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PRUEBAS DE REELABORACIÓN

1. HACIA UNA ANTOLOGÍA POÉTICA PENSADA PARA LA ANIMACIÓN A LA


LECTURA

Selección de poemas para niños y adolescentes y justificación de dicha elección.

- Dos poemas para lectores de hasta seis años:

Diez gallinas

Estas son las diez gallinas La gallinita amarilla


más hermosas y más finas. Pone encima de su silla.
Ponen huevos a montones La gallinita naranja
y por todos los rincones. pone ante toda la granja.
Pone la gallina gris La pobre gallina verde
en la iglesia de San Luis. pone un huevo y se le pierde.
Pone la gallina negra Pone la gallina azul
en el cuarto de su suegra. colgada del abedul.
La gallina blanca salta La marrón, que es muy tontuna.
y pone en la rama alta. se va a poner a la Luna.
La gallina color crema Luego todas las gallinas,
pone donde no se quema. tan hermosas y tan finas,
Y la gallinita roja les enseñan sus pollitos
pone donde no se moja. a los niños pequeñitos.

(Sylvia Dupuis, Diez gallinas, Edelvives, Colección Luciérnaga)

Este breve poemita es muy adecuado para prelectores y primeros lectores (niños
hasta 1º de Primaria) por su estructura repetitiva y su rima consonante. Es ideal para
ser leído en voz alta. Las ilustraciones son excelentes por su sencillez y colorido. La
utilización de las gallinas, un animal cercano al lector y desprovisto de connotaciones
negativas, y el sentido del humor que vertebra el texto, son elementos fundamentales
que enriquecen el volumen y lo conforman como uno de los mejores libros para
prelectores que he manejado. Su estructura particular, la utilización de pareados y el
empleo de colores distintivos para cada animal, permite al pequeño memorizar sin
esfuerzo cada rima en apenas un par de lecturas. Además, aparecen muchos
personajes, diez gallinitas; esto nos permite trabajar con animaciones diversas del
libro de Montserrat Sarto, como por ejemplo Una lectura equivocada o ¡Aquí está!
La escuela de ratones

Tríquiti tras, tríquiti tras, y a bailar en la cacerola.


la trompa delante y el rabo detrás. La maestra dibuja en la harina
Los ratones van a la escuela el mapa de la cocina.
de noche, con una vela. Les muestra fotografías
Ratones tuertos con anteojos, de gatos en comisarías,
ratones con bonetes rojos, y cuando no hacen los deberes
ratones llenos de puntillas, los pincha con alfileres.
ratones en zapatillas. Los ratones vienen de la escuela
Aprenden a comer queso con un cuaderno y una vela.
y después se dan un beso. Tríquiti tras, tríquiti tras,
Aprenden a mover la cola la trompa delante y el rabo detrás.

(María Elena Walsh; no he encontrado una publicación concreta con esta canción,
aunque sí puede verse en http://www.cancioneros.com/nc/9663/0/la-escuela-de-
ratones-maria-elena-walsh)

La poesía es música, y viceversa. En el momento de elegir los poemas adecuados a los


lectores más pequeños, no he podido evitar la selección de este texto que yo he
conocido como canción y he trabajado como tal con mis lectores de 3º de Educación
Infantil. Este es el motivo por el que no he podido citar convenientemente la fuente,
pues yo lo conocía de memoria y por vía oral llegó hasta mí. Algunas de las bondades
de esta composición son similares a las del texto anterior: el uso de animales
personificados cercanos a los niños; la aparición de numerosos personajes en
situaciones diversas; los pareados fáciles de aprender por repetición... Además,
resulta interesante la localización concreta del poema, el escenario. El hecho de que se
desarrolle en una escuela acerca aún más a los niños la historia, les permite
identificarse con ella e involucrase de una manera más divertida con las rimas. Como
el poema es a la vez una canción, las posibilidades para llevar a cabo estrategias de
animación lectora se multiplican. También pueden hacerse las estrategias
mencionadas para el poema anterior. A lo largo de este curso escolar he desarrollado
para este texto, con ligeros matices, la estrategia número 28 del libro de Montserrat
Sarto, titulada Se escaparon del libro, y puedo decir que los lectores disfrutaron mucho
de las sesiones.

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- Dos poemas para lectores de seis a nueve años:

Saber sin estudiar

Admiróse un portugués  dijo, torciendo el mostacho, 


de ver que en su tierna infancia  «que para hablar en gabacho 
todos los niños en Francia  un fidalgo en Portugal 
supiesen hablar francés.  llega a viejo, y lo habla mal; 
«Arte diabólica es»,  y aquí lo parla un muchacho».

