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(CAMREN)
by Sidwaay
Camila es la cardióloga del Hospital General de Chicago, donde su vida se verá llena
de cambios desde que llega la nueva cirujana cardiovascular, Lauren.
¿Qué podría resultar de una combinación tan potente?
Se tomó la cabeza entre las manos, qué iba hacer, no había sido ni su
culpa y ya tenía un gran problema que resolver lo antes posible.
Capítulo 3.
La morena se molestó con el tono de la chica, ella ya era una estudiante para que
alguien le hablara de aquel modo, incluso, la cirujana era nueva en el hospital, y ni
siquiera estaba sobre su jerarquía, ella pertenecía al servicio de medicina y no a
cirugía.
- Dra. Jauregui, sé que esto tiene que ver sobre su paciente, la
culpa no ha sido mía, no puede pretender que esté corriendo de un lado a otro sólo
por un problema en el laboratorio.
Lauren se irguió, lo que hizo notar la pequeña diferencia de altura
entre ellas, Camila sintió que se estaba por intimidar, pero como respuesta cruzó los
brazos en su pecho.
- Prometiste que dejarías todo listo. – Dijo en tono más suave.
- Lo sé, pero no ha sido mi culpa, y no he podido lograr
solucionarlo ayer, hoy he intentado llegar antes, pero tampoco lo logré.
- No puedo perder más tiempo discutiendo contigo, haré que
alguien más firme la evaluación cuando vuelva con los resultados... Que tenga un
buen día Dra. Cabello.
Camila quiso responder pero Lauren ya había dado media vuelta y
caminado rápidamente hablar con la enfermera.
Se sintió molesta, incluso con ganas de llorar, hacía mucho que nadie
le regañaba por su trabajo, dentro de todo, Camila intentaba ser una buena doctora,
pero sobre todo una buena persona.
...
Andrew la observaba sin decir una sola palabra, la morena estaba
teniendo un día realmente difícil, luego de aquella discusión su concentración no
mejoró, lo cual fue percibido por los otros cardiólogos, las cuales luego de las rondas
como lección le dejaron un montón de papeleo.
- Joder, que no ha sido mi culpa! – Frunció el ceño la morena.
- Venga ya, olvídalo, si sabes que no ha sido tu culpa, ella
debería entenderlo, esto es un Hospital público, no una Clínica privada donde tener
los exámenes las 24 horas.
Tenía razón, pero seguramente Lauren no lo pensaba así, miró el reloj
de la pared, para aquel momento Lauren ya debía haber salido de pabellón, se vio
tentada a llamar a la quinta planta, pero desistió.
...
Lauren se recostó con sólo la luz que entraba por la persiana a su
habitación, se sentía ofuscada, si bien la cirugía había sido todo un éxito, la discusión
de la mañana aun rondaba por su mente.
- Camila Cabello... - Fue lo último que dijo al caer dormida.
..
- Dra. Cabello, el Dr. Hamilton desea verla en su oficina.
Camila sintió un balde de agua fría caer sobre su cabeza, sabía que
éso no podía ser bueno. Se armó de valor y fue donde su jefe.
Golpeó y entró cuando sintió la voz de su jefe.
- Dra. Cabello... Buenos días... Asiento.
La morena cuadró la mandíbula mientras dejó ambas manos en su
regazo.
- Camila, me he enterado sobre el incidente del paciente de la
Dra. Jauregui, ¿Me puedes explicar?
Luego de dar todos los detalles el hombre mayor sólo quedó en
silencio mientras observaba a la morena.
- No tengo duda de tus habilidades y destrezas Camila, pero en
cirugía las cosas son un poco más... ¿Agresivas? ... Una simple prueba de coagulación
puede destruir todo el cronograma de un día, y para el servicio no es bueno.
Quiso replicar, pero luego de contar 5 segundos, entendió que sería inútil.
- No habrán medidas, pero que quede claro que la próxima vez
cuando prometas hacer algo, más si es a otro doctor, lo harás.
Camila afirmó con una leve vergüenza al sentirse como una pequeña
reprochada por su maestro.
..
- Eeeeey Mila ¿Cómo estás? – Saludó su amiga casi saltando
sobre ella.
- ¡Ey Ally! Que alegría verte aquí. – Sonrió.
Camila abrazó a su amiga, llevaba 2 días horribles, asi que una charla
con su amiga padiatra estaría genial.
- ¿Qué tal los pequeños humanos? – Rio Camila.
- Ay, ya sabes, un mundo mágico.
Así pasó algunos minutos con su amiga para coordinar un almuerzo en
la cafetería, esperaba que todos sus amigos pudieran ir, así era la vida en el hospital,
la vida social se resumía a los amigos que se ganaban en el trabajo.
...
Lauren terminaba de escribir el protocolo del cambio valvular mitral
que había realizado durante la mañana, mientras se mordía el labio inferior
intentando saber cómo lograría adaptarse rápidamente a Chicago.
- ¿Almuerzas? – Preguntó Chris.
La chica afirmó, terminó el documento y ambos bajaron a la cafetería.
...
La mesa donde se encontraba Camila y sus amigos se lograba apreciar
por las risas y los golpes en la mesa, ahí estaban: Andrew, Dinah, Ally, Normani y
ella.
- Y le ha dicho: "Tienes unas manos hermosas jovencito." – Rio
Camila recordando aquella anécdota de Andrew con una paciente mayor.
El chico sólo lanzó una carcajada mientras Ally casi no podía beber su
zumo por reír.
- Ey. – Susurró Andrew. – Mirad, son los cirujanos nuevos,
apreciad... Hahaha
Todas las chicas giraron sus cabezas, excepto Camila, quién reprendió.
- Ey, que pareced chicas del instituto, venga ya, fin. – Sentenció
con un pequeño golpe en la mesa.
- Joder Camila, tenías razón, la cirujana está para tener una
noche eterna de sexo ¿No?
Camila se sonrojó y sólo negó con la cabeza al intentar que Lauren no
lograra ver ni oír aquella conversación.
A la distancia Chris logró cruzar la mirada con Andrew, el cual percibió
aquello y sólo sonrió para luego beber de su zumo y mirar a Camila como cómplice.
- No te atrevas, de verdad. – Dijo la morena.
- Vamos... Es guapo, y cirujano, seguro se lo monta bien.
Normani volvió a mirar de forma descarada hacia donde estaban ellos.
- Ay Lauren Jauragui, por favor, hazme el amor toda la noche. –
Dijo imitando la voz y los gestos de Camila.
El grupo estalló en una carcajada, menos Camila que sintió arder su
cara.
- Venga ya! Dejad de hablar chorradas! – Dijo Camila perdiendo
el enojo terminando riendo.
...
Chris rio divertido por el grupo de la otra mesa mientras intentaba
volver a cruzar miradas con aquel chico pálido de cabello negro.
- Deja de babear. – Dijo Lauren.
- ¿Cuál es Camila?
Lauren miró de reojo, observó y volvió la mirada a su comida.
- La que lleva el lazo pequeño color azul y la camisa blanca.
El chico rubio observó detalladamente y guardó silencio hasta terminar
la comida.
- Es guapa... Deberían salir.
...
Ya era hora que pasara Dinah a buscarla a su piso, estaba casi
terminando de arreglar su maquillaje, y sentía que los zapatos le apretaban un poco.
El sonido de su móvil le hizo reaccionar y bajar rápidamente.
- Camila! Tenías prohibido verte más guapa que yo hoy.- Sonrió
Dinah.
- Lo siento, es que, bueno, ya sabes, ¿Me veo bien? ¿Segura?
Ambas llegaron al restaurant donde sería la cena y recepción, donde
se juntaron con Ally y Normani.
- ¿Crees que el cirujano plástico sea gay? – Preguntó curiosa
Dinah.
- Pues Andrew me ha mencionado que él ha estado mirándolo
cuando se cruzan por el hospital. – Rio complice Camila.
- Vaya... Bueno, al menos tenemos una gran cantidad de alcohol
para hoy.
...
Lauren manejaba tranquilamente el deportivo mientras Chris volvía a
revisar su peinado con la cámara de su móvil.
- Para, si lo vuelves a tocar la cagarás. – Dijo la chica.
- Gracias... Por cierto, me encanta como se te ve ése maquillaje
y vestido.
La chica solo aceleró un poco más, esperaba que fuera una buena
noche, incluso, quizás pudiera volver a intentar conversar con Camila.
Capítulo 4
La morena no tuvo tiempo de responder cuando sintió un leve toque en uno de sus
hombros.
- Dra. Cabello... - Pronunció Lauren.
Camila tragó saliva, y sus ojos rápidamente vieron cada detalle de
Lauren, aquel vestido le quedaba excelente, el maquillaje hacia resaltar sus ojos aún
más, y el peinado le otorgaba algo sexy.
- Dra. Jauregui...
Ally y las chicas se desplazaron para dejarlas solas.
- Te ves muy guapa. – Dijo Lauren mientras intentó mirar otra
vez la espalda de Camila.
- Igualmente.
- ¿Nos bebemos algo?
- Claro!
- ¿Vino?
- Que sea champagne mejor.
Lauren intentó guardar su sonrisa, pero no lo consiguió del todo, a lo
cual Camila respondió mordiendo su labio inferior.
- No me has presentado a tus amigas. – Dijo Lauren mientras se
encaminaban al bar.
- Oh... Lo siento, han desaparecido así, pero si aún lo quieres
podemos buscarlas.
- Con tu compañía me basta y sobra.
La morena sintió su estómago tensarse, y quiso casi gemir al sentir
como Lauren miraba sus labios.
- ¿Eres de Chicago? – Preguntó la cirujana.
- Sí, toda la vida, mi familia vive aquí, ¿Y tú?
- Nací y me crié en California, pero me formé como médico en
Nueva York y luego en Londres.
Camila tragó saliva, vaya, parecía que Lauren sería mucho más
interesante de lo que ella quería admitir.
- ¿Y tu amigo? – Dijo Lauren.
- De guardia, tendrá un año completo para quejarse. – Rio.
- Ya veo.
Lauren no estaba siendo nada discreta, miraba sus labios sin tapujos,
su cuello e incluso sus pechos.
- Dime que por lo menos no tienes a otra chica esperándote en
tu piso. – Dijo casi susurrando Camila.
- No... Pero podría tener una chica que me acompañe ésta
noche a mi piso. – Se lo dijo mirando directamente a sus ojos.
Camila se mordió los labios, miró el salón intentando encontrar a sus
amigas, las cuales se encontraban hablando con otros médicos, y para su sorpresa
junto a Chris.
- ¿No vives con él? – Dijo Camila.
- No te preocupes, es posible que hoy no vuelva.
Lauren se bebió lo que quedaba en su copa de vino y esperó en
silencio la decisión de Camila.
- Vamonos. – Sentenció Camila saliendo del salón,
sorprendiendo a la cirujana.
...
Entraron a la habitación de Lauren aun sin tener ningún tipo de
contacto físico entre ellas, sin embargo la morena se vio sorprendida cuando Lauren
la atrapó contra su cuerpo y la puerta dejando su rostro peligrosamente cerca del
suyo.
- Tus ojos son increíbles. – Dijo sin pensarlo.
- Shh...
Lauren besó lentamente el rostro de la morena, luego bajando a su
cuello, lo cual hizo reaccionar a Camila haciendo que su cabeza cayera hacia atrás
para dejar que Lauren pudiera besar más.
- Ayúdame a quitarte el vestido. – Dijo con voz ronca Lauren.
Camila sintió cómo el fuego subía por su cuerpo, quiso gemir al sentir
las manos de la chica en su espalda, pese a que sólo entraba la luz de la ciudad por la
persiana de aquel doceavo piso, sintió que Lauren podía ver todos los detalles de su
cuerpo.
- No sabes lo sexy que estás con éste vestido, he podido mirar
tu espalda toda la noche. – Murmuró Lauren ayudando a Camila a desvestirla hasta
dejarla sólo con la ropa de lencería.
- ¿De verdad? – Intentó provocar la morena.
- Sí... Joder, te has vestido así a propósito.
La morena no respondió y sólo se acercó más al cuerpo de Lauren
para comenzar a desvestirla. Así ambas sólo quedaron en ropa interior.
- Ven aquí. – Dijo Lauren antes de darle un fuerte beso en la
boca.
La morena gimió levemente, eso había sido inesperado, rápido, y
sensual, e incluso, sabía que toda la noche sería así...
Lauren estaba segura que aquella debía ser la décima vez que leía
aquel correo en la pantalla de su móvil.
"Ya sabemos que estás en Chicago, por favor, comunícate con
nosotros, tu madre extraña hablar contigo.
Atte:
Dr. Michael Jauregui C.
Cirujano cardiovascular.
Director Hospital Norte San Francisco – California."
Tensó su mandíbula, hacía años que no veía a sus padres, solía sólo
mandar un correo para el cumpleaños de su madre y para navidad.
- ¿Qué harás sobre Camila? – Interrumpió Chris quien comía
una manzana esperando que le llamaran de urgencias.
- ¿En qué sentido? – Respondió observando a su primo.
- No lo sé... Tienes 28 años, nunca te he conocido una novia, ni
siquiera cuando me quedé una temporada contigo en Londres.
La cirujana frunció el ceño, por qué su primo le comentaba aquello,
sabía que ella nunca había sido una chica de relaciones serias, porque no se sentía
cómoda en ellas, pero por qué ahora las cosas deberían cambiar, llevaba menos de 1
semana en la ciudad y su primo ya intentaba que ella estuviera en una relación con
aquella chica, que si bien le interesaba, no conocía casi nada.
- No lo sé Chris, no voy a forzar las cosas, además, la veo casi a
diario aquí.
El rubio miró con detección el rostro de su prima, pero guardó silencio.
- Sólo 2 horas y seremos libres.
...
Camila pasó sin saber nada de Lauren hasta que estacionó su coche
aquel día lunes frío, observó cómo la cirujana bajaba de aquel deportivo negro y sus
miradas se cruzaron. La cirujana le dedicó una sonrisa cálida y se acercó hacia ella.
