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ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / RECURSO DE APELACIÓN CONTRA

SENTENCIA / VALOR PROBATORIO / PRUEBA TRASLADADA / COPIA


SIMPLE / VALORACIÓN PROBATORIA / EXPEDIENTE DISCIPLINARIO /
JUSTICIA PENAL MILITAR / PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN DE LA PRUEBA
/ REITERACIÓN JURISPRUDENCIAL

La Sección ha expresado en otras ocasiones que cuando el traslado de pruebas,


practicadas en otro proceso, es solicitado por o cuenta con la anuencia de ambas
partes, tales pruebas pueden ser valoradas en el proceso contencioso
administrativo, aunque hayan sido practicadas sin citación o intervención de
alguna de ellas en el proceso original y no estén ratificadas en el proceso
contencioso administrativo, pues en tales casos resultaría contrario a la lealtad
procesal que una parte solicite que la prueba haga parte del acervo probatorio,
pero que si posteriormente encuentra que puede ser contraria a sus intereses,
invoque formalidades legales para su inadmisión.

NOTA DE RELATORÍA: Al respecto, consultar sentencias de septiembre 18 de


1997, Exp. 9666; C.P. Ricardo Hoyos Duque, de febrero 8 de 2001, Exp. 13254;
C.P. Ricardo Hoyos Duque y de febrero 21 de 2002, Exp. 12789; C.P. Alier
Eduardo Hernández Enríquez.

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO /


SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO / DAÑO ESPECIAL / RIESGO
EXCEPCIONAL / FALLA DEL SERVICIO / TÍTULO DE IMPUTACIÓN
APLICABLE / PRINCIPIO IURA NOVIT CURIA

En relación con el título de imputación aplicable a los daños causados a los


soldados que prestan su servicio militar obligatorio, la Sala ha establecido que los
mismos pueden ser i) de naturaleza objetiva –tales como el daño especial o el
riesgo excepcional–, y ii) por falla del servicio, siempre y cuando de los hechos y
de las pruebas allegadas al proceso se encuentre acreditada aquella. (…) No debe
perderse de vista que, en tanto el Estado imponga el deber de prestar el servicio
militar, debe garantizar la integridad psicofísica del soldado en la medida en la cual
se trata de una persona que se encuentra sometida a su custodia y cuidado, pues
en determinadas situaciones lo pone en estado de riesgo, lo cual, en términos de
imputabilidad, significa que debe responder por los daños que le sean irrogados
en relación con la ejecución de la carga pública.

NOTA DE RELATORÍA: Al respecto, consultar sentencias del 30 de julio de 2008,


Exp. 18725, C.P. Ruth Stella Correa Palacio y del 15 de octubre de 2008, Exp.
18586 C.P. Enrique Gil Botero.

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO /


SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO / DAÑO ESPECIAL / RIESGO
EXCEPCIONAL / FALLA DEL SERVICIO / TÍTULO DE IMPUTACIÓN
APLICABLE / PRINCIPIO IURA NOVIT CURIA / CAUSALES EXCLUYENTES
DE RESPONSABILIDAD DEL ESTADO / CONCAUSA

[E]s posible que la causa directa, inmediata y material del daño sea la actuación
de un tercero o de la propia víctima, pero tal resultado perjudicial tenga una
relación mediata con el servicio que estaba desplegando el soldado conscripto,
motivo por el cual la entidad no puede desprenderse de su responsabilidad, por
cuanto también puede serle atribuible jurídicamente el daño.

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO /


SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO / RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR
DAÑO AL CONSCRIPTO / MUERTE DEL CONSCRIPTO / RIESGO
EXCEPCIONAL / MUERTE CON ARMA DE DOTACIÓN OFICIAL – El arma se
disparó al conscripto de manera accidental y se produjo su muerte /
MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL

En efecto, para el cumplimiento de su servicio militar obligatorio, al aludido


soldado le fue asignada un arma de fuego –fusil galil- la que en sí misma
entrañaba un riesgo de naturaleza excepcional, el cual se materializó cuando
dicha arma se disparó de manera accidental, causándole la muerte. (…) El peligro
que entrañaba el uso del arma de fuego que le fue asignada al soldado regular
Medrano Montalvo, fue un riesgo anormal y de una entidad relevante, que dicho
soldado no asumió voluntariamente ni mucho menos eligió compartir con el
Estado; fue un peligro al que se vio expuesto en razón de la ejecución del servicio
militar obligatorio y, en concreto, de una orden impartida por uno de sus superiores
–pasarle revista a su arma de fuego-; por lo tanto el riesgo no le pertenecía al
aludido soldado regular, sino a la Nación, Ministerio de Defensa, Ejército Nacional
y, al materializarse en la prematura muerte del joven (…), dicha entidad pública es
la llamada a reparar los perjuicios derivados de ella.

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO /


SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO / RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR
DAÑO AL CONSCRIPTO / MUERTE DEL CONSCRIPTO / RIESGO
EXCEPCIONAL / MUERTE CON ARMA DE DOTACIÓN OFICIAL /
INEXISTENCIA DE CULPA EXCLUSIVA DE LA VÍCTIMA / AUSENCIA DE
PRUEBA – Sobre presunto estado de embriaguez del soldado

Al respecto, ha sostenido la Sala que para que el hecho de la víctima pueda


considerarse como causal excluyente de responsabilidad o como concausa del
daño en conjunto con una conducta –activa u omisiva- desplegada por la
Administración, en primer lugar, éste debe ser imprevisible e irresistible para la
Administración y además, debe acreditarse no sólo que la víctima participó en la
realización del daño, sino que entre su actuación y el daño existe una relación de
causalidad adecuada, entendida como aquella causa idónea, eficiente y
preponderante cuya consecuencia directa e inmediata es el daño mismo. (…) La
Sala tampoco comparte la afirmación del a quo en el sentido de que estaría
demostrado en el expediente que el soldado regular (…), de forma voluntaria y
consiente, se habría puesto a sí mismo en estado de embriaguez, condición que lo
hacía no apto para manipular su arma de fuego, toda vez que no obra medio
probatorio alguno que acredite que al momento preciso de ocurrir el daño aquel se
encontraba en las condiciones anotadas. (…) En consecuencia, precisa la Sala
que la causal excluyente de responsabilidad que consiste en el hecho exclusivo de
la víctima, alegada por la parte demandada, no fue acreditada por ésta, en cuanto
era su carga al tenor del artículo 177 del C. de P. C.

FUENTE FORMAL: CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL – ARTÍCULO 177

NOTA DE RELATORÍA: Al respecto, consultar sentencia de 3 de octubre de 2002,


Exp. 14207, C.P. Ricardo Hoyos Duque, sentencia de octubre 18 de 2000, Exp.
11981, C.P. Alier Eduardo Hernández Enríquez, y sentencia de agosto 30 de
2007, Exp. 15635, C.P. Ramiro Saavedra Becerra.

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO /


SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO / RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR
DAÑO AL CONSCRIPTO / MUERTE DEL CONSCRIPTO / RIESGO
EXCEPCIONAL / MUERTE CON ARMA DE DOTACIÓN OFICIAL / CONCAUSA /
NON REFORMATIO IN PEJUS

Ahora bien, no obstante que la Sala considera que la conducta de la víctima


tampoco concurrió en la producción del daño padecido por la parte actora –como
sí lo consideró el a quo-, no es posible en esta instancia revocar la decisión del
Tribunal Administrativo de Antioquia consistente en reducir el monto de la condena
en un 50%, correspondiente al grado de participación de aquella en el mismo, en
atención a que dicha medida no fue objeto de recurso alguno por parte de los
demandantes y porque la entidad pública demandada es apelante única, razón por
la cual a su favor opera el principio de la no reformatio in pejus.

INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / ACUMULACIÓN DE BENEFICIOS /


INDEMNIZACIÓN A FORFAIT / PRESTACIÓN INDEMNIZATORIA

Al respecto, reitera la Sala su posición según la cual, para determinar si es


procedente la acumulación de beneficios, resulta pertinente establecer las causas
jurídicas de los mismos y si existe, o no, la posibilidad de subrogación de quien
pagó, en la acción que tenía la víctima frente al autor del daño y respecto de las
causas de los beneficios. Se debe tener presente, además, que la única
prestación que tiene carácter indemnizatorio es aquella que extingue la obligación
del responsable. (…) En efecto, cuando en el ordenamiento jurídico de manera
previa se establecen compensaciones, reconocimientos patrimoniales y
prestacionales especiales -que en derecho francés se conocen como
“indemnización a forfait” - su reconocimiento resulta compatible con la
indemnización a cargo de quien es encontrado responsable de un daño, por
cuanto la causa jurídica de la primera es la ley, mientras que la causa jurídica de
la indemnización plena proveniente de la responsabilidad es el daño mismo. En
otras palabras, los dos beneficios: el a forfait y la prestación indemnizatoria a
cargo del responsable del daño, tienen causas jurídicas distintas y, por lo tanto, no
se excluyen entre sí.

