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TEMA 1. EL MODERNISMO.

1.1. DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS.


1.2. RUBÉN DARÍO.
1.3. REPERCUSIÓN DEL MODERNISMO EN ESPAÑA: VALLE-INCLÁN,
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, ANTONIO MACHADO.
1.4. EL TEATRO MODERNISTA.

1.1. El Modernismo: definición y características

Introducción

El origen de este movimiento cultural está en la “crisis universal de las


letras y el espíritu”, manifestada a partir de 1885 y que representa la
expresión del hondo cambio histórico que se produce al final del siglo XIX.

Causas. Los progresos técnicos y científicos, el crecimiento industrial


y el auge de la burguesía provocaron un enfrentamiento de la clase obrera
con la clase dirigente, fruto de las teorías marxistas y anarquistas. Se
extiende un sentimiento de falta de fe en el poder de la ciencia, con el que va
aparejado un alejamiento de posturas positivistas y la influencia de
filosofías irracionalistas y voluntaristas (Schopenhauer, Kierkegaard,
Nietzsche…), que intentan explicar la vida desde una perspectiva subjetiva e
individualista. Esta etapa se cierra con la Primera Guerra Mundial.

La crisis de fin de siglo en España dio lugar a dos movimientos: el


Modernismo y la Generación del 98 El Modernismo se asocia con la
preocupación estética y el refinamiento artístico, mientras el 98 se decanta
por una orientación intelectual y filosófica, precursora del existencialismo.

1.1.1. Definición e influencias recibidas.

En su origen, el término “modernista” fue usado con un matiz


despectivo. Sin embargo, hacia 1890 Rubén Darío y otros asumen con
orgullo esta denominación que acabará por bautizar un movimiento artístico
caracterizado por su afán renovador, su ansia de belleza y por su rechazo a
las tendencias del siglo XIX (Realismo, Naturalismo, etc.).
Efectivamente, el Modernismo es un movimiento renovador que busca
un cambio ideológico, político y social. Tiene sus orígenes en
Hispanoamérica, hacia 1880, y nace como una afirmación de las propias
raíces americanas frente al colonialismo y el imperialismo.
Llegó a España gracias a Rubén Darío, su principal representante (con
obras como Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza), aunque
grandes poetas españoles (Antonio Machado, su hermano Manuel, Valle-
Inclán, Juan Ramón Jiménez…) mostraron rasgos singulares. Helios fue la
más importante revista del modernismo español.

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Influencias. Al ser Hispanoamérica tierra de promisión, El
Modernismo recoge elementos de corrientes literarias europeas.

 El parnasianismo. Gautier, su iniciador, defiende “el arte por el arte”,


el culto absoluto a la perfección formal. Los parnasianos depuran y
seleccionan el léxico para escapar de toda vulgaridad, y utilizan un lenguaje
de gran plasticidad y cromatismo. (Francia).

 El simbolismo. Basándose en la poesía de Baudelaire y Verlaine, los


simbolistas creen en la correspondencia entre las percepciones sensoriales y
la vida espiritual. Consideran que la labor del poeta consiste en descifrar
esos paralelismos ocultos. Quieren dotar a las palabras de un fuerte valor
emotivo y, para ello, buscan mediante la sugerencia lo que existe más allá
de la realidad. El poeta se sirve para lograrlo de instrumentos como el
símbolo y las asociaciones. (Francia)

 El decadentismo. Sus seguidores reivindican el encanto de lo


prohibido, lo escandaloso, lo ruinoso... Además, su actitud es bohemia y
anarquista porque no se ajusta a las convenciones sociales, como demuestra
su defensa de los “paraísos artificiales” (las drogas y el alcohol), pero
también es aristocrática por su búsqueda de la belleza y su repulsa hacia lo
vulgar. (Italia: Gabrielle D’Anunzio; Irlanda: Oscar Wilde).

A todo ello cabe añadir la raíz romántica (España, Francia) de su


rebeldía, de su gusto por lo irracional, del deseo de evasión espacio-temporal
y, por supuesto, de su renovación temática y formal.