- Debes decirme que no hará más frío que éste. – Se quejó la
ojiverde.
- Créeme que aún se pondrá peor. – Rio entre dientes.
Ambas se encaminaron a su trabajo, sin decir una sola palabra, Camila
se preguntaba qué debía decir, pero al parecer Lauren estaba en su propio mundo por
lo cual sólo se mantuvieron en silencio hasta subir al elevador.
- Camila... - Dijo Lauren agarrando su brazo.
La morena no alcanzó a girarse cuando ya sintió los labios de Lauren
en su boca, intentó no perder el equilibrio pero ambas terminaron apoyadas en una
de las paredes metálicas.
- Lauren... - Dijo entre besos. – Nos... Pueden ver. – No terminó
de besarla.
- Lo sé, pero. – Besó levemente. – Quedan 2 plantas aún.
Lauren intentó colar sus manos bajo el abrigo de Camila pero le fue
imposible cuando sintió el sonido de aviso para abrir las puertas en la cuarta planta.
- Buenos días Dra. Jauregui. – Dijo coquetamente Camila al
salir.
...
- Dra. Cabello, la llaman de urgencias.
Se encaminó rápidamente al elevador y bajó a la primera planta,
cuando llegó al box que le mencionaron se encontró con Lauren realizando maniobra
de reanimación en un hombre de aproximadamente 50 años.
Se colocó rápidamente los guantes, mientras comenzaba a leer el
electro que se encontraba cerca del paciente.
- Infarto masivo. – Le dijo a Lauren.
- Lo siento, no quiero parecer una chica desesperada por tener una relación
contigo, es sólo que me gustas. – Se mordió el labio inferior.
Lauren volvió a besarla calmadamente, y así se quedaron hasta que
escucharon como alguien aclaraba su voz.
- Vaya, no han perdido el tiempo. – Rió Chris.
Ambas se separaron con un poco de vergüenza, sin embargo se
devolvieron una sonrisa.
La noche continuó calma, con anécdotas, cosas banales y una
complicidad entre ambas parejas, Lauren había asegurado una de las manos de la
cardióloga, la cual se dejó estar por lo bien que se sentía aquella sensación.
El fin de la salida llegaba, los 4 debían trabajar al día siguiente, por lo
cual, encontraron sensato que todos se fueran a sus pisos definitivos, ninguno estaba
demasiado ebrio para no poder ir en coche, asi que así se despidieron.
...
Estaba intentando dormir cuando el móvil sonó, sin abrir los ojos
respondió automáticamente.
- Ey, espero no haberte despertado. – Susurró Lauren.
- No, aún no dormía, ¿Pasa algo?
- Nada, sólo quería volver a escuchar tu voz... Me agrada tanto.
- Y a mí la tuya Lauren.
La escuchó reír levemente al otro lado de la línea.
- ¿Te parece mañana llegas un poco más temprano y
desayunamos juntas en la cafetería? – Dijo la cirujana.
- ¿Más temprano? ¿Quieres hacerme morir de sueño? – Reclamó
la morena.
- Oh vamos, sólo un día.
Suspiró mientras volvía a tapar su cuerpo con el edredón.
- Estaré allá a las 6.30 AM. Buenas noches.
- Buenas noches Camila.
...
La ojiverde observó cómo Camila entraba a paso lento a la cafetería,
estaba topando un bostezo con una de sus manos en el rostro y la otra escondida en
uno de los bolsillos de su bata, y en el otro bolsillo su fonendoscopio color frambuesa.
- Buenos días. – Dijo la morena al dejarse caer en el asiento de
la mesa donde Lauren ya tenía dos tazas de café, zumo de naranja, unas tostadas,
dos plátanos y un poco de frutillas.
- Veo que no eres muy de madrugar, lo tomaré en cuenta para
la próxima. – Sonrió arreglando uno de los cabellos de la morena. – Buenos días.
Desayunaron en tranquilidad, habían pocos funcionaron en la
cafetería, y el murmullo de las noticias en el televisor se escuchaban a la lejanía.
- ¿Por qué Chicago? – Preguntó Camila.
Lauren terminó de beber el sorbo de café mientras limpiaba las
últimas migas de tostadas en sus manos.
- Viví los últimos 3 años en Londres, quería volver a USA, allá
todo es excelente, es un sistema interesante, las tecnologías maravillosas, pero la
verdad sólo quería volver.
- Pero hubieras ido a Nueva York, seguro tienes un montón de
colegas y ex chicas allí. – Miró de soslayo Camila.
- Haha no soy muy de tener amigos, los que hice en la facultad
son pocos, y aún menos en la residencia... Chris ha sido el único con el que me he
mantenido en contacto desde que me fui del país.
...
Lauren llevaba 10 minutos esperando sola en la oficina del Dr.
Hamilton, le parecía tan impersonal, el hombre no tenía ni siquiera una foto de algún
miembro de su familia, aunque luego lo entendió, seguramente había sido la misma
Camila quien le pidió aquello.
Las puertas se abrieron luego de 5 minutos más los cuales esperó
sentada frente al escritorio.
- Oh, Dra. Jauregui, disculpa la molestia, es sólo que el tráfico
del aeropuerto hasta aquí estaba horrible. – Dijo el hombre.
Lauren se giró con el ceño fruncido, no podía ser, no podía aquel
hombre estar a menos de 3 metros de ella, en el mismo lugar físico, sintió como sus
manos se cerraron en puños y la garganta se le secó.
- ¿Qué haces aquí? – Espetó rápidamente la cirujana.
- Hija... - Dijo calmadamente su padre.
- Dra. Jauregui, su padre se ha comunicado ayer por la noche
antes de realizar su viaje.
- ¡Tienes una orden judicial de alejamiento conmigo! – Repicó
Lauren furiosa.
- Hija... Aquí no, por favor, vamos a comer y explicarte por qué
estoy aquí.
La ojiverde con un manotazo esquivó los brazos de su padre,
intentando mantener la calma frente a su jefe, que sólo podía mirar sorprendido la
situación.
- Disculpe Dr. Hamilton, créame que esto se ve totalmente poco
profesional, y he intentado mantener los asuntos familiares fuera de mi trabajo, pero
ya ve que mi padre, no lo ha entendido.
El director del hospital sólo frunció el ceño, pero nada dijo, esperaba
que la situación no se les fuera de las manos, pero tampoco podía quedar mal con el
mejor cardiovascular de toda la costa oeste de USA.
- Dra. Jauregui, tiene el día libre, pero mañana la quiero
completamente reintegrada a sus obligaciones.
Lauren suspiró fuertemente, lo último que deseaba era lidiar con su
padre durante todo el día, ya lo había dicho, él tenía una orden de alejamiento, que
obviamente se estaba rompiendo en aquel momento.
Fue la primera en salir de la oficina, dirigiendo sus pasos hacia el
estacionamiento, no le importaba nada, su mente corría a 100 km/hr, todos los
recuerdos de su infancia y adolescencia se agolpaban furiosos en sus ojos, no, no
debía llorar, sabía que su padre iba a sus espaldas, sólo con un bolso ejecutivo en sus
manos.
Cuando llegó a la puerta de su deportivo vio como su padre esperaba
en la puerta del copiloto, quiso estrangularlo ahí mismo, pero esperó 2 minutos en los
cuales ninguno cedió, abrió el coche y ahí se encontraron los dos sentados a escasa
distancia.
- Si no quieres que llame a la policía sólo tienes 5 minutos para
explicarme qué mierda haces aquí. – Dijo la cirujana.
- Vamos a comer y te lo explico bien, no debes preocuparte, mi
vuelo para volver a San Francisco sale hoy a las 2 AM.
...
La jornada laboral de Camila había terminado, y ella ya iba en el
elevador de su edificio, no había visto a Lauren en todo lo que había pasado del día, y
no había tenido ningún mensaje de ella, se sentía indecisa, no sabía si llamar para
saber de qué había ido la reunión con el director del hospital, pero si Lauren no había
llamado, quizás significaba algo también.
Cuando las purtas del elevador se abrieron con la mirada encontró a
Lauren sentada apoyada en la puerta de su piso, con el rostro escondido entre los
brazos y las rodillas.
- Lauren! – Se acercó rápidamente y se arrodilló a su lado. -
¿Qué ha pasado? – Dijo asustada.
- ¿Puedo quedarme aquí hoy? – Dijo susurrando sin mirarle.
Ayudó a la cirujana a ponerse de pie, e intentó con su cuerpo apoyar a
Lauren, había un poco de halito alcohólica en la ojivere.
- ¿Has estado bebiendo? – Dijo suavemente Camila, no quería
reprocharla sin saber si existía una explicación para eso.
- Sólo un poco, no es nada, disculpa.
La morena dirigió al baño a Lauren, donde la sentó en el wáter y le
ayudó a sacarse los tenis del trabajo.
- Debes ducharte. – Mencionó la morena.
- No tengo ropa de cambio, mañana debo trabajar.
Camila no dijo nada mientras salía a buscar unas toallas limpias,
cuando volvió encontró a Lauren llorando en silencio.
- No llores por favor, calma, déjame ayudarte, toma una ducha,
haré algo para cenar, y te quedarás a dormir aquí.
Los brazos de la morena hicieron que finalmente ella lograra calmarse, no había
comido mucho de lo que ella le había preparado, y el pijama que le había dejado le
quedaba un poco pequeño, pero se sentía segura ahí.
Camila observó cómo Andrew sonreía como bobo mirando a Chris, vaya, su amigo
realmente gustaba del cirujano plástico, y eso le hizo sonreír también a ella.
- Pues entonces juntémonos a estudiar, como en la facultad. –
Explotó riendo Andrew.
Las risas no se hicieron esperar, mientras Lauren se tapaba la boca
con una mano Camila dio un manotazo en el brazo del chico pálido.
- ¿Qué os parece salir a bailar un poco éste sábado? ¿Todos
libramos? Sería una excelente coincidencia. – Mencionó Chris.
- Yo libro. – Dijo Andrew.
- Yo también. – Respondió Camila.
- ... Pues lo siento, me toca guardia. – Dijo con un falso puchero
la cirujana.
La morena hizo otro puchero, tenía ganas de salir con Lauren, pero al
parecer sólo sería ella y los chicos.
- Bueno, te mandaremos una selfie grupal. – Picó Chris.
...
La cirujana estaba lavando la loza de la cena de aquella noche, Chris
se encontraba viendo una película en el sofá azul oscuro que tenían en el pequeño
salón del piso, sin embargo parecía más entretenido mandando mensajes por su
móvil.
Se dejó caer al lado de su primo, quien sólo le dirigió una sonrisa, ella
rodó los ojos y le dio las buenas noches.
Sacó su móvil, y se acostó preguntándose si debía llamar a Camila o
no, pero una llamada entrante le ganó, era ella, era la cardióloga.
- Ey, ¿Todo bien? – Dijo divertida Lauren.
- Haha sí, sólo quería escucharte.
- ¿De verdad? ... No sabes las ganas que tenía de salir a bailar
contigo.
- Y yo... De todos modos, ¿Qué te parece si el sábado antes de
irte de guardia vienes almorzar conmigo?
- Me parece genial, ¿Cocinarás?
- Claro, nos vemos mañana en el trabajo, un beso.
- Que seas varios para ti, buenas noches.
La llamada se cortó y ella se quedó con una sonrisa que duró todo el
sueño.
...
Llevaba todo el día sin verla, y su turno en urgencias iba más tranquilo
de lo normal, precaución, eso nunca era bueno, y casi al instante su cuerpo se tensó
al escuchar el sonido de varias sirenas de ambulancias llegando.
- Trauma múltiple. – Advirtió la enferma a cargo.
Camila se colocó los guantes y una pechera de plástico para cubrirse,
cuando esperando que entraran los paramédicos sintió como Lauren estaba a su lado
igualmente vestida.
- Me han llamado, creo que trabajaremos juntas en ésto. – Le
miró directo a los ojos.
- Es bueno oír eso Dra. Jauregui.
8 víctimas en total, accidente automovilístico, 2 graves y 6 con heridas
que no necesitaban intervención quirúrgica, Lauren se encontraba en pabellón
intentando salvar un trauma torácico, y ella se encontraba terminando de chequear
por última vez el estado de los otros pacientes.
- Vaya dúo. – Dijo Ally a su espalda.
- ¡Ey, no te había visto! – Respondió su amiga.
- Descuida, acabo de llegar a mi turno, pero las enfermeras no
dejan de mencionar lo bien que sincronizan tú y Lauren.
- Será porque ella es cirujana cardiovascular y yo cardióloga,
¿No crees?
Su amiga la miró con los ojos un poco entrecerrados, no creyendo la
excusa, pero sólo terminó por comenzar hablar otras trivialidades con su amiga que
casi y nunca lograba encontrar en el hospital.
...
Lauren golpeó nerviosa la puerta del piso de Camila, de donde se
escuchaba sonar las canciones de "The 1975" lo que le hizo sonreír al saber que
ambas gustaban de la misma banda.
- Pasa, estoy haciendo algo al horno, disculpa hacerte esperar.
La cirujana entró al piso con un nuevo ramo de lirios amarillos en una
de sus manos y en la otra un postre de chocolate.
- Ey, gracias! – Sonrió Camila sintiendo el aroma de las flores.
- Gracias por la invitación.
Ambas se sentaron a comer.
- Va ser verdad que sólo pasamos el tiempo juntas comiendo. –
Rio Camila.
- Bueno, siempre podemos hacer otras cosas en tu cama. – Dijo
Lauren sonriendo.
- Oh... No estaría mal. – Se mordió los labios.
- Primero comamos.
La cirujana estaba limpiando la loza mientras escuchaba a Camila
discutir qué película ver, aquella sensación era como tener algo cálido dentro del
pecho, Lauren se preguntó si aquello era lo que la gente hacía llamar "hogar", porque
si era aquello, ella quería mucho más.
