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superficie ventral del diencéfalo y es adyacente a los nervios ópticos. Está formado por los
siguientes vasos:
Las dos carótidas internas.
Los dos segmentos horizontales de las cerebrales anteriores.
Las dos arterias comunicantes anteriores.
Las dos arterias comunicantes posteriores.
Los segmentos horizontales de ambas arterias cerebrales.
Senos venosos del cerebro:
Seno transverso: es el más grande y ancho, se sitúa en el borde posterior de la tienda del
cerebelo, en el surco del seno transverso del hueso occipital.
Seno sigmoideo: es la continuación del seno transverso por el surco del seno sigmoideo y cerca
del agujero yugular se continúa con la vena yugular interna. Estos dos senos sirven de colectores
de la sangre de toda la cavidad craneana donde desembocan los demás senos.
Senos que desembocan directamente en el seno transverso:
Seno sagital superior: se extiende por borde superior de la hoz del cerebro a lo largo de seno
sagital superior desde la cresta galli hasta la protuberancia occipital interna. A lo largo y a los
lados de este seno se encuentran los lagos sanguíneos que reciben sangre de la duramadre y el
cerebro y comunican con las venas diploicas.
Seno occipital: continuación del anterior a lo largo de la hoz del cerebelo hasta que se bifurca
cerca del agujero magno del occipital.
Seno recto: se sitúa en la línea de inserción de la hoz cerebral con la tienda del cerebelo y recibe
en su parte anterior el seno sagital inferior y la vena cerebral magna o de Galeno que recogen
sangre de la parte profunda del cerebro.
Seno sagital inferior: transcurre en el borde libre de la hoz cerebral y drena en el seno recto.
Confluente de los senos: es donde confluyen los senos transverso, sagital superior, resto y
occipital.
Senos cavernosos: se sitúa en la base del cráneo a ambos lados de la silla turca, tiene aspecto
de plexo venoso o laguna ancha que bordea la carótida interna, que junto con trocos nerviosos y
el tejido conectivo que la rodea desempeñan un papel importante en la circulación venosa
intracraneal. En este drena la vena oftálmica y el seno esfenoparietal.
Senos intercavernosos: se extienden por delante y detrás de la fosa de la hipófisis
anastomosando los senos cavernosos.
Circulo venoso: alrededor de la silla turca por los dos senos anteriores.
Senos esfenoparietales: se extienden a lo largo del ala menor del esfenoides y drena en el seno
cavernoso.
Senos petrosos superiores e inferiores: localizados en los surcos homónimos, a ellos refluye la
sangre de los senos cavernosos y ambos se unen entre sí para formar un plexo venoso en la
porción basilar del occipital y de denomina plexo basilar. Este se continúa con los plexos
venosos vertebrales refluyendo la sangre de la cavidad craneana.
En resumen: los plexos refluyen por las venas yugulares internas, vertebrales y venas emisarias
que discurren por los agujeros del cráneo. Las venas diploicas comunican con la sustancia
esponjosa de los huesos del cráneo por el otro extremo con las venas superficiales de la cabeza.
Clasificación:
Isquémicos:
Trombóticos.
Embólicos.
Hemorrágicos:
Intracerebrales o intraparenquimatosos.
Subaracnoideos.
Intraventricular.
Subdural.
Extradural o epidural.
Normal de 50-60% con presencia del signo de la cerebral media hiperdensa en un 25-50%
puede desaparecer en estudios posteriores su presencia es un signo de mal pronóstico.
Signo de la cinta insular que consiste en la borrosidad de la unión de la sustancia blanca y
gris de la ínsula por el edema precoz.
Zona de disminución de la densidad con bordes mal definidos que puede pasar inadvertido.
Infartos lacunares:
Ocurre hasta un 50% de los casos, pueden ser microscópicas o un hematoma franco. Pueden
tener dolor de cabeza en el momento del sangrado pero normalmente no hay síntomas nuevos.
El infarto hemorrágico queda confinado a la zona isquémica mientras que la hemorragia primaria
no.
La extensión ventricular es poco frecuente y nos hace pensar en un sangrado hipertensivo de una
MAV.
Se puede presentar como:
Una línea de alta atenuación que sigue los contornos de la circunvolución de la corteza
infartada. Se producen en la primera y segunda semana. El manejo clínico es discutido, en
ocasiones se mantiene la terapia anticoagulante.
