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HACIA LA RECONSTRUCCIÓN DE UN CONCEPTO DE CULTURA Y DE CRÍTICA CULTURAL

Gracias a la creatividad podemos abrir el lenguaje. Con el tiempo caen en desuso los términos
y las expresiones que ya no corresponden con las sensibilidades o creencias presentes y surgen
los nuevos términos y/o significados afines a los cambios de la época

Las colectividades representan espacios de diálogo e intercambio en donde se sedimentan y


enriquece lo más valioso de lo creado por los individuos; en este proceso de intercambio las
ideas se pueden volver más plenas, más potentes en su capacidad de permitirnos acercarnos
más a la verdad.

El término cultura se ha ido redefiniendo en un diálogo o polémica cuyos “telos” han dado por
el deseo académico de cristalizar un concepto útil para la comprensión de la vida humana. Se
pretende elaborar un concepto de cultura que permita delimitar un conjunto de fenómenos,
comprendiendo su dinámica y estableciendo sus interacciones con el campo más vasto de lo
humano.

Sentidos del término cultura:


 Educación formal y sofisticación o refinamiento del gusto: el hombre culto se define
en oposición al hombre ignorante, lo educado y civilizado se diferencian de lo natural y
lo grosero. Tiene 3 premisas que resultan inadmisibles:

o Su claro etilismo, se niega la dignidad de cultura a lo diferente. El estilismo de


los privilegiados se convierte en un etnocentrismo nacionalista. El estilismo se
democratiza en naciones desarrolladas fundamentando una actitud racista, un
sentimiento de superioridad.
o Su desdén por lo impulsivo: el pueblo es percibido como ignorante, como
salvaje o bárbaro. Biologiza la diferencia entre los pueblos imaginándolas
como enraizadas en lo genético y por tanto insuperables.

o Su materialismo

 Autodominio y mesura: el estímulo de la desconfianza hacia lo natural e impulsivo. Lo


desmedido o excesivo es el caos. El hombre educado y culto ha triunfado sobre los
impulsos de manera que sus expresiones y maneras denotan su decencia y
autocontrol.

 Materialismo: lo cultural queda definido como un refinamiento que no es


fundamental, es una suerte de lujo para las personas con sensibilidad y recursos. Así,
toda la política cultural desfallece ante sus objetivos de culturizar a la sociedad. Las
consecuencias de este concepto son:
o Solo una fracción del mundo de los simbólico es conceptualizada como
creación histórica
o Se difunde la idea de que la cultura es una donde las élites merecen más pues
su contribución es mucho más importante y ellas representan el modelo de
éxito
o Si los comportamientos resultan mayormente de impulsos naturales y no de
cristalización histórica de procesos de creación simbólica, entonces no tiene
sentido imaginar y proponer alternativas, solo quedaría la resignación.
El antropólogo
El antropólogo quiere conocer su mundo social, la racionalidad de sus comportamientos. El
antropólogo debe permanecer largo tiempo con la población que estudia, tiene que mirar el
mundo con los ojos de los nativos y colocarse en su pellejo.

Definición de cultura
La cultura ahora se define como el reino de lo aprendido, conformado por lo que es histórico y
no natural, en ese sentido todos tenemos cultura, aunque ésta sea diferente según los
pueblos, las épocas y los grupos sociales.

La cultura es definida como un tejido simbólico o red de significaciones que crea un sentido allí
donde de otra manera reinaría el caos y el absurdo. El principio tácito o condición de
posibilidad de esta definición es el reconocimiento del otro en su igual dignidad humana pero
en su legitima diferencia histórica.

