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2. Resumen ................................................................................................................ 22
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UD 6. Patologías asociadas
Una vez que hemos estudiado los procesos cognitivos de atención, percepción y memoria, vamos
a dar cuenta de sus patologías asociadas con el fin de explicar algunas alteraciones
psicopatológicas de gran complejidad, tales como la esquizofrenia.
Conocer estas es de gran relevancia para la toma de decisiones del profesional de la psicología.
Sobre la atención, sabemos que esta varía en función de las situaciones y de las actividades que
se desarrollan. Por lo tanto, las oscilaciones que acontecen pueden considerarse, hasta cierto
punto, normales y no patológicas, siempre y cuando varíen en relación con el interés, el grado de
participación y la motivación de la persona.
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1. Desarrollo del contenido
1. Patologías de la atención.
2. Patologías de la percepción.
3. Patologías de la memoria.
La atención es variable en función de la situación y/o de la actividad que desarrolla una persona.
Por ello, las oscilaciones en la atención pueden considerarse, hasta cierto punto, normales,
siempre y cuando la variabilidad esté relacionada con el interés, el grado de participación de la
persona, la motivación o la ocupación en una actividad concreta o rutinaria.
Los trastornos de la atención pueden clasificarse y agruparse según varíen o se modifiquen las
tres características o capacidades siguientes (Polaino-Lorente y Ochoa, 1983):
Dentro de los trastornos de este proceso psicológico, el más frecuente y menos patológico es la
distracción, entendida como la desviación de la concentración de una persona hacia otros temas,
de su vida pasada o futura, que promueve la desatención del momento presente o de los estímulos
que acontecen en el momento presente.
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Patologías de la atención (II)
Este trastorno suele presentarse en cuadros clínicos de depresión, puesto que la apatía y la falta
de motivación, síntomas de esta patología, impiden a la persona concentrarse en un elemento
determinado. Asimismo, ocurre en los trastornos esquizofrénicos, si bien, en las personas con
esta patología, la atención se conforma paradójicamente, ya que los pacientes esquizofrénicos
suelen distraerse muy fácilmente con cualquier cosa y presentan serias dificultades en las tareas
que requieren concentración. No obstante, también se observa en estos pacientes su capacidad
para concentrarse durante largos periodos de tiempo en un elemento determinado, como, por
ejemplo, el movimiento de las hojas de un árbol con el viento o las agujas de un reloj.
Por otro lado, la pseudoaprosexia consiste en un aparente déficit de la atención que se produce
cuando se está concentrado y focalizado en un aspecto diferente al que debería constituir el foco
de atención. Esta patología es muy común en los trastornos obsesivos, en los que la atención se
concentra en la idea que constituye el motivo de su obsesión, y también en la hipocondría, cuando
la persona focaliza su atención constantemente en su corporalidad y los estímulos procedentes
de su organismo.
Por otra parte, cuando se produce un desequilibrio entre la atención espontánea y la atención
voluntaria, se entiende que ocurre el fenómeno conocido como paraprosexia.
Dentro del mismo aspecto, la perplejidad anormal deriva de los contenidos extraños y
sobreañadidos que impiden la determinación de un problema y que pueden producir extrañeza o
ansiedad ante esta incapacidad. Se presenta, especialmente, en la depresión melancólica y en el
comienzo de la esquizofrenia.
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Y, finalmente, el sentimiento de extrañeza alude al sentimiento de que la situación presente
es rara o irreal. Suele darse en la epilepsia temporal y en los procesos de confusión mental, así
como en trastornos psicóticos.
Desde el enfoque del procesamiento de la información (PI), los estudios de las alteraciones de la
atención se han centrado, principalmente, en las disfunciones mostradas por los pacientes con
esquizofrenia, al ser consideradas las más peculiares y entenderlas como el punto de partida para
la comprensión del propio trastorno.
