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DISEÑO DE AULAS NEUROCIENCIAS

¿Por qué es necesario cambiar el diseño de las aulas?


¿Quién dijo que para aprender hay que estar sentado derecho, incómodo, en
silencio y mirando para adelante? Eso ya no va más en este siglo y menos con
estos alumnos.
Cuando veíamos a la Familia Ingalls en la tele, podíamos ver cómo, en la
escuela, todos los chicos se sentaban mirando para adelante. Y tenía sentido,
ya que la Srita. Beadle, la maestra, era la única fuente de conocimiento. Había
que mirarla y escucharla para aprender.
Con la transformación de la comunicación y la llegada de la tecnología, el aula,
como espacio de aprendizaje, ¡quedó obsoleto! ¿Quién dijo que para
aprender hay que estar sentado derecho, incómodo, en silencio y mirando para
adelante? Eso ya no va más en este siglo y menos con estos alumnos.
Seguir sentados mirando para adelante sirve cuando estamos frente a una
clase magistral o para un trabajo individual. Pero hoy los chicos aprenden no
solo de escuchar al docente, sino de trabajar entre ellos, a través de proyectos,
de la co-enseñanza, de investigar, del trabajo colaborativo, del hacer, de las
tablets, de videos, de presentaciones, y muchos otros recursos.
Pensemos en un banco de aula. Seguramente lo podés ver en tu mente.
Rectangular. Pequeño. En ese espacio reducido, en donde casi solo entra una
fotocopia, esperamos que los chicos “piensen a lo grande”.
Y ni hablar si necesitamos que los chicos trabajen en grupos, aún con las
limitaciones de la pandemia. ¿Cómo pueden trabajar en grupos, sintiéndose
todos incluidos en ese formato tradicional? Y si decidieras mover los bancos,
¿cuánto tiempo se demorarían? ¡Y el ruido que harían! Está claro que el
mobiliario pesado, casi atornillado al piso, no alienta el tipo de aprendizaje en
donde el alumno es protagonista.
Los espacios estáticos no colaboran para despertar el interés de los alumnos.
El aprendizaje es un proceso activo. Aprendemos más haciendo que viendo o
escuchando. Recordamos mucho más el conocimiento que usamos.
Las aulas hoy deberían diseñarse para generar el mayor interés posible en los
alumnos y para que ellos reciban conocimientos de múltiples fuentes, no sólo
del docente, quien, en definitiva, debiera ser un facilitador de toda esta
información. ¿Estaremos diseñando aulas en función de lo que sabemos hoy
acerca de educación, o de lo que sabíamos de educación en el pasado?
Espacios de aprendizaje activos
Los espacios de aprendizaje afectan a los alumnos y a los aprendizajes. El aula
no es solo un espacio físico en donde se enseña y se aprende, es el lugar en
donde debemos optimizar recursos y tiempos, en donde el alumno se relaciona
con sus compañeros y sus docentes. Ahora bien, no se trata de decorar el aula,
se trata de diseñarla para mejorar los aprendizajes. Si lo que buscamos es que
los alumnos se involucren tanto desde lo emocional como desde lo cognitivo, el
espacio físico en donde se encuentran debe ser el propicio.
Pensemos en una librería con una sección de libros infantiles Un niño entra con
un adulto, se dirige a esa sección y toma un libro. Se sienta en el piso, en
hamacas, o donde les parezca cómodo, y se pone a leer. ¿Por qué? Hay algo
de ese espacio que lo invita a interactuar. Lo activa.
Lo contrario suele ocurrir en los museos: si abundan los carteles de “prohibido
tocar”, los chicos se van a aburrir, se van a querer ir, o ambos .
Recuerdo que cuando mi hija era chica, la llevaba a uno de esos restaurantes
de comida rápida que tenían un pelotero. Apenas lo veía, se excitaba y salía
corriendo a treparse. Pero si íbamos a otro tipo de restaurante, tal vez más
sofisticado, se me acercaba al oído y me decía: “Má, este es fino, ¿no?”. Los
lugares envían un mensaje silencioso pero muy poderoso.
El aula, tal y como está diseñada hoy en muchísimas escuelas, con alumnos en
bancos, uno detrás del otro, también envía un mensaje: “A sentarse en
