencia) el cual fue traicionado muchas veces hasta que obtuvo el uso de un
martillo (la voluntad), para el dominio propio y luego la palabra de pase, en su
sentido y no en su forma, tal es el Amor que todo lo redime y transforma, pues
solamente con él se puede experimentar el éxtasis de la realización.

LECCIÓN XVIII
“Una fiesta para el sentir del éxtasis. Brindad, sí brindad a NUS la voluptuosidad”.
Solamente aquel que experimenta el hondo sentido de la vida hacia todo lo que
palpita y vive es el único que puede experimentar verdaderamente la gloria del
éxtasis, o sea, la verdadera comunión con el alma del mundo. Esto implica una
verdadera voluptuosidad sensual, que no hay que confundir como lo hacen muchos
literatos, con actividades de orden sexual, ya que sensual es lo que afecta a los
sentidos en general.
En remotas edades, cuando la ciencia y el sentido espiritual de la vida se enseñaban
por igual en los Templos, el culto hacia lo bello era el elemento base para el
desarrollo de las fuerzas del alma sensible y por ende de la genialidad en todos sus
aspectos, pues solo el alma sensible puede hacer del hombre común un super
hombre advirtiendo sí, que esta sensibilidad debe actuar en la esfera consciente
pues de lo contrario puede convertirse en la puerta de entrada para muchas
liviandades por una parte o en otra dirección genera el misticismo negativo, tan
perjudicial en la evolución. El culto místico hacia la naturaleza y la vida, debe ser
siempre expansivo y sublimador y no cohibitivo y empequeñecedor como es el culto
negativo de la ortodoxia.
NUS equivale a la diosa Hathor de los iniciados egipcios, siendo ella la Suprema
Deidad Creadora en activa función, sin limitación de ninguna naturaleza. Hay que
diferenciar a Hathor de Isis, puesto que la última es la esposa de Osiris y madre del
principio activo (Horus) en cambio Hathor representa la actividad funcional de la
vida en sus múltiples creaciones ya de orden físico, ya de orden psíquico, los
iniciados egipcios le situaban y sitúan su residencia en el ombligo del mundo. La
elevación del Santo Grial simboliza y es, la sublimación de las potencias de Hathor,
como ofrenda a la Divinidad en la cual ella tiene su origen. La ciudad donde vive
Hathor, se llama AUNU que quiere decir: “Ciudad del Sol”. Es esta también la
primera y verdadera palabra de pase en los grados iniciales de la Masonería Oculta;
se decía y se dice en voz baja al saludar al laborante o hermano en los trabajos de
la Gran Obra. Esta palabra puede ser usada con sigilo, cuando dos hermanos se
saludan y con el dedo medio se hace presión sobre la parte media de la muñeca,
donde existe un sensible canal, este punto está en relación directa con el eje o
meollo donde radica la vida (esto es estrictamente secreto).
“Seidad Todo Poderosa, Seidad Cósmica”. Seidad equivale esotéricamente a la
acción del Ser, es decir, al gran generador en y con su obra generada.
“Tú cuyo brillo alumbra a los mundos. Tú que eres el Hálito que hace temblar y
estremecer a todo, con el signo de la Cruz, yo te conjuro Gran Ser, para que
aparezcas sobre tu trono del Globo Solar”. Esta energía, esta consciencia íntima
que dirige las acciones y revoluciones de universos y mundos, es LUZ en su
esencialidad, pero no la luz física que nuestros sentidos pueden registrar, sino LUZ
interna e intracósmica, siendo el hálito de la Seidad, que todo lo mueve y transforma
con su poderoso dinamismo. Solamente con la luz se puede conjurar, es decir, ligar
a un nuevo fenómeno vital en el campo de la acción subjetiva. El poder de la cruz
no tiene límites, pues solamente gracias a ella se verifican todas las
transformaciones posibles en el seno de la Naturaleza. Quien quiera generar nuevas
condiciones o estados, no importa lo que sea, siempre invariablemente tiene que
valerse de la cruz.
La cruz invertida, es decir, con el cuerpo hacia arriba y cúspide hacia abajo, ha sido
instrumento de los hermanos de la sombra. La cruz erguida, con el cuerpo hacia
abajo y los brazos en alto, es, ha sido y será el símbolo viviente de la regeneración
y sublimación humana.
Para que el Gran Ser, la Luz, se haga ostensible en el globo solar, el aura
dinamizada y espiritualizada, es indispensable que el Amor, el Sentido de la Vida,
haya hecho su aparición radiante en la Consciencia.