NOTA DE RELATORÍA: Al respecto, consultar sentencia de 1 de marzo de 2006,


Exp. 14002 C.P. Alier Eduardo Hernández Enríquez y en la sentencia de 26 de
abril de 2006, Exp. 17529, sentencia de julio 14 de 2004, Exp. 14308, C.P. Alier
Eduardo Hernández Enríquez. Respecto de la indemnización a forfait, ver entre
otras las siguientes sentencias: Consejo de Estado, Sección Tercera, julio 25 de
2002, exp. 14001, C.P. Ricardo Hoyos; agosto 19 de 2004, exp. 15791, C.P.
Ramiro Saavedra Becerra; agosto 10 de 2005, exp. 16205, C.P. María Elena
Giraldo; marzo 1º de 2006, exp. 15997, C.P. Ruth Stella Correa y; marzo 30 de
2006, exp. 15441, C.P. Ramiro Saavedra.

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO /


SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO / RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR
DAÑO AL CONSCRIPTO / MUERTE DEL CONSCRIPTO / INDEMNIZACIÓN DE
PERJUICIOS / ACUMULACIÓN DE BENEFICIOS / INDEMNIZACIÓN A
FORFAIT / PRESTACIÓN INDEMNIZATORIA

[D]icho reconocimiento no es incompatible con la indemnización de perjuicios que


se liquidará en la presente providencia; en consecuencia, no hay lugar a
descuento alguno por este concepto ni tampoco a subrogación, por cuanto esta
última no está prevista legalmente -artículo 1096 del Código de Comercio-.

FUENTE FORMAL: CÓDIGO DE COMERCIO – ARTÍCULO 1096

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO /


SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO / RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR
DAÑO AL CONSCRIPTO / MUERTE DEL CONSCRIPTO / INDEMNIZACIÓN DE
PERJUICIOS / ACUMULACIÓN DE BENEFICIOS / SEGURO DE DAÑOS

En cuanto a la compatibilidad entre el beneficio obtenido a través de un seguro y


la indemnización debida por el responsable del daño, se debe distinguir en primer
término de qué tipo de seguro se trata. Si es un seguro de daños, en el cual de
manera expresa opera la subrogación las dos prestaciones no pueden coexistir,
puesto que aunque las causas jurídicas de las mismas son distintas -un contrato
respecto del primero y el daño frente a la indemnización-, la ley tiene previsto que
hay lugar a la subrogación por parte del asegurador respecto de los derechos del
asegurado contra el responsable del siniestro, en atención a que el legislador le
otorgó al seguro de daños carácter indemnizatorio –artículos 1088 y 1096 del C.
de Comercio.

FUENTE FORMAL: CÓDIGO DE COMERCIO – ARTÍCULO 1088 / CÓDIGO DE


COMERCIO – ARTÍCULO 1096

NOTA DE RELATORÍA: Al respecto, consultar sentencia de septiembre 14 de


2000, exp. 12166, C.P. María Elena Giraldo.

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO /


SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO / RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR
DAÑO AL CONSCRIPTO / MUERTE DEL CONSCRIPTO / RIESGO
EXCEPCIONAL / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / ACUMULACIÓN DE
BENEFICIOS / SEGURO DE PERSONAS / IMPROCEDENCIA DE LA
SUBROGACIÓN / IMPROCEDENCIA DE ACUMULACIÓN / FUENTE DE DAÑO

En relación con el seguro de personas, el legislador no le atribuyó naturaleza


indemnizatoria y, por el contrario, de manera expresa dispuso que la subrogación
no tiene cabida en esta clase de seguros –artículo 1139 del C. de Comercio-, lo
cual implica que la indemnización debida por el responsable del daño y la
prestación proveniente del seguro de personas pueden acumularse y no hay lugar
a descuento ni a subrogación, pues las causas jurídicas de cada una son diversas:
el daño frente a la indemnización y un contrato respecto del seguro de personas.
(…) A su vez, la causa jurídica de la indemnización de perjuicios a liquidar en la
presente providencia radica en el daño antijurídico imputado al Estado a título de
riesgo excepcional. Entonces, tal diferencia de causas o fuentes jurídicas de las
dos prestaciones, junto con la prohibición legal de subrogación de la aseguradora
en los derechos del asegurado contra el responsable, permite su acumulación y no
da lugar a descuento alguno, como lo afirmó la parte demandada en su escrito de
contestación de demanda.

NOTA DE RELATORÍA: Al respecto, consultar sentencia de 11 de marzo de 2004;


Exp. 14533, C.P. Alier Eduardo Hernández Enríquez.

FUENTE FORMAL: CÓDIGO DE COMERCIO – ARTÍCULO 1139

INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / TERCERO DAMNIFICADO / PRUEBA DEL


PARENTESCO / REGISTRO CIVIL DE NACIMIENTO

[L]a Sala reitera que en casos como el presente, lo que legitima en la causa a los
accionantes no es su vínculo civil o su parentesco con la persona lesionada o
fallecida, sino la calidad de damnificados, pues del mismo modo en el cual se
puede ser pariente sin ser damnificado, se puede ser damnificado sin ser pariente.
El parentesco se prueba con el registro civil de nacimiento –Decreto 1260 de 1970
artículo 105- pero la condición de damnificado puede ser probada de diversas
maneras, entre las cuales el parentesco y sus formalidades son sólo una más.

FUENTE FORMAL: DECRETO 1260 DE 1970 - ARTÍCULO 105

NOTA DE RELATORÍA: Al respecto, consultar sentencias del 5 de julio de 2006,


exp. 14686, C.P. Mauricio Fajardo Gómez y de abril 26 de 2006, exp. 14908, C.P.
Ruth Stella Correa.
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA /
DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO / SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO /
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR DAÑO AL CONSCRIPTO / MUERTE
DEL CONSCRIPTO / RIESGO EXCEPCIONAL

Por lo anterior, considera la Sala que le asiste razón al a quo al haber condenado
a la parte demandada al pago de este rubro compensatorio, pues la causación del
mismo se encuentra plenamente acreditada. A pesar de que la Sala no comparte
la tasación de los mismos, lo cierto es que debe darse aplicación del principio de
la no reformatio in pejus que opera a favor del apelante único, en este caso la
parte demandada. El monto decidido por el a quo se mantendrá, aunque
expresado en salarios mínimos y no en gramos oro

NOTA DE RELATORÍA: Al respecto, consultar sentencia de septiembre 6 de


2001, Exps. 13.232 y 15.646, C.P. Alier Eduardo Hernández Enríquez.

INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA /


DAÑO AL SOLDADO CONSCRIPTO / SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO /
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR DAÑO AL CONSCRIPTO / MUERTE
DEL CONSCRIPTO / RIESGO EXCEPCIONAL / INDEMNIZACIÓN DE
PERJUICIOS / LUCRO CESANTE A FAVOR DE LOS PADRES / AUXILIO DEL
HIJO A SUS PADRES / PERJUICIO MATERIAL / PERJUICIOS MATERIALES

Al respecto, se tiene que el soldado regular (…), para la fecha de su muerte, era
de estado civil soltero y que antes de ingresar a prestar el servicio militar
obligatorio, el mencionado joven vivía en la casa paterna, se dedicaba a las
labores propias del campo y con lo que por ello devengaba ayudaba
económicamente al sostenimiento de su casa, por lo cual, en aras de la
indemnización plena del daño, se considera acertada la decisión del tribunal
administrativo a quo de condenar a la parte demandada al pago de los perjuicios
materiales que la señora (…)solicitó en la demanda, como consecuencia de la
privación de la mencionada colaboración económica que aquella sufrió con
ocasión de la muerte de su hijo
..

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN B

Consejero ponente: DANILO ROJAS BETANCOURTH

Bogotá, D.C., veintiséis (26) de enero de dos mil once (2011)

Radicación número: 05001-23-31-000-1996-01192-01 (18697)

Actor: BLANCA ELVIRA MONTALVO Y OTROS

Demandado: NACIÓN – MINISTERIO DE DEFENSA – EJÉRCITO NACIONAL

Referencia: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA


Decide la Sala el recurso de apelación interpuesto por la parte demandada contra
la sentencia de febrero 17 de 2000, proferida por el Tribunal Administrativo de
Antioquia, mediante la cual se accedió parcialmente a las pretensiones de la
demanda.

ANTECEDENTES

I. Síntesis del caso

1. El joven Aldo Enrique Medrano Montalvo ingresó al Ejército Nacional en calidad


de soldado regular con el fin de prestar su servicio militar obligatorio y fue
asignado al Batallón de Infantería No. 10 “Girardot”. El 13 de diciembre de 1994,
alrededor de las 7:00 p.m., el soldado Aldo Enrique Medrano Montalvo se
encontraba inclinado revisando su arma de dotación oficial cuando
accidentalmente se le disparó y le causó una herida que le atravesó el pecho. De
inmediato fue llevado al hospital San Antonio de Tarazá (Antioquia) a donde llegó
sin vida.

