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LA INTERPRETACIÓN DE LAS CULTURAS Por: Clifford Geertz

PARTE I DESCRIPCIÓN DENSA:


HACIA UNA TEORÍA INTERPRETATIVA DE LA CULTURA

Autor: MSc. Joel Moreno


Programa Doctoral de Ciencias Sociales UNELLEZ-VPDS
Electiva II: Hermenéutica de la Identidad Cultural
Facilitador: Dr. Manuel Díaz

Preámbulo

Clifford Geertz es hoy día, uno antropólogos más representativos en el campo de la


antropología y por ende de las ciencias sociales en general. Sus aportes, han sido relevantes para
lo que representa la antropología cultural y sus postulados de una noción semiótica de la cultura
se traducen en una amplia aceptación por parte de otros autores de distintas disciplinas y
enfoques teóricos de diferentes escuelas de pensamiento.

De este modo, el presente escrito tiene por fin acercarse a los fundamentos epistemológicos de
Geertz y sus críticas con respecto a la teoría tradicional de la cultura, así como el instrumental
filosófico que emplea para analizar la naturaleza humana a partir de las experiencias inmediatas e
individuales de los sujetos.

Descripción Densa: Hacia una Teoría Interpretativa de la Cultura.

Los planteamientos de Geertz (1973), sobre la interpretación de la cultura son consecuencia


de su postura hacia los argumentos que venían dominando el ámbito de la antropología científica
desde sus orígenes. En este sentido, busca corregir el moribundo referente teórico del concepto
tyloriano de cultura reseñado por Clyde Kluckhohn; como ese "todo sumamente complejo" con
que se le concebía, y, además, cuestiona el concepto de cultura derivado de la Ilustración, por sus
implicaciones universales. En este sentido toda la producción intelectual de Geertz tiene como
entorno esta crítica el concepto de cultura y que culmina en su célebre ensayo "Descripción
densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura", de 1973, que forma parte de la colección de
ensayos agrupados en su texto “La interpretación de las culturas”.

Una de las posturas críticas de Geertz (Ob. Cit.), es la más sencilla en tanto que parte de una
posición pragmática sobre el alcance de los conceptos científicos, pues para él, existen conceptos
que suponen gran potencialidad y llegan a ocupar la imaginación de buena parte de una
comunidad científica, pero, estos conceptos van llegando poco a poco a su verdadero grado de
significancia; y aunque no tengan aceptación universal, son útiles e innovadores, siendo
enunciados que aunque no explican todo, pueden explicar algo si ocurre un desarraigo de una
buena parte de lo que se conoce como "seudociencia". En este sentido, Geertz apuesta por un
concepto semiótico más preciso de cultura que no contenga amplias acepciones ni ambigüedades
sostenidas universalmente y que se soporten principalmente en los símbolos.

Geertz (1973) señala como fuente de su concepto de cultura la concepción de Max Weber de
que “el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido” (p. 20).
El concibe la cultura semiótica, como sistemas en interacción de signos interpretables, no es una
entidad, algo a lo que pueden atribuirse de manera casual acontecimientos, modos de conducta,
instituciones o procesos sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse
todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, densa. Por tanto, el análisis de la cultura ha
de ser, no una ciencia positivista en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de
significaciones (Geertz: 1973:27). Para poder describir esos fenómenos, se debe prestar especial
atención a la conducta y la acción social, porque es en su accionar donde las formas culturales
encuentran vinculación; como acciones simbólicas que plantean preguntas constantemente, lo que
se expresa a través de su existencia concreta y por su representación.

Debido a su amplio trabajo de campo, el autor centra su análisis en la etnografía; o, mejor


dicho, en lo que significa hacer etnografía, siguiendo como método dogmático, el
operacionalismo. Por eso, señala Geertz (Ob cit.):

“Si uno desea comprender lo que es una ciencia, en primer lugar debería prestar
atención, no a sus teorías o a sus descubrimientos y ciertamente no a lo que los abogados de
esa ciencia dicen sobre ella; uno debe atender a lo que hacen los que la practican” (p. 20).