“Así, “se abre el camino de la creación y se traza el sendero de relación entre
nosotros y la Luz que alumbra nuestro entendimiento, anima nuestro corazón e
inflama nuestra sangre para lograr la Divina Encarnación”.

LECCIÓN XIX
“OMNIA IN DUOBUS, DUO IN UNO”. Uno en dos y dos en uno, he ahí el Gran
Misterio de la creación, o mejor dijéramos, de la generación universal.
Uno en dos: Hay un solo ser que, visto a través del tiempo, del espacio y de la
causación es descubierto como dos: Espíritu o fuerza animadora y sustancia o
materia animada.
La palabra Madre equivale a mater o material; es ella la que proporciona la sustancia
o material para crear la evolución de forma, es esta la razón por la cual Maya o
María es siempre madre y virgen en tiempo y espacio. Virgen no quiere decir
intocado, como se traduce normalmente, sino que viene de vir que quiere decir
virtud, viril, vid y vida como fundamento esencial de toda generación. Mater o
materia es lo mismo como causa sustancial en todas las cosas que hay que
diferenciar por supuesto, del vulgar concepto que de materia tiene el vulgo.
Dos en uno, quiere decir que la Gran Madre que es la materia o causa mater, bulle
en espíritu como única realidad, porque esta última no es más que un trasunto de
Aquel. Esta gran verdad es la que se guarda con sigilo en todas las Escuelas
Iniciáticas, para evitar que el vulgo con sus groseros conceptos de vida, pervierta
esta gran verdad. El esoterista descubre en lo infinitamente pequeño como en lo
infinitamente grande la misma esencia de la vida, ya objetiva, ya subjetivamente,
sin que para ello deje de ser lo que ha sido, es y será.
La verdad científica de toda cosa está en la dualidad, la verdad filosófica en la
relación y la verdad mística en la suprema unidad.
Para hallar la verdad científicamente el ocultista debe habituarse a descubrir en toda
la dualidad, lo aparente y lo real. Debe establecer filosóficamente la relación entre
lo aparente y lo que realmente es. Místicamente debe tratar de sentir siempre la
unidad de la vida.
“UNOS IN NIHILO”. Uno en todos y todos en uno. He ahí el principio oculto que
encierra la Trinidad en la Unidad. El uno en dos, el dos en uno y la relación, como
principio unitario realizan en sí el maravilloso tres en uno, agregados de los cuales
resulta hacia lo físico el cuaternario con los cuales se genera la creación de tres
dimensiones y que sumadas con los cuatro principios nos da el número siete del
Logos Planetario. No es ni constituye esto una alegoría, sino que es un hecho real
por su evidente demostración en todos los planos de la vida. El uno, el no
diferenciado rayo solar, se convierte en siete al refractarse, siendo los tres
fundamentales el rojo, amarillo y azul la base triuna, porque los tres estaban antes
latentes en la luz no diferenciada, bifurcándose después de creados en cuatro más
para construir el siete del espectro.
El sonido al modularse se convierte en tres modos: alto o sostenido, bajo o bemol y
natural o becuadro. Modificado aún más da las siete notas conocidas en el arte
musical, y tres grandes escalas dominantes, llamadas cromáticas.
La condición super- etérea de la causa mater, se divide alquímicamente en tres
principios indiferenciados y cuatro diferenciados conocidos como hidrógeno,
oxígeno, nitrógeno y carbono. Estos constituyentes físicos o cuaternarios, son el
fundamento de la creación.
Después de conocer esta ley de que uno está en todo, y todo está en uno, entonces,
la Naturaleza (Isis) nos habla para decirnos: “No hay más que una ley, haz lo que
quieras, esta es la única ley, pero piensa que de todos tus hechos tienes que dar
cuenta”. Y es que esta ley dual de invariabilidad o inmutabilidad de principio,
fundamenta la vinculación unitaria de todos los actos, de tal modo o manera que lo
que hacemos físicamente imprime su huella indeleblemente en lo metafísico del ser
y a la inversa, lo que sentimos o pensamos impresiona y modifica el aspecto físico
de la forma en que se actúa. Esta es la ley, esta es la única ley que rige en la
creación, que el más elevado iniciado de la raza de semidioses dio a conocer al
decir: “Tal como es arriba es abajo, y tal como es abajo es arriba, para realizar el
milagro de una sola cosa única y Eterna”.