II. Lo que se demanda

2. Mediante demanda presentada el 3 de julio de 1996, la señora Blanca Elvira


Montalvo Sarmiento, en nombre propio y en representación de sus hijos menores
de edad Luis Eduardo, Rober Enrique, María Eugenia, Luis Fernando y Katy Luz
Bello Montalvo, así como los señores Carmelo Bello Guerra, Yennedith del
Carmen, Álvaro Manuel y Osiris Janeth Medrano Montalvo, a través de apoderado
judicial, en ejercicio de la acción de reparación directa prevista en el artículo 86 del
C. C. A., solicitaron que se declarara responsable a la parte demandada por la
muerte del soldado regular Aldo Enrique Medrano Montalvo, el 13 de diciembre de
1994 en la Base Militar de Barro Blanco en el municipio de Tarazá (Antioquia) (fls.
18 a 31 c.p.).

3. La muerte del aludido soldado constituyó la materialización de un riesgo


excepcional al cual fue sometido por el Estado al dotarlo de un arma de fuego
durante el período en el cual debía prestar su servicio militar obligatorio, para el
cual fue reclutado en contra de su voluntad, por lo cual, los perjuicios derivados de
la misma debían ser asumidos y en consecuencia indemnizados por la entidad
pública demandada.

4. En consecuencia, pidieron que se condenara a la demandada a pagar, por


concepto de perjuicios inmateriales en la modalidad de daño moral, el equivalente
en pesos a 1500 gramos de oro para cada uno de los señores Blanca Elvira
Montalvo Sarmiento y Carmelo Bello Guerra, en calidad de madre biológica del
occiso la primera y padre de crianza el segundo. Por el mismo concepto, para
cada uno de los demandantes Luis Eduardo, Rober Enrique, María Eugenia, Luis
Fernando y Katy Luz Bello Montalvo, Yennedith del Carmen, Álvaro Manuel y
Osiris Janeth Medrano Montalvo el equivalente en pesos a 500 gramos de oro, en
calidad de hermanos del soldado Medrano Montalvo (fl. 19 c.p.).

5. Por concepto de perjuicios materiales en la modalidad de lucro cesante, se pidió


lo que resultara probado en el proceso, en atención a que con ocasión de la
muerte del soldado Aldo Enrique Medrano Montalvo, su madre Blanca Elvira
Montalvo Sarmiento, se vio privada de la ayuda económica que él le deparaba (fls.
19 y 20 c.p.).

III. Trámite procesal

6. La Nación se opuso a la prosperidad de las pretensiones de la demanda y


señaló que se atenía a lo que resultara acreditado en el expediente; así mismo,
señaló que en el caso en estudio se configuraba la causal excluyente de
responsabilidad denominada culpa exclusiva de la víctima, en tanto que el deceso
del soldado Aldo Enrique Medrano Montalvo habría sido auto infligido. Por otra
parte precisó que la familia del aludido soldado ya había sido indemnizada
administrativamente con ocasión de su muerte, por lo cual no habría lugar a una
indemnización por vía judicial (fls. 38 y 39 c.p.).

7. En la oportunidad para alegar de conclusión la parte actora pidió que se


accediera a las pretensiones de la demanda, en atención a que se acreditó que el
soldado Aldo Enrique Medrano Montalvo sufrió un accidente mortal al manipular
un elemento esencialmente peligroso, como lo era el arma de fuego de la cual
había sido dotado por el Ejército Nacional, por razón del servicio militar obligatorio
que prestaba.
8. Precisó la demandante que también se encontraba acreditado que la entidad
pública demandada había incurrido en una falla del servicio, pues el día de los
hechos, el aludido soldado había sido asignado a una misión en el municipio de
Tarazá (Antioquia), donde sus superiores lo indujeron a ingerir bebidas
embriagantes y, una vez regresaron al Batallón, no informaron del estado de
alicoramiento del aludido soldado ni le decomisaron su arma de dotación, sino que
lo enviaron a formación y le ordenaron pasar revista a su fusil, a pesar de no
encontrarse en las condiciones idóneas para desarrollar dicha tarea, por lo cual,
se habría desencadenado su muerte (fls. 135 a 144 c.p.).

9. La parte demandada solicitó que no se acogieran las pretensiones de la


demanda, ya que no se encontraba acreditada la falla del servicio en la cual habría
incurrido la entidad pública demandada, consistente en permitir que un soldado
manipulara su arma de fuego en estado de embriaguez, en tanto dicha condición
física no fue acreditada, pues la necropsia practicada al cadáver del soldado
Medrano nada certifica al respecto. Al contrario, sí estaría probado que fue dicho
soldado quien accionó su fusil de dotación de forma irresponsable, contraviniendo
las normas de seguridad y causándose así su propia muerte, situación que
constituye una culpa exclusiva y excluyente de la víctima (fls. 145 a 148 c.p.).

10. El Ministerio Público consideró que las pretensiones de la demanda debían ser
negadas, al no estar demostrado el estado de embriaguez en el cual se
encontraría el soldado Medrano Montalvo al momento de la ocurrencia de los
hechos, lo cual constituiría una falla del servicio de la entidad pública al permitirle
manipular un arma de fuego en tal estado; por el contrario, sí se habría
demostrado que el deceso del aludido soldado se debió a su propia imprudencia
(fls. 190 a 192 c.p.).

11. Por sentencia de febrero 17 de 2000, el Tribunal Administrativo de Antioquia


accedió parcialmente a las pretensiones de la demanda, con fundamento en que
la muerte del soldado Medrano Montalvo, ocurrida el 13 de diciembre de 1994,
habría sido la consecuencia de su propia conducta en concurrencia con una falla
del servicio en la cual habría incurrido la parte demandada, toda vez que se
encontraría demostrado que el aludido soldado, de forma voluntaria había ingerido
bebidas alcohólicas, poniéndose a sí mismo en una situación de alteración de sus
facultades físicas y cognitivas que le impedían manipular responsablemente su
fusil de dotación; por su parte, la falla del servicio en cual habría incurrido el
Estado consistió en que pese a que la condición del soldado Medrano era
conocida por sus superiores, ésta no fue puesta de presente al momento de
ordenarse su formación, ni mucho menos le fue decomisada su arma de fuego de
dotación oficial, a pesar de no encontrarse en condiciones idóneas para operarla,
por lo cual, cuando se le ordenó pasarle revista a su fusil, éste se le disparó
causándole la muerte.

12. El tribunal a quo estimó que dicha concurrencia de causas en la producción del
daño, se debía reflejar en una reducción del monto de la condena en un 50%
correspondiente al porcentaje de participación de la víctima el los hechos del 13
de diciembre de 1994 (fls. 193 a 207 c.p.).

13. La parte demandada interpuso en tiempo recurso de apelación contra la


sentencia anterior, solicitó que la misma fuera revocada y que en su lugar se
negaran las pretensiones de la demanda, en atención a que no se encontraba
probado el supuesto estado de embriaguez del soldado Medrano Montalvo el día
en que ocurrió su muerte, por lo cual, tampoco se podía afirmar que sus
superiores no adoptaron las medidas aptas para protegerlo, pese a conocer dicho
estado.

14. Señaló la recurrente que si bien 2 testigos afirmaron haber visto a dicho
soldado embriagado, lo cierto es que el medio probatorio idóneo para acreditar tal
condición –el protocolo de la necropsia practicada a su cadáver- no hace
referencia alguna al respecto, por lo cual, dichos testimonios no pasarían de ser
simples apreciaciones carentes de respaldo. Por el contrario, sí estaría probado
que el disparo que cegó la vida del soldado Medrano fue producido por él mismo
con su fusil de dotación oficial, pese a haber recibido instrucciones sobre la
seguridad al manipular su armamento, lo cual configura un hecho exclusivo de la
víctima, pero no porque el soldado se encontrare en estado de embriaguez, sino
porque manipuló un arma de fuego sin las adecuadas medidas de seguridad (fls.
211 a 217 c.p.).

15. De la oportunidad para alegar de conclusión en segunda instancia solo hizo


uso la parte demandada, la cual insistió en que la causa del deceso del soldado
Medrano fue su culpa exclusiva y excluyente, pero en esta oportunidad procesal,
contrario a lo expuesto en la sustentación del recurso interpuesto, señaló que la
misma consistía en haber manipulado su arma de fuego en estado de embriaguez
(fls. 225 y 226 c.p.).
CONSIDERACIONES DE LA SALA

I. Competencia

16. Por ser competente, procede la Sala a decidir en segunda instancia1, el


recurso de apelación interpuesto por la parte demandada contra la sentencia
dictada por el Tribunal Administrativo de Antioquia, el 17 de febrero de 2000.

II. Validez de los medios de prueba

17. Fue allegada al proceso copia auténtica del expediente No. 166
correspondiente a la investigación preliminar adelantada por las Fuerzas Militares
de Colombia – Ejército Nacional – Juzgado 20 de Instrucción Penal Militar, por el
delito militar de “desobediencia”, sindicado el Cabo Segundo Luis Olvedo Villamil
Castellanos, en los hechos del 13 de diciembre de 1994 (fls. 150 a 189 c.p.).

