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EL ÁRBOL DE LA VIDA

"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza le daré
de comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios."
(Apocalipsis 2:7)
UNAS BREVES PALABRAS ACERCA DE LA CÁBALA
La Cábala proviene del verbo hebreo “lecabel” que significa recibir. Por lo tanto,
conceptualmente Cábala significa recibir la tradición. Conocida también como el
estudio del Todo la Cábala constituye una forma de conocimiento profundo de lo
divino y de la creación. Una forma de autoconocimiento mediante la cual –y según
la mística judía—se adquiere conciencia del papel en la vida terrenal.
Los sabios de Israel ocultaron durante siglos estas enseñanzas para que las
futuras generaciones pudieran estudiarlas y principalmente, para poder
experimentarlas. En este sentido, la Cábala surgida a fines del siglo XII es
conocida como una disciplina y escuela de pensamiento esotérico relacionada con
el judaísmo y que utiliza varios métodos para analizar los contenidos de la Torá.
La Cábala estudia el universo y el ser humano por lo tanto existen dos vertientes:
hay cosmogonía (es decir una explicación del sistema universal) y hay sicología.
Cuando hablamos de cosmogonía tratamos de intentar explicarnos la estructura y
funcionamiento del Universo y cuando hablamos de sicología estamos hablando
del ser humano. De alguna manera la rama de la sicología y meditación nos
permitió entender el funcionamiento de la Cabalá haciendo un análisis micro en el
ser humano que podía aplicarse a lo macro y cuando se explica la Cabalá en la
rama cosmogónica se está haciendo física.
Pero lo importante en la Cabalá es que cosmogonía y sicología están unidas en un
mismo punto ya que lo más potente de la Cabalá es que todo el conocimiento
general está unido. No es una mística oriental donde el individuo renuncia a la
materia o se fuga de la realidad, sino que es una mística muy judía que obliga al
cabalista a trabajar en su perfeccionamiento en la materia.
Todo empieza y termina en el Ein Sof (Infinito).

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FORMACIÓN DEL ARBOL DE LA VIDA

Energía infinita
Ein Sof Tsimtzumm

Malkuth
No podemos tratar de entender lo que es el infinito desde nuestra percepción
porque el ser humano vive en una dimensión con tiempo y espacio. Decir infinito
es conceptualizar algo no conceptualizable.
El infinito decidió retirarse de sí mismo en lo que se denomina en la Cabalá como
el proceso de Tsimtzumm. Es una contracción del infinito que sale de sí mismo y
deja un espacio vacío. Así, por primera vez, se crea algo que no es Dios. Este es
nuestro Universo donde se desarrolla la creación.
El Ein Sof entra en el vacío como un rayo de energía que va restringiéndose hasta
que llega un momento donde ya no se puede restringir más. La materia es la
máxima contracción de la energía del infinito. De acuerdo con la Cabalá la
materia no existe porque todo es energía. La materia es la última energía de todo
el proceso general y, por lo tanto, lo que estamos viendo es la consecuencia de
todas las causas que se fueron concatenando para llegar a lo que nosotros
parecemos ser.
Para llegar a la materia la energía sufrió 10 restricciones. Todas las restricciones
desde el límite con el espacio infinito hasta la materia son los denominados
Sephirots o dimensiones. Cada una de estas dimensiones se diferencia por el
grado de intensidad, pero no por la sustancia. Todas son divinas. Todas
provienen del Ein Sof pero cada intensidad es menor a la anterior. Todas desde el
punto de vista de la energía son importantes unas como las otras, porque todas
tienen divinidad en su interior. La materia tiene tanta importancia como las
energías más sutiles.
El árbol de la vida explica cada una de estas energías hasta llegar a la materia.

El árbol de la vida debería estar expuesto con cada uno de los Sephirots más
pequeños que el anterior porque la energía está cada vez más condensada, pero
todas son iguales en su esencia y tienen la misma importancia.