1.1.2. Características: la renovación temática y formal.

1.1.2.1. La renovación de los temas.

Los modernistas recogieron un rico caudal que va de lo clásico a lo


moderno, de lo medieval a lo romántico, insistiendo en una serie de temas
relacionados con su concepción del mundo:

 La búsqueda de la belleza, único medio de huir de la realidad


(mostrando así su desacuerdo con ella), se manifiesta sobre todo en las
evocaciones legendarias (evasión en el tiempo y en el espacio): el mundo
oriental, la edad media, la mitología griega, el Renacimiento italiano, la
América precolombina, etc. En estas evocaciones de tiempos pasados y
ambientes exóticos y refinados abundan los motivos coloristas: ninfas y
dioses, jardines, palacios y castillos, cisnes –símbolo de belleza-, princesas,
salones cortesanos, fiestas... Todo un mundo de belleza refinada, opuesto a
la vulgaridad de la vida burguesa. Este gusto por la elegancia se aprecia

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también en el léxico: las palabras se seleccionan por su brillantez, su rareza
y su capacidad de sugerir.
 El cosmopolitismo: París, ciudad cosmopolita, símbolo de lo
exquisito, se convierte en el centro del mundo modernista. Paradójicamente,
otro de sus temas es lo indígena, lo autóctono: se valoran las culturas
precolombinas, se expresa un sentimiento de nostalgia por el pasado
idealizado y se utilizan mitos guerreros como Caupolicán o el Cid.
 La utilización del símbolo y el mito: Los escritores modernistas
utilizan símbolos para crear sensaciones y evocar lo inefable, que no puede
expresarse por procedimientos racionales. Entre los símbolos preferidos
destacan el color azul y el cisne, que puede tener distintos significados: la
belleza, la pureza, la elegancia, la aspiración ideal, lo aristocrático; es
también el poeta, el encanto mágico, la gracia y el misterio. Aparte, recurren
a mitos clásicos como fuente de inspiración: Venus, Adonis, Orfeo...

 El amor y el erotismo: Aparece tanto la idealización de la amada


como la pasión desenfrenada. Hallamos por un lado la exaltación del placer
y por otro la advertencia de su carácter efímero (“Juventud, divino tesoro / te
vas para no volver...”). A veces no es el amor, sino su evocación, la captación
de momentos felices asociados al paisaje, el motivo del poema (Machado en
Soledades).
 Otro tema importante lo constituye la expresión de la intimidad
personal (el llamado modernismo interior, de inspiración romántica): la
melancolía y la tristeza envueltas en ambientes otoñales o crepusculares,
en jardines solitarios, tardes grises, etc., paisajes simbólicos todos ellos.

1.1.2.2. La renovación formal.

a. La renovación de la lengua poética.

El Modernismo inicia una importante renovación de la lengua poética.


Los poetas utilizan los siguientes recursos para lograr un lenguaje sensorial:

 La sonoridad de las palabras: gracias al uso de esdrújulas, una


profusa adjetivación (epítetos) y las más variadas figuras retóricas:
aliteraciones (la libélula vaga de una vaga ilusión); sinestesias (para ver de
sus ojos la dulzura de luz), que permiten la mezcla de sensaciones (la
percepción de lo visual, lo táctil, lo olfativo...); metáforas cuyo elemento
imaginario tiene que ver con la luminosidad o las joyas (tarde de oro…) e
imágenes originales.
 Un vocabulario insólito que alude a realidades exquisitas (acanto,
crisantemo, heliotropo, salterio...), a nombres de héroes y dioses (Jasón, Pan,
Afrodita...), al refinamiento (pagodas, castillos, odaliscas, marquesas...), o al
mundo fantástico de los cuentos infantiles (Un quiosco de malaquita / un

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gran manto de tisú...). El léxico se llena de cultismos, neologismos y
arcaísmos.
 El colorido o cromatismo que va de los colores suaves a los más
fuertes, a menudo dependiendo de la observación subjetiva y melancólica del
paisaje. Se pretendía conseguir efectos impresionistas, por medio de
sensaciones, matices y connotaciones.

b. La renovación de la métrica

El ritmo es un elemento fundamental del Modernismo, que continúa


una renovación métrica iniciada por el Romanticismo. Persigue una
sonoridad nueva, pero sobre todo la correspondencia entre sentimiento y
musicalidad.
La renovación métrica afectará a los siguientes elementos:
 Los versos. Se utilizan versos antiguos, como el hexámetro
grecolatino, y otros de procedencia francesa. Los preferidos, por sus
posibilidades musicales, son el alejandrino; el eneasílabo y el dodecasílabo,
junto a los tradicionales endecasílabo y octosílabo.
 Los encabalgamientos y las rimas internas rompen la cadencia
habitual del verso. Son frecuentes las series de endecasílabos blancos (sin
rima).
 Polimetría, de origen romántico: en un mismo poema se combinan
metros diferentes, acomodándolos al sentimiento que se pretende expresar.
 En cuanto a la rima, se alternan la asonante y la consonante, y se va
preparando el camino para el poema en prosa y el verso libre.
 Las estrofas. Se usan las clásicas españolas y otras importadas. La
composición estrófica preferida sigue es el soneto con importantes
variaciones de rima y longitud del verso (sonetos de versos alejandrinos). Se
usan también la estrofa de pie quebrado y la silva romanceada. Se recuperan
estrofas en desuso, como la cuaderna vía.
 La acentuación. Además del abundante uso de palabras esdrújulas,
se traslada al castellano la métrica clásica, basada en la alternancia de
sílabas largas y breves: Ínclitas razas ubérrimas / sangre de Hispania
fecunda... (larga-breve-breve; larga-breve-breve...).