silencio”.
Desde hace siglos, las aulas siguen igual. El aula tradicional fue diseñada para
un mundo que ya no existe. Si los adultos recordáramos nuestro salón de
clases no sería muy distinto a como son ahora. El aula debería poder estar
alineada a las necesidades de los alumnos de este siglo y a los recursos ya
existentes. Como hemos dicho, entender que el aprendizaje es un proceso
activo, que aprendemos más haciendo que escuchando y que solo recordamos
el conocimiento que usamos, nos acercaría a un espacio de aprendizaje de
este siglo, a un aula activa.
Pensemos en un entorno en donde la flexibilidad no la den los muebles sino los
propios alumnos. Los chicos podrían trabajar donde quisieran, cuando lo
necesitaran. Podríamos tener espacios para el trabajo grupal, para la
colaboración, espacios de tranquilidad para el trabajo individual, espacios de
investigación, para proyectos…
Algunos espacios que podemos contemplar dentro del aula:
- Espacios de escucha y observación. Ya sea que el docente esté dictando una
clase o que nos visite un invitado, generar espacios para recibir la información
también requiere un plan. Si tenemos poco lugar, las gradas son de gran
ayuda. Se pueden hacer de madera o bien pensar en encimar pallets: uno
adelante, dos encimados en el medio y tres en torre atrás. Si los alumnos
necesitan tomar nota, verificar que se pueda ver y oír desde todos lados. No
olvidemos controlar la contaminación auditiva: es muy difícil concentrarse si no
se puede oír bien. Algunos almohadones o pufs adelante no solo
descontracturan el espacio sino que ofrecen mejores oportunidades para que
todos vean bien. Imagínate un gran fogón con los chicos junto al fuego
mientras escuchan una gran historia. Ese debería ser el espíritu de este
espacio.
- Lugares de trabajo grupal. Imagínate una visita a un pub con amigos. Todos
sentados en mesas altas, acercándose para conversar. Ese es el clima que
debe reinar en el aula: alumnos que piensan, resuelven y aprenden juntos.
Para esto, los espacios en altura son ideales. Podemos generar estos lugares
de diferentes maneras: con mesas altas y banquetas para una tormenta de
ideas o una discusión, con mesas de altura normal y trabajo en sillas y piso, o,
si el espacio exterior es una opción, ramas de árboles para que algunos se
sienten en ellas y otros en el pasto. La altura le da una novedad al esquema del
aula. Lo importante acá es trabajar con la diferencia de altura,
independientemente de cómo lo logres.
- Espacio para la discusión o debate en grupos. Edward Harkness diseñó un
método mediante el cual los alumnos se sientan en grupos alrededor de una
mesa, para debatir algún concepto. El método que lleva su nombre utiliza la
mesa como elemento central. El docente se convierte en un facilitador que
modera la conversación para que los alumnos no se desvíen del tema.
También podríamos trabajar con roles: uno de los alumnos podría ser el
moderador para asegurar que todos los chicos estén en tema y para que nadie
monopolice el debate y puedan participar todos; otro puede controlar el nivel de
la voz para que no hablen demasiado alto, o si se trata de una clase de idioma,
alguno puede asumir el rol de controlador para verificar que todos hablen en
esa lengua extranjera.
- . Son espacios de aprendizaje para que los alumnos puedan “hacer”. Desde
experimentos hasta proyectos en grupos, este lugar activo brinda un espacio
físico amplio para que puedan comunicarse sin barreras, puedan manipular
herramientas y cuenten con los recursos necesarios para los objetivos del
proyecto, como puede ser una impresora 3D o un carrito para transportar
objetos, cualquier recurso puede ser parte del rincón de la cultura maker.
- Espacio de presentaciones. Decorado para el fin que se busca, este espacio
puede tener espejos para que los alumnos se puedan ver, una pequeña
cámara o celular en un trípode, alguna tarima, o lo que el docente necesite