Ambas se encontraban sentadas en el sofá rojo de Camila, Lauren
estaba un poco nerviosa, no sabía cómo comportarse, quería besarla, pero quería
conocerla más.
- ¿Eres hija única? – Mencionó la cirujana.
- No, tengo una hermana menor, tiene 15 años, se llama
Sofía... ¿Tú?
- Hija única... ¿Color favorito?
- Mmm frambuesa. – Dijo riendo viendo el ceño fruncido de
Lauren. - ¿El tuyo?
- Azul... ¿Cuándo es tu cumpleaños?
- 3 de marzo, ¿El tuyo?
- 27 de junio.
Lauren sintió como Camila se apoyaba más sobre su cuerpo, lo cual no
le molestó, incluso se acomodó para que la morena quedara entre sus brazos.
- ¿Qué te gusta de mí? – Dijo Lauren dejando un beso en los
cabellos de la chica.
- Tus ojos, me encantan, lo suave de tu piel, lo preocupada que
llegas a ser, que quieras escucharme por las noches, y la forma en que me besas.
- A mí me encanta besarte y escucharte.
- ¿De verdad?
- ¿Rachel? – Gritó.
- Sí, ¡Aquí!
Se acercó con cuidado intentando mirar el techo, veía como las llamas
comenzaban a devorar aquella estructura, por lo cual corrió hasta quedar bajo de la
mesa junto a la chica que estaba buscando.
- ¿Puedes caminar? – Examinó la cirujana.
- Creo que no del todo, me he doblado un tobillo.
Lauren se sintió tranquila al ver que la chica lograba respirar casi
normalmente y no tenía ninguna herida mayor que pusiera en riesgo su vida.
- Venga, intentemos salir por aquí, me he quedado sin el radio.
La chica le miró con expresión de miedo, y ambas cerraron los ojos al
sentir un gran estallido cerca de donde estaban.
- Ven, debemos salir ahora.
Lauren tomó de los hombros a Rachel, y apoyando el cuerpo de la
chica sobre el de ella comenzaron a caminar, sintiendo que el calor aumentaba, y que
la notable cojera de la chica hacia más difícil el salir de ahí.
Faltaba poco para salir de ahí, pero escucharon otro estallido aún más
cerca, lo que hizo caer ambas de bruces al suelo.
- ¿Rachel? - Preguntó perdida Lauren.
- Aquí...
Abrió los ojos y encontró a la muchacha casi cerca de la salida de
aquel lugar, sin embargo, algo pasó, sintió un gran golpe a su espalda, y luego todo
se volvió a negro.
...
Camila se encontraba en la barra de aquel antro mirando
detenidamente cómo Chris sujetaba de la cintura a su amigo, ambos reían, hacían
una linda pareja. Sin embargo hacia un par de minutos se sentía algo nerviosa, y no
sabía la razón.
Vio a lo lejos como Chris sacaba el móvil de su bolsillo, intentando oír
algo pese a todo el ruido que había por la música, sin embargo logró percibir que algo
andaba mal.
Sus pies fueron rápido donde ellos, viendo que Chris aun no
descolgaba la llamada y en sus ojos miedo, mucho miedo. Al colgar, tomó a ambos de
los brazos y rápidamente llegaron a la salida del antro.
- Lauren fue ingresa a urgencias. – Dijo el rubio casi llorando. -
Ha tenido un accidente en un incendio cuando estaba de servicio.
Andrew observó nervioso la situación, sin embargo miró rápidamente
a Camila, la cual comenzó a sollozar.
- Iremos al hospital en mi coche, luego me preocuparé de traer
el de cada uno. – Mencionó el chico pálido.
...
Chris se movía de un lado de forma nerviosa, el equipo de trauma no
había permitido que ninguno de ellos entrara al box, sólo le habían mencionado que
Lauren no estaba en riesgo vital, pero sí debían descartar otras lesiones que pudieran
ser graves.
- ¿Me pueden explicar nuevamente qué pasó? – Dijo Andrew a
la enfermera que entraba y salía del box.
- La Dra. Jauregui fue llamada a la zona del incendio junto al
cirujano de trauma, sin embargo aún no se sabe por qué ella entró directamente en
donde seguía el fuego, además, su radio no funcionaba
Camila limpió las últimas lágrimas que habían salido de sus ojos, no
servía llorar, no sabía qué hacer, se sentía inútil, e intentó mil veces entender por qué
Lauren había hecho algo tan descabellado, sin tomar en cuenta lo peligroso de la
situación.
Así esperaron 2 horas más, cuando vieron a uno de los cirujanos de trauma salir.
- Dr. Griffin, ¿Es usted primo de la Dra. Jauregui, no?
El rubio asintió rápidamente con la cabeza, al parecer tenía un nudo
en la garganta que no le dejaba hablar.
- ¿Cómo está? – Fue Andrew el que preguntó.
- Bueno, tiene varias contusiones en la espalda, pero hemos
descartado lesiones internas y a nivel de la médula espinal, sólo ha perdido el
conocimiento por el dolor del golpe y todo el humo que estuvo inhalando cuando
entró a aquel lugar.
- ¿Quedará hospitalizada? – Dijo Chirs al fin.
- Se quedará 12 horas para observación, la dejaremos aquí
mismo en urgencias, en otro box, pero no creo que sea más necesario que eso, le
dejaremos analgésicos potentes, un poco de oxigenoterapia y control ambulatorio en
algunos días.
El hombre de corte militar le dio por última vez la mano a Chris y una
sonrisa leve a Andrew y a Camila.
- Lo que ha hecho fue una locura, ¿Crees que puedan
suspenderla? – Preguntó Andrew a la morena.
- Yo... Yo... Espero que no. – Dijo exhausta la cardióloga.
- Camila, déjame entrar 5 minutos para ver cómo está, luego
puedes entrar tú, ¿Te parece? – Dijo el rubio.
Afirmó con los ojos y sacó su móvil de su bolsillo, no estaba segura de
hacer aquella llamada, pero la situación de urgencia lo ameritaba.
- ¿Camila?.
- Dr. Hamilton... No sé si ya sabrá que...
- Sí, ¿Lo de la Dra. Jauregui?, Voy en camino, tengo que hacer
un gran papeleo para que esto no termine en acciones legales.
- ¿Suspenderá a Lauren?
- Bueno, lo que hizo fue totalmente irresponsable, y nos deja
mal como Hospital...
- ¿Se está preocupando por la imagen del hospital y no por uno
de los miembros de éste? – Dijo cabreada.
- Camila, no, no he dicho eso, espérame llegar allá y te explico,
pero descuida, es imposible despedir a Lauren, su carrera es mucho mayor que un
pequeño incidente.
Cortó la llamada molesta, tenía los nervios a flor de piel, sólo estaría
tranquila al ver y escuchar a Lauren, aquella noche se hacía eterna, se acercó donde
su amigo y apoyó su cabeza en el hombro de éste.
- Cuando llegue Hamilton, intenta hablar con él y obtener toda
la información, ¿Lo harías por mí? – Dijo en un tono cansado.
- Claro, descuida.
Su amigo la abrazó levemente, y le susurró que estaría todo bien y en
aquel momento Chris salió de la habitación, con una expresión de alivio, y una
pequeña sonrisa.
- Anda Camila, nosotros esperamos aquí.
Entró al box lentamente, no quería asustar a Lauren, pero ahí la
encontró boca abajo, dejando ver el gran hematoma que tenía en la espalda, el
monitor controlando sus signos vitales, y un gotero con seguramente la analgesia.
Se acercó hacia donde el rostro de Lauren se encontraba con una
mascarilla de alto flujo de oxígeno, Lauren al parecer estaba despierta.
- Ey, hola. – Dijo casi susurrando la morena.
- Ey... - Dijo corriéndose un poco la mascarilla y abriendo los
ojos la cirujana.
- Vaya susto nos has dado.
- Lo sé... Perdón.
La morena negó levemente y con una mano comenzó a acariciar los
cabellos de la ojiverde.
- Estaba asustada. – Confesó la morena.
Lauren pestañó levemente y dio un amago de sonrisa.
- No es como en las películas. – Dijo susurrando bajo lo poco de
la mascarilla que tapaba su boca.
- ¿Por qué? – Dijo conteniendo las lágrimas mientras sonreía.
- No estoy con un ventilador, o con un brazo fracturado, ni
tampoco perdí la memoria y aún recuerdo quién eres.
Camila rió, así de simple, no entendía cómo Lauren podía bromear en
aquella situación, pero así lo hacía.
- No te preocupes, el susto fue el mismo. – Dijo viendo como
Lauren cerraba los ojos y reía levemente. – Además, estas drogada por los
analgésicos.
La cirujana rió a lo bajo y con una mano buscó la de Camila, la cual
apretó con pequeña fuerza.
- Ey, es hora de descansar, ¿Vale? Te quedarás unas horas más,
y luego te darán el alta.
Con la mano libre la morena dibujó una de las cejas de Lauren, tenía
el rostro con rastros del incendio, y aquello le asustaba, sólo recordarlo, le asustaba.
- Dejaré que duermas un poco, estaré ahí afuera, Chris y
Andrew también lo están... Estaremos cuidándote.
Corrió a responder su móvil aquella mañana de domingo, quiso hablar pero los casi
gritos de su amiga al otro lado de la línea le hicieron imposible hablar.
La chica rió, y era verdad, sentía que Camila cuidaba cada uno de los pasos que daba
en su piso, e incluso no la deja salir mucho de la cama.
...
Y así pasaron 12 días que duraron la licencia de Lauren, Camila iba a
su piso cuando salía del trabajo, la cuidaba, se quedaba a dormir y luego debía irse a
su piso para coger ropa limpia para ir al trabajo.
- ¿Estás feliz de volver mañana al trabajo? – Dijo la morena,
ambas se encontraban en el sofá mirando las noticas de la noche.
- ¿La verdad? Me muero por volver a tener un bisturí en mis
manos. – Sonrió graciosamente.
- Me alegro... - Dijo Camila borrando su sonrisa. - ... Lauren.
- ¿Mm?
- Voy a extrañar ésto...
Lauren con una de sus manos comenzó a acariciar los cabellos de la
morena, sin decir una palabra, mientras miraba a sus ojos.
- Sé que tú no quieres nada conmigo. – Sentenció la cardióloga.
Se mordió los labios, ella también extrañaría aquella compañía,
aquella rutina, esperarla cuando volviera del trabajo y hablar de su día, decirle lo
guapa que estaba, cenar juntas, despertar con ella.
- Lauren podrías decir algo, ¿Por favor?
Pero no sabía qué responder, tenía miedo, estar en una relación podía
arruinar todo, o así ella lo veía, y no quería perder a la chica que llevaba conociendo
casi 1 mes, pero no podía ser egoísta, no podía darle a Camila esperanzas de algo
que ella no tenía coraje de realizar.
- Lo siento. – Dijo casi murmurando.
Y la vio llorar, vio como sus párpados se cerraban y unas pequeñas
lágrimas corrieron por sus mejillas.
- Camila, no llores, por favor. – Dijo limpiando las lágrimas de la
morena.
- Para... Para, déjame.
Camila se levantó rápidamente del sofá buscando su abrigo y las
llaves de su coche, mientras Lauren se incorporaba sin lograr poder decir nada.
- ¿Lo he entendido, vale? – Dijo con la voz quebrada. – Me he
pasado éstos días, imaginando, quizás, que ibas a cambiar de opinión, pero veo que
no... Déjame tranquila, ¿Vale?
La cirujana quiso abrazarla pero la morena con los brazos la detuvo.
- Cuídate, y no intentes matarte para la próxima. – Espetó.
- Camila, ¿Quieres calmarte? Déjame explicarte... Yo... - Se
quedó muda.
- ¿Qué Lauren, qué? ... - Se cruzó de brazos
Pero nada salió de su boca, y sintió cómo el silencio caía sobre los
hombros de ambas, podía sentir el murmullo de la televisión al final del pasillo y el
ruido de la ciudad, pero no podía escuchar su propio corazón.
- No me busques por favor, no hagas que nuestro trabajo se
vuelva incómodo. Cuídate, hasta luego. – Terminó de hablar Camila girándose hacia
la puerta y salir del piso.
Quiso correr tras ella, pero para qué, ¿Para darle más esperanzas? Si
ella misma sentía como sus pies pesaban plomo, quiso gritar, para espantar el miedo,
pero llevaba aquello en el pecho desde pequeña, y tenía miedo de que por abrirse a la
morena, ella nunca volviera a ser la misma.
...
Sentía las manos de Dinah intentando tranquilizarla, y las voces de
Ally y Normani en el mismo lugar, estaban en el piso de Ally quien no había tenido
problema en recibirla en aquel estado un domingo por la noche, y cuando se dio
cuenta sus otras 2 amigas ya estaban ahí.
- Cálmate bonita, no estás sola. – Dijo Dinah sin saber realmente qué más
decir.
- Camila, si al final Lauren no vale la pena. – Dijo Normani con
una taza de té entre las manos.
- Ven cariño, toma algo, te vas a morir deshidratada.
Camila intentó reír, pero sólo logró llorar aún más, mientras sus
amigas estaban mirándola.
- ¿Qué ha pasado? – Fue Ally la que preguntó.
- Pues... Pues, pues, que Lauren no quiere nada conmigo, y yo,
yo... Pues que a mí me gusta mucho. – Desató el llanto.
Normani abrazó a su amiga, mientras ésta se calmaba, quedando
todas en silencio.
- Perdón, sé que no tengo 15 años, es sólo que... Hacía mucho
que no me pasaba. – Intentó reír Camila.
Ally salió desapareció por un momento mientras Dinah regularizó la
calefacción del piso.
- No te preocupes, no nos debes explicar nada, somos tus
amigas. – Dijo Normani.
Escuchó el timbre pero no se preocupó, sólo quería dormir, mañana
tenía guardia, y sabía que sería un día horrible.
- ¿Quieres que la mate? – Dijo Andrew sentándose a su lado
luego de entrar al piso rápidamente.