Críticas de esta definición


o La metáfora de la cultura como tejido remite a la idea de algo unitario; sin embargo,
convendría hablar de un campo o dominio, expresiones que no prejuzgan integración y
coherencia. Habría que pensar que el orden o unidad de la cultura es una posibilidad
que se logra gracias a la supremacía de un discurso o perspectiva, supremacía que es
histórica y contingente (circunstancial) y por tanto discutible y subvertible.
(transtornar o perturbar el orden de algo)

o El relativismo cultural puede ser extremo y nos quedamos sin la posibilidad de


formular juicios éticos, estéticos y hasta cognitivos de verdad y falsedad (cada
producto cultural es respetable en sí mismo y no podríamos decir que esta obra es
más bella que la otra). Solo se puede salir del relativismo cultural mediante algún tipo
de apelación a un concepto de desarrollo humano, es decir el campo de lo simbólico y
el mundo social que lo crea y que se organiza en torno a él, debe ser juzgado por su
capacidad para proveer oportunidades que permitan la expansión de las capacidades
humanas de todos (desarrollo humano)

o El culturalismo, la idea de que toda la realidad es esencialmente cultura y que todo


es construcción social. La cultura modela la subjetividad, pero no es que la cree de la
nada. El ser humano no es totalmente frágil y la cultura tiene que lidiar con una
impulsividad natural. El comportamiento de los seres humanos está determinado
tanto por metas deliberadas como por afectos e ideas inconscientes.

Los afectos y las ideas


Freud pensaba que la cultura, al disciplinar los impulsos y dirigir sus energías al autocontrol y a
la producción de bienes, puede garantizar orden y seguridad, no obstante, evaluaba que el
precio era alto para el bienestar individual, pues el otro control supone interiorizar la agresión
robusteciendo la conciencia moral y alejándonos de las satisfacciones espontáneas. El
pronóstico de freud es abierto: el futuro dependerá de una sociedad puede hacer frente a las
perturbaciones de la vida colectiva emanadas del instinto de agresión y autodestrucción.

En todo caso, una de las tareas del análisis de la cultura es reconstruir los anudamientos entre
los afectos y las ideas, examinar cómo se formaron estos nudos implica identificar economías
libidinales, la manera en cómo se organiza la energía de nuestros socios.
La pendejada o la viveza criolla
La pendejada o la viveza criolla remite a un discurso en que la sociedad es representada como
una jungla donde uno será devorado si no se come primero a los demás.

La imaginación radical, (que es la facultad humana que recrea el mundo de las significaciones y
la cultura), se despliega en un lenguaje que es público y social, pero de todas maneras su lógica
apunta a la realización de deseos individuales.

La idea del mundo como jungla y la viveza como arma, representa una fantasía que trata de
negar lo real de los antagonismos sociales, de los conflictos étnicos y de clase, qué son así
invisibilizados por la imagen de una sociedad atomizada en individuos que luchan entre sí
según el criterio del todo vale.

La crítica de la cultura en tanto ideología supone atravesar la fantasía social en la que se


fundamenta, es decir, mostrar lo arbitrario de sus imágenes como denunciar el goce
eventualmente perverso que ella permite.

Lo que dice Zizek


El proyecto de este autor está en la fundamentación de una “ética de lo real” que permita
trascender la paradoja o dificultad de la oposición entre una ética del deber (inspirada en la
subordinación incondicional del individuo los mandatos sociales) y una ética del disfrute
individual (hedonismo sin moral)

Apunta a incorporarse en el deseo y a compatibilizar el deseo con la ley: supone un individuo


que rechaza el amo y que juega a realizar sus deseos no destructivos.

Lo que dice el autor


Es necesario elaborar un concepto de cultura que evite las paradojas del etilismo sin caer en el
relativismo. El estilismo tiende a la a jerarquización y negación del otro, mientras que el
relativismo lleva al nihilismo, la imposibilidad de juicios morales y estéticos, la incomunicación,
la depresión y el desinterés por conversar, a convertir la estética en una cuestión de
preferencia.

Figura del mal, crítica de la cultura


Cuando la irrupción del tánatos (muerte) esta sancionada por la cultura y dirigida a la
destrucción gozosa, entonces estamos ante una figura del mal. Un ser humano está siendo
gozado por otro. Se ha convertido en un medio donde se satisfacen los impulsos destructivos
de los otros. Pero, si la cultura lo promueve, somos los individuos quienes finalmente gozamos
dañando y malogrando la vida. Entonces, allí está la necesidad y el deber de la crítica de la
cultura, de identificar las costumbres que presumen convertir a los otros en medios para
satisfacer goces auto (destructivos).

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