Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
NACIONAL
Diagnóstico
Según la Fundación Ideas para la Paz (FIP), “el control del homicidio en Colombia es el mayor
reto de política pública que viene afectando las condiciones de seguridad y convivencia durante
las últimas décadas. Una situación que se agrava por la falta de transparencia en el manejo y
acceso a los datos, lo que impide análisis profundos y el diseño de políticas que respondan, de
manera efectiva, a esta problemática”
De otra parte, y de acuerdo a la FIP “el hurto a personas ha venido aumentando en Colombia
durante los últimos diez años. En todas sus modalidades es uno de los comportamientos
delictivos que más preocupa a la ciudadanía y aumenta la percepción de inseguridad. Este delito
se concentra en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, reportando más del 50% de las denuncias
de hurto a personas a nivel nacional”
Según el DANE (Encuesta de Pulso Social de julio de 2021), el 50% de las personas se siente
insegura o muy insegura caminando sola de noche en su barrio y de día esta cifra solo se reduce
a un 44%.
Diseñar una política de seguridad y convivencia ciudadana con un fuerte enfoque preventivo,
diferencial, territorial y participativo.
Enfoque diferencial: las mujeres perciben mayor inseguridad, y son mayoritariamente más
afectadas por ciertos delitos que los hombres. Los niños, niñas y adolescentes son cada
vez más vulnerables; la comunidad de diversas orientaciones sexuales es, también, cada
vez más vulnerable. “Las ciudades no están pensadas para las mujeres”, porque, casi
todas, han sido planeadas por hombres, eso parece afirmar proyectos como “Her City”,
plataforma de ONU Hábitat y Global Utmaning que recoge una serie de herramientas para
poner el género en la planeación de proyectos, sin duda, una segura alianza con el
gobierno de La Esperanza.
En primer lugar, se priorizarán los delitos que más afectan la seguridad ciudadana, para el diseño
de estrategias de persecución y sanción, como los homicidios, los feminicidios, el hurto a mano
armada, la violencia intrafamiliar, la violencia contra niños, niñas y adolescentes, la violencia
contra la comunidad LGBTIQ, la extorsión, trata de personas; frente a ello se debe mejorar la
capacidad de atención diferencial por parte de las instituciones de seguridad, de tal manera que
la denuncia no se constituya en un proceso re-victimizante. Fortalecer los mecanismos de
denuncia en línea con la Fiscalía y centros de recepción, promover los mecanismos virtuales
(apps) de alerta asociados con la Policía y con los barrios, las comunidades, los centros
comerciales, las viviendas, los conjuntos, los colegios y escuelas. Además, se propone
establecer algunos controles no privativos de la libertad para quienes, aún no condenados, pero
que sean sujetos de investigación judicial, tienen un prontuario con antecedentes judiciales y/o
episodios de reincidencia.
La Policía debe estar al acecho de los delincuentes, y no en actitud reactiva. Para ello es
indispensable que la institución cuente con medios para fortalecer la inteligencia, especialmente
técnica, y cuente también con sofisticados sistemas de rastreo, vigilancia, en el mayor número
de puntos críticos, permitiéndoles información para la persecución y posterior judicialización de
los delincuentes. Deben priorizarse los focos de mayor amenaza asociados con el tráfico de
estupefacientes. Es importante que las plataformas tecnológicas de la Policía se articulen con
las de otras instituciones como las encargadas del tránsito y transporte, entre otras, para
desarrollar acciones de inteligencia de alcance intersectorial. Sin embargo, reconocemos
también que el uso de la tecnología debe ir más allá, por ejemplo, mediante la sistematización,
reconocimiento y uso de datos mediante el BigData y el Blockchain.
Fortalecer institucionalmente a la Policía Nacional
Diagnóstico
De otra parte, hechos como los ataques recientes a una Brigada del Ejército y el atentado al
Presidente de la República y sus ministros, al parecer ejecutados materialmente por un ex oficial
del Ejército, y los hechos reseñados por Caracol Televisión Noticias sobre hackeos de
información sensible de seguridad nacional, ocurridos contra las Fuerzas Militares de Colombia
y el Ministerio de Defensa, dan cuenta de preocupantes fallas de nuestra inteligencia y de la
capacidad de ciberdefensa nacional.