En conclusión: La poesía modernista es a menudo una explosión


sensual donde los colores, los sonidos, los aromas, los sabores y las
impresiones táctiles impregnan las evocaciones del paisaje a través de una
estilización e idealización extremas; pero, de otra parte, también se
introducen los tonos grises e intimistas de la sensibilidad, de los estados de
ánimo o de las visiones individuales del mundo, todo ello desde la búsqueda
de la belleza y mediante una profunda renovación temática y formal.

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1.2. Rubén Darío

Félix Rubén García Sarmiento (Metapa, Nicaragua, 1867 – León,


Nicaragua, 1916), conocido como Rubén Darío, revolucionó la poesía en
lengua española. Viajó por Europa y Suramérica como diplomático o
corresponsal de prensa, conoció en profundidad la literatura francesa
moderna, sufrió agobios económicos y falleció a consecuencia del alcohol.

Efectivamente, la poesía española cambió con Rubén Darío, cuya


personalidad asombraba a todo el mundo. Aquel joven diplomático
nicaragüenses destinado en Madrid y París, en diez o quince años iba a
contagiar con su nueva manera de escribir a todo el continente
hispanoamericado y a la Península.
Sus primeros libros, “Azul” y “Prosas profanas”, fueron una sorpresa
y una revelación. Sus poemas sonaban a otra cosa.

a) Azul (1888) es un poemario con abundancia de temas exóticos.


Sorprenden los versos enjoyados y exóticos, de ritmos
sincopados y rimas audaces. Destaca, como afirmación cultural
hispanoamericana, el poema al héroe Caupolicán.
b) En 1896 publica Prosas profanas, su libro más claramente
esteticista: ambientes refinados, motivos exóticos, tiempos
pasados… Un mundo de fantasía lleno de cisnes, princesas y
seres mitológicos, como se ve en “La sonatina”.
c) Cantos de vida y esperanza (1905) supone el inicio de una
etapa diferente, con temas subjetivos e intimistas (poema “Lo
fatal”), hispánicos o políticos. En esos versos hay un Rubén más
reflexivo, con hondas preocupaciones existenciales, más cercano
a las inquietudes de poetas que seguirán su estela, como
Antonio Machado.
Por todo ello, Rubén Darío está considerado como el gran renovador de
la poesía en lengua española, tanto en los temas como en la métrica
(practicó todas las estrofas clásicas, con importantes innovaciones) o el
lenguaje.

1.3 El Modernismo en España

El Modernismo de los españoles (salvo Valle, más convencionalmente


modernista) fue más íntimo, silencioso y opaco que el del maestro Rubén.
Encontraremos menos brillantez externa: menos ninfas, menos princesas y
cisnes… Las sonoridades son menos rotundas y menores las audacias
formales. El Modernismo español tiene poco de parnasiano y explora sobre
todo las vetas simbolista y romántica por influencia de Bécquer.

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Los primeros en declararse en España seguidores de Rubén y del
nuevo arte modernista fueron, en primer lugar, Valle-Inclán y Villaespesa,
luego los Machado y por último Juan Ramón Jiménez, entre otros.
Como su hermano Antonio y J. Ramón Jiménez, Manuel Machado
renunció en sus versos a lo decorativo en busca de una poesía interior. La
influencia modernista se aprecia en su primer poemario, Alma”(1900),
donde aparecen paisajes exóticos, erotismo y amor por lo hispánico. Otras
obras suyas, en las que son destacables el gusto por las estrofas clásicas y el
humorismo, son El mal poema, influido por Baudelaire y Verlaine, o Cante
hondo.

A. Valle-Inclán (1886-1936)

Ramón María del Valle-Inclán se dedicó por entero a la literatura y


destacó en el género teatral. En una primera etapa modernista, escribió
cuentos (Femeninas, Jardín umbrío) novelas (Sonata de Otoño, Sonata
de Estío, Sonata de Primavera y Sonata de Invierno) y poesía (Aromas
de leyenda).