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LA ORGANIZACIÓN DEL ÁRBOL DE LA VIDA
Para que todo este recorrido se haga de una forma armoniosa, contamos con una
guía principal de la que se derivan otras muchas: El Árbol de la Vida.
La Ley de la Correspondencia del Hermetismo nos dice que “Como arriba es abajo
y como es abajo es arriba”. Hay una relación directa y sutil entre el alma del
mundo y el alma individual. Las fuerzas que crearon nuestro mundo se asocian
a la esencia de un Dios. Para el sistema Cabalístico esas fuerzas que salen del
Ain Sof reciben el nombre de Elohim, que significa El-Los-Dioses, reflejando
unidad y pluralidad a la vez. Elohim son presencias actuantes que llenan todo el
espacio dispuestas a crear la primera manifestación operativa del universo y
diseñar Adam Kadmon, el hombre celestial, un prototipo, un proyecto virtual que
posee los atributos, los valores que deberá tener la humanidad. Estos
atributos provienen precisamente de la manifestación del Árbol de la Vida, una
creación que permite acceder al conocimiento de esos valores. Se trata de un
Árbol compuesto por Cuatro Mundos:

 Diez Esferas, o Sephirots


 32 Senderos, que representan 32 Vías de Iniciación
 22 ideogramas o letras del Alfabeto Hebreo y
 72 Genios o Ángeles que son la manifestación de 72 programas que nos entregan
las enseñanzas del cielo y la tierra.

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El Árbol de la Vida traza un camino iniciático que nos devela el conocimiento de la
manifestación cósmica, y los secretos de la vida. Todo está inscrito en el Árbol de
la Vida. Todo conforma un código mediante el cual comprendemos qué somos, de
qué estamos hechos y cuál es nuestro propósito en la vida.

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La Cábala utiliza un lenguaje simbólico porque va directo a la conciencia, no a la
mente y esto es lo que define al cabalista. Aprender el valor y manejo de estas
manifestaciones no es suficiente cuando se trata de un ejercicio intelectual de
erudición. De lo que se trata es de conectar con la pureza e inocencia del corazón
porque es una enseñanza que nos llena de luz y opera cambios en nuestro
interior, transformando la conciencia en puro Amor.

LA CONSTRUCCIÓN DEL ÁRBOL DE LA VIDA


El Árbol de la Vida, está compuesto de 10 esferas, los Sefiroth, religados entre sí
por los senderos, caminos, etapas de manifestación del alma humana que transita
para llegar a la iluminación. Los 10 Sefiroth son emanaciones sagradas, son fases
de conciencia objetiva, los senderos son fases de conciencia subjetiva. Las 22
letras se inscriben en cada uno de los 32 senderos de sabiduría.
El esquema del Árbol se despliega desde arriba, la Corona hasta abajo, Malkuth,
la Tierra. En cada Sephirah se manifiesta un aspecto de la revelación del potencial
de todo el resto del Árbol. Por lo tanto, cada centro tiene una existencia pura y
única en sí, pero a su vez contiene la esencia de todos los demás centros de vida.
Los Sefiroth son considerados macrocósmicos, los senderos microcósmicos.
Los 10 Sefiroth representan 10 emanaciones de la divinidad, 10 arquetipos sobre
los cuales establecer una vía de conocimiento tanto del macrocosmos como del
microcosmos. El estudio del Árbol de la Vida nos permite acercarnos a esta visión
idílica de la organización cósmica. Para entender el Árbol de la Vida hay que
situarse dentro, ser uno con cada uno de los atributos del modelo, dejarnos
penetrar por cada uno de sus esencias. La representación global del Árbol refleja
una unidad y una pluralidad simultáneamente que da lugar a múltiples
potencialidades que se derivan del atributo principal. Cada una de las cualidades
de la Sephirah tiene su polo positivo y su polo negativo, interno y externo.
El estudio del árbol cabalístico se asimila no sólo aprendiendo los conceptos de su
estructura, sino a través de la intuición. Esta es la revelación. Cada Sephirah
simboliza una evolución y una actitud del hombre y de la divinidad, un estado del
Ser, pero el cabalista, si bien aprende el valor de cada una de esas
manifestaciones, debe conectarse con esas energías en absoluta libertad, de
manera pura e inocente para poder asimilar sin intelectualizar esa enseñanza que
invade de luz nuestra conciencia para transformarla en amor.

LOS 10 SEFIROT Y SUS ATRIBUTOS


Los 10 Sefiroth se distribuyen a lo largo de Tres Columnas que soportan todo el
peso de los distintos centros de vida o ramas.

 La Columna de la Derecha, llamada la del Pilar de la Misericordia y Suprema


Sabiduría, se le atribuye el Principio masculino.
 La Columna de la Izquierda, llamada la del Pilar del Juicio o Severidad, se le
atribuye el Principio o Potencialidad Femenina.