“Los principios de esta ley arranca de la manifestación de cuatro fuentes a saber:
LUZ, AMOR, VIDA Y LIBERTAD”. La LUZ como causa de causas, el AMOR como
fuerza de unificación, la VIDA es como expresión o lluvia de energía para convertirse
en LIBERTAD generativa. Siendo consciente y responsable de estas actuaciones y
aprendiéndolas a dirigir con voluntad y sentido, se adquiere el TRIUNFO sobre la
naturaleza y la vida. He ahí la gran realización que Isis nos oculta con el velo
impenetrable para los ostensibles sentidos que actualmente funcionan en la raza y
que no puede ser descorrido sino por lo ocultos sentidos del hombre espiritualizado
y regenerado, tal como lo desean los grandes Jerarcas de la Fraternidad Oculta.
La REGENERACIÓN, acción de generar dos veces, es decir, para lo químico y de
ahí hacia lo anímico, yendo del espíritu a la materia, el espíritu es el Misterio Magno
de los Maestros de la Rosacruz, rosa y dorada; rosa por el amor a la vida en
florescencia de acción y dorada por el amor al Espíritu como esencia y causa de
todo lo que ES. Esta oculta verdad está descrita por el Cristianismo Esotérico en el
pasaje donde dice que CRISTO BAJÓ A LOS INFIERNOS Y LUEGO REASCENDIÓ
A LOS CIELOS POR SU PROPIA VIRTUD.

LECCIÓN XX
“En el principio era el verbo, todas las cosas por Él fueron hechas”. Todo en la
Naturaleza es vibración, siendo esta única razón de ser de todas las cosas. La
diferencia esencial entre los seres está en su modo de vibración con relación a los
diferentes planos de la Naturaleza. La emoción, el pensamiento, la sensación y
todas las modificaciones de la psiquis son sonidos inaudibles para nuestra limitada
capacidad, pero, de todas maneras, ondas sonoras con sus modificaciones de calor
y color.
La palabra no es el Verbo como generalmente se entiende, sino que este último es
la raíz de donde mana el pensamiento el cual para exteriorizarse se transforma en
palabra. Primero se dialoga entre la Raíz del Verbo y la mente, para que esta última
construyendo la idea – forma, la exteriorice en y a través de la palabra. El Verbo es
por tanto la causa Génesis de toda creación. El Verbo de San Juan es el Espíritu en
su segunda expresión llamada el Cristo, de ahí que este último fuese llamado “El
Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros” en la saliente personalidad del
Rabí de Galilea. También es llamado el Verbo, “Voz del Silencio” porque aún cundo
es sonido, no es audible sino única y exclusivamente por aquel que está en
condiciones de escuchar ese recóndito sentido de la vida. la palabra es el aspecto
físico o material del más denso de los tres modos de ser del Verbo Creador.
El aspecto más alto puede llamarse consciencia, el interno mente y el físico palabra.
El mediador, la mente, es el eslabón entre el triple espíritu y el triple cuerpo humano,
para referirse el hecho simplemente al estado de la raza. Lo verdadero de la palabra
es el tono o sonido, porque él es directamente la expresión sincera de lo que se
siente al exteriorizar este sentido en palabra. La forma convencional del lenguaje
por más bella que pueda ser, no es nunca el verdadero sentido que el Ego quiere o
desea expresar. El susurro de un ave no es una palabra propiamente dicha y sin
embargo encarna el estado anímico del ser en cuestión.
Los mantrams o palabras de valor mágico, no lo son tanto por el aparente misterio
que encierran, como por el tono o ritmo sentido con que son pronunciados. Cada
vez que decimos algo, provocamos inevitablemente un cambio en las potencias, no
solamente de nuestro propio sentido sino de todos aquellos que nos escuchan. El
tono de una voz puede armonizar o desarmonizar tanto a una pequeña reunión,
como a una compacta e inmensa multitud. Tal es el poder de la palabra y tal su
magia, que toda la humanidad está pendiente de la voz de sus líderes o jefes, la
cual los conduce al bien o al mal sin que esas muchedumbres sean capaces de
contrarrestar completamente la fuerza más o menos intensa del que les habla que
se opera sin que se pueda evitar. Si esto hacen los hombres comunes y corrientes,
que no harán los iniciados que saben guiar y dirigir conscientemente el Verbo
Creador convertido en palabra, para los fines de la transformación que ellos desean
provocar.
“EUOE”. Es el primer mantram por medio del cual se trata de poner en función activa
la fuerza del verbo en sí, haciéndola marchar por lo más espiritual “O” y lo más
material “U”, regresando a su causa de origen “E”.
