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La democracia de opinión

En la siguiente unidad, retomaremos algunos conceptos que hemos planteado


previamente, pero aquí los desarrollaremos con mayor profundidad.

Introducción

La democracia de opinión

Referencias
LECCIÓN 1 de 3

Introducción

En primer lugar, discutiremos el concepto de democracia de opinión, analizando las implicancias que la
videopolítica le plantea a la forma en la cual entendemos, comprendemos y nos involucramos a la vida
política. Partiremos del análisis que realiza Giovanni Sartori en su obra “El Homovidens” para posteriormente
ir incorporando otras reflexiones sobre el fenómeno.

En una segunda instancia, nos abocaremos a analizar el uso de los ritos y rituales en nuestra sociedad
contemporánea. Por medio de estos mecanismos, se logra transmitir desde la política todo un mundo de
percepciones compartidas en torno al lugar que la política ocupa en nuestra sociedad. La irrupción de los
medios masivos de comunicación significó un cambio en el impacto de dichos rituales. Un cambio que no
significa la extinción de los viejos rituales políticos, con los que los políticos se vinculaban con la ciudadanía,
y esta con las mitologías que sustentan el ejercicio del poder, sino una modificación en el alcance y en las
formas de la misma. Antes que disminuir su impacto en las percepciones del público, estos cambios han
contribuido a profundizarlo.

Posteriormente nos centraremos en el concepto de imagen que desarrolla Jean Luc Parodi. Este autor pone
en discusión la idea de una comunicación de corto plazo, marcado por el ritmo de las campañas de
marketing. Por el contrario, señala que en la política la competencia se da entre bloques gravosos de
recuerdos que se van sedimentando en el largo plazo. El marketing y la comercialización de la imagen de los
políticos solo puede operar en el extremo más reciente, pero siempre apoyándose sobre las construcciones
pasadas. Esto nos permitirá adentrarnos al concepto de comunicación política. Este espacio es entendido
como un juego abierto en el que tanto los políticos, como los medios de comunicación y la opinión pública
tienen legitimidad para intervenir y expresarse. En dicho juego abierto puede haber estrategias de
cooperación, de cooptación o de conflicto y las características que adopte dicho relacionamiento serán
centrales para comprender el espacio de comunicación política de una sociedad. En este punto seguiremos
los planteos de Dominique Wolton.
En cuarto lugar, repasaremos la teoría de la espiral del silencio de Elisabeth Noelle – Neumann. En el capitulo
anterior hemos reflexionado en torno a la evolución teórica de las ideas que le dan sustento al planteo de
científica alemana, pero no hemos entado en el núcleo central de su teoría. Esta será nuestra oportunidad de
hacerlo.

El planteo de Elisabeth Noelle Neumann se basa en


un fuerte estudio experimental y cuantitativo
empírico. Las encuestas han sido el insumo más
importante para analizar el comportamiento y la
conducta del electorado alemán en los períodos de
campaña electoral y su posterior conducta de voto. 

En contraste, Pierre Bourdieu plantea desde una posición crítica, la inexistencia de la opinión pública y la
imposibilidad de abordar dicho objeto de estudio desde la demoscopía. Según el sociólogo francés, las
encuestas no hacen más que responder a los intereses de quienes las pagan para hacerlas. Es decir, los
políticos, que de esa manera influyen en las preferencias del electorado. Bourdieu plantea una serie de
críticas interesantes entorno a cierta deformación profesional que se ha dado en algunas encuestas de
medición de opiniones. Y señala la existencia de una opinión pública que el resultado de un juego de fuerzas
entre distintos grupos de poder.

Por último, abandonando la línea sociológica de Bourdieu, plantearemos algunas reflexiones en torno a la
concepción de opinión pública y espacio público de Jurgen Habermas. Desde un planteo filosófico, tributario
del pensamiento de Hannah Arendt, el filósofo alemán vincula la forma en la cual entendemos actualmente
a la opinión pública con la evolución histórica que existió desde la Grecia clásica hasta nuestros días, del
límite entre lo público y lo privado.
LECCIÓN 2 de 3

La democracia de opinión

Giovanni Sartori apelando a la definición de Cassier sobre el homo sapiens, señala que éste es ante todo un
animal simbólico que tiene la capacidad de comunicarse mediante una articulación de sonidos y de signos
significantes. Estos sonidos y signos se encuentran provistos de significado.