(Incluido en Poesía española del siglo XVIII. Edición de Rogelio Reyes. (Texto de
edición de Obras póstumas de D. Nicolás Fernández de Moratín entre los arcades de
Roma Flumisbo Thermodonciaco de Leandro Fernández Moratín. Barcelona. 1821).
Cátedra Letras Hispánicas nº 277. Ediciones Cátedra)

Más adecuado para lectores cerca de los nueve años, ya que este texto presenta dos
dificultades que habrán de saber manejar con ayuda del animador. Por un lado, la
ironía que encierran los versos tiene que ser comprendida, ya que sin ella el poema
podría parecer un sinsentido. Por otro, el léxico en desuso o alejado del vocabulario
infantil tiene que ser explicado pacientemente (palabras como “fidalgo”, “gabacho”,
“parlar”). A pesar de estos obstáculos, el poema es divertido y relativamente fácil de
memorizar para lectores de 4º de Primaria (la rima presenta una estructura sencilla), y
su lenguaje resulta rimbombante, extravagante y atractivo para los niños. Si, además,
su lectura se dramatiza adecuadamente por parte del animador, el atractivo será
mayor aún. En mi caso particular, he recitado este texto dentro de una iniciativa más
amplia que consistía en presentar composiciones poéticas antiguas, extrañas a los
niños y sin adaptar a niveles lectores. Este recital, que llamamos “Poemas en el
desván”, fue un éxito ya que los niños disfrutaron acercándose a poemas inusuales
dentro del ámbito de Primaria.

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Amor en la biblioteca

Cuentan que cuentan que había hecho de algas y espuma.


una vez una princesa Sentado sobre un renglón,
que vivía en un estante el pirata, cada noche,
de una vieja biblioteca. la esperaba en una esquina
Su casa era un cuento de hadas, del capítulo catorce.
que casi nadie leía, Y la princesa subía
estaba entre un diccionario una escalera de sílabas
y un libro de poesías. para encontrar al pirata
Solamente algunos chicos en la última repisa.
acariciaban sus páginas Así se quedaban juntos
y visitaban a veces hasta que salía el sol,
su palacio de palabras. oyendo el murmullo tibio
Desde la torre más alta, del mar, en un caracol.
suspiraba la princesa. Cuentan que cuentan que en mayo
Lágrimas de tinta negra los dos se fueron un día
deletreaban su tristeza. y dejaron en sus libros
Es que ella estaba aburrida varias páginas vacías.
de vivir la misma historia Los personajes del libro
que de tanto repetir ofendidos protestaban:
se sabía de memoria: "Las princesas de los cuentos
una bruja la hechizaba no se van con los piratas".
por envidiar su belleza Pero ellos ya estaban lejos,
y el príncipe la salvaba muy lejos, en alta mar
para casarse con ella. y escribían otra historia
Cuentan que cuentan que un día, conjugando el verbo amar.
justo en el último estante, El pirata y la princesa
alguien encontró otro libro aferrada al brazo de él
que no había visto antes. navegan por siete mares
Al abrir con suavidad, en un barco de papel.
sus hojas amarillentas
salió un capitán pirata
que estaba en esa novela.
Asomada entre las páginas
la princesa lo miraba.
Él dibujó una sonrisa
sólo para saludarla.
Y tarareó la canción
que el mar le canta a la luna
y le regaló un collar

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(Liliana Cinetto, 20 poesías de amor y un cuento desesperado, Buenos Aires,
Editorial Atlántida, 2003)

Este poema puede adaptarse fácilmente a cualquier ciclo de Educación Primaria.


Presenta rima asonante en los versos pares, posee una sonoridad y ritmo muy
estimulantes y ofrece una historia secuenciada muy útil e interesante para narraciones
orales. En primer ciclo de Primaria lo hemos dramatizado con ayuda de guiñoles,
aunque nos pareció más rico para estrategias de animación lectora destinadas a
segundo ciclo, en especial para niños de unos siete u ocho años. En este caso, es muy
complicada su memorización, por ser un poema extenso, pero sirve muy bien para
estrategias como Ahora voy yo, del libro de Montserrat Sarto. También puede ser
dramatizado por los niños, quienes pueden además crear con sus propias manos (y
con ayuda de un animador con ciertas dotes artísticas) los disfraces, la escenografía...
Es un poema hermoso con evidente calidad literaria y dirigido con inteligencia a
jóvenes lectores.
- Dos poemas para lectores adolescentes:

Carta a un hijo (titulo del libro que contiene el poema, al que hago referencia más
abajo; el título original en inglés es If, que traduciríamos como el condicional
castellano “Si...”)