La escuela oriental que está encargada de educar la palabra se llama “Mantram
Yoga”. “Man” quiere decir mente y “Tra” sonido. “Yoga” viene de IOD (principio
activo) y “Naga” (serpiente). La verdad de la “Yoga” está pues en el principio creador
activo convirtiéndose en vida y en sabiduría. Esta es la razón por la cual a los
maestros se les suele llamar Nagas o serpientes. El arte del Mantram Yoga está en
poner el sentido a la palabra, o sea, el corazón en los labios para pronunciarla. No
se trata de hacer gimnástica de modulaciones convencionales sino entrenarnos en
ponerle el alma y sentido a aquello que pronunciamos. El verbo convertido en
palabra es siempre espada de dos filos, que sirve al bien o conduce al mal, sin que
el resultado se pueda detener, todo depende enteramente del tono y sentido que le
demos a lo que hemos hablado. Así la salud o enfermedad, la dicha o la desdicha,
el éxito o el fracaso van inevitablemente envueltos en cada palabra que
pronunciemos. No hay ningún artificio humano para evitar lo inevitable, la palabra
es un poder mágico que los seres humanos usamos inconscientemente para el bien
o para el mal y que los Maestros emplean únicamente para los fines de la Evolución
y Sublimación del Ser. El primer paso en el Mantram Yoga está en aprender a
escucharse a sí mismo para ir diferenciando lo que es tono y sonido armonioso y
espiritualizante y lo que es sonido y tono vulgarizador y materializante.
Escuchar nuestra propia palabra y saber por este medio el estado de nuestro
animismo para ir modificándolo hacia la armonía, la belleza y el bien, es dar el primer
gran paso en la consciente sublimación humana.

LECCIÓN XXI
“KIRIE ABRAXAS”. El Señor Abraxas, es decir, el Gran Fuego Creador, del cual
dependen todos los fenómenos de la vida manifestada, siendo Él la Causa u Origen.
No es posible que se verifique ningún cambio en la Naturaleza, si no es por la acción
del Divino Agni, o sea, del Abraxas. El Abraxas Hermético está simbolizado en el
gallo, animal representativo de la máxima energía vital o del fuego en acción.
Es el fuego el quinto principio de la Naturaleza, contando del más lento aspecto
hasta el más sutil, ya que el llamado Akasha de los Indos, es el mismo Foat de la
Escuela Transhimaláyica.
Observando cuidadosamente todos y cada uno de los fenómenos de la Naturaleza
se encontrará que el fuego en su manifestación de calos más o menos suave, más
o menos activo, constituye o es el meollo y la razón de ser de los seres y de las
cosas.
“KIRIE MITRAS”. Mitras es el sentido de la Naturaleza como potencia activa,
considerándola como la raíz de la cual proceden todas las cosas, al haber sido
fecundada por el Abraxas, a sea, por el fuego. Los Mitraistas eran los Gnósticos
primitivos que rendían culto a la Naturaleza, considerando femenina a la Deidad y
haciéndole Madre única de los seres y de las cosas. Para ellos la Causa sin causas
era Mitras, o sea, la Gran Madre Naturaleza. Este culto existe en la India con el
característico nombre de Saki, como la única y divina causa material de todo lo que
ES. Saki se convierte en Kali como la diosa física que estando en perpetua
movilidad, tanto sostiene las formas como las destruye para crear otras nuevas; de
ahí que los que rinden culto exotéricamente, sacrifican a la diosa un mancebo y una
virgen y con la sangre de las victimas barnizan el altar para que ella en recompensa
los haga fecundos y prósperos. Estas prácticas horrendas son hijas de la ignorancia
de pueblos semi – bárbaros. Los filósofos cultos saben que Kali significa o simboliza
el eterno movimiento de la vida por la cual las formas aparecen y desaparecen como
las olas del mar para los fines de la evolución, sin que en ello se pierda un átomo
de la economía de la Naturaleza.
“KIRIE PHALLE”. El señor creador, el Phalus, estaba simbolizado en el macho
cabrío de Mendés por ser este animal el que más ostenta la potencia generatriz,
habiéndose convertido el animal en una especie de deidad a la cual se le rendía y
rinde culto por las escuelas de magia negra, llamadas en Paris: Satánicas, siendo
Satán una fuerza que, en su más elevada combustión química, está influida por la
potencia astral de Saturno, de donde viene el nombre de Satán. Mientras los magos
negros le rinden culto a la fuerza de Satán o Saturno, los Maestros del recto sendero
saben que este es el plomo que debe ser trasmutado por el acrisolado y amante
corazón, en el oro puro de la espiritualidad. Desde este punto de vista la
espiritualidad verdadera, implica una realización íntima y no una mera teoría, como
muchos imaginan.