Por ello, plantea el autor que lo que define a la etnografía es el esfuerzo intelectual: una
especulación elaborada denominada “descripción densa”; cuyo concepto lo retoma de Gilbert
Ryle, quien lo utiliza en el sentido de estar “pensando y reflexionando” y “pensando
pensamientos”. Para Geertz, hacer etnografía es articular relaciones, seleccionar a los
informantes, transcribir textos, establecer genealogías, trazar mapas del área, llevar un diario, etc.
Pero no son estas actividades, estas técnicas y procedimientos lo que definen la etnografía, sino el
tipo de esfuerzo intelectual: una especulación elaborada en términos de, para emplear el concepto
de Gilbert Ryle, "descripción densa". Según Geertz, la diferencia entre “la descripción densa” y
la “descripción superficial” redefine el objeto de la etnografía:

“Esta redefinición consistía en situar el estudio sistemático del significado, de los


vehículos de significado y de la comprensión del significado en el mismo centro de la
investigación y el análisis: hacer de la antropología, o al menos de la antropología
cultural, una disciplina hermenéutica” (Geertz: 1973).

Considerada de esta manera, la finalidad de la antropología busca ampliar el espectro


discursivo del individuo, pero también aspira a la instrucción, la recreación, al consejo práctico,
al progreso moral y a descubrir el orden natural de la conducta humana. En este sentido, señala
Geertz (Ob cit.) citando a Ryle, la antropología permite indagar como se producen, se perciben
y se interpretan los tics, los guiños, los guiños fingidos, las parodias, y los ensayos de parodias
de cierta cultura, para presentar interpretaciones culturales y las teorías que en ella se apoyan.
Por tanto, la cultura tiene su carácter público porque su significado lo es, ya que, una persona
puede hacer una guiñada o fingirla, sin conocer lo que ella significa o sin saber cómo contraer
físicamente el párpado. La virtud de la etnografía, es saber si la descripción diferencia los
guiños de los tics y los guiños verdaderos de los guiños fingidos; es decir, los distintos tipos de
representaciones, así como sus diferentes niveles operativos.

Es allí donde destaca Geertz que, la etnografía es descripción densa pues, lo que en realidad
enfrenta el etnógrafo, a parte de la recolección de la información, es una diversidad de
estructuras conceptuales complejas, muchas de las cuales están vinculadas entre sí, estructuras
que son al mismo tiempo extrañas, irregulares, no explícitas, y a las cuales el etnógrafo debe ser
ingenioso, para captarlas y comprenderlas primero y para explicarlas posteriormente.

Así, el etnógrafo suscribe discursos sociales, los escribe, los redacta. Al hacerlo, se aparta del
hecho pasajero que existe sólo en el instante en que se da y avanza a una relación de ese hecho
que existe en sus inscripciones y puede volver a consultarse en otro tiempo y en otro espacio;
pues, lo que cristaliza la escritura no es el hecho de hablar, sino lo expresado en el hablar.

De esta manera, la descripción etnográfica presenta tres cualidades: es interpretativa, pues lo


que interpreta es la fluidez del discurso social y la interpretación consiste en tratar de rescatar "lo
dicho" en ese discurso de sus ocasiones perecederas y fijarlo en términos susceptibles de
consulta. Además, la descripción etnográfica tiene una característica adicional, es microscópica
(Geertz:1973:32). En esta última cualidad, está implícito el hecho de que el antropólogo asume
interpretaciones más amplias y realizan análisis más abstractos partiendo de los conocimientos
extraordinariamente abundantes que tiene de cuestiones extremadamente pequeñas que alimentan
al espíritu sociológico: los megaconceptos con los que se debaten las ciencias sociales. En este
sentido, pequeños hechos hablan de grandes cuestiones, guiños hablan de epistemología o
correrías contra ovejas hablan de revolución, porque están hechos para hacerlo así