18. La Sala valorará las pruebas pertinentes practicadas en dicho proceso, pues el
traslado del contenido de las mismas fue solicitado en la demanda para aducirlas
en contra de la entidad pública accionada, la cual, a su vez, adhirió a dicha
solicitud en su escrito de contestación de demanda y, además, por haber sido la
autoridad que lo adelantó, la misma que lo allegó al expediente contencioso
administrativo y dio fe de su autenticidad.

19. La Sección ha expresado en otras ocasiones que cuando el traslado de


pruebas, practicadas en otro proceso, es solicitado por o cuenta con la anuencia
de ambas partes, tales pruebas pueden ser valoradas en el proceso contencioso
administrativo, aunque hayan sido practicadas sin citación o intervención de
alguna de ellas en el proceso original y no estén ratificadas en el proceso
contencioso administrativo, pues en tales casos resultaría contrario a la lealtad
procesal que una parte solicite que la prueba haga parte del acervo probatorio,
pero que si posteriormente encuentra que puede ser contraria a sus intereses,
invoque formalidades legales para su inadmisión 2.

1
En razón de la cuantía, el proceso es de doble instancia, pues la pretensión mayor correspondiente a
perjuicios morales a favor de Blanca Elvira Montalvo, se estimó en 1500 gramos de oro ($19’747.890 a la
presentación de la demanda), monto que supera la cuantía requerida en 1996 ($13’460.000) para que un
proceso, adelantado en ejercicio de la acción de reparación directa, fuere de doble instancia.
2
Ver: Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencias de septiembre 18 de 1997, exp. 9666, de febrero 8 de
2001, exp. 13254 y de febrero 21 de 2002, exp. 12789.
III. Los hechos probados

20. Con base en las pruebas recaudadas en la investigación preliminar adelantada


por el Juzgado 20 de Instrucción Penal Militar, más aquellas recaudadas en el
proceso contencioso administrativo, valoradas en su conjunto, se tienen como
ciertas las siguientes circunstancias fácticas relevantes:

a. El joven Aldo Enrique Medrano Montalvo ingresó al Ejército Nacional el 16 de


junio de 1994, con el propósito de prestar su servicio militar obligatorio y fue
asignado, como soldado regular, al Batallón de Infantería No. 10 “Coronel
Atanasio Girardot”, base Barro Blanco ubicada en el municipio de Tarazá
(Antioquia), como integrante del 3er Contingente de 1994, perteneciente a la
compañía “Bolívar” (copia auténtica de las certificaciones suscritas por el Jefe de la
Sección de Soldados del Ejército Nacional, Mayor Roberto García Ronderos y por el
Jefe de Personal BIGIR, el 15 de diciembre de 1994 y de la tarjeta de inscripción No.
56752, de la Dirección de Reclutamiento y Control de Reservas, correspondiente al
soldado regular Medrano Montalvo, fls. 82, 163 y 171 c.p.).

b. El 13 de diciembre de 1994, el Sargento Fulvio Valderrama Castrillón le


concedió permiso al Cabo Segundo Olvedo Villamil Castellanos para
desplazarse al corregimiento de Barro Blanco, municipio de Tarazá (Antioquia),
con el fin de que llevara a cabo algunas diligencias personales; el Cabo
Segundo Villamil salió de la base militar con destino a Barro Blanco a las 11:00
a.m., en compañía de 2 dragoneantes y 9 soldados, entre ellos el soldado
regular Medrano Montalvo, con quienes ingresó a un establecimiento de
comercio a jugar billar e ingerir algunas cervezas. El grupo de militares regresó
a la base militar alrededor de las 6:30 p.m. y, a las 7:00 p.m., el Sargento
Valderrama ordenó la formación del pelotón y la revisión de las respectivas
armas de dotación (copia auténtica del informe rendido el 13 de diciembre de 1994
por el Oficial Inspector Capitán Javier Orlando Arce Atuesta, en el cual da cuenta
acerca de las averiguaciones por él adelantadas en relación con la muerte del soldado
regular Aldo Enrique Medrano Montalvo, y testimonio rendido ante el Juzgado 20 Penal
Militar el 13 de diciembre de 1994 por el sargento Fluvio Valderrama Castrillón, fls. 122,
123, 152, 153 y 179 a 181 c.p.).

c. Alrededor de las 7:00 p.m., en momentos en los cuales el soldado regular Aldo
Enrique Medrano Montalvo se encontraba revisando su arma de dotación
oficial, ésta se le disparó de forma “accidental”, causándole una herida en el
pecho, por tal motivo fue llevado de inmediato al hospital San Antonio de
Tarazá (Antioquia), a donde llegó sin vida (copia auténtica del informe
administrativo por muerte No. 039 de diciembre 13 de 1994, suscrito por el
Comandante del Batallón de Infantería No. 10 “Coronel Atanasio Girardot” y del registro
civil de defunción del señor Aldo Enrique Medrano Montalvo, fls. 83 y 85 c.p.).

d. El cadáver del soldado regular Medrano Montalvo presentaba una “herida por
arma de fuego lesión de tejidos blandos, hígado, diafragma, corazón, pulmón
izquierdo, anemia aguda (…) que tuvo un efecto de naturaleza esencialmente
mortal”; en dicho documento se describió el estado de cada uno de los órganos
del cadáver y se informó que no se practicó examen especial alguno (copia
auténtica del acta de protocolo de necropsia No. 0022, diligenciada por el Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Seccional Antioquia – Unidad Local –
hospital San Antonio de Tarazá, fls. 125 a 127 c.p.).

e. El Juzgado 20 Penal Militar dio inicio a la investigación preliminar No. 166,


sindicado el Cabo Segundo Luis Olvedo Villamil Castellanos, por el posible
delito militar de desobediencia, la cual concluyó mediante providencia de mayo
30 de 1995, proferida por el Juzgado 20 Penal Militar, mediante la cual resolvió
“ABSTENERSE de iniciar investigación en contra del Cabo Segundo LUIS
OLVEDO VILLAMIL CASTELLANOS, sindicado del presunto delito de
Desobediencia”, con fundamento en que el aludido militar “… para el día 12
(sic) de diciembre de 1994 no realizaba órdenes del servicio, ni modificó una
impartida por el superior, por cuanto se encontraba disfrutando de un permiso
que le fuera otorgado por su superior …” (copia auténtica a fls. 183 a 186 c.p.).

IV. Problema jurídico

21. Procede la Sala a determinar si en el caso bajo análisis -con base en alguno
de los títulos de imputación decantados por la jurisprudencia contenciosa
administrativa- la parte demandada es responsable de la muerte del soldado
regular Aldo Enrique Medrano Montalvo o si por el contrario, se presenta la causal
excluyente de responsabilidad denominada hecho exclusivo de la víctima.

V. Análisis de la Sala

22. De conformidad con los hechos probados, la Sala tiene por demostrado el
daño invocado por la parte actora y las circunstancias en las cuales ocurrió el
mismo, es decir, está debidamente acreditada la muerte del entonces soldado
regular Aldo Enrique Medrano Montalvo el 13 de diciembre de 1994, alrededor de
las 7:00 p.m., en las instalaciones de la base Barro Blanco del Batallón de
Infantería No. 10 “Coronel Atanasio Girardot”, ubicada en el municipio de Tarazá
(Antioquia), al resultar herido por un proyectil percutido por su arma de dotación
oficial, en momentos en los cuales se encontraba pasándole revista a la misma,
por orden superior (copia auténtica del informe administrativo por muerte No. 039 de
diciembre 13 de 1994, suscrito por el Comandante del Batallón de Infantería No. 10
“Coronel Atanasio Girardot” y del certificado de defunción correspondiente al señor Aldo
Enrique Medrano Montalvo, fls. 83 y 85 c.p.).

23. En relación con el título de imputación aplicable a los daños causados a los
soldados que prestan su servicio militar obligatorio, la Sala ha establecido que los
mismos pueden ser i) de naturaleza objetiva –tales como el daño especial o el
riesgo excepcional–, y ii) por falla del servicio, siempre y cuando de los hechos y
de las pruebas allegadas al proceso se encuentre acreditada aquella 3.

24. Así, frente a los perjuicios ocasionados a soldados que prestan el servicio
militar obligatorio, en la medida en la cual su voluntad se ve doblegada por el
imperium del Estado al someterlos a la prestación de un servicio que no es nada
distinto a la imposición de un deber público, la organización estatal debe
responder, bien porque respecto de ellos el daño provenga de i) un rompimiento
de las cargas públicas que no tenga la obligación jurídica de soportar el soldado;
ii) de un riesgo excepcional que desborda aquel al cual normalmente estaría
sometido y que puede tener origen en el riesgo de la actividad o en el riesgo de la
cosa, o iii) de una falla del servicio, a partir de la cual se produce el resultado
perjudicial4. No debe perderse de vista que, en tanto el Estado imponga el deber
de prestar el servicio militar, debe garantizar la integridad psicofísica del soldado
en la medida en la cual se trata de una persona que se encuentra sometida a su
custodia y cuidado, pues en determinadas situaciones lo pone en estado de
riesgo, lo cual, en términos de imputabilidad, significa que debe responder por los
daños que le sean irrogados en relación con la ejecución de la carga pública.