No hay que caer en el error de rendir culto al macho cabrío o al toro becerro, símbolo
de Aarón, sino que hay que valerse de los diez principios de la ley, sintetizados
todos en el Amor como único y gran instrumento de regeneración y transformación.
Tampoco el alquimista debe caer en el error de que el plomo es material
despreciable; no hay que olvidar que antes que el Señor Cristificado ascendiera al
cielo, bajó a los infiernos.
Esta es la diferencia que hay entre el Cristificado y el Budado, pues este último
estado no implica el manejo del más bajo metal (el plomo), en cambio el primero los
reúne a todos.
LECCIÓN XXII
“EUO”. Estas tres vocales se refieren a los tres principios fundamentales, así: “E”
equivale a la Naturaleza como Virgen. “U” equivale a la Naturaleza como Madre y
la “O” es el espíritu.
“KIRIE PHALLE”. Es el Señor Creador, que procede y se resume en los modos de
energía “EUO”.
“PAN”. Equivale a Todo o mejor dicho es el Todo en Todo. Cada una de las vocales
resume en sí a todas las fuerzas, especificando una así: la “I” especializa el fuego.
La “U” especializa el agua. La “E” especializa la tierra y la “O” el hálito o aire. La “A”
equilibra el conjunto de fuerzas representando la mater – paternidad de la mismas,
es pues, el origen del sonido, al par que la “OU” es el fin del sonido
espiritualizándose en la “O”, que es primitiva de la voz humana, siendo por tanto la
más espiritual. Las otras vocales podemos escucharlas en el sonido de los vientos,
en el movimiento de las aguas, en el canto de las aves, en el aullar o en el seño de
los vertebrados, pero nunca se puede concretar en ellos la “O”, porque ello requiere
una evolución especial de la laringe, órgano que espiritualizado ha de sonar un día
para pronunciar la PALABRA PERDIDA, llamada también creadora, la que hoy
solamente poseen tres grandes Adeptos de la Logia Transhimaláyica, más un
cuarto.
Constituye toda una escuela de evolución y desarrollo al escuchar constantemente
toda palabra, todo sonido que pronunciamos para ir modificando cada una de las
vibraciones que la laringe module con el fin de hacer que ella se convierta en un
instrumento melodioso y sublimador, ya que en este proceso no solamente
reparamos y renovamos nuestro vitalismo, sino que haremos que el Maestro que
está en lo interno escuche nuestro llamado y nos abra la Gran puerta, aceptándonos
como Chelas o sea discípulos cuya imagen pueda quedar gravada en la consciencia
cromática del Gurú. Consiste esa grabación en que el Maestro vincula, según el
rayo de cada uno, el color que originariamente le pertenece para observar las clases
al contemplar los colores, sin importar la distancia. Cada color que es un modo de
vibración, está relacionado con un tono y una letra.
Los Devas o Espíritus Regentes, llamados en Kabalah los Elohim, tienen su
pensamiento o mejor su lenguaje en colores. El Ángel Rafael por ejemplo maneja el
color amarillo oro y por eso es el encargado de la curación. Cada uno de los
encargados de un departamento de servicio emplea de preferencia un color,
habiendo también divisiones y subdivisiones, que entrañan condiciones bien
difíciles, como el servidor de Saturno que emplea el color gris, el cual causa la
destrucción del vitalismo, representándose por ello en un anciano con la guadaña
segadora de vidas.
Color y sonido son algo igual en el mundo causal de las concreciones, de ahí que
sea necesario modular el lenguaje, dándole sentido, belleza y armonía, para que el
color rosa del afecto renueve nuestro vitalismo, para que el oro anime lo
inspiracional y sabio que hay en nosotros y para que el azul despierte el sentido
espiritual que nos hará amar y comprender la vida. por lo que acabamos de decir y
lo que ya conocemos como estudiantes de la Ciencia Rosacruz, comprenderemos
la enorme importancia que tiene el educar y ennoblecer las modulaciones del sonido
que se convierte en palabra, para hacer que en nosotros confluyan las más elevadas
fuerzas de la Naturaleza.