Cabe destacar en este campo el trabajo de Gjerde (1983), quien, tras una exhaustiva revisión
empírica sobre el déficit cognitivo esquizofrénico, propuso la teoría de la capacidad atencional,
indicando que la atención es un recurso específico pero limitado para el procesamiento cognitivo.
Otros autores como Ruiz-Vargas y Botella (1987) obtuvieron resultados congruentes con dicha
afirmación, poniendo de manifiesto que la ejecución de los pacientes con patología esquizofrénica
rendía peor cuanto mayor era la demanda atencional. Y viceversa, estos pacientes no presentan
déficits cuando realizan tareas que implican un procesamiento automático.
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Vídeo: Heminegligencia.
Autores como Kahneman (1973) sugieren que el déficit puede ser el resultado de una alteración
general de los sistemas de arousal, señalando que la variabilidad en la capacidad atencional se
encuentra determinada por diferentes variables orgánicas, destacando el nivel del arousal o
activación. Asimismo, indica que la relación entre atención y activación responde al patrón de u
invertida de la ley de Yerkes-Dodson.
Por ello, tanto las personas hipoactivadas como las hiperactivadas mostrarán una ejecución
deficiente en las tareas atencionales, bien por la producción de una asignación insuficiente, o bien
porque esta se realice de forma inadecuada.
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1.2. Patologías de la percepción
El nexo común en los engaños y las distorsiones radica en el hecho de que la persona tiene
una experiencia perceptiva diferente de la normal.
Seguro que todos hemos oído hablar de las ilusiones y ¿quién no ha visto alguna vez una nube
con forma de corazón o de animal? Pues eso mismo es una ilusión.
Recordemos que la sensación es el proceso por el cual los receptores sensoriales captan los
estímulos del ambiente y los translucen al sistema nervioso central (SNC) para interpretarlos.
Para que un receptor se active y transmita esta señal, el estímulo aplicado debe superar un
umbral absoluto, por debajo del cual no reconocemos conscientemente los estímulos. El umbral
absoluto varía en función de la atención que le dedicamos a cada estímulo.
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Por otro lado, el término agnosia se utiliza y se refiere a cuando tiene lugar una abolición de las
percepciones, bien sean visuales o táctiles, considerándose orgánicas las causas de este hecho.
Para exponer los trastornos a nivel perceptivo primeramente debemos diferenciar entre distorsión
y engaño perceptivo.
La distorsión solamente es posible que se dé si median los órganos de los sentidos y, por ello, a
las distorsiones se las califica de sensoriales. Se producen cuando un estímulo que existe fuera
de nosotros es percibido de un modo distinto a como cabría esperar dadas las características
formales del propio estímulo.
Debemos tener claro que la anomalía no proviene del órgano que recibe el estímulo, sino que
dicha anomalía radica en la percepción que la persona elabora a partir de un determinado
estímulo; es decir, de la construcción psicológica que se realiza en el momento de la interacción
entre los procesos sensoriales y los conceptuales.
El origen de estos trastornos, en algunos casos, es de naturaleza orgánica. Suelen ser transitorios
y pueden afectar tanto a la recepción sensorial como a su interpretación.
A excepción de las ilusiones, las distorsiones perceptivas suelen afectar a una o más modalidades
sensoriales y pueden involucrar todos los estímulos del mundo sensorial que se halle afectado.
Sobre el engaño perceptivo, cabe decir que se produce una nueva experiencia que:
Distorsiones perceptivas
En función de la intensidad estimular, las distorsiones pueden producirse tanto por exceso,
hiperestesia, como por defecto, hipoestesia.
Cuando se produce la ausencia absoluta de percepción ante cualquier intensidad del estímulo se
denomina anestesia.
Es común hacer esta distinción ante el dolor, lo que conllevaría la denominación, según el grado
de intensidad expuesto, de hiperalgesia, hipoalgesia o analgesia.
