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Gusto

La distinción Criterio y bases sociales del gusto. Pierre Bourdieu

Ciomara Martínez A.

Paradójicamente, los juegos culturales están protegidos contra la objetivación por todas las
objetivaciones parciales a las que mutuamente se someten todos los agentes comprometidos en el
juego: los doctos no pueden aceptar la verdad de los mundanos si no renuncian a llegar a
comprender su propia verdad: y lo mismo ocurre con sus adversarios.1

Para someternos a la lectura de las definiciones de Habitus o Gusto que hilan la teoría de Bourdieu
se debe enfocar directamente al espacio y el tiempo desde el que escribe el autor, aunque a mi
parecer las definiciones continúan vigentes y aún con mayor fuerza para nuestro tiempo, la
categorización del concepto en términos de clase evoca directamente a la lucha y la contradicción;
son precisamente esos conflictos los que se pretenden desatar al tomar una posición concreta
frente a un objeto, una práctica o directamente ante el capital cultural que comprende todo el
conocimiento producido y por lo tanto apreciable.

El gusto es perceptible y moldeable, es la apreciación subjetiva que se toma desde conceptos


previamente determinados por el conocimiento adquirido que, sin poder separarse directamente
de la influencia de la posición económica desemboca en la práctica de “enclasamiento” la cual
posiciona al individuo y a su determinado gusto en una escala de buen o mal gusto. Diferenciado
por la clase social el gusto parte de la practicidad en las clases bajas las cuales deciden su
consumo de arte, representaciones culturales, música o literatura de acuerdo al contenido y a la
identificación con las experiencias en la vida cotidiana; en su contraparte se encuentra la clase alta
que ostenta el poder económico y define su gusto por la función estética del producto, no se
queda con el contenido racional sino que experimenta con nuevas formas de interpretación al
apreciar el sentido estético de las obras. La clase media toma su posición de acuerdo con las
decisiones del grupo dominante moldeando su habitus a través de la educación y la practica de
profesiones liberales. Estas clasificaciones suponen un antagonismo en el que la clase dominante
impone su gusto como “forma legítima del arte” estigmatizando el gusto de los alternos
demostrando así la dominación y autonomía que rige de acuerdo a la solvencia y a la capacidad de
imponer precisamente, el gusto.

1
Pierre Bourdieu. La Distinción Criterio y bases sociales del gusto.p.10.

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