LECCIÓN XXIII
“IAO”. Este es el más sagrado de los mantrams después del Pranaba “AUM” que se
pronuncia “AOM”. Todo el sentido espiritual de este mantram no es posible
obtenerlo hasta que no sea empleado y pronunciado con la fuerza del arrullo, que
provoca el Amor en éxtasis contemplativo y en plena atracción afectiva; en tales
circunstancias llevando la vibración desde la laringe hasta el plexo solar y
cerrándolo en el corazón con “EM”, que es la verdadera fonética de esta última
vocal, que lo es para los Ocultistas. La palabra es creadora y cambia la naturaleza
según el sentido que quiere el adorante, pues no es otro el que sabe sentir y vibra
así, con las potencias de la vida.
Esta palabra tres veces santa, sana física y espiritualmente a aquellos seres para
los cuales el Adepto lo hace sonar según las normas antes dichas.
El Pranaba afecta solamente los cinco éteres o tatwas manifestativos, en cambio la
Palabra Perdida, pone en función activa los siete poderes del Logos, siendo la nota
clave de todo el sistema.
“IAO”. Es el mantram de los Gnósticos, el cual tiene por objeto trasmutar el plomo
en plata u oro, según la capacidad del adorante, a condición de que el estado
anímico del practicante sea el mismo que se requiere para la pronunciación del
Pranaba. No se puede ser ocultista de grado superior, sin haber aprendido a
modular, espiritualizando los tonos o sonidos que la laringe emite.
Vigor y delicadeza aunados son la demostración de que el practicante está logrando
armonizar el vigor del león con la mansedumbre de la paloma.
Este estado anímico es el que encarna la armonía del desarrollo, entre el aspecto
ocultista y el místico ideal verdadero de todo aspirante e Iniciado Rosacruz. Si
solamente hay vigor no puede verificarse la espiritualización y si solamente hay
sentido no puede lograrse el dominio sobre las fuerzas naturales, el que transita el
sendero debe trabajar para lograr plenitud vital y astral; la primera es vigor y la
segunda sentido espiritual; la preponderancia de la una sobre la otra implica
desequilibrio en la evolución.
La “I” es vital. La “O” es astral y la “A” es el mediador. Krishna dijo sabiamente: “Yo
soy la “A” entre las letras”. Cristo por boca de Jesús dijo: “Yo soy la “A” y la “O”. En
cambio, el vampirezco Rasputín pronunciaba diariamente mil veces “ji, ji” para sus
propios fines.
“OSIRIS PIDEROSO EMPERADOR RESPONDE AL HIJO SUPLICANTE”. Osiris
era para los egipcios el sol como dador de vida y por eso el ocultista al dirigirse
mantrámicamente a él, se considera como el hijo suplicante. El mantram usado por
ellos era AUNU, porque esta era la dirección evolucionante, al par que los ocultistas
de América, los sacerdotes de los chibchas, le decían Sua al sol, para hacer que
esas fuerzas convergieran hacia el culto lunar, que era el característico de la tercera
raza de la cual eran remanentes. Los hombres de la quinta raza lo invocan “OM” el
Pranaba espiritualizante por excelencia. Isis como su nombre mantrámico lo indica
es el vitalismo de la creación, que como la Diosa Kundalini recibe el sacratísimo
nombre de la Madre del Mundo. El egipcio del pueblo de decía Isis, al par que el
sacerdote le invocaba Hathor, es decir, en su sentido espiritualizante. Los Indos de
la quinta raza la invocaban Kali, al par que los chibchas del culto lunar la invocaban
Chía.
“HORUS” o mejor dicho ORO, es el Espíritu Divino obrando en el espíritu humano
y es un producto equilibrado entre las fuerzas solares y lunares, entre Isis y Osiris.
De tal suerte que el oro de los alquimistas lleva en cierto modo en sí mismo el
secreto fonético del misterio.

LECCIÓN XXIV
“EL QUE CUMPLE TODAS LAS LEYES, EL QUE UNE SU VOLUNTAD A LA LEY”.
La ley para el ocultista es natural, y en modo alguno convencional. La ley del
espiritualista es una rueda de incesante movimiento en tal forma que una acción
obtiene la reacción consecuencial al completarse el círculo del movimiento. Por eso
esotéricamente la ley es llamada “La Rueda del Destino” o también “El Carro Regio
del Progreso”, difícil de conducir con verdadera maestría. Hay tres, siete y diez
grandes ruedas de continuo movimiento, cada una de ellas sometida a un principio
según el campo donde actúa, así: La gran ley para el mundo físico es la Estabilidad;
la gran ley para el mundo de la mente es la Actividad; y la gran ley para el mundo
espiritual es el Sentido. Sin embargo, cada una de estas leyes sostiene su poderío
gracias a las opuestas, así: la Estabilidad de lo físico depende directamente de la
Actividad con que son reemplazadas moléculas que agotan su resistencia; el
máximum de Actividad de la mente es directamente proporcional a la profundidad
del Sentido.