Jardín umbrío son relatos ambientados en una Galicia rural y arcaica


(“Juan Quinto”) o en el ambiente decadente de la Guerra Carlista (“Miedo”).
El ejemplo más claro de Modernismo lo constituyen las Sonatas, supuestas
memorias del Marqués de Bradomín, un “don Juan feo, católico y
sentimental”. Relatan, con sensualidad y estecismo, las aventuras amorosas
de este personaje elegantemente amoral. Se exalta en ellas un mundo
decadente; con todo, su mayor valor es la prosa, la cual comparte las
características que Rubén Darío introdujo en la poesía: ritmo, refinamiento,
riqueza de efectos sensoriales, preciosismo... Como señala Fernández
Almagro "busca ritmos nuevos, imágenes de primera mano y palabras que
sorprendan". Se aprecia el influjo de D'Annunzio y Eça de Queiroz.

En general, en su prosa modernista Valle asume el principio


parnasiano "del arte por el arte" y practica el culto simbolista de la alusión y
de la sensación. Hay en esta prosa una búsqueda continua de la
musicalidad y una huida consciente del realismo.

B. Juan Ramón Jiménez

Aspectos biográficos

Estudió con los jesuitas en Puerto de Santa María. La muerte


de su padre, que le ocasionó trastornos nerviosos por los que hubo
de permanecer internado en un sanatorio en Francia, donde tomó
contacto con los simbolistas franceses. Durante su estancia en
Moguer, para su recuperación, escribe Platero y yo.
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En Madrid frecuenta la Residencia de Estudiantes.
Fundamentales en su vida y en su obra fueron su matrimonio con
Zenobia Camprubí y el viaje en barco a Nueva York, donde se
casaron, en 1916. El contacto del poeta con el mar le inspiró una
de sus obras clave y, el apoyo incondicional de su esposa le
permitió aislarse del mundo y encerrarse en “la Obra”, como él la
llamaba.
Tuvo que exiliarse por sus ideas republicanas. Vivió en Cuba y
EEUU. Fijó su residencia en Puerto Rico en 1951. Zenobia murió
en 1956, pocos días antes de que al poeta se le concediera en
Nobel de Literatura, que no fue a recoger.

Obra poética

Sobresale como prosista en libros como Españoles de tres


mundos y en Platero y yo. Pero es en la poesía donde encontramos
sus mayores logros. Vivía consagrado por entero a su obra poética,
despegado de la vida pública, encerrado en su “torre de marfil”,
recluido en sus obsesiones y su hipocondría. Su costumbre de
corregir y reordenar su inmensa producción poética demuestra
hasta qué punto le preocupaba cómo iba a ser leída: “Mi mejor
Obra es el constante arrepentimiento de ni Obra”.

Para él la poesía es belleza, un modo de conocimiento, de


averiguar la esencia de las cosas y, finalmente, es expresión de un
ansia de eternidad, de ahí su especial idea de Dios, a quien llega a
identificar con la conciencia creadora.

Etapas en que se suele dividir su producción:

1) Etapa sensitiva:

1.1. Los primeros libros (1903-1907)

- Reciben la influencia de Rubén Darío y los poetas románticos –


Bécquer, Byron, Heine – que cargaron sus versos de melancolía.
- En 1900 publica, asesorado por Valle-Inclán, Ninfeas y Almas de
violeta, libros de aprendizaje cuyo sentimentalismo le movió a
repudiarlos en años posteriores.
- Después, toda su producción es una búsqueda del absoluto a
través de la poesía. Sus temas son la nostalgia, la persecución de
algo misterioso y la presencia de la muerte.
- En 1903 publicó Arias tristes, y de este periodo son también
Jardines lejanos y Pastorales. Pese a la tristeza y el cromatismo, la
métrica sencilla (octosílabos, romances) y el lenguaje sobrio alejan
a esta poesía del modernismo ornamental; se trata de un
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intimismo simbolista con influencia de Bécquer y del Romancero.
Introduce elementos orientales en Las hojas verdes (1905).

1.2. Los ropajes del Modernismo (1908-1915)

- A partir de 1908 (Elejías) y hasta 1915 (La soledad sonora,


Melancolía, Laberinto, Poemas májicos y dolientes…), se produce
un enriquecimiento de la métrica –alejandrinos, endecasílabos–
una intensificación de los sentimientos y una variación en el
cromatismo, con uso destacable de la sinestesia: son los ropajes
del Modernismo, como él los llamará.
- Hay en estos versos amor, melancolía y nostalgia, inquietud por
la fugacidad de lo vivo y reflexión sobre su propia muerte.
- Los símbolos más usados son el jardín, los parques otoñales y
los crepúsculos.