Al mismo tiempo, Geertz (Ob cit.), admite que la interpretación de la cultura, cuenta con
ciertas características que dificultan el desarrollo teórico en comparación con otras disciplinas. La
primera característica es la necesidad de que la teoría permanezca más cerca del terreno estudiado
de lo que permanece en el caso de ciencias más capaces de entregarse a la abstracción
imaginativa. En la medida que mas se desarrolle la teoría más intensa se hace la tensión, siendo
esta, la primera condición de la teoría cultural: no es dueña de sí misma. Como es inseparable de
los hechos inmediatos que presenta la descripción densa, la libertad de la teoría para desarrollarse
de conformidad con su lógica interna es bastante limitada.

La segunda condición de la teoría cultural implica en el sentido estricto del término, que la
misma no es predictiva. Señala Geertz (1973), que quien emite un diagnóstico no predice una
enfermedad; simplemente manifiesta que alguien la tiene o anticipa que es probable que a breve
plazo alguien se va a enfermar de algo. Dicha limitación, que es real, ha sido muchas veces mal
interpretada y además exagerada porque se la tomó como que significaba que la interpretación
cultural es de manera exclusiva posterior a la ocurrencia de los hechos. Eso no significa, que la
teoría tenga que ajustarse a la ocurrencia de hechos pasados, pues también puede contemplar
realidades futuras dando interpretaciones defendibles a medida que aparecen a la vista nuevos
fenómenos sociales (p. 37). La tercera condición, en etnografía, la función de la teoría de la
cultura, es suministrar un vocabulario en el cual pueda expresarse lo que la acción simbólica
tiene que decir sobre sí misma, es decir, sobre el papel de la cultura en la vida humana.

Por último, es importante señalar que, de acuerdo con Geertz (Ob cit.), el análisis cultural es
esencialmente incompleto, ya que se puede escapar de esta situación de varias maneras:
convirtiendo la cultura en folklore y colectándolo, convirtiéndola en rasgos y contándolos,
convirtiéndola en instituciones y clasificándolas, o reduciéndola a estructuras y jugando con ellas.
Pero éstas son escapatorias. Lo cierto es que abrazar un concepto semiótico de cultura y un
enfoque interpretativo de su estudio significa abrazar una concepción de las enunciaciones
etnográficas. La antropología interpretativa, es una ciencia cuyo progreso se caracteriza menos
por un perfeccionamiento del consenso que por el refinamiento del debate.

Reflexión Final

En etnografía, la función de la teoría es suministrar un vocabulario en el cual pueda expresarse


lo que la acción simbólica tiene que decir sobre sí misma: sobre el papel de la cultura en la vida
humana. En el planteamiento de Geertz, un conjunto de conceptos y de sistemas de conceptos
muy generales y académicos, está entretejido en el cuerpo etnográfico de descripción densa con
la esperanza de hacer científicamente elocuentes meras ocurrencias aisladas. La teoría
interpretativa propuesta por Geertz presenta diferencias respecto a la ciencia social tradicional;
en primer lugar no es predictiva, ni tiene lugar para la formulación de leyes o causalidades
generales. En virtud de su premisa con respecto a que la cultura sólo se puede entender en
función de su dinámica particular, se inclina por la investigación no comparativa; se trata de
exponer aquello que es privativo de cada cultura, pero no lo que la relaciona con otras. Logra su
objetivo de llegar a grandes conclusiones partiendo de hechos pequeños pero de textura muy
densa, da soporte a enunciaciones generales sobre sobre el papel de la cultura en la construcción
de la vida colectiva relacionándolas con hechos específicos y complejos.

Referencias

Geertz, C. (1987). La interpretación de las culturas, Ciudad de México: Gedisa (Original en


inglés 1973: Th e interpretation of cultures, Nueva York: Basic Books).

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