25. Igualmente, en relación con los soldados que prestan servicio militar
obligatorio, el principio iura novit curia reviste una característica especial, toda vez
que el juez debe verificar si el daño antijurídico resulta imputable o atribuible al

3
Al respecto, consultar por ejemplo, Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencias del 30 de julio de 2008,
exp. 18725, C.P. Ruth Stella Correa Palacio y del 15 de octubre de 2008, exp. 18586 C.P. Enrique Gil Botero.
4
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 15 de octubre de 2008, exp. 18586, C.P. Enrique Gil
Botero.
Estado con fundamento en uno cualquiera de los títulos de imputación antes
mencionados.

26. De otro lado, en cada caso concreto en el que se invoque la existencia de una
causa extraña por parte de la entidad demandada como generadora del daño,
será necesario analizar los detalles de tiempo, modo y lugar en que se produjo el
mismo, por cuanto es posible que el Estado haya contribuido co-causalmente a su
generación. En consecuencia, la sola constatación de la existencia de una
aparente causa extraña como origen o fuente material de los daños ocasionados a
conscriptos o reclusos, no es suficiente para que estos sean considerados como
no atribuibles a la administración pública, pues se requiere, además, que la
entidad demandada acredite que su actuación no contribuyó en la producción del
daño, motivo por el cual no le es imputable fáctica o jurídicamente. Se afirma lo
anterior en la medida en que es posible que la causa directa, inmediata y material
del daño sea la actuación de un tercero o de la propia víctima, pero tal resultado
perjudicial tenga una relación mediata con el servicio que estaba desplegando el
soldado conscripto, motivo por el cual la entidad no puede desprenderse de su
responsabilidad, por cuanto también puede serle atribuible jurídicamente el daño 5.

27. De conformidad con lo expuesto y una vez establecido el daño padecido por la
parte demandante, considera la Sala que el mismo debe serle imputado a la parte
demandada –Nación, Ministerio de Defensa, Ejército Nacional-, toda vez que
aquel constituyó la concreción de un riesgo anormal al cual fue sometido el
entonces soldado regular Aldo Enrique Medrano Montalvo, por parte de la entidad
pública accionada. En efecto, para el cumplimiento de su servicio militar
obligatorio, al aludido soldado le fue asignada un arma de fuego –fusil galil- la que
en sí misma entrañaba un riesgo de naturaleza excepcional, el cual se materializó
cuando dicha arma se disparó de manera accidental, causándole la muerte.

28. El peligro que entrañaba el uso del arma de fuego que le fue asignada al
soldado regular Medrano Montalvo, fue un riesgo anormal y de una entidad
relevante, que dicho soldado no asumió voluntariamente ni mucho menos eligió
compartir con el Estado; fue un peligro al que se vio expuesto en razón de la
ejecución del servicio militar obligatorio y, en concreto, de una orden impartida por
uno de sus superiores –pasarle revista a su arma de fuego-; por lo tanto el riesgo
no le pertenecía al aludido soldado regular, sino a la Nación, Ministerio de
Defensa, Ejército Nacional y, al materializarse en la prematura muerte del joven

5
Ibídem.
Medrano Montalvo el 13 de diciembre de 1994, dicha entidad pública es la llamada
a reparar los perjuicios derivados de ella.

29. Para la Sala resulta claro que la responsabilidad de la Nación, Ministerio de


Defensa, Ejército Nacional se ve comprometida en el caso bajo análisis a título de
riesgo excepcional, pues en el momento en el cual el mencionado joven fue
incorporado a las filas del Ejército Nacional, para cumplir con su obligación de
definir su situación militar, éste únicamente tenía el deber de soportar aquellas
limitaciones o inconvenientes inherentes a la prestación del servicio militar
obligatorio, como la restricción a los derechos fundamentales de locomoción,
libertad, etc. Pero como durante la ejecución de su deber constitucional, le
sobrevino una vulneración a derechos que tienen protección jurídica, como lo son
la integridad personal, la salud y la vida, ella es causa de imputación al Estado del
daño por él padecido, por cuanto en este caso, el mencionado soldado regular no
compartió ni asumió ese tipo de riesgos con el Estado.

30. En el presente caso no se encuentra configurada la causal excluyente de


responsabilidad de hecho exclusivo y determinante de la víctima, como lo aseveró
la parte demandada en las distintas oportunidades procesales en las cuales
intervino, donde señaló que el soldado regular Aldo Enrique Medrano Montalvo
habría manipulado su arma de fuego de forma imprudente e irresponsable y, por lo
tanto, dicho acto supuestamente imprevisible e irresistible para la Administración,
implicaría la negación de las súplicas de la demanda.

31. Así mismo, considera la Sala que tampoco se demostró, como lo afirmó el
tribunal administrativo a quo en la sentencia impugnada, que la conducta de la
víctima hubiere contribuido eficazmente en la producción del daño –por lo cual
redujo el monto de la condena en un 50%-, toda vez que se encontraría
demostrado que el aludido soldado regular, de forma voluntaria, había ingerido
bebidas alcohólicas, poniéndose a sí mismo en una situación de alteración de sus
facultades físicas y cognitivas que le impedían manipular responsablemente su
fusil de dotación.

32. Al respecto, ha sostenido la Sala que para que el hecho de la víctima pueda
considerarse como causal excluyente de responsabilidad o como concausa del
daño en conjunto con una conducta –activa u omisiva- desplegada por la
Administración, en primer lugar, éste debe ser imprevisible e irresistible para la
Administración y además, debe acreditarse no sólo que la víctima participó en la
realización del daño, sino que entre su actuación y el daño existe una relación de
causalidad adecuada6, entendida como aquella causa idónea, eficiente y
preponderante cuya consecuencia directa e inmediata es el daño mismo:

… el hecho de la víctima, como causal de exoneración de responsabilidad o de


reducción del monto de la condena respectiva, debe constituir, exclusiva o
parcialmente, causa eficiente del perjuicio reclamado. (…) la llamada teoría de
la causalidad adecuada, según la cual no todos los fenómenos que
contribuyeron a la producción del daño tienen relevancia para determinar la
causa jurídica del perjuicio; se considera que solamente causó el daño aquel o
aquellos fenómenos que normalmente debieron haberlo producido; esta teoría
permite romper el vínculo de causalidad en tal forma, que solo la causa
relevante es la que ha podido producir el daño (…)7.

Así mismo:

El hecho de la víctima, como causa extraña y exclusiva del daño, impone la


prueba de que se trató de un acontecimiento que le era imprevisible e
irresistible a quien lo invoca, en el entendido de que cuando el suceso es
previsible o resistible para él, se revela una falla del servicio, como quiera que
teniendo el deber de precaución y de protección derivado de la creación del
riesgo, no previno o resistió el suceso pudiendo hacerlo.8.

33. En el expediente no obra prueba alguna que de manera fehaciente demuestre


que la conducta de la víctima hubiere sido la causa exclusiva o concurrente del
daño por ella padecido. Por el contrario, el material probatorio señala que la
muerte del soldado regular Aldo Enrique Medrano Montalvo se debió a un
lamentable accidente y no a un acto en el cual su obrar imprudente o
irresponsable hubiere sido la causa única o la concausa del mismo.

34. En este punto es relevante el informe administrativo por muerte No. 039 de
diciembre 13 de 1994, suscrito por el Comandante del Batallón de Infantería No.
10 “Coronel Atanasio Girardot”, según el cual en esa fecha, cerca de las 7:00 p.m.,
en momentos en los cuales el soldado regular Medrano Montalvo se encontraba
revisando su arma de dotación oficial, ésta se le disparó de forma “accidental” y
le causó una herida en el pecho; es decir, fue la misma entidad pública
demandada –debido a su inmediatez con los sucesos acaecidos- la que calificó el
hecho en el cual perdió la vida el soldado Medrano Montalvo como un accidente,
afirmación que no fue desvirtuada por otras pruebas allegadas al expediente, así
como tampoco obra material probatorio alguno que ilustre a la Sala acerca de la
“imprudencia y falta de pericia” en la cual habría incurrido el aludido soldado
regular, según lo alegó la parte demandada (fl. 83 c.p.).