Sintetizando estos hechos llegaremos a la conclusión de que estas tres grandes
leyes se conservan por su triplicidad amalgamada de lo que resultan nueve
condiciones fundamentales de la energía, es decir, nueve estados, siendo por eso
el número nueve el más alto de la kabalah y el que resume la expresión activa del
fenómeno. El nueve, o sea, la Causa sin causa era puesto al principio y al fin del
movimiento, antes con el símbolo 0 afirmación del espíritu o negación de la forma y
después aparecía el 1 con el 0 mostrando en la década, la afirmación del ser uno 1
y del espíritu circulo 0, siendo estos los diez Sephirotes o Espíritus Creadores de la
Kabalah.
Pitágoras, sabio kabalista del número, no consideraba el uno (1) sino al fin y contaba
desde el 2 porque consideraba sabiamente que este primero, antes de
manifestarse, no podía simbolizarse positiva sino negativamente como forma,
porque aún no había llegado a ser; de tal suerte que el primero de Pitágoras era el
cero (0), siguiendo con el dos (2) y continuando sucesivamente hasta el nueve (9)
para seguir con el uno (1) y luego con el diez (10), es decir, con el diez, completando
así el once (11) o sea, el número de Isis, la Naturaleza toda.
La escuela Pitagórica demuestra matemáticamente y también científicamente que
quien dice uno, ya es dos, es decir, conceptuador y concepto, objeto y sujeto.
Los números pares tienen carácter físico porque equilibran la forma; los números
impares tienen carácter anímico porque equilibran sintetizando a los opuestos. La
prueba de la supremacía del número impar se muestra matemáticamente así: La
suma de dos números pares da par, pero la suma de un número impar y uno par da
impar.
El número 9 a pesar de ser el mayor, se pierde matemáticamente en los que lo
acompañan en una cifra determinada, pues si se suma kabalisticamente con sus
compañeros, ellos conservan su valor y él deja de ser, por ejemplo: 95, sumando 9
y 5 de 14 y sumando sus componentes 1 y 4 da 5, luego 9 ha desaparecido en los
que lo han generado, como al fin de cuentas la multiplicidad se funde o pierde en la
causa de origen.
“EL QUE RESPETA Y HONRA A LOS DIOSES. EL QUE DESEA LLEGAR A SER
DIOS”. En ocultismo científico se llama Dios a una fuerza activa definida, a la
Esencia de Todo, al Espíritu no diferenciado que no se le puede ni se le debe dar
nombre, consagrándolo solamente con el Silencio.
Dioses o Arcanos son las fuerzas activas que transforman las potencias de la
Naturaleza para convertirlas en hechos más o menos concretos.
Los dioses de nuestro Logos Planetario son las siete Grandes Deidades encarnadas
en los planetas del sistema, que tampoco son en sí, sino que dependen de las
modificaciones de la energía primaria. Hablando en el lenguaje de la Astrología
Esotérica estos grandes dioses son los espíritus de Vulcano, Mercurio, Venus, la
Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. Los siete planetas que siguen descubiertos unos y
otros no, por la ciencia oficial, son las caracterizaciones de esas siete primeras
fuerzas en su expresión dual.
El sol por ser el núcleo o eje del sistema, era considerado como el Padre que estaba
representado en cada uno de sus hijos y por lo tanto presente en ellos en sus
diferentes modos de ser. A estos dioses es a los que hay que honrar y respetar
porque son la fuerza que genera el destino. Dichos poderes de la Naturaleza se
hallan también presentes en el hombre, en las siete grandes modificaciones de su
energía, el Yo esencial (el Ego) es el CRISTO SOLAR.
LECCIÓN XXV
“QUIEN EN EL AMOR DESPIERTA A LA BELLEZA, PARA QUE EL AMOR LO
CONVIERTA EN BELLEZA”. La belleza o la fealdad no son cosas en sí, es decir,
no existen en la Naturaleza, sino que dependen enteramente de nuestro estado
apreciativo en un momento dado, ya por el estado anímico inmediato, ya por el
prejuicio adquirido por la sugestión ambiente.