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 La Columna Central, llamada la del Pilar del Equilibrio, factor armonizador entre
las Dos Columnas. Posee las dos potencialidades y transmite a su vez las dos
energías. En ella se fusionan y se distribuyen en el Árbol las dos polaridades,
positivo-negativo; masculino-femenino. Es el sendero de la expansión de la
conciencia.
El Árbol Cabalístico puede contemplarse como el macrocosmos, desde fuera, o
como el microcosmos, desde dentro. El alma humana se proyecta dentro y puede
proyectarse hacia fuera.
Kether: La Corona
Kether, el primero de los Sefiroth y primero de la Columna del Centro. Su energía
está fuera de toda experiencia humana salvo para los ojos del alma sumida en la
contemplación. Su número es el 1, fuente de todos los números de la creación.
Abstracción pura. En ese estado la mente no puede valorar lo que es Kether si no
es mediante el símbolo. Es, por definirlo de alguna manera, el principio activo de
todo lo que ES y lo que no ES.
A Kether no se le llega por la vía del intelecto, sino por la vía de la sabiduría y del
reposo. La esencia misma de Kether es de una trascendencia absoluta, pura, y
permanece eternamente misteriosa. Es el Ain Sof, el ilimitado. Es la Voluntad
Suprema por encima de todos los misterios, por encima del principio y el fin. Es
realidad sin condición ni definición. Nos es muy difícil entender lo que Kether
parece ser, ya que su definición se nos escapa. Es todo lo existido y por existir, la
posibilidad de vida sin fin.
Como fuerza del alma: es la chispa divina que se encuentra recubierta por capas
de densidad por lo tanto apena podemos llegar a conocerla. La conexión con
Kether sería por medio de la revelación, de visiones, de la meditación donde
tenemos vislumbres de la verdad o motivo de nuestra existencia. Por ejemplo, las
revelaciones que tuvo Mahoma, el arcángel Gabriel, y otros. Se la relaciona con la
voluntad.
La Esencia de Chokhmah: Sabiduría
Kether da nacimiento a un centro de conciencia supremo, el del conocimiento
superior Chokhmah que desprende profundidad y amplitud sin fin. Sigue siendo
muy abstracto, si bien a través de él podemos contemplar la inmanencia de
Kether. Forma parte del Ain Sof, lo ilimitado, ya que procede de la luz de este
Sephirah. Chokhmah es un auténtico pozo de fuerzas luminosas. Es el más
luminoso de los Sefiroth. Representa todas las chispas, los rayos.
En Chokhmah están representados todos los arquetipos de las Fuerzas
Zodiacales, los 72 Genios de la Cábala y el misterio de las 22 Letras Hebreas. Su
cualidad es la de la suprema sabiduría que conlleva al perfecto entendimiento de
las cosas por vía intuitiva.
Chokhmah está más allá del bien y del mal, de la dualidad, aunque lleva la
dualidad en sí misma. Se le asocia al Padre, aunque ese Padre lleva la Madre