6
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de octubre 3 de 2002, exp. 14207, C.P. Ricardo Hoyos.
7
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de octubre 18 de 2000, exp. 11981, C.P. Alier Hernández.
8
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de agosto 30 de 2007, exp. 15635, C.P. Ramiro Saavedra.
35. La Sala tampoco comparte la afirmación del a quo en el sentido de que estaría
demostrado en el expediente que el soldado regular Medrano Montalvo, de forma
voluntaria y consiente, se habría puesto a sí mismo en estado de embriaguez,
condición que lo hacía no apto para manipular su arma de fuego, toda vez que no
obra medio probatorio alguno que acredite que al momento preciso de ocurrir el
daño aquel se encontraba en las condiciones anotadas, pues si bien se demostró
que horas antes de ocurrir su muerte había estado en la población de Barro
Blanco –debidamente autorizado por su superior- donde habría ingerido algunas
cervezas, lo cierto es que no se tiene certeza acerca de que al momento de ocurrir
los hechos en los cuales perdió la vida, el soldado regular Medrano Montalvo se
encontrare en estado de embriaguez y que precisamente hubiere sido tal estado la
causa del disparo que le produjo la muerte (declaración juramentada rendida por el
Sargento Fluvio Valderrama Castrillón, el 13 de diciembre de 1994, ante el Juzgado 20
Penal Militar, fls. 179 a 181 c.p.).

36. Las únicas pruebas que refieren el supuesto estado de embriaguez del
soldado regular Medrano al momento de producirse el disparo que le cegó la vida,
no son ni idóneas ni eficientes, ni mucho menos eficaces para acreditar tal hecho.
Ellas son: el testimonio rendido por el soldado Jorge Luis Martínez Teherán el 13
de diciembre de 1994, quien refiere que “en su parecer” el soldado Medrano se
encontraba en estado de embriaguez; la declaración juramentada rendida el
mismo día por el señor Luis Felipe Ortiz Hernández, trabajador de la base militar
Barro Blanco, quien señaló que “escuchó los comentarios de otros soldados
acerca del estado de embriaguez del soldado Medrano”; el testimonio, de la
misma fecha, del dragoneante Ebeldo de Jesús Patiño Pérez, quien describió que
en horas previas a los hechos en los cuales perdió la vida el soldado regular
Medrano, aquel y otros uniformados habrían ingerido “un par de cervezas” y la
declaración del sargento Fluvio Valderrama Castrillón, quien señaló que “aunque
escuchó a otros soldados el comentario acerca de que en la tarde habían ingerido
algunas cervezas, él los vio en buen estado” (copias auténticas de los testimonios
rendidos ante el Juzgado 20 Penal Militar el 13 de diciembre de 1994, fls. 155 a 157, 159,
160 y 179 a 181 c.p.).

37. Dichas pruebas no revisten la relevancia suficiente para tener por establecido
el supuesto estado de embriaguez de la víctima, pues no pasan de ser meras
apreciaciones personales, relatos de comentarios efectuados por terceros o
simples conjeturas, que carecen de respaldo probatorio que las confirme, toda vez
que la prueba idónea para establecer el estado de embriaguez de la víctima al
momento de ocurrir su muerte y si éste fue relevante o no en la producción de la
misma, sería un dictamen técnico de embriaguez post mortem9. Sin embargo, al
momento de practicarle la necropsia al cadáver del soldado Medrano, dicho
examen no fue ordenado y ni siquiera, en la descripción detallada del estado del
cadáver, se hace referencia a dicha condición (copia auténtica del acta No. 0022
correspondiente al protocolo de necropsia practicada al cadáver del soldado conscripto
Aldo Enrique Medrano Montalvo, por parte del Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses Seccional Antioquia – Unidad Local – Hospital San Antonio de Tarazá,
fls. 125 a 127 c.p.).

38. En consecuencia, precisa la Sala que la causal excluyente de responsabilidad


que consiste en el hecho exclusivo de la víctima, alegada por la parte demandada,
no fue acreditada por ésta, en cuanto era su carga al tenor del artículo 177 del C.
de P. C., según el cual “[i]ncumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las
normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen”, por lo cual, la
declaratoria de responsabilidad de la Nación, Ministerio de Defensa, Ejército
Nacional será confirmada, más no a título de falla del servicio –como lo decidió el
a quo-, sino a título de riesgo excepcional.

39. Ahora bien, no obstante que la Sala considera que la conducta de la víctima
tampoco concurrió en la producción del daño padecido por la parte actora –como
sí lo consideró el a quo-, no es posible en esta instancia revocar la decisión del
Tribunal Administrativo de Antioquia consistente en reducir el monto de la condena
en un 50%, correspondiente al grado de participación de aquella en el mismo, en
atención a que dicha medida no fue objeto de recurso alguno por parte de los
demandantes y porque la entidad pública demandada es apelante única, razón por
la cual a su favor opera el principio de la no reformatio in pejus.

9
Respecto de la relevancia de la prueba técnica de alcoholemia, como aquella idónea para establecer el estado
de embriaguez de la víctima de un daño imputable al Estado y su grado de incidencia en la producción del
mismo, en sentencia de 20 de marzo de 2008, exp. 14780, C.P. Ruth Stella Correa Palacio, la Sala señaló: “…
No obstante, no figura en dicha historia [clínica] que se hubiera practicado al lesionado dictamen técnico de
embriaguez. Es decir, que lo consignado por el médico en la historia clínica fue sólo su percepción, pero no
el resultado de un examen de laboratorio. La prueba de embriaguez se determina con una prueba sobre la
cantidad de alcohol en sangre y, además, no puede establecer con ese solo dato su condición síquica, dado
que se desconocen los niveles de tolerancia que tenía la víctima en relación con el alcohol[*].”
[*]
“En cuestiones médico-legales, esta tolerancia orgánica al etanol, tiene implicaciones importantes, pues es
precisamente por este fenómeno, que la correlación entre los signos clínicos de la intoxicación etílica y los
niveles de alcohol en sangre (alcoholemia), no es siempre constante, ya que se ve modificada de acuerdo con
la susceptibilidad personal del sujeto... Gracias al fenómeno de la tolerancia se ha podido comprobar que
dos sujetos con iguales cifras de alcoholemia, por ejemplo 80 miligramos por ciento, no siempre presentan el
mismo grado de embriaguez. Los bebedores ocasionales, que no han desarrollado aún tolerancia
presentarán con estas cifras de alcoholemia mayor cantidad de signos de embriaguez que aquellos bebedores
habituales (tolerantes), quienes escasamente presentarán algunos signos leves, o inclusive puede darse el
caso que no presenten signos clínicos de la embriaguez”. En: “Actualización del dictamen médico forense
por embriaguez”, por MARIA DOLORES SANCHEZ PRADA y RICARDO MORA IZQUIERDO. INSTITUTO
DE MEDICINA LEGAL-COLOMBIA. Tomado de:
http://www.policia.gov.co/inicio/portal/unidades/egsan.nsf.
40. Una vez establecido lo anterior, pasa a Sala a revisar y a actualizar –bajo los
límites de la no reformatio in pejus- la liquidación de perjuicios efectuada en
primera instancia.

IV. Liquidación de perjuicios

V.1. Consideración previa

41. Es preciso poner de presente que mediante Resolución No. 09497 de octubre
12 de 1995, el Ministerio de Defensa – Ejército Nacional, reconoció a favor de la
señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento, con ocasión de la muerte del soldado
regular Aldo Enrique Medrano Montalvo, ocurrida el 13 de diciembre de 1994, la
suma de $1’789.800, por concepto de compensación por la muerte del aludido
soldado “de conformidad con lo establecido en el Artículo 8 del Decreto 2728 de
1968”. Así mismo, a dicha señora se le hizo entrega del cheque No. 8434000 del
Banco del Estado, por valor de $3’872.000 por concepto de pago del seguro de
vida tomado a favor del soldado regular Medrano Montalvo (copias auténticas a fls.
62, 64, 90 y 91c.p.).

42. Lo anterior lleva a la Sala a analizar si, cuando por causa de un daño el
damnificado con el mismo recibe compensaciones de diferentes fuentes -pago de
un seguro de vida, reconocimiento y pago de las prestaciones sociales- procede, o
no, la acumulación de dichos beneficios, con la indemnización plena proveniente
de la responsabilidad del Estado por un daño que se le hubiere imputado.

43. Al respecto, reitera la Sala su posición 10 según la cual, para determinar si es


procedente la acumulación de beneficios, resulta pertinente establecer las causas
jurídicas de los mismos y si existe, o no, la posibilidad de subrogación de quien
pagó, en la acción que tenía la víctima frente al autor del daño y respecto de las
causas de los beneficios. Se debe tener presente, además, que la única
prestación que tiene carácter indemnizatorio es aquella que extingue la obligación
del responsable:

Así, la intención de quien compensa a la víctima debe ser extinguir su


obligación, si se trata del pago por otro, frente al daño causado; de lo contrario,
no habrá una indemnización o reparación del perjuicio sino el cumplimiento de
una obligación con carácter diferente, ya sea legal o contractual.

10
Se ratifican los planteamientos esgrimidos en la sentencia de marzo 1 de 2006, exp. 14002 y en la sentencia
de abril 26 de 2006, exp. 17529, de la Sección Tercera del Consejo de Estado.
En conclusión, cuando un tercero, cuya intención no era la de extinguir la
obligación del responsable del daño, otorga a la víctima un bien que total o
parcialmente repone el que fue dañado, y la ley no establece a favor de aquel
el derecho a subrogarse en la acción de ésta última, se podrán acumular la
prestación entregada por ese tercero y la indemnización debida por el causante
del perjuicio[11].