para que los chicos puedan realizar presentaciones, dramatizaciones o
cualquier otro tipo de puesta en escena. ¡La creatividad al servicio de los
alumnos!
Espacios de calma. Desde unos pufs para los más grandes hasta un rincón de
la calma para los más pequeños, es necesario que el aula cuente con lugares
en los cuales los chicos puedan volver a su eje o de hacer un trabajo de
reflexión personal en caso de así necesitarlo. Un alumno puede tener la
necesidad de leer en silencio, o de conectar lo que acaba de aprender con
alguna experiencia de vida y estar en silencio; o algún alumno puede requerir
volver a la calma después de un episodio de enojo. Los espacios de calma son
estructurados pero privados. Invitan a la reflexión, a la tranquilidad. Ofrecen
una variedad de objetos, como hojas y lápices para colorear, masa para
descargar tensiones, una caja con arena para tranquilizarse, pelotitas anti-
estrés, algo de música. Algún cartel orientativo que invite a los alumnos a
ocuparse de ellos a través de una lectura de reflexión, un automasaje, un
escaneo mental del cuerpo para identificar emociones que los puedan estar
afectando, papel y lapicera para una rápida nota a ellos mismos, tarjetas con
ejercicios de mindfulness, etc.
Espacios privados. Algún espacio de poca visibilidad, tal vez cercado por un
biombo, puede ser el lugar perfecto para que un docente ayude a un alumno
que necesita más apoyo. También puede ser útil para tener una conversación
en privado o para algún alumno tímido que necesite aislarse del resto para
realizar alguna actividad.
. Idealmente, cada alumno debería poder acceder a sus propios dispositivos
móviles en el aula para fines pedagógicos, y claramente en estos tiempos de
pandemia, este ha demostrado ser un gran desafío para la educación. Pero
aun así, sería deseable contar con un espacio en el cual los chicos pudieran
conectarse digitalmente con otros alumnos de otras ciudades o inclusive de
otros países, buscar información, trabajar juntos o imprimir algún documento,
haría de este espacio un lugar central del aula.
¿Por dónde empezar? ¡Por preguntarles a los protagonistas! Los alumnos son
quienes más saben qué necesitan para estar cómodos en el aula. Pediles que
saquen fotos del aula y las analicen: ¿dónde se sientan los más inquietos? ¿Y
los más tímidos? ¿Por qué? ¿Dónde se ubican para trabajar en grupos?
¿Dónde hay más luz, más ruido, más tranquilidad? ¿Por dónde circulan los
alumnos? ¿Y los docentes? ¿Cómo aprenden mejor? ¿Cómo les gusta
sentarse? Si pudieran elegir una posición ideal para trabajar en clase, ¿cuál
sería? Con esta información y las áreas que mencionamos más arriba puedes
comenzar por rediseñar el aula para transformarla en un espacio que optimice
las oportunidades de aprendizaje de todos.
En los últimos tiempos ya hemos visto la necesidad de cambiar algunas cosas
en pos de una educación mejor. Las instituciones educativas deben
aggiornarse como consecuencia de los cambios en la enseñanza y el
aprendizaje. El uso eficiente de las instalaciones educativas es cada vez más
importante. Debemos re-pensar los espacios de aprendizaje para favorecer la
generación de conocimiento por los mismos alumnos. Tenemos que re
conceptualizar, rediseñar y repensar el uso del espacio. Los espacios de
aprendizaje tienen que motivar y estimular.
Bibliografia.
Laura Lewin es autora, capacitadora y especialista en educación. Es oradora
TEDx y ha escrito numerosos libros, entre los cuales podemos destacar su más
reciente libro,

La Nueva Educación, de editorial Santillana (2020). Facebook:


@LauraLewinOnline – Instagram: @lauralewinonline.

ACTIVIDADES

Te invito a indagar en internet sobre como son las aulas en otros lugares ,
colegios ,jardines ,indaga en Argentina distintos países …indaga copia y
pega fotos que te parezcan interesantes para compartir

Comparto algunas de las tantas que vi ……………..

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