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COMENIUS, UN ROSA CRUZ EJEMPLAR

Fratres y Sorores:

La Orden Rosacruz siempre se ha enorgullecido de contar entre sus miembros,


tanto en el pasado como en el presenta, con personas que han aportado sus esfuerzos
en beneficio de toda la humanidad.

Compréndase que cuando hacemos referencia a este hecho no nos referimos


necesariamente a aquellos que han sido famosos, o que han escrito sus nombres con
letras de oro en la Historia de la evolución humana, nos referimos a todos aquellos
héroes de la humanidad, en muchísimos casos anónimos, que han dedicado su
esfuerzo a la mejora y el progreso del ser humano.

Uno de esos personajes, al cual podríamos definir como un paradigma de


Rosacruz fue Jan Komenski, más conocido por su nombre latinizado: Comenius.

Poco nos importa, desde el punto de vista Rosacruz, que Comenius llegase a
alcanzar notoriedad y que, incluso en la actualidad, sea uno de los héroes nacionales
de su patria: Checoslovaquia; lo que para nosotros tiene interés es, sobre todo, el
espíritu con el que condujo su vida que, a pesar de las penalidades sufridas, siempre
fue fiel a sus ideales Rosacruces y, pudiendo vivir una vida tranquila y alejada de
preocupaciones, supo sacrificar su comodidad, como un verdadero Rosacruz, para
poner las bases del pensamiento de aquello que hoy definiríamos como la Unidad de
los pueblos y el ideal de la educación universal.

Jan Comenius fue un hombre en el más completo sentido de la palabra; se


alegró y sufrió cuando las circunstancias de la vida le hicieron pasar por momentos
de alegría y paz y por momentos de lucha y de pena, como todos los seres humanos.
A él no le agradaba que le llamasen Maestro, puesto que consideraba el alto
significado de esa palabra como algo muy sagrado para que se le aplicase
personalmente, pero siempre fue un hermano, un hermano de la Rosa y de la Cruz.

Jan Amos Komenski, que posteriormente fue conocido como Comenius, nació
en Moravia en el año 1.592.

Sus padres, que pertenecían a la Iglesia de los Hermanos Moravos, que fue
creada por Jan Hus, el cual fue perseguido por la inquisición y quemado el año
1.415, murieron cuando él era aún un niño, por lo que al quedar huérfano a tan tem-
prana edad no pudo recibir una buena formación académica.
No obstante, y con mucho esfuerzo, empezó a estudiar a la edad de 16 años
destacando pronto entre todos los alumnos de su clase por su inteligencia
excepcional y por sus pensamientos piadosos por lo que los Hermanos Moravos le
enviaron a su Universidad en Nassau para que estudiase teología y donde fue
ordenado pastor de su iglesia.

Desde el mismo momento de su aprendizaje en Comenius se despertó un


enorme interés por la educación que debía recibir todo ser humano, considerando
que cada uno debería recibir instrucción en su propia lengua y no en latín que era, en
aquella época, el idioma culto que distinguía a los pocos privilegiados que podían
estudiar.

Continuó sus estudios en Herborn y Heildeberg, donde entro en contacto con la


Orden Rosacruz que en aquella época estaba preparando su renacimiento en Europa
y se convirtió en un profundo y leal seguidor de las enseñanzas de la Orden y de sus
ideales que coincidían plenamente con los que el, de manera autodidacta, había ido
formando en su interior.

Después de ser ordenado pastor se le trasladó a Prerau, donde actuó como


rector, y posteriormente fue trasladado a Fulnek.

Precisamente en esa ciudad, a raíz del comienzo de la Guerra de los Treinta


Años, su casa fue asaltada y su esposa y sus hijos fueron asesinados.

Lejos de sumirse en el odio, Comenius proclamó siempre que todo aquello se


debía a la ignorancia de los pueblos, cuya gente, al no haber sido educadas, podían
proceder como fieras que se mataban los unos a los otros, no en su propio interés, ni
por cuestiones religiosas, sino por el interés espúreo de los grandes señores que
aprovechaban la ignorancia de los demás, sin importarles sus sufrimientos, para
obtener ganancia de los mismos.

El siempre mantuvo que era necesario educar a las gentes para que, por medio
de dicha educación, evolucionaran hasta conseguirse una unidad de naciones.
Precisamente esa idea, expresada por Comenius en el siglo XVII fue la que inspiró
la creación de la Comunidad Europea quien le ha reconocido como uno de sus
inspiradores.

Después de viajar por muchos países Comenius fue a residir a Leszno, en


Polonia, donde además de desarrollar una intensa labor como educador, mantuvo
contactos continuos con el Gran Maestro de la Orden Rosacruz Juan Valentin
Andreae, autor del libro titulado: Las Nupcias Químicas de Christian Rosenkreutz.
Muchos estudiosos del tema mantienen que hubo serias discrepancias entre
Comenius y Andreae, lo cual es cierto, porque Andreae mantenía que si era
necesario había que disimular ante el público la afiliación y pertenencia a la Orden
Rosacruz, mientras que Comenius, que siempre fue un hombre valiente en la defensa
de sus ideales, pensaba que había que mantener el orgullo de su afiliación a la Orden
y proclamarlo públicamente si era necesario.

