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El taller de Ciencias como espacio de trabajo y reflexión.

Flavia Pascualini
Claudia Romagnoli
Alejandra Romagnolli

El conocido pedagogo español Tomás Sánchez Iniesta, en su libro “Reflexiones para una
escuela posible”, sostiene que “Educamos en muchos casos más por lo que somos que por
lo sabemos, de manera que si nuestros alumnos no perciben en nosotros la necesidad de
aprender, y el gusto por el saber, es difícil que podamos transmitir estas sensaciones,
porque nadie puede transmitir lo que no tiene”. Efectivamente éste es el espíritu que mueve
a los docentes que, años tras año, nos embarcamos en el asesoramiento a alumnos para
Ferias de Ciencias, de modo de convertirnos en un ejemplo para ellos, manteniéndonos
siempre curiosos, inquietos y abiertos para permitir la entrada magnánima, sin
impedimentos, a todos los estímulos que propiciarán, también, nuestros propios
aprendizajes.
Sostenemos indefectiblemente que, como dice Ernesto Sábato, “El ser humano aprende en
la medida en que participa del descubrimiento y la invención, que debe tener libertad para
opinar, para equivocarse, para rectificarse, para ensayar métodos y caminos, para
explorar.”, por eso el trabajo en Taller y por eso, también, el aula como un espacio abierto
a la cotidianeidad y a los contenidos no acartonados del currículum, sino a aquellos que
parten del propio interés del alumno. Porque estamos convencidas de que la escuela debe
dar no sólo aquellos contenidos que los adultos piensan como adecuados, sino trabajar a
partir de la realidad próxima del alumno, que comprende no sólo el entorno cultural sino
también los componentes físicos, naturales y también sociales, de ese entorno.
Pero ¿qué es un aula taller? El ámbito del aula - taller es un espacio físico concreto donde
se realizan las actividades y es también, un espacio social donde tienen lugar las
interrelaciones entre los alumnos, ya que es un lugar apto para el trabajo en grupo donde se
aprende a compartir y donde muchas cosas las aprenden los niños de sus propios
compañeros. Un aula-taller es un ámbito donde resulta agradable estar y hacer cosas, un
espacio que permite la participación activa de todos, donde cada uno construye sus
conocimientos en interacción con los demás. El aula-taller es siempre un ambiente
saludable para el aprendizaje, facilitador de la motivación intrínseca, del enfoque profundo,
de la autonomía y la autoestima. En el Taller de Ciencias muchas veces, también se utiliza
como ámbito educativo el medio que rodea al niño (la casa, el pueblo y/o barrio, el patio de
la escuela), de esta manera la escuela sale de sus muros y el mundo extraescolar se utiliza
como "el aula mundo".
Y, ¿cómo se trabaja? Teniendo en cuenta los intereses de los alumnos se promueve la
puesta en marcha de una investigación, cuyo primer paso es delimitar uno o varios
problemas vinculados con alguna temática interesante, a efectos de que el alumno se
enfrente a situaciones conflictivas. Esto nos permite a los docentes analizar las
representaciones que tienen los niños en relación con los contenidos abordados,
especialmente cuando ellos intentan explicitar sus concepciones y reflexionar sobre ellas
para avanzar en el aprendizaje. Una segunda instancia prevé la posibilidad de plantear
hipótesis de trabajo. Aquí se valoriza el intercambio oral y la intervención constante del
docente para promover cambios en el pensamiento de los niños. Se trabajan tanto la
aplicación de conceptos y conocimientos como la elaboración de explicaciones a partir de
la intuición. En particular, es destacable cómo los niños utilizan la imaginación para tratar
de comprender la problemática planteada. Luego vendrá la búsqueda de información. En
este punto es importante la figura del docente como orientador, ya que él puede determinar
el contexto de la misma. Ellos rastrearán libros y diferentes tipos de texto, incluida la PC e
Internet.
Con respecto a las actividades que se realizan, en lo que implica el trabajo en Ciencias en
sí, constantemente estimulamos el desarrollo de la observación proporcionando
oportunidades para que los alumnos la lleven a cabo, permitiendo que hablen
informalmente acerca de las mismas, descubriendo de qué se han dado cuenta y qué
interpretación hacen, escuchándolos, disponiendo observaciones de pequeños grupos para
ser expuestas, luego, en coloquios de clase; al mismo tiempo que propiciamos ámbitos
donde los alumnos lleven a cabo observaciones simples y experimentales. Aquí el aula
también puede, y debe seguramente, transformarse en un laboratorio para el desarrollo de
actividades experimentales creando un espacio abierto a la experiencia controlada. Esto
permite al docente un seguimiento de los experimentos, o en algunos casos, proponer
aquellos no previstos cuando surja la necesidad a partir de un tema, a partir del
planteamiento de un problema o de otras actividades que se vayan desarrollando. Entonces
el alumno no se limita sólo a manipular materiales, observar, mezclar, medir, completar
cuadros, sino que trabaja con sus marcos interpretativos, desde los cuales construye los
nuevos significados. En estas circunstancias el docente interviene en los hechos y las
actividades movilizando el funcionamiento intelectual del niño, pero siempre respetando las
características particulares del momento evolutivo que ellos atraviesan.
Otra actividad muy significativa en el desarrollo del trabajo de Feria de Ciencias es la
realización de encuestas /o entrevistas. Acá los alumnos deben circunscribir, en una primera
instancia, qué datos es necesario averiguar, determinar a qué población será dirigida, salir a
la calle, organizar su tiempo, adaptar su lenguaje (en función y estilo); es decir, poner en
juego muchas habilidades lingüísticas como planificación del mensaje (preguntas),
conducción (del tema y turnos de palabras), negociación del significado (explicación y
comprensión), producción y corrección (pronunciación y dicción). Interdisciplinariamente,
desde la matemática, se recopilarán y registrarán todos estos datos, se organizarán y
representarán en diagramas, tablas y gráficos circulares para poder describir y analizar la
información recogida.
Siempre se utiliza el diálogo como instancia de síntesis y reflexión sobre resultados,
dificultades encontradas, criterios para superarlas, cuestiones que resultan novedosas, y
fundamentalmente, para pensar si las conjeturas inicialmente planteadas, fueron o no
validadas a través de las distintas actividades cumplidas.
En el trabajo del Taller de Ciencias, lo cotidiano, que normalmente por costumbre o
comodidad siempre es dejado de lado, se vuelve siempre, un objeto de aprendizaje. Como
docentes comprometidas en la tarea educativa promovemos la interacción entre los
contenidos científicos y la capacidad de los alumnos de abordarlos, en función de su
desarrollo intelectual y sus representaciones; intentamos provocar en ellos continuas
reflexiones sobre su forma de abordar los conceptos; nos abocamos a actividades concretas
y variadas para sacudirle el polvo a “viejos” contenidos, Y trabajamos en cada encuentro
con la convicción de que la verdadera educación tiene que hacerse no sólo para lograr la
eficacia técnica sino también para formar hombres y mujeres integrales.

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