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Debemos saber que la intensidad con la que percibimos los estímulos no solo depende del propio
estímulo, sino también de otros factores externos o internos a la persona, tales como el cansancio,
la habituación y la propia intensidad estimular, así como de las características de nuestros órganos
sensoriales.
Al igual que ocurre con la atención, lo que se encuentra alterado son las características del
receptor y no las del contexto o las del estímulo.
Entre los trastornos en los que se ha encontrado dicha intensidad perceptual alterada destacan
la depresión, mediante quejas relacionadas con la incapacidad para sentir o notar los sabores,
olores y/o sonidos, o incluso su polo opuesto, el exceso a la hora de sentir sonidos o hiperacusia.
También en trastornos de ansiedad, en estados de intoxicación por alcohol y/o drogas, en
patologías migrañosas, en la esquizofrenia y en estados maniacos.
Sobre las distorsiones relacionadas con la percepción del tamaño y la forma, denominadas
metamorfopsias, cabe mencionar que acontecen en mayor medida a nivel visual,
denominándose dismorfopsias sobre la forma y megalopsias en relación con el tamaño, pues los
objetos se perciben muy lejanos-cercanos o a escala aumentada-reducida. Se denomina
autometamorfopsia a la distorsión que se produce en la percepción del propio cuerpo.
Sobre el acontecimiento de las metamorfopsias, las personas suelen ser conscientes de dicha
anomalía y se presentan asociadas a un amplio número de trastornos neurológicos, tales como
la epilepsia, las lesiones parietales o estados orgánicos agudos. Asimismo, también se dan en
situaciones de intoxicación por drogas, sobre todo por la mescalina y, en menor frecuencia, en
los episodios agudos de esquizofrenia o en los trastornos neuróticos.
Entre los trastornos que presentan en mayor medida este tipo de distorsiones encontramos la
depresión y la esquizofrenia, y su origen se encuentra en el uso de ciertas drogas o
medicamentos, tales como la mescalina, o bien por razones de naturaleza neurológica.
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Continuando con las distorsiones perceptivas, a nivel de integración del estímulo, cabe decir
que estas son poco frecuentes, aconteciendo en algunos estados orgánicos y en la esquizofrenia.
Estas distorsiones se basan en la incapacidad para establecer la asociación entre dos o más
percepciones procedentes de modalidades sensoriales diferentes.
Un ejemplo de ello sería el estar viendo la televisión y no relacionarlo con el sonido que esta
emite. Esto se produce porque la conexión entre estas modalidades sensoriales, visual y auditiva,
fracasa. Es decir, se tiene la sensación de que provienen de fuentes distintas pero que atraen al
mismo tiempo sus recursos atencionales.
Para finalizar con las distorsiones, nos adentramos en el mundo de las ilusiones, que responden
a anomalías en la estructuración de estímulos ambiguos.
Desde un punto de vista psicológico, las ilusiones son el resultado de la tendencia de las personas
a organizar, en un todo significativo, elementos más o menos aislados entre sí o con respecto a
un fondo. Recordemos la ya expuesta ilusión de Müller‐Lyer, las ilusiones por contraste, etc.
La ilusión es un fenómeno que puede entenderse como una percepción deformada. Es decir, se
percibe el objeto real, pero este es interpretado de forma errónea. La interpretación equívoca
puede ocurrir por el estado emocional o por la ambigüedad y falta de definición del estímulo o la
situación.
Durante la ilusión, la persona puede ser consciente de que tal percepción no se corresponde con
el objeto real y, por ende, reconocer el carácter ilusorio de lo percibido.
Las ilusiones tienen una serie de elementos comunes, que son los siguientes:
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Entre las ilusiones más frecuentes encontramos el sentido de presencia, que responde a la
sensación de que no se está solo aunque no haya nadie ni ningún estímulo que apoye esa
sensación. Asimismo, cuando las ilusiones son numerosas, de gran vivacidad e independientes
de la voluntad o del estado emocional de la persona, las denominamos pareidolias.