No hay ninguna cosa bella o fea en sí misma, sino que la consideramos revestida
de tal o cual cualidad según la fuerza que nos impulsa el estado anímico en que nos
encontramos al emitir el juicio o nuestra opinión. Todas las cosas como fenómenos
manifestativos son perfectas en sí misma, pero dejan de serlo al someterlas a la
comparación. Un batracio (un sapo) es completo y bello en sí mismo, pues su
morfología es lo que lo caracteriza como tal, pero si lo comparamos con un pavo
real en su momento de pose, realmente resulta feo a la impresión sensoria, pero
solamente por la comparación.
Hay una fuerza capaz de modificar todo nuestro animismo y por tanto el concepto y
sentido que de las cosas podamos tener; tal fuerza única, tal poder extraordinario
es el Amor, por eso: “Quien en el amor despierta a la belleza para que amor lo
convierta en belleza” porque el que está aureolado por esa divina fuerza atrae
positivos átomos de simpatía de los seres que lo rodean, convirtiéndose por este
hecho en un centro magnético de atracción. No es posible verdadero ascenso en el
sendero Espiritual, sino es por la eufórica magia que encarna el sentido de la Vida,
la magnificente fuerza del Amor.
El Amor de la Divina Rosa que debe encarnar sobre la cruz de la vida; el Amor es
el aroma sutil y delicado que se desprende del corazón del Adepto para llegar como
delicada esencia a las almas que saben sintonizarse con ellos. Jesús el Cristificado,
fue llamado: “La Rosa de Sharon” porque en Él, el amor había encarnado con toda
su magnificencia.
Todos los errores, todos los temores, todas las dudas, todas las decepciones, todas
las crueldades, todas las estulticias humanas, no son más que ausencia de Amor
en el corazón del hombre. El Amor es fortaleza, sabiduría, intuición, genialidad,
inspiración, plenitud, salud, virilidad, inteligencia y poder, en una palabra. El Amor
es en sí mismo la encarnación de la belleza realizada, permitiéndonos descubrirla
igualmente en todo lo que nos rodea.

Si como dijo un gran Gnóstico, pudiéramos en un momento dado amar por igual
todo lo que fue, todo lo que es y todo lo que será, podríamos convertir el pan y el
vino de la vida en la sangre regeneradora del Cristo.

Tal es el divino poder del Amor, no es poesía, no es inspiración literaria, sino en


absoluta y estricta realidad alquímica. “Quien tenga oídos que oiga y quien tenga
ojos que vea”, pues el que tenga comprensión y sentido REALIZARÁ Y VERÁ.
“OSIRIS, ISIS Y HORUS, VOSOTROS TRES”. Osiris es la encarnación del Padre
Sol; Isis es la Naturaleza y Horus el mediador, o sea, el Cristo Solar. El sol es el
Padre; la luna (la Naturaleza) es la Madre y Horus es el Hijo. El Sol es el fuego; la
luna es el agua y el hijo el espíritu de imantación. El fuego está en la sangre; el agua
está en los nervios y el neuma o movimiento los equilibra a ambos. En hacer que el
sol fecunde a la luna y ésta a la vez concrete y devuelva su luz, está el misterio.
Hablando en el lenguaje del Esoterismo Brahmánico, diremos que Brahmavitala es
la raíz del árbol de la vida, el Gran Patala es la raíz del árbol del conocimiento y el
corazón lleva el ritmo, este es Horus el hijo.
Cuando prepondera el sol, el hijo se exalta en sus movimientos, al par que cuando
prepondera la luna, tiende a aquietarse, ambos estados implican desequilibrio.
El árbol de la vida pende del Cosmos, al par que el árbol del conocimiento tiene su
raíz en el microcosmos o pequeña madre, éste último de los dos está físicamente
vinculado a la causa física de origen, al par que el primero de los dos no tiene
vinculación física, sino única y exclusivamente etérica. Este conocimiento esotérico
se dice científicamente, pero la revelación solamente acaece en la consciencia del
que piensa, siente y ama la verdad. Ya está desvelado, pero no revelado. Pues la
revelación pública, profana la Gran verdad de la vida. los Maestros no revelan el
misterio, conducen a los discípulos a encontrarlo. Después de esto termina el Ritual
simbólico y viene el real: “Levantaos mis hermanos y hermanas de la tierra. Pisad
bajo vuestras plantas todo temor y timidez. Levantaos, sed libre y gozosos de noche
y de día, hacer siempre vuestra voluntad marchando hacia adelante, vosotros
Rosacruz, con LUZ, AMOR Y LIBERTAD. Tomad la alegría como Reyes y Reinas
en el cielo y en la tierra. El Sol se ha levantado, el fantasma del tiempo se ha
desvanecido, la Palabra Perdida se ha encontrado”.

AUM. AUM. AUM.

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