Por eso el hombre es un animal que habla. Posee el “lenguaje-palabra”, por lo cual es capaz de hablar de sí
mismo con ese lenguaje. Como lo explica Cassier:

―El  hombre  no  vive  en  un  universo  puramente  físico  sino  en  un  universo simbólico.
Lengua, mito, arte y religión (…) son los diversos hilos que componen el tejido simbólico
(…). Cualquier progreso humano en el campo del pensamiento y de la experiencia refuerza
este tejido (…). La definición del hombre como animal racional no ha perdido nada de su
valor (…) pero es fácil observar que esta definición es una parte del total. Porque al lado del
lenguaje conceptual hay un lenguaje del sentimiento, al lado del lenguaje lógico o científico
está el lenguaje de la imaginación poética. Al principio, el lenguaje no expresa
pensamientos o ideas, sino sentimientos y afectos.‖

El homo sapiens es un animal simbólico y racional. Animal symbolicum porque comprende toda la vida
cultural del hombre. Su capacidad simbólica se expresa por medio del lenguaje, por su capacidad de
comunicación mediante sonidos y signos con un significado. Es un animal simbólico por el lenguaje-palabra;
por lo que se puede decir que es un animal parlante, animal loquax, que continuamente esta hablando
consigo mismo.
Los avances tecnológicos comienzan a darse poco a poco, con la imprenta, el telégrafo, el teléfono, la radio.
La radio fue el primer gran difusor de comunicaciones.

Estos avances técnicos suponían una amplificación cuantitativa, porque posibilitan extender la cantidad de
personas que intervenían en el proceso. La imprenta, el telégrafo, el teléfono y la radio permitieron una
ampliación cuantitativa de elementos portadores de comunicación lingüística. Por lo cual, la difusión se
seguía dando a través de las palabras.

La irrupción de la televisión planteó un nuevo desafío. Este nuevo instrumento del progreso de las
tecnologías de la información suponía el desplazamiento de la palabra hacia la imagen. La misma palabra
“Televisión”, significa “ver desde lejos”. En la Televisión lo relevante es lo que se ve, e incluso la palabra está
al servicio de la imagen. Mientras que la radio significa esencialmente escuchar un discurso, en la televisión
lo importante es ver una imagen. Es por ello que el telespectador es un animal vidente antes que un animal
simbólico.

El progreso tecnológico ha generado históricamente una serie de debates y ha dado lugar a detractores y
críticos. La maquina industrial fue el invento mas rechazado, ya que se pensaba que sustituiría al hombre.
Algo similar pasó con la gran enciclopedia de Diderot, que fue prohibida por que se creía que era una
conspiración para destruir la religión y debilitar la autoridad del estado.

Sin embargo, en general, las nuevas invenciones que permitieron el progreso de las comunicaciones
(telégrafo, radio, teléfono) fueron bien recibidas como difusoras de información. A pesar de ello, muchos de
sus efectos no fueron previstos y las críticas que se le formularon se referían más a su contenido que al
instrumento en sí mismo. La radio ha sido mucho más perjudicial en la manipulación de las grandes masas
(por ejemplo el fenómeno del nazismo no es posible imaginarlo sin la ayuda de la radio) que las perdidas de
puestos de trabajo generadas por las máquinas industriales.

Esto nos plantea la inquietud sobre lo que entendemos por “progreso”.


El concepto de progresión no es en sí mismo ni positivo, ni negativo.
Un progreso cuantitativo no mejora nada si no va acompañado de un
progreso cualitativo (progreso sustancial en sentido positivo).
Se plantea, entonces, Sartori un segundo interrogante: ¿Es la TV progresiva? Esta pregunta no tiene una
única respuesta concluyente. La TV no debe ser exaltada en forma completa, ni condenada en bloque. Es
necesario poder diferenciar los contenidos que se transmiten por este medio. Una cosa es la “televisión-
espectáculo” que entretiene al homo ludens y otra cosa es la televisión que “espectaculariza” todo y
empobrece la capacidad de entender del hombre.

