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Universidad de Nariño San Juan de Pasto

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas Viernes, 20 de noviembre de 2020


Libardo Orlando Riascos Gómez
Procesal Administrativo

Juan Pablo Vela Ruíz


216052476

ANALISIS DE SENTENCIA DEL CONSEJO DE ESTADO EN ACCIÓN DE


REPARACIÓN DIRECTA

A continuación se desarrolla un estudio a la sentencia 00005 de 2018 del Consejo de


Estado. Decisión que fue proferida por la Sala Plena de la Sección Tercera el día 26 de
febrero del 2018. El número de radicado es el 660001-23-31-000-2007-00005-01 (36853).
El consejero ponente fue Danilo Rojas Betancourth.

FUNDAMENTOS DE LA DEMANDA

El accionante, siendo soldado regular en servicio y en horas y fecha en que estaba


en el interior del batallón recibió un disparo en el pie izquierdo de parte de un compañero
de apellidos Godoy Bamby. Esto le produjo lesiones personales: perturbación funcional
permanente y consecuente afectación en los tendones.

El soldado Godoy obró con irresponsabilidad e imprudencia, en esas circunstancias


“desatendió́ el deber de observar las medidas de seguridad consagradas en la ley y en los
reglamentos” pues ¨el artefacto de dotación oficial estaba montado, cargado y
desasegurado¨. En criterio del accionante estos hechos demuestran ¨una cadena de
omisiones y errores que permitieron la ocurrencia de la lesión¨.

Como argumento secundario pero que tiene gran relevancia en el curso del proceso,
la parte demandante señaló el incumplimiento del Ejercito respecto de la obligación legal
derivada del decreto 1796 del 2000, en el sentido de que el comandante debía rendir
informe frente a este tiempo de sucesos.
FUNDAMENTOS DEL INTERVINIENTE: MINISTERIO PÚBLICO

La intervención del Ministerio Público en la primera instancia sostiene:


¨Encuentra esta vista que la parte demandante, si bien prueba un daño
en la humanidad de la persona LUIS CARLOS DURÁN, para la fecha en que se
desempeñaba al servicio obligatorio del Estado, no lo hace bajo la condición
que se exige para la configuración de la responsabilidad que se pretende se
endilgue, es decir, que dada su evidente anormalidad, haya implicado la
imposición de una carga especial e injusta al conscripto o a sus familiares en
relación con las demás personas. ¨
Este argumento apunta a exigir al afectado que pruebe de que manera el haber
recibido un disparo en un pie generó una afectación a la llamada vida de relación. Plantea
este argumento que este daño no puede deducirse del hecho: que no se prueba per se ¨la
imposición de una carga especial e injusta¨ al demandado. Frente a lo cual considero que es
un argumento fútil y descarado, completamente ajeno a la realidad intima de cualquier
persona, pues un disparo sin ningún rigor de proporcionalidad o deber público y la
indudable desmejora en la salud de quién lo recibe son hechos que no admiten el examen
que propone el agente del Ministerio Público, pues en sana crítica nadie tendría el deber de
asumir un disparo accidental en su propia persona.

Insistió el Ministerio Público en el marco de la primera instancia en que no se había


probado las circunstancias especificas en que sucedieron los hechos y en que por tal motivo
no se ha probado que el daño sea antijurídico y que no debía soportarse. Considero aquí que
el papel que el Ministerio Público adopta es la de suplantar la ausencia que comete el
Ministerio de Defensa y el Ejército. En particular el segundo accionado, en la medida que
no rindió ningún informe durante la totalidad del proceso. La ausencia de informe veraz
sobre los sucesos, el cual debía ser presentado por el accionado, no podría esgrimirse contra
el accionante que reclama sus derechos. La negligencia del Ejercito Nacional al no
suministrar resultados de una investigación interna no podría servir para rebatir la versión
de quien ha solicitado tales informes y ha contado una historia sin que la misma sea
confrontada o desmentida.

Frente a la sentencia favorable al demandante, el Ministerio Público interpone


recurso de alzada. Aunando a los argumentos referidos el de que un testimonio valorado
para la sentencia consistía en una prueba de referencia, en tanto la madre del afectado
habría sabido de la afección de su hijo mediante el comentario que este mismo le hubiera
hecho al decirle “siempre es que me duele al apoyar”, sugiriendo que tal prueba no permitía
establecer las circunstancias de tiempo, modo y lugar de los hechos ni ofrecer certidumbre
sobre el daño. Inclusive llega a sostener que se puede dudar de que los hechos hubieran
tenido lugar. Nuevamente se trasluce una actividad de parte en el comportamiento del
Ministerio Público, actuación que si bien será aceptada y exculpada por el Consejo, no
denota suficiente imparcialidad sino el ánimo fehaciente de atacar las pretensiones del
interesado, por lo demás con tácticas propias de la parte y no de un agente guardador de la
Constitución como lo debe ser la Procuraduría. Siendo el testimonio de la señora madre del
afectado prueba del daño a la vida de relación que padeció, resulta idóneo inclusive en la
medida en que demuestra una intima confesión que el demandante hace en el seno familiar
acerca de la desmejora que ha vivido.