- Tu primo tendría que dejarte. – Respondió con una mueca.
Y así se quedó, con sus amigos, sin hablar más del tema, y esperando
que desde aquel día el color esmeralda de los ojos de Lauren dejaran de ser su color
favorito cuando éste había superado el color frambuesa.
...
Chris observaba detenidamente a su amiga durante el almuerzo en la
cafetería, era más tarde de lo común ya que ambos habían tenido pabellón durante la
mañana.
- ¿Quieres dejar de acosarme? – Replicó molesta la cirujana.
- ¿Qué ha pasado entre tú y... -
- ¿Vamos a dejar el tema?, Primero, eso es asunto mío con
Camila, si hubiera pedido tu opinión ya lo habrías sabido. Segundo, intento tener un
momento de tranquilidad comiendo, y tercero, no te hagas el que no lo sabes porque
seguro tu novio ya te lo ha mencionado. – Espetó.
- Ey, ey, que te has pasado 2 pueblos, soy tu primo, por si no lo
recuerdas, sólo me preocupo por ti, joder.
Vio como el rubio se levantó con la bandeja y salió enojado de allí.
- Mierda...
Quiso seguirlo, pero su buscador la llamaba desde urgencia, genial,
dónde estaban sus días de laboratorio cuando más los necesitaba.
Llegó rápidamente cuando la enfermera le señaló el box donde tenía
que ir.
- Politraumatizado, mediastino ancho, posible ruptura en aorta,
¿Lo evalúas? – Dijo Andrew mientras con una linterna volvía a comprobar los reflejos
oculares.
Se colocó los guantes mientras miraba rápidamente la radiografía,
descolgándose su fonendoscopio azul del cuello para auscultar al paciente. Para luego
revisar el monitor, que mostraba que dentro de todo el hombre estaba estable.
- Necesito un AngioTAC de tórax, y luego llevarlo a pabellón,
veré si puedo repararlo con endovascular. – Le dijo a Andrew mientras escribía en el
folio. – Buen trabajo.
- Me gustaría decir lo mismo. – Dijo entre dientes Andrew.
- ¿Qué has dicho? – Dijo molesta Lauren.
- Ya me has escuchado.
Quiso darle un guantazo, pero luego de respirar 5 segundos se pilló
ella misma errando, no podía hacer eso, ni con Andrew ni con ninguna persona, por
más molesta que estuviera.
Se sacó los guantes con rabia y salió al pasillo de urgencia, cuando a
su espalda escuchó como Andrew les daba las indicaciones a los enfermeros.
Se apoyó en la pared, y cerró los ojos, no podía perder el control así,
su temperamento nunca había sido así.
- Ey. – Escuchó a Andrew a su lado.
- ¿Mm?
- Que te quede claro que no dejaré que le hagas daño a Camila.
- Andrew, estamos en el trabajo, dejemos esto para después.
- ¿Para después? No tienes ni puta idea, te has pasado 12 días
con Camila haciéndole creer que te ibas enserio con ella y luego no has sido capaz de
aclararte tú.
Andrew le dio un leve empujón, que hizo que ella se golpeara en los
hematomas que aún tenía en su espalda.
- No me provoques chaval. – Masculló la cirujana.
- ¿Qué vas hacer? Si no te han suspendido fue porque Camila
habló con Hamilton, ¿Sabías? – Dijo irónicamente el pelinegro.
- Sé cuidarme sola. – Entrecerró los ojos.
- ¿Ah sí? Pues no lo parecía aquella noche que Camila se quedó
12 horas en urgencias contigo.
- Vale Andrew, basta. – Intentó cerrar la conversación.
Se dio media vuelta y sus pies se encaminaron en la dirección
contraria de Andrew, pero las palabras de éste sonaron.
- Seguramente sabes cuidarte sola porque nadie en tu puta
familia te quiere. – Dijo enojado Andrew.
Se giró y todo fue confuso, sólo recordó cómo había golpeado a
Andrew en el rostro y se había agarrado a las solapas de la bata de éste, mientras los
enfermeros salían del box para separarlos.
- ¡Te vas arrepentir de lo que has dicho!
Sintió su respiración agitada, mientras uno de los enfermeros la tenía
atrapada entre sus brazos, al igual que otro con Andrew.
- ¡Lauren, qué haces!
Se había soltado de los brazos del enfermo que la sujeta con una
fuerza que no recordaba, y sólo se dirigió hacia la salida donde solían llegar las
ambulancias, hacía un frío horrible, por lo cual comenzó a temblar, aunque no sabía si
aquello también sería reflejo de lo enojada que estaba, se sentía humillada, y peor
aún, sentía cómo toda la confianza que había tenido con Camila se había destruido,
era bastante obvio que la morena le había comentado todo aquello a Andrew, lo de
sus padres, la violencia intrafamiliar, todo.
Tenía apoyada la cabeza contra la pared cuando escuchó los pasos de
alguien llegar.
- Dra. Jauregui, el Dr. Hamilton la llama a su oficina de forma
inmediata. – Dijo la enfermera de cabellos rubios.
Afirmó con la cabeza y se llevó ambas manos a la cabeza, lo que
faltaba, ahora sí le iban a meter una gran bronca, y ella sólo tendría que callar para
no tener que hablar de los verdaderos motivos de aquella pelea.
Cuando llegó a la oficina Andrew ya estaba ahí, con el labio partido, y
con una clara expresión de vergüenza por lo cual no dijo nada.
- ¿Me quieren explicar cómo es posible que 2 de los futuros
mejores cirujanos de éste hospital se lían a golpes en el servicio de urgencias de mi
hospital? – Dijo seriamente el Dr. Hamilton.
Nadie habló, ella sólo apretó los labios, y Andrew bajó la mirada.
- Quedáis suspendidos ambos, 5 días, sin sueldo, y con guardia
doble cuando volved, para que aprendáis a trabajar juntos.
...
Vio salir primero a Andrew, quien se sacó su bata caminando hasta
ella donde lo esperaba en el pasillo, la respiración se le agitó al ver cómo su amigo se
quedaba junto a ella.
- Me ha suspendido por 5 días, pero no ha exigido explicaciones.
– Dijo cansando el chico.
- Pues tú te has pasado 100 pueblos Andrew, bajo ninguna
situación fue correcto haberle dicho éso a Lauren, además, aquello de su familia sólo
lo sabe muy pocas personas y si tú... - Pero dejó de hablar cuando vió a Lauren salir
de la oficina.
Cruzaron miradas, y vió como Lauren con determinación se acercó
hasta donde ellos.
- Necesito hablar contigo. – Le dijo seriamente, ignorando
completamente a Andrew.
- Ya he terminado mi turno... - Dijo incómoda la cardióloga.
- Espérame en el estacionamiento, necesito volver a agendar
todas mis cirugías, estaré ahí en 15 minutos.
Y no dijo más, para verla desaparecer por el pasillo. Andrew la miró
casi sin expresión, pero también se fue de ahí.
...
Cuando su cuerpo salió por la salida hacia el estacionamiento, volvió a
sentir cómo el frío se colaba por sus ropas y hacía su cuerpo tensarse y temblar un
poco, se cruzó de brazos y buscó el auto de la cardióloga, la que le encendió las
luces, y se subió en la parte del copiloto.
- ¿De qué quieres hablar? Le has partido la cara a mi mejor
amigo. – Dijo algo molesta Camila.
- Y él me ha humillado. – Respondió enojada la cirujana.
Camila intentó decir algo pero se asustó al ver cómo los ojos de
Lauren estaban más oscuros de lo que ella podía imaginar.
- ¡Le has contado algo íntimo que te lo he contado a ti porque
confiaba en ti! – Dijo de golpe la cirujana.
Sería mentira si Camila hubiera negado que aquello le había dolido, y por dos
motivos, primero, porque Lauren estaba casi cegada por aquello y en segundo
instante la cirujana había casi dejado en claro que la confianza entre ambas ya no
existía.
- ¡¿Por qué crees que yo he sido quien le contó aquello a
Andrew?! – Dijo ofendida. – Te he dicho que podías confiar en mí, ¿No?, joder.
- ¿Y quién más podría haber sido? – Dijo ofuscada Lauren.
- ¡No he sido yo!
La cirujana negó, y se aprontó para abrir la puerta y salir.
- Espera... Sé que ya no confías en mí, pero te digo la verdad,
no he sido yo... Lo último que quería era que las cosas se complicaran más... - Dijo
deteniendo a Lauren.
- Sólo tú y Chris saben de esto aquí en Chicago. – Dijo sin
calmarse aún.
- ... ¿No has pensado que quizás Chris le contó a Andrew, ya
que son novios? – Dijo confusa Camila.
Ahora sí, su cuerpo volvió a tensarse y sintió que su mente se volvía
un caos y se sintió más confusa que una pequeña perdida.
- No quiero volver hablar contigo nunca más. - Dijo finalmente
Lauren.
Y salió dando un portazo en el coche, caminando rápido al suyo,
saliendo a una gran velocidad que sólo terminó por hacer sentir fatal a la morena que
estaba llorando.
...
No sabía qué hacer, no sabía dónde ir, quizás ir donde Andrew sería
una buena idea, no creía que el pelinegro fuera capaz de ir al piso de Chris donde
obviamente podría encontrase con Lauren.
- ¿Andrew? ¿Estás en tu piso? – Dijo limpiándose las últimas
lágrimas.
- Sí... ¿Ha pasado algo? – Dijo preocupado.
- ¿Puedo quedarme a dormir allá?
- Claro, cuídate, nos vemos.
...
Lauren entró rápidamente al piso, buscando a su primo, al cual
encontró en la habitación de éste, arreglando su ropa.
- Dime que no has sido tú quien le contó las cosas con mis
padres a Andrew. – Dijo casi con la voz quebrada.
- Lauren... - Dijo acercándose e intentando dejar una mano
sobre su hombro.
- ¡No me toques! Y dime que no has sido tú... Joder, Chris, eres
mi primo, eres la única familia que he tenido por años, no vengas a joder nuestra
confianza por un chico...
- No es sólo un chico... - Quiso excusarse.
- No me vengas con gilipolleses, no vengas a decirme que vas a
entregarle todo a un chico que sólo conoces hace 1 mes! – Dijo enojada.
- ¿Y tú no se lo habías dicho a Camila? – Enfrentó.
- Es distinto, ella me vió cuando vino mi padre... Además yo
decido a quién se lo cuento, no puedes decidir por mi... - Dijo nerviosa.
- Sí, se lo he contado a Andrew, sólo que nunca imaginé que te
diría algo así... Lo siento. – Dijo su primo intentando tomar una de sus manos. –
Joder, Lauren, lo siento, vale, lo siento.
Quiso enojarse con su primo, quiso golpearle en el pecho y luego llorar
ahí mientras los brazos de él la cuidaran, pero no pudo, Chris era el único que había
estado con ella todo el tiempo, la escuchaba, la cuidaba, se escapaban juntos en la
adolescencia, estudiaron en la misma Universidad, y luego se había ido algunos
meses con ella a Londres, no podía, no iba a arruinar su relación sólo por unas
palabras de Andrew, aunque le hubieran lastimado como dagas en el pecho.
- Estoy suspendida por 5 días, me iré a Nueva York, veré si
puedo volver a operar con el Dr. Green. – Dijo intentando cambiar de asunto.
- ¿Aún opera el viejo? – Dijo asombrado Chris.
- Ey, respétalo, él si es el mejor cardiovascular del país. – Dijo
intentando reír.
...
- ¿De verdad Lauren ha golpeado a Andrew? – Dijo curiosa
Dinah.
- Pues Andrew se lo ha ganado, ha humillado a Lauren con un
tema que es muy personal. – Dijo sin tomar mucha atención a su amiga, escribiendo
en el folio.
- Vaya... Sí que te gusta ésa chica, aunque le rompa la cara a tu
mejor amigo.
- No es eso Dinah, no puedo apoyar lo que hizo Andrew, tengo
que ser consecuente.
Dinah la miró, pero sólo quedó en silencio.
- Al menos tendrás 5 días para poder aclararte...
- ¿Yo? – Dijo asombrada la morena.
- Bueno... Quizás, si realmente quieres, puedes intentar hablar
con ella cuando las cosas se calmen.
- Me ha dicho que no le vuelva hablar en la vida. – Dijo
intentando ocultar lo doloroso que era recordar aquello.
- Ah... Pues entonces creo que mejor es dejarlo estar. – Dijo
con una mueca su amiga.
Quiso seguir la conversación pero el Dr. Hamilton venía acercándose
por el pasillo, por lo cual Dinah se despidió rápidamente y se fue.
- Camila, ¿Podemos hablar en la cafetería o prefieres mi oficina?
- La verdad me falta un poco de café. – Dijo intentando sonreír.
Cuando ya ambos estaban sentados en una pequeña mesa del lugar,
el Dr. Hamilton sacó de su bolsillo lo que parecía ser una pequeña agenda personal.
- Me han pedido que mande a uno de mis cardiólogos a una
conferencia en Nueva York. – Dijo tranquilo el hombre.
- Pero... - Se expresó asombrada.
- No quiero que vayan los otros, ya saben cómo son, muy a la
antigua, necesito que vaya alguien joven, algo para renovar, ¿Entiendes?
- Sí, pero Dr. Hamilton, ellos están sobre mí. – Dijo con alusión
a los cardiólogos mayores.
- No te preocupes, ya he hablado con ellos, está todo
solucionado, ellos han opinado lo mismo, te tienen mucho cariño Camila, aunque tú
no lo creas, eres como una hija para ellos y para mí. – El hombre sólo sonrió
levemente.
- Yo... Gracias, por confiar en mis habilidades, de verdad. – Dijo
intentando quitar lo último dicho.
- He tenido un problema con los horarios de los vuelos, asi que,
tu vuelo sale hoy mismo. – Dijo con una mueca.
- ¡¿Hoy?! Pero si salgo de turno en 5 horas más. – Se sintió
frustrada.