La televisión modifica la naturaleza misma de la comunicación. La traslada del contexto de la palabra al de la


imagen. La imagen es pura y simple representación visual. Es lo que se ve. La televisión produce una
metamorfosis en la naturaleza del homo sapiens. El hombre sapiens es remplazado por el homo videns. El
lenguaje conceptual es sustituido por el lenguaje perceptivo. El perceptivo es más pobre, no solo en cuanto a
palabras sino a la riqueza de significado. El lenguaje conceptual permite adquirir cultura, desarrollar las
capacidades de entender, mientras que el perceptivo solo permite el entretenimiento pasajero y disminuye la
capacidad connotativa del lenguaje-palabra del hombre.

La televisión no es solo un instrumento de comunicación; es también  paideía. Es decir, un instrumento


antropogenético que genera un nuevo anthropos, un nuevo tipo de ser humano.

Sartori nos describe al vide-niño. Un niño que ha crecido frente a un televisor. Un niño que un día se
convertirá en un hombre adulto carente del valor y del sentido de importancia de la lectura y del saber
transmitido por la cultura escrita, ya que solo se ha dedicado a estímulos audiovisuales. Se convertirá en un
adulto con atrofia cultural. Una persona con pobreza cultural. Cultura es sinónimo de saber, una persona
culta es una persona que sabe.

El video-niño que llega un día a ser adulto, sigue sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber
transmitidos por la cultura escrita.

Los estímulos ante los que responde son exclusivamente audio-visuales. Sartori concluye que el video-niño
no crece mucho más, sigue siendo un infante con sus capacidades cognitivas atrofiadas en un cuerpo de
hombre.
El Homo sapiens tiene la capacidad de abstracción y pensamiento
conceptual. Es decir, que el saber se desarrolla en la esfera de
conceptos y concepciones mentales. El mundo sensible se encuadra
y adquiere sentido en las ideas conceptuales. Por el contrario, el
Homo videns es un regreso al puro y simple acto de ver. La
televisión produce imágenes y anula los conceptos. Atrofia la
capacidad de abstracción y la capacidad de entender. El lenguaje
perceptivo (concreto) sustituye al lenguaje conceptual (abstracto).

Sartori comprende lo problemático de su planteo y su fuerte crítica a los medios audiovisuales, por ello
advierte:

“La acusación es grave. Y uno de mis intentos de exponerla en toda su gravedad es ver de
qué modo los acusadores – sean video- defensores o multimedialistas – las saben rebatir.
La respuesta ritual es que todo hallazgo tecnológico se ha topado con inquisidores que
siempre se han equivocado”.

Por ello Sartori rechaza cuatro posibles respuestas que podríamos ofrecer si quisiéramos rechazar su
hipótesis. Ellas son:

1 Siempre ha habido “satanizadores”.

2 Hay que aceptar lo inevitable.


3 Palabra e imagen no se contraponen, sino que producen una suma positiva.

4 El empobrecimiento del entendimiento está compensado con la accesibilidad de la mayoría a


la difusión del mensaje televisivo.

Luego de analizar el impacto antropológico de la cultura audiovisual, realiza un estudio sobre las
consecuencias de la televisión en la vida social y política de los hombres.

La videopolítica constituye uno de los múltiples aspectos del poder del video. La televisión incide en los
procesos políticos y transforma de modo radical el cómo “ser políticos” y de cómo “gestionar la política”.

Modifica el modo de “ser políticos” alterando la forma en la cual se desarrollan los procesos electorales, la
elección de los candidatos y del modo de plantear la batalla electoral. La forma en la cual la política se
presenta en los medios establece una ayuda para el vencedor y un perjuicio para el perdedor.

Por otro lado, también altera la forma de “gestionar la política”, ya que la televisión condiciona las decisiones
del gobierno, lo que puede o no hacer.