Merced a los oficios de una de las Asociaciones fundada por Juan Valentin
Andreae, llamada las Uniones Cristianas, cuyo fin era el de proteger a los
Rosacruces ilustres y proporcionarles medios para huir de Europa hacia lugares más
seguros, Comenius viajó a Inglaterra donde, en unión de otros Rosacruces, ayudó a
transformación de la masonería, que entonces era un club de carácter gremial, a
convertirse en una institución filosófica. De hecho se comenta que la Masonería
debe tanto a Comenius que bien puede decirse que es su padre espiritual.

Vuelto a Europa, continuó con su labor de enseñanza lo que le indispuso con


los reinos poderosos de la época.

No olvidemos que los conceptos de Comenius eran absolutamente


revolucionarios para la época, ya que el decía que la educación de todos no debía
circunscribirse al seno de la familia, excepción hecha de los pocos privilegiados que
en aquella época podían estudiar, sino que la sociedad debía velar porque todos reci-
biesen instrucción.

Comenius declaró, en aquella época oscura, que los hombres y las mujeres
eran iguales y por lo tanto éstas debían recibir igual educación que los varones, dijo:
«Toda la juventud de ambos sexos debe ser enviada a las escuelas públicas. No hay
ninguna buena razón para privar al sexo débil del estudio de las ciencias. Las chicas
están dotadas de una inteligencia igual a la de los chicos. Para ellas, lo mismo que
para nosotros, está abierta la vía de los altos destinos».

El sabía que toda verdad surge de una unidad única y que las ciencias, las
tradiciones, las letras, etc. procedían de una fuente común aunque se manifestase de
diferentes maneras. Por ello era necesario que todos recibiesen instrucción en todos
los campos del Saber.

Naturalmente que comprendía que aquello no era posible hasta que no se


hubiese operado un cambio positivo en la mentalidad de la sociedad; pero también
sabía, como buen Rosacruz que era, que aquello que se crea en la mente termina por
cristalizar en el momento propicio.

Así mismo, Comenius preconizó, basándose en las obras de dos Rosacruces:


Tomás Campanella (el cual escribió: La ciudad del Sol) y Francis Bacon (autor de la
Nueva Atlántida) una sociedad de naciones unidas en las cuales hubiese un gobierno
compuesto por tres cuerpos dirigentes que deberían basarse en el ideal hermético:

1.- El Consejo de la Luz, el cual velaría para que todos recibiesen instrucción
ypor medio de ella pudiesen alcanzar el conocimiento y comprender que la verdad
es única, aunque surja de fuentes diferentes. Este Consejo tendría la facultad de la
instrucción pública.

2.- El Consistorio Mundial compuesto por los sacerdotes iluminados de todas


las creencias cuya misión sería la de instruir sobre asuntos de moral y que todos los
seres humanos tuviesen la oportunidad de volver sus ojos hacia su Creador.

3.- La Corte de Justicia que, en palabras de Comenius, «velará para que en


ninguna parte una nación se alce contra otra nación, a fin de que las espadas y las
lanzas sean transformadas en podones y rejas de carreta».

Estas ideas tan nobles y tan bellas han merecido la consideración de todos los
pensadores altruistas desde entonces y, actualmente, la ONU rinde homenaje a este
hombre que, a pesar de las dificultades de la época en que vivió, supo ver la unidad
de las naciones y la fraternidad humana.

Tal es la consideración que ha merecido la obra de Comenius que en 1.958 la


UNESCO, agencia de la ONU para la cultura, patrocinó la publicación de sus obras
completas.

Comenius, tras regresar de Inglaterra, y viajar extensamente por Europa, fue


nombrado obispo de los Hermanos Moravos (se dice que fue el último de sus
obispos) y fijó su residencia en Polonia, en Leszno, que fue conquistada y saqueada
por las tropas suecas durante la guerra de los Treinta Años, acción en la que
Comenius perdió su casa, que fue incendiada, y con ella su biblioteca, y todos sus
bienes.

No obstante tantas adversidades, a las cuales él se había resuelto


enérgicamente, predicando la unión de todos los hombres en una época que la guerra
asolaba Europa, Comenius siguió fiel a sus ideales.

Refugiado en Holanda, falleció en 1.670, pasando la más alta de las


Iniciaciones, la de retornar al reino espiritual, siempre humilde, bondadoso, sincero,
y orgulloso de ser un Rosacruz.

Esta es, en síntesis, la vida de un hombre que aprendió en la Orden Rosacruz y


tuvo la valentía de defender sus ideales, a pesar de las adversidades, siendo siempre
fiel a lo que pensaba y anhelaba, y poniendo las bases, con sus pensamientos y sus
actos, de lo que sería una sociedad mejor, lo cual apenas ahora empezamos a
vislumbrar.

Que la Paz Profunda more en sus corazones.

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