La transformación hemorrágica más extensa, densidad elevada de 45 a 85 UH, da lugar a
la aparición de un hematoma parenquimatoso y puede ser indiferenciable de un hematoma
primario. Se ve más en los grandes infartos corticales. Tienden a aparecer más temprano y
se asocian con un deterioro clínico más evidente. La terapia anticoagulante esta
contraindica.
Hematoma intraparenquimatoso:
Aparece como una lesión hiperdensa rodeada de edema con importante efecto de masa sin
modificarse con la inyección de contraste.
Si la densidad del hematoma no es homogénea se debe descartar la existencia de un tumor que
ha sangrado o una zona de contusión si hay antecedente de traumatismos.
Tiene una mortalidad más alta que un infarto de tamaño similar pero tiene menos déficit a largo
plazo, porque la hemorragia se introduce entre las fibras desplazando al parénquima lo que luego
se reabsorbe, en el infarto las neuronas mueren, no son comprimidas.
Hemorragia subaracnoidea:
Salida de sangre del espacio subaracnoideo ante la sospecha debe confirmarse por TAC que se
debe utilizar simple o contrastada EV para demostrar la magnitud o extensión de la hemorragia.
Causas:
1. Roturas de aneurismas 55-90%.
2. HTA 15%.
3. FAV 6 %.
4. De origen desconocido 22%.
5. Traumáticas, secundarias a hemorragia intraparenquimatosas abierta al espacio
subaracnoideo, tumores.
En la TAC simple la sangre se manifiesta en su inicio con un aumento de la densidad de las
cisternas, surcos, cisuras del cerebro lo que guarda relación con el hematocrito y la cantidad que
extravasa el espacio subaracnoideo.
En las primeras 24 horas la TAC simple muestra más del 90%.
Al final de la primera semana mas del 50%.
Con el transcurso del tiempo se reduce el porcentaje de detección ya que la densidad disminuye
porque se va disolviendo el coágulo y la sangre pierde elementos.
Después de la primera semana casi nunca se ve bien por TAC la HSA, cuando se hace evidente
es porque ha ocurrido una nueva hemorragia (resangrado).
Los hallazgos negativos por TAC no excluyen el diagnóstico de HSA.
Escala de Fisher
1. No se detecta Sangrado
2. Difusa o en capas verticales < 1 mm de espesor
3. Coágulo localizado o capas verticales mayor o igual a 1mm
4. Hematoma intrapatenquimatoso o intraventricular
Supratentoriales 95%
Infratentoriales 5%
Pueden ser únicos 80% y múltiples de 15 al 20%
Localización:
1. Arteria comunicante anterior.
2. Arteria cerebral anterior.
3. Arteria comunicante posterior.
4. Arteria carótida interna supraclinoidea.
5. Arteria cerebral media en su bifurcación.
6. Sistema vertebro basilar.
Imágenes tomográficas:
Debe realizarse simple y contrastada
Imagen hiperdensa redondeada de diferentes tamaños en el territorio de una estructura
vascular. Muestra la localización, magnitud de la HSA y extensión
La angiografía por sustracción digital o convencional es el estudio fundamental en esta
afección
Nos sirve además la TAC para buscar hematoma, sangre intraventricular, hidrocefalia o
dilataciones anormales de los vasos del polígono de Willis.
La cantidad de sangre en el espacio subaracnoideo sirve como pronóstico para el
vasoespasmo. Mayor hemorragia mayor posibilidad de vasoespasmo.
Lesiones primarias en el trauma craneal: son las que se producen en el momento del traumatismo.
Entre ellas tenemos:
Signos directos:
Cambios de densidad único o múltiple. Generalmente hipodensos.
Hiperdensos por las siguientes causas:
Hipercelularidad: meningioma, meduloblastoma, linfoma y metástasis.
Calcificaciones: meningioma, craneofaringeoma y oligodendroglioma.
Hemorragia: metástasis, glioblastoma multiforme.
Signos indirectos:
Edema perilesional: imagen hipointensa en dedos de guante.
Efecto de masa: desplazamiento de las estructuras de la línea media y afectación ventricular y
compresión del mismo.
Hernias cerebrales:
Cambios sobre estructuras óseas vecinas.
Astrocitoma.
Meduloblastoma.
Ependimoma.
Glioma del tallo encefálico.
Realce en anillo:
Metástasis.
Abscesos.
Gliomas.
Infartos.
Contusiones.
Enfermedades desmielinizantes.
Hematoma en resolución.