Sartori reniega de la idea de que en la actualidad exista una opinión pública autónoma de los medios. El
pueblo “opina” en función de cómo la TV lo induce a opinar. De esta manera, el poder de la imagen se coloca
en el centro de todos los procesos de la política contemporánea.

Para Sartori, la opinión pública son en realidad 

“opiniones generalizadas, frágiles y variables, del público, opiniones endógenas, las cuales
son del publico en el sentido  de que el público es el sujeto principal”
A diferencia de los medios basados en el discurrir lingüístico como la radio, la televisión elimina a los líderes
intermedios de opinión y la multiplicidad de autoridades cognitivas como podría ser un intelectual o un
científico o experto. Como en el planteo de Beatriz Sarlo, Sartori señala que en la televisión la autoridad es la
visión en sí misma antes que el saber específico de cada campo del conocimiento. Todos son re-
jerarquizados ante la mera visualidad.

La videocracia fabrica una opinión sólidamente hetero-dirigida (no autónoma) que aparentemente refuerza,
pero que en sustancia vacía, la democracia del gobierno de opinión. La televisión se exhibe como portavoz
de la opinión pública cuando en realidad es el eco de regreso de su propia voz.

También critica el uso de los sondeos y lo asimila a un instrumento de manipulación. Para Sartori, la mayoría
de las opiniones recogidas en los sondeos son opiniones:

Débiles (no expresan opiniones intensas y/o profundas).

Volátiles.

Inventadas en ese momento para decir algo.

Produce un efecto reflectante, un rebote de lo que sostienen los medios de comunicación.

Inconsistentes.

No implican que un determinado comportamiento acompañen esas opiniones.

Los sondeos son una expresión del poder de los medios de comunicación sobre el pueblo; y su influencia
bloquea frecuentemente decisiones útiles y necesarias, o bien lleva a tomar decisiones equivocadas
sostenidas por simple “rumores”, por opiniones débiles, deformadas, manipuladas, e incluso
desinformadas.

El sondeo-dirigido, que no es más que la expresión estadística del video-niño, se deja engañar en la falsedad
por la falsedad.
Por otro lado, la televisión, no forma ciudadanos capaces y reflexivos. La información y las noticias que los
medios transmiten no significan que puedan ser entendidas por el público. La importancia de las
informaciones es variable y existen fuertes procesos de subinformación y de desinformación.

La televisión modifica el criterio de selección de la información. Solo es noticia aquello que se puede
mostrar y ver, por más que aquello que se pueda ver no constituya verdadera información. Solo importa lo
que se puede mostrar estando en el lugar de los hechos, o bien inventando hechos que puedan ser captados
por la cámara.

La televisión genera pseudo-acontecimientos, es decir, un evento fabricado por y para la televisión. Por otro
lado, la obligación de “mostrar”, genera el deseo o la exigencia de “mostrarse”. Solo se adquiere sentido ante
la visibilidad de las cámaras y la pantalla.

Sartori señala la diferencia entre “informar” y transmitir un bit de información de la siguiente manera:

―Mi teoría es que informar es comunicar un contenido, decir algo. Pero en la jerga de la
confusión mediática, información es solamente un bit, porque el bit es el contenido de sí
mismo. Es decir, en la red, información es todo lo que circula. Por tanto, información,
desinformación, verdadero, falso, todo es uno y lo mismo.Incluso un rumor, una vez que ha
pasado la red, se convierte en información. Así pues, el problema se resuelve vaporizando
la noción de información y diluyéndola sin residuo en un comunicar que es
solamente―contacto‖ .

La imagen nunca es transparente. Opera sobre ella siempre un montaje, montaje que la obliga a ser
mentirosa, porque excluye del encuadre información que podría altera la significación de su mensaje. Ilustra
Sartori: “Para falsear un acontecimiento narrado por medio de imágenes son suficientes unas tijeras”.