- Tranquila, tienes libre desde ahora. Buen viaje. – Respondióel
hombre con una amplia sonrisa.
Capítulo 14.
Pasajeros del vuelo NY199-C con destino a Nueva York, por favor
acercase a la puerta de embargue, tengan sus documentos a la mano.
Terminó su café y tomó su pequeño bolso de mano donde llevaba su
portátil, algunos documentos impresos y la billetera. Ése era su vuelo, y esperaba que
aquellos 5 días en Nueva York lograran calmar su caótica mente, se acomodó la
camisa y el delgado suéter que llevaba en aquellos momentos.
- Buenas noches. – Dijo el asistente de vuelo de ojos azules.
- Buenas noches. – Respondió.
- Que tenga un buen viaje.
Sólo sonrió y se fue caminando hasta llegar a la puerta del avión y
buscar su asiento, al pasillo, como solía gustarle, ya era bastante tarde, no había
logrado conseguir un billete más temprano, por lo cual esperaba dormir lo poco que
duraba el vuelo, y con ansias llegar a la cama del hotel.
...
Llegó un poco tarde a la puerta de embargue, pero lo había logrado,
buscó sus documentos y se los extendió al chico de ojos azules que la veía
entretenido.
- Buenas noches, que tengas un buen vuelo. – Sonrió el
asistente de vuelo.
- Gracias, buenas noches. – Le devolvió la sonrisa.
Estaba cansada, luego de que se pasara la tarde haciendo la maleta,
confirmando el hotel, y buscando información sobre la conferencia lo único que
esperaba era lograr llegar rápidamente a su hotel para lograr dormir algunas horas.
Entró al avión y comenzó a buscar su asiento, intentando concentrarse
en la numeración y no golpear a nadie mientras iba en ello.
...
Lauren estaba concentrada revisando su correo, había logrado
comunicarse con el hospital donde estaba trabajando su antiguo mentor, el gran Dr.
Jhonn Green, lo cual le hizo sonreír para luego guardar el aparato en el bolsillo de su
pantalón negro.
Se volvió acomodar, mirando con curiosidad la gran cantidad de
asientos vacíos que tenía el avión, sin embargo lo asumió por ser día lunes y además
tarde.
Y fue cuando su mente creyó estar jugándole una mala pasada, ahí
venía Camila, mirando la numeración de los asientos, con unos mezclillas ceñidos,
botas café, camisa rosa palo y un abrigo ligero.
Intentó ocupar su vista con algo, sacando nuevamente su móvil,
parecía ridículo, pero repasó mentalmente las posibilidades de que eso estuviera
sucediendo, partiendo del punto de que Camila debería estar trabajando y no
tomando un vuelo a Nueva York.
...
Ahogó un pequeño grito cuando vio aquella chica parecida con Lauren
sentada y con toda la atención en su móvil, y cuando se acercó más, despejando
todas sus dudas, realmente se trataba de la cirujana. Sin embargo aquellas palabras
volvieron a su mente, "No quiero volver hablar contigo nunca más" y toda las ganas
de saludar, o de incluso ver si lograba tener al asiento al lado de ella se esfumaron,
dio gracias que su asiento estuviera aún más atrás que el de Lauren, por lo cual al
pasar al lado de ella sólo se tensó pero intentó no mirarla.
El vuelo fue tranquilo, pero no logró dormir debido a lo nerviosa que
se sentía al tener mil preguntas de por qué Lauren iba en aquel avión, había llegado a
tener 3 teorías principales, la primera era que Lauren como cardiovascular iba a la
jornada de cardiología, lo cual, no sonaba tan descabellado, pero seguramente Lauren
se lo habría mencionado con anterioridad, la segunda era que Lauren iba a tomar
unos días de descanso debido a la suspensión, y la última y la que más le pesaba era
que quizás Lauren viajaba para buscar una nueva plaza en algún hospital de Nueva
York para trabajar e irse de Chicago.
--
Disculpad la demora, entre la facultad y los turnos me he quedado sin
mucho tiempo para poder actualizar!
Muchas gracias a todos los que seguid la historia :) !
Capítulo 15.
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Hey muchas gracias a todos los que leen la historia, que dejan votos y
comentarios.
Espero que sigan disfrutando la historia, tanto como yo disfruto en
compartirla con ustedes :)
Capítulo 16.
- Y déjame decir, que fue una gran decisión haberte ido de mi lado, veo que
has crecido como cirujana... Y persona. – Dijo el hombre dejando sus manos en sus
hombros.
- Me costó verlo así en un principio, pero ahora también se lo
agradezco.
El hombre dejó que sus ojos azules observaran todo el rostro de
Lauren, y con una pequeña sonrisa comenzó a reír levemente.
- No pienses volver, no te voy a recibir, siempre es bueno
recordar viejos tiempos, pero aun te falta mucho por caminar para volar.
No supo que responder, asi que también rió levemente.
- Ven a cenar ésta noche, Katy estará feliz de verte.
- Oh, bueno, la verdad, no estoy sola en la ciudad... - Dijo la
cirujana un poco tímida.
- Pues trae a tu novia contigo. – Sonrió el hombre.
Abrió la boca para mencionar que ella no tenía novia, pero por un
segundo quiso estar equivocada. Jhonn Green le hizo un gesto con la mano y
desapareció por el pasillo sin decir nada más, y antes de que ella dar un sólo paso su
móvil se removió en el bolsillo de su uniforme clínico.
- Ey, ¿Te pillo en buen momento? – Dijo curiosa Camila.
- Haha sí, ya he terminado aquí, ¿Sigues en el hotel?
- La verdad sí, aunque he ido a dar una vuelta al Central Park
durante la mañana, ya sabes, turista y todo.
- Ah, pues, te enviaré la dirección para que vayamos a comer
ahora, te demorarás unos 30 minutos desde el hotel, yo estaré esperándote allí, ¿Si?
- Claro, entonces no vemos.
- Hasta ahora guapa.
...
Camila salió del taxi casi corriendo, la lluvia había vuelto, y ella sin
paraguas, pero con su abrigo intentó cubrir su cabeza mientras corría para entrar al
restaurant que estaba incrustado en aquel paisaje de ciudad con grandes edificios, se
veía pequeño por fuera, no esperaba un almuerzo de lujo, por lo contrario, sólo
esperaba tiempo para compartir con la cirujana.
Sonrió cuando al entrar entendió que el restaurant tenía un poco de
temática italiana, y Lauren estaba concentrada en sus pasos.
- Hola. – Lauren se levantó de su asiento y le dejó un leve beso
en sus labios.
- Hola, ¿Todo bien? ¿Qué tal la cirugía? – Dijo sonriendo tras el
beso.
- ¿De verdad quieres hablar de un triple bypass coronario? – Rió
la ojiverde.
- Podemos hablar de lo que quieras, con poder pasar tiempo
contigo ya me basta.
Se sentaron y rápidamente llegó el chico que tomó el pedido y ahí se
quedaron mientras Camila intentaba detallar cada centímetro del lugar.
- ¿Te gusta? Solía venir aquí luego de aprobar algún examen en
la facultad, o cuando había salido de alguna cirugía importante durante el internado y
la residencia.
- ¿Sí? Me encanta la verdad, es bastante íntimo, y me encanta
la comida italiana...
- Bueno, yo sólo pensé que te gustaba la pizza doble queso. –
Dijo riendo Lauren.
- Haha claro, claro... ¿Crees que te hubieras fijado en mi si aún
ambas estuviéramos en la facultad?
- Bueno Camila, tú sólo has dejado la facultad hace tan poco
que... - Sacó la lengua en forma infantil la cirujana.
- Oh, vamos, tú sólo tienes 3 años más que yo.
- Lo sé, pero bueno, si lo pones así... Yo creo que sí, debo
admitir que desde que te vi en el elevador del hospital no he podido dejar de
admitirme lo guapa que eres, y luego, pude descubrir lo inteligente que eres, y lo
cuidadosa que puedes llegar a ser, y tus miradas tiernas, y muchas cosas más. – Dijo
sonrojándose debido a la confesión.
La morena no pudo reprimir su sonrisa, estaban volviendo las
mariposas en el estómago, el nudo en la garganta por los nervios, y quiso saltar para
besar a la chica que la estaba mirando sonriendo y aun con las mejillas rosadas.
- ¿Puedo preguntarte algo? – Dijo calmadamente Camila.
- Claro.
- ¿Cómo es, que nunca has tenido una relación? ¿Nunca has
tenido una novia o cómo lo defines tú?
- Mmm. – Dijo Lauren acomodándose en el asiento y
acercándose un poco a la morena. – Bueno, no es que no haya tenido novias, claro,
pasaba algún tiempo con las chicas que me interesaban, me gustaban, pero cuando
ya la situación se volvía demasiado intima en general tendía alejarme, ya lo sabes,
hay bastantes cosas de las que no me gusta hablar, mi familia, mi inseguridad, mi
temperamento... Y bueno, en el instituto por supuesto era mucho más difícil, mi
padre... Mi padre nunca quiso que yo tuviera una libertad para ello, y luego en la
facultad solo me dediqué a disfrutar lo que no viví mucho en la adolescencia, fiestas,
alcohol, viajes, chicas... - Dijo frunciendo el ceño.
Camila sintió una punzada en el pecho, apretó los labios, no podía
admitirlo, pero era una pequeña sensación de celos, no quiso adivinar el número de
chicas a las que se refería Lauren, pero estaba segura que no eran pocas, y al parecer
Lauren no tenía problemas con ello, lo cual, la hizo sentirse insegura.
- ¿Camila, estás bien? – Dijo Lauren preocupada al observar la
expresión de la morena.
- Yo... Yo... Nada, disculpa. – Dijo Camila intentando esquivar la
mirada.
- ¿He dicho algo malo? – Preguntó con voz de preocupación.
- No... Es que... Bueno.
- Camila, mira, si queremos que las cosas funcionen, debemos
ser sinceras, necesito saber qué es lo que te molesta, al mismo tiempo que tú lo vas
a necesitar saber. – Dijo tomando su mano sobre la mesa.
"Si queremos que las cosas funcionen" fue casi lo último que escuchó
de la frase, y su sonrisa había dejado de lado aquella sensación en su pecho, y la
forma en que la cirujana tomaba su mano en aquellos momentos había sido como un
hermoso trueno hubiera iluminado todo de forma espontánea.
- Vuelve a decirlo... - Dijo suavemente Camila.
- ¿El qué? – Lauren miró fijamente a los ojos marrones.
- ¿Quieres que las cosas funcionen para nosotras? – Dijo
acariciando los dedos de la cirujana.
- Camila... Nunca he tenido algo tan serio como estoy segura
que lo deseas. – Hizo un leve gesto con el rostro para impedir que Camila la
interrumpiera. – No puedo prometer que esto será un camino de rosas, porque la
verdad, ahora mismo, estoy muerta de miedo, porque no quiero dañarte, no quiero
perderte rápido, y no quiero que me dañes... - Los ojos esmeralda parecían más
claros de lo normal.
- Lauren, yo no necesito una relación perfecta, yo sólo quiero
que estés a mi lado, que estemos juntas, que sientas conmigo, que ya no te cierres
en ti, porque ahora he llegado yo a ti.
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Gracias a todos los que seguid la historia! :)
Capítulo 17.
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Disculpad la demora, y muchas gracias a todos quienes seguid la
historia :)
Capítulo 18.
- "¿Te has ligado alguien allí? :o Pensé que lo de Lauren aun te tenía afectada."
- "Si bueno, creo que no lo mencioné, pero ésta chica que me
estoy ligando aquí se llama Lauren, tiene ojos esmeralda, y es cirujana
cardiovascular."
- "¡Qué!!!!!!!!"
...
Lauren observaba como Camila venía llegando a la puerta del hotel,
no habían coordinado nada para aquella noche, pero la cirujana aun recordaba
buenos lugares para cenar y luego pasear en Nueva York, por lo cual le dirigió una
gran sonrisa a la morena que venía intentando esquivar el viento frío gracias a su
gran abrigo de invierno de color marrón pálido.
- Hola guapa, ¿Qué tal? - Le dijo sonriendo a la morena.
La cardióloga no esperó y se amarró en un abrazo más que necesario,
Lauren rió ante la sorpresa, pero cerró bien el abrazo y dejó su mentón sobre la
cabeza de la morena.
- Te he extrañado. – Dijo la morena acomodándose entre sus
brazos.
- Y yo.
La ojiverde buscó el rostro de la chica y se fundieron en un beso,
tranquilo, de aquellos que se esperan durante todo el día, y luego de unos minutos se
separó con una sonrisa divertida.
- ¡Tienes la nariz congelada! – Se rió la cirujana.
- Ay, lo sé, ¿Me llevas a cenar? – Dijo elevando las cejas.
- Claro, vamos.
Entrelazó una de sus manos con la cardióloga y ella también intentó
esquivar el viento frío con su abrigo de invierno negro mientras caminaban por las
calles de Nueva York.
...
- ¿Times Square? – Rió la morena.
- ¿Qué? No podías venir a Nueva York y no venir aquí. – Dijo
besando a la chica suavemente.
Camila volvió a apretar la mano y sintió como Lauren la abrazaba por
la espalda.
- Te quedarás en Chicago, ¿Cierto? – Dijo con temor la morena.
- ¿Por qué crees que me iría?
- Porque has vuelto aquí, pensé que... - No terminó la frase.
- Tranquila, no pienso volver, o no eventualmente, me gusta
Chicago, aunque deberías hacerme un tour turístico como éste. – Dijo graciosamente
la cirujana.
- Oh, cuando volvamos, podemos ir a patinar en el hielo.
Noviembre ya estaba cerca, y las temperaturas bajarían aún más,
comenzaría la nieve, y Camila sin duda quería pasar todo aquello junto a Lauren.
Siguieron caminando por las calles mientras Lauren le sacaba fotos a
Camila, Camila a ella, o ambas juntas, riendo, besándose, siendo ellas, las dos.
- Debemos volver, mañana madrugas otra vez. – Dijo Lauren
arreglando un mechón de cabello de la morena.