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implícita, porque es el principio activo y fecundador, pero también el fecundado. Es
el espíritu de la esencia de la creación que anima y alienta todas las cosas.
Como fuerza del alma: Es la iluminación. Sabiduría interna. Es esa luz capaz
de iluminar lo que ya se sabía a diferencia de Kether que entrega un
conocimiento externo. Pero es un pensamiento fugaz como un rayo de luz. Por
ejemplo, cuando nos despertamos y resolvemos problemas que nos preocupaban,
pero rápidamente lo olvidamos o cuando Arquímedes descubre las leyes de la
densidad de los cuerpos o Newton la fuerza de gravedad.
La Esencia de Binah: Entendimiento
Binah, el primero de la Columna de la Izquierda, es el rigor, la ley en sus distintas
manifestaciones. Se le asocia también a la severidad. Chokhmah vuelca la luz de
Kether colmando su esencia en Binah, por lo tanto, está claro que contiene parte
de su condición. Las partes reflejan el todo. Es el conocimiento que se conoce a sí
mismo mediante la introspección de sí mismo.
El ser humano expresa el proceso de la conciencia en 3 fases: Yod-He-Vav: El
impulso del acto de pensar; el pensamiento contenido; y la manifestación o
expulsión de ese pensamiento. Kether contiene el impulso original
inconsciente; Chokhmah es el deseo de que ese impulso sea una creación; y
en Binah se produce la ecuación que despeja la incógnita: se crea la fórmula
mediante la cual esa creación se convertirá en manifestación. Binah es la
inteligencia reveladora y creativa de todas las cosas.
En la Columna de la Izquierda, la del Rigor opera la Fuerza Femenina, la Madre
Universal que cede su energía a la creación en el mundo inmediatamente inferior.
Dice la tradición cabalística que en Binah hay oscuridad, renuncia, rigor,
solemnidad, justicia, fatalidad, destino, contiene el principio ontológico de la
existencia, porque es fruto de la emanación de Ain Sof Aur. Por lo tanto, hay
en Binah el Soplo Primordial de la voluntad y la sabiduría del amor. Es el barro con
el cual empieza a modelarse todo lo creado. Es el protón y el electrón, la carga
positiva y negativa activa en la composición del átomo.
Chokhmah es sabiduría, es decir conocimiento ilimitado; Binah es la comprensión
de esa sabiduría o la habilidad para captar los conceptos abstractos. Podríamos
simplificar con esa fórmula: el Padre lo sabe todo, la Madre lo comprende todo, lo
que implica que también lo sabe todo y, con todo ese conocimiento, crea.
Como fuerza del alma: Es el desarrollo de una idea. Es la capacidad de meditar
acerca de una idea. Entendimiento. Por ejemplo, poder planificar varias movidas
anticipadas en un juego de ajedrez, o la gestación.
La Esencia de Chesed: Amor y bondad
El resultado de la fusión de Kether-Chokhmah-Binah es Chesed, el 4º Sephirah
emanado de la esencia de los otros tres Sefiroth. Chesed significa "Clemencia o
Bondad". Con este Sephirah se inicia el Mundo de Briah o Creación. La vida

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surge en este centro como un estallido y nos encontramos que una actividad
frenética muy exaltada se pone en movimiento.
Sin embargo, en este estadio la abstracción sigue perfilando un universo que un
día será. En la esfera de Chesed podemos imaginar, visualizar, dibujar un mundo
idílico. Los arquetipos que surgen de este centro son los que nos ofrecen la
abundancia, En Chesed se comprende más que nunca el proceso de la Vida-
Muerte-Vida, porque es un centro en perpetua fecundación, procrea el universo,
un universo que tiende a ser cada vez más perfecto.
Si en el Árbol de la Sabiduría la abundancia se encuentra en los dominios de este
Sephirah, está muy claro que el afán de perfección, nuestras mejores
capacidades, la bondad, y por lo tanto la manifestación del amor nos viene de ahí
y es mediante su activación que podemos alcanzarla. Crecer y hacer son las
consignas más eficaces de este centro alquímico. Es un dar ilimitado y sin poner
exigencias.
Como fuerza del alma: Es la capacidad de darle su lugar al otro. Es un amor
universal: hacia todos los seres de la creación. Pero, sin contención puede ser una
energía muy desbordante. Una persona con mucho Chesed es alguien
desmedido que no se preocupa de las necesidades de recibir del otro, sino que se
centra en su propia necesidad de dar. Por ejemplo, quiero estar sola pero mi
amiga insiste en acompañarme o darle a un niño sin medida.
La Esencia de Gueburah: Fuerza y Justicia.
La luz de Chesed mal canalizada da lugar a ciertas debacles en la organización de
nuestro microcosmos y el Pilar de la Derecha del Árbol de la Vida se
desequilibra. Gueburah ataja los excesos. Podríamos decir que tener demasiado
de todo acaba fomentando la excesiva complacencia, la comodidad, incluso la
pereza. Cualquier exceso también pone de manifiesto la necesidad de aplicar el
bisturí cósmico y de esto se encarga Gueburah. La reordenación interna nos
permite comprender que la dinámica divina no puede alterarse
descontroladamente.
La disciplina que nos propone este Sephirah también es la que nos estimula, la
que nos arma para el combate de la existencia. Gueburah rige la sangre, la fuerza,
el trabajo, la acción, el esfuerzo que nos permite superarnos. Vemos que nuestra
sociedad se balancea al ritmo de Chesed, la abundancia, y Gueburah, el corrector.
La influencia destructiva de Gueburah es transitoria porque nada hay en la
organización cósmica que nos lleve a la catástrofe, sino al aprendizaje, a veces en
pésimas condiciones, pero la bondad siempre acaba por salir a la luz. La energía
de Gueburah es la que anima todas las cosas, la que da el calor a la sangre,
activa la voluntad de acción y arma la sexualidad para perpetuar la vida. Alienta
nuestros deseos de superación y la grandeza por transmutar las dificultades.
Como fuerza del alma: Contención. Restricción que sin medida puede convertirse
en una cualidad nociva como la crueldad. Juicio y orden moral conforme a valores
éticos. Por ejemplo, me gusta todo de esta persona, PERO es casado. Ese juicio,