Como dice John B. Thompson, lo visible es aquello que puede ser visto, lo que es perceptible por el sentido
de la vista, mientras que lo invisible es lo que no puede ser visto, o está oculto a la mirada. La visibilidad está
vinculada a dos factores: a las capacidades físicas de nuestro sentido de la vista y a las propiedades
temporales y espaciales de las circunstancias en las que nos encontramos nosotros mismos. Sin embargo,
el desarrollo de los medios de comunicación liberó a la visibilidad de las propiedades espaciales y
temporales del presente. Es decir, de la existencia de un escenario común. “El campo de visión se alarga en
el espacio y puede alargarse también en el tiempo”.

Estas nuevas formas de visibilidad están formadas por las técnicas constitutivas de cada medio, como los
enfoques fotográficos, las editorializaciones, las prioridades de agenda, el framing, etcétera. En cada caso,
se requiere un análisis pormenorizado del proceso de construcción del evento noticioso o del newsmaking.

La idea de la naturalización de la mediación y la visibilidad es ampliamente criticada por Kari Andén-

Papadopoulos y Kristina Widestedt1, quienes afirman que es un error de Thompson suponer una
transparencia y linealidad entre la visibilidad y la mediatización. Según las autoras, Thompson asimila el
concepto de visibilidad con el de mediatización. Supone la transparencia de los medios de comunicación en
la presentación de las imágenes. Thompson cabalgaría sobre el mito de la transparencia de la fotografía.

[1] Kari Andén-Papadopoulos y Kristina Widestedt; The Mediated Visibility of Political Scandal:

How a crayfish party turned a Swedish minister into a poodle; Paper presentado en la

Internacional Communication Association Conference en Dresden 2006.

Sin embargo, desde la crítica que le formulan Kari Andén-Papadopoulos y Kristina Widestedt, “el rol
constitutivo de los media no es tanto colocar la evidencia visual a la mirada pública, sino construir un evento

narrativo en un drama preelaborado con roles definidos, para los actores involucrados”2

[2] Kari Andén-Papadopoulos y Kristina Widestedt; The Mediated Visibility of Political Scandal:

How a crayfish party turned a Swedish minister into a poodle; Paper presentado en la

Internacional Communication Association Conference en Dresden 2006.

(…) De todos modos, él no provee una clara definición de su concepto central, y lo usa de
una manera ambigua. (...) Él lo emplea en el sentido literal del término, constatando que la
mediatización modera de la política es definida por la ―visibilidad en el sentido estricto del
término‖ (esto es, la capacidad de poder ser visualizado por los ojos). Esta perspectiva
tiende a simplificar el complejo proceso de la mediatización a la ―pura visión‖ , y por ello
cae en la falacia de un―esencialismo visual‖ , que ha afectado tanto a la cultura escrita
como a la visual.

(...) Esta perspectiva tiende a descalificar cualquier intento de distinguir entre los códigos
significantes y las convenciones de las imágenes visuales de otras formas de mediación.
Thompson preserva el mito de la transparencia fotográfica. (...) En el vocabulario de
Thompson, el medio ―revela‖ ,  ―abre‖ ,  hace  ―visible‖  las  acciones  de  los  políticos,
 como  si  los medios solamente removieran el velo del secreto y dieran publicidad a los
eventos, de una forma más o menos transparente. (…) Por ello el problema de la
mediatización sigue sin ser problematizado, oscurecido por la presunción de la inmediatez

visual3.

[3] “However, he (refiriéndose a Thompson) does not provide a clear definition of this central

concept, but uses it in a rather ambiguous way. (…) he employs it in a literal sense, stating that

modern mediated politics is defined by „visibility in the narrow sense of vision (the capacity to

be seen with the eyes). This view tends to reduce the complex processes of mediation to „pure

vision‟, and thus drifts into the fallacy of„visual essentialism‟ that has afflicted much writing

on visual culture. (…)This view tends to disqualify any attempt at distinguishing the signifying

codes and conventions of visual images from other forms of mediation. Ultimately, the flawin

Thompson‟s vague employment of „mediated visibility‟ is that he bereaves this key concept of

its theoretical stringency, and even more importantly, that it preserves the myth of

photographic transparency. (…) In Thompson‟s vocabulary, the media „reveal‟, „disclose‟, and