- ¿No nos podemos quedar un poco más? – Se abrazó a la
cirujana.
- Te vas a congelar más la nariz cariño.
Camila sonrió con el rostro pegado al pecho de la cirujana, se sentía
increíble, sus mejillas estaban rojas, y el frío no era el único causante de éso.
- Gracias. – Dijo rompiendo el silencio la ojiverde.
- ¿Por qué?
- Por mostrarme que mis sentimientos son más grandes que mis
miedos... Gracias, por quedarte a mi lado, por dejarme estar a tu lado, por hacerme
sentir tanto, y por ésa hermosa sonrisa que tienes.
La morena con una mano le hizo cariño en la mejilla a Lauren, la
cirujana parecía no notarlo, pero sólo en unos días ella ya quería que sólo unos días
se convirtieran en muchos días.
- No tengo lirios amarillos, y tampoco soy una especialista en
esto, pero... Dra. Camila Cabello, ¿Quieres ser mi novia?
Rió nerviosamente, y se puso una mano en la boca mientras la
cirujana la observaba divertida.
- Esperaba por lo menos un escenario tipo Torre Eiffel... - Dijo la
morena levantando las cejas.
- Oh... - Lauren elevó las cejas también.
- Dra. Lauren Jauregui, por supuesto que quiero.
Lauren la abrazó riendo y la levantó del piso, mientras ella rodeaba
sus brazos en el cuello de la ojiverde, ambas riendo, ambas sintiendo, ambas con los
latidos fuertes.
...
Dos días habían pasado, por lo cual ya era viernes y Lauren debía
volver a Chicago, y ahí estaban, la ojiverde terminando su maleta para tomar el taxi
al aeropuerto y Camila pensando que se le haría una eternidad para volver a ver a la
cirujana el próximo martes.
- Avísame todo por favor, estaré preocupada. – Dijo la morena
con un puchero.
- Lo haré... No sabes cuánto voy a extrañarte.
Lauren se acercó a Camila para abrazarla y ambas cayeron riendo a la
cama.
- Voy extrañar a mi novia. – Le dijo recorriendo el puente de la
nariz de la morena con un dedo suavemente.
- Espérame en Chicago...– La morena intentó ordenar los
cabellos que caían por el rostro de la cirujana.
- Sólo si me llevas a patinar por el hielo.
La morena sofocó una risa entre los brazos de la ojiverde, y con besos
esperaron hasta la hora en que el taxi pasaría a buscar a Lauren.
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Capítulo 19.
Iba ser una noche interesante, pero al ver cómo Camila no dejaba de
mirarle y sonreír, supo que nada podría ir mal.
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Y como siempre, gracias a todos los que seguid la historia :)!
Capítulo 20.
- Veo que estás muy enamorada chica. – Dijo rompiendo el momento tenso.
La sonrisa de la más alta se agrandó, pero no hubo respuesta verbal,
sólo le dejó un beso en la mejilla a su amiga y salió del lugar.
...
Golpeó esperando que la cardióloga abriera la puerta del piso, y desde
afuera se podía oír los acordes y voz de Ed Sheeran. Sonrió mientras volvía a
observar la compra que Camila le había pedido hacer.
- Ey, aquí estás. – Le sonrió Camila tras la puerta abierta.
Entró sonriendo y dejándole un par de besos en los labios a su novia.
- Mientras venía en el coche me he acordado que no tenía
llaves, pero estaba segura que ya habrías llegado del trabajo. – Dijo alegremente la
ojiverde.
Lauren observó cómo Camila arrugaba un poco la nariz, lo que le
pareció tierno y sólo le dejó otro beso más en los labios.
- ¿Qué tal tu día cariño? – Sonrió Lauren dejando su mano libre
acariciar los cabellos de la morena.
...
- Es una lástima que Lauren no haya podido venir. – Mencionó
su madre terminando de colocar las cosas en la mesa para la cena de noche buena.
- Sí, le ha tocado guardia, pero mandó muchos saludos, y me ha
dicho que ya les hará llegar los regalos de navidad. – Dijo sonriendo para cerrar la
frase.
Vio a su hermana sonreír y acercarse a ella, para luego darle un
pequeño abrazo.
- Siempre es genial tenerte en casa hermana. – Objetivó Sofía.
- Y a mí me encanta poder pasar con ustedes las fiestas, aunque
para noche vieja estaré de guardia.
Camila observó cómo el Dr. Hamilton entraba al comedor, llevaba una
vestimenta casi casual, mientras se quitaba los lentes ópticos.
- ¿Empezamos la cena? – Dijo el hombre sonriendo.
Se sentó junto a su madre, aunque quiso mantener su mente allí, se
preguntó qué estaría haciendo la cirujana, esperaba que urgencias no estuviera tan al
borde aquella noche, esperó que Lauren lograra cenar algo, y que no estuviera
pasando frío. Sonrió levemente, quizás sería bueno llamarla luego de cenar.
...
- Lo siento mucho. – Terminó la frase la cirujana.
Observó cómo el hombre se llevaba las manos al rostro para ocultar
su llanto, aquel era el esposo del paciente que habían intentado reanimar cuando
hace unos minutos había llegado luego de haber sido herido con un arma en un
asalto.
- Puede pasar a verlo, puede tener todo el tiempo que necesite.
El hombre asintió en silencio entrando al box, ella observó apoyada en
el marco de la puerta, pero luego decidió dejarlos solos.
Nunca fue fácil, y menos cuando eran fechas así, siempre le había
costado saber cuándo dejar de reanimar a sus pacientes, era una decisión complicada
para cualquiera, pero aunque ella no quería dejarlo en evidencia, aquello siempre
solía dejarle un sabor amargo, era profesional, pero también una persona.
Apoyó su espalda en el asiento, y respiró hondamente, eran casi la
medianoche, por lo cual pensó que llamar a la cardióloga sería inoportuno, sabía que
estaba en la casa de su familia, y no quería romper el momento, la extrañaba, incluso
los pequeños detalles, el brillo de sus ojos, el lunar que tenía en el cuello, el modo
que reía simulando un enojo cuando ella le hacía cosquillas, el cabello desordenado al
despertar. Suspiró, quería más, más, más de Camila, más de ambas, se estaba
enamorando, realmente.
- ¿No pensaste en llamar? – Dijo la voz a su espalda.
Giró sobre su asiento y sonrió ampliamente, no podía creerlo, ahí
estaba su chica, con un hermoso abrigo color rojo oscuro, pantalones negros y una
camisa blanca, con un pequeño regalo en las manos y el bolso colgando en uno de
sus codos.
- ¡Ey! ¡Qué haces aquí cariño! – Se levantó feliz y rápidamente
envolvió a la cardióloga en un abrazo.
- No iba a dejar a mi novia sola en navidad. – Dijo riendo y
ocultando su rostro en el pecho de la cirujana.
- Ahora todos sabrán que te mueres por mis besos. – Susurró
Lauren.
- Oh, siempre podemos negarlo.
Lauren no aflojó el abrazo mientras negaba tiernamente con la
cabeza, no le importaba, pero tenía que respetar la decisión de su novia, de todos
modos, estaba segura que la última preocupación de las enfermeras y médicos que
rondaban por urgencias era el cotilleo, era noche buena, nadie sospecharía de un
abrazo y un regalo.
- Me he dejado tu regalo en mi piso, pero cuando termine aquí
puedo ir a buscarte y nos vamos para allá. – Mencionó Lauren mientras volvía a su
asiento y acercaba otro para Camila.
- No te preocupes, he traído el tuyo porque no podía
aguantarme. – Picó la morena.
Sonrió mirando como Camila le sacaba la lengua de forma muy
infantil, observó el reloj de la pared y vio que ya era más de media noche.
- Feliz navidad cariño. – Le dijo acariciando una de las mejillas
heladas de Camila.
- Feliz navidad.
Sintió un leve beso en la palma de su mano que aun descansaba sobre
la mejilla de la morena.
- Venga, abre tu regalo.
Camila dejó el pequeño regalo en su regazo, lo cual le hizo reír, no
sabía que esperar, pero si era un detalle de la cardióloga ya le hacía sonreír y sentirse
especial.
Abrió cuidadosamente el envoltorio, observando cómo entre varios
papeles se encontraba una llave con un llavero en forma de corazón con un rojo
bastante chillón.
Observó el objeto con detención y luego dirigió su mirada hacia su
novia.
- El otro día te preocupaste por no tener cómo entrar mi piso
para dejar la compra... Y he pensado, que quería que tuvieras una copia, así no
tienes que preocuparte por no tener cómo entrar o cerrar...
- Yo... Gracias, de verdad, me alegro que me quieras más
tiempo ahí. – Dijo sinceramente.
- Y yo te quiero ahí también. – Le respondió agregando una
sonrisa.
- ¿Y el llavero? – Lo apuntó volviendo a reír levemente.
- Bueno, eres cirujana cardiovascular, ¿No? ... Y yo cardióloga,
creo que algo tenemos con los corazones. – Dijo haciendo un gesto involuntario con
ambos manos.
- Pues, si me preguntaran, yo creo que el corazón que más
quiero guardar entre mis manos es el tuyo.
Pudo ver cómo el brillo de los ojos de Camila se volvía más intenso,
parecía que iba a llorar, se asustó, pero luego vió cómo la sonrisa de su chica no
podía ser más grande.
- No sabes lo tierna y romántica que puedes llegar a ser. –
Camila le tomó una mano y entrelazó sus dedos.
- Sigo enfadada porque no me has llevado a patinar en el hielo.
- Reclamó la cirujana.
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Ey, disculpad, como siempre haha, la demora, y muchas gracias para
todos los que seguid la historia :)!
Capítulo 21.
- No he podido traer champagne al trabajo cariño, pero seguro que con un poco
de zumo nos apañamos. – Dijo la ojiverde sonriendo.
Camila se la quiso comer a besos ahí mismo, se mordió la lengua para
aguantarse las ganas, y como respuesta le tomó de la muñeca y dejó sus delgados
dedos acariciar la piel nívea de la cirujana.
- Le diré a Ally que me tomaré 1 hora para cenar contigo, así
luego ella podrá cenar también.
Lauren afirmó con la cabeza y ambas se quedaron hablando hasta que
la pediatra volvió al lugar.
- Ey Lauren, buenas noches. – Saludó Ally.
- Buenas noches Ally.
- Ally, Lauren me ha traído la cena de noche vieja, ¿Te molesta
que nos tomemos 1 hora para cenar, y luego ya vas tú?
- Claro chicas, id, te llamaré si te necesitamos aquí, 1 hora, que
a mí también me da hambre.
...
- Me estaba muriendo de hambre. – Dijo Camila cerrando los
ojos saboreando la comida.
- Prometo llevarte a cenar a un lugar más sofisticado la próxima
vez. – Mencionó Lauren también disfrutando la comida.
La ojiverde pudo observar como Camila negó suavemente con la
cabeza mientras seguía comiendo y bebiendo en la copa un poco de zumo de
manzana.
- Con esto me sobra y me basta. – Señaló la cardióloga con una
mano la cena.
- Para mí también, gracias, hace mucho que no pasaba una
noche vieja tan bien acompañada. – Sonrió la cirujana.
Luego de terminar de comer la ojiverde observó la hora en su móvil,
aun les quedaban 30 minutos para compartir, aunque aún fueran casi las 22.15, no
podía quedarse más e interrumpir el trabajo de Camila, pero sonrió al sentir que su
chica se sentaba sobre ella a horcajadas en aquel sofá de la sala de descanso del
personal.
- ¿Sabes que alguien podría entrar y vernos así? – Alzó las cejas
Lauren.
- Lo sé, pero, es que llevo muchas horas sin besarte.
La cercanía de sus rostros fue la cual hizo que su cerebro dejara de
procesar palabras y sólo pudiera cerrar aquella distancia, su boca en la boca de
Camila, sus manos en la cintura de la morena, y las manos de la cardióloga entre sus
cabellos.
- Lo digo enserio cariño, nos pueden... - Fue interrumpida por
Camila.
- He cerrado con seguro. – Dijo Camila sonriendo pícaramente.
- Oh... - Se hizo la sorprendida.
No hubo más palabras, Lauren hizo una maniobra y todo su cuerpo ya
estaba sobre el de Camila, la cual gimió frente al cambio de actitud de la cirujana.
Los labios de la cirujana comenzaron a dibujar senderos de besos y
leves mordidas por el cuello de la morena, podía sentir cómo temblaba bajo su
cuerpo, y con una de sus manos atrapó uno de los pechos de la chica. Escuchó cómo
suspiraba, por lo cual volvió a dirigir su boca a la boca de ella, apretando su agarre.
Besó más fuerte la boca de Camila, y con sus manos se quitó ella
misma el jersey que traía, para quedar sólo en sujetador frente la mirada intensa de
su novia que imitó la misma acción, ambas volvieron a caer al sofá, donde las manos
de la cirujana liberaron a la morena de sus tenis deportivos, el pantalón del uniforme
y el sujetador.
Dejó caer su peso sobre ella, escuchando un gran gemido salir de la
boca de su chica, y un gemido salió de su boca al sentir cómo una de las manos de
Camila entraba en sus bragas.
- Me encanta lograr hacer esto. – Camila se refirió a la humedad
de Lauren entre sus dedos.
- Shhh. – La calló con un beso.
Cuando luego de una cantidad de besos incontable, gemidos y toques
ambas llegaron al orgasmo con los cuerpos agitados y las mejillas rojas.
- No me lo puedo creer. – Ahogó un pequeño grito la cardióloga.
- ¿Qué? ¿No te ha gustado? – Dijo abriendo los ojos Lauren.
- Sabes que me ha gustado... Sólo que no me lo creo que nos lo
hemos montado aquí en el hospital. – Dijo riendo escondiendo su rostro en el cuello
de la cirujana.
- Fue tu idea... Venga, debemos vestirnos.
...