2) Poesía pura, intelectual o “Poesía desnuda”.

3) Etapa mística o suficiente.

C. Antonio Machado

 La primera etapa (hasta 1907), representada por “Soledades” (1903),


ampliada en “Soledades, Galerías y otros poemas” (1907), es su etapa
modernista. Muestra al poeta de la soledad, de la melancolía por la
fugacidad de la vida y la pérdida de la infancia. El tono es intimista y
destacan el empleo de símbolos y el constante diálogo del poeta consigo
mismo y con el paisaje.
 Aparecen, sobre todo, tres temas: el tiempo, la muerte y Dios.
Resumiendo: el problema de la condición humana
 El Modernismo se observa
 en la versificación (dodecasílabos, alejandrinos…), que dota al poema
de un ritmo entrecortado. Empieza a utilizar la silva romanceada.
 en el peso del Simbolismo. Se repiten insistentemente motivos como la
tarde, el agua, la noria, los caminos, las galerías, etc. que constituyen
símbolos de realidades profundas, de obsesiones íntimas. Por ejemplo, el
agua es símbolo de vida cuando brota, o de la fugacidad cuando corre –
como los ríos de Jorge Manrique o de Heráclito-, o de la muerte cuando
aparece estancada o quieta. Las galerías son la intimidad, la noria los
recuerdos…

Aunque el Modernismo (becqueriano y simbolista) no desapareció


nunca de su obra, Machado depuró su estilo hasta la sobriedad y
la densidad propias de la G. del 98.

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- En su etapa modernista usa sinestesias, aliteraciones, paronomasias,
e introduce, mediante los epítetos, un cromatismo delicado y un
marcado poder de evocación. Característico es, como hemos dicho, el
uso del simbolismo y el diálogo del yo poético con los propios
símbolos: la fuente, la tarde, el paisaje…
- En Campos de Castilla destaca la técnica impresionista: mediante
un estilo nominal (enumeración de elementos del paisaje, como en un
mosaico) capta impresiones, momentos fugaces, en los que proyecta
sus emociones.
- Siempre usó métrica regular, en una época de experimentalismo y
vanguardia. Destaca la silva romanceada, el romance, el soneto, los
cuartetos y serventesios, la copla de tono popular…
- En su etapa noventayochista es parco en el empleo de la metáfora
(cuando las creaba, solía repetirlas: el Duero = curva de ballesta, Soria
= barbacana…). Recursos habituales son: el símil, las interrogaciones
retóricas (en su constante indagación), la personificación (del paisaje o
del dolor), las enumeraciones….
- En su última etapa, el lenguaje es sobrio y a veces críptico.

Para Machado la poesía es “palabra esencial en el tiempo”. Con


estas palabras sintetiza su objetivo lírico: captar la esencia de las
cosas a la vez que el tiempo que fluye en ellas. Fue el poeta hacia
que sirvió de faro cuando en 1959 (a los veinte años de su muerte)
la poesía española dio un giro hacia la humanización con la
Generación del 50.

1.4. El teatro modernista

En los primeros años del siglo tuvo también gran aceptación el


denominado teatro poético o modernista. En verso, sonoro y musical, sus
temas son de carácter histórico (exaltaciones de grandes hechos o
personajes del pasado) o fantástico.

Se trata de un teatro de ideología tradicional que, ante la crisis


espiritual de la época, y en un momento en que los noventayochistas
realizaban una revisión crítica seria de la conciencia nacional, responde
exaltando los valores nobiliarios y los mitos nacionales, mirando al pasado
con nostalgia. Incluso intenta imitar el teatro del Siglo de Oro.

Los principales cultivadores de esta tendencia fueron Francisco


Villaespesa (La leona de Castilla) y Eduardo Marquina, con obras como Las
hijas del Cid y En Flandes se ha puesto el sol. Marquina, periodista, poeta,
novelista y dramaturgo, mantuvo correspondencia y tertulia con los nombres
más importantes de la intelectualidad española de la época: Miguel de
Unamuno, Clarín, Benito Pérez Galdós. Federico García Lorca lo admiraba,
su influencia está clara en Mariana Pineda.
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Los hermanos Machado también escribieron en colaboración obras de
aire modernista, como La Lola se va a los puertos o Juan de Mañara, sobre el
mito de don Juan.

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