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es Gueburah. En oposición al niño de Chesed es la responsabilidad del adulto y
son las leyes que ordenan el universo.
La esencia de Tiphereth: La conciencia y la belleza
Tiphereth, es la “Inteligencia Mediadora” y su experiencia espiritual es la visión de
la armonía de las cosas. En Tiphereth la conciencia celestial y la conciencia del
hombre se perciben, se unen para generar una luz extraordinaria que nos enseña
que hay un Más Allá y un más acá en la evolución de todo lo que ES.
La conciencia debe encontrar el equilibrio y Tiphereth es lo que percuta nuestro
interior para “salvarnos” de las experiencias que no pueden coexistir en el marco
más sublime y excelso de la naturaleza humana. Es el filtro que nos ayuda a
transmutar las sombras.
En Tiphereth el alma debe elevarse después de haber pasado por la materia y
reconocer su grandeza. La experiencia metafísica de Tiphereth se une a la
experiencia material; se asocia al Sol y al corazón.
Este Centro nos transmite el equilibrio que conecta con los arquetipos de los
Mundos y los Centros de arriba con los arquetipos de las formas en los Centros de
abajo; espíritu, mente, emoción y cuerpo se convierten en armonía y plenitud.
Vivir en la esencia de Tiphereth equivale a conectar con nuestro Yo superior de
forma intuitiva.
Como fuerza del alma: Es el centro del Árbol, el centro del ser humano, y como
centro del ser humano es el corazón que es donde solemos decir que se
encuentra el alma. Yo. Es el alma. La conexión con el espíritu y tiene el atributo
de la belleza. Es el equilibrio entre la polaridad entre el Dar y el No Dar y es la
Sephirah que recibe la energía de la inteligencia suprema de Kether.
La esencia de Netzah: Amor pasional y Victoria
A medida que descendemos el Árbol Cabalístico se materializan de forma
progresiva las herencias recibidas, pero el contacto con el Mundo de la materia
altera a menudo los sentidos. El amor emanado de Chokhmah es tan puro que sus
radiaciones son captadas con cierta dificultad y nos cuesta aprovecharlas. En
Chesed ese amor se transforma en afán de conquista y de gozo de los deseos.
Así en Netzah ese afán, ese amor y esos ideales ya tienen forma concreta,
tangible y somos capaces de percibir, de apreciar, de crear mediante el aporte
energético de este Centro de vida.
Netzah representa lo intuitivo de nuestra naturaleza, los instintos y las emociones
en todos sus registros. Si se reintegran arriba, los sublimaremos, si se vuelcan
hacia abajo, experimentaremos.
De este Centro de vida nos viene la inspiración, la sensibilidad, la armonía de las
formas, la búsqueda del complemento ideal y la plenitud tanto física como
espiritual. Netzah capta las energías de Chokhmah y de Chesed, y se encarga de
abastecernos de toda clase de sensaciones; tentarnos con las apetencias de la