- Nos vemos en tu piso. No te diré feliz año hasta entonces – Se
despidió con un puchero la cirujana.
- Prometo que mañana nos quedamos en la cama todo el día y
veremos muchas películas. – Le dio un fugaz beso en la mejilla y vió cómo Lauren
desaparecía por el pasillo.
¿Estaba actuando bien? Se preguntó, no sabía hasta qué punto podría
soportar no besar a Lauren en el trabajo, ni tomarle de la mano, o ir a esperarla salir
de pabellón, o actuar simplemente como una pareja. ¿Estaría bien mezclar las cosas?
No lo sabía, incluso, quizás se estaba liando la cabeza más de lo necesario, ¿Cuál
sería el real problema si todos supieran? Al final, con que sus amigas supieran y
pudieran compartir entre ellas y su pareja todo estaría bien, ¿No?
Parecía que el nuevo año le traía muchas preguntas por responder.
---
Como siempre, muchas gracias a todos los que seguid la historia y
disfrutáis de ella :)
Capítulo 22.
...
La cirujana se bebía lo poco que quedaba de su café bajando por el
elevador, la cirugía le había dejado más cansada de lo que imaginó, aunque sonrió,
cómo amaba su trabajo, no había mejor sensación que tener un bisturí en la mano y
ver un corazón latiendo en el tórax abierto del paciente.
Había decido conocer a la paciente del caso, al final, si es que iba a
cirugía seguramente la mujer se sentiría más segura al ya conocer a los cirujanos.
Buscó inconsciente si Camila se encontraba por algún lugar, pero no la vio, asi que
luego de deshacerse del vaso de su café entró a la habitación donde estaba la mujer.
- Buenos días, soy la Dra. Lauren Jauregui, ¿Qué tal todo hoy? –
Se acercó un poco a la cama.
- Oh, buenos días, un gusto. – Dijo la mujer dejando el libro que
tenía entre las manos en la cama.
- Soy de cirugía cardiovascular, seguramente el Dr. McHill o la
Dra. Cabello le explicaron que estamos viendo su caso.
- Oh sí, sí. – Dijo un poco nerviosa.
Lauren le sonrió con sinceridad, buscando el folio que se encontraba al
pie de la cama, "Elizabeth Ross". Frunció el ceño, por qué le parecía conocido aquel
nombre, volvió a detallar el rostro de la mujer pero no logró hacer ninguna conexión.
- Bueno, señora Ross, sólo quiero que sepa, que ambos equipos
estamos intentando tomar la mejor decisión y darle la mejor atención. – Dijo
sinceramente.
- Claro, claro. – Sonrió levemente la mujer.
Y lo recordó, Elizabeth Ross, la madre de Alexa Ross, una chica que
estudiaba con ella en el instituto, con la cual no mantuvo el contacto una vez
terminados aquellos años, que extraño, qué haría aquella mujer tan lejos de su
ciudad de origen, pero ahora sí, recordaba cómo vio en algún par de ocasiones a la
mujer.
- ¿Alexa Ross es su hija, no? – Dijo curiosa la cirujana.
- ¡Oh sí! ¿Conoces a Alexa?
- Oh, bueno, algo así, soy de California, su hija estudiaba
conmigo en la secundaria. – Dijo un poco apenada al recordar que nunca fue tan
cercana con Alexa. - ¿Cómo está ella?
- La verdad, no lo sé, hace muchos años que perdimos el
contacto... - Dijo triste. – Larga historia.
Frunció el ceño, pero luego suavizó sus gestos, aquello le recordaba
un poco a su madre y a ella, sin embargo pudo ver la real tristeza en los ojos de
aquella mujer.
- ¿Alexa sabe que usted está enferma?
- No, ella no quiere saber nada de mí.
Alzó las cejas levemente, pero guardó silencio, una alerta se quedó en
su mente, no podía involucrase más, por lo cual dejando el folio nuevamente en la
cama se despidió amablemente de la mujer hasta el otro día.
...
- ¿Qué te tiene preocupada? – Mencionó la morena apoyada en
su cuerpo mirando fijamente los ojos esmeraldas.
- Conozco a la paciente... Bueno, algo así. – Frunció el ceño.
- ¿Cómo? – Dijo sorprendida Camila.
- Bueno, ella es la madre de una chica que estudiaba conmigo
en el instituto, pero al parecer, ellas no tienen contacto hace mucho tiempo, Alexa, su
hija, no tiene idea de que está enferma.
Se removió sobre el cuerpo de su novia, bajo la inmensidad del
edredón, observando con detención las expresiones de Lauren, el brillo de sus ojos, y
sintiendo las manos de ella sobre su cintura.
- ¿Te hace recordar a tu madre? – Preguntó cuidadosamente
Camila.
- Algo así... - Lauren giró su rostro y desconectó las miradas.
- Lo siento. – Lo dijo sinceramente.
- Está todo bien... Vamos a dormir.
Camila sintió los labios de su chica de forma dulce, y ella se acomodó
dejando su rostro en el cuello de la cirujana.
...
- ¿Qué pasó? – Alzó la voz agitada la cirujana entrando
rápidamente a la habitación.
- Ha comenzado a tener extrasistolías ventriculares. – Objetivó
el Dr. McHill.
- Dr. McHill, la paciente se está poniendo inestable, firme y
entraremos inmediatamente a pabellón. – Dijo seriamente Lauren.
- No, no así, deme unas horas y podremos volver a discutir el
asunto. – Dijo el hombre mirándole a los ojos.
- Dr. McHill, la paciente necesita ir a pabellón. – Apretó la
mandíbula.
- Dra. Jauregui, déjenos estabilizar a la paciente, es la mejor
opción para ella. – Enfrentó Camila.
- Llamaré al Dr. Jones. – Espetó Lauren.
La cirujana salió ofuscada de la habitación, mientras por el teléfono
del servicio llamaba a cirugía, algo iba mal, lo podía sentir, estaba segura que las
medidas que había sugerido la cardióloga eran la mejor opción, pero el tiempo se
agotaba.
- Habla la Dra. Jauregui, necesito al Dr. Jones en el servicio de
medicina, ahora mismo. – Habló y cortó.
Cuando se giró pudo observar desde el marco de la puerta cómo
Camila y el Dr. McHill ponían medicamentos y no despegaban la mirada del monitor
cardiaco. Elizabeth Ross aún estaba consciente, agitada, pero consciente.
- Esperen. – Dijo la mujer.
Todos se miraron entre ellos, y Lauren apretó aún más su mandíbula.
- Necesito que recuerden, que tengo una orden de no reanimar,
por favor, necesito que la respeten si algo llega a suceder.
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En primer lugar, muchas muchas gracias, con el capítulo anterior la
historia llegó al 1K de lecturas, y 100 estrellas... Gracias a todos los que seguid la
historia :) y disculpad siempre la demora.
Capítulo 23.
*ADVERTENCIA: Vuelvo a recordar que ésto es una historia, por ende, todo
comentario o criterio reflejado en los personajes es mera ficción, una vez ésto
aclarado, aquí el capítulo.
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Muchas gracias a todos por leed :)!
Capítulo 24.
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Hola, como siempre, gracias a todos los que seguid la historia :) !
Capítulo 25.
...
- Camila, necesitas irte a tu piso y dormir un poco. – Dijo
preocupado Andrew hablando con ella fuera de la habitación donde estaba
hospitalizada Sofía.
- No, no puedo, en cualquier momento puede surgir la cirugía y
necesito estar aquí.
Su amigo apretó la mandíbula pero le regaló una pequeña sonrisa.
- Chris me ha dicho que Lauren también se quedará aquí en la
sala de descanso de cirugía, ya tiene todo listo, el departamento de ética ya ha dado
el pase para que Lauren vuelva a poder operar y tener pacientes.
Quería sonreír totalmente, pero recordó cómo luego de aquel abrazo
Lauren no le había dicho nada y se había retirado en silencio dejándola en la
habitación en la cual luego entró su madre.
- No tenéis que solucionar las cosas ahora, créeme, será mejor
que lo hablen luego de todo esto. – El neurocirujano le dejó un pequeño apretón en
uno de sus hombros.
La morena apoyó su cuerpo sobre el hombro del pelinegro, quien le
volvió a sonreír.
- Déjame las llaves y te traeré algo de ropa, pero debes dormir,
por favor.
Sacó las llaves de su bolso y sintió cómo las lágrimas volvían a sus
ojos cuando miró detalladamente las llaves recordando el llavero que le había
regalado a la cirujana, extrañaba a Lauren, la necesitaba ahí, hablándole, calmándola,
besándola, pero no quería liar más las cosas.
...
- Dra. Cabello, despierte, tenemos buenas noticias. – Escuchó la
voz de alguien despertándola en la sala de descanso en la planta de medicina.
- ¿Qué? – Dijo levantándose rápidamente.
- Han encontrado un corazón para su hermana. – Le sonrió la
enfermera.
Se levantó saliendo rápidamente del lugar mientras se arreglaba el
peinado y la bata, no esperó el elevador y subió corriendo hasta la habitación de
Sofía. Cuando llegó pudo ver por el marco de la habitación cómo Lauren hablaba con
Sofía la cual le miraba y sonreía levemente.
- ¡Camila! – Dijo su hermana llamándola para acercarse.
- Ey pequeña, ¿Sabes que todo va salir bien, cierto? – Mencionó
dejándole un beso en la frente.
- Estoy muy nerviosa. – Dijo casi llorando.
- Sofi, calma, no sentirás nada, y te cuidaremos mucho, ¿Vale?
– Lauren llamó la atención de la adolescente.
- Lo sé... Kaki, por favor, dime que estarán cuando despierte. –
Dijo finalmente llorando Sofía.
- Lo estaremos pequeña, lo estaremos. – Dijo la cardióloga
limpiando las lágrimas de su hermana.
- Te llevarán al pabellón, estaré ahí luego, tengo que hablar con
tu madre y tu hermana, ¿Vale?
Camila observó cómo los enfermeros se llevaron la camilla y los
monitores junto a Sofía hacia la zona de pabellón, mientras la madre de ella se
despedía de su hermana con lágrimas y besos.
- Todo saldrá bien. – Las palabras de Lauren la devolvieron a la
realidad.
La respuesta fue un abrazo, el cual Lauren correspondió sin
problemas, ella suspiró fuertemente para evitar el llanto y Lauren le acarició una de
sus mejillas.
- Nos vemos en unas horas. – Susurró la cirujana.
Vió como Lauren salía de la habitación y luego de hablar unos
momentos con la madre de las chicas volvía a desaparecer entrando a la zona de
pabellón.
...
Lauren observó la última sutura en el pecho de Sofía para luego fijar
su mirada el monitor esperando que el Anestesista le confirmara que todo iba bien,
cuando vió el gesto positivo del hombre se alejó finalmente y sonrió tras la mascarilla
quirúrgica.
- Felicitaciones equipo, muchas gracias a todos. – Dijo
finalmente saliendo del pabellón.
Dio un largo suspiro y mientras se quitaba la mascarilla y el gorro
sonrió cansada, le había tomado totalmente de sorpresa la situación, hacía unos días
estaba suspendida y ahora había logrado una cirugía exitosa, que significaba mucho
para ella, para Camila y la familia de la cardióloga.
Apretó la mandíbula, no podía arreglar las cosas ahora con Camila, no
podía ser inoportuna, y a pesar de que sabía que su readmisión había sido por una
emergencia llevaba días sintiendo que estaba capacitada para hablar civilizadamente
con su novia.
Salió de la zona de pabellón y vio cómo Camila estaba abrazada de su
madre y el Dr. Hamilton estaba sentado cerca con un café en la mano.
La cardióloga notó su presencia por lo cual casi corrió junto a su
madre hacia la cirujana.
- Ha salido todo bien, Sofía se está recuperando de la anestesia,
las siguientes horas son bastantes importantes, y como siempre, hay riesgos de
hemorragias, complicaciones respiratorias y todo eso, sólo me queda decirles que con
mi equipo hicimos todo, ahora sólo será batalla de ella. – Dijo serenamente.
Vió cómo una sonrisa se dibujaba en el rostro de aquellas tres
personas y cómo la madre de su novia lloraba emocionada.
- Gracias, gracias Lauren. – Articuló la mujer.
- Gracias Lauren, de verdad. – Sonrió el Dr. Hamilton.
Ambos se alejaron para volver a sentarse donde habían más personas
esperando por otros pacientes salir de cirugía, sus ojos se centraron finalmente en los
ojos marrones de su novia.
- No tengo palabras. – Dijo Camila riendo bajito mientras se
limpiaba las lágrimas.
- Lo sé, lo sé, todo estará bien. – Susurró la cirujana.
- Debes estar cansada, ¿Te llevo a tu piso? – Dijo la morena con
un tono suave.
- Vamos a tu piso, podemos comprar algo para comer allá,
podría asegurar que no has probado bocado en todo el día... De todos modos no
podrás ver a Sofía hasta mañana. – Dijo acariciando una de las muñecas de la
cardióloga.
- Vamos. – Dijo apoyándose en el hombro derecho de Lauren.
---
Como siempre, muchas gracias a todos los que seguid la historia.
Contar que sólo quedan 5 capítulos más y el epílogo para terminar, asi que,
disfrutemos el tramo final :)
Capítulo 26.
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Muchas gracias a todos los que leed y seguid la historia :)!
Capítulo 27.
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Como siempre, muchas gracias a todos los que leen y votan la historia
:) !
Capítulo 28.
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Y como siempre, muchas gracias a todos los que leen y votan la
historia :) Muy feliz de compartir con vosotros.
Capítulo 29.
Camila pensó que la mujer era agradable, sin embargo algo en su pecho hacía
mantener la distancia, aquella mujer era la misma que había dejado que el padre de
Lauren la hubiera golpeado y luego mantener todo en silencio.
- Camila, sé que Lauren te habrá contado todo sobre nuestra
familia... - Comenzó la frase. – Y créeme que me gustaría decirte que las cosas no
fueron así, sin embargo, fueron así, pero yo amo al padre de Lauren tanto como amo
a mi hija.