„make visible‟ the actions of politicians – as if the media primarily just removed a veil of

secrecy and publicized events in a more or less transparent way. While developing a convincing

theoretical analysis of the phenomenon of political scandal, Thompson does not pay much

attention to actual news images and the manifold ways in which they help to construct and

define mediated scandal. (…) Mediation as  such thereby remains unproblematized, obscured

by the presumption of visual immediacy. Kari Andén- Papadopoulos y Kristina Widestedt; The

Mediated Visibility of Political Scandal: How a crayfish party turned a Swedish minister into a

poodle; Paper presentado en la Internacional Communication Association Conference en

Dresden 2006.
Todo proceso de mediación va a significar un proceso de construcción de una narrativa que utilizará a la
visibilidad como metáfora de un relato que excede a las mismas imágenes. Un relato sobre el bien y el mal
dramatizado y espectacularizado al límite de perder sus vínculos con la realidad que le da sustento.

Sin embargo, la larga crítica formulada a Thompson por Andén-Papadopoulos y Widestedt es infundada. El
autor tuvo en cuenta los cambios narrativos que implica la mediatización. En el paper publicado en el 2005,
un año antes del trabajo de Andén- Papadopoulos y Widestedt, dice explícitamente sobre este punto:

―(..) En la mayor parte de los medios de comunicación, lo visual no es una dimensión


sensorial aislada, sino que usualmente va acompañada por la palabra escrita o hablada —
es decir, lo audio-visual o lo visualtextual—. La visión no es nunca una «pura visión», no es
nunca un asunto de abrir los ojos simplemente y captar un objeto o suceso. Por el
contrario, la visión está siempre formada por un conjunto más amplio de consideraciones
culturales y marcos de referencia y por indicaciones escritas o habladas que, por lo
general, acompañan a la imagen visual y conforman la manera en la que las imágenes son
vistas y entendidas.‖

Es esta capacidad narrativa y discursiva de los medios o de los periodistas lo que implica un grave riesgo
para la democracia. Los políticos en lo particular y el sistema político en general estarían a merced del relato
dramático generado por los medios con la finalidad de vender más diarios, tener más audiencia, o aumentar
el rating.

Agravando aún más el cuadro, Sartori señala que el video-dependiente tiene menos sentido crítico que quien
es aún un animal simbólico adiestrado en la utilización de los símbolos abstractos.

Al perder la capacidad de abstracción perdemos también la capacidad de distinguir ente lo verdadero y lo


falso.
Sin embargo la televisión no opera en abstracto. Su influencia se ejerce sobre individuos que no solamente
“ven” televisión, sino que también escuchan las opiniones de amigos, de referentes, que participan en
centros comunitarios, en asociaciones barriales, en centros de estudio, que leen el diario, etc.

Por ello, la televisión influye menos cuanto mayor son las fuerzas contrarias en juego, y especialmente
cuanto más fuerte es el periódico, o cuanto más presencia tiene la canalización partidaria institucional de la
opinión pública.

A diferencia de una vida política en la cual los partidos y las políticas se fortalecen, en la televisión todo se
personaliza. En la pantalla no vemos programas, ni partidos, ni discursos; sino solo personas, rostros,
candidatos individuales despojados de su identificaciones partidarias e ideológicas.
El video-lider en lugar de transmitir un mensaje, es él mismo el mensaje.

Lo mismo ocurre en las campañas electorales. Lo esencial es el espectáculo antes que la información
fidedigna sobre programas de gobierno e ideas programáticas.

El partido de masas es sustituido por un “partido ligero” que asegure mediatización.


LECCIÓN 3 de 3

Referencias

Colegio24hs. (2004). La Formación de la Opinión Pública. Buenos Aires, AR: Colegio24hs.

Dittus, B. R. (2006). La opinión pública y los imaginarios sociales: hacia una redefinición de la espiral del
silencio. Madrid, ES: Red Athenea Digital.

Muraro, H. (2000). Políticos, periodistas y ciudadanos: de la videopolítica al periodismo de investigación.


Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Noelle-Neumann, E. (2010). La espiral del silencio: opinión pública: nuestra piel social. Madrid; Paidós.

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