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tierra y las del cielo. Es la vibración, los sentimientos, la autoexpresión y los
poderes astrales.
Como fuerza del alma: Motivación, ilusión, pasión y alegría en nuestro mundo
personal. Es la actitud y positivismo que favorecen el desarrollo. Amor terrenal de
más impulso que sentimiento. El mundo de las artes. Por ejemplo, la actitud
positiva que tenemos en una entrevista de trabajo o el enamoramiento.
La esencia de Hod: El Esplendor y la Verdad
Hod, representa la perfección a través de la Verdad. De este Centro recibimos los
impulsos intelectuales que nos llevan a no contentarnos sólo con los placeres
de Netzah. Con Hod corregimos los posibles desmanes vividos bajo el imperio de
los sentidos. Hod hereda el pensamiento activo de Binah y por lo tanto es el
encargado de discernir lo que es lícito de lo que no lo es y de aplicarlo a nuestras
vivencias. Después de gozar de la experiencia del placer, Hod nos propone
comprender por la vía de la razón y del análisis qué es realmente la vida. En Hod
se desencadena el libre albedrío y puede generar el caos porque para modificar
una estructura hay que estar dispuestos al cambio y readaptarse.
En Hod reina la ley de la analogía, “Lo de Arriba es igual que lo de Abajo”. Por ello
se atribuye el dominio alquímico de la verdad, de la grandeza del espíritu que ya
conoce, ya sabe, ya integra. En Hod radica la voluntad personal.
Como fuerza del alma: Razón, análisis mucho más cercano al nivel terrenal.
Serenidad, persistencia. El mundo de la ciencia. Por ejemplo, un vendedor que le
va mal en una venta que persiste y no se desequilibra.
Yesod: El Fundamento
Yesod recibe las emanaciones de todos los centros del Árbol de la Vida y los
computa para que se infiltren armoniosamente en el mundo físico. Los 4
Elementos, Fuego, Agua, Aire y Tierra están representados en Yesod en esa
quintaesencia de todo lo aprendido que va a expresarse definitivamente
en Malkuth para finalizar el ciclo.
Cada acto de nuestra vida tiene un origen espiritual, mental, emocional para
acabar densificándose y ser forma, se trate de pensamiento, sentimiento, o
materia. Yesod es el puente que nos lleva definitivamente a abajo. La conciencia
que actúa en Malkuth succiona la esencia de Yesod porque está directamente
unida a Tiphereth, (nuestro Kether), para que ese material-experiencia terrenal
posea los polos positivos, -Sol-, y negativo, -Luna-.
Yesod es considerado la morada de la Ilusión, Maya, porque allí reinan todas las
imágenes. La imaginación se alimenta de las creaciones de Yesod, después de
haber acumulado deseos y sensaciones, (Netzah), junto con el poder de la razón,
(Hod), para que la intuición funcione al máximo en nuestros mecanismos internos,
pero para ello es necesario conectar con las profundidades de nuestro
inconsciente.

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Si en Hod están todos los arquetipos del mundo del pensamiento, en Yesod se
manifiesta el inconsciente colectivo de la humanidad, vidas, encarnaciones
pasadas y actuales. La rueda del nacimiento no es otra cosa que la del
aprendizaje de los Senderos del Árbol de la Vida, de lo macrocósmico a lo
microcósmico.
Como fuerza del alma: Centro de la personalidad. Ego. No hay una conciencia
de unidad. Recibe el influyo de la conciencia y del equilibrio de los impulsos.
La esencia de Malkuth: La última frontera hacia la eternidad, La
Manifestación
Malkuth es el reino de Kether en la Tierra. En Malkuth existen los principios de los
4 elementos, Fuego, Agua, Aire Tierra. Todas las partículas de nuestro universo
personal, -el microcosmo-, se congregan en Malkuth porque es la Sephirah que
nos permite la cristalización de todo lo que hemos adquirido en los distintos
mundos, como resultado “estable” de la coherencia de la conciencia que se ha
puesto en marcha para permitirnos Ser.
Los Sefiroth del Árbol Cabalístico encuentran en Malkuth el punto culminante en la
experiencia material. Es el anclaje hacia nuevas realidades una vez hemos vivido
los capítulos correspondientes al desarrollo de nuestro destino.
En su recorrido por el Árbol de la Vida, el alma sueña ser “algo” único, una unidad
en una multiplicidad; un cuerpo en el cuerpo de Dios, Adán Kadmón prototipo del
ser celestial que debe unirse a la Gran Matrona del Mundo. Malkuth es el sueño
hecho realidad, hecho carne. De Tiphereth a Yesod el ser recibe la vida para
cristalizarla en Malkuth que lleva en si todos los elementos condensados de la
creación, la de Arriba y la de Abajo.
Malkuth es el Reino de la Muerte, nos dice la Tradición de la Cábala, porque es el
Reino que nos permite la constante renovación. Vida-Muerte-Vida. Debemos
volver a la naturaleza para que esta nos acoja y nos devuelva a la existencia.
Cuando no respetamos las leyes del Cielo, o las de la Tierra, volvemos una y otra
vez para aprender y reconsiderar nuestros actos. La Naturaleza, regida por Binah,
nos somete a su “ley”.
Así debemos entender la ley que nos “somete” a la reencarnación, esa sucesión
de vidas que tenemos ineludiblemente que pasar con un cuerpo único, una serie
de distintivos que nos hacen ser irrepetibles en Malkuth, pero con un bagaje hecho
de secuencias que nos acercan paso a paso a la sabiduría. Es lo que buscamos
cuando después de haber bajado por los senderos del Árbol de la Vida tenemos
que empezar el camino de retorno; es la Ascensión.
La Cábala nos permite reconocer con su sistema o tratado de comportamiento, la
suprema sabiduría de la construcción de este Árbol de frutos que nos desvela el
misterio de la Vida.
Malkuth nos destierra, pero a la vez nos eleva porque encarnación tras
encarnación nos aproximamos a la esfera del máximo conocimiento. De Malkuth a