Las ilusiones son frecuentes en estados de cansancio físico extremo o de soledad, ante la
disminución drástica de estimulación ambiental. Asimismo, se asocian a estados patológicos de
ansiedad, esquizofrenia, histeria y trastornos mentales de origen orgánico.
Engaños perceptivos
Pasamos ahora a exponer las patologías de la percepción entendidas como engaño. Recordemos
que, en estas, el estímulo es solo un supuesto de que la percepción está existiendo de forma real.
La pseudoalucinación más frecuente suele estar vinculada al sistema auditivo, tal y como ocurre
cuando un paciente refiere oír una voz interna en su cabeza que le indica que realice alguna
acción.
Asimismo, las alucinosis se definen como percepciones sin objeto, pero la persona que las percibe
se da cuenta perfectamente de lo patológico del fenómeno.
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Sin ser considerado una alucinación, pues responde a un trastorno neurológico que afecta a la
percepción, encontramos el síndrome de Alicia en el país de las maravillas (AIWS, por sus iniciales
en inglés). Este síndrome incluye alteraciones en la forma (metamorfopsia), tamaño (macropsia,
micropsia) y situación espacial de los objetos (teleopsia o efecto zoom), distorsión de la imagen
corporal (macro- y microsomatognosia, dualidad física o somatopsíquica) y alteraciones ilusorias
en el sentido del transcurrir del tiempo. En este caso, los pacientes siempre son conscientes de
la naturaleza ilusoria de sus percepciones y por la bibliografía revisada hay pocos casos del
síndrome completo, tratándose generalmente de formas parciales (Corral-Caramés, González-
López, López-Abel, Táboas-Pereira, Francisco-Morais, 2009).
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de temblor de manos, sudoración y agitación,
entre otros síntomas.
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Alucinación Alucinaciones imperativas: cuando las voces
dan órdenes.
Suceden en la esquizofrenia.
En relación con las alucinaciones y pseudoalucinaciones del resto de los sentidos, cabe destacar
que son poco frecuentes. Cuando estas aparecen, suelen hacerlo en cuadros psicóticos,
esquizofrénicos, o bien como consecuencia de intoxicación alcohólica o de algunas drogas
alucinógenas.
En las siguientes tablas, se muestran las que los pacientes refieren con mayor frecuencia.
Alucinaciones y Olfativas Las personas refieren el olor de algo extraño casi siempre
pseudoalucinaciones desagradable. Puede ser que atribuyan su procedencia al
mundo exterior, interpretándolo como una agresión o
persecución, o bien mantener que lo producen ellos
mismos.
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típicas de la esquizofrenia, acompañadas del delirio de ser
envenenados, las depresiones severas y los estados
delirantes crónicos.
Los resultados obtenidos son débiles, ya que no ha logrado replicar la experiencia alucinatoria en
cuanto al contenido y su significación patológica.
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2. Buscar características para diferenciar a las personas alucinadoras frente a las
no alucinadoras.
A través de este método se ha conseguido aislar una serie de características (imaginación, estilos
y habilidades cognitivas), pero estas no han sido probadas definitivamente en contraste de uno
y otro grupo. Se entienden, por tanto, los resultados como evidencia contradictoria.
Pese a ello, sí existe acuerdo en considerar que, en las alucinaciones, la información se codifica
en forma de imágenes cuando es evaluada como información perceptiva, transformándose, en el
caso de las pseudoalucinaciones, la información que procede de la persona en información
procedente del exterior.
En primer lugar, vamos a diferenciar entre las distorsiones, que son fallos normales de nuestra
memoria (puesto que todas las personas olvidamos nombres, fechas y acontecimientos y, por
ello, no se consideran patológicas), y las alteraciones o trastornos de la memoria, que pueden
ser traumáticos.
