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Los consumidores más jóvenes compran carne ya cortada y preparada en bandejas, por
la comodidad que representan. La suelen comprar en supermercados.
A medida que avanza el rango de edad, los consumidores prefieren cada vez más
la carne al corte. Les inspira más confianza poder elegir el género y ver como el
carnicero hace el corte frente a ellos. Esos consumidores pueden ir al stand de carnicería
del supermercado, pero también van a las carnicerías tradicionales, en las calles o en los
mercados.
Hablamos de alquilar un local, equiparlo con todo lo necesario, comprar carne al por
mayor y venderla al por menor a los clientes de la zona. En este modelo de negocio
habría poca transformación del producto. Se limitaría al corte, picar la carne, y
envasarla cuando lo pida el cliente.
Antes de abrir una carnicería propia, puede ser buena idea haber trabajado un tiempo en
otro negocio similar, de manera a aprender los entresijos del sector.
El emprendedor tiene que ser un buen comprador. Una buena elección del género
permite seleccionar las mejores carnes y mantener una calidad constante para los
clientes.
Ubicación
Es importante tener una ubicación visible, en una zona comercial de barrio. Lo ideal es
tener como vecinos otros negocios similares que no sea competencia directa, tales como
frutería, panadería, pescadería, y similares.
La inversión inicial en una carnicería ronda los 35.000€, aunque por supuesto dependerá
del tamaño, de la ubicación y del tipo de equipos que se compren.
En cualquier caso, en este ejemplo tomaremos esa media como cifra indicativa de
facturación.
Como en cada uno de ejemplos de plan de empresa que hemos publicado en el blog,
tenemos que destacar que esas cifras son indicativas. Cada proyecto es diferente. Este
nivel de facturación es alcanzable si se cumplen las condiciones propicias para el
negocio, pero no existe ninguna garantía.