Las anteriores precisiones resultan, también, aplicables cuando quien paga a la


víctima es el responsable, pero no lo hace con la intención de extinguir la
obligación de indemnizar el daño causado, sino en cumplimiento de una
obligación de otra naturaleza, ya sea legal, contractual, o, simplemente,
impulsado por sentimientos de caridad o beneficencia.12.

44. En efecto, cuando en el ordenamiento jurídico de manera previa se establecen


compensaciones, reconocimientos patrimoniales y prestacionales especiales -que
en derecho francés se conocen como “indemnización a forfait”13- su
reconocimiento resulta compatible con la indemnización a cargo de quien es
encontrado responsable de un daño, por cuanto la causa jurídica de la primera es
la ley, mientras que la causa jurídica de la indemnización plena proveniente de la
responsabilidad es el daño mismo. En otras palabras, los dos beneficios: el a
forfait y la prestación indemnizatoria a cargo del responsable del daño, tienen
causas jurídicas distintas y, por lo tanto, no se excluyen entre sí.

45. En el caso en estudio, a la señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento le fue


reconocido, por parte del Ejército Nacional, un pago por concepto de prestaciones
sociales por muerte, con ocasión del deceso del soldado regular Aldo Enrique
Medrano Montalvo el 13 de diciembre de 1994, de conformidad con el Decreto
2728 de 1968. Entonces, la causa jurídica por la cual se llevó a cabo dicho
reconocimiento es el mencionado decreto, al paso que aquella que justifica el
reconocimiento de una indemnización a cargo de la Administración en el presente
proceso, es el daño antijurídico que se le imputa, por ser la única prestación que
tiene la virtud de extinguir la obligación reparatoria a su cargo.

46. Por lo tanto, dicho reconocimiento no es incompatible con la indemnización de


perjuicios que se liquidará en la presente providencia; en consecuencia, no hay
lugar a descuento alguno por este concepto ni tampoco a subrogación, por cuanto
esta última no está prevista legalmente -artículo 1096 del Código de Comercio-.

11[]
TAMAYO JARAMILLO, Javier, “De la responsabilidad civil”, Tomo IV, Ed. Temis, Bogotá, 1999 Pág.
228.
12
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de julio 14 de 2004, exp. 14308, C.P. Alier Hernández.
13
Respecto de la indemnización a forfait, ver entre otras las siguientes sentencias: Consejo de Estado, Sección
Tercera, julio 25 de 2002, exp. 14001, C.P. Ricardo Hoyos; agosto 19 de 2004, exp. 15791, C.P. Ramiro
Saavedra Becerra; agosto 10 de 2005, exp. 16205, C.P. María Elena Giraldo; marzo 1º de 2006, exp. 15997,
C.P. Ruth Stella Correa y; marzo 30 de 2006, exp. 15441, C.P. Ramiro Saavedra.
47. En cuanto a la compatibilidad entre el beneficio obtenido a través de un seguro
y la indemnización debida por el responsable del daño, se debe distinguir en
primer término de qué tipo de seguro se trata. Si es un seguro de daños, en el cual
de manera expresa opera la subrogación las dos prestaciones no pueden
coexistir, puesto que aunque las causas jurídicas de las mismas son distintas -un
contrato respecto del primero y el daño frente a la indemnización-, la ley tiene
previsto que hay lugar a la subrogación por parte del asegurador respecto de los
derechos del asegurado contra el responsable del siniestro, en atención a que el
legislador le otorgó al seguro de daños carácter indemnizatorio –artículos 1088 y
1096 del C. de Comercio-:

El Código de Comercio señala como principios en el seguro de daños, en


lo fundamental, los siguientes: -que el Asegurador tiene la prerrogativa
de subrogarse en los derechos del Asegurado contra las personas
responsables del siniestro; -que respecto del Asegurado, los seguros de
daños serán contratos de mera indemnización y “jamás podrán constituir
para él fuente de enriquecimiento”; -que la indemnización podrá
comprender a la vez el daño emergente y el lucro cesante, pero éste
deberá ser objeto de un acuerdo expreso; -que la indemnización no
excederá, en ningún caso, del valor real del interés asegurado en el
momento del siniestro, ni del monto efectivo del perjuicio patrimonial
sufrido por el Asegurado o el beneficiario; -que el Asegurador que pague
una indemnización se subrogará, por ministerio de la ley y hasta
concurrencia de su importe, en los derechos del asegurado contra las
personas responsables del siniestro;…(arts. 1088, 1089, 1096, 1097 y 1099
del C. de Co.).14

48. En relación con el seguro de personas, el legislador no le atribuyó naturaleza


indemnizatoria y, por el contrario, de manera expresa dispuso que la subrogación
no tiene cabida en esta clase de seguros –artículo 1139 del C. de Comercio-, lo
cual implica que la indemnización debida por el responsable del daño y la
prestación proveniente del seguro de personas pueden acumularse y no hay lugar
a descuento ni a subrogación, pues las causas jurídicas de cada una son diversas:
el daño frente a la indemnización y un contrato respecto del seguro de personas 15.

49. En el caso en estudio, el monto dinerario del seguro de vida cancelado a la


madre del soldado regular Aldo Enrique Medrano Montalvo, encuentra como
fuente jurídica la póliza No. 46982 de la Compañía de Seguros La Previsora S.A.,
tomada por la Nación, Ministerio de Defensa, Ejército Nacional, donde consta que
el asegurado es el señor Aldo Enrique Medrano Montalvo y la beneficiaria es la
señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento en calidad de madre (copia auténtica a fl.
66 c.p.).
14
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de septiembre 14 de 2000, exp. 12166, C.P. María Elena
Giraldo.
15
Consejo de Estado, Sección Tercera, sent. de marzo 11 de 2004, exp. 14533, C.P. Alier E. Hernández
Enríquez.
50. A su vez, la causa jurídica de la indemnización de perjuicios a liquidar en la
presente providencia radica en el daño antijurídico imputado al Estado a título de
riesgo excepcional. Entonces, tal diferencia de causas o fuentes jurídicas de las
dos prestaciones, junto con la prohibición legal de subrogación de la aseguradora
en los derechos del asegurado contra el responsable, permite su acumulación y no
da lugar a descuento alguno, como lo afirmó la parte demandada en su escrito de
contestación de demanda.

V.2. Perjuicios inmateriales

a. Perjuicios morales

51. Por concepto de perjuicios morales, el a quo condenó a la parte demandada al


pago del equivalente en pesos de 500 gramos oro para la señora Blanca Elvira
Montalvo Sarmiento, en calidad de madre biológica del soldado regular Aldo
Enrique Medrano Montalvo; al equivalente en pesos de 250 gramos oro para el
señor Carmelo Bello Guerra, en calidad de padre de crianza del occiso; para cada
uno de sus hermanos Yennedith del Carmen, Álvaro Manuel y Osiris Janeth
Medrano Montalvo, el equivalente en pesos de 250 gramos oro y para cada uno de
sus hermanos maternos, Luis Eduardo, Rober Enrique, María Eugenia, Luis
Fernando y Katy Luz Bello Montalvo, el equivalente en pesos a 125 gramos de oro
(fls. 205 y 206 c.p.).

52. Se encuentra acreditado en el proceso que el joven Aldo Enrique Medrano


Montalvo (occiso) era hijo de la señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento y que
tenía por hermanos a los menores de edad Luis Eduardo, Rober Enrique, María
Eugenia, Luis Fernando y Katy Luz Bello Montalvo y a los señores Yennedith del
Carmen, Álvaro Manuel y Osiris Janeth Medrano Montalvo, ello de conformidad
con las copias auténticas de los respectivos registros civiles de nacimiento (fls. 7 a
15 c.p.).

53. Respecto de los menores de edad Luis Eduardo, Rober Enrique, María
Eugenia, Luis Fernando y Katy Luz Bello Montalvo, se tiene que estuvieron
debidamente representados en el proceso de la referencia, en tanto que su madre,
la señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento, otorgó poder a un profesional del
derecho, en nombre propio y en representación de los referidos menores. Al efecto
se allegó al expediente copia auténtica de los registros civiles de nacimiento de los
niños, de donde se desprende que dicha señora tenía vigente la patria potestad de
aquellos, por ser menores de edad –14, 12, 9, 6 y 5 años de edad
respectivamente- al momento de otorgar el poder a su representante judicial y de
presentación de la demanda (fls. 1 y 12 a 15 c.p.).

54. Así mismo, se encuentra acreditado testimonialmente que tanto la madre,


como los hermanos mayores y menores de edad del soldado regular Aldo Enrique
Medrano Montalvo padecieron profunda tristeza con ocasión de la prematura
muerte de su hijo y hermano, por conformar una cariñosa y unida familia
(testimonios rendidos ante el a quo el 23 de septiembre de 1997 por los señores Sergio
Miguel Colón González, Delia Salgado Ruiz, Pablo Domingo Almanza, Adán Francisco
Bello y Pedro Elías Sierra González, fls. 105 a 115 c.p.).