Daniel Schacter, psicólogo de la Universidad de Harvard, describe en su libro Los siete pecados
de la memoria siete errores que pueden causarnos problemas. El autor, lejos de considerar el
hecho de olvidar como un problema, entiende que olvidar es tan importante como recordar.
Asimismo, refiere que nuestra memoria padece cuando estamos estresados y que los retos frente
al olvido se pueden superar si se crean entornos estimulantes que contribuyan a rejuvenecer
nuestra memoria. Por ello, considera que los fallos de la memoria no son deficiencias biológicas,
sino más bien un instrumento de supervivencia.
Los siete pecados a los que alude Schacter (2007) son los siguientes:
1. El tiempo
La memoria se debilita con el paso de los años, porque las nuevas experiencias difuminan
nuestros recuerdos.
2. La distracción
Los fallos de la memoria por distracción, como, por ejemplo, olvidar algo de la tienda o perder
las llaves de casa, se producen porque estamos preocupados en otros asuntos y no atendemos
a lo que debemos recordar.
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3. El bloqueo
Alude a la búsqueda de información frustrada. Ejemplo de ello sucede cuando nos encontramos
con una persona conocida pero somos incapaces de recordar su nombre.
4. La atribución errónea
Sucede cuando asignamos un recuerdo a una fuente equivocada, por ejemplo, confundir la
fantasía con la realidad o recordar cosas que no han pasado.
5. La sugestibilidad
Entendida como la tendencia de una persona a incorporar información engañosa que procede
de fuentes externas, bien sean otras personas, medios de comunicación, etc., a los recuerdos
personales.
6. La propensión
Se produce cuando se refleja la influencia del conocimiento y creencia actuales sobre el modo
de recordar el pasado.
De forma inconsciente, reelaboramos nuestros recuerdos pasados para que encajen en nuestras
creencias y necesidades actuales.
7. La persistencia
Consiste en recordar sucesos del pasado que preferiríamos desterrar de nuestra mente porque
están ligados a nuestra vida emocional.
De esta forma, recordamos experiencias difíciles de olvidar, como la muerte de un ser querido,
el rechazo de un amante o un fracaso en los estudios.
En relación con las alteraciones de la memoria, empezaremos comentando las causas más
frecuentes, y expondremos las distintas alteraciones diferenciándolas en cantidad y cualidad y,
posteriormente, nos centraremos en mostrar aquellas alteraciones mnésicas que ocurren con
mayor frecuencia en el ámbito clínico.
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Patologías de la memoria (II)
Sabías que:
Según la ley de Ribot, los recuerdos más recientes son los que primero desaparecen y los
recuerdos más remotos en el tiempo lo hacen en último lugar. Este fenómeno se ve apoyado
por estudios sobre el envejecimiento y el alzhéimer, entre otros.
La pérdida de memoria suele ser frecuente entre los adultos y especialmente la población de edad
avanzada, y, cuando es persistente, suele ser uno de los síntomas frecuentes que se toman en
consideración en el ámbito de la atención primaria, aunque la mayoría de las pérdidas de
memoria no derivan en el desarrollo de una demencia.
Entre las causas frecuentes de pérdida de memoria, se pueden encontrar las siguientes:
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I like it
En el libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks, se recogen
diversas historias reales de pacientes perdidos en el extraño mundo de las enfermedades
neurológicas, entre otras, errores en la percepción y pérdidas de la memoria.
Cuando la ausencia es total, es decir, que se hace extensiva a todos los elementos y formas de
conocimiento que corresponden a un lapso determinado en la vida, hablamos de amnesia
anterógrada o de fijación, de amnesia retrógrada o de evocación, o bien de amnesia
retroanterógrada o global.
La persona que sufre este trastorno olvida de forma constante dónde ha dejado las cosas o con
quién acaba de hablar. Sin embargo, mantiene intacta la memoria procedimental, ya que puede
recordar cómo ejecutar los hábitos aprendidos con anterioridad a la lesión o el trauma.