Si puedes estar tranquilo cuando todos a tu alrededor

han perdido la cabeza y te culpan por ello,

si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti

y, sin embargo, no despreciar sus dudas;

si puedes esperar sin que te canse la espera,

si te injurian y no respondes a la mentira,

si te odian y no cedes al odio,

y, aún así, no pareces demasiado bueno ni hablas como un sabio;

si puedes soñar, y no hacer de los sueños tu señor,

si puedes pensar, y no hacer del pensamiento tu meta,

si puedes encontrarte con el triunfo y la derrota

y tratas de la misma manera a esos dos impostores;

si puedes soportar escuchar la verdad que has dicho

distorsionada por granujas para engañar a tontos,

o ver cómo se destruyen las cosas por las que has dado la vida,

y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas;

si puedes poner en un montón todos tus triunfos

y arriesgarlo todo en un cara o cruz,

y perder, y empezar de nuevo desde el principio,

y no decir una palabra sobre lo que has perdido;

si puedes forzar tu corazón, nervios y tendones

a que te sirvan cuando ya hace tiempo se han gastado,

y resistir cuando no te quede nada

salvo la voluntad que dice: “Aguantad”;

si puedes hablar con las masas y mantenerte íntegro,


o pasear con reyes sin perder el sentido común,

si no pueden herirte ni los enemigos ni los buenos amigos,

si todos cuentan contigo pero ninguno en exceso;

si puedes llenar el minuto implacable

con sesenta segundos que valgan la pena,

tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y –lo que es más– ¡serás un Hombre, hijo mío!

(Carta a un hijo, Rudyard Kipling, Ilustraciones de Mauro Evangelista, Traducción


José Manuel Gómez Luque, Edelvives, 2008)

Este poema fue escrito por Kipling en 1910 y dedicado a su hijo como testamento vital
y moral. Se trata de un poema compuesto por ocho estrofas de cuatro versos en los
que se refleja la opinión del autor respecto a la ética de comportamiento adecuada, su
ideal de vida. Este álbum nos ofrece abundantes tesoros que podemos llevar a las
estrategias de animación lectora, sean o no (y esto es interesante) estrategias para
trabajar concretamente la poesía. La edición ofrece la versión inglesa original y su
traducción al español, y desgrana página a página cada una de las actitudes que,
según el autor, un joven que quiera llegar a ser un hombre (entiéndase en sentido
amplio) debería tener en la vida. Su mensaje es profundo. Su calidad literaria,
evidente. Las ilustraciones que acompañan cada página son evocadoras y hermosas.
Es un libro en gran formato, útil para lecturas en voz alta. No es un poema sencillo de
memorizar, y su mayor virtud consiste seguramente en los valores que transmite, en
especial a aquellos lectores que están en pleno desarrollo personal. Por eso una
estrategia como Yo pienso..., diseñada por Montserrat Sarto, podría resultar
adecuada. Trabando el poema con tiempo suficiente, permitiendo que los alumnos lo
lean e interioricen, puede disponerse un diálogo abierto muy enriquecedor e
instructivo.
Caperucita Roja y el Lobo

Estando una mañana haciendo el bobo


le entró un hambre espantosa al señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a la casa de la Abuela.
“¿Puedo pasar, señora? Preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando: “¡Este me come de un bocado!”.
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
“Sigo teniendo un hambre aterradora…
¡Tendré que merendarme otra señora!”.
Y, al no encontrar ninguna en la nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:
“¡Esperaré sentado hasta que vuelva
Caperucita Roja de la Selva!”
-que así llamaba al Bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza, 
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía
Y dijo: “¿Cómo estás abuela mía?
Por cierto, ¡me impresionan tus orejas!”
“Para mejor oírte, que las viejas
somos un poco sordas”. “¡Abuelita,
Que ojos tan grandes tienes!” “Claro, hijita,
son las lentillas nuevas que me he puesto
para que pueda verte Don Ernesto
el oculista”, dijo el animal
mirándola con gesto angelical 
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle mil veces más rica
que el rancho precedente. De repente
Caperucita dijo: “¡Que imponente
abrigo de piel llevas este invierno!”
El Lobo estupefacto, dijo: “¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo…? Oye mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa”.
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revólver del corsé,
con calma apunta bien a la cabeza
y – ¡pam!- allí cayó la buena pieza.

***
Al poco tiempo vi a caperucita
cruzando por el Bosque… ¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.

(Roald Dahl, Cuentos en verso para niños perversos, Ilustraciones de Quentin Blake
y traducido por Miguel Azaola, Alfaguara, Serie naranja)

Este divertidísimo texto está orientado a jóvenes lectores de 5º y 6º de Primaria o 1º y 2º de la


ESO. Su verdadero valor radica en presentar la poesía de un modo humorístico, amable y muy
cercano a los lectores. También, en la transgresión que ofrece alterando por completo los
cuentos clásicos, algo que los pre-adolescentes y adolescentes saben valorar y aplauden. Son
textos demasiado extensos para ser memorizados aunque su forma es sencilla (versos en rima
consonante AABB). La historia sigue siendo secuenciada y los personajes del cuento son los
mismos que los niños ya conocen, por lo que las estrategias que pueden utilizarse son muchas.
Es interesante centrarse en los personajes de la historia, en esos alter ego que nos permiten
comparar actitudes antagónicas entre, por ejemplo, la Caperucita tradicional, apocada e
ingenua, y esta otra versión modernizada, más resuelta y desde luego mucho más capaz de
defenderse a sí misma.

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