Así mismo, Colombia cuenta con un material para su defensa en claro estado de obsolescencia
generando un desafío fiscal importante, al menos, para su repotenciación y modernización
electrónica, que le permita a la defensa nacional un cierto nivel de disuasión.
Luchar contra el narcotráfico y otras manifestaciones criminales de gran impacto es uno de los
medios, y no el objetivo de esta política. El Estado no puede seguir impasible frente a la aguda
crisis humanitaria, manifestando que todo eso es fruto de narcos que luchan entre sí por el control
de matas y rutas y preocupado solamente por los indicadores de hectáreas de coca. Las
comunidades que habitan los extensos territorios de mayor conflicto son ciudadanas/ciudadanos
con los mismos derechos de quienes habitan las grandes ciudades de Colombia. Ellas,
particularmente las comunidades étnicas, demandan conocimiento y respeto de todas las
autoridades nacionales y locales sobre sus formas de organización cultural, política, y
comunitaria. No son las enemigas, ni son cómplices de las organizaciones criminales, son
comunidades que sobreviven a un crónico y permanente asedio de toda clase de criminalidad, y
el Estado debe responder de manera asertiva, a partir de su conocimiento, respeto, y empatía,
garantizándoles sus derechos constitucionales. Es, en síntesis, el fundamento para la
recuperación de la legitimidad del Estado y sus autoridades.
Nadie como las mismas comunidades saben que se debe hacer, y que no, en materia de
autoprotección. En el territorio, las políticas de seguridad se deben construir con el conocimiento
ancestral y con las lecciones aprendidas de tantas violencias, y deben tener, claramente, un
enfoque diferencial para mujeres, niños, niñas y adolescentes.
Desde hace por lo menos cuatro décadas se habla de la necesidad de “llevar el Estado a los
territorios de forma integral” y, salvo contadas experiencias exitosas, los demás han sido
esfuerzos infructuosos, costosos y deslegitimadores del Estado. De ahí la importancia de que
todas las políticas concernidas en función de ejercer soberanamente el Estado social de derecho,
sean diseñadas y ejecutadas de manera participativa, coherente, sostenible, concurriendo en
ellas la fuerza pública, desde sus roles y funciones claramente definidos. Estas políticas y
acciones son las de: implementación integral del Acuerdo de Paz (desarrollo rural integral,
jurisdicción agraria, sustitución voluntaria de cultivos ilícitos, jurisdicción electoral para las
víctimas, sistema integral de justicia transicional, programas de desarrollo con enfoque territorial,
programas de reincorporación para ex combatientes, etc.); justicia ordinaria, restaurativa y
métodos alternativos de prevención y resolución de conflictos; lucha contra los eslabones de
mayor valor agregado de la criminalidad, como el narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión, el
contrabando, etc.; política de paz y reconciliación; sometimiento a la justicia de organizaciones
criminales; políticas sociales y de desarrollo, como educación y emprendimientos agrícolas,
pecuarios, ganaderos, etc.; política de fronteras y de atención al/la migrante acorde con los
compromisos internacionales, el multilateralismo, la cooperación y el diálogo.
Existen muchas experiencias positivas de la labor de esta policía en el territorio nacional. La más
reciente, el papel que jugaron en el proceso de desmovilización, desarme y reincorporación a la
vida civil de los ex combatientes de la antigua guerrilla de las FARC EP, y el que juegan en la
protección de los espacios en los que aún se encuentran un buen número de estos ex
combatientes. Debe fortalecerse la ampliación y buena incorporación a esta especialidad policial,
promoviéndose en las comunidades étnicas y campesinas. Esta policía también desarrolla una
función primordial en la protección del recurso estratégico ambiental de la Nación. En el marco
de los procesos de reestructuración y fortalecimiento de la Policía Nacional, la dirección de
Seguridad Ciudadana y la Dirección de Carabineros deben confluir en planes y programas que
le permitan, a los carabineros, desarrollar sus actividades con suficiencia y seguridad. Las
Fuerzas Militares, en particular el Ejército y la Infantería de Marina, confluyen también en la
construcción de los anillos de seguridad rural para el ejercicio de la protección de las
comunidades y el medio ambiente.