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Para Julián Marías, El niño es un organismo biológico, un ser vivo que sale del

vientre de su madre, que ha sido engendrado, que naturalmente procede del


padre y de la madre por tanto el hombre, pues, no puede ser comprendido desde
el concepto de sustancia, que transmite la idea de un ser fijo y ya dado, sino con
el concepto de proyecto, que expresa la realidad no terminada y siempre
mejorable que es el ser humano. El concepto de proyecto abre una nueva vía,
porque permite salvar el hecho de que existe una cierta realidad que permanece,
pero a la vez expresa que el hombre es apertura constitutiva.

La persona, para Marías, será precisamente un ser que se expresa en el rostro; y


aún más, con un rasgo ligado a la frontalidad de la faz humana, un ser futurizo,
capaz de mirar hacia el futuro, y que por lo tanto, está ligado a la temporalidad,
como bien supo ver Heidegger, en su obra, tan significativamente titulada Ser y
tiempo.1 Ya desde 1970, Marías expresa en la Antropología metafísica que la
persona no es comprensible desde un modelo estándar, sino que ser persona, se
puede ser de dos formas, o masculina o femenina, siendo las dos
complementarias. Y esto afecta no solo a la corporalidad, sino que ha de
entenderse como una instalación vectorial, es decir, como un componente que
afecta a toda la persona y que a la vez la hace estar proyectada y abierta hacia la
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otra instalación sexuada. por tanto el varón y la mujer tienen tiene su propio
carácter por ello la igualdad de derecho y deberes, condición económica, jurídicas
posibilidades sociales les corresponde, aunque la realidad sea distinta.

Nieves Gomes: Por lo tanto, para ser más exactos, la pregunta habría de ser
formulada como ¿quién es la persona? Y más aún en concreto, ¿quién soy yo?,
pregunta que va enlazada necesariamente con otra, la siguiente: ¿qué va a ser de
mí?, porque la persona es proyecto, es una realidad que acontece, que no está
dada de una vez, sino que es futuriza. La persona será precisamente un ser que
se expresa en el rostro; y aún más, con un rasgo ligado a la frontalidad de la faz
humana, un ser futurizo, capaz de mirar hacia el futuro, y que, por lo tanto, está
ligado a la temporalidad, como bien supo ver Heidegger, en su obra, tan
significativamente titulada Ser y tiempo. 1 Por lo tanto, la persona es la
combinación perfecciones e imperfecciones con cualidades particulares a
comparación de otros seres a la vez su vida es más corta y muy frágil. Es por ello
que Marías ve que la persona de alguna manera es capaz de reflejar capacidades
de ser siempre más.

Otra de las necesarias torsiones, para desarrollar una antropología fiel a la


realidad, ha sido el hecho de considerar a la persona no desde la autarquía griega
(la persona no es más perfecta cuanto más independiente sea) sino justo al
contrario: si queremos partir de la evidencia, la persona se caracteriza por la
menesterosidad; y no solo cuando nace y su indefensión tiene que ser cubierta
por la protección materna y paterna, sino durante toda su existencia En este
sentido, Marías se ha atrevido a definir a la persona no como un “animal racional”
o como “una cosa que piensa” sino como “criatura amorosa” y más explícitamente
ha hecho notar que el hecho de no haber ensayado antes este camino ha
producido que no se comprenda enteramente la realidad originalísima de la
persona.

La vida recorre un ciclo y es la oportunidad para conseguir una realización


perfeccionante. El hombre ha venido a la tierra para realizarse, no simplemente
para cumplir un ciclo como ocurre con los animales y las plantas, en el que en
cierta manera apenas participan, puesto que sus actos son decididos por el
impulso genético de sus progenitores, siendo prácticamente incapaces de
improvisar; mientras que el ser humano ha de crear y al mismo tiempo interpretar
la sinfonía genética heredada, por lo cual es responsable de sus actos,
compositor y responsable a la vez. Por esta razón Julián Marías pensaba que el
hombre ha venido a la tierra para realizarse y que la vida no termina en el ciclo
biológico que nos ha tocado desarrollar, sino que tiene una trascendencia –
continuidad-. Esto lo repitió de una manera clarísima, profunda y dolorosa a la
muerte de su mujer Lola Franco, dijo: “yo ya no soy yo, mi familia no es mi familia,
mi programa se ha truncado, todo me ha cambiado, sin embargo, pienso que la
vida no termina aquí, puesto que si terminase en este momento la propia vida
sería un engaño”2.
conclusion

Podemos ver que el filósofo español Julián Marías puede ver como la persona ha
de ser entendida como un quién y a su vez distinto a todo haciéndose presente en
este mundo como un “alguien corporal”. a su vez la persona una mezcla de
realidad e irrealidad, de intimidad y trascendencia.

Bibliografía

1. Reflexiones sobre el legado filosófico de Julian Marias [Internet]. Racve.es.


2013 [citado el 28 de septiembre de 2021]. Disponible en:
http://www.racve.es/publicaciones/reflexiones-sobre-el-legado-filosofico-de-
julian-marias/
   
2. Personalismo.org. [citado el 28 de septiembre de 2021]. Disponible en:
https://www.personalismo.org/wp-content/uploads/2016/06/Estudio-3.pdf
   

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