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Kether en la Ascensión nos encontraremos con Daath, Sephirah velado a la
conciencia que aún no se ha expresado, no se nos ha revelado.
Como fuerza del alma: Todo lo que se ha ido desarrollando en los Sefiroth
anteriores se manifesta en el plano físico. Es la polaridad de Kether siendo la
culminación de la vida. Persona terrenal.
Daath: El Conocimiento
Falta una Sephirah que no forma exactamente parte del Árbol de la Vida que no
por ello es menos importante. Daath es Conocimiento. Es el llamado falso
Sephirah por tratarse de una esfera de conocimiento abstracto que solo se
descubrirá a quien se haya abierto a la luz, de lo contrario seguirá siendo un
misterio, un abismo, una puerta oculta. Daath está en el corazón de cada Sefiroth,
de cada ser humano y por ello es una Sephirah totalmente subjetiva: hay quien no
lo verá jamás y hay quien sabrá sintonizarse con su esencia. Se sitúa debajo de
Kether, a medio camino de Chokhmah y Binah en el centro del Árbol de la Vida.
Daath es el punto de percepción más elevado del alma humana. Cuando el Yo
Superior ha alcanzado la estatura completa de su desarrollo evolutivo, puede
elegir entre volver a encarnarse para ayudar al desarrollo de la vida en Malkuth o
elevarse y dispersarse en el Gran Logos.
En Daath se asumen los plenos poderes y se alcanza una percepción completa
de Ain Sof Aur, esa Gran Luz. Daath representa la Iluminación y Malkuth nos
permite la experimentación de esa iluminación, pero desde el desapego total
porque la personalidad mortal ya no se identifica con su densidad y se separa
fácilmente de su ropaje transitorio.
Cuando al fin sabemos que somos mortales inmortales, nuestra concepción del
mundo cambia y podemos vivir el momento presente conociendo nuestra
atemporalidad.
Como fuerza del alma: Es una esfera móvil. Su ubicación está bajo Chockhmah
y Binah, fuera del Árbol y por delante. Conocimiento que requiere de la
experiencia vivencial en Malkuth. Es la conciencia que va elevándose desde el
mundo terrenal al espiritual conforme a la experiencia. Una vez que cesa la lucha
dual se llega al plan divino en perfecta armonía y ya no es necesario volver al
plano físico. Hay que ir y venir para que la conciencia siga expandiéndose hasta
la unificación con Ein Sof.
Conclusiones
¿Para qué nosotras MM:.EE:: intentamos aproximarnos al estudio y conocimientos
de la cábala y sus Sefiroth? Tal como se planteó al inicio de este trabajo, la
Cábala constituye una forma de conocimiento profundo de lo divino, de la creación
y del ser humano.
Podemos estudiar el Árbol de la vida –que es uno de los elementos de la Cábala--
tanto en su forma cosmogónica (la creación de mundo) o sicológica (las fuerzas

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del alma) por lo que nos lleva a comprender nuestra misión una vez encarnadas
en Malkuth.
Nuestra misión como seres humanos es ir potenciando en cada una de nuestras
encarnaciones aquellas fuerzas del alma débiles que nos hacen imperfectas y
debilitando aquellas otras que necesitamos atenuar para ir superando nuestras
debilidades Nos obliga a trabajar en la materia. Es exactamente el trabajo que la
Orden exige de nosotras: conocernos, reconocernos y mejorar nuestros defectos
a fin de ser mejores y más útiles a la sociedad.
Este ciclo se terminaría finalmente cuando lleguemos a convertirnos en Adan
Kadmon, ese ser celestial o proyecto virtual que posee todos los atributos y
valores que debería tener la humanidad y volvamos a ser una con Ein Sof.

Verónica Rodríguez Panebianco


Grado XIV

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