PROBLEMA JURÍDICO

El Consejo de Estado resuelve el recurso de apelación interpuesto frente a la


sentencia parcialmente favorable dictada por el Tribunal Administrativo de Risaralda.

La apelación se funda, como ya se indicó, en la cuestión del acervo probatorio.


Además de lo mencionado solicita que la historia clínica aportada por el demandante no
contiene sellos ni firma.

El Consejo analiza respecto de esta prueba que en efecto no contiene firma ni sello y
que tratándose de un documento privado este no goza de autenticidad per se. El análisis se
realiza en el marco del Código Contencioso Administrativo, sin embargo estimo que el
silencio de los demandantes en primera instancia respecto de esta prueba, procesalmente
debía implicar que este aspecto no pueda ser alegado mediante una apelación. Tal silencio
es referido en el desarrollo de las consideraciones sin embargo el Consejo opta por aceptar
la tesis de que el documento privado no goza de presunción de buena fe y desestima la
prueba.

Respecto del recurso interpuesto por el Ministerio Público el Consejo se ve en la


necesidad de analizar la postura hasta ese momento vigente según la cual le es exigido al
Ministerio Público el sustentar además del recurso en sí, el porqué de su decisión de
recurrir en relación con el orden público, el tesoro de la Nación, los derechos humanos, la
Constitución. El Consejo resuelve que de allí en más este requisito no se exigirá en aras de
incentivar y facilitar la participación del Ministerio Público y el desarrollo de su función.
En contraste a la posición adoptada por el Consejo y de acuerdo con el salvamento de voto
sustentado por el consejero Carlos Alberto Zambrano Barrera, estimo que el Ministerio
Público no debe sumarse sin la necesidad de aclarar su posición al interés de una parte.
Considero que en los elementos ofrecidos en el texto de la sentencia se vislumbra una
posición parcializada de parte de la Procuraduría por las razones ya expresadas, e inclusive
estimo que el cambio de la postura se debe a que el recurso impulsado por el Ministerio
Público adolecía de la carga argumentativa que le era exigible según la jurisprudencia,
demostrando así que el funcionario no estaba plenamente situado en su papel procesal.

El Consejo de Estado se pregunta si se trata de un hecho accidental o si se puede


estimar que obra un grado de imprudencia que reúna una falla en el servicio. Manifiesta que
la falla en el servicio implica la posibilidad de repetir y además cierto grado de sanción a la
administración que conduce a que se prevenga que el error se pudiere cometer nuevamente.
La decisión concluye que no se estuvo en presencia de una falla en el servicio. Sin embargo
estimo que varios aspectos de los hechos probados conducen a la revelación de errores en la
prestación del servicio: el soldado que le disparó no sabía manejar el arma; el comandante
nunca rindió el informe; la prestación de seguridad en salud se realizó en desconexión
absoluta del Ejército, entidad que se desentendió del cuidado del herido. Considero por
tales motivos que estos rasgos de desidia de parte de una organización marcial son una falla
en el servicio.

CASO CONCRETO Y DECISIÓN

El demandante fue Luis Carlos Duran, su señora y sus seis hijos. La demanda se
dirigió contra el Ministerio de Defensa y el Ejército Nacional. La demanda se inscribió el 1
de diciembre de 2006, ante el Tribunal Administrativo de Risaralda.

La sentencia del Consejo de Estado resuelve recurso de alzada interpuesto por el


Ministerio Público en un proceso de Reparación Directa iniciado por Luis Carlos Duran,
quien sirviendo como soldado regular, recibió una herida de bala en un pie en horas de
servicio y al interior del Batallón de “San Mateo” de Pereira el día 24 de septiembre del año
2006.

Un aspecto relevante de la sentencia es que se constituye en sentencia de unificación


de jurisprudencia pues modifica la postura contenida en el auto del 27 de septiembre de
2012 respecto de la regulación a la aptitud del Ministerio Público para interponer recursos.

El Consejo de Estado confirmó en todo la decisión del Tribunal Administrativo de


Risaralda. Estimó que el cálculo que este hizo de los perjuicios a la vida de relación eran
correctos. Que si bien no mediaba una calificación de la junta de invalidez, esto no era
óbice para que en sana crítica estos perjuicios no pudieren ser examinados por el juez.

Se le concedió al accionante treinta salarios mínimos legales mensuales vigentes, 15


para la madre y los abuelos, 10 para la esposa y a cada hijo.

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