- No tiene que darme explicaciones... - Dijo con la boca seca. –
La única que merece explicaciones es Lauren, y... Yo he intentado que ella pueda
manejar sus fantasmas, pero sinceramente, déjeme decirle que no sé qué espera al
cruzar el país sólo para decirle que su padre ahora está enfermo.
La mujer quitó la mirada mientras comenzaba a cocinar y Camila
comenzó a sentirse nerviosa, sólo deseaba que Chris llegara pronto al piso y ella
pudiera excusarse para irse, no sabía cómo manejar la situación, no quería hablar
demás.
...
- ¿Cómo que la tía Clara está en el piso? – Dijo asombrado Chris
mientras caminaba por el aparcamiento del hospital junto a Lauren.
- Sí, no podía dejar que se fuera a un hotel... Además... ¿Sabías
que a mi padre le ha dado un infarto hace unas semanas? – Frunció el ceño.
- No... Mis padres no me han dicho nada. – Dijo con tono
sincero.
- Vaya familia, todos somos médicos y cuando alguien se
enferma nadie lo sabe. – Hizo una mueca.
Chris soltó una pequeña risa mientras negaba la cabeza al abrir la
puerta de su coche.
- Camila se ha ido con ella, seguramente estarán haciendo la
cena, no lo sé.
- ¿Has dejado sola a Camila con su suegra? – Dijo abriendo los
ojos.
- Mi madre es inofensiva, estoy casi segura que le agrada
Camila.
- Tú te lo tomas todo muy rápido, ¿No? Pobre chica, hace sólo
unos días se ha comprometido contigo y ahora de sorpresa ha tenido que conocer a
su suegra que vive al otro lado del país, ¿Será que mañana Camila ya estará
embaraza? – Dijo riendo el rubio.
Lauren sonrió ampliamente mirando con complicidad a su primo, no
era la primera vez que lo pensaba, nunca se había planteado tener una familia, ella
misma podía admitir que aquella palabra no tenía mucho significado... Pero las cosas
habían cambiado, y quería eventualmente tener hijos con la morena, pero sabía que
su futura esposa aún estaba comenzando su carrera como cardióloga por lo cual
imaginaba que ambas necesitaban un poco más de estabilidad antes de tomar un
paso tan importante.
- Supongo que tendré que llamar a Andrew para que no vaya,
no quiero espantar a la tía Clara con los sonidos y gritos del sexo homosexual. – Dijo
rodando los ojos el rubio.
La cirujana rió de buena gana cruzándose de brazos viendo cómo su
primo finalmente abandonaba el aparcamiento en el coche.
Mientras caminaba hacia el servicio de urgencias comenzó a barajar
todas las opciones de qué hacer con su madre, la mujer no había dicho cuánto tiempo
se quedaría... Realmente la extrañaba, pero a la vez se había acostumbrado a no
tenerla en su vida... Y aún más complicado, qué se suponía que debía hacer con su
padre, cruzar el país para ir a verlo y decirle que lo sentía cuando realmente no lo
sentía o no. Frunció el ceño dejando soltar un suspiro de frustración.
...
Camila caminó por el pasillo de la planta de cirugía luego de haber
estado revisando unos exámenes junto a Andrew, lo que no esperó fue ver a Lauren
sentada ahí con un rostro de confusión total.
- ¿Amor? – Llamó la atención de la cirujana.
- Ey, hola cariño. – Dijo Lauren dejándole un leve beso en los
labios.
- ¿Todo bien? ¿Qué pasa?
- Mi madre me ha vuelto a llamar preguntando cuándo iré a San
Francisco a ver a mi padre. – Dijo abrumada.
La madre de Lauren tal como llegó se fue, sólo estuvo aquel día y
luego de que Lauren llegara de su turno la mujer le informó que su vuelo saldría en
tres horas, por lo cual la cirujana fue a dejarla al aeropuerto para despedirse con un
simple "Te llamaré"... Habían pasado ya dos semanas desde aquello.
- Mi padre es un cabrón, no me necesita ahí, ni yo ir a verlo. –
Espetó la cirujana.
- ... ¿No tienes ningún recuerdo bueno con él? De pequeña... No
lo sé, ¿Algo? – Dijo cuidadosamente la morena.
- Lo admiraba mucho cuando pequeña... Solía imaginar que era
una clase de superhéroe, salvaba vidas, ya sabes, operaba corazones, llegaba a flipar
imaginándolo... Supongo que finalmente por eso también terminé como cirujana
cardiovascular.
La cardióloga sonrió embobada imaginando a una pequeña e infantil
Lauren soñando con salvar vidas y ser una gran cirujana, al final, sus sueños se
habían logrado concretar.
- Él nunca fue muy cariñoso, pero supongo que de todos modos
deseaba lo mejor para mí. – Dijo la cirujana alzando levemente los hombros.
- Yo creo que sí... Los padres son difíciles de entender... Mi
padre también a veces solía ser un poco despreocupado, y mi madre montaba la
pelea del siglo. Una vez olvidó ir a buscarnos después de la escuela a mí y a Sofi, mi
madre no le habló en una semana... Yo sé que no se parece nada a lo tuyo, pero...
Ellos, ellos no son perfectos. Nadie lo es.
- Sí... Supongo. – Dijo sonriendo levemente.
- Sé que es una decisión tuya, pero quizás, deberías ir a verlo.
Sintió cómo la mirada de Lauren se centraba en sus ojos marrones
mientras la cirujana jugaba con el anillo que resaltaba la mano izquierda de la
cardióloga.
- ¿Crees que a tu padre le hubiera gustado que te cases
conmigo? – Sonrió levemente.
- Por supuesto... - Dijo con confianza.- Seguramente te hubiera
hecho una despedida de soltera y te hubieran embriagado con whisky para sacar tus
más oscuros secretos y atormentarte toda la vida.
Ambas rieron mientras Lauren entrelazó con fuerzas una de sus manos
con una de su novia.
- No me había detenido a pensar hasta ahora, que la única
persona de mi familia en estar en la boda será Chris... Aunque, por supuesto el Dr.
Green y su familia también estarán ahí, pero, no es lo mismo técnicamente. – Dijo
sonriendo levemente.
- ¿Es lo que quieres? – Murmuró la cardióloga.
- ¿Me preguntas si quiero que estén ahí mis padres? – Dijo
mirando directamente los ojos de Camila.
Detalló cómo Lauren miraba hacia sus manos y volvía a sonreír al ver
el anillo otra vez.
- No lo sé... - Susurró finalmente Lauren.
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Y como siempre, muchas gracias a todos los que siguen la historia! :)
Capítulo 30. (FINAL)
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Y bueno, llegamos al final, sin embargo, subiré el epílogo éste mismo
día para cerrar totalmente la historia.
Muchas gracias a todos los que siguieron, desde el principio o durante
el camino.
Ésta historia siempre será importante para mí ya que es la primera
que me animo a compartir con vosotros.
Es posible que dentro del día además suba una nueva historia en la
cual estoy trabajando con cariño.
Gracias por todo :)
Epílogo.
6 meses después.
- ¿Camila dónde estás? – Dijo desesperado Andrew al otro lado
de la línea.
- ¡En un tráfico horrible! No tenía que haber ido al hospital hoy
en la mañana. – Suspiró exasperada la cardióloga.
- ¡Por Dios Camila! Hamilton te había dado el día libre pero tú
has decido ir de todos modos al hospital. Joder... Ya todos están aquí, ni siquiera he
ido a ver a Lauren que debe estar subiéndose por las paredes. – Susurró Andrew para
que nadie más escuchara la conversación.
Miró con odio a Chris quien estaba riendo al volante, el rubio llevaba
un elegante esmoquin color gris con una camisa y corbata ambas negras.
- ¡Pues tu novio podría conducir más rápido! – Gritó Camila
enojada.
Escuchó a Andrew reír nervioso al otro lado de la línea mientras Chris
intentaba adelantar a un carro en la autopista. Lauren iba a matarla, la cirujana le
había prohibido ir al trabajo aquel día, pero Camila Cabello había dejado una
interconsulta de pre operatorio sin complementar porque el laboratorio había dañado
su muestra para las pruebas de coagulación... Sí, otra vez.
- Te dejo, dile a Lauren que voy de camino. – Dijo finalmente
cortando la llamada.
...
Lauren volvió a sentir que los zapatos le quedaban pequeños, pero no
lograba mencionar una sola palabra impresionada de cómo Sinu llevaba fácilmente 1
hora hablando sin parar, sus ojos pidieron piedad en dirección a Sofía quien estaba en
la misma habitación donde la cirujana se había estado vistiendo para la ceremonia.
- Mamá... - Llamó finalmente Sofía.
- ¿Qué? – Dijo Sinu nerviosamente.
- Será mejor dejar unos minutos a Lauren, la estás poniendo
nerviosa. – Hizo una divertida mueca.
La mujer asintió y luego de volver a recalcar cuánto le gustaba el
peinado de Lauren salió del lugar.
Respiró hondamente mirándose al espejo, estaba segura que el
vestido celeste había sido la mejor opción. Miró nerviosamente la hora en su móvil,
Chris todavía no llegaba, y ella se preguntó si dentro de los siguientes 5 minutos
tendría que buscarse un nuevo padrino, pero no podía, Chris tenía los anillos... Iba a
matar a su primo.
La puerta se abrió de sorpresa dándole un susto a la cirujana, Chris
entraba con una sonrisa de espectáculo, llevaba el cabello desordenado y los zapatos
desabrochados.
- Joder Chris ¿Dónde mierda estabas? – Dijo enojada la
cirujana.
- Ey prima, calma, calma, está todo bien.
El rubio se peinó al espejo y luego de asegurar sus zapatos le ofreció
un brazo a Lauren para que ésta se sujetara y salieran a donde sería la ceremonia.
- Como no hayas traído los anillos podrás olvidarte de tu
hermoso rostro que estaré gustosa de arruinar y ni el mejor cirujano plástico del país
podrá arreglar.– Dijo mordazmente la ojiverde.
- Veo que estamos nerviosa. – Rió el rubio.
- ¿Nerviosa? Pfff... En primer lugar, no sabía si mi padrino iba a
llegar, en segundo lugar, no sabía si los anillos llegarían, en tercero, Camila tiene 3
madrinas, y en último lugar ¡Mi padre ha venido con ésa estúpida y horrible camisa
hawaiana color naranja a mi boda!
...
La cardióloga detalló los Lirios amarillos que tenía en sus manos
recordando aquel día en que Lauren había aparecido en su piso junto a la pizza y un
montón de besos.
Sonrió a su reflejo en el espejo, al final un hermoso vestido color
crema con detalles sencillos había sido su vestido ideal, le llegaba hasta un poco
arriba de las rodillas, y los zapatos blancos hacían juego con sus aros de perlas que
su madre había usado en su propia boda.
Andrew le ofreció la mano, la piel nívea del chico resaltaba con aquel
esmoquin negro de camisa blanca y corbata gris, fue en aquel momento en que sus
pies se quedaron congelados al piso.
- ¿Camila? – Dijo asustado el pelinegro.
- Andrew, ¿Realmente me voy a casar con aquella hermosa
cirujana? – Dijo nerviosa Camila.
- Oh chica, claro que lo harás, sólo no le hagas esperar más.
Volvió a revisar el peinado con trenzas que tenía, y luego de un gran
suspiro tomó la mano de su mejor amigo.
Sus pies caminaron nerviosos por el jardín que tenía sillas blancas
donde estaban los invitados, familiares, amigos, colegas del trabajo. Quiso sostenerle
la mirada a Lauren pero la emoción le ganó, asi que nerviosa buscó entre todos a su
madre, a su hermana y a sus tres madrinas: Dinah, Normani y Ally. Pudo encontrar
sus ojos también al Dr. Green y su familia, sonriendo al ver cómo Katy le saludaba
efusivamente con Theo en sus brazos... Sin embargo lo que más le causó sorpresa
fue detallar que estaban los padres de Lauren.
Andrew se aclaró la garganta cuando ya estaban a pocos metros de
Lauren, Camila volvió a centrar su mirada en la cirujana.
- Pensé que ya no llegarías. – Susurró Lauren tomando la mano
de la cardióloga.
- Unas pruebas de coagulación. – Dijo rápidamente Camila.
- ¿Qué? – Frunció el ceño la cirujana.
El hombre que iba a realizar la ceremonia aclaró su garganta llamando
la atención de ambas haciendo reír a todos los presentes.
- ¿Ya puedo besarla? – Dijo divertidamente Lauren.
Camila rió de buenas ganas golpeando levemente con los Lirios a su
novia. Atrás había quedado aquella Lauren introspectiva, aquella que le había
reprendido en el día que se habían conocido, atrás había quedado aquella Lauren que
le había dicho que no quería que nunca más le hablara. Ahora sólo podía ver a aquella
Lauren que estaba a punto de prometerle un amor eterno.
...
Los gritos y aplausos hicieron que ella cortara el tierno beso que había
estado teniendo con Camila luego de que el hombre hubiera terminado la ceremonia
para terminar con un "Os declaro unidas en matrimonio" con los anillos reluciendo.
- Te amo. – Dijo Camila.
- Yo también cariño. – Rodeó uno de sus brazos en la cintura de
la cardióloga.
Caminaron con todos hasta el salón donde sería la fiesta y la comida,
no soltó la cintura de la que ahora era su esposa y mirando con curiosidad vio cómo
sus familiares se acercaban para felicitarlas.
- Mi niña, por Dios, he llorado toda la ceremonia. – Dijo Sinu
abrazando a Camila.
- Mamá... - Sonó emocionada.
- Lauren, sé que vosotras seréis muy felices. Os deseo lo mejor.
– Finalizó la mujer.
Afirmó con la cabeza mientras la mujer la rodeaba con sus brazos,
Lauren sonrió divertida a Camila la que miró encantada la escena.
Fin.
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Muchas gracias a todos los que leyeron ésta historia.
Hasta la próxima :)