55. De igual forma está demostrado, mediante prueba testimonial, que el joven
Aldo Enrique Medrano Montalvo, antes de su ingreso a las filas del Ejército
Nacional, vivía con el señor Carmelo Bello Guerra a quien trataba como a un
padre, toda vez que dicho señor se había unido a su madre biológica y había
conformado con ella un hogar desde hacía más de 17 años (testimonios rendidos
ante el a quo el 23 de septiembre de 1997 por los señores Sergio Miguel Colón González,
Delia Salgado Ruiz, Pablo Domingo Almanza, Adán Francisco Bello y Pedro Elías Sierra
González, fls. 105 a 115 c.p.).

56. Al respecto, la Sala reitera 16 que en casos como el presente, lo que legitima en
la causa a los accionantes no es su vínculo civil o su parentesco con la persona
lesionada o fallecida, sino la calidad de damnificados, pues del mismo modo en el
cual se puede ser pariente sin ser damnificado, se puede ser damnificado sin ser
pariente. El parentesco se prueba con el registro civil de nacimiento –Decreto
1260 de 1970 artículo 105- pero la condición de damnificado puede ser probada
de diversas maneras, entre las cuales el parentesco y sus formalidades son sólo
una más. Ha dicho la Sala:

Es pertinente aclarar que en las acciones de reparación directa la legitimación


en la causa por activa la tiene todo aquel que alega la condición de
damnificado con el hecho que se imputa al demandado, la cual no deriva de su
calidad de heredero, y es la condición de damnificado la que se debe acreditar
en el curso del proceso para tener derecho a la indemnización que se reclama.
Asunto distinto es que en los eventos de mayor gravedad, como los daños que
se generan con la muerte, las lesiones corporales graves, o la privación injusta
de la libertad, la jurisprudencia ha inferido el dolor moral, en relación con los
parientes de grado más próximo a la víctima. En otros términos, no es la
condición de pariente de la víctima la que da derecho a la indemnización por
los perjuicios derivados del daño sufrido por ésta; ese derecho se reconoce
cuando se acredita la existencia del perjuicio que le ha causado al demandante
16
Se reiteran las consideraciones esgrimidas por la Sala en sentencia del 5 de julio de 2006, exp. 14686, C.P.
Mauricio Fajardo Gómez.
el daño sufrido por la víctima directa; es sólo que en los eventos de daños de
mayor gravedad, que de la condición de pariente más próximo se infiere la
existencia del daño, prueba indiciaria que puede ser desvirtuada con cualquier
medio probatorio.17 (Resaltado fuera del original).

57. Por lo anterior, considera la Sala que le asiste razón al a quo al haber
condenado a la parte demandada al pago de este rubro compensatorio, pues la
causación del mismo se encuentra plenamente acreditada. A pesar de que la Sala
no comparte la tasación de los mismos, lo cierto es que debe darse aplicación del
principio de la no reformatio in pejus que opera a favor del apelante único, en este
caso la parte demandada. El monto decidido por el a quo se mantendrá, aunque
expresado en salarios mínimos y no en gramos oro 18, así:

58. Para la señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento (madre) la suma de 50


salarios mínimos mensuales legales vigentes; para el señor Carmelo Bello Guerra
(padre de crianza) 25 s.m.m.l.v.; para cada uno de los señores Yennedith del
Carmen, Álvaro Manuel y Osiris Janeth Medrano Montalvo (hermanos), la suma de
25 s.m.m.l.v. y, para cada uno de los demandantes Luis Eduardo, Rober Enrique,
María Eugenia, Luis Fernando y Katy Luz Bello Montalvo (hermanos), el
equivalente en pesos a 12,5 s.m.m.l.v.

V.3. Perjuicios materiales

a. Lucro cesante

59. Por concepto de perjuicios materiales en la modalidad de lucro cesante, el


Tribunal Administrativo de Antioquia condenó a la parte demandada a pagar, a
favor de la señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento, en calidad de madre del
soldado regular Aldo Enrique Medrano Montalvo, la suma de $3’900.407 (fls. 205 y
206 c.p.).

60. Al respecto, se tiene que el soldado regular Aldo Enrique Medrano Montalvo,
para la fecha de su muerte, era de estado civil soltero y que antes de ingresar a
prestar el servicio militar obligatorio, el mencionado joven vivía en la casa paterna,
se dedicaba a las labores propias del campo y con lo que por ello devengaba
ayudaba económicamente al sostenimiento de su casa, por lo cual, en aras de la
indemnización plena del daño, se considera acertada la decisión del tribunal
administrativo a quo de condenar a la parte demandada al pago de los perjuicios
17
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de abril 26 de 2006, exp. 14908, C.P. Ruth Stella Correa.
18
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de septiembre 6 de 2001, exps. 13.232 y 15.646, C.P. Alier
Hernández.
materiales que la señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento solicitó en la demanda,
como consecuencia de la privación de la mencionada colaboración económica que
aquella sufrió con ocasión de la muerte de su hijo (testimonios rendidos ante el a quo
el 23 de septiembre de 1997 por los señores Sergio Miguel Colón González, Delia
Salgado Ruiz, Pablo Domingo Almanza, Adán Francisco Bello y Pedro Elías Sierra
González, fls. 105 a 115 c.p.).

61. En atención a que los parámetros empleados en primera instancia para


efectuar la liquidación de perjuicios no le ofrecen a la Sala reparo alguno, se
procederá a la respectiva actualización de dicha condena, sin que por ello se
entienda que la condición de apelante único de la cual goza la parte demandada
se vea desmejorada:

- Actualización de la renta:

Ipc (f)
Ra = Rh
Ipc (i)

Ra = Renta actualizada a establecer.


Rh = Renta histórica, el valor de la condena por concepto de lucro cesante
efectuada por el a quo $3’900.407.
Ipc (f) = Es el índice de precios al consumidor final, es decir, 105,24 que es el
correspondiente a diciembre de 2010.
Ipc (i) = Es el índice de precios al consumidor inicial, 59,07 correspondiente al mes
de febrero de 2000, cuando se profirió la sentencia impugnada.

105,24
Ra = $3’900.407 55 = $6’949.023
59,07

V. Costas

62. En atención a que para el momento en el cual se dicta este fallo la Ley 446 de
1998, en su artículo 55, indica que sólo hay lugar a la imposición de costas cuando
alguna de las partes hubiere actuado temerariamente y como en el sub lite
ninguna de aquellas actuó de esa forma, no habrá lugar a su imposición.

63. En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, administrando justicia en nombre de la República
de Colombia y por autoridad de la ley,
RESUELVE

MODIFICAR la sentencia de febrero 17 de 2000, proferida por el Tribunal


Administrativo de Antioquia y, en su lugar, se dispone:

PRIMERO: DECLARAR patrimonialmente responsable a la Nación, Ministerio de


Defensa, Ejército Nacional, por la muerte del señor Aldo Enrique Medrano
Montalvo, ocurrida el 13 de diciembre de 1994.

SEGUNDO: En consecuencia, CONDENAR a la Nación, Ministerio de Defensa,


Ejército Nacional a pagar, por concepto de perjuicios morales, las siguientes sumas
de dinero:

Cincuenta (50) salarios mínimos mensuales legales vigentes para la señora Blanca
Elvira Montalvo Sarmiento;

Veinticinco (25) salarios mínimos mensuales legales vigentes para cada uno de los
siguientes demandantes: Carmelo Bello Guerra, Yennedith del Carmen Medrano
Montalvo, Álvaro Manuel Medrano Montalvo y Osiris Janeth Medrano Montalvo y,

Doce punto cinco (12.5) salarios mínimos mensuales legales vigentes a cada uno de
los siguientes demandantes: Luis Eduardo Bello Montalvo, Rober Enrique Bello
Montalvo, María Eugenia Bello Montalvo, Luis Fernando Bello Montalvo y Katy Luz
Bello Montalvo.

TERCERO: CONDENAR a la Nación, Ministerio de Defensa, Ejército Nacional a


pagar, por concepto de perjuicios materiales en la modalidad de lucro cesante, la
suma de seis millones novecientos cuarenta y nueve mil veintitrés pesos
($6’949.023) a favor de la señora Blanca Elvira Montalvo Sarmiento.

CUARTO: Se niegan las demás pretensiones de la demanda.

QUINTO: Sin condena en costas.

SEXTO: Cúmplase lo dispuesto en los artículos 176 y 177 del Código Contencioso
Administrativo.
SEPTIMO: En firme este fallo devuélvase el expediente al Tribunal de origen para su
cumplimiento y expídanse a la parte actora las copias auténticas con las constancias
de las cuales trata el artículo 115 del Código de Procedimiento Civil.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

RUTH STELLA CORREA PALACIO


Presidenta de la Sala

STELLA CONTO DÍAZ DEL CASTILLO DANILO ROJAS BETANCOURTH

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