Sobre esta amnesia, se había considerado como un déficit de la memoria episódica, aunque
algunos autores, como Squire (1987, citado en Belloch, Sandín y Ramos, 2008), ven más
adecuado pensar que el déficit alcanza también a la memoria semántica, igual que en la amnesia
retrógrada.
Por lo tanto, en este tipo de amnesia quedan afectadas, de forma simultánea, la fijación y la
evocación de la información. Suele ser frecuente en los procesos orgánicos demenciales, en su
periodo final, en los cuales se produce una pérdida de comprensión y de la orientación
temporoespacial.
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Finalmente, las dismnesias tienen que ver con un fallo en la evocación que imposibilita acceder
a un recuerdo en un momento determinado, o permite evocarlo solamente de forma borrosa o
poco nítida. Las vivencias se evocan de forma caprichosa y alternante.
Paciente, mujer de 75 años que acude a la consulta acompañada por su hija y refiere que
hace varios días, al salir de sus clases de gimnasia, sufrió un episodio de desorientación
temporoespacial de aproximadamente tres horas de duración.
Fue vista por una vecina, quien la acompañó hasta su casa y le refirió a la hija de la paciente
que su madre parecía «muy desorientada». Al ser preguntada por el suceso, la paciente refiere
no recordarlo, así como tampoco haber acudido a su clase de gimnasia, actividad que realiza
desde hace más de dos años.
A nivel cualitativo, encontramos en mayor medida las paramnesias, que tienen que ver con
falsos reconocimientos, recuerdos inexactos y no ajustados a la realidad, por regla general de
contenido delirante.
Se podría entender que dentro de estas se encuentran las confabulaciones, que responden a la
mezcla de recuerdos falsos y verdaderos. En el tipo compensatorio, la narración versa sobre
sucesos no vividos, pero se manifiestan de esa manera porque realmente no se recuerda lo que
sucedió en ese momento. Cuando en las confabulaciones aparece un componente fantástico bien
entramado y desarrollado, se entiende que la confabulación es de tipo fantástico.
El fenómeno del déjà vu responde a la sensación cuasionírica de que lo que se está presenciando
ya se ha vivido de la misma forma en un tiempo atrás. En la misma línea, pero contrario, el
jamais vu alude al hecho de saber que se ha experimentado previamente el suceso pero no se
recuerda, es decir, hay un recuerdo sin reconocimiento.
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Además del anterior, se observa como frecuente el fenómeno del chequeo, acto que realizamos
porque no recordamos si hemos hecho una tarea en concreto, como, por ejemplo, volver al coche
para comprobar si se han cerrado las puertas.
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2. Resumen
A lo largo de esta unidad hemos dado cuenta de las diversas patologías que se encuentran
asociadas a los tres procesos psicológicos básicos reflejados en esta asignatura.
Las alteraciones perceptivas las hemos diferenciado por intensidad, tamaño y forma, cualidad,
integración y estructuración.
Asimismo, hemos dado cuenta de las explicaciones para todas las alteraciones propuestas desde
el P. I.
Y, a nivel cualitativo:
• Paramnesias.
• Confabulaciones.
• Dèjá vu y jamais vu.
• El síndrome de Capgras.
• El delirio ecmnésico.
• La pseudología fantástica.
• El reconocimiento del desconocido.
Para finalizar el apartado de memoria y la unidad, hemos reflejado las alteraciones cotidianas y,
por tanto, no patológicas de este sistema, siendo estas, entre otras, el salto del tiempo, el
chequeo y la criptomnesia.
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3. Mapa conceptual
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4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Bibliografía complementaria
Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2008). Manual de psicopatología (vol. I, ed. rev.). Madrid:
McGraw-Hill.
Silva, F. (1983). Revisión histórica y crítica del concepto «alucinación» y sus derivados. Revista
de Historia de la Psicología, 4(2), 113-178.
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Otros recursos
Museo Exploratorium.
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